21
Louis traía una
bolsa, dentro había un pastel de nutella lleno de lacasitos por encima.
Lo sacó y lo
puso encima de la mesa.
Cogí mi portátil
y lo enchufé a la tele, de ese modo se veía en la pantalla lo que hacía.
Luego, cogí el
ratón y el teclado inalámbricos y los puse al lado de Louis para que él pudiera
enseñarnos fotos y todo lo que quisiera.
Louis se sentó
en el suelo, al lado de la mesa de cristal, Lena y yo nos sentamos en el sofá y
Harry cogió una silla y la puso al otro lado de la mesa.
Corté el pastel
que había traído Lou en trozos pequeños, de esa forma podíamos ir picando en
lugar de tener que coger un plato con un trozo grande.
Lo probé.
- Joder, ¡esto
está riquísimo!
- Eso díselo a
Niall –dijo Louis.
- Espera –dijo
Harry, y miró a su amigo- ¡¿LE HAS COGIDO EL PASTEL A NIALL?!
- Sí –se le
escapó una risita.
- El cabreo que
va a pillar cuando se entere…
- Lo sé
–respondió, y me miró con cara de pillo. Le sonreí e hice que no con la cabeza.
Lou conectó su
USB al portátil.
- Vale –empezó
Louis-, primero os pongo fotos de la casa, si os parece.
Más que casa,
debería ser llamada mansión.
Era inmensa.
Estaba situada
en una calle cercana al centro de la ciudad. Tenía las paredes de piedra beige
y estaba rodeada por un jardín gigante en la parte trasera con dos piscinas y
un jacuzzi.
Luego, Lou puso
fotos del interior de la casa. Las paredes exteriores engañaban, por dentro
estaba completamente modernizado.
Pasó algunas
fotos: del comedor gigante con un sofá que daría la vuelta a mi cuarto, tele de
pantalla plana y cocina abierta con una barra que supongo que debía estar llena
de comida y botellas.
Las habitaciones
eran enormes. Cada una tenía una cama de matrimonio (que parecía más para 3 que
para 2), sofá, televisor, una estantería con libros y una bañera de
hidromasaje.
Después, Louis
cerró el portátil y sacó una carpeta de la bolsa donde había viajado el pastel. La
abrió y sacó dos billetes de avión y un papel con la información de vuelo.
- Mirad –dijo-.
Esto es para vosotras dos. Habíamos decidido con los demás encontrarnos el 22
por la tarde en el aeropuerto de Londres. Nos reuniremos con Niall, que está en
Mullingar, y Zayn, que llegará de Bradford también. Yo me quedaré en Doncaster,
así veo a mis hermanitas. Y Harry se va a Holmes Chapel. Liam está en
Wolverhampton también, pero él irá unos días antes con Danielle y decorarán la
casa. ¿Os parece bien?
- Perfecto
–contesté.
- No hacía falta
que os molestarais… -dijo Lena, tímida.
- Es un honor
para nosotros que vengáis –respondió Harry, mirando a Lena.
Lena se sonrojó,
y Louis, en darse cuenta de la situación, dijo:
- Ah, al final
seréis 4 chicas en la casa.
- Me dijiste que
sólo vendría Danielle –dije sorprendida.
- Sí, pero se ve
que Niall ha conocido una chica, y también la ha invitado. Se llama Andrew. Os
caerá muy bien, ¿verdad, Harry?
- ¿Qué? –saltó,
cómo si lo acabáramos de despertar. Se había quedado embobado mirando a mi
amiga.
Increíble.
- Si, claro,
claro –respondió, cuando Lou le repitió la pregunta.
Ya se había
hecho tarde, así que los chicos tuvieron que irse. Me despedí de los dos con
dos besos, y Lena hizo lo mismo. Antes de irse, pero, Louis me apartó de los
dos y me susurró al oído:
- Oye, yo me
quedo aquí en Doncaster hasta el 22, el día que nos vamos, así que podemos
volver a vernos… Si quieres, claro. Tengo una cosa pendiente que decirte.
Lo miré a los
ojos, esos profundos ojos azul cielo que tantas veces había contemplado en mi
vida…
Asentí con la
cabeza.
- Claro. Ya
quedaremos –le dije sonriendo.
Me devolvió la
sonrisa.
Volvimos con
Harry y Lena. Estaban hablando en voz baja, casi susurrando. Cuando nos
acercamos, por eso, callaron y nos miraron, avergonzados.
- ¿Qué estabais
haciendo ya, eeeeeh?
- Nada, sólo…
Hablábamos –dijo Harry, sonrojado.
- Claro que sí,
campeón… -respondió dándole un codazo.
- Anda, iros ya
antes de que se a este se le ocurra pedirle una cita a Lena –dije riéndome.
Dijeron adiós y
cerraron la puerta. Lena se me quedó mirando.
- ¿Y qué si me
pedía una cita, eh?
Me reí.
- ¡HAANNAAAAH! ¡LEEEEENAAA!
–la voz procedía del balcón.
Nos acercamos y
vimos a los dos chicos saltando y haciendo adiós con la mano.
Lena y yo
empezamos a reírnos y entonces el chófer del coche negro aparcado en la acera
dijo algo.
- Tenemos que
irnos, sino Paul nos mata! ¡ADIÓOOOOOS!
Cerré el balcón
y entramos dentro.
Un minuto más
tarde, mi móvil vibró.
--
Acabábamos de
salir por la puerta y ya te echaba de menos… Por eso te he llamado xx
--
Se lo mostré a
Lena, y, acto seguido, caí al sofá y me puse a llorar.
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