dissabte, 31 d’agost del 2013

Reencuentros - 34

34
- Hannah... Hannah. Eh, cielo.
Abro los ojos, estoy tumbada con la cabeza en el regazo de Louis, que me mira tiernamente.
- ¿Ya vamos a aterrizar? -digo con voz dormida.
- No -sonríe- aún quedan unos diez minutos, pero pensé que te gustaría ver Londres des del cielo, ¿no?
- Uy sí, vista de pájaro.
Me incorporé y miré por la ventana.
- Pero si no se ve casi nada...
- Ahora aparecerán el London Eye y el Big Ben por ahí.
Giré la cabeza hacia él y le dije:
- Pero por qué querría yo verlos, si tengo unas vistas mejores hacia el otro lado. Vistas con ojos azules.
- ¡Yo también tengo vistas con ojos azules!
- ¿En serio? Pero más bonitas que las mías no creo...
- Uy sí, mucho más bonitas.
- Permíteme dudarlo.
- No te lo permito.
- Eres tonto.
- Pero me amas.
- Mucho. Pero eres tonto.
Tal y cómo Louis había dicho, en diez minutos hubimos aterrizado.
Nos levantamos de nuestros asientos, dispuestos a salir. Lena y Harry, en frente nuestro, también se levantaron, pero Niall y Andrew seguían en su sitio.
Lena se acercó a ellos y susurró:
- Están dormidos. Los dos.
- ¿En serio? -dijo Harry- Oh, espera, déjamelos despertar a mí.
- Pero hazlo con suavidad -apunté.
Harry se acercó a Niall, que tenía la cabeza apoyada en el regazo, le acercó la cara a su cara y entonces gritó:
- IT'S TIME TO GET UP, IT'S TIME TO GET UUUP!
Niall abrió los ojos de repente y al ver la cara de Harry tan cerca, dejó escapar un grito y le dedicó a Harry un puñetazo en toda la nariz.
Harry gritó de dolor y se tapó la nariz con las manos.
- ¿¡QUÉ HACÍAS, HARRY?! -gritó el irlandés.
- ¡TENÍA QUE VENGARME!
A mi lado, a Louis le cogió un ataque de risa monumental, y Lena se acercó a Harry para examinarle la nariz. Mientras, Andrew se había despertado con toda la movida y estaba tranquilizando a Niall.
Y yo me miraba el panorama divertida.

--
El chófer del coche que nos llevaba hacia la casa de los chicos en Londres decidió llevarnos por los alrededores de la ciudad, con la cual cosa no vimos nada. Estúpido chófer.
- Te dije que miraras por la ventana -me repitió Louis varias veces.
- Te dije que callaras.
- No, eso me lo dices ahora.
- Cállate.
- Cállame tú.
Le di un beso, luego le puse un dedo encima de los labios y le dije:
- No hables más si no es para decir cosas bonitas, ¿vale?
Asintió con la cabeza y me sonrió, divertido.
En unos minutos llegamos a la casa.
Bueno, en mi defensa diré que era mucho más grande que en fotos.
Las chicas nos quedamos en la entrada de la casa, mirándola embobadas.
- Waw -exclamó Andrew rompiendo el silencio.
Los chicos nos guiaron por la inmensa casa de amplios pasillos. Niall y Andrew entraron en una de las primeras habitaciones mientras que Louis y Harry nos guiaron a una que había un poco más lejos.
- Bueno, chicas -dijo Harry abriendo una puerta- Esta es la vuestra. Louis está en la de aquí delante y yo estoy en aquella de ahí -le señaló a Lena una habitación.
- Os instaláis y luego venís a buscarnos, ¿vale? -dijo Louis.
- Vale -respondí-. Hasta pronto, cielo -me despedí de él con un beso y entramos en la habitación.
Por suerte, no era una habitación gigante. Como cuatro de las mías juntas, sí, pero tampoco una monstruosidad.
Había una cama de matrimonio en el centro, y habían instalado una cama individual pegada a la pared.
Había un sofá larguísimo, enfocado a una pantalla plana que colgaba de la pared. También había un futbolín colocado al lado del sofá.
Ah, y la cuarta pared era totalmente de cristal.
Lena descubrió dos grandes armarios encastados en la pared y yo descubrí que teníamos baño propio.
"Baño" si podías llamarlo así. En el "baño", a parte de las cosas típicas, había una bañera de hidromasaje en un rincón, un jacuzzi para 4 personas en el medio y una especie de manguera en la otra banda de la habitación. Me hice una nota mental para descubrir para qué servía y volví a la habitación.
Lena y yo deshicimos nuestras maletas y colocamos nuestras cosas en el armario. 
Decidimos que dormiríamos cada una con su chico, pero que tuviéramos esa habitación libre por si pasaba cualquier cosa.
Lena quiso darse una ducha de agua caliente, en la ducha, que era la única cosa que sabíamos hacer funcionar; y yo fui a llamar a la puerta de Lou.
- ¿Sí? -preguntó sin siquiera abrir la puerta.
- Hannah. Esto... ¿puedo pasar?
La puerta se abrió, Louis me cogió la mano y tiró de mí para hacerme entrar.

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