1
Salí a la calle. Necesitaba tomar el aire.
Estábamos en pleno Octubre, y las calles de Doncaster se mostraban frías y cortantes, pero al mismo tiempo vivas de actividad; mientras que el cielo gris nublado nos entristecía a los habitantes de aquella pequeña ciudad.
Distraída, choqué contra un hombre y le hice caer su maletín.
- Lo siento, discúlpeme… -murmuré.
- Lo siento, discúlpeme… -murmuré.
Pero el hombre se limitó a recoger el maletín y seguir andando sin decir ni una palabra.
Supongo que todos estábamos de luto por la llegada del otoño.
Pasé por delante de una tienda de souvenirs; ahí estaba, detrás del mostrador de cristal, su figura de cartón a tamaño real, para que todas las niñas pudieran tenerle en su habitación.
No era la única tienda de la ciudad en la que vendían cosas de Louis, evidentemente, ya que Doncaster era su pueblo natal; pero cada vez que veía alguna cosa con la cara de Louis era cómo si la nostalgia me metiera un puñetazo en la barriga, algunas veces incluso notaba el dolor.
Seguí mi camino. Me paré en un café estilo Starbucks y me dirigí a la oficina tomando sorbitos de mi capuchino.
Cuando llegué me dirigí a mi sección dispuesta a fichar.
- Hannah –le dije a la máquina, vocalizando tanto cómo pude- Hannah Malker.
- Hannah –le dije a la máquina, vocalizando tanto cómo pude- Hannah Malker.
Me senté en mi escritorio, encendí el ordenador, puse en orden los papeles amontonados encima de mi mesa para luego poderlos clasificar mientras las canciones de Grease iban sonando en mi cabeza.
2
Las horas de trabajo se mi hicieron muuuy largas, parecía que por muchas facturas que archivase o muchos papeles que clasificase cada vez tenía más y más trabajo.
- ¡Hannah! –me llamó Lena- Hannah, llevas demasiadas horas aquí encerrada. ¿Te apetece que vayamos a tomar algo?
- Gracias, Lena, pero… -respondí con voz apagada- pero no tengo ganas de salir ahora mismo.
- ¡Vamos, Hann! Se te ve en la cara, tú lo que necesitas es tomar el aire. Además, ya es tu hora para salir a comer.
En eso tenía razón. Aunque la mañana se me había hecho muy pesada, ya eran las 12, la hora de comer.
- En serio, sacaré mi fiambrera y me comeré la ensalada, no tengo ganas de…
- No me vas a convencer.
Me estaba poniendo de los nervios. Sí, Lena era mi mejor amiga, pero cuándo se ponía pesada… Además, aún estaba medio deprimida por… bueno, por Louis.
- Lionela, véte a comer –sólo la llamaba por su verdadero nombre cuando estaba enfadada, y ella lo sabía.
- Hannah, yo…
- ¡Que te vayas!
Me dolía gritarle, pero en ese momento no estaba para hablar, y mucho menos para comer.
----------
Eran sobre las 7 cuando llegué a casa, dejé mis cosas y le dí de comer a mi yorkshire, Cookie.
Busqué un DVD en mi librería, lo cogí y lo metí en el reproductor; saqué una tarrina de helado, cogí una manta y me acomodé en el sofá, con Cookie en mis pies.
GREASE -el musical-
Danny Zuko - Louis Tomlinson
Sandy Olsson - Hannah Malker
. . .
Y lloré. Lloré cómo una niña pequeña hasta quedarme dormida.
3
Me desperté en mi sofá, porque mi móvil sonaba ya que me estaban llamando.
Miré mi reloj: las 10:42. Suerte que era sábado y no tenía que trabajar.
Mi teléfono seguía sonando, así que lo cogí.
- ¿Hannah? -era Lena.
Entonces recordé todo lo sucedido el día anterior.
- Lena, siento mucho lo de ayer, yo estaba...
- No me apetece oír disculpas -dijo en lo que intentaba ser un tono borde, pero podía escuchar cómo se reía.
- Lena, en serio, que yo...
- ¡Hannah Malker, cállate ya! -dijo, y ahí las dos nos pusimos a reír.
Lena me caía genial, era única. Siempre estaba de buen humor, y siempre lograba sacarme una sonrisa.
- Lena, te quiero -dije aún riendo.
- Uff, qué incómodo, es que yo no soy lesbiana y...
- ¡¡Lena!!
Me reí aún más, me dolía la barriga de tanto reír.
- Hannah, ahora en serio, ¿te apetece que vayamos de compras y luego a comer juntas? Ah, y que sepas que no acepto un «no» respuesta.
Sonreí. Se lo debía, era cierto.
- ¡Claro! ¿A las 11:30 debajo mi casa?
- ¡Perrrfecto! Allí estaré.
Colgué y fui a ducharme, ese día estaba feliz y no pensaba dejar que nadie me lo arruinara.
Miré mi reloj: las 10:42. Suerte que era sábado y no tenía que trabajar.
Mi teléfono seguía sonando, así que lo cogí.
- ¿Hannah? -era Lena.
Entonces recordé todo lo sucedido el día anterior.
- Lena, siento mucho lo de ayer, yo estaba...
- No me apetece oír disculpas -dijo en lo que intentaba ser un tono borde, pero podía escuchar cómo se reía.
- Lena, en serio, que yo...
- ¡Hannah Malker, cállate ya! -dijo, y ahí las dos nos pusimos a reír.
Lena me caía genial, era única. Siempre estaba de buen humor, y siempre lograba sacarme una sonrisa.
- Lena, te quiero -dije aún riendo.
- Uff, qué incómodo, es que yo no soy lesbiana y...
- ¡¡Lena!!
Me reí aún más, me dolía la barriga de tanto reír.
- Hannah, ahora en serio, ¿te apetece que vayamos de compras y luego a comer juntas? Ah, y que sepas que no acepto un «no» respuesta.
Sonreí. Se lo debía, era cierto.
- ¡Claro! ¿A las 11:30 debajo mi casa?
- ¡Perrrfecto! Allí estaré.
Colgué y fui a ducharme, ese día estaba feliz y no pensaba dejar que nadie me lo arruinara.
4
Cuando bajé al portal de casa, Lena ya estaba allí.
Se había dejado el pelo castaño liso suelto y llevaba unas gafas de sol estilo Ray-Ban que le ocultaban sus preciosos ojos verdes.
Llevaba una camiseta verde y unos tejanos pitillo un poco desgastados que contrastaban con sus botines negros.
Yo me había limitado a recogerme el pelo rubio en un moño alto y tirarme por encima un vestido de tirantes estampado a flores con una chaqueta negra.
En verme, Lena se quitó las gafas y me dijo:
- Jo, Hann. Quiero este vestido.
- Lo siento -le sonreí- pero este es mío.
Ella también sonrió y nos fuimos andando.
---
Pasamos una mañana muy agradable, fuimos al único centro comercial que había en Doncaster y entramos en un millón de tiendas y me probé un millón de cosas, aunque sólo me compré unos tacones blancos y una camiseta que ponía Cool Kids Don’t Dance (porque era muy parecida a la de Zayn). Lena, por su parte, se debió gastar su sueldo entero, ya que cuando fuimos a comer, ella iba cargada con 8 bolsas y yo le ayudaba con 3 más.
Fuimos a comer a un McDonald’s y estuvimos hablando un montón.
Lena, cómo yo, estaba de buen humor (aunque en Lena no era nada raro), y cómo no queríamos terminar el día aún, decidimos ir al cine.
Pasamos por delante de una tienda en la que tenían puesta la nueva canción de One Direction, Live While We’re Young, y Lena (que era directioner) se paró y se puso a cantar, bailar y saltar, todo a la vez. Era evidente que ya había escuchado la canción un millón de veces.
- Lena, que la gente nos mira raro… -le dije, riéndome, pero a ella le dio igual y siguió a su bola hasta que la canción por fin terminó.
No era la primera vez que yo escuchaba esa canción, pero me seguía fascinando cómo si lo fuera. Me encantaba, porque la voz de Louis se escuchaba clara y apasionada y se podía notar por encima de las voces de los otros chicos. Era una voz increíble, cada vez que le escuchaba cantar tenía ganas de llorar de lo bonita que era, con un tono tan dulce, cómo si le cantara al amor de su vida en todo momento, con un acento tan suyo, que esa voz sería siempre de él y sólo de él, era única.
Poder escucharla me alegró un poco más el día, cogí el brazo de Lena y la arrastré hacia la puerta del cine.
Vimos una película de amor, Lena escogió “Love Actually”.
- Es la favorita de Harry –me dijo, y se sonrojó al pensar en el chico de los rizos.
La peli estuvo muy bien, luego volvimos a casa, me despedí de mi amiga con dos besos y entré en mi piso, sin saber la sorpresa que tendría al llegar a casa.
5
Abrí la puerta de casa y Cookie vino a saludarme. Le pasé una mano por su cuerpo peludo y encendí el portátil.
Mientras, fui a cambiarme y a ponerme el pijama.
Entré a mi Twitter, y abrí la pestaña "Conecta" para ver si tenía interacciones nuevas.
Y entonces lo ví.
Tenia un seguidor nuevo, y era...
Intenté coger el móvil y marcar el número de Lena, pero mis manos temblaban y tardé un buen rato.
- Le-Le-Lena... -tartamueé. Mi voz también temblaba.
- ¿Hann? -dijo en tono urgente- ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
- Ven... a casa...
- Pero...
- Y date prisa -colgué.
--
No pasaron ni 5 minutos que el timbre empezó a sonar. Abrí la puerta y dejé pasar a Lena.
- ¿Qué ocurre? -exigió.
- MÍíralo tú misma -contesté señalando el ordenador.
Ella me miró un momento y se dirigió al portátil
Miró a la pantalla y se puso a gritar de golpe.
- ¡Lena, no grites!
- ¡Hannah, estás loca! -exclamó incrédula- ¿Porqué te pones así, cómo si hubieras visto un muerto? ¡Deberías estar saltando de alegría! ¡El mismísimo LOUIS TOMLINSON te sigue en twitter!
Bueno, en parte Louis sí estaba muerto para mí, pero po otra parte no me hacía la idea de que se acordara de mí.
- ¡Uy, mira, si tienes una interacción!
Actualizó, se quedó mirando la pantalla cómo congelada y, segundos después, gritó más y me ordenó que fuera a verlo.
6
Lena, aún entre gritos, me mandó que fuera a ver la pantalla del portátil.
Me acerqué y lo miré: era un mensaje directo… Adivinad de quién:
___________________
Louis Tomlinson
@Louis_Tomlinson
¿Eres la Hannah Malker de Doncaster? Soy Louis :)
___________________
Mi corazón dio un vuelco y no pude reprimir un chillido.
No me lo creía, ¿estaba soñando? Lo que parecía imposible había sucedido: Louis, mi mejor amigo de infancia y amor adolescente, que ahora se había convertido en una estrella del pop conocido mundialmente junto a One Direction, se acordaba de mí.
---
Unos minutos más tarde, mi mejor amiga y yo nos encontrábamos sentadas en el sofá, analizando la situación y pensando qué hacer.
- A ver –decía Lena-, ¿porqué querría Louis Tomlinson hablar contigo? Una vez me contaste que lo conocías, que iba al instituto contigo, ¿no?
- Sí, es cierto…
- Pero, ¿qué querría…?
- Tal vez el anuario, o la foto de nuestra graduación… -no podía evitar ponerme nerviosa. Lena no sabía que lo nuestro había pasado, en su tiempo, mucho más allá de compañeros de clase.
- Sí, es una posibilidad, pero sigue pareciéndome una coincidencia muy grande que te lo pida a ti, Louis debe conservar algún amigo del instituto, ¿no? No te lo habría pedido a ti a menos que… A menos que… -repitió esta frase lentamente, cómo si hubiera encontrado la pieza que le faltaba para resolver el rompecabezas, y de repente, apartó los ojos del techo y me dirigió una mirada penetrante.
Me miraba cómo si me acusara de algún crimen, su mirada me exigía una respuesta, y la tensión en el aire aumentaba mientras mis nervios y mi ansiedad también crecían por dentro.
Y no pude más.
- Está bien. -suspiré- Louis y yo… Salimos juntos…
Lena hizo unos ojos cómo unas naranjas, cómo si le acabara de revelar el secreto mejor guardado de la historia.
-… durante dos años –terminé.
7
- O sea... ¿me has estado engañando todo este tiempo?
- Engañando no... ocultándotelo.
No contaré la discusión que tuve con Lena, puesto que no estoy orgullosa, lo comprendréis. Conocí a Lena el primer día de facultad. Yo había escogido matemáticas, y Louis... bueno, no sabía qué había escogido, porque Louis y yo cortamos un mes antes de que él fuera de X-Factor. Y, bueno, pues cuando empecé a hablar con ella, lo último de lo que tenía ganas de hablar era de mi ex-novio. Así que decidí no decirle nada. Pero luego llegó el contrato con Syco Music, y What Makes You Beautiful... Louis se había hecho famoso, Lena era de sus mayores fans, y yo me sentía cómo una mierda por no haber apreciado a el chico cuándo tenía la oportunidad.
Total, que luego de disculparme Lena y yo seguimos hablando sobre qué debía hacer.
Lena volvía a meditar otra vez qué querría el doncastereño de mí. Yo me hartaba de que divagara tanto y no poder hacer nada mientras. Cuando estaba segura de que habían pasado más de 20 minutos y mi amiga aún no había llegado a ninguna conclusión, le enchufé:
- Bueno, quizás que nos dejemos de filosofía y le responda, ¿no?
Lena me miró con los ojos muy abiertos, no ofendida sino sorprendida.
- Perdona, no quería...-me disculpé.
- ¡No! Tienes razón -se rió- ¿Qué le vas a poner?
- Ehmm... No lo sé. Ven aquí-
Releí el mensaje de Louis y le contesté con un simple:
"Sí, soy yo. Ya sé quién eres ;)"
Y le dí al botón de enviar después de que Lena asintiera con la cabeza.
8
Ya casi se había hecho de noche, así que invité a Lena a quedarse a dormir a mi casa.
Encargamos una pizza y nos la comimos sentadas en el sofá mientras veíamos Toy Story.
Cogimos los sacos de dormir y los pusimos al medio del comedor, Lena había traído el DVD de Up All Night Tour y lo miramos estiradas en nuestros sacos y comiendo palomitas. Lena lloró, ella no había podido ir al concierto, y yo sonreí, me alegré de ver a Louis.
Cuando se terminó, apagamos las luces y estuvimos hablando, pero al poco rato Lena se quedó dormida.
Yo no podía dormir, pasaron 5 minutos…
10 minutos…
30 minutos…
45 minutos…
1 hora…
1 hora y media…
2 horas y media, y nada. No podía dormir, no tenía sueño. Me cansé de dar vueltas en mi saco así que me incorporé.
- ¿Lena? –susurré, pero mi amiga seguía durmiendo.
Me levanté y, sin hacer ruido, fui hacia la mesa de mi comedor y me senté. Encendí el portátil y abrí mi Twitter.
Tenía un mensaje directo. Otra vez.
Sonreí y lo abrí, deseando que fuera de Lou…
Pero no lo era. Era de una compañera de trabajo: “El sábado hay comida de trabajo en el West Park. Traed algo para hacer a la barbacoa –Maryxx”
Me cabreé porque, bueno, pues pensé que sería de él, y no. En ese momento dejó de caerme bien Mary.
Me quedé sentada en la silla, con las piernas cruzadas, mirando la pantalla cómo si algo tuviera que suceder, aunque sabía que no pasaría nada.
O eso pensaba, porque al cabo de un minuto me llegó otro mensaje directo. Lo abrí:
__
Uff, qué suerte ! Pensé que te habrías olvidado de mí :)
__
Pero esta vez, ¡sí era de él! Reprimí un grito porque no quería despertar a Lena, ella no lo entendería.
Sabía que a la mañana siguiente me caería una bronca tremenda por no haberla despertado, pero me dio igual.
Tecleé una respuesta:
__
Cómo me iba a olvidar de ti, ¡si sales en todas las revistas y estás en todas las tiendas de Doncaster! ;)
__
Su respuesta fue casi instantánea:
__
¿En serio? Hace mucho que no voy por allí…Con todas las giras y todo :( Todo esto sigue siéndome raro…
__
Ya me lo imagino jaja ¿qué querías?
__
Nada, sólo hablar contigo. Ya sabes, reencontrar viejas amistades…
__
Sonreí. Me imaginé a Louis, a mi Louis, dónde quiera que estuviese en ese momento, escribiendo esas palabras y pensando en mí.
9
Louis y yo estuvimos hablando un rato, os copiaré la conversa:
--
Yo: Qué ilusión me hace que aún te acuerdes de mí :)
Él: ¿Qué pensabas? Por mucho que haya viajado y conocido a gente nueva, ¿por qué te iba a olvidar?
Yo: No lo sé… Es que me comporté muy mal contigo, y bueno, pensé que…
Él: Mujer, no te preocupes, que el pasado pasado está y hay que centrarse en el futuro ;)
Yo: Ya… Pero que sepas que lo siento, ¿vale?
Él: Disculpas aceptadas. Y ahora que ya volvemos a ser amigos, ¿te apetece que algún día vayamos juntos a tomar un café?
--
Ese mensaje me sentó… Me quedé con los ojos y la boca abiertas, no podía ser que… Me olvidé de como respirar, me sentí incapaz de gritar, de llorar, de reír, de saltar… No me podía mover. Me había quedado clavada en mi silla. Me llevó un minuto asumirlo, luego suspiré, y en mi cara se dibujó una gran sonrisa.
- ¡UEEE!
Ese fue un grito inconsciente, me tapé la boca con la mano y deseé no haber despertado a Lena, así que acerqué la cabeza para comprobarlo, y vi que mi amiga se estaba incorporando.
A toda prisa, cerré la pantalla del portátil, y, intentando no hacer ruido, corrí hasta la cocina.
Lena ya se había incorporado, miró a su alrededor, y cuando me vió en la cocina, me miró con ojos somnolientos y susurró:
- Hann… ¿Qué… Qué haces despierta?
- Nada. Yo solo… me levanté. Tenía… sed. Y vine a buscar un vaso de agua.
- Ah…
- Vamos, vuelve a dormir. Ahora vendré, yo.
- Vali.
Esperé unos minutos en la cocina, y cuando estuve segura de que ya se había dormido, volví al comedor y abrí otra vez la pantalla del portátil.
--
Él: ¿Hannah?
Él: Contesta…
Él: Perdona, ¿he sido demasiado directo?
Él: No pretendía ofenderte.
Él: Bueno, pues si no me contestas...
Yo: Perdona, perdona. He tenido que ir a hacer una cosa.
Él: Uff, vale. Entonces, a lo del café…?
Yo: Me encantaría tener el honor de salir a tomar un café con sir. Louis Tomlinson :P
Él: Anda, no me hables así, que me haces sentir viejo jaja
Yo: Cómo quieras ;) ¿Cómo quedamos?
Él: En el café que más te guste, el día que te vaya bien, a la hora que te vaya bien.
--
Me reí. A pesar de todo, seguía siendo mi Louis de siempre.
--
Yo: Bueno, pues… ¿Al Starbucks de Doncaster, el viernes por la tarde, hacia las 5? Así te pasas por la ciudad.
Él: Me va perrrfecto. Allí nos vemos xx
Yo: ¡Adióos!
--
Sonreí, emocionada, cerré el portátil y volví lentamente hacia mi saco, y me puse a dormir al costado de Lena.
¿Cómo le contaría que había quedado para ir a tomar un café con su ídolo?
10
La bronca que me llevé por no haber despertado a Lena cuando encontré el mensaje de Louis y por responderle sin avisarla fue monumental. Ni mis padres me habían regañado nunca de esa manera.
Esperé a que terminara su sermón con la cabeza gacha, como si estuviera arrepentida (que no era el caso pero bueno).
Cuando Lena se hubo calmado un poco le dejé el portátil y ella leyó nuestra conversa mientras yo iba a preparar el desayuno.
Cinco minutos más tarde, volví con dos tazas de café y dos boles con cereales.
La chica de Sheffield aún estaba leyendo.
- ¿Aún estás leyendo la conversa?
- Por cuarta vez –dijo sin apartar los ojos de la pantalla.
Me senté a su lado y esperé a que terminara de leer dando pequeños sorbos a mi descafeinado.
Cuando acabó, me miró.
- Waw. –y se rió.
- Lena… Dios, ¡no sé qué debo hacer! Voy a tomar café con él…
- Está muy claro lo que debes hacer. Es domingo, tienes menos de una semana para prepararte, así que debemos empezar hoy.
- Y eso significa…
-¡Que nos vamos de compras! ¡Vístete, venga!
Corrí hacia mi dormitorio, riéndome, estaba feliz. Era feliz.
--
42 minutos más tarde atravesábamos las puertas automáticas del centro comercial.
Aunque yo no lo tenía muy claro, Lena ya se había hecho un plan con todo lo que había que hacer ese día.
Entramos en un par de tiendas. Lena me hizo probarme cuatro vestidos, uno verde oscuro (demasiado elegante), otro azul cielo (demasiado corto), uno con unas serpientes de colores que subían falda arriba (demasiado hortera) y uno negro, ajustado, con mangas semitransparentes y precioso en todos los sentidos (demasiado incómodo.)
La idea del vestido no me complacía, así que le dije a mi amiga que buscara una parte de abajo que yo buscaría una parte de arriba.
Tres minutos después Lena apareció con una falda negra, unos shorts tejanos un poco desgastados, y un tejano largo blanco.
- Esto –dijo señalando la falda y los shorts- con medias oscuras debajo.
Yo había seleccionado un jersey violeta punto, una camisa azul cielo sencilla, y una camiseta azul marino de manga larga que dejaba mis espaldas al descubierto.
Me lo probé todo, y finalmente Lena escogió la camiseta azul marino con los shorts y las medias oscuras.
Me acercó unos tacones negros y unas bailarinas del mismo color que la camiseta. Cómo nunca me han gustado los tacones, me cogí las bailarinas.
Cuando salimos de la tienda, mi amiga me dejó bien claro que:
- El jueves por la tarde vamos a la peluquería y a hacerte la manicura.
Asentí y volvimos a casa, dónde Lena se pasó casi media hora decidiendo qué maquillaje debería llevar con mi conjunto, aunque yo le rogué que fuera lo más sencillo posible.
11
La semana pasó con una rapidez extraordinaria, me limitaba a hacer mi trabajo sin ganas.
El miércoles por la tarde fuimos a un centro de belleza dónde nos pusieron unas máscaras exfoliantes y nosequé más encargadas por Lena, y fuimos a la sauna.
El jueves volvimos al centro comercial, primero fuimos a una peluquería dónde me cortaron un poquito de pelo, me lo escalaron y plancharon; luego fuimos a hacernos la manicura.
Yo soy una persona sencilla, algunos me llamaríais sosa, pero no me gusta llevar las uñas con colores chillones, así que pedí que simplemente me hicieran la manicura francesa.
Esa noche me costó dormirme muchíiisimo, estuve dando vueltas en mi cama hasta las 4 de la madrugada. No podía parar de pensar en él, en que lo vería, en su sonrisa, en qué le diría yo y qué me diría él…
Dormí apenas 2 horas. A las 6 sonó el despertador. Desayuné, me duché y me vestí en silencio.
Fui hacia la oficina mirando al suelo, absorta en mis pensamientos, y choqué contra un hombre y le hice caer su maletín.
- Lo siento, discúlpeme…-me disculpé.
Le miré a la cara, y vi que era el mismo hombre, el hombre que, una mañana de la semana anterior, le había hecho caer su maletín.
Nuestras miradas se encontraron, un flequillo de pelo gris le tapaba el ojo derecho, de color verde, mientras que el ojo izquierdo era azul. Tenía cara de no haber dormido desde hacía un mes.
Sacudió la cabeza y se fue corriendo.
“Qué hombre más extraño…” pensé, y seguí andando.
Empecé a travesar la calle cuando me di cuenta de que a aquel hombre le conocía.
Me giré, tal vez para gritarle que se esperara, tal vez sólo para ver su cara, tal vez para buscar alguna cosa que me pudiera ayudar a recordar. No lo sé.
Porqué eso es lo último que recuerdo.
12
Lo siguiente que
recuerdo fue que me desperté en una habitación completamente blanca, en una
cama cómoda de sábanas blancas. Hasta que no vi los tubos que iban conectados a
mi brazo no me di cuenta de que estaba en el hospital.
La cabeza me
rodaba, me sentía débil y cansada pero no tenía ganas de adormirme otra vez.
Entonces entró
Lena a la habitación.
Me miró, con los
ojos muy abiertos, se giró y dijo algo a alguien que estaba fuera de la
habitación y que no pude oír.
Se acercó a mí,
caminando rápido.
- Hannah –se
puso a mi lado- ¿sabes quién soy?
- Lena –murmuré.
Giré la cabeza
hacia la ventana y me di cuenta de que entraba luz. ¿Cuánto debería haber
dormido?
Un momento.
¿¡Cuánto debería
haber dormido?!
- Lena, ¿qué
hora es?
- Las 10 de la
mañana…
- ¿Sólo llevo
aquí dos o tres horas?
- … del sábado.
Eso me sentó
cómo si me tiraran un jarrón de agua fría a la cara. Iba a responder, a
preguntarle por mi “cita” con Louis, pero justo entonces entró un médico.
- ¿Hannah
Malker, verdad?
- Sí… -susurré.
- Vamos a ver.
El médico me
hizo varias pruebas, y yo esperé calladita y sin protestar a que acabara.
Después de eso
me hizo varias preguntas sobre mí como “si me acordaba de la última vez que
había comido” para saber si había perdido la memoria (aunque era evidente que
no).
Cuando terminó,
anunció.
- Bueno, tienes
un par de costillas rotas, y te has dado un golpe en la pierna por lo que has
perdido la movilidad de esta, pero la recuperarás. A parte de eso y unos
cuantos morados, no hay ningún daño permanente.
Se fue de la
habitación. Justo en el momento en el que cerró la puerta detrás suyo, y antes
de que yo pudiera preguntar nada, Lena me dijo.
- Si me vas a
preguntar por tu tomada de café con Lou, te lo puedes ahorrar.
Cerré la boca y
apreté los labios, y asentí con la cabeza.
- Cuando te
ingresaron me llamaron y vine corriendo, pero cuando llegué estabas en
quirófano, así que esperé a que salieras casi dos horas. Luego te trasladaron a
esta habitación, y te pusieron en la cama, pero seguías inconsciente. A las 5
te saltó el recordatorio de la cita, hasta entonces no me había acordado,
porque, bueno, estaba preocupada por ti y qué te pasaría y…
- Sigue –le dije,
casi ordenando, aunque no era mi intención.
- Bueno,
entonces me recordé de la cita, y tenía tu móvil desbloqueado… Y bueno, yo… Yo
busqué en tus contactos para ver si podía llamarle pero… No lo tenías… Y yo… Yo…
-suspiró y cogió una buena cantidad de aire- Entré en tu Twitter y le avisé por
mensaje directo de lo que te había pasado…
Me la quedé
mirando con la ceja arqueada.
- Sí, sí, lo sé,
y lo siento, lo siento mucho de verdad Hann, ya sabes que yo nunca lo haría
pero es que pensé…
- Para, para,
para. Para. ¿En serio crees que estoy enfadada? Me has salvado de que se
enfadara conmigo para no acudir a la cita. Lo conozco –suspiré-, y esas cosas
no se las toma particularmente bien.
- Entonces, ¿no
estás enfadada?
- ¿¡Cómo iba a
estarlo?! –intenté reírme, pero mi risa se convirtió en una mueca de dolor,
tenía las costillas rotas y me dolía.- ¿Te respondió algo?
- Sí. –sonrió-
me preguntó que cómo estabas, se lo conté todo, y aunque yo le insistí que no
hacía falta que se molestara, él quiso…
Sus palabras
fueron interrumpidas por unos golpes suaves a la puerta. Sin esperar respuesta,
una enfermera abrió la puerta y anunció:
- ¿Hannah
Malker? Tienes una visita.
13
Miré a Lena: no entendía nada de lo que estaba pasando, pero ella se limitó a sonreírme.
- Que pase... -accedí.
Lena salió de la habitación y unos segundos después... él entró por la puerta.
Él.
Mi mejor amigo de infancia.
Mi romance adolescente.
El amor de mi vida.
Louis.
Había cambiado poco desde la última vez que lo vi, sólo que ahora llevaba el pelo más revuelto que su anterior estilo, pero seguía teniendo la misma cara, la misma sonrisa, la misma mirada dulce...
Llevaba una camiseta con el estampado de los Rolling Stones y una sudadera azul.
Tardé lo mío en darme cuenta de que llevaba una caja de bombones en una mano y un ramo de rosas en la otra.
- Hola -me dijo sonriendo.
Y la misma voz aniñada.
- Hola -le respondí tímidamente.
- Anda, te recordaba en mejor estado la última vez que te vi -dijo riéndose.
- Muchas gracias por venir, Lou, no hacía falta...
- No digas eso, mujer, era lo menos que podía hacer.
- Tu siempre tan generoso, ¿eh? ¿Y esto que me traes? -le sonreí yo también.
- Flores, para que te alegren el ambiente. Rosas. Porque recuerdo que eran tus favoritas.
Me sorprendió que aún se acordara de eso. Me limité a asentir con la cabeza.
- Y bombones. De choooocolate. Porque me han dicho que la comida del hospital está malísima.
Me reí, ignorando mis costillas quejicas. Ese chico no había perdido la capacidad de hacerme reír.
Justo entonces, un recuerdo se pasó por mi mente.
Louis y yo, unos 2 años antes, una noche de Julio, estábamos tumbados en el césped de una colina de Doncaster. Se veía la ciudad, con sus lucecitas encendidas y la luna llena coronándolas.
Yo tenía la cabeza apoyada en los abdominales de mi chico, y el, con gestos tiernos y suaves, me acariciaba la cabeza y jugueteaba con mi pelo.
Sacudí la cabeza, ahuyentando el recuerdo.
- ¿Estas bien? -me preguntó con voz preocupada.
- Sí, sí, perdona. Aún estoy un poco cansada y... Bueno, rara.
Louis sonrió, dejó las flores y los bombones en mi mesita, y se sentó a mi lado, y empiezó a acariciarme la mano.
Yo, intentando que no se notaran mis nervios, conseguí decir con voz temblosa:
- ¿Qué se siente en ser adorado mundialmente?
Me miró como no entendiendo lo que decía.
- Ya sabes, lo de ser famosos, y las fans y tal.
- ¡Ah! Eso. Bueno, en realidad aún no me lo creo, todo esto es como un sueño para mí, es raro. No creo que nos acostumbremos nunca.
Abrí la boca para contestarle, pero entonces llamaron a la puerta.
- Perdona -dijo la enfermera-, pero deberías irte. No conviene que tenga visitas demasiado largas.
Louis asintió, me dio un beso en la mejilla y, antes de salir por la puerta, dijo:
- Volveré a verte. Te lo prometo, ¿vale?
Y salió por la puerta.
Su vida no podía haber cambiado más, pero él seguía siendo el de siempre. Seguía siendo Lou.
Mi Lou.
14
Después de que Lou saliera de mi habitación me sentí vacía y llena a la vez.
Vacía porque ya lo echaba de menos, llena porque mi vida había recobrado sentido.
Me quedé mirando la puerta, como si tuviera que volver a entrar por la puerta en cualquier momento.
Suspiré al darme cuenta que no sería así.
Giré la cabeza hacia la ventana y observé los rayos de sol que se filtraban por la persiana mientras mi mundo se oscurecía y desaparecía, obligándome a cerrar los ojos.
--
Me desperté otra vez, pero por la persiana cerrada y la ausencia de mis flores supe que era de noche.
Giré la cabeza para mirar la butaca que estaba situada al lado de mi cama, esperando encontrar a Lena, pero no era ella.
Su pelo color miel liso estaba revoloteado y le caía sobre los hombros de su camisa azul.
- ¡Ruby! –dije lo más fuerte que pude.
Abrió sus ojos marrones bruscamente, se giró hacia mí y me miró.
Pero si mi hermana debería estar en la Universidad de Manchester…
- ¿Qué haces aquí?
- Lionela me avisó esta mañana y cogí el primer vuelo desde Manchester que pude.
- ¿Y dónde está ella?
- La mandé a dormir a su casa. Ya había pasado una noche aquí.
- Anda…
Miré a mi hermana en un intento de sonrisa, pero su mirada era triste y pude ver cómo tenía que contenerse para que no se le escaparan las lágrimas.
- ¿Qué te pasa, Ruby?
- Nada, nada. Es sólo que verte así… con los tubos y todo… como si no pudieras respirar por ti sola… -una lágrima rodó bajando su mejilla.
- Anda, tonta… Estoy bien. Ven aquí.
Intenté abrazarla, pero no podía incorporarme, así que me conformé en apoyar mi cabeza en su pecho y ponerle mis brazos alrededor de su cuello.
Cuando se apartó, se secó los ojos y me dedicó un esbozo de sonrisa.
No podía soportar verla sufrir, y menos si sufría por mí, y menos si podía evitarlo.
Palpé con mi mano el trozo de plástico que unía los tubos de oxigeno con mi nariz.
- Además –empecé decir-, sí que puedo respirar por mi sola. Mira.
- No, no, Hannah, no. Es mejor que no lo hagas.
- Si no pasa nada, mujer. Ya estoy bien, llevo casi dos días aquí.
- ¿Estas segura? No quiero que…
- Cien por cien segura –dije sonriendo.
Busqué con mi mano el conector de los tubos, lo cogí entre los dedos y lo separé de un tirón, e inspiré una buena cantidad de aire por la nariz.
Ruby me miró sorprendida.
- Mira, ¿ves? No pasa nada. Estoy…
“Estoy bien”, pensé, pero mis labios no respondían.
Entonces el mundo empezó a dar vueltas literalmente y caí en el colchón, cogiendo con fuerza la barandilla y abriendo la boca al máximo para poder coger todo el aire posible.
Pero no podía. Me ahogaba. Lo sabía.
El pecho me escocía, mis pulmones reclamaban aire a gritos. Pero mi boca no respondía. La habitación seguía rodando. Había… ¿dos Rubys? Tampoco oía nada. Se escuchaban gritos muy amortiguados debajo el pitido y los latidos de mi propio corazón.
Entró gente a la habitación. Clavé las uñas en la barandilla, para intentar amortiguar el dolor.
Pero seguía ahí. Rogué desconectar, deseé desmayarme, o morirme, pero que eso terminara de una vez.
Entonces me inyectaron algo en el brazo y mi mundo se volvió de colores. Amarillo, verde, azul, rosa chillón y lila. Vi burbujitas flotando en el aire y ranas multicolores saltando de una parte a otra de la habitación.
La gente empezó a ponerse alrededor de mi cama, mirándome.
Uno llevaba una corona de flores y una camisa hawaiana. También entró Louis, con un traje de conejito rosa y dando saltitos por la habitación. Y entonces, de repente, nada. Negro. Como una máquina sin batería que se apaga para no volverse a encender.
15
Mi mundo se había vuelto gris.
Aparecí de repente en un claro en medio de un bosque.
Había plantas y matas por todas partes a mi alrededor, eran de unos tonos verdes grisáceos. No se veía el cielo, los altos y escuálidos árboles me impedían verlo.
Yo aún iba vestida con mi bata blanca de hospital.
Miré a mi alrededor, para buscar algún indicio de vida, o un camino, algo que me pudiera ayudar a decidir qué hacer.
Entonces, de entre los árboles, surgió una figura. No pude ver a simple vista qué era, pero a medida que se fue acercando, pude distinguir que era un humano. Un hombre, concretamente.
Siguió andando hacia mí, con pasos lentos y silenciosos, hasta que llegó al hilo de luz que iluminaba el claro y su cara emergió de la oscuridad.
- ¡Louis! –exclamé, feliz por no encontrarme con un extraño- ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?
- Uy, cariño –sonrió-. Eso ya poco importa.
Entonces pude ver la silueta del objeto que Louis llevaba en mano.
Un cuchillo.
Lo levantó y se acercó otra vez lentamente a mí.
- No –murmuré-. No. No, no, no, no, no.
- Anda, Hannah Malker, no tengas miedo. No pasa nada.
Se aturó, quedándose de pie donde estaba, y puso su mirada encima de la mía.
- Será rápido. Lo juro –anunció-. Aunque no tanto como querrías –añadió, riéndose.
Yo, presa del pánico, empecé a retroceder, sin dejar de mirar al chico.
- Louis. No. Dime que esto… -señalé el cuchillo.
- ¿…Es una broma? –me interrumpió- Lo siento, cariño, pero esto no va a pasar.
No podía ser. Louis. Lou. Mi Lou. Quería matarme. Tenía que ser una pesadilla.
Me dolía la cabeza, y estaba confusa. No sabía qué hacer.
Había preparado mentalmente un abanico de posibilidades sobre qué hacer allí, o planes que tendría el anfitrión para mí.
Pero, obviamente, esa posibilidad no era aceptada en mi mente de ninguna forma.
Volví a retroceder otra vez, pasito a pasito, alejándome de ese chico al que había amado tanto pero que ahora me traicionaba.
- Louis, por favor, abaja el arma.
- Hannah, como antes lo asumas menos sufrirás, y menos trabajo me darás a mí.
Entenderéis que en ese momento, la última cosa que quería era facilitarle trabajo.
Me apresuré en andar hacia atrás.
“Paso, paso. Paso, paso. Que se te vea tranquila. Paso, paso. Paso, paso. Que no cunda el pánico.”
Pero Louis lo tenía mucho más fácil. Él se limitaba a andar, con el cuchillo en la mano derecha alzado y una mueca malévola como sonrisa.
Entonces me di cuenta de que el cuchillo tenía la hoja manchada de sangre.
“¿Cuánta gente habrá sido asesinada con ese cuchillo? ¿Seré de las primeras? ¿O lo ha manchado con sangre de algún animal para asustarme?” sacudí la cabeza. “Paso, paso. Paso, paso. Retrocede y calla. Paso, paso…”
Pero, en ese momento, tropecé con una piedra que se interpuso en mi camino y caí hacia atrás, dándome un fuerte golpe en la nuca.
Intenté reincorporarme, seguir huyendo, no podía terminar así.
Pero Louis se tiró al suelo conmigo, se puso encima de mí y me inmovilizó los brazos con sus codos, y las piernas con sus rodillas.
- Vaya, vaya… Parece que se ha terminado, ¿eh?
Cogió el cuchillo y me lo acercó al cuello. Pude notar el acero hundiéndose unos milímetros.
- ¿Qué debería hacer contigo, eh? ¿Debería darte una muerte rápida? ¿O debería castigarte para intentar huir con una muerte más… agónica?
Estaba temblando. No podía terminar todo así. No podía.
Mi vida. La lucha.
Pensé en Lena. En Ruby. En mis padres, si estuvieran vivos. En mis amigas de la infancia. En mis compañeros de trabajo.
No podía. No podía morir.
No así.
Abrí los ojos, decidida a tener una muerte limpia, a morir con honor, enfrentándome al destino en lugar de intentando huir.
Pero no podía.
En abrir los ojos, toda la valentía y dignidad se esfumó.
La imagen de Louis con el cuchillo alzado paralizó mi cerebro, mis huesos, mis músculos, paralizó hasta el último centímetro de mi cuerpo.
No me lo creía, no. Tenía que ser una pesadilla.
Incapaz de hacer nada, absolutamente nada, aguanté las “caricias” del chico con el cuchillo por mi cuello, mis brazos, mi cara…
“Qué manera más irónica de morir”, pensé “Morir debajo la hoja del cuchillo del amor de tu vida.”
Lo último que vi fue la imagen de Louis descargándome con todas sus fuerzas el cuchillo en el pecho.
--
Abrí los ojos.
Seguía en el hospital.
Miré a derecha e izquierda. Nada.
Suspiré.
Tenía que ser una pesadilla
16
- Vale, vale. ¿Y qué tal Suiza?
Ya habían pasado tres semanas desde que había hecho la idiotez de quitarme el tubo de oxígeno. Me había sumido en un coma leve del cual me desperté tres o cuatro días después. Me vinieron a ver varias amigas, y algunos compañeros de trabajo. Louis no vino a verme más, ya que cuando me desperté, él se había ido a Estados Unidos a hacer una pequeña gira por California. Hace una semana me dieron el alta en el hospital y volví a casa con mi silla de ruedas, ya que aún no había recuperado la movilidad al cien por cien de mi pierna derecha.
Habíamos llegado ya a finales de Noviembre, y Lena y yo estábamos sentadas en el sofá de mi casa, delante de la chimenea buscando ofertas y ojeando revistas para ir de vacaciones de Navidad.
- Bueno, Suiza no está mal –respondí-. Pero seguro que es carísimo en Diciembre.
- También es verdad… Seguiré buscando.
Yo tenía en mis manos una revista de viajes, que recomendaba destinos en el Reino Unido, y Lena buscaba recomendaciones de los viajeros en Internet.
Nos habría gustado hacer un gran viaje a un sitio lejano, con mucha nieve y pistas de esquí, pero debido a nuestra situación económica decidimos finalmente buscar algún sitio dentro del país.
- ¿Y qué tal Escocia? No es muy lejos, pero la gente y el estilo de vida son muy diferentes al de aquí –propuse.
Estuvimos un rato buscando más cosas por internet hasta que mi móvil me avisó de que tenía una interacción en Twitter.
- Lena, pasa el portátil –ordené.
Lo puse entre mis piernas y abrí el twitter.
Era un mensaje directo. De Louis.
--
De vuelta a Londres :)
--
- Lena, mira esto.
- Pff… Pobre chico.
- ¿Por?
- Verás, cuando estuviste en coma… Él vino a verte. Dos veces. No volvió porque se fue a California, ya sabes –hizo un gesto con el dedo como haciendo redondas.
- ¿En serio? No lo sabía.
- ¿No te lo había dicho?
- No.
- Ah…
Escribí:
--
¡Bieen! Oye, te debo una cita, ¿eh?
--
No, no. No podía ponerle eso. No era una cita.
--
¡Bieen! Oye, te debo una tomada de café, ¿eh?
--
Así mejor. Añadí un ":P" al final porque lo de "tomada de café" sonaba un poquito ridículo.
Se lo enseñé a Lena, ella lo miró, me miró a mí y me dijo:
- Hann, no tienes que pedirme opinión. Es una cosa entre vosotros dos.
Asentí y envié el mensaje.
Dos minutos más tarde recibí una respuesta:
--
Él: Sí jaja cómo te encuentras ?
Yo: Mejor. Esto… Muchas gracias por venir a verme :)
Él: Eso es lo que hacen los amigos, ¿no? Por cierto, ¿me das tu teléfono? Así podrás avisarme si pasa cualquier cosa, que no por Twitter, que es un rollo :(
Yo: ¡Por supuesto! Es el _ _ _ _ _ _ _ _ _ .
Él: Ok, ara te agrego. Bueno, me voy que tengo una cena con uno de los productores de Sony. Mejorate X
Yo: ¡Gracias! Que vaya bieen xx
17
Pasamos un buen
rato con Lena buscando sitios dónde pasar las vacaciones de verano en Escocia,
hasta que dieron las nueve de la noche y Lena se fue a su casa.
Yo lo recogí
todo, cojeando un poco, cené, y me fui a dormir.
Me desperté a
las 10:30.
Era Lunes, pero
había cogido la baja en el trabajo, así que para mí era domingo todos los días
hasta Enero, ya que empalmé la baja con mis vacaciones de navidad.
Fui hasta el
salón-comedor y, cómo una buena chica de la generación del siglo XXI, lo
primero que hice fue encender el ordenador.
Cinco minutos
más tarde volví al comedor con una taza de té en mi mano.
Deslicé mi mano
por el ratón, pero, antes de que pudiera abrir el Twitter, mi móvil vibró en la
mesita.
Me acerqué y lo
cogí. 3 WhattsApps.
Desbloqueé el
móvil y abrí la aplicación.
Había dos
mensajes de compañeros de trabajo preguntándome que tal estaba y uno de Louis.
Opté por olvidarme
de los dos primeros y abrir el último.
--
Hola, perdona
por tardar en hablarte :)
--
Miré su perfil.
No tenía foto. Estado “Hey there! I’m using WhattsApp” supongo para que nadie
lo reconociera.
--
Supongo que “perdona
por el retraso” estaba cogido, ¿no? :)
--
Entonces me doy
cuenta de por qué no lo ha puesto.
Si me abrieran y
me dijeran “Hola, perdona por el retraso:)” no sé qué habría pensado, ya que se
confunde con…
Y empecé a
reírme. Me reí un montón. Me caí en el sofá y empecé a retorcerme de risa, no
podía parar. Me dolía la barriga de tanto retra… Perdón, de tanto reír.
“Perdona por el
retraso :)”
Aún riéndome, me
incorporé, cogí el móvil y le envié:
--
Vale, ya he
entendido por qué no lo has puesto, me he reído un montón jaja.
18
Hablé con Louis durante unos tres cuartos de hora. Os resumo la conversa:
Él: Jaja ¿qué tal, princesa?
Yo: Mejor, aún cojeo un poco, pero en general bien. ¿Y tú, Sir.?
Él: También bien. Ahora estamos en Londres grabando en el estudio, pero en poco ya cogemos vacaciones de Navidad.
Yo: Anda, qué suerte. Yo porque estoy de baja, porque si no trabajaba casi hasta Nochebuena.
Él: Bueno, pero yo no tengo siempre vacaciones en verano.
Yo: Trabajo aparte, ¿qué tal los chicos?
Él: Tan locos como siempre, ¡tómatelo como quieras!
Yo: Jaja ya me lo imagino…
Él: Pero aún tengo un billete de avión para Doncaster, ¿eh? ;)
Yo: Cuando te vaya bien, puedes subir, ahora tengo mucho tiempo libre…
Él: Aún no lo sé seguro, pero en menos de una semana seguro que tengo tiempo de subir. Ya te lo confirmaré esta tarde, que nos reunimos con los mánagers.
Yo: Bueno, pues esperaré impaciente a esta tarde :)
Él: Jaja, y yo, yo… Oh, tengo que irme :( Esta tarde hablamos?
Yo: Por supuesto. Si te va bien, ¡claro!
Él: Bueno, pues, hasta luego entonces xx
--
Hacia las 12, hora de comer, Lena me llamó y yo le leí toda la conversación. Ella estuvo chillando un rato y me dijo que cuando terminara de sus clases (se estaba sacando un máster en economía) vendría a verme. A mi casa, la corregí, no me gustaba que me tratara como si fuera un vegetal que no puede hacer nada por si sola.
Había decidido hacer honor a la canción de Bruno Mars: The Lazy Song y no hacer nada en todo el día más que tumbarme en el sofá y ver la tele, así que volví al trabajo.
Encargué una pizza y me la comí viendo la tele.
A las 4.16 me desperté en mi sofá gracias al sonido de notificación.
Louis 2 mensajes nuevos.
We.
Abrí el Whatts App y leí el mensaje:
--
Él: Al final el jueves terminamos de grabar. Si quieres vengo el viernes y vamos al Starbucks.
Él: ¿Te parece bien?
--
Al final quedamos el viernes a las 4 en el Starbucks, así tomábamos café y dábamos una vuelta y me dejaba en casa para cenar.
A las 7 llegó Lena y le mostré la conversa, y, las dos igual de nerviosas, nos fuimos a cenar fuera.
19
- Estás per-fecta.
Aún estaba en mi piso con Lena. Me estaba mirando al espejo.
Era viernes. Miré al reloj: 3.42. Volví a alzar los ojos y contemplé mi figura en el espejo.
Me había puesto una camiseta de manga larga de punto azul que contrastaba con mis ojos y dejaba mi hombro derecho al descubierto. Llevaba unos tejanos pitillos azul marino un poco desgastados por las rodillas y unos botines negros con un poquito de tacón.
El pelo rubio me caía por encima de las espaldas, no liso, pero tampoco rizado, sino que definía ondas a su curso.
Lena había insistido en que me maquillara un poco, al final accedí a ponerme rímel y a que me hiciera la línea de los ojos. Nada más.
Me miré otra vez.
“Sí, está bien” decidí.
Me puse una chaqueta negra encima y cogí mi bolso de piel negra. Cogí el móvil y me lo puse en el bolsillo.
Las 3:48. Bajamos a la calle y me subí al Volkswagen de mi amiga.
- Rumbo al Starbucks –dijo ella, alargando la r.
A medio camino, mi móvil empezó a sonar. Louis. Colgué.
Louis y yo habíamos acordado que me haría una perdida cuando llegara.
- Louis ya está ahí –le anuncié a Lena.
- Nosotras también hemos llegado.
Se paró delante de la cafetería.
Empecé a abrir la puerta, pero Lena me llamó:
- Hannah.
- Lena.
- Escucha, vas a tomar café con Louis. Con Louis Tomlinson –suspiró-. Sólo… Entra ahí… Y disfrútalo. No te pido nada más.
Le sonreí y asentí con la cabeza.
Abrí la puerta del Starbucks y entré a dentro. Vi a Louis sentado en una mesa alejada, removiendo su café con la cucharita.
Cogí aire, me armé de valor y me dirigí a la mesa.
Me senté en la única silla que había (era una mesa de dos).
Alzó la cabeza, y, en verme, sonrió.
- Estás preciosa.
- Gracias –le sonreí yo también.
Él llevaba una camiseta de rayas marinera, unos tejanos normales y unas bambas deportivas. Una chaqueta de cuero reposaba en su silla.
Levanté la mano para que el camarero me viera y le pedí un capuccino.
Estuvimos hablando un rato, pero de cosas superficiales. Los dos estábamos nerviosos y intentábamos que no se notara, pero era más que evidente.
Un rato después, cuando la conversa se volvía más cómoda, llegó un camarero y dijo:
- ¿Louis Tomlinson?
- Sí, ¿qué pasa?
- Verá, hemos tenido que cerrar la entrada al local porque se han reunido un… grupito de fans fuera. Si quiere, puede usar la puerta de atrás y nosotros…
- ¿Puerta de atrás? Yo no salgo por la puerta de atrás. Y menos para escapar de mis fans.
Louis pagó y luego salimos a la calle. Había un montón de fans fuera esperando. Al verle empezaron a gritar.
“Lena podría ser perfectamente una de ellas” pensé “Incluso yo podría serlo si no lo conociera desde la guardería, a Louis”.
Esperé a que Louis se hiciera fotos con ellas y les firmara autógrafos, incluso algunas lo abrazaban. Louis no se mostraba nada cerrado, sino que hablaba con ellas y las hacía reír.
Cuando ya hubo terminado, una última fan me señaló:
- ¿Es tu novia?
- No, no. Ella es sólo una amiga de instituto a la que no veía desde hacía muchos años.
Nos alejamos. Antes de que tuviera tiempo de decidir si debía dolerme que me calificara como “sólo una amiga”, Louis me dijo:
- Perdona que haya contestado así antes. Cuando me preguntaron si eras… Pero es que no quiero que la prensa vaya por ahí inventando cosas acerca de mi vida privada.
Le sonreí y asentí con la cabeza.
- ¿Te apetece que vayamos a dar una vuelta por el parque? –me preguntó.
- Sí, me parece perfecto.
En unos minutos llegamos a un coche, estilo 600Mini, descapotado, todo rojo y con dos rayas rojas en el capote.
Louis me abrió la puerta y subí.
- Te presento a Tom. Mi coche.
Me reí.
--
- Cambio de tema –dijo Louis- ¿Qué tienes pensado hacer estas vacaciones de Navidad?
Estábamos andando por el paseo que había en el West Park.
- Bueno, la verdad es que tenía pensado ir con Lena a algún sitio de Escocia unos días.
- ¿De verdad? Escocia mola. Los chicos y yo hemos decidido alquilar una casa en Londres para pasar el año nuevo.
- ¿En serio? Qué suerte. ¿Puedo contarte un secreto?
- Claro.
- Sólo he estado una vez en Londres. Cuando tenía 14 años.
Louis emitió un gruñido.
- ¿Qué dices al respecto? –pregunté.
- Que si queréis podéis venir. Tú y tu amiga. A Londres.
Me aturé y lo miré a la cara.
- Vamos, es una casa grande. Hay 8 habitaciones. Danielle también vendrá, aunque ella dormirá con Liam –dijo, y se le escapó una risita.
- ¿Me lo dices en serio? Que vayamos a Londres en Navidad… ¿con vosotros?
- Sólo... Era un ofrecimiento, perdona si he estado muy…
- No, no –le interrumpí-. Es que me has cogido por sorpresa –sonreí.
Louis me devolvió la sonrisa, miró su reloj y dijo:
- Ya son las 7 y media. ¿Te llevo de vuelta a casa?
- ¿Ya? –suspiré.
“Qué rápido pasa el tiempo cuando estoy con él…”
- De acuerdo –dije-. Hablaré con Lena y ya te diré algo por WhattsApp. ¿Okay?
- Claro que sí, princesa.
--
Siete minutos después, llegamos a mi casa. Bajé del coche, y Louis también lo hizo.
Fuimos hacia la puerta, saqué las llaves y jugué un poco con ellas antes de ponerlas en la cerradura.
- Ha estado muy bien. Me ha gustado volver a verte –empecé.
- Y a mí. Cualquier día puedo volver a subir si quieres.
- No quiero molestarte…
- No es una molestia si es para pasar tiempo contigo.
Se quedó quieto, mirándome a los ojos, con esa mirada tierna…
Por un momento pensé que me iba a besar. Quería que lo hiciera.
Lo deseaba.
Pero él parpadeó y apartó la cabeza.
- Bueno, ya me dirás algo de lo de Londres –hizo una sonrisa forzada.
- Sí… Sí, claro.
Sonreí, abrí la puerta, entré dentro y la cerré.
Me quedé quieta el tiempo suficiente para oír gritar a Louis fuera:
- ¡Imbécil! ¡Soy un maldito imbécil!
Esa vez estaba un poco de acuerdo con él.
Debería haberme besado…
20
Abrí la puerta de mi casa.
Lena estaba esperándome en la cocina, haciendo espaguetis. No se enteró de que había entrado.
- ¡LENA, DEJA ESO! -grité.
- ¿QUÉ PASA? -respondió, asustada.
- ¡LENA, NOS VAMOS A LONDRES CON ONE DIRECTION!
Se me quedó mirando, con los ojos más abiertos que he visto nunca. Cogió el bol que tenía en las manos, inexpresiva, lo dejó en la encimera y se acercó a mí.
Me puso las manos en los hombros y me dijo:
- Hannah, con eso no se juega.
- Te lo digo en serio. Louis me ha dicho que los chicos por Navidad han alquilado una casa allí y que podemos ir si queremos.
Se me quedó mirando fijamente.
- Me estás diciendo... ¿Que vamos a pasar la Navidad...
- ...Y el Año Nuevo...
- ... Y el Año Nuevo en Londres, con Harry Styles, Louis Tomlinson, Liam Payne, Niall Horan y Zayn Malik?
- Eso es justamente lo que te estoy diciendo -le dije sonriendo.
Lena se puso a gritar y me abrazó, me abrazó muy fuerte.
- Hann, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
- Lena, ¡me ahogas!
Se separó de mí y vi que estaba llorando de emoción. Se secó los ojos con las mangas del jersey.
- Joder, no es posible... Esto no es un sueño. Hannah, dime que no es un sueño.
- No es un sueño.
- Joder, joder, joder -suspiró, miró a la ventana y volvió a secarse los ojos, esta vez con el torso del dedo.
- Le he dicho a Louis que le diría por WhattsApp si queríamos ir o no. Así que, tengo que preguntártelo: ¿Quieres ir de vacaciones a Londres con One Direction?
Giró otra vez la cabeza y me dedicó una mirada asesina.
- Vale, ¿me lo tomo como un sí? -le pregunto, burlona.
Se rió.
- Pues claro que quiero.
--
Si tu oferta sigue en pie, vendremos con mucho gusto con vosotros :)
Le di al botón de enviar.
Cenamos espaguetis a la boloñesa mientras yo le contaba con todo los detalles a Lena cómo había ido mi cita con Louis (si es que se podía llamar una cita, claro).
Luego hablé con él por Whatts y dijo que la semana viniente vendría a Doncaster para explicarnos más sobre el viaje y planearlo con nosotras, y que se traería a Harry.
Imaginad cómo reaccionó Lena a esa situación.
--
Una semana después, un jueves 8 de diciembre, a las 4:56, estábamos Lena y yo sentadas en el sofá de mi piso, nerviosas como una mala cosa, esperando a dos famosos para que llamaran a la puerta. Dicho así, suena raro, pero era justamente lo que hacíamos.
Dos minutos más tarde, llamaron a la puerta.
Nos levantamos y fuimos a abrir.
Ahí, en frente nuestro, estaban Louis Tomlinson, con su camiseta y su cazadora, esos encantadores ojos azules, y esa encantadora sonrisa en la cara...
Y Harry, Harry Styles, con su sencilla camisa blanca y tejanos negros, el pelo rizado a un lado, los ojos verdes observándonos y los labios apretados, cosa que, según me explicó Lena, hacía cuando estaba nervioso.
Lena se quedó una pasa detrás mío, observando a los dos chicos que había en nuestra puerta.
- Hola Lou -dije, dándole dos besos a Louis, miré a Harry y dije- Hola Harry, soy Hannah -dije sonriendo, y también le di dos besos a él.
- Ya sé quién eres, Louis me ha hablado de ti -me sonrió y miró a Lena-. ¿Y esta preciosidad que está aquí escondida?
- Louis, Harry, esta es Lena, mi mejor amiga.
- Encantada -dijo ella, Harry se acercó a ella y le dio dos besos, y ella se sonrojó.
Se acercó a Louis para hacerlo con él, pero Louis se limitó a darle la mano y luego le susurró una cosa al oído que yo no pude oír. Lena miró a Harry y, al darse cuenta de que más roja no podía estar, abajó la cabeza, avergonzada.
20
Abrí la puerta de mi casa.
Lena estaba esperándome en la cocina, haciendo espaguetis. No se enteró de que había entrado.
- ¡LENA, DEJA ESO! -grité.
- ¿QUÉ PASA? -respondió, asustada.
- ¡LENA, NOS VAMOS A LONDRES CON ONE DIRECTION!
Se me quedó mirando, con los ojos más abiertos que he visto nunca. Cogió el bol que tenía en las manos, inexpresiva, lo dejó en la encimera y se acercó a mí.
Me puso las manos en los hombros y me dijo:
- Hannah, con eso no se juega.
- Te lo digo en serio. Louis me ha dicho que los chicos por Navidad han alquilado una casa allí y que podemos ir si queremos.
Se me quedó mirando fijamente.
- Me estás diciendo... ¿Que vamos a pasar la Navidad...
- ...Y el Año Nuevo...
- ... Y el Año Nuevo en Londres, con Harry Styles, Louis Tomlinson, Liam Payne, Niall Horan y Zayn Malik?
- Eso es justamente lo que te estoy diciendo -le dije sonriendo.
Lena se puso a gritar y me abrazó, me abrazó muy fuerte.
- Hann, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
- Lena, ¡me ahogas!
Se separó de mí y vi que estaba llorando de emoción. Se secó los ojos con las mangas del jersey.
- Joder, no es posible... Esto no es un sueño. Hannah, dime que no es un sueño.
- No es un sueño.
- Joder, joder, joder -suspiró, miró a la ventana y volvió a secarse los ojos, esta vez con el torso del dedo.
- Le he dicho a Louis que le diría por WhattsApp si queríamos ir o no. Así que, tengo que preguntártelo: ¿Quieres ir de vacaciones a Londres con One Direction?
Giró otra vez la cabeza y me dedicó una mirada asesina.
- Vale, ¿me lo tomo como un sí? -le pregunto, burlona.
Se rió.
- Pues claro que quiero.
--
Si tu oferta sigue en pie, vendremos con mucho gusto con vosotros :)
Le di al botón de enviar.
Cenamos espaguetis a la boloñesa mientras yo le contaba con todo los detalles a Lena cómo había ido mi cita con Louis (si es que se podía llamar una cita, claro).
Luego hablé con él por Whatts y dijo que la semana viniente vendría a Doncaster para explicarnos más sobre el viaje y planearlo con nosotras, y que se traería a Harry.
Imaginad cómo reaccionó Lena a esa situación.
--
Una semana después, un jueves 8 de diciembre, a las 4:56, estábamos Lena y yo sentadas en el sofá de mi piso, nerviosas como una mala cosa, esperando a dos famosos para que llamaran a la puerta. Dicho así, suena raro, pero era justamente lo que hacíamos.
Dos minutos más tarde, llamaron a la puerta.
Nos levantamos y fuimos a abrir.
Ahí, en frente nuestro, estaban Louis Tomlinson, con su camiseta y su cazadora, esos encantadores ojos azules, y esa encantadora sonrisa en la cara...
Y Harry, Harry Styles, con su sencilla camisa blanca y tejanos negros, el pelo rizado a un lado, los ojos verdes observándonos y los labios apretados, cosa que, según me explicó Lena, hacía cuando estaba nervioso.
Lena se quedó una pasa detrás mío, observando a los dos chicos que había en nuestra puerta.
- Hola Lou -dije, dándole dos besos a Louis, miré a Harry y dije- Hola Harry, soy Hannah -dije sonriendo, y también le di dos besos a él.
- Ya sé quién eres, Louis me ha hablado de ti -me sonrió y miró a Lena-. ¿Y esta preciosidad que está aquí escondida?
- Louis, Harry, esta es Lena, mi mejor amiga.
- Encantada -dijo ella, Harry se acercó a ella y le dio dos besos, y ella se sonrojó.
Se acercó a Louis para hacerlo con él, pero Louis se limitó a darle la mano y luego le susurró una cosa al oído que yo no pude oír. Lena miró a Harry y, al darse cuenta de que más roja no podía estar, abajó la cabeza, avergonzada.
22
7 de marzo 2010, Doncaster
Estás sentada en el suelo de hierba de Kilway Hill. Louis está tumbado a tu lado, con la cabeza en tu regazo y mirando al cielo. Observas sus ojos. Esos preciosos ojos azul claro que te han captivado tantas veces. Miras su sonrisa. Esa sonrisa de niño travieso que tan dulce te parece.
- Me gustaría volar –dice, con su voz añiñada y llena de ternura.
- ¿Y eso? –le respondes lentamente.
- La sensación de estar por encima de todo, de que nada te puede aturar. El placer de sentirte libre…
Su mente está llena de sueños, sueños que está seguro que va a cumplir.
- Bueno –le dices-, de momento tendrás que conformarte con tenerme a mí.
- No insinuaba eso –te responde, mirándote a los ojos-. Ni el placer de volar puede superar el placer de tenerte a ti.
Agachas la cabeza y os fundís en un beso. Saboreas esos labios, esos labios que ya has besado tantas veces antes. Es un beso largo y dulce. Louis, sin dejar de besarte, se incorpora y se queda a tu lado sentado, te rodea con los brazos y tú le devuelves el abrazo.
Unos veinte segundos más tarde, aunque a ti te parece que hayan pasado horas, os separáis y apoyas la cabeza en su hombro.
- Te amo, Hannah –dice, saboreando cada palabra.
- Yo también te amo, Lou –le respondes, y le das un beso corto en los labios.
Os pasáis unos minutos juntos, sin decir nada. Tienes ganas de escuchar su voz.
- Canta –le dices-. Canta para mí, por favor…
- Para ti, lo que quieras.
Y se pone a cantar. Canta Hey There Delilah, vuestra canción, vuestro himno. Entona las notas con mucha suavidad, sin dejar de mirarte a los ojos. Te lo miras fascinada, sonriente.
- Me encanta esta canción –le dices-, pero más si sale de tu boca.
Te sonríe y os besáis otra vez.
- Hannah, tengo que decirte una cosa… -te dice con tono preocupado.
- Dime –le respondes, mirándolo a los ojos.
- Me han… aceptado la solicitud para presentarme a las audiciones de X-Factor.
Te quedas con los ojos abiertos. Lo había conseguido. Tu novio había conseguido una audición en X-Factor.
- Eso es… Increíble –le dices- . Felicidades.
- Gracias. La verdad es que me hace mucha ilusión –te responde, alzando la vista al cielo-. Pero hay un problema.
- ¿Cuál? ¿Pasa algo?
- Sigue mirando al cielo nublado. No te responde.
- ¿Lou?
Gira la cabeza hacia ti y te sigue mirando.
- ¡¿Qué pasa?!
--
Abro los ojos.
Mi habitación está sumida en la negror absoluta.
Estoy empapada en sudor y mi cuerpo aún está temblando.
Vuelvo a cerrar los ojos, deseando sumirme en un sueño tranquilo y sin agitaciones.
23
Pasé el viernes en casa, sin hacer absolutamente nada. Me levanté a las 12 del mediodía y me pasé el día entero tirada en el sofá viendo la tele.
Hablé por Whatts con Louis; quedamos que el sábado a las 11 de la mañana me pasaría a recoger en mi casa.
El sábado me levanté a las 9. Me duché, me recogí el pelo en una cola de caballo y me puse una camiseta de manga larga violeta, unos tejanos pitillo y una sudadera gris encima. Desayuné y esperé a que llegara Louis.
A las 11:02 llamaron al interfono.
- ¿Sí?
- Hiii soy Louis.
- Llegas dos minutos tarde.
- Lo siento… He tenido que parar en la gasolinera y…
- No se valen excusas. Llegas tarde.
- Vale, pues me voy.
Se oyeron pasos y se hizo silencio.
- Lou, que no, Lou, que era coña, ¡Lou! –dije al interfono.
- ¡FUEGO A DISCRECIÓN!
Me giré hacia el balcón. Entonces empezaron a entrar pipas volando por la ventana.
Corrí hacia la cocina mientras el balcón se llenaba de pipas y volví a salir con una bolsa de patatas fritas. Fui al balcón y lo vi, ahí debajo, con la bolsa de pipas en la mano y tirándomelas. Metí la mano en la bolsa y empecé a tirarle patatas fritas a la cara.
Me miró, levantó una mano hacia su pelo y sacó unas cuantas patatas.
- ¡AHORA VERÁS! –gritó, y corrió hacia la puerta.
Salí de mi casa y bajé al primer rellano de las escaleras.
Louis empezó a tirarme pipas escondiéndose detrás de la brandilla y yo cogía patatas de la bolsa y se las tiraba también.
Empecé a bajar los escalones mientras apartaba las pipas de mi camiseta con la mano izquierda y le tiraba patatas con la derecha.
Louis tenía la boca abierta porque se estaba riendo, así que le tiré una y le entró directamente a la boca.
- Anda, pues están buenas.
Empezó a sacarse patatas del pelo y comérselas y yo me reía.
Entonces pisé una patata del suelo, resbalé y me caí escalones abajo.
Pero, cuando estaba lista para comerme el suelo, Louis me cogió en brazos y caímos los dos al suelo, yo encima de él, y empezamos a reírnos los dos.
Lo miré mientras se reía, con esa cara de felicidad…
Su sonrisa fue desapareciendo y me dijo:
- Hann, yo…
- Calla. Llueve.
“Llueve” era el código que utilizábamos cuando estábamos saliendo juntos. Lo usábamos cuando estábamos con otra gente, y significaba “Puedes besarme”.
Louis abrió los ojos al oír eso.
- Te acuerdas…
- Pues claro, tonto.
Nos quedamos así, quietos, mirándonos el uno al otro. Entonces, bajé la cabeza y le besé.
Cerré los ojos, dejé que se me llevara la magia del momento.
Entonces me di cuenta de cómo echaba de menos esos labios tan dulces, tan únicos.
Nos separamos, abrí los ojos y vi la sonrisa de la cara de Louis.
Le abracé y él empezó a juguetear con mi pelo.
- ¡Eh, vosotros!
Alcé la cabeza y vi que era…
Oh, mierda.
El portero.
- ¿Habéis sido vosotros, verdad?
- Perdone, nosotros no… -dije levantándome.
- No, ni nosotros ni nada –me cortó-. Ahora mismo estáis recogiendo esta guarrería.
- Sí, señor.
Cogí la escoba y empecé a barrer toda la escalera, dejándola libre de patatas fritas y pipas.
Louis se quedó abajo, con el recogedor. Arrastré todo hacia su lado y él lo tiró a la basura.
- Y lo de fuera –grita el portero.
Salimos fuera y barrimos el suelo.
Cuando terminamos, guardé la escoba y el recogedor en su sitio y le dije a Louis:
- Espera, voy a buscar mi riñonera y ahora bajo.
Entré en mi piso y cogí la riñonera. Revisé mi móvil.
--
Lena: ¡Hannah!
Lena: ¿Hola?
Lena: Haaaannnnnn.
Lena: ¿Hay alguien?
--
Sonreí.
--
Con Lou. Luego te abro xx
--
Bloqueo el móvil, lo pongo en la riñonera y salgo por la puerta de mi piso.
Bajo las escaleras y veo a Louis apoyado en la pared.
- ¿Vamos? –le pregunto.
- Vamos –me responde, sonriendo.
24
- Quédate quieta –me ordenó Louis cuando pisé la calle.
Me paré. Él se acercó a su coche, cogió algo y lo trajo.
Era un pañuelo.
- Cierra los ojos.
Obedecí y me tapó los ojos con el pañuelo, e hizo un nudo flojo en la parte trasera.
Me cogió de la mano y me condujo hasta el coche.
Me senté en el asiento del copiloto. Louis cerró mi puerta y se sentó en el sitio del conductor.
Entonces el coche arrancó.
- ¿Dónde me llevas?
- Eso es una sorpresa.
Giramos por las calles. Me desorienté en seguida.
Unos minutos más tarde el coche se paró.
- Ya hemos llegado –anunció.
Me sacó del coche y me quitó la venda.
La luz me impactó tanto que tuve que cerrar los ojos para que no me molestara.
- AAAAAAH THE LIIIGHT!! –grité, como en uno de sus videodiarios de X-Factor.
Se rió.
La luz bajó la intensidad y abrí los ojos.
A primera vista, vi una montaña rusa, una noria y un péndulo.
- Bienvenida a la feria –dijo detrás de mí.
--
La mañana fue increíble. Louis pagó las entradas y subimos primero a la montaña rusa, luego al péndulo y al barco. A la 1.30 fuimos a una parada que había ahí y cogimos unos perritos calientes. Nos los comimos y fuimos a hacer cola a la noria.
Subimos a una de las cápsulas y la noria empezó a ascender. Se paró arriba del todo.
Desde ahí se veía toda la ciudad de Doncaster, rodeada de prados, con el Kilway Hill al fondo.
Me acurruqué al lado de Lou y puse mi cabeza en su hombro.
Él empezó a acariciarme el pelo.
- ¿Sabes, Lou?
- Dime.
- Cuando tú te fuiste del instituto para ir al X-Factor, hubo días que yo tampoco fui. Me quedé en casa, llorando. Te eché muchísimo de menos.
- Ay, mi pequeña… A veces desearía no haberme ido a Londres, debería haberme quedado contigo.
- No. Louis, tuviste que hacerlo. Si no, no hubieras llegado hasta aquí.
- Pero tu…
- No. Yo quería que tú fueras feliz. Eso es lo que quería yo. Y lo que quiero aún –dije, y lo besé.
Estuvimos quietos, besándonos, y me olvidé de la resta del mundo. Ojalá pudiera vivir así, sin que importara nada, sólo que pudiera estar con él…
- ¡AH! –grité sin querer cuando la noria se puso en marcha otra vez.
Louis se rió.
- NO TE RÍAS. NO HACE GRACIA.
- Vale, vale –dijo secándose los ojos.
Subimos a otra montaña rusa, a la casa de los espejos, y a la caída libre.
Hacia las seis salimos del parque, subimos al coche y volvimos a Doncaster.
--
Louis aparcó el coche y bajamos, estuvimos andando un rato por un paseo. Nos detuvimos en una heladería y compramos un helado extra-grande de chocolate y vainilla y nos lo comimos paseando.
Sorprendentemente, sólo nos encontramos a dos fans, que se hicieron una foto con él y se fueron.
- Vale, y ahora, ¿qué hacemos? –preguntó Lou cuando nos terminamos el helado, sobre las 7:45.
- No sé tú, pero yo me lo estoy pasando muy bien.
- Y yo. Ehm… ¿Vamos a dar una vuelta y te llevo a un restaurante?
- Vale, pero antes pasamos por mi casa y me arreglo.
Volvimos al coche y Louis condujo hasta mi piso. Aparcó y bajamos.
Subimos las escaleras y entramos a casa.
- Espérate aquí –le dije-. Siéntate en el sofá, o dónde quieras. Yo ahora salgo.
Entré en mi habitación y me cambié. Me puse una falda de rallas azul marino y blancas con unas medias oscuras y una camiseta del mismo azul.
Me deshice la cola y peiné mi pelo, dejándolo caer mi espalda.
Me puse unos pendientes de aros blancos y me calcé unos zapatos con un poco de tacón azul marinas.
Salí al comedor.
- Vaya –me dijo Louis, que estaba sentado en el sofá, al verme-. ¿Esto solo para ir a cenar?
- Sí –le sonreí- ¿Vamos?
Cogí mi bolso blanco, salimos a fuera y cerré con cuidado la puerta.
25
Salimos a la calle y volvimos a subir al coche.
- Bueno, señor Tommo, ¿dónde me vas a llevar a cenar esta noche?
- Había pensado llevarte a una pizzería pero… No voy a traer a una pizzería a una chica así.
- ¿Cómo “una chica así”?
- Pues… Quería decir… Tan arreglada como vas, ya sabes.
Me reí.
- Bueno, pero quizás a mí sí me apetece pizza.
- Pues entonces te llevo a un italiano. Pero no a una pizzería.
- Vale, cómo usted quiera.
Louis arrancó el coche.
- Te llevaré a un italiano muy bueno que hay en Sheffield.
Sheffield estaba a 20 minutos en coche de Doncaster.
- Perfecto.
Lou encendió la radio y puso alguna emisora que yo no conocía, así que apagué la radio, saqué un disco de mi bolso y lo puse en el lector.
- ¿Qué disco es ese?
- Up All Night, de un grupo llamado One Direction. Me han dicho que es muy bueno.
- ¿Los conoces? Pensé que era el único.
- Bueno, algo sé, de ellos. ¿Sabes que dicen que hay uno que es de Doncaster?
- ¡¿EN SERIO?!
- Sí, eso dicen.
- Anda. ¿Qué raro que no lo conozcamos, no?
- Pues sí. Quien le conozca debe ser muy afortunado.
- Y él también lo debe ser, ¿no? –esta vez me miró y me sonrió.
- Supongo –dije devolviéndole la sonrisa.
Puse el aleatorio y sonó ‘Moments’.
- Me encanta esta canción –dijo Louis.
- Es muy bonita.
- ¿Sabes que…?
- Calla, ahora viene el trozo de ese tal Louis.
Calló y siguió conduciendo.
“Undecided, voice is numb.
Try to scream out of my lungs, it makes this harder.
And the tears stream down my face”
- Qué voz, por dios... Vale, ya puedes hablar. ¿Qué querías decirme?
- ¿Sabes que esta canción habla de un tío al que le deja la novia y se suicida?
- ¿¡QUÉ?!
- Lo que oyes.
Pasé la canción al instante.
- ¿Qué haces?
- Cambio la canción.
- Sí, pero ¿por qué?
- Tú calla y conduce.
- Vale…
- ¡QUE CALLES HE DICHO! –le grité.
Louis se mordía el labio, para intentar contener la risa.
Pasaron unos minutos rápidos, callados, pero no en silencio, sino al ritmo de ‘Everything About You’ y ‘Stole My Heart’
Entramos en la ciudad de Sheffield. ‘One Thing’.
Louis aparcó el coche y levantó la mano.
- Diga, señor Tomlinson.
- Ya hemos llegado.
Salió del coche y yo quité el CD del reproductor y lo puse nuevamente en mi bolso.
Louis se adelantó y me abrió la puerta. Me extendió la mano.
- ¿Puedo hablar ya?
- Pues claro, tonto –dije, cogiéndole la mano y bajándome del coche.
--
Aunque yo ya me había hecho la idea de cenar pizza, cuando vi el restaurante al que Lou me había llevado se me pasaron todas las ganas.
No era un restaurante de tres estrellas, de esos de 400€ el plato, pero no era el tipo de restaurante al que yo me pudiera permitir ir todos los días.
- Joder, Louis. Deberías haberme avisado del tipo de restaurante al que íbamos.
- Te recuerdo que yo quería ir a una pizzería. Además, más ridículo voy yo con sudadera y tejanos.
- Pero si tú estás perfecto con cualquier cosa.
- Habló.
Entonces, alzó la cabeza y me miró, con cara de disculpa, arrepentido de haber dicho aquella palabra.
- Eh. No pasa nada -le tranquilizé.
- No he pensado en…
- Louis, que no pasa nada –dije sonriendo.
Me devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza.
En el restaurante tenían una carta larguísima con nombres de pastas y carnes acompañadas con salsas que no conocía. Al final me pedí unos raviolis con salsa pesto. Picaban. Louis se cogió un filete con una salsa rara que al parecer era francesa y lo adornamos con un vino blanco muy dulce.
Luego, él pagó (aunque yo insistí en pagar lo mío) y nos fuimos.
Se había hecho de noche, así que no había demasiada gente en la calle.
- ¿Qué podemos hacer a las…-miré el móvil- … 10:35 de la noche?
- Hmm… Podemos pasear, pero ya hemos andado suficientemente hoy –petó la lengua-. ¿El cine estará abierto, verdad?
“¿El cine en el que tú trabajaste hace dos años?” iba a preguntarle, pero luego recordé que lo despidieron y me limité a responder:
- Sí.
- Podemos ir a ver qué peli dan.
- Me parece bien.
Empezamos a andar hacia al coche (que estaba delante del restaurante), y cuando Louis se acercó para abrir la puerta, le llamé:
- Louis.
Se giró hacia mí.
- Hannah.
- Ven aquí, tonto. –dije abrazándole.
Puse mi cabeza en su hombro y él me apretó contra sí.
Medio minuto más tarde aparté mi cabeza y mis manos resbalaron por sus brazos hasta coger las suyas.
Le di un beso en los labios y le dije:
- Venga, vamos al cine.
Subimos al coche y arrancamos.
26
Llegamos al cine 5 minutos después.
Cuando salimos del coche, cogí a Louis de la mano y entramos al cine.
- ¡Señor Tomlinson! –gritó una voz desde detrás del mostrador.
- ¡Clay! –respondió Lou.
El tal Clay se acercó al chico. Debía tener cuarenta-y-cinco, quizás cincuenta. Nunca fui buena poniendo edades. Tenía el pelo de un marrón grisáceo, un poco rizado y unos ojos marrones con trazas de color miel. Llevaba una camisa gris por fuera de los tejanos negros.
Louis se acercó a él y chocaron los puños.
- ¿Qué tal, tío? –dijo Lou.
- Bien. ¿Y tú? Buah, la última vez que te vi aún estabas pensando si presentarte al concurso ese… ¡Y mírate ahora! ¡Eres una superstar!
- Sí, sí –se rió-. Cómo cambian las cosas, ¿eh? ¿Y tú qué, qué tal el negocio?
- Bien, pero no te engañaré, ahora la gente ya no viene tan al cine, se quedan en casa y alquilan la película, ¡más cómodo! –bufó. Entonces me señaló a mí- ¿Y esta belleza? ¿Tu último fichaje?
- Esta es Hannah, y no es un fichaje, y nuevo aún menos. ¿Qué películas tienes?
- Varias, pero en 20 minutos empieza ___________, es una película de terror. Si no tenéis miedo podéis entrar.
- ¿Qué te parece, Hann?
- Una de miedo… Bueno, vale. Pero no te garantizo que pase toda la película con los ojos abiertos. –respondí.
- Entonces entramos. ¿Cuánto es?
- ¿Para ti? ¿Me lo dices en serio? No me jodas, tío.
- No hombre, que sino me sabe mal.
- ¡Que sí, joder! Me encanta haberte vuelto a ver.
- Bueno, pero otro día te llamo y te invito a tomar algo, ¿vale?
- ¡Claro! Ya podéis parar si queréis, sala 8.
- Gracias, tío –le chocó el puño-. Pues ya nos veremos, ¿vale?
- Enga. Que vaya bien, parejita.
Empezamos a andar hacia la sala.
- ¿Y ese…?
- Mi ex-jefe y amigo de mi familia. Lo siento.
Entramos en la sala y nos sentamos en la fila del medio.
- Oh, mierda –susurró Louis-. Espera, voy a buscar palomitas.
Salió y yo saqué el móvil.
--
Lena 2 mensajes nuevos.
Ella: Ah, vale, estás con Louis, me callo :P
Ella: Cuando llegues a casa avísame !
Yo: Lena? Estoy en el cine esperando. Estás?
--
Esperé y al cabo de unos segundos, Lena se conectó.
--
Ella: Cuenta !
Yo: Hemos ido a la feria, Louis me ha llevado a cenar y ahora estamos en el cine, vamos a ver una peli de terror.
Yo: Cuando llegue a casa, te aviso?
Ella: Oooh qué mono :3 tengo que hablar contigo!
Yo: Qué pasa?
Ella: Harry me ha pedido que vaya con él a Holmes Chapel...
Yo: QUÉ?!
--
Entonces se oyó la puerta y supuse que Louis ya había entrado.
--
Yo: Uy, luego me cuentas, que ya ha llegado Lou! Luego te abro ok? X
Ella: Okk
--
Segundos más tarde Louis se sentó otra vez a mi lado y plantó en el brazo de la butaca un bote de palomitas gigante y me alargó un vaso con Coca-Cola.
- Graaacias –dije.
- De naaada –respondió.
En pocos minutos empezó la película.
Me arrepentí de haber accedido a ver esa película desde la primera escena hasta la última.
Al principio intenté aguantar viendo la película, pero era bastante horrible. Vi como Louis me iba mirando y se reía, aunque, como buen caballero, intentaba hacerlo en silencio. Intentaba.
Al cabo de unos diez minutos desistí y enterré mi cabeza en su hombro. Él empezó a juguetear con mi pelo, sin dejar de mirar la película.
Era una película horrible, ho-rri-ble, la peor película que he visto nunca.
Fui mirando a ratos, pero siempre cogiéndole la mano a Louis y apretándola cuando tenía miedo (el 90% del tiempo).
Al cabo de dos horas, por fin terminó.
- Oh, dios mío, salgamos de aquí, ya.
- ¿Tan poco te ha gustado?
- Louis, te odio, te odio, te odio, te odio…
- Pues yo no te odio –me miró con cara de cachorrito triste.
Me reí.
- Era una broma. Pero llévame a casa.
- Llévame a casa… Bonita frase.
- Sí, ya, soy una filósofa. Pero andando.
Salimos del cine y Louis condujo hasta mi casa.
Bajamos y me acompañó hasta la puerta.
- Esto… -empezó- Mañana por la mañana aún estaré en Doncaster, si quieres vuelvo.
- ¿Y dormir sola? Oh, no. No te vayas. ¡No me dejes sola en casa después de ver una película de terror!
- Pero sí me quedo, no puedo besarte ahora.
Lo miré a los ojos.
- Puedes besarme igual.
Me dio un beso en los labios.
- Vale, me quedo.
- Wii –le sonreí.
27
Subimos al primer piso y abrí mi bolso para sacar las llaves de casa.
Puse la mano dentro y empecé a remover buscando las llaves con los dedos.
No estaban.
- Un momento –dije.
Dejé el bolso blanco en el suelo y empecé a sacar cosas y dejarlas al lado: La cartera, el móvil, el tarjetero, los chicles…
- Mierda.
Ya recordaba dónde había dejado las llaves.
En mi mesita de noche.
- Louis…
- ¿Qué?
- Me he dejado las llaves dentro.
- Ah, bien. ¿Y qué hacemos?
- Voy a ver si está la vecina de delante, ella tiene mis llaves de repuesto.
- Vale, te acompaño.
Puse todas las cosas dentro del bolso otra vez y me anduve hasta la puerta de la señora Shaggan.
Llamé a la puerta. Nada. Llamé a la puerta por segunda vez. Tampoco nada.
- Voy a probar una cosa, ahora vuelvo –dijo Lou.
- Vale, yo voy a seguir probando.
Bajó las escaleras y yo volví a llamar por tercera vez.
- ¡VOOOOOOY! –la voz venía de detrás de la puerta.
Oí unas pasas acercándose y unas llaves abriendo la puerta.
El pomo giró, la puerta se abrió y apareció la señora Shaggan en bata.
- Hola, Hannah. ¿Dónde vas, tan guapa? ¿Qué necesitas? –dijo con una sonrisa.
- Esto… ¿Me puede dar mis llaves de repuesto? Me las he dejado dentro…
- Claro, bonita. Un segundo, que las voy a buscar.
Desapareció y segundos más tarde volvió a aparecer con las llaves en mano.
- Toma –dijo, alargándomelas-. ¿Necesitas algo más?
- No, no, gracias. Un momento, no se mueva, por favor.
Fui hasta mi puerta (que estaba delante de la de la señora Shaggan) y abrí la puerta. Dejé el bolso en el suelo para que no se cerrara y volví con mi vecina.
- Tenga –se las devolví-. Siento mucho haberla molestado…
- No pasa nada, mi niña. Cualquier cosa, ya sabes –dijo sonriendo.
- Muchas gracias, de verdad.
Volvió a cerrar la puerta y yo me quedé en el rellano.
“Louis aún no ha vuelto”.
Bajé corriendo las escaleras y salí a la calle.
Louis no estaba y…
- ¡¡HANNAH!! –gritó.
Alcé la vista y vi a Louis cogiéndose a los barrotes de mi balcón y con los pies al vacío.
- ¡¡ESTOY COLGADO!!
Empecé a reírme, me daba tanta gracia verlo así, pataleando al aire…
- ¿¡CÓMO DEMONIOS HAS LLEGADO AHÍ?! –chillé.
- NO SÉ. ¡ESCALANDO!
- ERES TONTO, ¡TE VAS A HACER DAÑO!
- ¡APARTATE QUE BAJOOOO!
Me hice a un lado.
- UNO… -dijo, balanceándose- DOS… ¡Y TRES!
Saltó y cayó de pie, pero al llegar al suelo cayó hacia atrás y se quedó tumbado boca abajo.
- AAAAAAAAAAAAAH ESO HA DOLIDO!
Empezó a dar vueltas en el suelo.
- DOLOR, DOLOR, DOLOR.
Yo no podía pararme de reír. Me acerqué a él, mirándolo y tapándome la boca con la mano.
Se quedó tumbado boca arriba.
- Vamos, princesita –dije alargándole la mano.
Se levantó apoyándose en un pie, cogí su brazo, lo pasé por mi cuello y pasé la otra mano por la cintura.
- Eres imbécil.
- Gracias, yo también te quiero.
- Apóyate en mi hombro y entramos a dentro.
Lo llevé hasta la puerta, él cojeando, y la abrí.
- ¿Podrás subir las escaleras?
- Sí, espera, ya me cojo de la barandilla.
Se separó y empezó a subir los escalones uno por uno cojeando cada vez menos.
Llegamos arriba, cogí el bolso, aguanté la puerta y dejé que Louis pasara primero.
*Con lo fácil que habría sido decir que saqué las llaves y los dos entramos en mi piso…*
Dejé el bolso encima de la mesita del rebedor, dejé el móvil a cargar y puse mis llaves en el bolso.
- Puedes dejar la sudadera aquí –dije, señalando una percha.
Se la quitó y la colgó.
- Mira. La cocina está aquí, aunque ya la puedes ver, porque es abierta, pero bueno. El baño está al final del pasillo. Mi habitación está ahí, ¿ves? Y el estudio está en el pasillo, pero está lleno de libros de cuentas, no quiero que quieras entrar.
- Y para dormir, ¿cómo lo hacemos?
- Tienes dos opciones: O te dejo una manta y duermes en el sofá o duermes conmigo.
Petó la lengua.
- No me gustan los sofás –dijo negando con la cabeza.
Sonreí.
- Creo que tengo una botella de vino rosado, ¿te apetece?
- Sí.
Fui hacia la cocina y saqué la botella de la despensa, la abrí y llené dos copas de vino hasta la mitad.
Dejé la botella en la encimera y volví al comedor con las dos copas.
Le alargué una copa a Louis y tomé un sorbito de la mía.
- Aún no tengo mucho sueño –dijo Louis-. ¿Jugamos a algo?
- Tengo el Mario Kart para la Wii –le sonreí.
- Cómo me conoces –respondió devolviéndome la sonrisa.
Estuvimos jugando al Mario Kart durante una hora y media, riéndonos mucho y pasándolo en grande, hasta las 2 a.m. aproximadamente.
Apagué la Wii.
- Espera, vamos a mi habitación.
Louis se sentó en los pies de la cama mientras yo abría el armario y le decía:
- Tengo alguna camiseta grande, de esas de ir por casa, que te puede ir bien para dormir.
Al final encontré una camiseta unisex dos tallas más grande que las mías, con un estampado que ponía ‘The Beatles’ y se la di.
- Sí, está bien, gracias.
Me cambié y me puse el pijama. Volví a la habitación y vi que Louis con la camiseta y los boxers, mirando a algo en el techo.
- Bu –le dije.
Me miró y sonrió.
- Preciosa.
- Sexy.
- Provocativa.
- ¡Mira quién habla! –dije riendo- Cállate y métete en la cama, tonto.
Obedeció y se cobijó bajo las sábanas. Entré por el otro lado de la cama y apagué la lámpara. Cerré los ojos y casi instantáneamente noté sus brazos que me abrazaban y me envolvían con su calor, y me acurruqué a su lado.
- Buenas noches, princesa –dijo dándome un beso dulce en la frente-. Te quiero.
- Y yo te quiero a ti… Mucho.
Pasé las manos por debajo sus brazos y las junté en su espalda, apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos.
Ahora sí todo era perfecto.
28
28
Me desperté por culpa de los rayos de luz que se filtraban por la persiana.
Inmediatamente me di cuenta que Louis ya no estaba a mi lado.
Me incorporé, miré mi móvil. Las 10:53.
Me alisé la camisa de dormir con la mano y me dirigí al comedor, pasándome una mano por el pelo enredado.
- Buenos días, princesa –dijo Louis desde la cocina-. He salido a comprar algo para desayunar y estoy haciendo un poco de café. ¿Qué tal?
- Buenos días –dije acercándome a él y dándole un beso-. Un poco dormida aún.
- Me alegro –me dio otro beso-. Siéntate en el sofá, ahora te traigo el desayuno, ¿tienes hambre?
- Sí, claro.
Me senté en el sofá y me puse a deshacerme nudos del pelo con los dedos, pero sólo tuve tiempo de deshacer unos cuantos, puesto que unos segundos después llegó Louis con una bandeja llena de comida: Croissants, muffins, ensaimadas, galletas, donuts...
La puso en la mesa de cristal y me alargó una taza con café.
- No sabía que querrías, así que he comprado de todo.
- Qué majo -dije riéndome. Lo miré a los ojos y negué suavemente con la cabeza. Me mordí el labio- Te amo, Lou.
- Te amo, Hann.
Se sentó a mi lado en el sofá, lo abracé y lo besé.
- Bueno, ¿vamos a probar si esto está bueno? –dije rompiendo el silencio cuando nos separamos.
Comimos y mientras hablábamos y reíamos, nos vestimos y salimos a dar una vuelta.
Fuimos andando hasta el Sandall Park y dimos la vuelta.
Estábamos pasando por Adlard Road cuando nos cruzamos con un hombre.
Un hombre que yo conocía.
Lo miré. Un flequillo de pelo gris le tapaba el ojo derecho, de color verde, mientras que el ojo izquierdo era azul. Tenía arrugas por toda la cara, y ojeras de kilómetro como si no hubiera dormido desde hacía un mes.
El mismo hombre con el que me encontraba todos los viernes por la mañana, aunque hoy era domingo.
- Discúlpeme un momento –dije aturándolo.
Se giró y me miró a los ojos.
- ¿Hannah?
Y entonces lo recordé.
Ese hombre…
Recordé todas las clases, sentados en los pupitres, mientras ese hombre apuntaba letras y números que nadie entendía en la pizarra y hablaba por sí solo.
Recordé todas las comidas con mi familia esperando a ese hombre, un hombre que no iba a venir.
Mi ex-profesor de ciencias. Y mi tío.
Lo último que recordaba de él fue que le echaron del instituto, porque en sus clases no enseñaba absolutamente nada a los alumnos, sino que escribía fórmulas y se pasaba las horas contemplándolas. Cuando lo despidieron, cobró la indemnización y se fue sin decir nada a nadie.
La verdad es que no tenía fama de disponer de mucha… Salud mental, por así decirlo.
- ¿Tío Warren?
- Doctor Warren. Hacía mucho que no te veía –me dijo fitándome con los ojos, inexpresivo.
- Sí… ¿Dónde se fue? Desapareció sin avisar…
- Sé lo que hice. Sé lo que hicieron. Fui a un sitio incierto. A alguna parte del mundo dónde pudieran apreciar mis razonamientos.
- Ya… Esto… ¿Cuándo hace que está en Doncaster?
- El tiempo suficiente para darme cuenta de que fue un error volver. Todos cometemos errores. Eso puede afectar al curso de nuestra historia, directa o indirectamente.
- Sí, sí, claro. ¿Tenía pensado avisar a la familia?
- Preguntas y más preguntas, querida. Preguntas. En todas partes.
- Sólo pido una respuesta –dije, intentando hablar su lenguaje.
- Yo tengo respuestas. Pero no tengo sus preguntas. Tengo preguntas, y tengo respuestas, pero no tengo respuestas para las preguntas y preguntas para las respuestas. Y aún me quedan muchas preguntas para formularme, escondidas, esperadas para ser descubiertas, gritando mi nombre. Pero necesito herramientas.
- Herramientas…
- Herramientas para poder oírlas, Hannah Malker. No me sirve de nada que me llamen si no tengo medios para oírlas.
- Las preguntas –repetí incrédula.
Asintió con la cabeza.
- ¿A caso tienes alguna respuesta a mis preguntas, Hannah Malker?
- No, no. Bueno, nosotros ya nos vamos.
- Voy a seguir mi camino, a ver dónde me lleva.
- Ah, pues que… encuentres lo que buscas.
- Hasta que el destino nos vuelva a juntar. Y recuerda, la locura es una acción que se repite una y otra vez esperando diferentes resultados.
- Lo tendré en cuenta.
Nos alejamos andando otra vez.
- ¿Y ese loco? –me preguntó Louis cuando nos alejamos de él una distancia considerable.
- Es el profe de ciencias, ¿no te acuerdas?
- ¿En serio? –miró atrás- Es verdad. Parece aún más loco.
- Y mira que es difícil…
Seguimos andando, hasta que llegamos a la puerta de mi piso.
- Gracias por todo, Louis, me lo he pasado muy muy bien.
- Me alegro muchísimo. Oye, he pensado que antes de que Harry se vaya a Holmes Chapel podríamos volver a quedar los cuatro, ya sabes, con Lena y Harry, ¿qué te parece?
- Sí, claro. Aunque no me parece que sea necesario, pero sería genial.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- ¿No te lo ha dicho Harry? Se ve que él la ha invitado a ella para que lo acompañe a Holmes Chapel.
- ¡¿Qué?! Sabía que Hazza tomaba el camino directo, pero, ¿tanto?
Encogí las espaldas.
- No hace falta decir que ella ha aceptado...
- Dios mío...
- Eh, pero podemos quedar igual.
- Sí, sí, claro. Que te vaya bien, princesa -dijo dándome un beso.
- Ya nos volveremos a ver -sonreí.
Entré en mi piso y llamé a Lena.
- ¿Hola?
- Lena.
- ¿Vengo a tu casa?
- Y ya estás corriendo -colgué.
Inmediatamente me di cuenta que Louis ya no estaba a mi lado.
Me incorporé, miré mi móvil. Las 10:53.
Me alisé la camisa de dormir con la mano y me dirigí al comedor, pasándome una mano por el pelo enredado.
- Buenos días, princesa –dijo Louis desde la cocina-. He salido a comprar algo para desayunar y estoy haciendo un poco de café. ¿Qué tal?
- Buenos días –dije acercándome a él y dándole un beso-. Un poco dormida aún.
- Me alegro –me dio otro beso-. Siéntate en el sofá, ahora te traigo el desayuno, ¿tienes hambre?
- Sí, claro.
Me senté en el sofá y me puse a deshacerme nudos del pelo con los dedos, pero sólo tuve tiempo de deshacer unos cuantos, puesto que unos segundos después llegó Louis con una bandeja llena de comida: Croissants, muffins, ensaimadas, galletas, donuts...
La puso en la mesa de cristal y me alargó una taza con café.
- No sabía que querrías, así que he comprado de todo.
- Qué majo -dije riéndome. Lo miré a los ojos y negué suavemente con la cabeza. Me mordí el labio- Te amo, Lou.
- Te amo, Hann.
Se sentó a mi lado en el sofá, lo abracé y lo besé.
- Bueno, ¿vamos a probar si esto está bueno? –dije rompiendo el silencio cuando nos separamos.
Comimos y mientras hablábamos y reíamos, nos vestimos y salimos a dar una vuelta.
Fuimos andando hasta el Sandall Park y dimos la vuelta.
Estábamos pasando por Adlard Road cuando nos cruzamos con un hombre.
Un hombre que yo conocía.
Lo miré. Un flequillo de pelo gris le tapaba el ojo derecho, de color verde, mientras que el ojo izquierdo era azul. Tenía arrugas por toda la cara, y ojeras de kilómetro como si no hubiera dormido desde hacía un mes.
El mismo hombre con el que me encontraba todos los viernes por la mañana, aunque hoy era domingo.
- Discúlpeme un momento –dije aturándolo.
Se giró y me miró a los ojos.
- ¿Hannah?
Y entonces lo recordé.
Ese hombre…
Recordé todas las clases, sentados en los pupitres, mientras ese hombre apuntaba letras y números que nadie entendía en la pizarra y hablaba por sí solo.
Recordé todas las comidas con mi familia esperando a ese hombre, un hombre que no iba a venir.
Mi ex-profesor de ciencias. Y mi tío.
Lo último que recordaba de él fue que le echaron del instituto, porque en sus clases no enseñaba absolutamente nada a los alumnos, sino que escribía fórmulas y se pasaba las horas contemplándolas. Cuando lo despidieron, cobró la indemnización y se fue sin decir nada a nadie.
La verdad es que no tenía fama de disponer de mucha… Salud mental, por así decirlo.
- ¿Tío Warren?
- Doctor Warren. Hacía mucho que no te veía –me dijo fitándome con los ojos, inexpresivo.
- Sí… ¿Dónde se fue? Desapareció sin avisar…
- Sé lo que hice. Sé lo que hicieron. Fui a un sitio incierto. A alguna parte del mundo dónde pudieran apreciar mis razonamientos.
- Ya… Esto… ¿Cuándo hace que está en Doncaster?
- El tiempo suficiente para darme cuenta de que fue un error volver. Todos cometemos errores. Eso puede afectar al curso de nuestra historia, directa o indirectamente.
- Sí, sí, claro. ¿Tenía pensado avisar a la familia?
- Preguntas y más preguntas, querida. Preguntas. En todas partes.
- Sólo pido una respuesta –dije, intentando hablar su lenguaje.
- Yo tengo respuestas. Pero no tengo sus preguntas. Tengo preguntas, y tengo respuestas, pero no tengo respuestas para las preguntas y preguntas para las respuestas. Y aún me quedan muchas preguntas para formularme, escondidas, esperadas para ser descubiertas, gritando mi nombre. Pero necesito herramientas.
- Herramientas…
- Herramientas para poder oírlas, Hannah Malker. No me sirve de nada que me llamen si no tengo medios para oírlas.
- Las preguntas –repetí incrédula.
Asintió con la cabeza.
- ¿A caso tienes alguna respuesta a mis preguntas, Hannah Malker?
- No, no. Bueno, nosotros ya nos vamos.
- Voy a seguir mi camino, a ver dónde me lleva.
- Ah, pues que… encuentres lo que buscas.
- Hasta que el destino nos vuelva a juntar. Y recuerda, la locura es una acción que se repite una y otra vez esperando diferentes resultados.
- Lo tendré en cuenta.
Nos alejamos andando otra vez.
- ¿Y ese loco? –me preguntó Louis cuando nos alejamos de él una distancia considerable.
- Es el profe de ciencias, ¿no te acuerdas?
- ¿En serio? –miró atrás- Es verdad. Parece aún más loco.
- Y mira que es difícil…
Seguimos andando, hasta que llegamos a la puerta de mi piso.
- Gracias por todo, Louis, me lo he pasado muy muy bien.
- Me alegro muchísimo. Oye, he pensado que antes de que Harry se vaya a Holmes Chapel podríamos volver a quedar los cuatro, ya sabes, con Lena y Harry, ¿qué te parece?
- Sí, claro. Aunque no me parece que sea necesario, pero sería genial.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- ¿No te lo ha dicho Harry? Se ve que él la ha invitado a ella para que lo acompañe a Holmes Chapel.
- ¡¿Qué?! Sabía que Hazza tomaba el camino directo, pero, ¿tanto?
Encogí las espaldas.
- No hace falta decir que ella ha aceptado...
- Dios mío...
- Eh, pero podemos quedar igual.
- Sí, sí, claro. Que te vaya bien, princesa -dijo dándome un beso.
- Ya nos volveremos a ver -sonreí.
Entré en mi piso y llamé a Lena.
- ¿Hola?
- Lena.
- ¿Vengo a tu casa?
- Y ya estás corriendo -colgué.
29
Diez minutos más tarde Lena llamó a mi puerta.
Abrí y la dejé entrar.
- Al sofá –ordené.
Se sentó en el sofá y llevé dos tazas de té que tenía preparadas en la cocina hasta la mesa de cristal y le alargué una a Lena.
- ¿Empiezas tú o empiezo yo? –le dije.
- Empieza tú mejor.
Le narré toda la cita con Louis, desde la guerra de pipas y patatas fritas hasta nuestro encuentro con el tío… Doctor Warren, pasando por la feria, la cena en el italiano, el cine y el desayuno.
- Awww qué mono… –dijo cuando terminé.
- Sí que es mono… Pero bueno, ahora te toca a ti.
- Bueno pues… Ayer por la tarde, estaba en mi casa, me llamaron, un número que no conocía. Lo cogí y… bueno, que era Harry. Y me puse muy nerviosa, pero Hann, muy nerviosa… Estuvimos hablando un rato, pero sin decir nada en realidad, ya sabes: “¿Qué tal? ¿Bien? Me alegro. Yo bien también. ¿Y la familia?”. Y luego me dijo que en una semana se iba a Holmes Chapel y que si quería acompañarlo… Y bueno, le dije que sí, pero nose Hann… No quiero quedar como una histérica.
- No quedarás como una histérica –le sonreí-. Si te ha dicho eso, es porque siente algo por ti, ¿no?
- Sí, bueno, no sé, supongo… -empezó a sonrojarse.
- ¡LENA IS IN LOOOVEEE! –grité.
- No, Hannah, no grites, por favor. Y, una cosa, tú y Louis, se supone que estáis saliendo, ¿no?
- Sí, bueno, no sé, supongo –me reí.
--
*Narrado por Lena.*
El sábado por la tarde, yo estaba en mi casa. Hannah había salido con Louis (Louis Tomlinson!) y yo me quedé en mi piso dando vueltas.
Me puse a ver la tele, para pasar el tiempo.
Un rato más tarde, sonó mi móvil. Quité el volumen a la tele.
Era un número desconocido. Dudé un poco, pero al final lo cogí.
- Si?
- Lena? Lena Brentwood? –dijo una voz conocida a la otra banda, pero no podía ser él.
- Yo misma. Con quién hablo?
- Ehmm… Harry. Harry Styles.
Mi corazón dio un vuelco y el móvil estuvo a punto de caérseme de las manos. Harry. Dios.
- Ah… Hola, Harry.
- Hola…
- Qué tal?
Harry Styles, llamándome… a mí?
- Bien, bien. Y tú?
- También, también.
- Me alegro.
- Y yo. Esto…
- Eh…
- Qué tal Hannah?
- Bien, bueno supongo. Y Louis?
- Bien, imagino.
- Ah…
- Hmm, Lena, una cosa.
- Dime.
- En una semana voy a Holmes Chapel, a ver a mi familia y tal, y, bueno, he pensado que quizás quieres venirte.
Me estaba tomando el pelo.
- Yo? A Holmes Chapel… contigo?
- Sí, bueno, si te apetece, claro…
- Sí, sí, claro. Un día quedamos y… me lo cuentas todo, no sé.
- Ehm, sí, claro, ya te diré algo.
- Pues… Hasta entonces.
- Ya te llamaré, adiós.
Colgué, corrí hacia mi habitación y me tiré en mi cama.
Y lloré. Lloré como nunca.
Tenéis que comprenderme.
Hasta hacía solo un mes yo era una directioner normal, que soñaba con poder conocer a sus ídolos, pero que lo máximo a lo que realmente aspiraba era a un autógrafo, quizás un meet&greet.
Hace cuatro semanas me enteré de que mi mejor amiga era la exnovia de Louis.
Hace tres semanas conocí a Louis.
Hace dos semanas nos invitaron a ir a Londres con ellos.
Hace una semana quedé con Louis y Harry.
Y hoy, me iba a Holmes Chapel con Harry.
No me lo creía, eso era imposible, mi sueño se hacía realidad…
Harry, Harry Styles, el cantante de One Direction de ojos verdes y pelo rizado. Quería que yo fuera a su pueblo con él. Yo.
Si a la Lena de hacía un mes le hubieran contado todo lo que le iba a pasar, habría pillado el mayor ataque de risa de la historia.
“Y mira dónde estoy ahora…”
Fui otra vez al comedor, secándome las lágrimas con la manga del jersey, y busqué entre mis discos. Justin Bieber, Taylor Swift, Union J, Big Time Rush… Aquí está, mi Up All Night Deluxe Edition.
Lo puse en el reproductor de CD’s, fui a buscar mi cuaderno de dibujo y un lápiz y empecé a dibujar a Harry el día que fuimos a casa de Lena, primero su cara, luego la camisa y los tejanos, y finalmente el pelo rizado.
Estuve un buen rato dibujándolo, quizás una hora, quizás dos. No lo sé.
Contemplé mi dibujo, lo arranqué del cuaderno y lo puse en mi mesita de noche.
30
30
El martes 13 de diciembre me desperté a las 9 de la mañana, di de comer a Cookie, desayuné, me duché y me vestí.
Lena y yo habíamos decidido ir al centro comercial de compras a por ropa y cosas para el viaje a Londres, pero Harry se iba a Holmes Chapel el día 15, y el 14 habíamos quedado con los chicos, así que teníamos que aprovechar el día al máximo.
A las diez salí a la calle y esperé a que Lena me recogiera en su deportivo.
Fuimos hasta el centro comercial y empezamos a hacer lista de todas las cosas que necesitábamos: Un par de vestidos, zapatos, accesorios a juego, un par de jerséis y algún abrigo, aparte de conjuntos de diario y lo que se nos ocurriera.
A la una fuimos a comer para hacer una pausa. Aunque llevábamos apenas tres horas ahí dentro, ya íbamos cargadas con 6 bolsas. Yo me había comprado dos vestidos: uno azul turquesa que Lena definió como “azul ojos de Niall”, de tirantes que se adaptaba a mis curvas pero se abría por debajo la cintura; y uno rojo con adornos dorados, sencillo pero elegante, que había pensado reservar para nochevieja. También me había comprado una sudadera azul marina felpada, una chaqueta de cuero marrón, una camiseta de manga larga que ponía “Forever Young”, un jersey blanco a rayas azules y unas medias completamente negras.
Comimos hamburguesas y al terminar volvimos al trabajo.
Al final de la tarde volvimos al coche con 8 bolsas cada una y con £200 menos entre las dos (la mitad de lo que teníamos planeado gastarnos en Escocia).
Contamos todo lo que habíamos comprado entre las dos: 3 vestidos, 5 chaquetas, 3 sudaderas, 8 camisetas de manga larga, 5 jerséis, 6 pantalones, 4 bolsos, 6 pares de zapatos, 2 bufandas y 3 gorritos… 45 prendas en total. No estaba mal. Metimos todas las bolsas en los asientos de detrás y fuimos hacia el piso de Lena.
El piso de Lena también estaba situado en una calle central de Doncaster, lo único que el suyo era notablemente más grande y lujoso que el mío, ya que el suyo había sido un regalo de sus padres para su 18 cumpleaños.
Me ofrecí para ayudar a Lena a hacer la maleta. Entonces nos encontramos con el primer dilema: ¿Debíamos hacer la maleta sólo para Holmes Chapel o también para Londres?
Lena, toda tímida, llamó a Harry y se lo preguntó. El chico le dijo que volvían el 21 por la tarde a Doncaster, se reunían con nosotros y al día siguiente cogíamos el vuelo hacia Londres de las 2.
Estuvimos 45 minutos aproximadamente seleccionando la ropa que Lena tenía que llevarse para la semana que iba a estar allí, luego la clasificamos y la metimos en la maleta ordenadamente.
--
El día siguiente habíamos quedado los cuatro en casa de Louis a las 4 de la tarde. A las 3:45 Lena me recogió en el portal de mi casa y pusimos rumbo a la dirección que Lou me había dado.
Era una casa grande, no tan grande como la de Londres, grande pero normal.
Aparcamos el coche a unos metros de la casa y fuimos a picar al timbre.
- ¿Sí? –respondió la voz de Louis.
- Somos nosotras.
- Vale, pasad.
Abrimos la puerta de la valla y pasamos dentro de la parcela. Entonces se abrió la puerta de la casa y salió mi chico.
- Hola, chicas. Louis ha ido a vestirse, seguidme.
Entramos dentro y seguimos a Harry por las escaleras hasta el primer piso. Avanzamos por el pasillo y él picó a la puerta.
- ¡Louis! ¿Estás presentable?
- Un momento. Bueno, espera, que pase Hannah primero.
Abrí la puerta con suavidad, entré en la habitación y volví a cerrarla silenciosamente.
Me giré y vi como un Louis sin camiseta se ponía los pantalones rojos. Se los abrochó y luego se acercó a mí sin apenas mirarme. Me cogió por la cintura, me levantó y empezó a darme vueltas en el aire mientras se reía.
- Louis, ¡PARA! –grité, riéndome yo también.
Soltó una carcajada como respuesta y segundos después caímos los dos encima de la cama.
Cuando paramos de reír me miró con ojos tiernos y me dijo:
- Hola cielo, ¿qué tal?
- Eres tonto.
- ¿Pero me amas?
- Mucho.
Empezamos a besarnos. Medio minuto más tarde, gritaron desde fuera:
- PAREJITA, ¿SALÍS YA, O QUÉ? –era Harry.
- YA VAMOOOS –gritó Louis.
- Anda, ponte una camiseta –dije mientras nos levantábamos-, o sé de uno que malpensará.
Cogió una camiseta que había en los pies de la cama con un estampado de ‘The Fray’ y se la puso. Me alisé mi camiseta y salimos al pasillo.
- ¿Qué habéis hecho aquí fuera los dos solos, eh? -dijo Louis al salir.
Lena, a respuesta a su pregunta, se sonrojó.
- Nada –se apresuró a decir el de Holmes Chapel.
- Eh, que sois adultos, no hay nada de lo que avergonzarse.
- Harry dice la verdad… -interrumpió Lena- No hemos hecho nada.
- Qué mona eres cuando te pones nerviosa –dijo Louis sarcástico.
- Louis déjala –dijo Harry-. Pobrecita.
- Ay, si no me estoy metiendo con ella. Me cae genial, y lo sabes. Pero es que hacéis una pareja monísima, vosotros dos.
- Hannaaah, ¡haz algo! –me llamó Harry.
- ¿Yo? Eh, a mí no me metáis –dije divertida.
- Vamos, ¡son tu mejor amiga y tu novio! Además…
- TENGO HAMBRE –interrumpí-. LOUIS, DAME DE COMER.
- BAJEMOS AL COMEDOR, QUE MI MADRE HA HECHO PASTEL.
- OH, ¿TU MADRE ESTÁ AQUÍ?
- ESTA ES LA CASA QUE YO LES COMPRÉ. YO VIVO EN LONDRES CON HARRY.
- ¡DEJAD DE GRITAR! –gritó Lena.
- VALE –respondió Louis.
Reímos y bajamos las escaleras. Lou nos condujo por la casa hasta llegar al inmenso comedor –sala de estar-cocina y nos dijo:
- Podéis sentaros en el sofá, ahora saco el pastel y vengo con vosotros.
Pasamos una tarde muy agradable, Jay era una gran cocinera y el pastel estaba riquísimo. Jugamos a la Wii durante casi toda la tarde. Nos lo pasamos en grande y nos reímos muchísimo. Lena se fue abriendo a mesura que pasaban los minutos y terminó incluso haciendo bromas.
Hacia las ocho llegó Jay con las dos gemelas Phoebe y Daisy.
- ¡Hannah! –gritaron las pequeñas al verme.
Me levanté del sofá y me acerqué a ellas y las abracé a las dos.
- ¿Qué tal, pequeñas?
Entonces vieron a Louis y gritaron:
- ¡Lou!
- ¡Enanas! –gritó Louis corriendo hacia sus hermanas.
- ¡Hannah! –dijo Jay entrando por la puerta- ¡Qué alegría verte otra vez, cariño!
Fui hasta ella y le di dos besos.
- Pues sí –dije-. ¿Cuándo hacía que no nos veíamos?
- Uf, muchísimo. Des de antes de la movida del X-Factor, ¿puede ser?
- Puede ser –dije riéndome-. No me habías dicho que eras tan buena cocinera, estas cosas se avisan.
- ¿Lo dices por el pastel? Ah, bueno… ¿Entonces estaba bueno?
- Buenísimo –saltó Harry.
- Gracias, Harry –dijo riéndose Jay- ¿Y esa chica que está ahí escondida?
- Ah, ella es Lena –respondí-. Mi amiga y su… -dije señalando a Harry.
- Gracias Hannah, pero sé hablar –dijo Lena dándole dos besos a Jay-. Encantada.
- Pues yo soy la madre de ese bicho de ojos azules –dijo señalando a Louis, que les estaba haciendo cosquillas a las gemelas.
- Te invitaría a comer un pastel riquísimo, pero se ha terminado –dijo Harry, dándole la mano a Jay-. Hola, soy Harry.
- A ti ya te conozco, tonto. Eres mi ocupa favorito.
- Prefiero decir que soy un huésped.
Realmente me alegró volver a hablar con Jay, era cierto que hacía mucho que no la había visto, y me di cuenta que la echaba de menos.
Jay, Phoebe y Daisy habían salido a cenar, y tanto Lottie como Fizzy habían salido con sus amigas, así que Jay fue a acostar a las niñas y volvió para cocinar algo de cenar para Harry y Louis, ya que Lena y yo insistimos en que no era necesario que nos quedáramos a cenar.
Nos despedimos de nuestros chicos, yo con un beso y ella con un abrazo, aunque era evidente que los dos deseaban algo más. Me despedí de Jay y volvimos al coche.
Fuimos a casa de Lena, ya que esa noche habíamos decidido que yo me quedara a dormir ahí, cogí mi pequeña bolsa del asiento de detrás y subimos.
--
La mañana siguiente, miércoles 15 de diciembre, a las 9:54 llegábamos en taxi a casa de Louis. Lena bajó con su pequeña maleta y, antes de que pudiéramos llamar al timbre, salieron Harry con una maleta pequeña y Louis en pijama.
- Buenos días –dijo Lena.
Harry hizo una llamada y un minuto más tarde llegó un coche negro y paró delante de donde estábamos nosotros.
Cogí a Lena por un brazo y la aparté un poco de los chicos, para que no nos escucharan.
- Lena, sé que vas a Holmes Chapel con Harry Styles, tu ídolo, sí, lo sé. Pero sólo quería darte un consejo…
- Dime.
- No fangirlees.
- ¿Perdón?
- O sea, sé que vas a estar muy emocionada, pero contente, no hagas de Crazy Mofo. Olvídate de que eres directioner y se… Persona. ¿Entiendes?
- Claro –dijo abrazándome-. Te voy a echar mucho de menos, Hann.
- Y yo a ti, y lo sabes –suspiré-. Nos vemos el 21 para hacer las maletas para ir a Londres –sonreí.
- Despacio. Primero Holmes Chapel. Luego, Londres, no me agobies –se rió.
Volvimos con ellos. Harry cogió la maleta de mi amiga y la puso en el maletero. Luego, le abrió la puerta de detrás y Lena entró en el coche.
Cuando los dos hubieron subido al coche y el chófer hubo encendido el motor, Louis y yo empezamos a gritar:
- ¡Que vaya bien!
- ¡Ser sensatos!
- ¡Pasároslo en grande!
El coche arrancó y, mientras nosotros hacíamos adiós con la mano, se fue antes de desaparecer al girar en la esquina.
Cuando el coche hubo desaparecido de nuestra vista, me giré hacia Louis, que aún iba en pijama, pasé las manos por su cuello y lo besé.
- Oye, yo aún tengo algo de sueño –le dije-. ¿Vamos a dentro?
- Sí, claro –dijo sonriendo-. Vamos a “dormir”.
- Tira y calla –dije riéndome.
--
*Narrado por Lena*
Cuando hubimos dejado atrás la casa de Louis, me puse muy nerviosa de repente.
Para intentar calmarme, analicé la situación:
“Estás en un coche. El coche lleva a Holmes Chapel” miré a mi lado. “Contén la calma. VOY A HOLMES CHAPEL CON HARRY STYLES, OH DIOS MÍO. Joder, que contengas la calma. Respira hondo. Inspira… Expira. Inspira… Expira. Inspira…”
Y justo entonces, Harry decidió que era buena momento para pasarme un brazo por mi hombro atrayéndome hacia él.
“Vale, cambio de plan. Acurrúcate a su lado y déjate llevar.”
Apoyé mi cabeza en su hombro y cerré los ojos.
Dos horas más tarde, Harry me susurró a la oreja:
- Lena. Eh, Lena –abrí los ojos-. Ya hemos llegado.
32
Tal y como habíamos acordado, Lena y yo dedicamos esa noche a hacer su maleta; y a la mañana siguiente, a las 9, ella vino a mi casa e hicimos la mía.
A la una del mediodía fuimos a casa de Louis y picamos al timbre.
- Aquí Capitán L. a su servicio.
- Hola, soldado H. a disposar.
- ¿Se encuentra con usted la soldado L.?
- Afirmativo. ¿Y el Capitán H.? -dice Lena.
- Se encuentra en mi presencia. Pasen a la base, soldados -responde Lou abriendo la puerta.
Corro hacia él y me tiro a sus brazos.
- Eh, el código prohíbe el afecto entre soldados -sale Harry.
- A la mierda el código -dice Louis mientras me besa.
Cogen sus maletas y salimos a fuera.
- ¿Estáis listas, chicas y Harry?
- Sí, esto... Louis, ¿está tu madre en casa? -le pregunto- Me gustaría despedirme de ella.
- No lo sé, mira si está haciendo desayuno.
Entré en la casa y corrí hasta la cocina.
Jay estaba haciendo bacon en la paella.
- ¡Jay!
- ¡Hannah! Espera un momento, cariño, que saco esto.
Dejó el bacon en un plato, vino hacia mí y me abrazó.
- Que vaya muy bien en Londres. Cuida bien de mi bicho, ¿eh?
- Lo haré, y lo sabes -le sonreí.
- Claro. Confío en ti. Ah, espera un momento.
Obedecí y Jay salió corriendo de la cocina. Medio minuto más tarde volvió con un paquete embolicado con papel de regalo.
- Esto es nuestro regalo de cumpleaños y Navidad. Me harías un favor muy grande si pudieras...
- ... ¿Dárselo? -asintió con la cabeza y cogí el paquete-. Claro. ¿Puedo saber qué es?
- Ya lo verás -me sonrió.
Guardé el paquete en mi maleta, me despedí de Jay con dos besos y volví a fuera. Un coche negro estaba esperando aparcado en la acera, y Louis estaba de pie delante.
- Hann, dame la maleta.
Lo hice y él la guardó en el maletero. Luego abrió la puerta y dijo:
- Las damas primero.
- Entonces deberías entrar tú antes -me reí-. Es broma, tonto -le di un beso y entré en el coche.
--
Diez minutos más tarde llegamos al aeropuerto.
En lugar de ir a facturar maletas, nos dirigimos a la cafetería.
- ¿Dónde vamos? -pregunté.
- A reunirnos con Niall y Andrew, luego facturamos y cogemos el vuelo.
Cuando llegamos a la cafetería, la pareja irlandesa ya estaba ahí.
Niall iba con una camiseta de manga larga blanca de mangas marrones con un estampado en el que ponía "A Hard Day Night" que me llamó la atención, pero sin embargo, no pude evitar fijarme más en ella.
Andrew tenía unos ojos de un color marrón café cautivador y el pelo ligeramente rizado, de un color marrón oscuro, le caía por encima de las espaldas llegándole casi a la cadera, adornando su cara bronceada de facciones agradables y bien dibujadas.
Me fijé en que sus hoyuelos tenían unas marcas que indicaban que siempre estaba sonriendo. Pero lo que más me llamó la atención en ella fue la manera en cómo miraba a Niall: era una mezcla de respeto, admiración y cariño. Sus ojos irradiaban amor.
- ¡Niall! -gritó Louis en cuando los vio.
Niall y Andrew se levantaron y vinieron hacia nosotros.
Los chicos chocaron los puños mientras nosotras nos lo mirábamos. Noté que Andrew me miraba y sonreía, así que la miré yo también y le devolví la sonrisa.
- Niall, esta es Hannah, mi novia -le di dos besos a Niall- Esta es Lena, la novia de Harry -ella también lo hizo- Y este es Harry.
- Eh, a ti ya te conozco. Para ti no hay beso -dijo Niall apartándose de Harry.
Harry puso cara triste y todos nos reímos.
- ¿Y tú debes ser Andrew, no? -le sonreí.
- Sí, soy la... Bueno, amiga de Niall -respondió ella con voz dulce.
- Amiga? Eres mi princesa -le dijo él y se besaron.
- Aaaw, qué monos! -gritó Louis-. Siento interrumpiros, pero deberíamos ir tirando.
Me presenté a Andrew con un abrazo y dos besos y luego fuimos a embarcar.--
A las 2:03 del mediodía, estábamos los 6 sentados en el avión Doncaster - Londres esperando para despegar.
Me acurruqué en la sudadera de Louis y cerré los ojos, mientras él me acariciaba el pelo, dispuesta a descansar un rato antes de llegar a la gran ciudad:
Londres.
*Narrado por Lena*
31
El día 21 de diciembre por la mañana, Louis y yo salimos de su casa y subimos al coche.
Ya había pasado una semana des de que Lena y Harry habían marchado a Holmes Chapel. Esa semana había sido probablemente la mejor semana de mi vida, ya que la pasé entera con Louis. Fue una semana perfecta. Quedamos todos los días: en mi casa, en su casa, en el centro comercial, en el cine, en el parque, en el Strabucks, en varios restaurantes…
Ese día habíamos decidido ir a ver un partido de los Doncaster Rovers.
Fuimos al Keepmoat Stadium hacia las 11.30, ya que el partido empezaba a las 12.
Louis mostró las entradas a un guarda y nos guió hasta nuestros asientos, en una buena zona, pero no en la mejor.
Me gustaba esa parte de Louis, porque así me olvidaba de la realidad y me hacía sentir como si aún estuviera con el Louis de antes de X-Factor, el de sólo dos años atrás.
El partido empezó puntual. Jugábamos contra el Leeds, un buen equipo, pero los Rovers eran mejores.
Pasamos los primeros diez minutos casi en silencio, contemplando el campo con los jugadores corriendo por encima.
- ¿Sabes? –dice Louis- Mi sueño siempre fue estar ahí abajo, luchando por la pelota.
- ¿No era ser famoso y dedicar tu vida a cantar y sacar un disco y tener millones de fans? –digo riéndome.
- Sí, bueno, eso también. Pero des de que vine a ver mi primer partido llevo queriendo defender esa camiseta.
- Pues eso también lo vas a cumplir, seguro –digo y lo beso.
Después de eso nos relajamos más y decidimos disfrutar al máximo del partido.
Louis, como buen fanático del fútbol que es, empezó a comentar todas las jugadas cómo si fuera un comentarista de radio mientras yo me partía el culo de risa en el asiento del lado.
- Y Rob Jones conduce la pelota hasta llegar al área… Se la pasa a Chris Brown, mira, con ese queremos hacer una canción –el jugador realmente se llamaba así-. Corre Chris Brown, ¡CORRE! Chuta, Billy remata y… ¡FUERAAAAA! La pilota vuela por el cielo más alto que Vas Happenin’ Boy.
- Louis, ya, que me meo viva –dije retorciéndome de risa.
- Es que si te mearas muerta, tendríamos un problema.
- Cállate, por favooor -dije apretándole la mano.
Cuarenta-y-cinco minutos más tarde salimos de ahí y fuimos a comer.
--
A las 4:52 de la tarde estaba yo delante del portal de casa de Lena esperando a que llegara el coche negro.
Tres minutos esperé de pie; entonces llegó el coche, se abrió la puerta, bajó Lena con su maleta y una bolsa, le dio un beso en toda regla a Harry (que estaba dentro del coche) vino hasta mí y el coche se fue.
- ¿Y ese beso? –le sonreí.
- Yo también te he echado mucho de menos, tonta –dijo abrazándome.
- ¿Qué tal ha ido?
- ¡Genial! Tengo tantas cosas que contarte, Hann…
- ¿Subimos arriba y me cuentas?
- Sí, pero una cosa, sé que hoy íbamos a dormir a tu casa porque así yo también te ayudaba con tus maletas, pero es que tengo unas ganas de dormir en mi cama…
- No pasa nada, vamos a deshacer tu maleta y luego nos organizamos -le sonrío.
Subimos a su piso y entre las dos empezamos a vaciar la maleta.
- Ah, sí, y esta bolsa es para ti –dijo alargándome la bolsa que llevaba al salir del coche.
- ¿Qué es?
- Ábrelo y lo sabrás.
Saqué un paquete de la bolsa, lo abrí y vi que eran 5 pastelitos que ponían 1D con varios colores:
- ¿Y esto? –dije riéndome.
- Son los pastelitos especiales de Bárbara, ya sabes, la pastelería donde Harry trabajaba antes de…
- … del X-Factor, sí lo sé –me los quedé mirando-. No hacía falta que te molestaras.
- Me hacía ilusión –me sonrió.
- ¿Nos comemos uno?
- Venga, vale.
Al final convencí a Lena para quedarnos en su casa haciendo su maleta, encargar pizza, y mañana por la mañana que viniera a mi casa a hacer la mía.
Cualquiera diría que hacer una maleta se hace en 10, 20, como mucho 30 minutos.
Pero para nosotras eso era algo más importante: Ir a Londres con One Direction era el acontecimiento más importante de mi vida, y ya no me imagino el de una directioner como Lena.
Dos horas estuvimos seleccionando ropa: Lena se la probaba y yo le decía "sí" o "no".
Nos costó muchísimo más encabir las cosas en su maleta, entre camisetas, jerséis, vestidos, pantalones, zapatos, ropa interior, chaquetas, sudaderas y demás…
Ah, y los pastelitos estaban muy buenos.32
Tal y como habíamos acordado, Lena y yo dedicamos esa noche a hacer su maleta; y a la mañana siguiente, a las 9, ella vino a mi casa e hicimos la mía.
A la una del mediodía fuimos a casa de Louis y picamos al timbre.
- Aquí Capitán L. a su servicio.
- Hola, soldado H. a disposar.
- ¿Se encuentra con usted la soldado L.?
- Afirmativo. ¿Y el Capitán H.? -dice Lena.
- Se encuentra en mi presencia. Pasen a la base, soldados -responde Lou abriendo la puerta.
Corro hacia él y me tiro a sus brazos.
- Eh, el código prohíbe el afecto entre soldados -sale Harry.
- A la mierda el código -dice Louis mientras me besa.
Cogen sus maletas y salimos a fuera.
- ¿Estáis listas, chicas y Harry?
- Sí, esto... Louis, ¿está tu madre en casa? -le pregunto- Me gustaría despedirme de ella.
- No lo sé, mira si está haciendo desayuno.
Entré en la casa y corrí hasta la cocina.
Jay estaba haciendo bacon en la paella.
- ¡Jay!
- ¡Hannah! Espera un momento, cariño, que saco esto.
Dejó el bacon en un plato, vino hacia mí y me abrazó.
- Que vaya muy bien en Londres. Cuida bien de mi bicho, ¿eh?
- Lo haré, y lo sabes -le sonreí.
- Claro. Confío en ti. Ah, espera un momento.
Obedecí y Jay salió corriendo de la cocina. Medio minuto más tarde volvió con un paquete embolicado con papel de regalo.
- Esto es nuestro regalo de cumpleaños y Navidad. Me harías un favor muy grande si pudieras...
- ... ¿Dárselo? -asintió con la cabeza y cogí el paquete-. Claro. ¿Puedo saber qué es?
- Ya lo verás -me sonrió.
Guardé el paquete en mi maleta, me despedí de Jay con dos besos y volví a fuera. Un coche negro estaba esperando aparcado en la acera, y Louis estaba de pie delante.
- Hann, dame la maleta.
Lo hice y él la guardó en el maletero. Luego abrió la puerta y dijo:
- Las damas primero.
- Entonces deberías entrar tú antes -me reí-. Es broma, tonto -le di un beso y entré en el coche.
--
Diez minutos más tarde llegamos al aeropuerto.
En lugar de ir a facturar maletas, nos dirigimos a la cafetería.
- ¿Dónde vamos? -pregunté.
- A reunirnos con Niall y Andrew, luego facturamos y cogemos el vuelo.
Cuando llegamos a la cafetería, la pareja irlandesa ya estaba ahí.
Niall iba con una camiseta de manga larga blanca de mangas marrones con un estampado en el que ponía "A Hard Day Night" que me llamó la atención, pero sin embargo, no pude evitar fijarme más en ella.
Andrew tenía unos ojos de un color marrón café cautivador y el pelo ligeramente rizado, de un color marrón oscuro, le caía por encima de las espaldas llegándole casi a la cadera, adornando su cara bronceada de facciones agradables y bien dibujadas.
Me fijé en que sus hoyuelos tenían unas marcas que indicaban que siempre estaba sonriendo. Pero lo que más me llamó la atención en ella fue la manera en cómo miraba a Niall: era una mezcla de respeto, admiración y cariño. Sus ojos irradiaban amor.
- ¡Niall! -gritó Louis en cuando los vio.
Niall y Andrew se levantaron y vinieron hacia nosotros.
Los chicos chocaron los puños mientras nosotras nos lo mirábamos. Noté que Andrew me miraba y sonreía, así que la miré yo también y le devolví la sonrisa.
- Niall, esta es Hannah, mi novia -le di dos besos a Niall- Esta es Lena, la novia de Harry -ella también lo hizo- Y este es Harry.
- Eh, a ti ya te conozco. Para ti no hay beso -dijo Niall apartándose de Harry.
Harry puso cara triste y todos nos reímos.
- ¿Y tú debes ser Andrew, no? -le sonreí.
- Sí, soy la... Bueno, amiga de Niall -respondió ella con voz dulce.
- Amiga? Eres mi princesa -le dijo él y se besaron.
- Aaaw, qué monos! -gritó Louis-. Siento interrumpiros, pero deberíamos ir tirando.
Me presenté a Andrew con un abrazo y dos besos y luego fuimos a embarcar.--
A las 2:03 del mediodía, estábamos los 6 sentados en el avión Doncaster - Londres esperando para despegar.
Me acurruqué en la sudadera de Louis y cerré los ojos, mientras él me acariciaba el pelo, dispuesta a descansar un rato antes de llegar a la gran ciudad:
Londres.
33
Yo le había contado a Hannah las partes buenas de mi viaje a Holmes Chapel y le había dicho que todo había ido bien, pero no era del todo cierto.
Era verdad que la mayoría del tiempo había ido bien y había estado feliz junto a Harry, pero no fue una semana de ensueño...
Los dos primeros días habían ido muy bien, me instalé en el cuarto de invitados de la casa de Harry, pero durante el día estábamos juntos y nos lo pasábamos muy bien, aunque no habíamos llegado más lejos de miradas y abrazos.
Os voy a contar cómo la situación dio ese vuelco radical.
En mi tercer día en Holmes Chapel, por la mañana Harry me llevó a la bolera y luego fuimos a un restaurante a comer.
Después de haber comido, me llevó a un parque y estuvimos paseando un rato y hablando.
- Lena... Sé que te conozco desde hace relativamente poco, pero... Des del día en que te vi, me di cuenta que eras diferente a las demás, eras única. Y solo quería que supieras que me... importas mucho.
A falta de palabras, le sonreí, cosa que Harry tomó como pie, y se acercó para besarme...
"No fangirlees" las palabras de Hannah resonaron en mi cabeza "Sé que es tu ídolo y esas cosas, pero..."
...pero yo me aparté.
Me miró, medio sorprendido, medio ofendido.
- Harry, yo... No es que no te quiera, pero... Esto es nuevo para mí. Quiero decir, si a la Lena de hace un mes le hubieran dicho que ahora estaría aquí, contigo, le hubiera cogido el mayor ataque de risa de la historia. Tú también eres muy importante para mí, pero... Yo te conozco des de hace mucho más que tú a mí. Des de que estabas detrás de mi pantalla, sentado en las escaleras, que hubiera dado todo lo que tenía por pasar un solo minuto a tu lado. Pero no un minuto cómo este... Lo que quiero decir con todo esto, es que nunca te he visto como más que un ídolo que quizás llegue saber que existo, con mucha suerte podría llegar a verlo alguna vez en mi vida. Y no sé si te veo como algo más que eso. No sé si te puedo ver como un novio porque... eso nunca ha entrado en mi mente.
Se me quedó mirando, inexpresivo.
- ¿Tienes tu móvil aquí?
- Sí, pero Harry, yo...
Sacó un papel del bolsillo y apuntó alguna cosa.
- Toma -dijo alargándome el papel-. Si quieres que te vengan a recoger, llama aquí.
- Harry...
Pero Harry se fue por el camino por donde habíamos llegado, dejándome plantada en el sitio donde poco tiempo antes él había intentado besarme.
Intenté secarme los ojos con la manga del jersey. Busqué un banco con la mirada y me senté en él, mientras las lágrimas no dejaban de resbalar por mis mejillas, dejando un regusto salado en mis labios. Escondí la cabeza entre las piernas y desconecté del mundo.
No sabía porqué le había dicho eso a Harry, en el fondo sabía que lo quería y que quería estar con él y no quería perderlo.
"... pero olvídate de que eres directioner y se... persona".
Cuando el llanto hubo cesado un poco, saqué el papel que Harry me había dado, lo alisé con los dedos y analicé las chifras que Harry había escrito. Saqué el móvil y marqué los números, y le di a llamar.
- ¿Hola?... Soy Lena, Harry... Sí... Harry me ha dicho que llamara si quería que me vinieran a recoger...
Fui hacia la entrada del parque y me subí al coche negro que me estaba esperando.
Me llevó de vuelta a casa de Harry, agradecí al chófer su ayuda, y entré en la casa.
Anduve por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Abrí la puerta y me encontré a Harry sentado en los pies de mi cama, mirando al suelo.
Cerré la puerta, entonces él alzó la cabeza y me vio.
- Lena.
Corrió hacia mí y me abrazó.
- Perdóname, soy un estúpido, un imbécil y...
- No. -lo miré a los ojos-. No sé por qué te he dicho eso antes, yo... Quiero estar contigo, Harry. No quería que te pensaras que soy una fan más y que yo...
- Lena, ya te lo he dicho. No eres una fan más. Eres Lena, eres única, ¿entiendes?
Asentí, pero abajé la cabeza hacia el suelo.
Harry me cogió por la barbilla y la alzó, obligándome a mirarlo a los ojos.
Esta vez fui yo la que se acercó para unir nuestros labios en el que sería el primer beso de muchos otros que vendrían durante las semanas siguientes.
34
- Hannah... Hannah. Eh, cielo.
Abro los ojos, estoy tumbada con la cabeza en el regazo de Louis, que me mira tiernamente.
- ¿Ya vamos a aterrizar? -digo con voz dormida.
- No -sonríe- aún quedan unos diez minutos, pero pensé que te gustaría ver Londres des del cielo, ¿no?
- Uy sí, vista de pájaro.
Me incorporé y miré por la ventana.
- Pero si no se ve casi nada...
- Ahora aparecerán el London Eye y el Big Ben por ahí.
Giré la cabeza hacia él y le dije:
- Pero por qué querría yo verlos, si tengo unas vistas mejores hacia el otro lado. Vistas con ojos azules.
- ¡Yo también tengo vistas con ojos azules!
- ¿En serio? Pero más bonitas que las mías no creo...
- Uy sí, mucho más bonitas.
- Permíteme dudarlo.
- No te lo permito.
- Eres tonto.
- Pero me amas.
- Mucho. Pero eres tonto.
Tal y cómo Louis había dicho, en diez minutos hubimos aterrizado.
Nos levantamos de nuestros asientos, dispuestos a salir. Lena y Harry, en frente nuestro, también se levantaron, pero Niall y Andrew seguían en su sitio.
Lena se acercó a ellos y susurró:
- Están dormidos. Los dos.
- ¿En serio? -dijo Harry- Oh, espera, déjamelos despertar a mí.
- Pero hazlo con suavidad -apunté.
Harry se acercó a Niall, que tenía la cabeza apoyada en el regazo, le acercó la cara a su cara y entonces gritó:
- IT'S TIME TO GET UP, IT'S TIME TO GET UUUP!
Niall abrió los ojos de repente y al ver la cara de Harry tan cerca, dejó escapar un grito y le dedicó a Harry un puñetazo en toda la nariz.
Harry gritó de dolor y se tapó la nariz con las manos.
- ¿¡QUÉ HACÍAS, HARRY?! -gritó el irlandés.
- ¡TENÍA QUE VENGARME!
A mi lado, a Louis le cogió un ataque de risa monumental, y Lena se acercó a Harry para examinarle la nariz. Mientras, Andrew se había despertado con toda la movida y estaba tranquilizando a Niall.
Y yo me miraba el panorama divertida.
--
El chófer del coche que nos llevaba hacia la casa de los chicos en Londres decidió llevarnos por los alrededores de la ciudad, con la cual cosa no vimos nada. Estúpido chófer.
- Te dije que miraras por la ventana -me repitió Louis varias veces.
- Te dije que callaras.
- No, eso me lo dices ahora.
- Cállate.
- Cállame tú.
Le di un beso, luego le puse un dedo encima de los labios y le dije:
- No hables más si no es para decir cosas bonitas, ¿vale?
Asintió con la cabeza y me sonrió, divertido.
En unos minutos llegamos a la casa.
Bueno, en mi defensa diré que era mucho más grande que en fotos.
Las chicas nos quedamos en la entrada de la casa, mirándola embobadas.
- Waw -exclamó Andrew rompiendo el silencio.
Los chicos nos guiaron por la inmensa casa de amplios pasillos. Niall y Andrew entraron en una de las primeras habitaciones mientras que Louis y Harry nos guiaron a una que había un poco más lejos.
- Bueno, chicas -dijo Harry abriendo una puerta- Esta es la vuestra. Louis está en la de aquí delante y yo estoy en aquella de ahí -le señaló a Lena una habitación.
- Os instaláis y luego venís a buscarnos, ¿vale? -dijo Louis.
- Vale -respondí-. Hasta pronto, cielo -me despedí de él con un beso y entramos en la habitación.
Por suerte, no era una habitación gigante. Como cuatro de las mías juntas, sí, pero tampoco una monstruosidad.
Había una cama de matrimonio en el centro, y habían instalado una cama individual pegada a la pared.
Había un sofá larguísimo, enfocado a una pantalla plana que colgaba de la pared. También había un futbolín colocado al lado del sofá.
Ah, y la cuarta pared era totalmente de cristal.
Lena descubrió dos grandes armarios encastados en la pared y yo descubrí que teníamos baño propio.
"Baño" si podías llamarlo así. En el "baño", a parte de las cosas típicas, había una bañera de hidromasaje en un rincón, un jacuzzi para 4 personas en el medio y una especie de manguera en la otra banda de la habitación. Me hice una nota mental para descubrir para qué servía y volví a la habitación.
Lena y yo deshicimos nuestras maletas y colocamos nuestras cosas en el armario.
Decidimos que dormiríamos cada una con su chico, pero que tuviéramos esa habitación libre por si pasaba cualquier cosa.
Lena quiso darse una ducha de agua caliente, en la ducha, que era la única cosa que sabíamos hacer funcionar; y yo fui a llamar a la puerta de Lou.
- ¿Sí? -preguntó sin siquiera abrir la puerta.
- Hannah. Esto... ¿puedo pasar?
La puerta se abrió, Louis me cogió la mano y tiró de mí para hacerme entrar.
35
Estuve con Louis hasta las cinco de la tarde; luego fui a mi habitación y me cambié de ropa. Me puse un jersei color crema de cuello abierto y unos tejanos pitillo blancos con unos tacones marrones. Llamé a Louis en su habitación. Él se había limitado a ponerse una sudadera con el número 28 delante y unos tejanos un poco desgastados.
Fuimos hasta el comedor y nos encontramos a Lena y Harry sentados en el sofá hablando con Liam y Danielle. Louis buscó una puerta para llamar, pero como no había, gritó:
- Ejem.
Los cuatro se giraron hacia nosotros. Liam se levantó y corrió hacia Louis, lo tiró al suelo y empezaron a hacerse cosquillas.
Yo me alejé de los dos chicos y me acerqué a Danielle.
- ¿Danielle? Soy Hannah -le sonreí.
- Hola Hannah -se acercó y me dio dos besos.
Nos quedamos las dos de pie, y Harry y Lena que estaban sentados, mirando como los dos chicos se retorcían de risa en el suelo, hasta que Harry se levantó y dijo:
- Vale, ya deja de ser divertido.
Fue hacia ellos y los separó.
- Bueno, chicas -empezó Danielle cuando Liam y Louis empezaron a patalear a Harry-, ¿qué os parece si mientras estos se las arreglan os enseño un poco la casa?
- Perfecto -respondió Lena, y yo asentí con la cabeza.
--
Liam y Danielle habían llegado a Londres media semana antes, y se habían dedicado a decorar toda la casa con adornos navideños. Lo único que faltaba para terminar de arreglar era el inmenso árbol de Navidad de casi tres metros que había plantado en el salón, que habían dejado para que lo decorara Louis a su antojo, ya que sería donde pondríamos los regalos de Navidad, pero también los de su cumpleaños.
Danielle nos enseñó dónde estaba la cocina (al lado del salón donde estábamos), otro salón que había en el piso de arriba un poco más pequeño, el estudio y la sala de música (con un piano en el medio y guitarras colgadas en las paredes). Luego volvimos al pasillo principal y nos dijo de quién eran las habitaciones que se encontraban detrás de las puertas que iba señalando.
Danielle era muy simpática, era una chica normal, tranquila pero alegre, activa pero no movida, cordial pero no un muermo. Me cayó muy bien.
Luego volvimos con los chicos, que ya habían terminado su pelea. Nos dijeron que Niall y Andrew habían ido a no-sé-dónde juntos, y que Zayn estaba durmiendo en su habitación.
Decidimos dejar a Zayn durmiendo tranquilo y salir a dar una vuelta para que nos enseñaran Londres a Lena y a mí.
--
Liam nos guió por el pasillo y descubrí unas escaleras que iban a la planta de abajo que no había visto antes. Bajamos las escaleras y nos encontramos en un gran garaje con una decena de coches aparcados.
Liam escogió un deportivo rojo descapotado y nos pidió que subiéramos.
Danielle, Liam y Harry se sentaron delante y Louis, Lena y yo nos sentamos detrás.
Liam arrancó y salimos de la casa.
Nos llevó por varias calles, y unos minutos más tarde avisté el Big Ben.
Había sido una buena idea coger el deportivo: Liam dio la vuelta un par de veces al Río Thames mientras Louis nos iba señalando edificios y explicándonos qué era cada cosa. Sonará a guía profesional, pero en verdad era una cosa así:
- Bueno, el siguiente monumento de Londres es ese que podéis ver ahí, cómo podéis comprobar es una cosa redonda y grande llamada "Noria" aunque popularmente se le conoce cómo "London Eye", cosa que no entiendo porque los ojos no son redondos. Eso tiene cómo cajitas en los bordes y se sube gente a las cajitas y les dan una vuelta, lo que se conoce como "Fenómeno Noria". No confundir con Nora... Nora... Vale, no hay ninguna famosa que se llame Nora, pero habéis captado la idea -levanté la mano-. Diga, señora Malker.
- ¿Qué se ve desde arriba de las cajitas?
- Se ve una ciudad que muy recientemente hemos visitado, también anomenada "Londres".
Entonces Liam giró a la izquieda y dejamos de ver el Thames.
- ¿Dónde vamos ahora? -preguntó Danielle.
- Trafalgar Square -respondió Harry-. Vamos a hacer una cosa.
- OH -gritó Lou- DIME QUE VAMOS A HACER LO QUE PIENSO.
- Vamos a hacer lo que piensas.
- BIEN.
Llegamos a Trafalgar Square y Liam dejó el coche en la acera.
- Rápido -dijo-. Chicos, los gorros.
Louis puso la mano en una bolsa que había en el suelo y sacó un gorro de lana, un sombrero vaquero y uno de mafioso. Louis se puso el de mafioso, Liam el de lana y Harry el vaquero.
- Gafas.
Louis volvió a sacar algo de la bolsa, esta vez eran tres gafas. Louis se puso unas 3D de aquellas rojas y azules, Liam unas pequeñas y redonditas y Harry unas de piloto al estilo Ray-Ban.
- Danielle, ponte esto -dijo Louis alargándole una peluca rubia a la chica-, que a ti te conocen.
Danielle obedeció y Liam la miró y le dijo:
- Estás preciosa incluso con peluca.
- Bueno, parejita, es hora de salir -cortó Louis-. Vale, Lena y Hannah, id detrás nuestro y seguidnos el rollo.
36
Cuando los chicos hubieron tenido listos sus disfraces bajamos del coche.
Andamos hacia el centro de la plaza, mientras los chicos buscaban a algo con la mirada.
- Ahí está la primera víctima -dice Louis, señalando a una chica-. Lleva una camiseta de Future Mrs. Tomlinson. ¿La véis?
- Sí. Ve tú, te esperamos aquí a ver si pican -contestó Liam.
- Ok. Hann, ven conmigo.
Louis, con su gorro de mafioso y sus gafas 3D bicolores, corrió hacia donde estaba la chica con su amiga y yo le seguí.
- Perdona -dijo Louis con voz grave al llegar-. ¿Es eso una camiseta de Future Mrs. Tomlinson?
- Sí... -respondió la chica, que no se daba cuenta de quién era.
- ¿Tomlinson? ¿Como el de One Direction?
- Ehm... Sí, es por Louis. Es mi ídolo y bueno...
- Oh, pues no te ilusiones, es una mala persona.
- ¿Qué?
- Sí.
- ¿Y eso porqué?
- Porque se dedica a ir por Trafalgar Square haciendo bromas a las fans.
Entonces la amiga de la chica soltó un chillido y se tapó la boca, la otra la miró sin entender nada y giró la cabeza para ver como Louis se quitaba las gafas 3D dejando al descubierto esos inirreconocibles ojos azules.
La fan abrió los ojos de repente al enterarse de quién realmente, su cuerpo se puso tenso y se acercó lentamente a Louis con los brazos abiertos.
Louis se mordía el labio para no reír, abrazó a la fan y a su amiga y luego las miró y les dijo:
- ¿Qué tal?
- Eres... Eres Louis...
- Sí, soy yo.
- Oh dios mío, oh dios mío, oh dios...
- ¡OH DIOS MÍO ES HARRY STYLES! -se oyó un gritó.
Las chicas gritaron mientras Louis y yo nos giramos y vimos a Harry abrazando a una fan.
- Mierda... -susurró Louis.
Iba a preguntar porqué "mierda", pero inmediatamente vi cómo un grupo de chicas histéricas corrían hacia Harry y Lena.
Mientras observábamos cómo aparecían más chicas de la nada, alguien arrancó el sombrero de Louis de su cabeza y gritó:
- ¡Y LOUIS TAMBIÉN ESTÁ AQUÍ!
Louis me agarró de la mano y empezó a correr hacia Harry. Nos abrimos paso entre las chicas chillonas y nos plantamos al lado de Harry y Lena.
- Mierda, lo han puesto en Twitter -dijo Harry señalando a un grupo de chicas que estaban con el móvil.
Giré la cabeza y busqué con la mirada a Liam y Danielle mientras los chicos firmaban autógrafos.
Liam hablando por teléfono y Danielle, cogida de su mano, esperaba mirando al suelo.
Me puse al lado de Lena, sin despegarme de los chicos.
Miré a mi alrededor. Definitivamente, la habíamos liado parda.
La plaza se había llenado por todas partes de directioners, había cientos, quizás medio millar de chicas rodeándonos. Por suerte no se habían fijado en Liam.
- OH OH -gritó alguien. Me giré y vi a Liam quitándose el gorro y las gafas- SOY LIAM, OH DIOS MÍO, SOY LIAM PAYNE AAAAAAH -gritó dándo vueltas en círculos con las manos en la cabeza.
A los cuatro nos dio un ataque de risa, y muchas chicas se alejaron para ir hacia Liam.
Entonces la cosa empezó a desmadrarse un poco; las chicas que hacían cola ordenadamente para que les firmaran alguna cosa dejaban de hacer cola tan ordenadamente y empezaron a empujarse para ponerse en primera línea. Me lo miré asustada.
Entonces fue cuando empezaron a empujarnos a Lena y a mí también y a alejarnos de Louis y Harry.
- ¡Louis! -grité- ¡LOUIS!
Se giró y al vernos entre la multitud, dio un codazo a Harry y gritó:
- ¡Apartaos!
Intentaban abrirse paso entre la gente, pero cada vez había más chicas entre nosotros. Yo también intentaba apartar a las chicas, pero no me hacían caso, y el pánico empezó a apoderarse de mí.
Agarré la mano de Lena, que estaba también llorando.
- ¡¿PODÉIS HACER EL FAVOR?! -gritó Harry.
Entonces, una de las fans me vio a mí y se me quedó mirando.
- ¿Hannah?
- Sí... -respondí, intentando reprimir las lágrimas.
- Oh, mierda. ¡CHICAS! CHICAS, APARTAOS, JODER, ¡QUE ES HANNAH!
Las chicas se giraron hacia mí sorprendidas y empezaron a apartarse, algunas incluso se disculpaban.
"¿Tan fácil es? Una pide que se aparten... ¿Y se apartan? Y lo que es peor... Me conocen. Me conocen... Oh, no..."
Las chicas estaban dejando paso a Louis y Harry. Quería correr hacia ellos, coger a Lou y no soltarlo, pero no podía. No podía moverme.
Como el día en el que desconecté la máquina.
Me quedé paralizada ahí, viendo cómo Louis corría hacia mí, me cogía por la cintura y me abrazaba, y me susurraba que ya había pasado.
Era incapaz de hacer nada, no oía nada excepto los latidos de mi propio corazón.
No sé cómo, conseguí agarrar la camiseta de Louis por detrás, refugié mi cabeza en su pecho y me puse a llorar.
A segundos de eso, llegaron un par de seguratas vestidos de negro que nos arrastraron otra vez hasta un coche y nos metieron dentro. No dejé a Louis ni un segundo.
- Sois unos insensatos. ¿Cuantas veces os he dicho que no debéis hacer eso?
- Muchas -dijo Liam- Pero nos parecía divertido.
- Hoy no ha sido divertido -dijo Louis a mi lado, sin dejar de acariciarme la espalda.
- Y luego, claro, Paul ven a recogernos, Paul sálvanos, Paul esto, Paul lo otro. Pues me he hartado. Dime, Harry, ¿cuantas veces os he requisado ya los gorros y las gafas?
- Cinco...
- ¿Y cuantas veces habéis comprado más?
- Yo... No voy a responder a esa pregunta.
- Bueno, pero chicos, ya veis lo que pasa si no me hacéis caso. Pobres chicas.
Hundí más la cabeza en el pecho de Louis.
- Lena, Hannah -dijo con voz tranquilizadora Danielle-. ¿Estáis bien?
- ¡Pues claro que no están bien! -gritó el tal Paul, y noté que Louis negaba con la cabeza- Ahora vamos a casa. Esta noche no salis.
- Pero Paul...
- ¡He dicho que no!
Cuando llegamos a la casa, cogí a Lena de la mano y corrí hasta la habitación. Cerramos la puerta con pestillo, nos abrazamos y empezamos a llorar otra vez.
- Hannah, no lo había pasado peor en mi vida...
- No podía... No podía hacer nada, no...
- Yo me he quedado... Paralizada... No sabía...
Entonces llamaron a la puerta. Me sequé los ojos con la manga del jersey y abrí la puerta.
Era Andrew.
- ¡Hannah, Lena! Estáis... ¿llorando? Oish -se acercó a mí y me abrazó, y luego lo hizo con Lena. Cerró la puerta otra vez-. Los chicos están muy agitados, no nos han podido contar nada a Niall y a mí... Louis se ha encerrado a su habitación y Harry se ha puesto a llorar en medio del salón, así que...
Nos sentamos en la cama y le contamos todo a Andrew.
Cuando terminamos, Andrew nos abrazó otra vez y dijo:
- Niall, Zayn y Liam también me llevaron a hacer eso. Sólo que con nosotros, cuando empezaron a venir fans en masa, Paul vino y nos sacó de allí. Parece que hoy se les ha escapado de las manos -suspiró-. Lo mejor que podéis hacer ahora es daros una ducha de agua caliente y se os pasará. Nos quedaremos en casa cenando tranquilamente, no os preocupéis.
37
Decidimos hacer caso a Andrew: primero me duché debajo de un chorro de agua caliente yo, y después lo hizo Lena.
Me puse una sudadera y un pantalón de chándal, ya que si no íbamos a salir, era mucho más cómodo.
Intenté arreglarme el pelo, pero como no lo conseguía, lo dejé como estaba.
Crucé el pasillo y llamé a la puerta de Louis.
- Sí...
- Louis, soy Hannah.
- Está abierto.
Entré dentro de la habitación y cerré la puerta cuidadosamente.
Las luces estaban apagadas, y las persianas bajadas. Sólo la lámpara de la mesita de noche daba un poco de iluminación a la habitación.
Louis estaba tumbado en la cama bocabajo, pero en cuanto entré dio la vuelta y incorporó un poco hasta sentarse.
Fui hacia la cama, me senté en ella, me quité los zapatos y subí los pies encima del colchón.
- Hannah, yo... No pensé que se iba a desmadrar tanto. No debería haber dejado que...
- Louis, déjalo, ahora ya no puedes hacer nada.
- No. Sé que no quieres que me sienta mal, pero no puedes hacer nada tu tampoco. No debería haber dejado que os alejaseis de nosotros. Debería haber pensado que estamos en vacaciones de navidad y que habría demasiada gente. Yo no... -sacudió la cabeza- Sabía que no debía hacerlo, y lo hice... No pensé en lo que pudiese pasar. Soy un imbécil -abrí la boca, pero me puso un dedo encima de los labios y siguió-. No. No hay opiniones. Soy un insensato. Y aún haciéndolo, debería haberme quedado todo el rato a tu lado, sin importar que se diesen cuenta de quién realmente eres y la realidad de nuestra relación, porque tú eres mucho más importante que todas las fans juntas, debería haberme quedado contigo, pasara lo que pasara. Y no lo hice. Soy un mal novio... Te mereces a alguien mejor, Hannah. Sé que es eso de ser tan loco lo que me hace caer bien a la gente pero... No es locura, es imbecilidad, no soy lo suficiente sensato para...
Entonces aparté su mano y junté sus labios con los míos.
- Quizás eres demasiado loco, pero es eso por lo que te quiero. Por como eres. Por tus defectos. No quiero a nadie que sea mejor que ti, te quiero a ti. Aunque me hicieras ponerme un tutú rosa y bailar en medio del London Bridge todos los días, seguiría queriendo estar contigo. Querías enseñarme lo que hacías para divertirte, para que me divirtiese yo también. ¿No es eso adorable? Louis, no querías hacerme daño. Ni me lo has hecho. Así que deja de torturarte, Tommo, porque no te culpo por nada de lo que ha pasado, ¿entiendes?
Asintió con la cabeza.
- Y, Louis, te quiero muchísimo, por cómo eres. Tienes tus defectos, sí, pero son esos los que te hacen ser cómo eres, y deberías enorgullecerte de ello, ¿entiendes?
- Sí. ¿Sabes que te amo muchísimo, no?
- No, no lo sé.
- Pues te amo muchísimo.
- En realidad sí lo sabía, pero me gusta que me lo digas.
Sonrió.
- Pues te amo muchísimo, Hannah Malker. Te amo con todo mi corazón.
- Y yo, Louis Tomlinson. Y yo.
--
A las ocho salimos al comedor. Liam y Danielle no estaban por ahí. Harry y Lena estaban en la habitación de Harry; Niall y Andrew estaban sentados en el suelo, uno delante del otro, hablando. Y Zayn, estaba en el sofá mirando la tele.
- Hii! -gritó Louis cuando entramos en el comedor.
Niall y Andrew nos saludaron con la mano y Zayn no dijo nada.
Louis se acercó a Zayn, aparentemente enfadado por no habernos saludado.
- Oh, está dormido. Venid, mirad qué mono.
Los tres nos acercamos y vimos que era verdad: tenía los ojos cerrados y la boca un poquito entreabierta.
- Ay, míralo -dijo Andrew-. Parece un angelito.
- Lástima que no sea así cuando despierta -rió Lou-. Mira, irlandés, tiene pinta de estar soñando.
Niall se rió.
- Tendrás que acostumbrarte a que haya dos irlandeses en esta casa, ahora ya no te puedes meter conmigo.
- ¿Dos? -dije extrañada.
- Sí. Andrew es irlandesa, ¿no os lo dije?
- ¿En serio? -respondió Louis- Bueno, a ella no se le nota.
- SOY IRLANDESA -gritó Andrew-. IRLANDA ES EL MEJOR PAÍS DEL MUNDO.
- Esa es mi chica. Anda, ven aquí -dijo Niall cogiéndola en brazos.
Louis se quedó mirando fijamente a Andrew y le dijo:
- Me decepcionaste.
- Ehm... ¿Chicos...? -dijo un Zayn somnoliento.
- Oh, mierda -dijo Niall-. Ya habéis despertado a Zayn.
- No, si yo no estaba durmiendo.
- Pues claro que no, Bradford Bad Boy -Louis se acercó a Andrew y le dijo a la oreja-. Es un chico malote. Duerme en el sofá.
- Vete a la mierda, lucho.
- Yo también te quiero, Zayn.
- Oye -interrumpí-, ¿os parece si Louis y yo hacemos la cena hoy?
- ¿Queréis que os ayudemos? -respondió Andrew, siempre con una sonrisa.
- No, gracias -le sonreí yo también-. Nos las podemos arreglar.
--
Louis y yo nos metimos en la cocina y empezamos a preparar las cosas.
Resumiré:
Media hora más tarde teníamos una olla con espaguetis encima del fogón, salsa de tomate vertida encima de las encimeras y espaguetis escampados por el suelo.
- ¡Andrew, Niall! -les llamé- Ya casi están los espaguetis. Alguien que vaya a avisar a Harry y Lena. ¿Siguen encerrados en la habitación de él?
- Sí -respondió Niall-. Yo no pienso ir a avisarlos. Louis, ve tú.
- Oh, yo no. Hannah, es tu mejor amiga, ¿no?
- Escucha, guapo, y él el tuyo.
- Pues que vaya Niall.
- ¿Porqué yo?
- Por irlandés.
- Pues tú por inglés.
- Vale, hagamos votaciones -dije yo-. ¿Quién vota que vaya Louis?
Niall, Andrew y yo levantamos la mano. Louis se quedó mirando a Andrew con cara de ofendido.
- Por inglés -se explicó ella.
Niall se rió muchísimo y besó a Andrew.
Salimos del comedor y andamos por el pasillo. Louis iba delante, y nosotros tres íbamos detrás.
Llegamos a la puerta de la habitación de Harry. Louis puso la oreja.
- No se oye nada. Shht, callad.
Niall se rió y Louis dio tres golpes suaves a la puerta.
Pasaron unos segundos. Nada.
- ¿QUÉ COÑO QUIERES AHORA, LOUIS?
- Soy Zayn -respondió Louis, con una voz ridícula.
Andrew tapó la boca de Niall con su mano para que no se riera.
- Lo que tú digas -dijo Harry des de detrás de la puerta bajando un poquito el tono de voz- ¿Pero qué coño quieres?
- QUERÍA DECIRTE QUE LOS ESPAGUETIS YA ESTÁN ECHOS.
- ¿Qué haces? No grites, que Lena está durmiendo.
- Sí, durmiendo -dije mientras intentaba aguantar mi ataque de risa.
Entonces oímos cómo Harry quitaba el pestillo de la puerta.
- Oh mierda -dijo Louis-. CORRED, CORRED, CORRED.
Empezamos a correr otra vez pasillo abajo hacia el comedor.
Se abrió la puerta de la casa y entraron Liam y Danielle.
- ¿Porqué...? -empezó Liam.
- CALLA Y CORRE -le grité.
38
Cenamos los nueve juntos en la gran mesa que había en el comedor. En lugar de poner la tele, decidimos hablar para conocernos mejor y esas cosas.
Parecería una chorrada, pero descubrí muchas cosas.
Andrew nos contó que ella y Niall se habían conocido en una quedada de beliebers en Limerick.
- Oh, así que irlandesa y belieber -dijo Louis-. A ver. Última oportunidad. ¿Equipo de fútbol?
- No me gusta el fútbol.
- Niall, ¿qué ves en ella?
- Que es irlandesa, es belieber, no le gusta el fútbol, y te jode a ti.
- Ñe -dijo Andrew.
- ¿Ñe? ¿Qué significa eso?
- Es cómo... Insatisfacción. En Limerick lo usamos.
- Ah... Suena raro.
- Eh, que yo no me meto con que llaméis "pájaro" a una chica.
- Sí, pero lo decimos cariñosamente -dijo Harry.
- ¿Cariñosamente? -salió Niall.
- Y porque me da la gana.
- Pues yo uso Ñe porque me da la gana -rió Andrew.
Luego Lena les contó a Liam, Danielle, Niall, Andrew y Zayn cómo se habían conocido ella y Harry. Narró la tarde que los dos chicos habían venido a mi casa.
- No -dijo Niall cuando terminó-. Te has olvivado de lo del pastel.
- ¿Qué pastel...?
- Ese día -suspiró Harry-, Louis le robó el pastel a Niall para llevárselo a Doncaster.
Louis empezó a reírse y a picar a la mesa.
- Y sigo enfadado por eso.
- Fue buenísimo, Nayal, y lo sabes.
- Hannah -me llamó Danielle-. Y, Louis y tú, ¿cómo os conocisteis?
- Pues... creo que fue cuando Louis me robó mi mantita a la hora de la siesta, en la guardería.
- No, perdona -cortó Louis-. Esa mantita era mía. Tú la cogiste, pero era mía.
- Y una mierda. Estaba en el suelo.
- ¡Pero ponía Tomlinson!
- ¡Como si ponía "Esta mantita es propiedad de Louis"! Estaba en suelos internacionales. Tenía derecho a cogerla.
- Pues yo tuve derecho a romperte la muñeca, no te jode.
- ¿¡FUISTE TÚ!?
- Cómo se llamaba... ¿Nancy?
Miré a Louis, que tenía una sonrisa pícara dibujada en la cara. Cogí mi plato, lo llevé a la cocina y lo dejé en el fregadero.
Volví a la mesa y me senté.
- ¿Qué pasa? ¿Hechas de menos a tu muñeca?
- Que mañana vas a decorar el árbol de Navidad sólo, eso pasa.
- Hannah, te quiero un montón, perdóname, siento haber roto tu muñeca, te amo, ¿vas a ayudarme con el árbol, por favor?
- Depende.
- ¿De qué?
- De si me besas.
- Oh, por dios -salió Zayn-. O la besas o no la besas, pero hagamos algo, que me aburro.
Recogimos mesa y decidimos jugar a algo. Las chicas nos sentamos en el sofá y los chicos cogieron cojines y se sentaron en el suelo, haciendo lo que intentaba ser una redonda.
Nos aburríamos todos, así que pensamos qué podíamos hacer.
Estuvimos dando ideas sobre cosas por hacer, y al final hicimos votaciones.
Había varias: Jugar al botellón, a la Wii, hacer un partido de fútbol, ir a la piscina...
La idea que finalmente ganó la votación, con 6 votos a favor y 3 en contra fue:
Hacer palomitas y ver "Peppa Pig".
Sí.
Harry, Lena, Louis y yo fuimos a hacer las palomitas mientras Niall, Andrew, Liam, Danielle y Zayn buscaban "Ver Peppa Pig Online" en Google.
--
Lo siguiente que recuerdo es despertarme tumbada en el sofá, con el brazo de Louis rodeándome. Alcé la cabeza y vi que Lena y Harry estaban también tumbados en la otra punta del sofá. Zayn estaba escarchofado en el sillón y Andrew estaba acurrucada encima de Niall, en el suelo. Liam y Danielle no estaban.
Saqué el móvil y miré el reloj: las 2:08 a.m. Giré un poco la cabeza y vi que Louis estaba durmiendo
- Louis. Cariño -susurré. Louis abrió los ojos, medio dormido y me miró-. Estamos en medio del salón durmiendo. Voy a irme a la cama, ¿quieres venir conmigo o te quedas aquí?
- Espérame, voy contigo.
Nos levantamos sin hacer ruido y fuimos hacia el pasillo de puntillas intentando no pisar a la pareja irlandesa.
Pasé por mi habitación, cogí una camisa de dormir y fui a la habitación de Louis.
Me cambié y me metí debajo de las sábanas.
Cuando apagué la luz, noté unos brazos que me rodearon por la cintura, atrayéndome hacia sí.
Pasé las manos por el cuello de Louis.
- Buenas noches, cielo. Que duermas bien -dije.
- Buenas noches, Hann. Te amo -dijo dándome mi beso de buenas noches.
Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos.
39.
- Baby say: Ye, ye-ye, yeyeah, ye, ye-ye...
-... And let me kiss you! -terminó Harry.
Estábamos en el comedor de la casa de Londres. Los chicos habían querido cantarnos su nueva canción, "Kiss You". Eran las 11:34 de la mañana.
- Waw -exclamó Danielle-. Es realmente buena.
- ¿Sí? ¿Os gusta? -preguntó el irlandés.
- Sí, está muy bien -sonrió Lena- ¿Cuando decís que la sacaréis?
- El 7 de enero colgaremos el vídeo a Youtube -respondió Lou.
- ¿Ya lo habéis grabado? -pregunté.
- Sí, lo grabamos en Estados Unidos los mismos días que fuimos a hacer la gira, en Noviembre -explicó Zayn.
- ¿Y de qué va el vídeo? -dijo Andrew.
- Eso es un secreto -sonrió Harry.
Recogimos el desayuno, es decir, tortitas que nos había traído Paul, y dejamos las sobras en la cocina. Luego nos separamos: Zayn, Liam y Harry salieron a correr; y Lena y Danielle decidieron salir juntas por Londres. Nos ofrecieron a Andrew y a mí de salir con ellas, pero Andrew quiso quedarse con Niall y yo tenía que quedarme en casa para ayudar a Louis.
Una vez todos se hubieron marchado, Louis y yo cogimos la gran caja roja que había en la entrada de la casa y la pusimos dentro del comedor.
Contemplé el inmenso aveto que estaba plantado en medio del comedor des de el día en el que llegué.
Abrí la caja y puse todas las cintas, bolas, estrellas y adornos colgantes que había dentro encima de la mesa, exposados.
Había mucha más cosa de la que había imaginado.
- ¿Todo esto tiene que ir al árbol? -pregunté.
- No -respondió Louis-. Sólo las cosas que queramos.
- Ah, vale.
Primero cogimos dos cintas: una plateada y otra dorada, y las pusimos alrededor del árbol. Luego cogí unas estrellitas pequeñas y doradas que había encontrado y las fui colgando en las ramas del aveto.
Cuando terminé, fui al lado de Louis, y cuando vi lo que estaba colgando, no pude evitar decir un:
- No me jodas.
Louis había estado colgando figuritas en miniatura de superhéroes.
- ¿No te gustan?
- No es que no me gusten, pero estos, al árbol no se quedan. -dije señalando a una de las figuras.
- Este es Linterna Verde, ese de ahí es Spiderman y ese es...
- Batman, sí lo sé -suspiré-. Louis, ayúdame a quitarlos.
- ¡Pero si a mí me gustan mucho!
- Por mucho que te gusten, no voy a dejar que cuelgues figuritas de superhéroes en el árbol de Navidad!
Me gustaría decir que Louis era muy sumiso, que no le gustaban las peleas y siempre salía ganando yo. Me gustaría decir que lo convencí para quitar esas figuras y guardarlas otra vez en la caja, como personas normales hubieran hecho.
Pero os estaría mintiendo.
Al final, tuve que ceder un poco y acordamos poner una de cada escampados por las ramas. Uno de cada, sí, pero en total eran 8 superhéroes colgando de un maldito árbol de Navidad.
Colgamos algunas cosas más de colores dorados, plateados y rojos; y luego sólo nos quedó una cosa para colgar: La estrella que coronaba el aveto.
Cogí la estrella de encima de la mesa y miré el árbol.
- ¿Cómo lo haremos? Este árbol mide casi 3 metros, no vamos a llegar.
- Tengo una idea, pero no sé si te va a gustar.
- ¿Cuál?
Louis se acercó y se agachó. Se dio dos golpecitos en la espalda y dijo:
- Sube.
Cogí la estrella con la mano derecha y me senté sus hombros.
Louis me cogió las piernas con las manos y se levantó lentamente.
Nos acercamos al árbol e intenté poner la estrella en la punta de arriba del todo, pero no llegaba, me faltaban dos pamos para llegar a la altura del árbol.
- Hannah, date prisa, que no aguanto.
- ¡No llego! Espera, bájame.
Louis se agachó otra vez y salté al suelo.
- No llego, me falta muy poquito, pero no puedo estirarme más.
- Pff... A ver, vamos a probar una cosa.
Me explicó su plan, y aunque no parecía demasiado seguro, accedí a probar.
Volvió a agacharse, pero esta vez subí de rodillas a sus hombros, y él entrelazó mis piernas con sus brazos.
Volvió a levantarse, temblando un poco, e intenté darme prisa.
Con la mano izquierda sujeté la ramita de arriba y con la derecha coloqué la estrella.
- Ya estoy, ¡baja!
Bajé y me planté a su lado. Nos quedamos mirando nuestra obra de arte.
- Está un poco torcida -rió Louis.
Suspiré.
- Lo siento, no llegaba del todo bien, ¿vale?
- Era una broma -rió-. Nos ha quedado perfecto.
- Me sobran las figuritas, pero... Está bien.
Louis le tomó una foto al árbol con el iPhone y la subió a Twitter.
"Finalmente lo hicimos! Bieeen :)"
Me lo enseñó y me reí. Me etiquetó en el twit y lo publicó.
Iba a hacerle yo también una foto, pero entonces empezó a sonarme el móvil.
Era Lena: Lo cogí.
- ¿Sí?
- ¡Hannah! Danielle y yo hemos estado dando vueltas, queríamos ir al Harrod's. ¿Quieres venir con nosotras?
- ¿A Harrod's? ¿El centro comercial?
- ¡Síiii!
Harrod's era un centro comercial de Londres muy famoso.
- Oh dios mío... Espera. -me giré hacia Louis y puse cara de suplicar-. Louiiiiis...
- Hannaaaah...
- Oye, te quiero mucho, ¿lo sabes?
- Sí, lo sé. ¿Qué quieres ahora? -dijo riéndose.
- Puedo ir con Lena y Danielle a Harrod's? Por favooor...
- ¿Y me dejas aquí sólo?
- ¡Holaaa! -gritó Harry des de la entrada- ¡Ya estamos aquí!
- No, solo no, te dejo con ellos, ¿ves? Vaaa, por favor...
Suspiró.
- Está bien. Puedes ir.
- GRACIAS, LOUIS. TE QUIERO. ¿Lena?... ¡Sí! Vale. ¿En serio? Ahora salgo.
- ¿Qué dicen?
- Que tienen el coche aparcado delante de casa. Me voy con ellas -dije mientras empezaba a preparar mi bolso.
- ¿Necesitas dinero?
- Sí, 1.000 libras, por favor.
- No tengo eso en efectivo, ¿quieres un cheque?
- No necesito nada, bobo -me reí.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- Vale. Ah, y una cosa.
- Dime.
- No se te ocurra comprarme nada para mi cumpleaños.
- Hmm... Quizás ya es demasiado tarde...
- Hannah, en serio. No quiero nada, ¿entiendes?
- Soy adulta, Louis. Haré lo que quiera.
- Joder... Bueno, al menos, dame un beso, ¿no?
Me lancé a sus brazos y le di un beso largo y dulce.
- Te amo, Louis.
- Y yo, Hannah.
- ¿Nos vemos para comer?
- Claro que sí.
Cogí un abrigo y salí de la casa. Lena y Danielle estaban esperándome dentro del coche.
- ¡Vamos, sube! -gritó Lena.
Obedecí y me puse el cinturón.
- Rumbo a... ¡Harrod's! -gritó Danielle.
Nos reímos y luego el coche arrancó.
--
Danielle, a parte de ser muy simpática, tenía muy buen gusto.
Estuvimos lo que quedaba de mañana dando vueltas por el centro, entrando en tiendas y probándonos y comprando ropa.
- Hannah, ¿le has comprado algo a Louis por su cumple ya?
- Sí. En Doncaster le compré un peluche muy grande de una zanahoria con ojos y boca, es monísimo.
- ¿En serio? -Lena se rió- ¿Cómo de grande es?
- Cómo... Por aquí -dije, poniendome una mano a la alzada del ombligo.
- ¿Y cómo diablos has encontrado una cosa así? -exclamó Danielle.
- Pues -respondió Lena por mí-, hay muchas directioners que van a Doncaster sólo porque Louis nació ahí. Así que las tiendas inventan todo tipo de cosas para llamarles la atención. De la misma forma que Bárbara tiene los pastelitos especiales de One Direction, porque las chicas saben que Harry trabajó ahí. ¿Cierto?
- Eso es -respondí-. Pero de todas formas, me gustaría comprarle algo más.
- De todas formas, aún nos quedan los regalos de Navidad para comprar -dijo Danielle-. ¿O ya habéis comprado algo?
- Yo el de Louis lo tengo, pero los otros no...
- Yo directamente no tengo ninguno, ni siquiera el de Hazza.
- Ni yo... Podríamos aprovechar que estamos aquí para comprar algunos, ¿no?
- Estaría bien -respondí-. Pero yo le he dicho a Louis que volveríamos a la hora de comer, y ya son casi las 2 del mediodía...
- Pues digámosles que vengan ellos también.
- ¡Sí! Porfa, Hann.
- Bueno, le llamo y se lo digo.
Saqué mi móvil y marqué el número de Louis.
- ¿Hannah?
- Hola, Louis.
- ¿Tardaréis mucho en volver a casa?
- En realidad, te llamo porque las chicas han propuesto que vengáis vosotros también, comemos fuera y compramos los regalos de Navidad.
- Ehm... Vale, espera.
Oí que Louis gritaba algo y luego alguien le respondía.
- Nos va bien. ¿En el Starbucks?
- Sí. ¿Tardáis mucho?
- No, los chicos están vestidos y todo. En diez minutos estamos ahí.
- Vale. Hasta luego, cielo.
- Hasta ahora, pequeña.
Colgué el teléfono y fuimos al Starbucks a esperar a los chicos.
"A esperar a One Direction..." pensé.
Suspiré.
40.
Los chicos llegaron un poco más tarde de lo que Louis había previsto.
Salimos de Harrod's seguidos de Paul y otro guardaespaldas y nos dirigimos a Nando's.
Prepararon una mesa aislada para nosotros en un rincón del local.
Niall nos contó que Nando's era su cadena de restaurantes favorita en todo el Reino Unido, y que había llevado a Andrew ahí en su primera cita.
Comimos pollo, básicamente, y luego volvimos a Harrod's.
Decidimos separarnos: Lena, Danielle, Andrew y yo nos fuimos por una banda, y los chicos por otra.
*Las chicas - Hannah*
Nosotras no teníamos muy claro qué queríamos comprarles a los chicos, así que decidimos dar un par de vueltas a la planta a ver qué se nos ocurría.
Yo ya tenía un regalo para Louis, pero también le compré una sudadera en la que ponía "If you have got haters, it means you're doing it all well" es decir, "Si hay gente que te odia, significa que lo estás haciendo todo bien".
Las chicas también compraron algunas cosas para sus novios.
Luego cogí a Lena por banda y corrimos a una tienda donde habíamos visto una cosa perfecta para regalarles a Andrew y Danielle.
Lo compramos y volvimos con ellas.
Comprobamos las bolsas, saqué el teléfono y llamé a Louis.
- ¿Lou?
- Hann.
- Nosotras ya estamos. ¿Dónde estáis?
- En la tercera planta.
- La de ropa.
- ... Sí.
- Bueno -me reí-. Vamos hacia ahí.
- Eh... Vale, os esperamos.
- Hasta ahora, cielo.
- Hasta ahora...
Fuimos hacia las escaleras mecánicas y bajamos un par de plantas.
Los chicos estaban esperándonos en la entrada de la sección.
*Los chicos - Zayn*
Lo cierto es que era un poco triste que todos los chicos tuvieran novia menos yo. Siempre estaban con ellas, y yo me encerraba en mi habitación y me dedicaba a dormir o a mirar la tele.
Pero no me sentía triste por ser soltero, como muchos pensaban. Me limitaba a pensar que la chica de mis sueños estaba ahí fuera, en alguna parte de Londres, y que algún día de estos la encontraría.
Por fin llegó ese día.
Lo que sí echaba de menos era pasar un rato los cinco juntos, sólos, sin novias, ya sabéis, sólo tíos.
Cuando nos separamos de las chicas, en lugar de pensar qué queríamos comprar, entramos en la primera tienda que encontramos. Resultó ser de electrónica.
Fuimos de tienda en tienda, mirando las cosas que habían. Si había algo que nos gustaba, simplemente nos lo comprábamos.
Una decena de tiendas más tarde, decidimos hacer una pausa y nos metimos en un café que había.
Me pregunto qué habría pasado si no hubiéramos entrado en ese café, ya que allí es dónde nos esperaba mi protagonista.
Bueno, cale decir, que cuando uno espera encontrar su alma gemela, espera que se vean, se enamoren a primera vista, empiecen hablando por cualquier chorrada pero sigan hablando, que suceda de una forma natural, pero a la vez bonita y romántica.
Pero esa vez, no fue así.
Pedimos bebidas para hidratarnos un poco y nos sirvieron casi en seguida.
Todo fue normal hasta que se me ocurrió decir:
- Chicos, voy un momento al baño, esperadme aquí.
Me levanté, pero al girarme choqué con una camarera, ya que no la había visto, y bolqué los vasos que llevaba en una bandeja, cayéndole todo el zumo encima.
La chica chilló y alzó la cabeza hacia mis ojos.
- ¿¡Pero qué...?!
La miré. Tenía el pelo liso de un marrón muy claro, casi llegando a rubio, y unos ojos azules y profundos.
Era realmente bonita.
- Yo, esto... Perdona -dije avergonzado.
Me miró, se sonrojó un poco, abajó la cabeza y dijo:
- No, no. No pasa nada. Yo... Ahora lo recojo.
- ¿Puedo ayudarte?
- No, osea, gracias, pero no es necesario.
- ¿Seguro?
- Sí, claro.
- Ya...
Nos quedamos mirándonos a los ojos. Ninguno de los dos tenía valor para apartar la mirada.
- Bueno, pues...
- Esto...
- Eh...
- ¡Lucy! -gritó un empleado des de detrás de la barra- No entretengas a los clientes, y recoge esa porquería.
- Sí, perdón -se giró hacia mí otra vez-. Voy a ver si puedo... Ya sabes, recoger, todo esto.
- Hm, sí, vale. Y perdona.
- Nada, nada.
Me apresuré a entrar en el baño y me miré al espejo. Finalmente la había conocido.
Me lavé la cara, me lavé las manos y volví con los chicos, buscando con la mirada a Lucy, pero no la vi en ninguna parte.
Me senté en la mesa. Entonces vi que ella me miraba des de detrás de la barra.
Después de que los chicos se rieran un poco de mí, y de unas cuantas miradas avergonzadas entre Lucy y yo, salimos del café y entramos en varias tiendas más.
Los chicos compraron varias cosas más, mientras que yo compré algo por inercia pero en realidad no podía sacarme a la chica de pelo marrón café y ojos azules de mi cabeza.
Estábamos en una tienda de ropa cuando llamaron a Louis.
- ... Sí... Vale, os esperamos... Hasta ahora -colgó-. Chicos, las chicas ya han terminado y están viniendo.
En poco llegaron Hannah, Lena, Danielle y Andrew. Llamamos a Paul y nos condujo de vuelta a casa.
Fui a mi habitación, me duché y vestí. Me tiré en mi cama y empecé a pensar en Lucy, repasé nuestra conversa mentalmente.
Luego, salí al pasillo, decidido, y llamé a la puerta de Hannah.
Ella me abrió, y me miró sorprendida de encontrarme ahí.
- Hola Hannah, ¿puedo hablar contigo?
41
34
- Hannah... Hannah. Eh, cielo.
Abro los ojos, estoy tumbada con la cabeza en el regazo de Louis, que me mira tiernamente.
- ¿Ya vamos a aterrizar? -digo con voz dormida.
- No -sonríe- aún quedan unos diez minutos, pero pensé que te gustaría ver Londres des del cielo, ¿no?
- Uy sí, vista de pájaro.
Me incorporé y miré por la ventana.
- Pero si no se ve casi nada...
- Ahora aparecerán el London Eye y el Big Ben por ahí.
Giré la cabeza hacia él y le dije:
- Pero por qué querría yo verlos, si tengo unas vistas mejores hacia el otro lado. Vistas con ojos azules.
- ¡Yo también tengo vistas con ojos azules!
- ¿En serio? Pero más bonitas que las mías no creo...
- Uy sí, mucho más bonitas.
- Permíteme dudarlo.
- No te lo permito.
- Eres tonto.
- Pero me amas.
- Mucho. Pero eres tonto.
Tal y cómo Louis había dicho, en diez minutos hubimos aterrizado.
Nos levantamos de nuestros asientos, dispuestos a salir. Lena y Harry, en frente nuestro, también se levantaron, pero Niall y Andrew seguían en su sitio.
Lena se acercó a ellos y susurró:
- Están dormidos. Los dos.
- ¿En serio? -dijo Harry- Oh, espera, déjamelos despertar a mí.
- Pero hazlo con suavidad -apunté.
Harry se acercó a Niall, que tenía la cabeza apoyada en el regazo, le acercó la cara a su cara y entonces gritó:
- IT'S TIME TO GET UP, IT'S TIME TO GET UUUP!
Niall abrió los ojos de repente y al ver la cara de Harry tan cerca, dejó escapar un grito y le dedicó a Harry un puñetazo en toda la nariz.
Harry gritó de dolor y se tapó la nariz con las manos.
- ¿¡QUÉ HACÍAS, HARRY?! -gritó el irlandés.
- ¡TENÍA QUE VENGARME!
A mi lado, a Louis le cogió un ataque de risa monumental, y Lena se acercó a Harry para examinarle la nariz. Mientras, Andrew se había despertado con toda la movida y estaba tranquilizando a Niall.
Y yo me miraba el panorama divertida.
--
El chófer del coche que nos llevaba hacia la casa de los chicos en Londres decidió llevarnos por los alrededores de la ciudad, con la cual cosa no vimos nada. Estúpido chófer.
- Te dije que miraras por la ventana -me repitió Louis varias veces.
- Te dije que callaras.
- No, eso me lo dices ahora.
- Cállate.
- Cállame tú.
Le di un beso, luego le puse un dedo encima de los labios y le dije:
- No hables más si no es para decir cosas bonitas, ¿vale?
Asintió con la cabeza y me sonrió, divertido.
En unos minutos llegamos a la casa.
Bueno, en mi defensa diré que era mucho más grande que en fotos.
Las chicas nos quedamos en la entrada de la casa, mirándola embobadas.
- Waw -exclamó Andrew rompiendo el silencio.
Los chicos nos guiaron por la inmensa casa de amplios pasillos. Niall y Andrew entraron en una de las primeras habitaciones mientras que Louis y Harry nos guiaron a una que había un poco más lejos.
- Bueno, chicas -dijo Harry abriendo una puerta- Esta es la vuestra. Louis está en la de aquí delante y yo estoy en aquella de ahí -le señaló a Lena una habitación.
- Os instaláis y luego venís a buscarnos, ¿vale? -dijo Louis.
- Vale -respondí-. Hasta pronto, cielo -me despedí de él con un beso y entramos en la habitación.
Por suerte, no era una habitación gigante. Como cuatro de las mías juntas, sí, pero tampoco una monstruosidad.
Había una cama de matrimonio en el centro, y habían instalado una cama individual pegada a la pared.
Había un sofá larguísimo, enfocado a una pantalla plana que colgaba de la pared. También había un futbolín colocado al lado del sofá.
Ah, y la cuarta pared era totalmente de cristal.
Lena descubrió dos grandes armarios encastados en la pared y yo descubrí que teníamos baño propio.
"Baño" si podías llamarlo así. En el "baño", a parte de las cosas típicas, había una bañera de hidromasaje en un rincón, un jacuzzi para 4 personas en el medio y una especie de manguera en la otra banda de la habitación. Me hice una nota mental para descubrir para qué servía y volví a la habitación.
Lena y yo deshicimos nuestras maletas y colocamos nuestras cosas en el armario.
Decidimos que dormiríamos cada una con su chico, pero que tuviéramos esa habitación libre por si pasaba cualquier cosa.
Lena quiso darse una ducha de agua caliente, en la ducha, que era la única cosa que sabíamos hacer funcionar; y yo fui a llamar a la puerta de Lou.
- ¿Sí? -preguntó sin siquiera abrir la puerta.
- Hannah. Esto... ¿puedo pasar?
La puerta se abrió, Louis me cogió la mano y tiró de mí para hacerme entrar.
35
Estuve con Louis hasta las cinco de la tarde; luego fui a mi habitación y me cambié de ropa. Me puse un jersei color crema de cuello abierto y unos tejanos pitillo blancos con unos tacones marrones. Llamé a Louis en su habitación. Él se había limitado a ponerse una sudadera con el número 28 delante y unos tejanos un poco desgastados.
Fuimos hasta el comedor y nos encontramos a Lena y Harry sentados en el sofá hablando con Liam y Danielle. Louis buscó una puerta para llamar, pero como no había, gritó:
- Ejem.
Los cuatro se giraron hacia nosotros. Liam se levantó y corrió hacia Louis, lo tiró al suelo y empezaron a hacerse cosquillas.
Yo me alejé de los dos chicos y me acerqué a Danielle.
- ¿Danielle? Soy Hannah -le sonreí.
- Hola Hannah -se acercó y me dio dos besos.
Nos quedamos las dos de pie, y Harry y Lena que estaban sentados, mirando como los dos chicos se retorcían de risa en el suelo, hasta que Harry se levantó y dijo:
- Vale, ya deja de ser divertido.
Fue hacia ellos y los separó.
- Bueno, chicas -empezó Danielle cuando Liam y Louis empezaron a patalear a Harry-, ¿qué os parece si mientras estos se las arreglan os enseño un poco la casa?
- Perfecto -respondió Lena, y yo asentí con la cabeza.
--
Liam y Danielle habían llegado a Londres media semana antes, y se habían dedicado a decorar toda la casa con adornos navideños. Lo único que faltaba para terminar de arreglar era el inmenso árbol de Navidad de casi tres metros que había plantado en el salón, que habían dejado para que lo decorara Louis a su antojo, ya que sería donde pondríamos los regalos de Navidad, pero también los de su cumpleaños.
Danielle nos enseñó dónde estaba la cocina (al lado del salón donde estábamos), otro salón que había en el piso de arriba un poco más pequeño, el estudio y la sala de música (con un piano en el medio y guitarras colgadas en las paredes). Luego volvimos al pasillo principal y nos dijo de quién eran las habitaciones que se encontraban detrás de las puertas que iba señalando.
Danielle era muy simpática, era una chica normal, tranquila pero alegre, activa pero no movida, cordial pero no un muermo. Me cayó muy bien.
Luego volvimos con los chicos, que ya habían terminado su pelea. Nos dijeron que Niall y Andrew habían ido a no-sé-dónde juntos, y que Zayn estaba durmiendo en su habitación.
Decidimos dejar a Zayn durmiendo tranquilo y salir a dar una vuelta para que nos enseñaran Londres a Lena y a mí.
--
Liam nos guió por el pasillo y descubrí unas escaleras que iban a la planta de abajo que no había visto antes. Bajamos las escaleras y nos encontramos en un gran garaje con una decena de coches aparcados.
Liam escogió un deportivo rojo descapotado y nos pidió que subiéramos.
Danielle, Liam y Harry se sentaron delante y Louis, Lena y yo nos sentamos detrás.
Liam arrancó y salimos de la casa.
Nos llevó por varias calles, y unos minutos más tarde avisté el Big Ben.
Había sido una buena idea coger el deportivo: Liam dio la vuelta un par de veces al Río Thames mientras Louis nos iba señalando edificios y explicándonos qué era cada cosa. Sonará a guía profesional, pero en verdad era una cosa así:
- Bueno, el siguiente monumento de Londres es ese que podéis ver ahí, cómo podéis comprobar es una cosa redonda y grande llamada "Noria" aunque popularmente se le conoce cómo "London Eye", cosa que no entiendo porque los ojos no son redondos. Eso tiene cómo cajitas en los bordes y se sube gente a las cajitas y les dan una vuelta, lo que se conoce como "Fenómeno Noria". No confundir con Nora... Nora... Vale, no hay ninguna famosa que se llame Nora, pero habéis captado la idea -levanté la mano-. Diga, señora Malker.
- ¿Qué se ve desde arriba de las cajitas?
- Se ve una ciudad que muy recientemente hemos visitado, también anomenada "Londres".
Entonces Liam giró a la izquieda y dejamos de ver el Thames.
- ¿Dónde vamos ahora? -preguntó Danielle.
- Trafalgar Square -respondió Harry-. Vamos a hacer una cosa.
- OH -gritó Lou- DIME QUE VAMOS A HACER LO QUE PIENSO.
- Vamos a hacer lo que piensas.
- BIEN.
Llegamos a Trafalgar Square y Liam dejó el coche en la acera.
- Rápido -dijo-. Chicos, los gorros.
Louis puso la mano en una bolsa que había en el suelo y sacó un gorro de lana, un sombrero vaquero y uno de mafioso. Louis se puso el de mafioso, Liam el de lana y Harry el vaquero.
- Gafas.
Louis volvió a sacar algo de la bolsa, esta vez eran tres gafas. Louis se puso unas 3D de aquellas rojas y azules, Liam unas pequeñas y redonditas y Harry unas de piloto al estilo Ray-Ban.
- Danielle, ponte esto -dijo Louis alargándole una peluca rubia a la chica-, que a ti te conocen.
Danielle obedeció y Liam la miró y le dijo:
- Estás preciosa incluso con peluca.
- Bueno, parejita, es hora de salir -cortó Louis-. Vale, Lena y Hannah, id detrás nuestro y seguidnos el rollo.
36
Cuando los chicos hubieron tenido listos sus disfraces bajamos del coche.
Andamos hacia el centro de la plaza, mientras los chicos buscaban a algo con la mirada.
- Ahí está la primera víctima -dice Louis, señalando a una chica-. Lleva una camiseta de Future Mrs. Tomlinson. ¿La véis?
- Sí. Ve tú, te esperamos aquí a ver si pican -contestó Liam.
- Ok. Hann, ven conmigo.
Louis, con su gorro de mafioso y sus gafas 3D bicolores, corrió hacia donde estaba la chica con su amiga y yo le seguí.
- Perdona -dijo Louis con voz grave al llegar-. ¿Es eso una camiseta de Future Mrs. Tomlinson?
- Sí... -respondió la chica, que no se daba cuenta de quién era.
- ¿Tomlinson? ¿Como el de One Direction?
- Ehm... Sí, es por Louis. Es mi ídolo y bueno...
- Oh, pues no te ilusiones, es una mala persona.
- ¿Qué?
- Sí.
- ¿Y eso porqué?
- Porque se dedica a ir por Trafalgar Square haciendo bromas a las fans.
Entonces la amiga de la chica soltó un chillido y se tapó la boca, la otra la miró sin entender nada y giró la cabeza para ver como Louis se quitaba las gafas 3D dejando al descubierto esos inirreconocibles ojos azules.
La fan abrió los ojos de repente al enterarse de quién realmente, su cuerpo se puso tenso y se acercó lentamente a Louis con los brazos abiertos.
Louis se mordía el labio para no reír, abrazó a la fan y a su amiga y luego las miró y les dijo:
- ¿Qué tal?
- Eres... Eres Louis...
- Sí, soy yo.
- Oh dios mío, oh dios mío, oh dios...
- ¡OH DIOS MÍO ES HARRY STYLES! -se oyó un gritó.
Las chicas gritaron mientras Louis y yo nos giramos y vimos a Harry abrazando a una fan.
- Mierda... -susurró Louis.
Iba a preguntar porqué "mierda", pero inmediatamente vi cómo un grupo de chicas histéricas corrían hacia Harry y Lena.
Mientras observábamos cómo aparecían más chicas de la nada, alguien arrancó el sombrero de Louis de su cabeza y gritó:
- ¡Y LOUIS TAMBIÉN ESTÁ AQUÍ!
Louis me agarró de la mano y empezó a correr hacia Harry. Nos abrimos paso entre las chicas chillonas y nos plantamos al lado de Harry y Lena.
- Mierda, lo han puesto en Twitter -dijo Harry señalando a un grupo de chicas que estaban con el móvil.
Giré la cabeza y busqué con la mirada a Liam y Danielle mientras los chicos firmaban autógrafos.
Liam hablando por teléfono y Danielle, cogida de su mano, esperaba mirando al suelo.
Me puse al lado de Lena, sin despegarme de los chicos.
Miré a mi alrededor. Definitivamente, la habíamos liado parda.
La plaza se había llenado por todas partes de directioners, había cientos, quizás medio millar de chicas rodeándonos. Por suerte no se habían fijado en Liam.
- OH OH -gritó alguien. Me giré y vi a Liam quitándose el gorro y las gafas- SOY LIAM, OH DIOS MÍO, SOY LIAM PAYNE AAAAAAH -gritó dándo vueltas en círculos con las manos en la cabeza.
A los cuatro nos dio un ataque de risa, y muchas chicas se alejaron para ir hacia Liam.
Entonces la cosa empezó a desmadrarse un poco; las chicas que hacían cola ordenadamente para que les firmaran alguna cosa dejaban de hacer cola tan ordenadamente y empezaron a empujarse para ponerse en primera línea. Me lo miré asustada.
Entonces fue cuando empezaron a empujarnos a Lena y a mí también y a alejarnos de Louis y Harry.
- ¡Louis! -grité- ¡LOUIS!
Se giró y al vernos entre la multitud, dio un codazo a Harry y gritó:
- ¡Apartaos!
Intentaban abrirse paso entre la gente, pero cada vez había más chicas entre nosotros. Yo también intentaba apartar a las chicas, pero no me hacían caso, y el pánico empezó a apoderarse de mí.
Agarré la mano de Lena, que estaba también llorando.
- ¡¿PODÉIS HACER EL FAVOR?! -gritó Harry.
Entonces, una de las fans me vio a mí y se me quedó mirando.
- ¿Hannah?
- Sí... -respondí, intentando reprimir las lágrimas.
- Oh, mierda. ¡CHICAS! CHICAS, APARTAOS, JODER, ¡QUE ES HANNAH!
Las chicas se giraron hacia mí sorprendidas y empezaron a apartarse, algunas incluso se disculpaban.
"¿Tan fácil es? Una pide que se aparten... ¿Y se apartan? Y lo que es peor... Me conocen. Me conocen... Oh, no..."
Las chicas estaban dejando paso a Louis y Harry. Quería correr hacia ellos, coger a Lou y no soltarlo, pero no podía. No podía moverme.
Como el día en el que desconecté la máquina.
Me quedé paralizada ahí, viendo cómo Louis corría hacia mí, me cogía por la cintura y me abrazaba, y me susurraba que ya había pasado.
Era incapaz de hacer nada, no oía nada excepto los latidos de mi propio corazón.
No sé cómo, conseguí agarrar la camiseta de Louis por detrás, refugié mi cabeza en su pecho y me puse a llorar.
A segundos de eso, llegaron un par de seguratas vestidos de negro que nos arrastraron otra vez hasta un coche y nos metieron dentro. No dejé a Louis ni un segundo.
- Sois unos insensatos. ¿Cuantas veces os he dicho que no debéis hacer eso?
- Muchas -dijo Liam- Pero nos parecía divertido.
- Hoy no ha sido divertido -dijo Louis a mi lado, sin dejar de acariciarme la espalda.
- Y luego, claro, Paul ven a recogernos, Paul sálvanos, Paul esto, Paul lo otro. Pues me he hartado. Dime, Harry, ¿cuantas veces os he requisado ya los gorros y las gafas?
- Cinco...
- ¿Y cuantas veces habéis comprado más?
- Yo... No voy a responder a esa pregunta.
- Bueno, pero chicos, ya veis lo que pasa si no me hacéis caso. Pobres chicas.
Hundí más la cabeza en el pecho de Louis.
- Lena, Hannah -dijo con voz tranquilizadora Danielle-. ¿Estáis bien?
- ¡Pues claro que no están bien! -gritó el tal Paul, y noté que Louis negaba con la cabeza- Ahora vamos a casa. Esta noche no salis.
- Pero Paul...
- ¡He dicho que no!
Cuando llegamos a la casa, cogí a Lena de la mano y corrí hasta la habitación. Cerramos la puerta con pestillo, nos abrazamos y empezamos a llorar otra vez.
- Hannah, no lo había pasado peor en mi vida...
- No podía... No podía hacer nada, no...
- Yo me he quedado... Paralizada... No sabía...
Entonces llamaron a la puerta. Me sequé los ojos con la manga del jersey y abrí la puerta.
Era Andrew.
- ¡Hannah, Lena! Estáis... ¿llorando? Oish -se acercó a mí y me abrazó, y luego lo hizo con Lena. Cerró la puerta otra vez-. Los chicos están muy agitados, no nos han podido contar nada a Niall y a mí... Louis se ha encerrado a su habitación y Harry se ha puesto a llorar en medio del salón, así que...
Nos sentamos en la cama y le contamos todo a Andrew.
Cuando terminamos, Andrew nos abrazó otra vez y dijo:
- Niall, Zayn y Liam también me llevaron a hacer eso. Sólo que con nosotros, cuando empezaron a venir fans en masa, Paul vino y nos sacó de allí. Parece que hoy se les ha escapado de las manos -suspiró-. Lo mejor que podéis hacer ahora es daros una ducha de agua caliente y se os pasará. Nos quedaremos en casa cenando tranquilamente, no os preocupéis.
37
Decidimos hacer caso a Andrew: primero me duché debajo de un chorro de agua caliente yo, y después lo hizo Lena.
Me puse una sudadera y un pantalón de chándal, ya que si no íbamos a salir, era mucho más cómodo.
Intenté arreglarme el pelo, pero como no lo conseguía, lo dejé como estaba.
Crucé el pasillo y llamé a la puerta de Louis.
- Sí...
- Louis, soy Hannah.
- Está abierto.
Entré dentro de la habitación y cerré la puerta cuidadosamente.
Las luces estaban apagadas, y las persianas bajadas. Sólo la lámpara de la mesita de noche daba un poco de iluminación a la habitación.
Louis estaba tumbado en la cama bocabajo, pero en cuanto entré dio la vuelta y incorporó un poco hasta sentarse.
Fui hacia la cama, me senté en ella, me quité los zapatos y subí los pies encima del colchón.
- Hannah, yo... No pensé que se iba a desmadrar tanto. No debería haber dejado que...
- Louis, déjalo, ahora ya no puedes hacer nada.
- No. Sé que no quieres que me sienta mal, pero no puedes hacer nada tu tampoco. No debería haber dejado que os alejaseis de nosotros. Debería haber pensado que estamos en vacaciones de navidad y que habría demasiada gente. Yo no... -sacudió la cabeza- Sabía que no debía hacerlo, y lo hice... No pensé en lo que pudiese pasar. Soy un imbécil -abrí la boca, pero me puso un dedo encima de los labios y siguió-. No. No hay opiniones. Soy un insensato. Y aún haciéndolo, debería haberme quedado todo el rato a tu lado, sin importar que se diesen cuenta de quién realmente eres y la realidad de nuestra relación, porque tú eres mucho más importante que todas las fans juntas, debería haberme quedado contigo, pasara lo que pasara. Y no lo hice. Soy un mal novio... Te mereces a alguien mejor, Hannah. Sé que es eso de ser tan loco lo que me hace caer bien a la gente pero... No es locura, es imbecilidad, no soy lo suficiente sensato para...
Entonces aparté su mano y junté sus labios con los míos.
- Quizás eres demasiado loco, pero es eso por lo que te quiero. Por como eres. Por tus defectos. No quiero a nadie que sea mejor que ti, te quiero a ti. Aunque me hicieras ponerme un tutú rosa y bailar en medio del London Bridge todos los días, seguiría queriendo estar contigo. Querías enseñarme lo que hacías para divertirte, para que me divirtiese yo también. ¿No es eso adorable? Louis, no querías hacerme daño. Ni me lo has hecho. Así que deja de torturarte, Tommo, porque no te culpo por nada de lo que ha pasado, ¿entiendes?
Asintió con la cabeza.
- Y, Louis, te quiero muchísimo, por cómo eres. Tienes tus defectos, sí, pero son esos los que te hacen ser cómo eres, y deberías enorgullecerte de ello, ¿entiendes?
- Sí. ¿Sabes que te amo muchísimo, no?
- No, no lo sé.
- Pues te amo muchísimo.
- En realidad sí lo sabía, pero me gusta que me lo digas.
Sonrió.
- Pues te amo muchísimo, Hannah Malker. Te amo con todo mi corazón.
- Y yo, Louis Tomlinson. Y yo.
--
A las ocho salimos al comedor. Liam y Danielle no estaban por ahí. Harry y Lena estaban en la habitación de Harry; Niall y Andrew estaban sentados en el suelo, uno delante del otro, hablando. Y Zayn, estaba en el sofá mirando la tele.
- Hii! -gritó Louis cuando entramos en el comedor.
Niall y Andrew nos saludaron con la mano y Zayn no dijo nada.
Louis se acercó a Zayn, aparentemente enfadado por no habernos saludado.
- Oh, está dormido. Venid, mirad qué mono.
Los tres nos acercamos y vimos que era verdad: tenía los ojos cerrados y la boca un poquito entreabierta.
- Ay, míralo -dijo Andrew-. Parece un angelito.
- Lástima que no sea así cuando despierta -rió Lou-. Mira, irlandés, tiene pinta de estar soñando.
Niall se rió.
- Tendrás que acostumbrarte a que haya dos irlandeses en esta casa, ahora ya no te puedes meter conmigo.
- ¿Dos? -dije extrañada.
- Sí. Andrew es irlandesa, ¿no os lo dije?
- ¿En serio? -respondió Louis- Bueno, a ella no se le nota.
- SOY IRLANDESA -gritó Andrew-. IRLANDA ES EL MEJOR PAÍS DEL MUNDO.
- Esa es mi chica. Anda, ven aquí -dijo Niall cogiéndola en brazos.
Louis se quedó mirando fijamente a Andrew y le dijo:
- Me decepcionaste.
- Ehm... ¿Chicos...? -dijo un Zayn somnoliento.
- Oh, mierda -dijo Niall-. Ya habéis despertado a Zayn.
- No, si yo no estaba durmiendo.
- Pues claro que no, Bradford Bad Boy -Louis se acercó a Andrew y le dijo a la oreja-. Es un chico malote. Duerme en el sofá.
- Vete a la mierda, lucho.
- Yo también te quiero, Zayn.
- Oye -interrumpí-, ¿os parece si Louis y yo hacemos la cena hoy?
- ¿Queréis que os ayudemos? -respondió Andrew, siempre con una sonrisa.
- No, gracias -le sonreí yo también-. Nos las podemos arreglar.
--
Louis y yo nos metimos en la cocina y empezamos a preparar las cosas.
Resumiré:
Media hora más tarde teníamos una olla con espaguetis encima del fogón, salsa de tomate vertida encima de las encimeras y espaguetis escampados por el suelo.
- ¡Andrew, Niall! -les llamé- Ya casi están los espaguetis. Alguien que vaya a avisar a Harry y Lena. ¿Siguen encerrados en la habitación de él?
- Sí -respondió Niall-. Yo no pienso ir a avisarlos. Louis, ve tú.
- Oh, yo no. Hannah, es tu mejor amiga, ¿no?
- Escucha, guapo, y él el tuyo.
- Pues que vaya Niall.
- ¿Porqué yo?
- Por irlandés.
- Pues tú por inglés.
- Vale, hagamos votaciones -dije yo-. ¿Quién vota que vaya Louis?
Niall, Andrew y yo levantamos la mano. Louis se quedó mirando a Andrew con cara de ofendido.
- Por inglés -se explicó ella.
Niall se rió muchísimo y besó a Andrew.
Salimos del comedor y andamos por el pasillo. Louis iba delante, y nosotros tres íbamos detrás.
Llegamos a la puerta de la habitación de Harry. Louis puso la oreja.
- No se oye nada. Shht, callad.
Niall se rió y Louis dio tres golpes suaves a la puerta.
Pasaron unos segundos. Nada.
- ¿QUÉ COÑO QUIERES AHORA, LOUIS?
- Soy Zayn -respondió Louis, con una voz ridícula.
Andrew tapó la boca de Niall con su mano para que no se riera.
- Lo que tú digas -dijo Harry des de detrás de la puerta bajando un poquito el tono de voz- ¿Pero qué coño quieres?
- QUERÍA DECIRTE QUE LOS ESPAGUETIS YA ESTÁN ECHOS.
- ¿Qué haces? No grites, que Lena está durmiendo.
- Sí, durmiendo -dije mientras intentaba aguantar mi ataque de risa.
Entonces oímos cómo Harry quitaba el pestillo de la puerta.
- Oh mierda -dijo Louis-. CORRED, CORRED, CORRED.
Empezamos a correr otra vez pasillo abajo hacia el comedor.
Se abrió la puerta de la casa y entraron Liam y Danielle.
- ¿Porqué...? -empezó Liam.
- CALLA Y CORRE -le grité.
38
Cenamos los nueve juntos en la gran mesa que había en el comedor. En lugar de poner la tele, decidimos hablar para conocernos mejor y esas cosas.
Parecería una chorrada, pero descubrí muchas cosas.
Andrew nos contó que ella y Niall se habían conocido en una quedada de beliebers en Limerick.
- Oh, así que irlandesa y belieber -dijo Louis-. A ver. Última oportunidad. ¿Equipo de fútbol?
- No me gusta el fútbol.
- Niall, ¿qué ves en ella?
- Que es irlandesa, es belieber, no le gusta el fútbol, y te jode a ti.
- Ñe -dijo Andrew.
- ¿Ñe? ¿Qué significa eso?
- Es cómo... Insatisfacción. En Limerick lo usamos.
- Ah... Suena raro.
- Eh, que yo no me meto con que llaméis "pájaro" a una chica.
- Sí, pero lo decimos cariñosamente -dijo Harry.
- ¿Cariñosamente? -salió Niall.
- Y porque me da la gana.
- Pues yo uso Ñe porque me da la gana -rió Andrew.
Luego Lena les contó a Liam, Danielle, Niall, Andrew y Zayn cómo se habían conocido ella y Harry. Narró la tarde que los dos chicos habían venido a mi casa.
- No -dijo Niall cuando terminó-. Te has olvivado de lo del pastel.
- ¿Qué pastel...?
- Ese día -suspiró Harry-, Louis le robó el pastel a Niall para llevárselo a Doncaster.
Louis empezó a reírse y a picar a la mesa.
- Y sigo enfadado por eso.
- Fue buenísimo, Nayal, y lo sabes.
- Hannah -me llamó Danielle-. Y, Louis y tú, ¿cómo os conocisteis?
- Pues... creo que fue cuando Louis me robó mi mantita a la hora de la siesta, en la guardería.
- No, perdona -cortó Louis-. Esa mantita era mía. Tú la cogiste, pero era mía.
- Y una mierda. Estaba en el suelo.
- ¡Pero ponía Tomlinson!
- ¡Como si ponía "Esta mantita es propiedad de Louis"! Estaba en suelos internacionales. Tenía derecho a cogerla.
- Pues yo tuve derecho a romperte la muñeca, no te jode.
- ¿¡FUISTE TÚ!?
- Cómo se llamaba... ¿Nancy?
Miré a Louis, que tenía una sonrisa pícara dibujada en la cara. Cogí mi plato, lo llevé a la cocina y lo dejé en el fregadero.
Volví a la mesa y me senté.
- ¿Qué pasa? ¿Hechas de menos a tu muñeca?
- Que mañana vas a decorar el árbol de Navidad sólo, eso pasa.
- Hannah, te quiero un montón, perdóname, siento haber roto tu muñeca, te amo, ¿vas a ayudarme con el árbol, por favor?
- Depende.
- ¿De qué?
- De si me besas.
- Oh, por dios -salió Zayn-. O la besas o no la besas, pero hagamos algo, que me aburro.
Recogimos mesa y decidimos jugar a algo. Las chicas nos sentamos en el sofá y los chicos cogieron cojines y se sentaron en el suelo, haciendo lo que intentaba ser una redonda.
Nos aburríamos todos, así que pensamos qué podíamos hacer.
Estuvimos dando ideas sobre cosas por hacer, y al final hicimos votaciones.
Había varias: Jugar al botellón, a la Wii, hacer un partido de fútbol, ir a la piscina...
La idea que finalmente ganó la votación, con 6 votos a favor y 3 en contra fue:
Hacer palomitas y ver "Peppa Pig".
Sí.
Harry, Lena, Louis y yo fuimos a hacer las palomitas mientras Niall, Andrew, Liam, Danielle y Zayn buscaban "Ver Peppa Pig Online" en Google.
--
Lo siguiente que recuerdo es despertarme tumbada en el sofá, con el brazo de Louis rodeándome. Alcé la cabeza y vi que Lena y Harry estaban también tumbados en la otra punta del sofá. Zayn estaba escarchofado en el sillón y Andrew estaba acurrucada encima de Niall, en el suelo. Liam y Danielle no estaban.
Saqué el móvil y miré el reloj: las 2:08 a.m. Giré un poco la cabeza y vi que Louis estaba durmiendo
- Louis. Cariño -susurré. Louis abrió los ojos, medio dormido y me miró-. Estamos en medio del salón durmiendo. Voy a irme a la cama, ¿quieres venir conmigo o te quedas aquí?
- Espérame, voy contigo.
Nos levantamos sin hacer ruido y fuimos hacia el pasillo de puntillas intentando no pisar a la pareja irlandesa.
Pasé por mi habitación, cogí una camisa de dormir y fui a la habitación de Louis.
Me cambié y me metí debajo de las sábanas.
Cuando apagué la luz, noté unos brazos que me rodearon por la cintura, atrayéndome hacia sí.
Pasé las manos por el cuello de Louis.
- Buenas noches, cielo. Que duermas bien -dije.
- Buenas noches, Hann. Te amo -dijo dándome mi beso de buenas noches.
Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos.
39.
- Baby say: Ye, ye-ye, yeyeah, ye, ye-ye...
-... And let me kiss you! -terminó Harry.
Estábamos en el comedor de la casa de Londres. Los chicos habían querido cantarnos su nueva canción, "Kiss You". Eran las 11:34 de la mañana.
- Waw -exclamó Danielle-. Es realmente buena.
- ¿Sí? ¿Os gusta? -preguntó el irlandés.
- Sí, está muy bien -sonrió Lena- ¿Cuando decís que la sacaréis?
- El 7 de enero colgaremos el vídeo a Youtube -respondió Lou.
- ¿Ya lo habéis grabado? -pregunté.
- Sí, lo grabamos en Estados Unidos los mismos días que fuimos a hacer la gira, en Noviembre -explicó Zayn.
- ¿Y de qué va el vídeo? -dijo Andrew.
- Eso es un secreto -sonrió Harry.
Recogimos el desayuno, es decir, tortitas que nos había traído Paul, y dejamos las sobras en la cocina. Luego nos separamos: Zayn, Liam y Harry salieron a correr; y Lena y Danielle decidieron salir juntas por Londres. Nos ofrecieron a Andrew y a mí de salir con ellas, pero Andrew quiso quedarse con Niall y yo tenía que quedarme en casa para ayudar a Louis.
Una vez todos se hubieron marchado, Louis y yo cogimos la gran caja roja que había en la entrada de la casa y la pusimos dentro del comedor.
Contemplé el inmenso aveto que estaba plantado en medio del comedor des de el día en el que llegué.
Abrí la caja y puse todas las cintas, bolas, estrellas y adornos colgantes que había dentro encima de la mesa, exposados.
Había mucha más cosa de la que había imaginado.
- ¿Todo esto tiene que ir al árbol? -pregunté.
- No -respondió Louis-. Sólo las cosas que queramos.
- Ah, vale.
Primero cogimos dos cintas: una plateada y otra dorada, y las pusimos alrededor del árbol. Luego cogí unas estrellitas pequeñas y doradas que había encontrado y las fui colgando en las ramas del aveto.
Cuando terminé, fui al lado de Louis, y cuando vi lo que estaba colgando, no pude evitar decir un:
- No me jodas.
Louis había estado colgando figuritas en miniatura de superhéroes.
- ¿No te gustan?
- No es que no me gusten, pero estos, al árbol no se quedan. -dije señalando a una de las figuras.
- Este es Linterna Verde, ese de ahí es Spiderman y ese es...
- Batman, sí lo sé -suspiré-. Louis, ayúdame a quitarlos.
- ¡Pero si a mí me gustan mucho!
- Por mucho que te gusten, no voy a dejar que cuelgues figuritas de superhéroes en el árbol de Navidad!
Me gustaría decir que Louis era muy sumiso, que no le gustaban las peleas y siempre salía ganando yo. Me gustaría decir que lo convencí para quitar esas figuras y guardarlas otra vez en la caja, como personas normales hubieran hecho.
Pero os estaría mintiendo.
Al final, tuve que ceder un poco y acordamos poner una de cada escampados por las ramas. Uno de cada, sí, pero en total eran 8 superhéroes colgando de un maldito árbol de Navidad.
Colgamos algunas cosas más de colores dorados, plateados y rojos; y luego sólo nos quedó una cosa para colgar: La estrella que coronaba el aveto.
Cogí la estrella de encima de la mesa y miré el árbol.
- ¿Cómo lo haremos? Este árbol mide casi 3 metros, no vamos a llegar.
- Tengo una idea, pero no sé si te va a gustar.
- ¿Cuál?
Louis se acercó y se agachó. Se dio dos golpecitos en la espalda y dijo:
- Sube.
Cogí la estrella con la mano derecha y me senté sus hombros.
Louis me cogió las piernas con las manos y se levantó lentamente.
Nos acercamos al árbol e intenté poner la estrella en la punta de arriba del todo, pero no llegaba, me faltaban dos pamos para llegar a la altura del árbol.
- Hannah, date prisa, que no aguanto.
- ¡No llego! Espera, bájame.
Louis se agachó otra vez y salté al suelo.
- No llego, me falta muy poquito, pero no puedo estirarme más.
- Pff... A ver, vamos a probar una cosa.
Me explicó su plan, y aunque no parecía demasiado seguro, accedí a probar.
Volvió a agacharse, pero esta vez subí de rodillas a sus hombros, y él entrelazó mis piernas con sus brazos.
Volvió a levantarse, temblando un poco, e intenté darme prisa.
Con la mano izquierda sujeté la ramita de arriba y con la derecha coloqué la estrella.
- Ya estoy, ¡baja!
Bajé y me planté a su lado. Nos quedamos mirando nuestra obra de arte.
- Está un poco torcida -rió Louis.
Suspiré.
- Lo siento, no llegaba del todo bien, ¿vale?
- Era una broma -rió-. Nos ha quedado perfecto.
- Me sobran las figuritas, pero... Está bien.
Louis le tomó una foto al árbol con el iPhone y la subió a Twitter.
"Finalmente lo hicimos! Bieeen :)"
Me lo enseñó y me reí. Me etiquetó en el twit y lo publicó.
Iba a hacerle yo también una foto, pero entonces empezó a sonarme el móvil.
Era Lena: Lo cogí.
- ¿Sí?
- ¡Hannah! Danielle y yo hemos estado dando vueltas, queríamos ir al Harrod's. ¿Quieres venir con nosotras?
- ¿A Harrod's? ¿El centro comercial?
- ¡Síiii!
Harrod's era un centro comercial de Londres muy famoso.
- Oh dios mío... Espera. -me giré hacia Louis y puse cara de suplicar-. Louiiiiis...
- Hannaaaah...
- Oye, te quiero mucho, ¿lo sabes?
- Sí, lo sé. ¿Qué quieres ahora? -dijo riéndose.
- Puedo ir con Lena y Danielle a Harrod's? Por favooor...
- ¿Y me dejas aquí sólo?
- ¡Holaaa! -gritó Harry des de la entrada- ¡Ya estamos aquí!
- No, solo no, te dejo con ellos, ¿ves? Vaaa, por favor...
Suspiró.
- Está bien. Puedes ir.
- GRACIAS, LOUIS. TE QUIERO. ¿Lena?... ¡Sí! Vale. ¿En serio? Ahora salgo.
- ¿Qué dicen?
- Que tienen el coche aparcado delante de casa. Me voy con ellas -dije mientras empezaba a preparar mi bolso.
- ¿Necesitas dinero?
- Sí, 1.000 libras, por favor.
- No tengo eso en efectivo, ¿quieres un cheque?
- No necesito nada, bobo -me reí.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- Vale. Ah, y una cosa.
- Dime.
- No se te ocurra comprarme nada para mi cumpleaños.
- Hmm... Quizás ya es demasiado tarde...
- Hannah, en serio. No quiero nada, ¿entiendes?
- Soy adulta, Louis. Haré lo que quiera.
- Joder... Bueno, al menos, dame un beso, ¿no?
Me lancé a sus brazos y le di un beso largo y dulce.
- Te amo, Louis.
- Y yo, Hannah.
- ¿Nos vemos para comer?
- Claro que sí.
Cogí un abrigo y salí de la casa. Lena y Danielle estaban esperándome dentro del coche.
- ¡Vamos, sube! -gritó Lena.
Obedecí y me puse el cinturón.
- Rumbo a... ¡Harrod's! -gritó Danielle.
Nos reímos y luego el coche arrancó.
--
Danielle, a parte de ser muy simpática, tenía muy buen gusto.
Estuvimos lo que quedaba de mañana dando vueltas por el centro, entrando en tiendas y probándonos y comprando ropa.
- Hannah, ¿le has comprado algo a Louis por su cumple ya?
- Sí. En Doncaster le compré un peluche muy grande de una zanahoria con ojos y boca, es monísimo.
- ¿En serio? -Lena se rió- ¿Cómo de grande es?
- Cómo... Por aquí -dije, poniendome una mano a la alzada del ombligo.
- ¿Y cómo diablos has encontrado una cosa así? -exclamó Danielle.
- Pues -respondió Lena por mí-, hay muchas directioners que van a Doncaster sólo porque Louis nació ahí. Así que las tiendas inventan todo tipo de cosas para llamarles la atención. De la misma forma que Bárbara tiene los pastelitos especiales de One Direction, porque las chicas saben que Harry trabajó ahí. ¿Cierto?
- Eso es -respondí-. Pero de todas formas, me gustaría comprarle algo más.
- De todas formas, aún nos quedan los regalos de Navidad para comprar -dijo Danielle-. ¿O ya habéis comprado algo?
- Yo el de Louis lo tengo, pero los otros no...
- Yo directamente no tengo ninguno, ni siquiera el de Hazza.
- Ni yo... Podríamos aprovechar que estamos aquí para comprar algunos, ¿no?
- Estaría bien -respondí-. Pero yo le he dicho a Louis que volveríamos a la hora de comer, y ya son casi las 2 del mediodía...
- Pues digámosles que vengan ellos también.
- ¡Sí! Porfa, Hann.
- Bueno, le llamo y se lo digo.
Saqué mi móvil y marqué el número de Louis.
- ¿Hannah?
- Hola, Louis.
- ¿Tardaréis mucho en volver a casa?
- En realidad, te llamo porque las chicas han propuesto que vengáis vosotros también, comemos fuera y compramos los regalos de Navidad.
- Ehm... Vale, espera.
Oí que Louis gritaba algo y luego alguien le respondía.
- Nos va bien. ¿En el Starbucks?
- Sí. ¿Tardáis mucho?
- No, los chicos están vestidos y todo. En diez minutos estamos ahí.
- Vale. Hasta luego, cielo.
- Hasta ahora, pequeña.
Colgué el teléfono y fuimos al Starbucks a esperar a los chicos.
"A esperar a One Direction..." pensé.
Suspiré.
40.
Los chicos llegaron un poco más tarde de lo que Louis había previsto.
Salimos de Harrod's seguidos de Paul y otro guardaespaldas y nos dirigimos a Nando's.
Prepararon una mesa aislada para nosotros en un rincón del local.
Niall nos contó que Nando's era su cadena de restaurantes favorita en todo el Reino Unido, y que había llevado a Andrew ahí en su primera cita.
Comimos pollo, básicamente, y luego volvimos a Harrod's.
Decidimos separarnos: Lena, Danielle, Andrew y yo nos fuimos por una banda, y los chicos por otra.
*Las chicas - Hannah*
Nosotras no teníamos muy claro qué queríamos comprarles a los chicos, así que decidimos dar un par de vueltas a la planta a ver qué se nos ocurría.
Yo ya tenía un regalo para Louis, pero también le compré una sudadera en la que ponía "If you have got haters, it means you're doing it all well" es decir, "Si hay gente que te odia, significa que lo estás haciendo todo bien".
Las chicas también compraron algunas cosas para sus novios.
Luego cogí a Lena por banda y corrimos a una tienda donde habíamos visto una cosa perfecta para regalarles a Andrew y Danielle.
Lo compramos y volvimos con ellas.
Comprobamos las bolsas, saqué el teléfono y llamé a Louis.
- ¿Lou?
- Hann.
- Nosotras ya estamos. ¿Dónde estáis?
- En la tercera planta.
- La de ropa.
- ... Sí.
- Bueno -me reí-. Vamos hacia ahí.
- Eh... Vale, os esperamos.
- Hasta ahora, cielo.
- Hasta ahora...
Fuimos hacia las escaleras mecánicas y bajamos un par de plantas.
Los chicos estaban esperándonos en la entrada de la sección.
*Los chicos - Zayn*
Lo cierto es que era un poco triste que todos los chicos tuvieran novia menos yo. Siempre estaban con ellas, y yo me encerraba en mi habitación y me dedicaba a dormir o a mirar la tele.
Pero no me sentía triste por ser soltero, como muchos pensaban. Me limitaba a pensar que la chica de mis sueños estaba ahí fuera, en alguna parte de Londres, y que algún día de estos la encontraría.
Por fin llegó ese día.
Lo que sí echaba de menos era pasar un rato los cinco juntos, sólos, sin novias, ya sabéis, sólo tíos.
Cuando nos separamos de las chicas, en lugar de pensar qué queríamos comprar, entramos en la primera tienda que encontramos. Resultó ser de electrónica.
Fuimos de tienda en tienda, mirando las cosas que habían. Si había algo que nos gustaba, simplemente nos lo comprábamos.
Una decena de tiendas más tarde, decidimos hacer una pausa y nos metimos en un café que había.
Me pregunto qué habría pasado si no hubiéramos entrado en ese café, ya que allí es dónde nos esperaba mi protagonista.
Bueno, cale decir, que cuando uno espera encontrar su alma gemela, espera que se vean, se enamoren a primera vista, empiecen hablando por cualquier chorrada pero sigan hablando, que suceda de una forma natural, pero a la vez bonita y romántica.
Pero esa vez, no fue así.
Pedimos bebidas para hidratarnos un poco y nos sirvieron casi en seguida.
Todo fue normal hasta que se me ocurrió decir:
- Chicos, voy un momento al baño, esperadme aquí.
Me levanté, pero al girarme choqué con una camarera, ya que no la había visto, y bolqué los vasos que llevaba en una bandeja, cayéndole todo el zumo encima.
La chica chilló y alzó la cabeza hacia mis ojos.
- ¿¡Pero qué...?!
La miré. Tenía el pelo liso de un marrón muy claro, casi llegando a rubio, y unos ojos azules y profundos.
Era realmente bonita.
- Yo, esto... Perdona -dije avergonzado.
Me miró, se sonrojó un poco, abajó la cabeza y dijo:
- No, no. No pasa nada. Yo... Ahora lo recojo.
- ¿Puedo ayudarte?
- No, osea, gracias, pero no es necesario.
- ¿Seguro?
- Sí, claro.
- Ya...
Nos quedamos mirándonos a los ojos. Ninguno de los dos tenía valor para apartar la mirada.
- Bueno, pues...
- Esto...
- Eh...
- ¡Lucy! -gritó un empleado des de detrás de la barra- No entretengas a los clientes, y recoge esa porquería.
- Sí, perdón -se giró hacia mí otra vez-. Voy a ver si puedo... Ya sabes, recoger, todo esto.
- Hm, sí, vale. Y perdona.
- Nada, nada.
Me apresuré a entrar en el baño y me miré al espejo. Finalmente la había conocido.
Me lavé la cara, me lavé las manos y volví con los chicos, buscando con la mirada a Lucy, pero no la vi en ninguna parte.
Me senté en la mesa. Entonces vi que ella me miraba des de detrás de la barra.
Después de que los chicos se rieran un poco de mí, y de unas cuantas miradas avergonzadas entre Lucy y yo, salimos del café y entramos en varias tiendas más.
Los chicos compraron varias cosas más, mientras que yo compré algo por inercia pero en realidad no podía sacarme a la chica de pelo marrón café y ojos azules de mi cabeza.
Estábamos en una tienda de ropa cuando llamaron a Louis.
- ... Sí... Vale, os esperamos... Hasta ahora -colgó-. Chicos, las chicas ya han terminado y están viniendo.
En poco llegaron Hannah, Lena, Danielle y Andrew. Llamamos a Paul y nos condujo de vuelta a casa.
Fui a mi habitación, me duché y vestí. Me tiré en mi cama y empecé a pensar en Lucy, repasé nuestra conversa mentalmente.
Luego, salí al pasillo, decidido, y llamé a la puerta de Hannah.
Ella me abrió, y me miró sorprendida de encontrarme ahí.
- Hola Hannah, ¿puedo hablar contigo?
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- Hola Hannah, ¿puedo hablar contigo?
Miré sorprendida a Zayn.
Zayn. En la puerta de mi habitación. Había venido a hablar. Conmigo.
- Sí, claro, pasa -le dije.
Zayn entró y cerré la puerta. Me senté en el sofá, y él me siguió y me imitó.
- ¿Está todo bien? -le pregunté.
- Sí, sí, todo va muy bien.
- Me alegro.
- Ya, esto, verás... He venido porque... Hoy he conocido a una chica.
Zayn me contó toda la historia de cómo había conocido a Lucy, y por la manera cómo la describió se podía notar que realmente quería a esa chica.
- Hannah, no sé qué hacer...
- ¡Si está muy claro! Tienes que volver a verla.
- Pero si ni siquiera le he pedido el móvil...
- Pero sabes dónde trabaja.
- Es verdad... Pero, no se...
- Zayn, mírame -él obedeció-. Tienes que conseguir a esa chica.
- ¿Crees que aún estará abierto el café?
- ¿Ahora? Pues... No sé, sólo hay una forma de saberlo.
- Yendo ahí -asentí con la cabeza-. Hannah, ¿me puedes hacer un favor?
- Lo que quieras.
- ¿Puedes acompañarme?
- ¿Yo? Eh... Sí, claro. Pero mejor aviso a Louis.
- Claro, voy a llamar a Paul para avisarle que salgo, te espero en el garaje.
- Vale.
--
Siete minutos más tarde, sí, siete, llegamos a Harrod's.
Zayn aparcó el coche rápidamente y entramos en el centro.
Subimos por las escaleras mecánicas cuatro pisos, y seguí a Zayn hasta que llegamos al café.
Por suerte, estaba abierto.
- Vamos -le dije con una sonrisa-. Entra ahí y consigue el número de esa chica. Tú puedes.
- Gracias, Hannah.
Cogió aire y entró en el café. Yo entré también, pero me quedé al lado de la puerta, mientras que Zayn se acercó a la barra.
La chica estaba detrás de la barra. Zayn se acercó a ella y le dijo algo, y ella le miró, y al darse cuenta de quién era, se mostró sorprendida, y al principio un poco avergonzada.
Pero en sólo unos segundos, su expresión pasó de la vergüenza al atrevimiento, y empezó a coquetear con él.
Entonces me di cuenta de que esa cara me resultaba conocida.
Yo a esa chica la conocía.
Mientras, ellos dos seguían hablando, él nervioso, ella segura.
- ¡Hannah! -me llamó Zayn- Hannah, ven un momento.
Me acerqué lentamente a la barra. Cuando llegué allí y pude ver a la chica más de cerca, finalmente la reconocí.
Era Lucy Jenkins. La había conocido en un camping, en Bristol, cuando tenía unos quince años.
- Lucy, esta es Hannah, mi amiga, y la novia de Louis.
- Hola -me sonrió ella, y luego frunció el ceño-. Espera, a ti te conozco.
- Creo que sí -respondí-. ¿Puede ser de un camping, en Bristol, hace ya unos... seis años?
- ¡Sí! Es verdad... Que casualidad, volverte a encontrar.
- Pues sí -reí.
- Lucy -dijo Zayn-, mañana tenemos una comida para celebrar el cumpleaños de Louis, y tengo derecho a traer una invitada, y he pensado que quizá querrías...
- ¿Yo?
- Sí, bueno, pensé...
- Sí. Vendré -sonrió.
"Qué bien se lo tomará Louis..."
- Perfecto, pues... ya te llamaré.
- Vale. Un placer volverte a ver, Hannah.
- Lo mismo digo -sonreí-. Zayn, ¿vamos?
- Sí, claro. Adiós, Lucy.
- Adiós, Zayn. Llámame, ¿eh?
- Sí, sí, tranquila. Adiós...
--
Introduje las llaves en la cerradura de la puerta de la casa y abrí la puerta.
Dejé mi chaqueta de cuero en el colgador, y Zayn y yo entramos en el comedor.
Los chicos estaban sentados en el sofá, viendo la tele. Las chicas no estaban.
- Hola -dije entrando.
- Hola, cielo -dijo Louis, que estaba bebiendo Coca-Cola.
- ¡Louis!
- ¡Zayn!
- ¿Sabes la chica del bar? Aquella de pelo marrón claro y ojos azules.
- Sí, me acuerdo.
- Pues la he invitado a la comida de mañana.
Louis escupió toda la bebida que tenía en la boca.
- ¿¡QUÉ?!
- LOUIS, IMBÉCIL -gritó Harry-. ME HAS ESCUPIDO LA COCA COLA ENCIMA.
- Sí -respondió Zayn-. Me dijiste que podía traer a alguien.
- Sí, ya, pero, bueno, sí, vale.
- Oye -interrumpí-, ¿dónde están las chicas?
- Están en la habitación de... en tu habitación -respondió Liam.
- Vale, seguid discutiendo.
Fui por el pasillo y llamé a la puerta de mi habitación.
- ¿Quién es? -gritó Lena des de dentro.
- Hannah.
- Ah, espera.
Lena abrió la puerta, que estaba cerrada con pestillo.
- Entra.
- ¿Qué estáis haciendo que sea tan secreto?
Lena se rió.
- Ven, y te lo enseño.
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Lena me condujo hasta el sofá. Danielle y Andrew estaban sentadas ahí, trabajando en una cosa que había encima de la mesa.
- Vaya -se me escapó cuando vi que era la cosa que había encima de la mesa.
- ¿Te gusta? -me preguntó Danielle.
- Sí, vais a hacer esto con...
- Sí, sí -respondió Andrew-. Va a ser nuestro regalo para los chicos de Navidad. Tuyo también, claro. Bueno, si quieres.
- Sí, claro, pero, ¿cuanto tiempo lleváis haciéndolo? Está muy currado.
- Desde que te has ido con Zayn, hemos venido aquí y hemos empezado a trabajar.
- Madre mía. ¿Puedo ayudaros?
- Claro, tonta -se rió Lena.
Me senté con ellas y empezamos a trabajar en el Proyecto Dahl (combinación de nuestros nombres), alias cosa que había encima de la mesa.
--
Estuvimos en nuestra habitación encerradas trabajando hasta unos minutos antes de las nueve, cuando Niall y Liam llamaron a la puerta y nos dijeron que era hora de cenar.
Recogimos un poco las cosas y salimos al pasillo con ellos.
- ¿Qué habéis hecho para cenar? -pregunté.
- Pollo al horno, raviolis, patatas rellenas de carne, ensalada 4 estaciones, patatas al horno, merluza a la plancha, buñuelos de bacalao...
- Habéis llamado al catering, a que sí -interrumpió Danielle.
- Básicamente, sí -respondió Niall.
Llegamos al comedor. Efectivamente, la mesa había sido parada con cuidado (es decir, no lo habían hecho los chicos) y había una decena de platos diferentes repartidos al largo de la mesa.
- A que somos buenos cocineros -gritó Louis cuando nos sentamos en la mesa.
- Lo siento -respondí-. Niall os ha delatado.
Louis fulminó al irlandés con la mirada y negó con la cabeza.
- No podías ponernos las cosas fáciles, eh.
- Tengo hambre, ¿podemos empezar ya?
Empezamos a pasarnos los platos los unos a los otros e irnos sirviendo cosas en nuestro plato.
Estuvimos hablando un rato, entonces Harry interrumpió:
- A ver, gente, tema importante: ¿Cómo lo hacemos con los regalos de Louis, y los de Navidad? Se los damos a él el 24 por la mañana, y el 25 por la mañana los de Navidad, o cómo lo hacemos?
- ¡Yo quiero mis regalos por la mañana! -gritó Louis.
- Sí, pero es más bonito por la noche, antes de cenar, todos juntos en casa... Ya sabes -dije.
- También está la comida -recordó Harry.
- Ah, es verdad, mi comida de cumpleaños. Pues antes de comer nos reunimos en el salón -sonrió Louis.
- No sonrías tanto, mañana serás un año más viejo -dijo Zayn.
- Anda, que majo.
- Entonces -interrumpió Liam-, los de Louis el 24 por el mediodía y los de Navidad el 25 por la mañana. ¿Votos a favor?
Todos levantamos la mano y quedamos así.
--
Esa noche, después de comer, Louis y yo le pedimos a todo el mundo que se fuera a sus respectivas habitaciones y que nos dejaran el salón a los dos.
Habíamos acordado darle los regalos mañana, pero me acordé del regalo de Jay y planeé una cosa más íntima.
A cambio del salón, recogimos la mesa y pusimos los platos en el lavavajillas.
Luego, hicimos palomitas, escogimos un DVD y nos tumbamos los dos en el sofá, tapados con una manta, a ver esa película.
La verdad es que no me acuerdo ni de cómo se llamaba ni de qué iba.
Cuando la película terminó, apagué la tele y miré el reloj. Las 00.04.
Miré a Louis, sonreí y dije:
- Feliz cumpleaños, Louis. Feliz cumpleaños, cielo.
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- Feliz cumpleaños, Louis. Feliz cumpleaños, cielo.
- Gracias cariño -dijo él, y me besó-. Ahora soy un hombre mayor.
- Sólo tienes 21 años -me reí.
- Pero hasta hace unos minutos tenía 20. Cómo pasa el tiempo, ¿eh?
Me reí.
- Oye... Sé que habíamos quedado con darte los regalos mañana por el mediodía, pero yo... Bueno, me gustaría darte, al menos uno, primero.
- Suena bien.
Corrí hacia mi habitación y llamé a la puerta, aunque, evidentemente, Lena no estaba dentro.
Entré y saqué de debajo la cama una bolsa azul, y volví al comedor.
- Cierra los ojos -grité.
Louis se tapó la cara con las manos (aunque dudaba que no estuviera mirando) y saqué los dos paquetes que había dentro, y los dejé a los pies del árbol de Navidad. Escondí la bolsa detrás del árbol y dije:
- Vale, ya puedes venir.
Lou se levantó del sofá, vino hacia mí y se sentó en el suelo, a mi lado.
Se miró los dos paquetes y preguntó:
- ¿Cuál abro primero?
- Uno es mío y otro es de tu madre y tus hermanas.
- ¿Enserio? Y... ¿Cuál es cuál?
- AAAH, eso es una sorpresa.
Louis petó la lengua, cogió el paquete de la derecha, se lo acercó y dijo:
- Primero abro este.
- Ese es el de las chicas Tomlinson.
Asintió con la cabeza. Empezó a quitar el papel de regalo.
Dentro había dos cosas.
La primera era un DVD con un Post-It encima en el que ponía "Te echamos de menos, peque ya no tan peque."
Louis leyó la nota y sonrió, luego me miró a mí.
- ¿Tenemos por aquí un reproductor de DVD's?
- Sí, debajo de la tele.
Encendió el aparato y introdujo el DVD.
Me arrastré a su lado.
El reproductor terminó de leer y entonces, en la pantalla, apareció Louis, con 4 o 5 añitos, en el salón de su casa.
Jay estaba a su lado, y le pedía que cantara. Entonces Louis miraba a su madre y empezaba a cantar canciones infantiles, y también bailaba.
Era monísimo, daban ganas de comérselo.
El vídeo duraba unos cinco minutos. Hacia el final, Louis se caía, pero en lugar de ponerse a llorar, se levantaba y empezaba a reír otra vez.
Luego, se cortó el vídeo y se vio a Louis, sentado en una silla, con una corona de cartón en la cabeza.
Le acercaron una tarta con una vela con el número 5 encima. Le cantaron el Cumpleaños Feliz y Louis sopló las velas.
Cuando el vídeo terminó, giré la cabeza hacia el Louis de 21 años recién cumplidos.
Se había quedado mirando la pantalla, ahora en negro.
Le planté un beso en la mejilla y le susurré a la oreja:
- ¿Sabes? El Louis de 5 años era adorable. Pero prefiero el Louis de ahora a él.
Me miró y sonrió.
- Aún queda la segunda parte del regalo de tu madre -le recordé.
Esta vez conseguí arrancarle una carcajada.
Volvimos debajo del árbol y localicé la bolsa que venía dentro del paquete de Jay, y se la alargué a Louis.
Él puso la mano dentro y sacó un jersei azul oscuro con unas gafas de pasta a lo hipster estampadas en el medio.
- Qué monada -me reí.
Lou se lo tiró por encima, hizo una pose sexy y dijo:
- Te gusta, lo sé.
- Sí, estás precioso.
- ¿Ves? Lo sabía.
Le pegué flojito al brazo.
- Y aún tienes mi regalo por abrir.
- Cómo te haya costado dinero, te vas a enterar.
- Tú ábrelo y verás.
Louis cogió mi paquete, más blandito, y empezó a buscar el celo para abrirlo.
- Puedes romper el papel, no me importa.
Él despedazó el papel, literalmente, y sacó lo que yo había puesto dentro.
Era una manta.
Pero no una manta cualquiera.
Louis la desplegó y se la quedó mirando.
- Esta manta -murmuró-... Me suena mucho, pero no...
Entonces se le encendió la bombilla.
- No me digas que es la...
- Sí -le sonreí-. La encontré en la caja de recuerdos.
Louis empezó a revolver la manta hasta que encontró lo que buscaba.
Separó con los dedos la beta en la que había escrito a mano "Tomlinson", con letra de Jay, y me la mostró.
Le sonreí aún más a respuesta.
Él empezó a acariciar la manta, con la mirada perdida.
- No sabes lo que significa esto para mí, Hann...
- Me lo imagino.
Contemplé a Louis, que ahora me miraba, le miré esos ojos, tan azules, tan bonitos; esa sonrisa, tan agradecida, tan perfecta...
- Feliz cumpleaños, Louis. Te amo muchísimo, ¿lo entiendes? Estoy perdidamente enamorada de ti, y de cómo eres, y no quiero que cambies nunca.
- Ven aquí, pequeña.
Me senté a su lado y lo abracé, esta vez la que lloraba era yo.
- Te eché tanto de menos Lou... Cada día, necesitaba estar a tu lado, pero no podía, y tenía que conformarme con verte en la pantalla de mi portátil... Pensaba que me habías olvidado, y eso dolía muchísimo.
- Hannah, calla. No quiero llorar yo también. Pensé olvidarte, y lo intenté, pero no podía... Seguía pensando en ti cada noche y... -negó con la cabeza-. Por eso volví a buscarte. Zayn fue el que me convenció de que tenía que recuperarte.
- ¿Zayn? Pues suerte de él...
- Sí... Oye, tengo algo de sueño, ¿te parece si vamos a dormir?
- Vale, espera, que recojo esto y nos vamos. Que los otros no se enteren de que nada ha pasado aquí.
Recogimos los papeles, puse el DVD, la sudadera y la manta en la bolsa y me los llevé hacia la habitación de Louis.
Él cerró las persianas y corrió las cortinas.
Yo le robé una camisa que seguramente no se iba a poner en todas las vacaciones y me cambié.
Me metí debajo las sábanas y grité:
- Oye, Louis, aún tengo un regalo de cumpleaños para ti.
- Hannah, dios mío.
- Está en mi habitación. Mañana por el mediodía te lo doy. ¿Qué habías pensado ya, eh?
- Anda, cállate -se rió él.
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Me desperté un poco temprano.
Giré mi cabeza y miré a Louis: aún estaba durmiendo.
Pensé en despertarle, pero esa cara de angelito me hizo cambiar de idea.
Me incorporé y me puse la camisa de Lou. Me la abroché por delante y, con mucho cuidado de no hacer ruido, salí al pasillo.
Anduve hacia el comedor. Cuando entré, vi que Niall, Harry y Liam estaban en el sofá jugando a la Play, o quizás a la Xbox.
- Buenos días, chicos -les saludé.
- Buenos días, Hannah -me respondieron ellos sin dejar de mirar a la pantalla.
Entré en la cocina y saqué una paella del cajón. Busqué harina y azúcar en el armario y saqué la mantequilla y la leche de la nevera. Busqué la nutella, pero no la encontré.
- ¡Niall! -grité- ¿Sabes dónde está la nutella?
- Aquí con nosotros.
- ¿Me la puedes traer?
El chico se levantó, cogió el tarro, lo trajo a la cocina y me lo dejó encima de la encimera.
- Gracias.
- ¿Qué cocinas?
- Tortitas de chocolate.
- Oooh, qué ricas.
Me reí.
- Quieres un par, ¿verdad?
- Si insistes...
Hice una decena de tortitas y las unté con la nutella. Separé dos de ellas, las puse en un plato a parte y se las llevé a Niall, que me dio las gracias.
Volví a la cocina, hice dos cafés y llené dos vasos con zumo de naranja.
Cogí una bandeja blanca que encontré, lo puse todo encima y lo llevé por el pasillo hasta la habitación de Louis.
Llamé suavemente a la puerta, pero como nadie me respondió, entramos, yo y desayuno.
Dejé la bandeja en mi mesita de noche temporalmente y me tumbé al lado de Louis.
Le di un beso en la frente y jugueteé un poco con su pelo.
Finalmente abrió los ojos.
- Buenos días, precioso. Sigue siendo tu cumpleaños -dije con voz tranquila.
Me sonrió.
- Huele a tortitas -dijo con voz dormida.
- Qué buen olfato.
Me puse de pie y fui a levantar las persianas mientras Louis terminaba de despertarse.
Volví a la cama; mi chico ya se había incorporado y ahora estaba sentado, apoyado en los cojines.
- ¿Puedo desayunar en la cama?
- Para eso lo he traído aquí, ¿no?
Me senté en la cama, cogí la bandeja y la puse entre Lou y yo.
- Te quiero, Hann.
- Te quiero muchísimo, Lou.
Le di un beso.
- ¿Empezamos ya, o esperamos a que venga Niall y se nos coma estas deliciosas tortitas que me ha hecho mi novia para desayunar?
Me reí de la broma, lo miré y negué con la cabeza.
Desayunamos ahí mismo. Las tortitas no estaban mal, aunque Louis me repitió varias veces que estaban deliciosas; al final él terminó comiéndose cinco y yo las otras tres.
Luego fui al baño y me metí en la ducha.
De repente, noté unos brazos rodeándome por la cintura y no pude reprimir un grito.
- ¿Qué pasa? ¿No quieres que tu novio se duche contigo?
- ¡Me has asustado!
- Perdona, quería darte una sorpresa.
- Pero no has pensado que yo...
- ES MI CUMPLEAÑOS -interrumpió Louis.
Suspiré.
- Pero no lo vuelvas a hacer.
- Vaaale...
Entre una cosa y la otra, cuando hubimos terminado de ducharnos y vestirnos, eran las 11:40.
Le pregunté a Louis a qué hora era la comida para celebrar su cumpleaños, me respondió que a las 2 llegaba la comida encargada.
--
- ¡Hoy es un gran gran día! -gritó Louis cuando entramos en el comedor.
- ¡Feliz cumpleaños, viejo! -gritó Harry.
- ¡El ricitos es el primero en felicitarme, yeee!
- FELICIDADES LOUIIIS.
- ¡Segundo puesto para Liam!
- Hola Louis, qué día más bonito hace hoy, lástima que sea un día normal.
- Niall, o me felicitas o te quedas sin tarta.
- FELIZ CUMPLEAÑOS LOUIS, ESPERO QUE PASES UN GRAN, GRAN DÍA.
- Qué fácil de manipular eres, ¿eh? -dijo con tono malvado- ¿Qué habéis desayunado?
- Tostadas y pan untado con nutella -respondió Harry.
- PUES YO HE DESAYUNADO TORTITAS Y ESTABAN RIQUÍSIMAS. JÁ.
- Ya sé que estaban deliciosas -susurró Niall.
- ¿Qué has dicho?
- Pues que me he comido dos.
Louis se giró hacia mí y me fulminó con la mirada.
- Tenía que comprobar que no te ibas a morir -dije encogiendo los hombros.
Louis se rió y Niall me miró triste.
- Anda, Hannah, pensé que me querías.
- Si te aprecio mucho, Niall, pero prefiero que se muera toda la gente del mundo a Louis, así que...
- OOOH QUÉ MONA -gritó Zayn desde la puerta del comedor-. Buenos días, Louis, hoy haces 21, eres un año más viejo, ¡vamos a celebrarlo!
- Cállate, Zack.
- Es Zayn.
- Claro, lo que tú digas, tío.
- ZAAAS -gritó Harry-. LOUIS'S HUMILIANDO A ZAYN EN 3, 2, 1...
Niall empezó a reírse y Louis fue a chocarle la mano a Harry.
- Oye, hace sol -dije-. ¿Porqué no dejáis la máquina de una vez y salís a fuera?
- Sí, mamá -respondieron Niall y Louis a la vez.
--
Aunque era 24 de diciembre, hacía relativo calor, así que no fue necesario encender la calefacción, simplemente íbamos todos con manga larga.
A la una y media llegó Lucy. Los chicos estaban en el jardín haciendo un mini partido de fútbol, así que me tocó a mí abrir la puerta.
Saludé a la chica morena de ojos azules con dos besos, y la presenté a las chicas.
Luego, la conduje hacia el jardín.
- Chicos, Lucy ya ha llegado.
Zayn dejó el partido inmediatamente y fue a saludar a Lucy con dos besos también. Los otros tardaron un poco más en reaccionar pero terminaron acercándose a la chica y estrechándole la mano.
- ¿Alguien le ha comprado algo a Louis? Porque yo no -gritó Liam.
Los otros negaron con la cabeza y las chicas nos reímos.
- Pues yo he sido buena y le he comprado algo a mi chico.
- Y nosotras -dijo Lena, hablando por las chicas.
- Quizás yo también le haya traído algo -salió Niall.
- Puede que yo también -dijo Zayn.
- Y yo -Harry.
- Es posible que yo... -terminó Liam.
- Callaros y vamos a dentro a abrir mis regalos de cumpleaños -sonrió Louis.
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Zayn, Harry, Lena y yo entramos en el salón y los otros se quedaron fuera distrayendo a Louis.
Cogimos todos los regalos de todo el mundo y Harry sacó un saco gigante que antes había contenido carbón, pero que alguien había lavado y dejado completamente limpio por dentro.
Pusimos todos los regalos dentro y dejamos la bolsa debajo el árbol.
Luego, hicimos entrar a Louis al comedor.
Él fue hacia delante del árbol, emocionado, y se aturó al ver que sólo estaba el saco de carbón.
- "Carbón vegetal" -leyó incrédulo-. Es una broma, ¿verdad?
- No -dijo Harry, intentando contener la risa-. Este es nuestro regalo. ¿Te gusta?
- Es carbón -repitió Louis.
- Vegetal -añadió Liam.
- ¿Me habéis regalado carbón? ¿!C-A-R-B-Ó-N!?
- Pero es un carbón especial -dije yo.
- ¿¡PERO QUÉ PUEDE TENER EL CARBÓN DE ESPECIAL?!
- Ábrelo y verás -se rió Niall.
Louis miró perplejo a Niall, pero al final se acercó al saco y lo abrió.
- Oh. Este carbón tiene swag.
Louis cogió el saco y lo volcó en el suelo.
Había una decena de regalos tirados, de diferentes tamaños, todos envolvidos en papeles de regalos de diferentes colores y estampados.
- Waw -exlamó Lou-. Voy a empezar por... este.
Cogió un paquete y lo mostró.
- Este es el mío -dijo Zayn.
Lou asintió con la cabeza y rompió el papel, era una gorra negra, de visera roja, en la que había escrito con letras blancas "Louisville".
- Es gracioso -explicó Zayn-, porque la compré en Louisville. En tu pueblo. Ya sabes, Louis, ville..
- Sí, lo he pillado -rió Louis-. Gracias, Zayn.
El siguiente regalo era el de Niall.
- Qué será, qué será... -canturreó Louis mientras le quitaba el papel- OH DIOS MÍO. OH. DIOS. MÍO.
Era el FIFA13.
Supongo que era impresionante porque ese juego salía en enero de 2013.
- Hablé con los de EASports, y me dijeron que te regalaban este ejemplar a cambio que les dieras las gracias por Twitter.
- Ah... ¿¡QUIÉN VOTA PARA UN TORNEO DE FIFA13 DESPUÉS DE COMER?!
Todos los chicos levantaron la mano a la vez y las chicas nos reímos.
Luego tocó el regalo de las chicas.
- Íbamos a comprarte algo de ropa -dijo Danielle-, pero luego pensamos que Hannah se iba a poner celosa y te compramos esto.
Era una camiseta de los Doncaster Rovers, y en el torso ponía "Tomlinson" y el número 17.
- Oh, qué monas -susurró él. Se puso la camiseta encima de la que ya llevaba, negra a rayas blancas- ¿Me queda bien?
- Te queda perfecta -rió Lena.
- Gracias, chicas -sonrió.
- Louis -interrumpió Harry-, abre el mío ahora.
- ¿Cuál es?
- Ese de ahí -dijo señalando un paquete.
Louis lo cogió y le quitó el papel. Desplegó el contenido, y de esa forma todos pudimos ver qué era.
Un StandUp de Harry.
- Para que así me puedas tenerme en tu habitación.
- OH, DIOS MÍO, OH DIOS MÍO -gritó Lou con voz aguda-. ES UN STAND UP DE HARRY STYLES, AAAAAH, OH DIOS MÍO, HARRYYYYY.
Nos reímos mucho, y entonces Harry cogió otro paquete y se lo entregó a Louis.
- Era coña, este sí es.
El regalo resultó ser una caja de tres pisos de unos pastelitos de la pastelería de Bárbara, en Holmes Chapel, que Louis adoraba.
Luego fue el regalo más grande: El mío.
Al ver el peluche gigante de la zanahoria, Lou empezó a reírse.
- Te voy a llamar Timmy -le dijo al peluche.
- ¿Le vas a poner Timmy a una zanahoria? -le pregunté yo.
- Sí, ¿qué pasa?
- Que no le pega. Ponle Willy.
De repente, Lena y Andrew se pusieron a reír cómo si no hubiera mañana.
- Mejor no le pongas Willy -dijo Niall.
- ¿Pero qué...?
- No quieras saber -contestó Lena, secándose las lágrimas de los ojos.
- De todas formas -cortó Louis-, se va a llamar Timmy.
Luego fueron los regalos de Liam (una gorra de aviador, de esas folradas por dentro y con "orejas"), otro de las chicas (unos cascos rojos), y un último regalo que le hicieron los chicos conjuntamente:
La primera foto que se hicieron juntos enmarcada.
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- ¿Lo tienes todo? ¿No te dejas nada?
Estábamos en la puerta de casa. Eran las 20:51.
El coche negro ya estaba fuera esperando a recogernos, ya que nuestra reserva en el Hibiscus era a las nueve.
- ¡Un momento! -grité.
Me miré otra vez en el espejo.
Me había puesto un vestido azul turquesa que Lena había descrito como "Azul ojos de Niall" arrapado, de tirantes gruesos, que se adaptaba a mis curvas y se abría por debajo la cintura. También me había puesto unas medias, pero transparentes, ya que sólo quería que me protegieran un poco las piernas del frío.
Me había dejado el pelo suelto: Las ondas rubias caían por encima de mis espaldas y llegaban por debajo del pecho.
Me había hecho la línea de los ojos y me había puesto un pintalabios de un rosa clarito, no muy artificial.
Asentí con la cabeza y me puse los tacones blancos.
- Cuando quieras marchamos -grité mientras terminaba de meter las cosas en el bolso.
Louis apareció a mi lado.
Se había puesto una camisa blanca con los botones de arriba desabrochados, una americana negra y unos pantalones negros.
- Waw -dije-. Te has arreglado, ¿eh?
- La ocasión se lo merecía -me sonrió.
Cogí mi chaqueta plateada y me la puse.
Me despedí de Lena, Andrew y Danielle; mientras que Louis fue a dentro a despedirse de la resta de los chicos, y en unos minutos volvió.
- Nos encontramos a las diez en la fiesta -les recordé.
Salimos a la calle y montamos en el coche.
Una vez dentro, nos cogimos las manos y esperamos en silencio.
Unos minutos más tarde, el coche se paró y el chófer nos abrió la puerta.
Estábamos justo delante de la puerta de entrada al Hibiscus.
Bajé y esperé a que bajara Louis. Le cogí otra vez la mano y entramos en el restaurante rápidamente.
Había dos empleados esperándonos detrás de la entrada, y nos guiaron inmediatamente hacia nuestra mesa, situada en una esquina de la sala, bajo las miradas indiscriminadas de algunos comensales.
Ojeé la carta en búsqueda del plato más barato, pero decididamente, ese no era un restaurante que... cómo decirlo, no todo el mundo se podía permitir.
Finalmente pedimos langosta (un lujo, teniendo en cuenta que Londres no tenía mar).
Comimos, hablamos, y reímos. Por mucho tiempo que pasara con Louis, nunca se nos acababan los temas de conversación, ni nunca dejaba de sacarme sonrisas.
Adornamos la cena con unas copas de vino tinto, y en los postres, me pedí una copa de tiramisú, mientras que Lou pidió un sorbete de limón.
Luego, le agradecí otra vez la cena, pagó y nos dirigimos a la salida.
- Louis Tomlinson, ¿verdad? -dijo un segurata cuando íbamos a salir.
- Yo mismo.
- Verá, al parecer sus fans saben que usted se encuentra aquí dentro, y han colapsado la salida. Hay ciento chicas histéricas ahí fuera, quizás doscientas.
Louis suspiró.
- ¿Hay alguna forma de poder salir de aquí?
- En realidad, no tenemos puerta de atrás, sino le ofrecería salir por ella. Sin embargo, podemos hacer aparcar su coche justo delante y abrir un pequeño camino hasta él.
- Perfecto.
En unos minutos, estuvo todo listo.
Saqué un poco la cabeza: Había muchísimas chicas en la calle, alrededor del coche y del camino formado por hombres corpulentos. La puerta del coche estaba abierta.
- Ya pueden salir -nos dijo el hombre-. Esperemos que hayan disfrutado de su cena.
- Deliciosa. Y disculpen las molestias.
- Un honor.
Louis me cogió la mano, me miró y me dijo:
- ¿Preparada?
Asentí con la cabeza, él se giró y abrió la puerta. Los gritos de fuera hicieron que me dolieran los oídos.
Pasamos rápidamente por el corto camino en cuestión de segundos, apenas tendría 5 metros de largo; y me metí en el coche seguida de Louis.
Alguien cerró la puerta.
Ya estaba. Visto y no visto.
Sentí pena por las chicas que estaban fuera, llevarían ahí mucho tiempo, sólo para ver cuatro o cinco segundos a su ídolo.
Suspiré y apoyé la cabeza en el hombro de mi chico.
El coche arrancó, y yo dirigí mi vista a la ventana, observando las pequeñas lucecitas de esa bellísima ciudad, dejando atrás al Hibiscus.
--
Tardamos unos diez minutos en llegar al edificio donde se celebraba la fiesta.
Si la gente que había fuera del Hibiscus ya me parecía una multitud, no había palabras para describir lo que había delante del edificio.
El coche se paró. Incluso des de dentro del coche se podían oír gritos.
De repente, un hombre me abrió la puerta.
Me cubrí los ojos con la mano para protegerme de la luz.
Unos segundos más tarde, empecé a acostumbrarme a la luz y observé el panorama.
Una alfombra roja iba desde el coche hasta la entrada del edificio.
- Ve entrando, ahora salgo -me dijo Louis.
- No tardes mucho.
Salté a la alfombra e inmediatamente la gente empezó a chillar mi nombre.
Mi nombre.
Saludé con la mano a ambos lados, cuando una chica saltó la valla y se puso a mi lado en la alfombra para hacerse una foto conmigo.
Fue muy repentino. Al principio me asusté, pero al darme cuenta de todo lo que arriesgaba por una simple foto, conmigo, me puse a su lado y le dediqué a la cámara mi sonrisa más sincera.
Luego seguí mi corto camino y entré en el edificio.
Me apoyé en la pared, mientras oía los gritos de "Louis" a fuera.
¿Porqué la gente hacía eso por mí?
¿Cómo era que sabían mi nombre?
¿Me conocían?
¿Les caería bien?
Entonces caí en una cosa: hacía literalmente siglos que no entraba en mi Twitter, desde antes de que la relación entre Louis y yo se hiciera oficial.
Me hice una nota mental para entrar esa noche.
Louis entró en el edificio, y corrió hacia mi lado.
- ¿Impresionada?
- Dios mío, Louis, esa gente...
- Pues ese es mi día a día.
Me sonrió, me besó y dijo:
- Vamos, Harry me ha enviado un mensaje, los demás ya están dentro.46
- ¿Lo tienes todo? ¿No te dejas nada?
Estábamos en la puerta de casa. Eran las 20:51.
El coche negro ya estaba fuera esperando a recogernos, ya que nuestra reserva en el Hibiscus era a las nueve.
- ¡Un momento! -grité.
Me miré otra vez en el espejo.
Me había puesto un vestido azul turquesa que Lena había descrito como "Azul ojos de Niall" arrapado, de tirantes gruesos, que se adaptaba a mis curvas y se abría por debajo la cintura. También me había puesto unas medias, pero transparentes, ya que sólo quería que me protegieran un poco las piernas del frío.
Me había dejado el pelo suelto: Las ondas rubias caían por encima de mis espaldas y llegaban por debajo del pecho.
Me había hecho la línea de los ojos y me había puesto un pintalabios de un rosa clarito, no muy artificial.
Asentí con la cabeza y me puse los tacones blancos.
- Cuando quieras marchamos -grité mientras terminaba de meter las cosas en el bolso.
Louis apareció a mi lado.
Se había puesto una camisa blanca con los botones de arriba desabrochados, una americana negra y unos pantalones negros.
- Waw -dije-. Te has arreglado, ¿eh?
- La ocasión se lo merecía -me sonrió.
Cogí mi chaqueta plateada y me la puse.
Me despedí de Lena, Andrew y Danielle; mientras que Louis fue a dentro a despedirse de la resta de los chicos, y en unos minutos volvió.
- Nos encontramos a las diez en la fiesta -les recordé.
Salimos a la calle y montamos en el coche.
Una vez dentro, nos cogimos las manos y esperamos en silencio.
Unos minutos más tarde, el coche se paró y el chófer nos abrió la puerta.
Estábamos justo delante de la puerta de entrada al Hibiscus.
Bajé y esperé a que bajara Louis. Le cogí otra vez la mano y entramos en el restaurante rápidamente.
Había dos empleados esperándonos detrás de la entrada, y nos guiaron inmediatamente hacia nuestra mesa, situada en una esquina de la sala, bajo las miradas indiscriminadas de algunos comensales.
Ojeé la carta en búsqueda del plato más barato, pero decididamente, ese no era un restaurante que... cómo decirlo, no todo el mundo se podía permitir.
Finalmente pedimos langosta (un lujo, teniendo en cuenta que Londres no tenía mar).
Comimos, hablamos, y reímos. Por mucho tiempo que pasara con Louis, nunca se nos acababan los temas de conversación, ni nunca dejaba de sacarme sonrisas.
Adornamos la cena con unas copas de vino tinto, y en los postres, me pedí una copa de tiramisú, mientras que Lou pidió un sorbete de limón.
Luego, le agradecí otra vez la cena, pagó y nos dirigimos a la salida.
- Louis Tomlinson, ¿verdad? -dijo un segurata cuando íbamos a salir.
- Yo mismo.
- Verá, al parecer sus fans saben que usted se encuentra aquí dentro, y han colapsado la salida. Hay ciento chicas histéricas ahí fuera, quizás doscientas.
Louis suspiró.
- ¿Hay alguna forma de poder salir de aquí?
- En realidad, no tenemos puerta de atrás, sino le ofrecería salir por ella. Sin embargo, podemos hacer aparcar su coche justo delante y abrir un pequeño camino hasta él.
- Perfecto.
En unos minutos, estuvo todo listo.
Saqué un poco la cabeza: Había muchísimas chicas en la calle, alrededor del coche y del camino formado por hombres corpulentos. La puerta del coche estaba abierta.
- Ya pueden salir -nos dijo el hombre-. Esperemos que hayan disfrutado de su cena.
- Deliciosa. Y disculpen las molestias.
- Un honor.
Louis me cogió la mano, me miró y me dijo:
- ¿Preparada?
Asentí con la cabeza, él se giró y abrió la puerta. Los gritos de fuera hicieron que me dolieran los oídos.
Pasamos rápidamente por el corto camino en cuestión de segundos, apenas tendría 5 metros de largo; y me metí en el coche seguida de Louis.
Alguien cerró la puerta.
Ya estaba. Visto y no visto.
Sentí pena por las chicas que estaban fuera, llevarían ahí mucho tiempo, sólo para ver cuatro o cinco segundos a su ídolo.
Suspiré y apoyé la cabeza en el hombro de mi chico.
El coche arrancó, y yo dirigí mi vista a la ventana, observando las pequeñas lucecitas de esa bellísima ciudad, dejando atrás al Hibiscus.
--
Tardamos unos diez minutos en llegar al edificio donde se celebraba la fiesta.
Si la gente que había fuera del Hibiscus ya me parecía una multitud, no había palabras para describir lo que había delante del edificio.
El coche se paró. Incluso des de dentro del coche se podían oír gritos.
De repente, un hombre me abrió la puerta.
Me cubrí los ojos con la mano para protegerme de la luz.
Unos segundos más tarde, empecé a acostumbrarme a la luz y observé el panorama.
Una alfombra roja iba desde el coche hasta la entrada del edificio.
- Ve entrando, ahora salgo -me dijo Louis.
- No tardes mucho.
Salté a la alfombra e inmediatamente la gente empezó a chillar mi nombre.
Mi nombre.
Saludé con la mano a ambos lados, cuando una chica saltó la valla y se puso a mi lado en la alfombra para hacerse una foto conmigo.
Fue muy repentino. Al principio me asusté, pero al darme cuenta de todo lo que arriesgaba por una simple foto, conmigo, me puse a su lado y le dediqué a la cámara mi sonrisa más sincera.
Luego seguí mi corto camino y entré en el edificio.
Me apoyé en la pared, mientras oía los gritos de "Louis" a fuera.
¿Porqué la gente hacía eso por mí?
¿Cómo era que sabían mi nombre?
¿Me conocían?
¿Les caería bien?
Entonces caí en una cosa: hacía literalmente siglos que no entraba en mi Twitter, desde antes de que la relación entre Louis y yo se hiciera oficial.
Me hice una nota mental para entrar esa noche.
Louis entró en el edificio, y corrió hacia mi lado.
- ¿Impresionada?
- Dios mío, Louis, esa gente...
- Pues ese es mi día a día.
Me sonrió, me besó y dijo:
- Vamos, Harry me ha enviado un mensaje, los demás ya están dentro.
47
La fiesta I
Nos plantamos delante de un mostrador donde una chica con traje y gafas de pasta a lo hipster nos cogió los abrigos, y los colgó detrás.
Seguimos hasta el ascensor y subimos dos pisos.
Aunque en un principio había tenido miedo de no encontrar la sala donde se celebraba la fiesta, una vez ahí me di cuenta de que no podía estar más equivocada.
Justo delante del rellano al que daba el ascensor, había una puerta doble roja adornada con banderolas de fiesta, y un gran cartel encima en el que ponía 'Fiesta de Nochebuena'.
Louis se me avanzó unos pasos y abrió la puerta.
Era una sala muy grande y rectangular, con las paredes de color crema y el suelo de moqueta blanca. Había dos grandes ventanales, que llegaban casi hasta el techo, a unos 4 metros sobre nuestras cabezas.
Me pregunté qué se debía hacer ahí la resta del año.
Había muchísima gente dentro de la sala, así que busqué con los dedos la mano de Louis y me agarré a ella con fuerza.
- Mira -dijo él entonces-, ahí están. Vamos.
Nos dirigimos a una de las esquinas de la sala, al lado de la mesa de aperitivos, donde estaban Harry, Lena, Niall, Andrew, Liam, Danielle, Zayn y Lucy. Todos, en resumen.
Los saludé a todos, al igual que Lou, pero no con mucho interés.
No porque estuviera enfadada, ni nada por el estilo; sino porque seguía pensando en lo que había pasado fuera, en la alfombra roja.
Miles de preguntar hervían en mi cabeza.
"¿Cómo me han reconocido?" "¿Sabían que iba a ir?" "¿Porqué gritaban mi nombre?" "¿Les caeré bien?" "¿Y porqué querrían que YO les firmara un autógrafo?" "¿Es sólo por Louis? ¿Es sólo porque soy su novia?" "¿Será siempre así?" "¿Tendré que huir de multitud de gente, cómo hacen ellos, cuando vaya por la calle?"
Sacudí la cabeza. Me estaba precipitando.
De todas formas, el pecho me oprimía, los nervios crecían por dentro y cada vez me estaba agobiando más.
Me acerqué a Lena, y le susurré al oído:
- Luego tengo que contarte una cosa. Es muy importante.
Me miró preocupada, se lamió los labios y asintió con la cabeza.
Volví al lado de Louis, que me pasó el brazo por la cintura.
Un camarero me atansó una copa de champán. La cogí y me mojé los labios, haciendo ver que lo probaba pero sin siquiera tastarlo.
Nunca me ha gustado el champán.
Intenté meterme en la conversa, pero la cabeza se me iba sola, pasando a otros pensamientos que ella creía más "interesantes".
Aparenté interés en las cosas que me decían y fui asentí con la cabeza de tanto en cuando para que no pensaran que no les hacía caso, pero terminé totalmente inmersa en mis propios asuntos.
- ¿Hannah?
La voz de Louis me hizo volver a la realidad.
- Eh, ¿qué?
- Que si te encuentras bien.
- Estoy un poco -busqué la palabra correcta- agobiada, pero, ya se me pasará -le sonreí.
- Comer te irá bien -me dijo Andrew.
- Quizás tengas razón. Niall, ¿cuales...
- Esos de ahí -me interrumpió el irlandés, señalando una bandeja de pastelitos.
Me reí, y me giré para ir hacia la mesa dónde había la bandeja, pero entonces recordé que...
- Lena, ¿te importa acompañarme?
--
- ¿En serio?
Aún estábamos al lado de la mesa de los pastelitos, que íbamos picando.
Acababa de contarle a mi mejor amiga lo que había pasado en la alfombra.
- ¿A ti no te han hecho lo mismo?
- No... Algunas han gritado de emoción, creo, mientras que otras me han gritado otras cosas... No tan bonitas -pude notar la expresión de dolor en su cara.
- ¿En serio? -ahora era yo quien pronunciaba esas palabas- Pero, ¿porqué?
- Bueno, muchas chicas adoran a Harry y les duele verlo con otra que no sea ellas...
- Pues qué imbéciles. Con perdón.
- Ya...
- Y, ¿qué te han gritado?
- Pues... Puta, zorra, falsa... Gorda -abajó la cabeza para que no viera que ya no podía contener más las lágrimas- Me han deseado que me muriera.
No hay palabras para describir la cara que me quedó cuando me dijo eso.
- Dios mío -musité. Me acerqué a Lena y la abracé- No les hagas caso a esas imbéciles, no eres nada de eso. Y si alguien debe morir aquí son ellas.
- Ya, pero...
- Hola, chicas -interrumpió Zayn, apareciendo a nuestro lado.
- Hola, Zayn -dije, algo incómoda. Lena se secó los ojos rápidamente para hacer ver que ahí no había pasado nada.
- ¿Qué tal estáis?
- Bien -dijo Lena en voz baja.
Zayn la miró con cara preocupada.
- Ya, claro. Perdonad si os interrumpo, de verdad, pero los chicos quieren presentaros a Jeff.
- ¿Jeff?
- Sí, venid conmigo.
Cruzamos la sala detrás de Zayn hasta llegar al grupo donde los chicos estaban reunidos con un hombre de media edad, de pelo castaño con tonos grisáceos y gafas. Llevaba una camisa blanca, que remarcaba su "barriga cervecera", una americana del mismo color que la americana, negro, y una corbata a rallas azul marino.
Rápidamente me puse al lado de Louis, que me saludó con un beso.
- Hola, cariño -dijo con voz dulce-. Este es Jeff Edwards, el director de Modest.
- Modest, ¿el management?
- El mismo -respondió el tal Jeff con su voz grave-. Tu debes de ser Hannah, entonces.
- La misma.
El tipo rió, y aunque él parecía pasárselo bien, los otros podíamos notar una nube de incomodidad flotando en el aire.
- Quiero presentaros a una persona, está aquí esta noche -se giró buscando a alguien con la mirada-. ¡Perrie! Ven, cariño.
Se nos acercó una chica rubia, de ojos azules.
- Os presento a Perrie, mi hija.
48
La fiesta II
Saludamos a la chica con dos besos.
Perrie parecía mucho más maja que su padre, más natural y no tan estirada.
La cosa se tensó un poco cuando le tocó a Zayn saludarla; por algún motivo, entonces Lucy agarró el brazo del chico y tiró de él, apartándolo de la chica.
- Eh -dijo Perrie, riendo-. Tranquila, que no muerdo. Ni te lo voy a robar. No soy de esas.
Lucy esbozó una sonrisa muy falsa.
Sin embargo, después de eso, las cosas fueron mejor.
O eso creía.
--
En toda la noche, tuve una oportunidad más para hablar con Lena.
Habíamos escapado otra vez del grupo, y volvíamos a estar en una esquina de la enorme sala.
- Lo que me ibas a decir, antes, cuando Zayn nos interrumpió, ¿qué era?
Lena sonrió.
- La verdad es que no me acuerdo, y prefiero no acordarme.
- Mejor. Una última cosa: ¿Harry lo ha visto y no ha dicho nada?
- No, no. O sea, Harry estaba dentro del coche, ha salido más tarde que yo. Habrá oído gritos, pero no creo que haya entendido lo que gritaban.
- Deberías contárselo.
Lena sacudió la cabeza.
- Hoy es Nochebuena. Mañana es Navidad. Mañana pasado se lo contaré.
Asentí con la cabeza y la abracé.
--
El punto más álgido de la noche llegó cuando estaba con Louis, a solas, en la otra punta de la sala.
Louis se puso delante mío, me pasó los brazos por la cintura y yo pasé los míos por su cuello, recortando el espacio que quedaba entre los dos. Me sonrió, me miró a los ojos y me besó dulcemente. Me atrajo hacia él, haciendo que el poco espacio que quedaba desapareciera del todo. Subió una mano por la espalda y empezó a juguetear con mi pelo.
La cosa iba cogiendo velocidad, y el beso dulce y tierno dejó de ser dulce y tierno. Era deseado.
Louis caminó hacia delante obligándome a caminar hacia atrás y me chocara con la pared.
Era un beso con sabor a champán y regusto a pastelitos.
El chico sonrió y me besó el cuello. Cerré los ojos y me dejé llevar por el momento. Lo miré a los ojos y le di un último beso en los labios antes de revolverle el pelo con una mano y separarme de él.
Miré a mis alrededores para descubrir algunas miradas posados en nosotros, pero no le di más importancia.
--
El resto de la noche fue bien. Extrañamente, nadie terminó más bebido de la cuenta.
A parte de los momentos con Lena y Louis, el resto del tiempo estuve con los chicos, con Danielle y Andrew o con Perrie, o todos juntos.
Estuvimos hablando de muchas cosas, las cuales ahora mismo no recuerdo, pero lo que sí sé es que nos lo pasamos muy bien y reímos mucho.
Lucy, a la que aún no conocíamos muy bien, parecía maja. La sorprendí varias veces hechándole miradas a Louis, pero no di importancia, ya que ella estaba con Zayn, y parecían estar bien.
A la una y media de la noche, Louis y yo decidimos volver a casa, y Harry y Lena quisieron venir con nosotros. Lucy dijo que también estaba cansada y convenció a Zayn para acompañarnos.
Veinte minutos más tarde, los seis bajábamos del coche delante de la puerta de la casa.
Harry sacó sus llaves y abrió la puerta.
Una vez dentro, me despedí de Harry y Lena, que fueron a su habitación, y de Zayn, que también fue a su cuarto a buscar no-se-qué.
- Louis, voy un momento a la cocina a beber agua -le dije a mi chico-. Ve tirando y espérame en la habitación, no tardaré mucho.
- Intentaré esperarte despierto, aunque no prometo nada. Estoy cansadísimo.
Puse cara triste.
- Jope.
Louis se rió, yo le sonreí y él me besó, y se alejó caminando por el pasillo.
Entré en el comedor, y vi que Lucy estaba en el sofá sentada esperando a Zayn.
Me estaba mirando, así que supuse que había visto la escena con Louis.
- Hola -le dije, con una sonrisa, mientras entraba en la cocina.
- Hola -me respondió ella sin dejar de mirarme.
Me serví un vaso de agua del grifo.
- ¿Qué tal? -pregunté.
- Tienes mucha suerte de estar con Louis, ¿lo sabes?
Sonreí y bebí de mi vaso.
- Y tú de estar con Zayn.
- Si, ya, bueno.
Eso me dejó un poco descolocada.
- ¿Qué significa...?
"¿Qué significa "Si, ya, bueno"?" iba a preguntarle, pero, lo cierto es que tampoco quería saberlo.
Sacudí la cabeza y terminé el vaso de agua.
- Buenas noches, Lucy, me voy a dormir.
- Dile buenas noches a Louis de mi parte.
Eso me desconcertó. Asentí con la cabeza y anduve por el pasillo en dirección a mi habitación.
Ni "Buenas noches, Hannah" ni "Que duermas bien".
"Dile buenas noches a Louis de mi parte".
Obviamente, no pensaba hacerlo.
49
43
- Feliz cumpleaños, Louis. Feliz cumpleaños, cielo.
- Gracias cariño -dijo él, y me besó-. Ahora soy un hombre mayor.
- Sólo tienes 21 años -me reí.
- Pero hasta hace unos minutos tenía 20. Cómo pasa el tiempo, ¿eh?
Me reí.
- Oye... Sé que habíamos quedado con darte los regalos mañana por el mediodía, pero yo... Bueno, me gustaría darte, al menos uno, primero.
- Suena bien.
Corrí hacia mi habitación y llamé a la puerta, aunque, evidentemente, Lena no estaba dentro.
Entré y saqué de debajo la cama una bolsa azul, y volví al comedor.
- Cierra los ojos -grité.
Louis se tapó la cara con las manos (aunque dudaba que no estuviera mirando) y saqué los dos paquetes que había dentro, y los dejé a los pies del árbol de Navidad. Escondí la bolsa detrás del árbol y dije:
- Vale, ya puedes venir.
Lou se levantó del sofá, vino hacia mí y se sentó en el suelo, a mi lado.
Se miró los dos paquetes y preguntó:
- ¿Cuál abro primero?
- Uno es mío y otro es de tu madre y tus hermanas.
- ¿Enserio? Y... ¿Cuál es cuál?
- AAAH, eso es una sorpresa.
Louis petó la lengua, cogió el paquete de la derecha, se lo acercó y dijo:
- Primero abro este.
- Ese es el de las chicas Tomlinson.
Asintió con la cabeza. Empezó a quitar el papel de regalo.
Dentro había dos cosas.
La primera era un DVD con un Post-It encima en el que ponía "Te echamos de menos, peque ya no tan peque."
Louis leyó la nota y sonrió, luego me miró a mí.
- ¿Tenemos por aquí un reproductor de DVD's?
- Sí, debajo de la tele.
Encendió el aparato y introdujo el DVD.
Me arrastré a su lado.
El reproductor terminó de leer y entonces, en la pantalla, apareció Louis, con 4 o 5 añitos, en el salón de su casa.
Jay estaba a su lado, y le pedía que cantara. Entonces Louis miraba a su madre y empezaba a cantar canciones infantiles, y también bailaba.
Era monísimo, daban ganas de comérselo.
El vídeo duraba unos cinco minutos. Hacia el final, Louis se caía, pero en lugar de ponerse a llorar, se levantaba y empezaba a reír otra vez.
Luego, se cortó el vídeo y se vio a Louis, sentado en una silla, con una corona de cartón en la cabeza.
Le acercaron una tarta con una vela con el número 5 encima. Le cantaron el Cumpleaños Feliz y Louis sopló las velas.
Cuando el vídeo terminó, giré la cabeza hacia el Louis de 21 años recién cumplidos.
Se había quedado mirando la pantalla, ahora en negro.
Le planté un beso en la mejilla y le susurré a la oreja:
- ¿Sabes? El Louis de 5 años era adorable. Pero prefiero el Louis de ahora a él.
Me miró y sonrió.
- Aún queda la segunda parte del regalo de tu madre -le recordé.
Esta vez conseguí arrancarle una carcajada.
Volvimos debajo del árbol y localicé la bolsa que venía dentro del paquete de Jay, y se la alargué a Louis.
Él puso la mano dentro y sacó un jersei azul oscuro con unas gafas de pasta a lo hipster estampadas en el medio.
- Qué monada -me reí.
Lou se lo tiró por encima, hizo una pose sexy y dijo:
- Te gusta, lo sé.
- Sí, estás precioso.
- ¿Ves? Lo sabía.
Le pegué flojito al brazo.
- Y aún tienes mi regalo por abrir.
- Cómo te haya costado dinero, te vas a enterar.
- Tú ábrelo y verás.
Louis cogió mi paquete, más blandito, y empezó a buscar el celo para abrirlo.
- Puedes romper el papel, no me importa.
Él despedazó el papel, literalmente, y sacó lo que yo había puesto dentro.
Era una manta.
Pero no una manta cualquiera.
Louis la desplegó y se la quedó mirando.
- Esta manta -murmuró-... Me suena mucho, pero no...
Entonces se le encendió la bombilla.
- No me digas que es la...
- Sí -le sonreí-. La encontré en la caja de recuerdos.
Louis empezó a revolver la manta hasta que encontró lo que buscaba.
Separó con los dedos la beta en la que había escrito a mano "Tomlinson", con letra de Jay, y me la mostró.
Le sonreí aún más a respuesta.
Él empezó a acariciar la manta, con la mirada perdida.
- No sabes lo que significa esto para mí, Hann...
- Me lo imagino.
Contemplé a Louis, que ahora me miraba, le miré esos ojos, tan azules, tan bonitos; esa sonrisa, tan agradecida, tan perfecta...
- Feliz cumpleaños, Louis. Te amo muchísimo, ¿lo entiendes? Estoy perdidamente enamorada de ti, y de cómo eres, y no quiero que cambies nunca.
- Ven aquí, pequeña.
Me senté a su lado y lo abracé, esta vez la que lloraba era yo.
- Te eché tanto de menos Lou... Cada día, necesitaba estar a tu lado, pero no podía, y tenía que conformarme con verte en la pantalla de mi portátil... Pensaba que me habías olvidado, y eso dolía muchísimo.
- Hannah, calla. No quiero llorar yo también. Pensé olvidarte, y lo intenté, pero no podía... Seguía pensando en ti cada noche y... -negó con la cabeza-. Por eso volví a buscarte. Zayn fue el que me convenció de que tenía que recuperarte.
- ¿Zayn? Pues suerte de él...
- Sí... Oye, tengo algo de sueño, ¿te parece si vamos a dormir?
- Vale, espera, que recojo esto y nos vamos. Que los otros no se enteren de que nada ha pasado aquí.
Recogimos los papeles, puse el DVD, la sudadera y la manta en la bolsa y me los llevé hacia la habitación de Louis.
Él cerró las persianas y corrió las cortinas.
Yo le robé una camisa que seguramente no se iba a poner en todas las vacaciones y me cambié.
Me metí debajo las sábanas y grité:
- Oye, Louis, aún tengo un regalo de cumpleaños para ti.
- Hannah, dios mío.
- Está en mi habitación. Mañana por el mediodía te lo doy. ¿Qué habías pensado ya, eh?
- Anda, cállate -se rió él.
44
Me desperté un poco temprano.
Giré mi cabeza y miré a Louis: aún estaba durmiendo.
Pensé en despertarle, pero esa cara de angelito me hizo cambiar de idea.
Me incorporé y me puse la camisa de Lou. Me la abroché por delante y, con mucho cuidado de no hacer ruido, salí al pasillo.
Anduve hacia el comedor. Cuando entré, vi que Niall, Harry y Liam estaban en el sofá jugando a la Play, o quizás a la Xbox.
- Buenos días, chicos -les saludé.
- Buenos días, Hannah -me respondieron ellos sin dejar de mirar a la pantalla.
Entré en la cocina y saqué una paella del cajón. Busqué harina y azúcar en el armario y saqué la mantequilla y la leche de la nevera. Busqué la nutella, pero no la encontré.
- ¡Niall! -grité- ¿Sabes dónde está la nutella?
- Aquí con nosotros.
- ¿Me la puedes traer?
El chico se levantó, cogió el tarro, lo trajo a la cocina y me lo dejó encima de la encimera.
- Gracias.
- ¿Qué cocinas?
- Tortitas de chocolate.
- Oooh, qué ricas.
Me reí.
- Quieres un par, ¿verdad?
- Si insistes...
Hice una decena de tortitas y las unté con la nutella. Separé dos de ellas, las puse en un plato a parte y se las llevé a Niall, que me dio las gracias.
Volví a la cocina, hice dos cafés y llené dos vasos con zumo de naranja.
Cogí una bandeja blanca que encontré, lo puse todo encima y lo llevé por el pasillo hasta la habitación de Louis.
Llamé suavemente a la puerta, pero como nadie me respondió, entramos, yo y desayuno.
Dejé la bandeja en mi mesita de noche temporalmente y me tumbé al lado de Louis.
Le di un beso en la frente y jugueteé un poco con su pelo.
Finalmente abrió los ojos.
- Buenos días, precioso. Sigue siendo tu cumpleaños -dije con voz tranquila.
Me sonrió.
- Huele a tortitas -dijo con voz dormida.
- Qué buen olfato.
Me puse de pie y fui a levantar las persianas mientras Louis terminaba de despertarse.
Volví a la cama; mi chico ya se había incorporado y ahora estaba sentado, apoyado en los cojines.
- ¿Puedo desayunar en la cama?
- Para eso lo he traído aquí, ¿no?
Me senté en la cama, cogí la bandeja y la puse entre Lou y yo.
- Te quiero, Hann.
- Te quiero muchísimo, Lou.
Le di un beso.
- ¿Empezamos ya, o esperamos a que venga Niall y se nos coma estas deliciosas tortitas que me ha hecho mi novia para desayunar?
Me reí de la broma, lo miré y negué con la cabeza.
Desayunamos ahí mismo. Las tortitas no estaban mal, aunque Louis me repitió varias veces que estaban deliciosas; al final él terminó comiéndose cinco y yo las otras tres.
Luego fui al baño y me metí en la ducha.
De repente, noté unos brazos rodeándome por la cintura y no pude reprimir un grito.
- ¿Qué pasa? ¿No quieres que tu novio se duche contigo?
- ¡Me has asustado!
- Perdona, quería darte una sorpresa.
- Pero no has pensado que yo...
- ES MI CUMPLEAÑOS -interrumpió Louis.
Suspiré.
- Pero no lo vuelvas a hacer.
- Vaaale...
Entre una cosa y la otra, cuando hubimos terminado de ducharnos y vestirnos, eran las 11:40.
Le pregunté a Louis a qué hora era la comida para celebrar su cumpleaños, me respondió que a las 2 llegaba la comida encargada.
--
- ¡Hoy es un gran gran día! -gritó Louis cuando entramos en el comedor.
- ¡Feliz cumpleaños, viejo! -gritó Harry.
- ¡El ricitos es el primero en felicitarme, yeee!
- FELICIDADES LOUIIIS.
- ¡Segundo puesto para Liam!
- Hola Louis, qué día más bonito hace hoy, lástima que sea un día normal.
- Niall, o me felicitas o te quedas sin tarta.
- FELIZ CUMPLEAÑOS LOUIS, ESPERO QUE PASES UN GRAN, GRAN DÍA.
- Qué fácil de manipular eres, ¿eh? -dijo con tono malvado- ¿Qué habéis desayunado?
- Tostadas y pan untado con nutella -respondió Harry.
- PUES YO HE DESAYUNADO TORTITAS Y ESTABAN RIQUÍSIMAS. JÁ.
- Ya sé que estaban deliciosas -susurró Niall.
- ¿Qué has dicho?
- Pues que me he comido dos.
Louis se giró hacia mí y me fulminó con la mirada.
- Tenía que comprobar que no te ibas a morir -dije encogiendo los hombros.
Louis se rió y Niall me miró triste.
- Anda, Hannah, pensé que me querías.
- Si te aprecio mucho, Niall, pero prefiero que se muera toda la gente del mundo a Louis, así que...
- OOOH QUÉ MONA -gritó Zayn desde la puerta del comedor-. Buenos días, Louis, hoy haces 21, eres un año más viejo, ¡vamos a celebrarlo!
- Cállate, Zack.
- Es Zayn.
- Claro, lo que tú digas, tío.
- ZAAAS -gritó Harry-. LOUIS'S HUMILIANDO A ZAYN EN 3, 2, 1...
Niall empezó a reírse y Louis fue a chocarle la mano a Harry.
- Oye, hace sol -dije-. ¿Porqué no dejáis la máquina de una vez y salís a fuera?
- Sí, mamá -respondieron Niall y Louis a la vez.
--
Aunque era 24 de diciembre, hacía relativo calor, así que no fue necesario encender la calefacción, simplemente íbamos todos con manga larga.
A la una y media llegó Lucy. Los chicos estaban en el jardín haciendo un mini partido de fútbol, así que me tocó a mí abrir la puerta.
Saludé a la chica morena de ojos azules con dos besos, y la presenté a las chicas.
Luego, la conduje hacia el jardín.
- Chicos, Lucy ya ha llegado.
Zayn dejó el partido inmediatamente y fue a saludar a Lucy con dos besos también. Los otros tardaron un poco más en reaccionar pero terminaron acercándose a la chica y estrechándole la mano.
- ¿Alguien le ha comprado algo a Louis? Porque yo no -gritó Liam.
Los otros negaron con la cabeza y las chicas nos reímos.
- Pues yo he sido buena y le he comprado algo a mi chico.
- Y nosotras -dijo Lena, hablando por las chicas.
- Quizás yo también le haya traído algo -salió Niall.
- Puede que yo también -dijo Zayn.
- Y yo -Harry.
- Es posible que yo... -terminó Liam.
- Callaros y vamos a dentro a abrir mis regalos de cumpleaños -sonrió Louis.
45
Zayn, Harry, Lena y yo entramos en el salón y los otros se quedaron fuera distrayendo a Louis.
Cogimos todos los regalos de todo el mundo y Harry sacó un saco gigante que antes había contenido carbón, pero que alguien había lavado y dejado completamente limpio por dentro.
Pusimos todos los regalos dentro y dejamos la bolsa debajo el árbol.
Luego, hicimos entrar a Louis al comedor.
Él fue hacia delante del árbol, emocionado, y se aturó al ver que sólo estaba el saco de carbón.
- "Carbón vegetal" -leyó incrédulo-. Es una broma, ¿verdad?
- No -dijo Harry, intentando contener la risa-. Este es nuestro regalo. ¿Te gusta?
- Es carbón -repitió Louis.
- Vegetal -añadió Liam.
- ¿Me habéis regalado carbón? ¿!C-A-R-B-Ó-N!?
- Pero es un carbón especial -dije yo.
- ¿¡PERO QUÉ PUEDE TENER EL CARBÓN DE ESPECIAL?!
- Ábrelo y verás -se rió Niall.
Louis miró perplejo a Niall, pero al final se acercó al saco y lo abrió.
- Oh. Este carbón tiene swag.
Louis cogió el saco y lo volcó en el suelo.
Había una decena de regalos tirados, de diferentes tamaños, todos envolvidos en papeles de regalos de diferentes colores y estampados.
- Waw -exlamó Lou-. Voy a empezar por... este.
Cogió un paquete y lo mostró.
- Este es el mío -dijo Zayn.
Lou asintió con la cabeza y rompió el papel, era una gorra negra, de visera roja, en la que había escrito con letras blancas "Louisville".
- Es gracioso -explicó Zayn-, porque la compré en Louisville. En tu pueblo. Ya sabes, Louis, ville..
- Sí, lo he pillado -rió Louis-. Gracias, Zayn.
El siguiente regalo era el de Niall.
- Qué será, qué será... -canturreó Louis mientras le quitaba el papel- OH DIOS MÍO. OH. DIOS. MÍO.
Era el FIFA13.
Supongo que era impresionante porque ese juego salía en enero de 2013.
- Hablé con los de EASports, y me dijeron que te regalaban este ejemplar a cambio que les dieras las gracias por Twitter.
- Ah... ¿¡QUIÉN VOTA PARA UN TORNEO DE FIFA13 DESPUÉS DE COMER?!
Todos los chicos levantaron la mano a la vez y las chicas nos reímos.
Luego tocó el regalo de las chicas.
- Íbamos a comprarte algo de ropa -dijo Danielle-, pero luego pensamos que Hannah se iba a poner celosa y te compramos esto.
Era una camiseta de los Doncaster Rovers, y en el torso ponía "Tomlinson" y el número 17.
- Oh, qué monas -susurró él. Se puso la camiseta encima de la que ya llevaba, negra a rayas blancas- ¿Me queda bien?
- Te queda perfecta -rió Lena.
- Gracias, chicas -sonrió.
- Louis -interrumpió Harry-, abre el mío ahora.
- ¿Cuál es?
- Ese de ahí -dijo señalando un paquete.
Louis lo cogió y le quitó el papel. Desplegó el contenido, y de esa forma todos pudimos ver qué era.
Un StandUp de Harry.
- Para que así me puedas tenerme en tu habitación.
- OH, DIOS MÍO, OH DIOS MÍO -gritó Lou con voz aguda-. ES UN STAND UP DE HARRY STYLES, AAAAAH, OH DIOS MÍO, HARRYYYYY.
Nos reímos mucho, y entonces Harry cogió otro paquete y se lo entregó a Louis.
- Era coña, este sí es.
El regalo resultó ser una caja de tres pisos de unos pastelitos de la pastelería de Bárbara, en Holmes Chapel, que Louis adoraba.
Luego fue el regalo más grande: El mío.
Al ver el peluche gigante de la zanahoria, Lou empezó a reírse.
- Te voy a llamar Timmy -le dijo al peluche.
- ¿Le vas a poner Timmy a una zanahoria? -le pregunté yo.
- Sí, ¿qué pasa?
- Que no le pega. Ponle Willy.
De repente, Lena y Andrew se pusieron a reír cómo si no hubiera mañana.
- Mejor no le pongas Willy -dijo Niall.
- ¿Pero qué...?
- No quieras saber -contestó Lena, secándose las lágrimas de los ojos.
- De todas formas -cortó Louis-, se va a llamar Timmy.
Luego fueron los regalos de Liam (una gorra de aviador, de esas folradas por dentro y con "orejas"), otro de las chicas (unos cascos rojos), y un último regalo que le hicieron los chicos conjuntamente:
La primera foto que se hicieron juntos enmarcada.
--
A las dos, puntual, llegó el servicio de catering.
Pararon en segundos la mesa que había en el jardín y empezaron a llenarla de platos llenos de comida mientras nosotros nos lo miramos desde la puerta del comedor que daba al jardín.
Cuando se fueron, nos sentamos todos en la mesa redonda.
Liam abrió el champán y nos llenó una copa a cada uno.
Levantamos las copas y Harry dijo:
- Por Louis, por el más viejo de esta mesa, felices 21 y que cumplas muchos más.
Brindamos y empezamos a comer.
- ¿Sabéis? -dije mientras cortaba el pavo de mi plato- En realidad, la más vieja de esta mesa soy yo. Soy del 22 de abril.
- ¿En serio? -dijo Niall- Bueno, ahora podremos llamaros la pareja jubilada.
- Escucha -interrumpió Lou-, tendremos dos años más que tú, pero tenemos 21, de ahí a jubilados...
- Lo que tú digas -dijo Zayn-. ¿Quieres que luego te acompañemos a tu partido de petanca?
- Iros a la mierda.
Cuando terminamos de comer e íbamos a hacer los postres, Louis dijo.
- Oh mierda. Se me olvidó -puso la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un sobre-. Yo también tengo un regalo -me miró y me alargó el sobre- Es para ti, Hannah.
- ¿Para mí?
Cogí el sobre y lo abrí. Dentro había un papel en el que ponía, escrito a mano:
"Vale para una cena para dos en el restaurante londinense Hibiscus"
El Hibiscus era un restaurante muy famoso de Londres, y muy caro.
- ¿En el Hibiscus? ¿En serio?
- Esta noche.
- ¿Pero no teníamos una fiesta de nochebuena, esta noche?
- Vamos a cenar, y luego nos reunimos con ellos en la fiesta. ¿Te gusta la idea?
- ¿Que si me gusta? Me encanta -dije, y le besé.
--
Terminamos de comer, y dejamos la mesa como estaba para que vinieran los sirvientes a recoger.
Niall fue a buscar su guitarra, y se sentó a los pies del árbol, al lado de Andrew, y ellos dos empezaron a cantar. Andrew tenía una voz muy bonita, muy dulce, muy... angélica.
Liam y Danielle se sentaron enfrente de la pareja irlandesa, y empezaron a balancearse al ritmo de la guitarra.
Zayn y Lucy estaban sentados en los columpios, hablando de cualquier cosa, mientras Harry y Lena se pusieron a jugar a cartas encima del césped.
Yo entré en la casa un momento, para ir al baño. Cuando volví a salir, Louis estaba sentado en el borde de la piscina, con los pies en el agua.
Me senté a su lado, me quité los zapatos y me bañé los pies.
- Ay, está fría -dije.
- ¿El qué?
- El agua.
- ¿Estás segura?
- Sí, porqué...
Debí haberme dado cuenta antes, pero cuando lo hice ya era demasiado tarde.
Louis puso su mano en mi espalda y me empujó.
Caí al agua, vestida yo entera.
- ¡LOUIS! -grité cuando saqué la cabeza.
Él empezó a reírse.
- Anda, dame la mano y ayúdame a salir.
- Me vas a tirar.
- No, me he dado un golpe en la rodilla contra el borde y me he hecho daño.
Louis vaciló un poco, pero luego se acercó un poco y me alargó la mano.
Se la cogí y tiré de él, haciéndole caer al agua conmigo.
- ¡Hannah! Lo sabía, lo sabía, lo sabía.
Esta vez me reí yo.
- Anda, salgamos, que aquí dentro vamos a pillar algo.
Salimos de la piscina.
Lena había abandonado su partida con Harry y nos había traído dos toallas.
Cogí la mía, me puse derecha al lado de Lena y empecé a secarme mientras hablaba con ella.
Cuando hube terminado (más o menos), dejé la toalla reposando en una silla.
Casi inmediatamente noté unos brazos pasándome por la cintura y elevándome un medio metro en el aire.
- LOUIS, DÉJAME EN EL SUELO YAAA.
- ¡DONCASTER AL AGUA! -gritó él, y los dos caímos a la piscina.
- ¿Lo tienes todo? ¿No te dejas nada?
Estábamos en la puerta de casa. Eran las 20:51.
El coche negro ya estaba fuera esperando a recogernos, ya que nuestra reserva en el Hibiscus era a las nueve.
- ¡Un momento! -grité.
Me miré otra vez en el espejo.
Me había puesto un vestido azul turquesa que Lena había descrito como "Azul ojos de Niall" arrapado, de tirantes gruesos, que se adaptaba a mis curvas y se abría por debajo la cintura. También me había puesto unas medias, pero transparentes, ya que sólo quería que me protegieran un poco las piernas del frío.
Me había dejado el pelo suelto: Las ondas rubias caían por encima de mis espaldas y llegaban por debajo del pecho.
Me había hecho la línea de los ojos y me había puesto un pintalabios de un rosa clarito, no muy artificial.
Asentí con la cabeza y me puse los tacones blancos.
- Cuando quieras marchamos -grité mientras terminaba de meter las cosas en el bolso.
Louis apareció a mi lado.
Se había puesto una camisa blanca con los botones de arriba desabrochados, una americana negra y unos pantalones negros.
- Waw -dije-. Te has arreglado, ¿eh?
- La ocasión se lo merecía -me sonrió.
Cogí mi chaqueta plateada y me la puse.
Me despedí de Lena, Andrew y Danielle; mientras que Louis fue a dentro a despedirse de la resta de los chicos, y en unos minutos volvió.
- Nos encontramos a las diez en la fiesta -les recordé.
Salimos a la calle y montamos en el coche.
Una vez dentro, nos cogimos las manos y esperamos en silencio.
Unos minutos más tarde, el coche se paró y el chófer nos abrió la puerta.
Estábamos justo delante de la puerta de entrada al Hibiscus.
Bajé y esperé a que bajara Louis. Le cogí otra vez la mano y entramos en el restaurante rápidamente.
Había dos empleados esperándonos detrás de la entrada, y nos guiaron inmediatamente hacia nuestra mesa, situada en una esquina de la sala, bajo las miradas indiscriminadas de algunos comensales.
Ojeé la carta en búsqueda del plato más barato, pero decididamente, ese no era un restaurante que... cómo decirlo, no todo el mundo se podía permitir.
Finalmente pedimos langosta (un lujo, teniendo en cuenta que Londres no tenía mar).
Comimos, hablamos, y reímos. Por mucho tiempo que pasara con Louis, nunca se nos acababan los temas de conversación, ni nunca dejaba de sacarme sonrisas.
Adornamos la cena con unas copas de vino tinto, y en los postres, me pedí una copa de tiramisú, mientras que Lou pidió un sorbete de limón.
Luego, le agradecí otra vez la cena, pagó y nos dirigimos a la salida.
- Louis Tomlinson, ¿verdad? -dijo un segurata cuando íbamos a salir.
- Yo mismo.
- Verá, al parecer sus fans saben que usted se encuentra aquí dentro, y han colapsado la salida. Hay ciento chicas histéricas ahí fuera, quizás doscientas.
Louis suspiró.
- ¿Hay alguna forma de poder salir de aquí?
- En realidad, no tenemos puerta de atrás, sino le ofrecería salir por ella. Sin embargo, podemos hacer aparcar su coche justo delante y abrir un pequeño camino hasta él.
- Perfecto.
En unos minutos, estuvo todo listo.
Saqué un poco la cabeza: Había muchísimas chicas en la calle, alrededor del coche y del camino formado por hombres corpulentos. La puerta del coche estaba abierta.
- Ya pueden salir -nos dijo el hombre-. Esperemos que hayan disfrutado de su cena.
- Deliciosa. Y disculpen las molestias.
- Un honor.
Louis me cogió la mano, me miró y me dijo:
- ¿Preparada?
Asentí con la cabeza, él se giró y abrió la puerta. Los gritos de fuera hicieron que me dolieran los oídos.
Pasamos rápidamente por el corto camino en cuestión de segundos, apenas tendría 5 metros de largo; y me metí en el coche seguida de Louis.
Alguien cerró la puerta.
Ya estaba. Visto y no visto.
Sentí pena por las chicas que estaban fuera, llevarían ahí mucho tiempo, sólo para ver cuatro o cinco segundos a su ídolo.
Suspiré y apoyé la cabeza en el hombro de mi chico.
El coche arrancó, y yo dirigí mi vista a la ventana, observando las pequeñas lucecitas de esa bellísima ciudad, dejando atrás al Hibiscus.
--
Tardamos unos diez minutos en llegar al edificio donde se celebraba la fiesta.
Si la gente que había fuera del Hibiscus ya me parecía una multitud, no había palabras para describir lo que había delante del edificio.
El coche se paró. Incluso des de dentro del coche se podían oír gritos.
De repente, un hombre me abrió la puerta.
Me cubrí los ojos con la mano para protegerme de la luz.
Unos segundos más tarde, empecé a acostumbrarme a la luz y observé el panorama.
Una alfombra roja iba desde el coche hasta la entrada del edificio.
- Ve entrando, ahora salgo -me dijo Louis.
- No tardes mucho.
Salté a la alfombra e inmediatamente la gente empezó a chillar mi nombre.
Mi nombre.
Saludé con la mano a ambos lados, cuando una chica saltó la valla y se puso a mi lado en la alfombra para hacerse una foto conmigo.
Fue muy repentino. Al principio me asusté, pero al darme cuenta de todo lo que arriesgaba por una simple foto, conmigo, me puse a su lado y le dediqué a la cámara mi sonrisa más sincera.
Luego seguí mi corto camino y entré en el edificio.
Me apoyé en la pared, mientras oía los gritos de "Louis" a fuera.
¿Porqué la gente hacía eso por mí?
¿Cómo era que sabían mi nombre?
¿Me conocían?
¿Les caería bien?
Entonces caí en una cosa: hacía literalmente siglos que no entraba en mi Twitter, desde antes de que la relación entre Louis y yo se hiciera oficial.
Me hice una nota mental para entrar esa noche.
Louis entró en el edificio, y corrió hacia mi lado.
- ¿Impresionada?
- Dios mío, Louis, esa gente...
- Pues ese es mi día a día.
Me sonrió, me besó y dijo:
- Vamos, Harry me ha enviado un mensaje, los demás ya están dentro.46
- ¿Lo tienes todo? ¿No te dejas nada?
Estábamos en la puerta de casa. Eran las 20:51.
El coche negro ya estaba fuera esperando a recogernos, ya que nuestra reserva en el Hibiscus era a las nueve.
- ¡Un momento! -grité.
Me miré otra vez en el espejo.
Me había puesto un vestido azul turquesa que Lena había descrito como "Azul ojos de Niall" arrapado, de tirantes gruesos, que se adaptaba a mis curvas y se abría por debajo la cintura. También me había puesto unas medias, pero transparentes, ya que sólo quería que me protegieran un poco las piernas del frío.
Me había dejado el pelo suelto: Las ondas rubias caían por encima de mis espaldas y llegaban por debajo del pecho.
Me había hecho la línea de los ojos y me había puesto un pintalabios de un rosa clarito, no muy artificial.
Asentí con la cabeza y me puse los tacones blancos.
- Cuando quieras marchamos -grité mientras terminaba de meter las cosas en el bolso.
Louis apareció a mi lado.
Se había puesto una camisa blanca con los botones de arriba desabrochados, una americana negra y unos pantalones negros.
- Waw -dije-. Te has arreglado, ¿eh?
- La ocasión se lo merecía -me sonrió.
Cogí mi chaqueta plateada y me la puse.
Me despedí de Lena, Andrew y Danielle; mientras que Louis fue a dentro a despedirse de la resta de los chicos, y en unos minutos volvió.
- Nos encontramos a las diez en la fiesta -les recordé.
Salimos a la calle y montamos en el coche.
Una vez dentro, nos cogimos las manos y esperamos en silencio.
Unos minutos más tarde, el coche se paró y el chófer nos abrió la puerta.
Estábamos justo delante de la puerta de entrada al Hibiscus.
Bajé y esperé a que bajara Louis. Le cogí otra vez la mano y entramos en el restaurante rápidamente.
Había dos empleados esperándonos detrás de la entrada, y nos guiaron inmediatamente hacia nuestra mesa, situada en una esquina de la sala, bajo las miradas indiscriminadas de algunos comensales.
Ojeé la carta en búsqueda del plato más barato, pero decididamente, ese no era un restaurante que... cómo decirlo, no todo el mundo se podía permitir.
Finalmente pedimos langosta (un lujo, teniendo en cuenta que Londres no tenía mar).
Comimos, hablamos, y reímos. Por mucho tiempo que pasara con Louis, nunca se nos acababan los temas de conversación, ni nunca dejaba de sacarme sonrisas.
Adornamos la cena con unas copas de vino tinto, y en los postres, me pedí una copa de tiramisú, mientras que Lou pidió un sorbete de limón.
Luego, le agradecí otra vez la cena, pagó y nos dirigimos a la salida.
- Louis Tomlinson, ¿verdad? -dijo un segurata cuando íbamos a salir.
- Yo mismo.
- Verá, al parecer sus fans saben que usted se encuentra aquí dentro, y han colapsado la salida. Hay ciento chicas histéricas ahí fuera, quizás doscientas.
Louis suspiró.
- ¿Hay alguna forma de poder salir de aquí?
- En realidad, no tenemos puerta de atrás, sino le ofrecería salir por ella. Sin embargo, podemos hacer aparcar su coche justo delante y abrir un pequeño camino hasta él.
- Perfecto.
En unos minutos, estuvo todo listo.
Saqué un poco la cabeza: Había muchísimas chicas en la calle, alrededor del coche y del camino formado por hombres corpulentos. La puerta del coche estaba abierta.
- Ya pueden salir -nos dijo el hombre-. Esperemos que hayan disfrutado de su cena.
- Deliciosa. Y disculpen las molestias.
- Un honor.
Louis me cogió la mano, me miró y me dijo:
- ¿Preparada?
Asentí con la cabeza, él se giró y abrió la puerta. Los gritos de fuera hicieron que me dolieran los oídos.
Pasamos rápidamente por el corto camino en cuestión de segundos, apenas tendría 5 metros de largo; y me metí en el coche seguida de Louis.
Alguien cerró la puerta.
Ya estaba. Visto y no visto.
Sentí pena por las chicas que estaban fuera, llevarían ahí mucho tiempo, sólo para ver cuatro o cinco segundos a su ídolo.
Suspiré y apoyé la cabeza en el hombro de mi chico.
El coche arrancó, y yo dirigí mi vista a la ventana, observando las pequeñas lucecitas de esa bellísima ciudad, dejando atrás al Hibiscus.
--
Tardamos unos diez minutos en llegar al edificio donde se celebraba la fiesta.
Si la gente que había fuera del Hibiscus ya me parecía una multitud, no había palabras para describir lo que había delante del edificio.
El coche se paró. Incluso des de dentro del coche se podían oír gritos.
De repente, un hombre me abrió la puerta.
Me cubrí los ojos con la mano para protegerme de la luz.
Unos segundos más tarde, empecé a acostumbrarme a la luz y observé el panorama.
Una alfombra roja iba desde el coche hasta la entrada del edificio.
- Ve entrando, ahora salgo -me dijo Louis.
- No tardes mucho.
Salté a la alfombra e inmediatamente la gente empezó a chillar mi nombre.
Mi nombre.
Saludé con la mano a ambos lados, cuando una chica saltó la valla y se puso a mi lado en la alfombra para hacerse una foto conmigo.
Fue muy repentino. Al principio me asusté, pero al darme cuenta de todo lo que arriesgaba por una simple foto, conmigo, me puse a su lado y le dediqué a la cámara mi sonrisa más sincera.
Luego seguí mi corto camino y entré en el edificio.
Me apoyé en la pared, mientras oía los gritos de "Louis" a fuera.
¿Porqué la gente hacía eso por mí?
¿Cómo era que sabían mi nombre?
¿Me conocían?
¿Les caería bien?
Entonces caí en una cosa: hacía literalmente siglos que no entraba en mi Twitter, desde antes de que la relación entre Louis y yo se hiciera oficial.
Me hice una nota mental para entrar esa noche.
Louis entró en el edificio, y corrió hacia mi lado.
- ¿Impresionada?
- Dios mío, Louis, esa gente...
- Pues ese es mi día a día.
Me sonrió, me besó y dijo:
- Vamos, Harry me ha enviado un mensaje, los demás ya están dentro.
47
La fiesta I
Nos plantamos delante de un mostrador donde una chica con traje y gafas de pasta a lo hipster nos cogió los abrigos, y los colgó detrás.
Seguimos hasta el ascensor y subimos dos pisos.
Aunque en un principio había tenido miedo de no encontrar la sala donde se celebraba la fiesta, una vez ahí me di cuenta de que no podía estar más equivocada.
Justo delante del rellano al que daba el ascensor, había una puerta doble roja adornada con banderolas de fiesta, y un gran cartel encima en el que ponía 'Fiesta de Nochebuena'.
Louis se me avanzó unos pasos y abrió la puerta.
Era una sala muy grande y rectangular, con las paredes de color crema y el suelo de moqueta blanca. Había dos grandes ventanales, que llegaban casi hasta el techo, a unos 4 metros sobre nuestras cabezas.
Me pregunté qué se debía hacer ahí la resta del año.
Había muchísima gente dentro de la sala, así que busqué con los dedos la mano de Louis y me agarré a ella con fuerza.
- Mira -dijo él entonces-, ahí están. Vamos.
Nos dirigimos a una de las esquinas de la sala, al lado de la mesa de aperitivos, donde estaban Harry, Lena, Niall, Andrew, Liam, Danielle, Zayn y Lucy. Todos, en resumen.
Los saludé a todos, al igual que Lou, pero no con mucho interés.
No porque estuviera enfadada, ni nada por el estilo; sino porque seguía pensando en lo que había pasado fuera, en la alfombra roja.
Miles de preguntar hervían en mi cabeza.
"¿Cómo me han reconocido?" "¿Sabían que iba a ir?" "¿Porqué gritaban mi nombre?" "¿Les caeré bien?" "¿Y porqué querrían que YO les firmara un autógrafo?" "¿Es sólo por Louis? ¿Es sólo porque soy su novia?" "¿Será siempre así?" "¿Tendré que huir de multitud de gente, cómo hacen ellos, cuando vaya por la calle?"
Sacudí la cabeza. Me estaba precipitando.
De todas formas, el pecho me oprimía, los nervios crecían por dentro y cada vez me estaba agobiando más.
Me acerqué a Lena, y le susurré al oído:
- Luego tengo que contarte una cosa. Es muy importante.
Me miró preocupada, se lamió los labios y asintió con la cabeza.
Volví al lado de Louis, que me pasó el brazo por la cintura.
Un camarero me atansó una copa de champán. La cogí y me mojé los labios, haciendo ver que lo probaba pero sin siquiera tastarlo.
Nunca me ha gustado el champán.
Intenté meterme en la conversa, pero la cabeza se me iba sola, pasando a otros pensamientos que ella creía más "interesantes".
Aparenté interés en las cosas que me decían y fui asentí con la cabeza de tanto en cuando para que no pensaran que no les hacía caso, pero terminé totalmente inmersa en mis propios asuntos.
- ¿Hannah?
La voz de Louis me hizo volver a la realidad.
- Eh, ¿qué?
- Que si te encuentras bien.
- Estoy un poco -busqué la palabra correcta- agobiada, pero, ya se me pasará -le sonreí.
- Comer te irá bien -me dijo Andrew.
- Quizás tengas razón. Niall, ¿cuales...
- Esos de ahí -me interrumpió el irlandés, señalando una bandeja de pastelitos.
Me reí, y me giré para ir hacia la mesa dónde había la bandeja, pero entonces recordé que...
- Lena, ¿te importa acompañarme?
--
- ¿En serio?
Aún estábamos al lado de la mesa de los pastelitos, que íbamos picando.
Acababa de contarle a mi mejor amiga lo que había pasado en la alfombra.
- ¿A ti no te han hecho lo mismo?
- No... Algunas han gritado de emoción, creo, mientras que otras me han gritado otras cosas... No tan bonitas -pude notar la expresión de dolor en su cara.
- ¿En serio? -ahora era yo quien pronunciaba esas palabas- Pero, ¿porqué?
- Bueno, muchas chicas adoran a Harry y les duele verlo con otra que no sea ellas...
- Pues qué imbéciles. Con perdón.
- Ya...
- Y, ¿qué te han gritado?
- Pues... Puta, zorra, falsa... Gorda -abajó la cabeza para que no viera que ya no podía contener más las lágrimas- Me han deseado que me muriera.
No hay palabras para describir la cara que me quedó cuando me dijo eso.
- Dios mío -musité. Me acerqué a Lena y la abracé- No les hagas caso a esas imbéciles, no eres nada de eso. Y si alguien debe morir aquí son ellas.
- Ya, pero...
- Hola, chicas -interrumpió Zayn, apareciendo a nuestro lado.
- Hola, Zayn -dije, algo incómoda. Lena se secó los ojos rápidamente para hacer ver que ahí no había pasado nada.
- ¿Qué tal estáis?
- Bien -dijo Lena en voz baja.
Zayn la miró con cara preocupada.
- Ya, claro. Perdonad si os interrumpo, de verdad, pero los chicos quieren presentaros a Jeff.
- ¿Jeff?
- Sí, venid conmigo.
Cruzamos la sala detrás de Zayn hasta llegar al grupo donde los chicos estaban reunidos con un hombre de media edad, de pelo castaño con tonos grisáceos y gafas. Llevaba una camisa blanca, que remarcaba su "barriga cervecera", una americana del mismo color que la americana, negro, y una corbata a rallas azul marino.
Rápidamente me puse al lado de Louis, que me saludó con un beso.
- Hola, cariño -dijo con voz dulce-. Este es Jeff Edwards, el director de Modest.
- Modest, ¿el management?
- El mismo -respondió el tal Jeff con su voz grave-. Tu debes de ser Hannah, entonces.
- La misma.
El tipo rió, y aunque él parecía pasárselo bien, los otros podíamos notar una nube de incomodidad flotando en el aire.
- Quiero presentaros a una persona, está aquí esta noche -se giró buscando a alguien con la mirada-. ¡Perrie! Ven, cariño.
Se nos acercó una chica rubia, de ojos azules.
- Os presento a Perrie, mi hija.
48
La fiesta II
Saludamos a la chica con dos besos.
Perrie parecía mucho más maja que su padre, más natural y no tan estirada.
La cosa se tensó un poco cuando le tocó a Zayn saludarla; por algún motivo, entonces Lucy agarró el brazo del chico y tiró de él, apartándolo de la chica.
- Eh -dijo Perrie, riendo-. Tranquila, que no muerdo. Ni te lo voy a robar. No soy de esas.
Lucy esbozó una sonrisa muy falsa.
Sin embargo, después de eso, las cosas fueron mejor.
O eso creía.
--
En toda la noche, tuve una oportunidad más para hablar con Lena.
Habíamos escapado otra vez del grupo, y volvíamos a estar en una esquina de la enorme sala.
- Lo que me ibas a decir, antes, cuando Zayn nos interrumpió, ¿qué era?
Lena sonrió.
- La verdad es que no me acuerdo, y prefiero no acordarme.
- Mejor. Una última cosa: ¿Harry lo ha visto y no ha dicho nada?
- No, no. O sea, Harry estaba dentro del coche, ha salido más tarde que yo. Habrá oído gritos, pero no creo que haya entendido lo que gritaban.
- Deberías contárselo.
Lena sacudió la cabeza.
- Hoy es Nochebuena. Mañana es Navidad. Mañana pasado se lo contaré.
Asentí con la cabeza y la abracé.
--
El punto más álgido de la noche llegó cuando estaba con Louis, a solas, en la otra punta de la sala.
Louis se puso delante mío, me pasó los brazos por la cintura y yo pasé los míos por su cuello, recortando el espacio que quedaba entre los dos. Me sonrió, me miró a los ojos y me besó dulcemente. Me atrajo hacia él, haciendo que el poco espacio que quedaba desapareciera del todo. Subió una mano por la espalda y empezó a juguetear con mi pelo.
La cosa iba cogiendo velocidad, y el beso dulce y tierno dejó de ser dulce y tierno. Era deseado.
Louis caminó hacia delante obligándome a caminar hacia atrás y me chocara con la pared.
Era un beso con sabor a champán y regusto a pastelitos.
El chico sonrió y me besó el cuello. Cerré los ojos y me dejé llevar por el momento. Lo miré a los ojos y le di un último beso en los labios antes de revolverle el pelo con una mano y separarme de él.
Miré a mis alrededores para descubrir algunas miradas posados en nosotros, pero no le di más importancia.
--
El resto de la noche fue bien. Extrañamente, nadie terminó más bebido de la cuenta.
A parte de los momentos con Lena y Louis, el resto del tiempo estuve con los chicos, con Danielle y Andrew o con Perrie, o todos juntos.
Estuvimos hablando de muchas cosas, las cuales ahora mismo no recuerdo, pero lo que sí sé es que nos lo pasamos muy bien y reímos mucho.
Lucy, a la que aún no conocíamos muy bien, parecía maja. La sorprendí varias veces hechándole miradas a Louis, pero no di importancia, ya que ella estaba con Zayn, y parecían estar bien.
A la una y media de la noche, Louis y yo decidimos volver a casa, y Harry y Lena quisieron venir con nosotros. Lucy dijo que también estaba cansada y convenció a Zayn para acompañarnos.
Veinte minutos más tarde, los seis bajábamos del coche delante de la puerta de la casa.
Harry sacó sus llaves y abrió la puerta.
Una vez dentro, me despedí de Harry y Lena, que fueron a su habitación, y de Zayn, que también fue a su cuarto a buscar no-se-qué.
- Louis, voy un momento a la cocina a beber agua -le dije a mi chico-. Ve tirando y espérame en la habitación, no tardaré mucho.
- Intentaré esperarte despierto, aunque no prometo nada. Estoy cansadísimo.
Puse cara triste.
- Jope.
Louis se rió, yo le sonreí y él me besó, y se alejó caminando por el pasillo.
Entré en el comedor, y vi que Lucy estaba en el sofá sentada esperando a Zayn.
Me estaba mirando, así que supuse que había visto la escena con Louis.
- Hola -le dije, con una sonrisa, mientras entraba en la cocina.
- Hola -me respondió ella sin dejar de mirarme.
Me serví un vaso de agua del grifo.
- ¿Qué tal? -pregunté.
- Tienes mucha suerte de estar con Louis, ¿lo sabes?
Sonreí y bebí de mi vaso.
- Y tú de estar con Zayn.
- Si, ya, bueno.
Eso me dejó un poco descolocada.
- ¿Qué significa...?
"¿Qué significa "Si, ya, bueno"?" iba a preguntarle, pero, lo cierto es que tampoco quería saberlo.
Sacudí la cabeza y terminé el vaso de agua.
- Buenas noches, Lucy, me voy a dormir.
- Dile buenas noches a Louis de mi parte.
Eso me desconcertó. Asentí con la cabeza y anduve por el pasillo en dirección a mi habitación.
Ni "Buenas noches, Hannah" ni "Que duermas bien".
"Dile buenas noches a Louis de mi parte".
Obviamente, no pensaba hacerlo.
49
- "Silent night. Holy night. All is calm, all is bright..."
Las notas del villancico entonadas por Louis me dieron el mejor despertar que uno pudiera tener.
- "Round yon virgin, mother and child. Holy infant so tender and mild..."
Una sonrisa medio dormida apareció en mi cara, y abrí los ojos para ver al chico, tumbado a mi lado, mirándome a los ojos.
- "Sleepy in heavenly place"...
- "Sleepy in heavenly place." -terminé, con la voz más dulce que pude.
Louis sonrió sin dejar de mirarme, me dio un beso en la frente y dijo:
- Feliz Navidad, princesa.
- Feliz Navidad, cielo. ¿No me has hecho tortitas para desayunar?
Él se rió.
- No, pero en el comedor hay desayuno especial Navidad.
- Hmm... -dije abrazándolo- ¿Y si prefiero comerte a ti? -empecé a mordisquearle el cuello, en plan broma, y él empezó a reírse ya que le hacía cosquillas.
- También puedes, pero seguro que el turrón de chocolate con chocolate está más bueno.
Me reí y le besé.
- Me cambio de ropa y vamos, ¿vale?
- Vale, no tardes mucho.
Cogí unos tejanos y una sudadera nueva azul marino folrada. No quería perder tiempo, así que entré en el baño, me lavé la cara y me cambié.
Entonces recordé la manguera que había en una de las esquinas de la habitación.
- ¡Louis! ¿Puedes venir un momento?
Él entró en el baño.
- ¿Qué pasa?
- Eso de ahí -dije señalando la manguera- ¿Para qué sirve?
- ¿Eso? -dijo, mientras se la miraba- Pues la verdad es que no tengo la menor idea.
Puede que no usara esas palabras exactamente.
Louis se acercó a la manguera, la cogió por el teléfono de ducha y la examinó.
Me apoyé en la pared, ya que aún estaba algo cansada.
Pero entonces, la manguera se encendió y golpeó a Louis con un chorro de agua.
Louis gritó del susto, resbaló y cayó al suelo.
Corrí hacia él y me arrodillé a su lado.
- ¡Louis! -grité.
Abrió los ojos y me miró. Tosió un par de veces, luego giró la cabeza y escupió agua.
- ¿Estás bien?
- Me he tragado dos litros de agua -dijo, volviendo a cerrar los ojos.
Reí, aliviada.
- Qué susto me has pegado. ¿Qué ha pasado?
- Creo que has encontrado el botón.
Abrí la boca para responder, pero luego caí en cuenta.
Giré la cabeza, y vi que, efectivamente, el botón gris que activaba la manguera estaba en la pared, y yo me había apoyado encima, apretándolo sin querer.
- Oh, dios... -susurré. Alzando un poco la voz, añadí- Lo siento mucho, Lou, no lo había visto.
- No pasa nada -sonrió.
Le ayudé a levantarse, luego le pedí que se quedara quieto, saqué el secador de pelo y le pedí que fuera girando mientras yo lo secaba.
Aproveché para peinarle a mi gusto, con una parte del pelo hacia arriba y la otra de lado.
- Ale, estás perfecto.
Se miró al espejo y empezó a hacer caras raras.
- Sí, está bien.
Me reí.
- Anda, salgamos al comedor.
--
- HAPPY HAPPY MERRY CHRISTMAS EVERYONE -gritamos Louis y yo a la vez cuando entramos en el comedor.
- Llegáis tarde -rió Niall- ¡Feliz navidad!
Éramos los últimos en llegar, todos los demás ya estaban en el comedor, sentados en el sofá y esperándonos.
Las persianas estaban cerradas, y la habitación se llenaba de luz amarilla procedente de la araña del techo y las luces de colores que adornaban el árbol.
- LOUIS, HANNAH, ¿SABÉIS QUÉ? HA VENIDO PAPÁ NOEEEEL -gritó Liam.
- ¿EN SERIO? -respondí.
Efectivamente, todos habían dejado del árbol pilas de regalos, hasta el punto que no se veían todos de tantos que había.
- Vamos a buscar un par de cosas y ahora volvemos -dijo Louis, y se fue corriendo de la habitación.
Salí corriendo tras él. Él entró en su habitación, y yo en la mía, que casi no usaba.
Saqué los tres paquetes que tenía guardados debajo la cama y los llevé en brazos corriendo hacia el salón.
- CERRAD LOS OJOS -grité al entrar.
Todos hicieron como que se tapaban los ojos con las manos, aunque sabía que más de uno estaría mirando; dejé los paquetes a los pies del árbol y le cedí el turno a Louis, que justo llegaba detrás mío.
- Ya podéis abrirlos.
Nos miramos la gran pila de regalos, que empezaba a ocultar el tronco del árbol.
- Me siento más navideño ahora -dijo Harry.
- Oye -dijo Liam-, ¿los abrimos ahora, o desayunamos primero?
- Yo tengo hambre -respondieron Niall y Andrew a la vez.
- Lo cierto es que yo también tengo algo de hambre -dijo Lena.
- Quizás yo... -empezó Louis.
- Yo también tengo hambre -interrumpió Lucy.
- ... quiera matar a Zayn a cosquillas! -terminó Louis tirándose encima de Zayn, que ya se retorcía de risa.
--
Para desayunar teníamos varias cosas preparadas en la cocina, pero ninguna sofisticada.
Había turrones, neulas, branquillos, pasteles de varios gustos, y un Panetonne de chocolate y pasas.
Entre todos paramos la mesa y pusimos los platos encima.
Antes de empezar, pero, llamé a Zayn y le pedí que me acompañara un momento a la cocina.
Empecé a preparar un jarrón de te para entretenerme.
- ¿Qué tal ayer por la noche con Lucy? -le pregunté- Ya sabes.
- Nada.
- ¿Nada? -dije extrañada.
- No...
- ¿Y eso?
Encogió los hombros.
- Bueno, no te preocupes por eso. Nosotros tampoco nada, estábamos muy cansados.
- Ya... Pero, no sé. No creo que fuera por eso -dijo él mirando hacia Lucy, que hablaba con Louis en el salón.
Terminé de preparar el jarrón de te, le di dos golpes a la espalda y volvimos al salón, a celebrar el desayuno de Navidad.
50
Parte I: All I Want For Christmas Is You
Harry introdujo la mano en la bolsa de plástico, y sacó un papelito, pequeño. Lo desplegó y lo alisó un poco con los dedos, antes de leer en voz alta lo que había escrito:
- Niall.
Al irlandés se le escapó un "Bien" entre dientes. Era su turno. Se acercó al árbol y cogió un paquete marcado con su nombre.
Le quitó el papel de regalo cuidadosamente.
- ¿Un pez?
Era una pequeña pecera de plástico, de tapa azul, en la que vivía un pez naranja con una mancha en la cabeza.
- Sí -le sonrió Andrew, delatando que ese regalo era suyo.
- Pero, ¿porqué? -le contestó su novio algo confuso.
- Verás, no sabía que comprarte. No sabía qué podía regalarte que aún no tuvieras, y mientras pensaba, pasamos por la tienda de animales, vi este pez y pensé en ti. Porque me dije que era una tontería, pero una tontería que te recordaría a mí.
Niall le sonrió, la besó y le dijo:
- Pues has acertado.
Ahora le tocaba a la persona que había hecho el regalo, osea Andrew, coger un nombre de la bolsa de plástico.
- Louis -leyó con su voz siempre dulce.
Louis pegó un salto de alegría y cogió un regalo del montón.
- Vale, a ver -interrumpió Danielle-. Este regalo es nuestro, es decir, de las chicas. Esto... -vaciló unos segundos- Ábrelo, y luego ya veréis.
Louis asintió con la cabeza y empezó a abrir el paquete, emocionado.
En ver lo que era, empezó a reírse.
Lucy, que era la única que no sabía nada de ese regalo, movió la cabeza para verlo mejor.
Sí, le habíamos regalado un traje de Superman.
Luego de eso, vino el regalo de Danielle por parte de Liam. Luego, salió el nombre de Liam.
Era una gorra lila de NY , que le había regalado Danielle.
La chica sacó otro nombre de la bolsa, y volvió a ser el de su chico.
Esta vez, el regalo fue de parte de las chicas, y era un traje de Batman.
- ¡Batman y Superman! -gritó Louis, chocándole el puño a Liam.
El siguiente nominado era Harry.
Este probablemente fuera mi regalo favorito de toda la noche.
- Bueno, Harry -dijo Louis mientras el de Holmes Chapel iba desenvolviendo el regalo-. Todos sabemos que a ti te gustan mucho los gatos, así que queríamos regalarte un gato. Pero no nos parecía higiénico tener un gato en casa hasta hoy, a parte de que Niall les tiene algo de alergia, así que te hemos cogido...
Para entonces, ya no quedaba papel para quitar en el paquete.
-... UN GATO ROBOT! -terminó Zayn.
Después de las carcajadas de todo el mundo, cogimos pilas y las pusimos dentro del gato blanco, que empezó a mover la cola mecánicamente y a ronronear.
Con el gato moviendo las patas, intentando caminar, pero chocando con el sofá, vino un regalo para Zayn.
Volvía a ser el de las chicas.
Y, ¿a que no os imagináis qué era?
Un traje de Flash.
Louis, Liam y Zayn empezaron gritar, y a correr en círculos mientras pegaban saltitos.
- Oye -dijo Zayn, cuando se hubieron calmado un poquito- Un traje de Superman, uno de Batman y otro de Flash. ¿Lo habéis hecho a posta?
- Pues claro, bobo -rió Louis- HARRY, NIALL, SOIS UNOS MARGINADOS, NOSOTROS SOMOS GUAYS PORQUE TENEMOS TRAJES DE SUPERHÉROES Y VOSOTROS NOOOOOOO JAJAJAJAJAJAJA MOLAMOS.
- Cállate, Louis -dijo Niall- Yo tengo un pez. Y se llama Jerry.
Salieron varios regalos más, entre ellos el regalo de Harry a Lena (una diadema con orejas de gato y un colgante de joyas precioso), una caja de pastelitos gigante de tres pisos que los chicos le regalaron a Niall, el regalo de Zayn a Lucy (un colgante de diamantes y un vale para una tarde haciendo lo que ella quisiera), una sudadera en la que ponía "If you got haters, you're doing everything good" de los chicos para Zayn.
Y el nombre de Louis otra vez.
Sólo quedaba un regalo para Louis. El mío.
Era una caja rectangular, pequeña.
Él empezó a desenvolver el paquete, mientras yo sonreía y esperaba su reacción.
Su cara al ver el DVD de nuestra representación de Grease, era indescriptible.
Con la boca abierta, me miró a mí, miró al DVD, y a mí, al DVD y a mí otra vez.
- Aún lo tenías... -susurró.
- Pues claro. Sé que tú no, porque te habrás mudado muchas veces... O sencillamente porque lo tiraste, no lo sé. Pero quería que lo tuvieras, e hice una copia.
Alzó la caja del DVD con gesto interrogativo.
- No, ese no -aclarí-. Ese es el original. La copia me la he quedado yo en casa.
Louis se levantó, lentamente y con mucha cura dejó la caja del DVD encima del televisor, se giró hacia mí, en el sofá, se tiró a mi lado y empezó a besarme.
Pasé los brazos por su cuello y lo atraje hacia mí.
- Te quiero, Hann -murmuró-. No sabes lo que significa esto para mí.
- Ehm, chicos... -nos interrumpió Niall- Aquí no, por favor, no delante de todos.
Louis me dio un último beso en los labios y volvió a su sitio, en el suelo.
Entonces salió el regalo de Niall para Andrew; luego, salió mi nombre.
Cogí un sobrecito que había en el suelo con mi nombre escrito en letras rojas.
Lo abrí.
Te lo doy más tarde,
Tu Lou xx
Sonreí al verlo, miré hacia Louis y asentí con la cabeza. Luego me daría mi regalo.
- ¿Qué pone? -pidió Lena.
- Ya lo sabrás -le respondí con una sonrisa.
Luego salieron algunos regalos más, como el de Lena para Harry, una cinta para el pelo con dos orejas de gato, el traje de Spiderman de Harry y el de Linterna Verde para Niall.
Cuando todos los chicos hubieron tenido su traje de superhéroe, empezaron a gritar y hacer el tonto correteando por todo el comedor, mientras nosotras nos partíamos de risa.
Luego, los chicos sacaron 5 paquetes pequeños de debajo el sofá y nos los entregaron, uno a cada una.
Lo abrimos.
"TAKE ME HOME One Direction"
- Es el nuevo disco -dijo Harry-. Sale en Enero. Queríamos que lo tuvieseis antes que nadie.
Abrazamos a los chicos y les dimos las gracias.
Luego, sólo quedó un regalo para dar.
El Proyecto Dahl, alias cosa que había encima de la mesa.
O también, cosa que decidimos entregar esa tarde, para mantener la intriga.
--
Cuando estábamos recogiendo todos los regalos para asignar cual era de quién, y limpiábamos el suelo de papeles, me tomé un momento para ponerme al lado de Louis y hacerle una pregunta que se había formulado en mi mente.
- Louis, take me home... ¿No es eso que te dije yo, ese día que fuimos a la feria? Te dije "Cállate y llévame a casa"... ¿O algo así?
- Sí -sonrió él-. ¿Y no te dije yo que era una bonita frase?
Parte II: You and me together through the storm
Después de haber abierto todos los regalos y haberlo recogido todo, ya era hora de comer; así que los chicos hicieron una llamada y en diez minutos ya teníamos la mesa lista llena de comida.
Comimos pavo, embutidos, ensalada y ensalada, acompañados de pinchos de todos tipos, desde salmón ahumado a mini-hamburguesitas de cebolla.
Después de eso, Louis y yo volvimos a su habitación.
Encima de la cama había un sobre en el que ponía "Hannah" con letras grandes y rojas.
Me giré hacia Louis, y él asentió con la cabeza, confirmándome que ese era el regalo.
Nerviosa, lo cogí y lo abrí.
Sigue las pistas que vayas encontrando;
Sólo si las sigues correctamente podrás llegar a la sorpresa final.
Miré a Louis.
- No podías ponerme las cosas fáciles, ¿eh?
Louis se rió y negó con la cabeza.
- ¿Te apetece que salgamos a dar una vuelta? Así vemos Londres vestida de Navidad.
Suspiré.
- Cómo quiera, señor Tommo.
Sonrió.
- ¿Nos arreglamos un poco o salimos con ropa de estar por casa?
--
Veinte minutos más tarde, los dos ya nos habíamos vestido.
Yo me había vestido con un jersei blanco de manga larga con las palabras "Forever Young" en negro y dos flechas entrecruzadas también negras, unos tejanos pitillo y unos botines del mismo color. También me había recogido el pelo en un moño alto.
Louis se puso el jersei que le había regalado Jay, azul marino con unas gafas estampadas estilo hipster, una sudadera negra y la gorra que le había regalado Zayn de Louisville.
Salimos hacia la entrada de la casa, dónde había los percheros, y me puse una chaqueta de cuero negro.
- ¿Dónde vamos? -preguntó Louis.
Iba a contestar, pero entonces vi un sobre blanco pegado a la pared.
Extrañada, lo cogí y lo abrí.
Pista 1 - Ve dónde la distancia nos impidió disfrutar de nuestra tarde de turismo.
Donde la distancia nos impidió disfrutar de nuestra tarde de turismo...
- Yo sé exactamente dónde debemos ir -dije, y sonreí-. A Trafalgar Square.
--
Trafalgar Square. Los recuerdos de aquella tarde caótica, en la que había tenido miedo de perder a Louis y casi me había desmayado, me asaltaron la mente cuando media hora después, bajamos de Tom, el coche de Louis, en la famosa plaza londinense.
Empecé a dar vueltas por ahí buscando un sobre con letras rojas, pero no vi nada.
- Vamos a sentarnos, a tomar algo y a pensar, ¿vale? -dijo Louis unos minutos más tarde.
Nos sentamos en la terraza de un café que había en los bordes de la plaza y pedimos dos capuccinos.
- A ver -dije, pensando en voz alta-. Estoy segura que la pista se refería a Trafalgar Square, ¿verdad? -Louis asintió con la cabeza- Vale. Estamos aquí, ahora: ¿dónde podría estar la siguiente pista?
Empecé a pensar, mientras bebía de mi taza.
Como no se me ocurría nada, al final me decidí por la táctica de hacer que Louis se aburriera hasta tal punto que me diera una pista.
Tal cómo había planeado, dos capuccinos y ocho minutos después, Louis estaba cansado de verme "pensar".
Resopló y dijo:
- A ver, Hannah. ¿No tienes calor?
- No.
- ¿Estas segura que no tienes calor?
- Segura.
- Di que tienes calor.
- Tengo calor.
- Entonces, ¿no querrías... refrescarte?
Abrí la boca para contestar, pero entonces caí.
Me levanté y corrí hacia la fuente que había en medio de la plaza, con Louis detrás mío.
Di una vuelta, y, finalmente encontré el maldito sobre, en un graón, por así decirlo.
Lo cogí, lo abrí y leí en voz alta.
- "Pista 2 - Dónde, gracias a un zumo vertido, un chico y una chica se conocieron." ¿Un zumo vertido? Ehm... Espera, ¿se refiere a Zayn y Lucy, ¿verdad?
- Aaah, yo eso no lo sé.
- Vale, sí, son ellos.
Empecé a correr otra vez.
- ¿¡Pero dónde vas!? -gritó Louis.
- ¡A Harrod's!
--
Entré corriendo por las puertas del centro comercial.
Louis, corriendo detrás mío, me gritaba que me aturase, pero yo hacía oídos sordos.
Subí por las escaleras mecánicas y corrí hacia el bar dónde Zayn me había llevado a ver a Lucy, un par de días antes.
Esquivé la multitud y entré en el bar.
Casi inmediatamente distinguí el sobre con letras rojas debajo de una de las mesas.
Disimuladamente, me agaché y lo cogí.
Pista 3 - Para llegar al siguiente destino, primero tendrás que verlo. Y para verlo, tendrás que ir al gran ojo.
Me giré hacia Louis.
- Está chupado -me reí.
Louis sonrió.
- ¿Podemos tomar algo antes de irnos? Estoy cansado.
- ¡No! -grité echando a correr otra vez.
--
El London Eye estaba lejos de Harrod's, así que esperé a Louis en su coche.
- ¿Puede llevarme al London Eye, señor taxista?
- Como usted quiera, señorita.
Once minutos después llegamos a la gigante noria.
Abrí la puerta del coche, y esta vez esperé a Louis.
Él se dirigió directamente al principio de la cola, donde un empleado recogía los tickets para montar, y le dijo:
- Soy Louis Tomlinson.
Pensé que el hombre diría algo como "Claro, y yo el rey de Francia", pero no.
El hombre se limitó a asentir con la cabeza, mirar hacia la noria y decir:
- Está a punto de llegar, espere un momento.
Obedecimos al hombre, y un minuto más tarde, nos colamos y nos dejó entrar en una cabina.
Cerró la puerta y la noria se puso en marcha.
Miré por todas partes, pero no encontré el sobre en ninguna parte.
- Louis, no hay sobre.
- Si lo hay.
- No lo hay.
- ¿Qué hora es?
Giré la cabeza, y distinguí el Big Ben, con su gigante reloj, a través de uno de los cristales de la cabina.
Justo en cima de ese cristal, había un compartimento medio abierto.
Puse la mano dentro y cogí la unica cosa que encontré: La carta.
La abrí y leí en voz alta:
- "Pista 4 - Debajo un gran árbol tendrás que ir si tu camino quieres seguir... (mira lo que he hecho aquí haha)". Uff, ahora me has jodido. ¿Un gran árbol?
Busqué a qué se podía referir por encima de Londres, y de repente vi una cosa que me llamó la atención.
La punta de un aveto sobresaliendo por encima de un edificio.
- Claro -susurré-, el aveto gigante...
- AHORA NO PUEDES SALIR CORRIENDO, JÁ.
Me reí.
Ya se estaba haciendo de noche, y Londres empezaba a encender sus luces.
Me cambié de banda, me senté al lado de Louis y apoyé la cabeza en su hombro, decidida a disfrutar el resto de viaje en el London Eye.
--
Después de salir de la noria (qué vistas, por dios), volvimos a montar en el coche.
- ¿Dónde la llevo ahora, señorita?
- No tengo ni idea de qué calle es. Pero, al aveto gigante.
Louis arrancó y me llevó hasta la plaza donde habían colocado el gigante árbol de Navidad, que debía medir unos veinte metros.
Antes de que pudiera bajar del coche, él me puso una mano en el hombro y me aturó.
- Aquí no hay sobre -dijo-. No sabía cómo hacerlo para ponerlo y que nadie lo cogiera por error, así que... -alargó la mano hasta el asiento trasero, levantó una manta, cogió el sobre y me lo dio.
Lo miré, sonreí, cogí el sobre y lo abrí.
Pista 5 - Ups, me he equivocado, quería decir donde hubiera MUCHOS árboles grandes...
- ¿Es un parque, verdad?
- No puedo decirlo -dijo, mientras asentía con la cabeza.
Sonreí, divertida.
- El Hyde Park, ¿verdad?
Volvió a asentir.
- No lo sé.
Me reí.
- Rumbo a Hyde Park, entonces.
--
Hyde Park era el parque más grande de Londres. Estaba bien situado, y tenía un lago, fuentes y área de picnic, entre otros.
Aparcamos fuera y entramos a pie.
- ¿También hace calor, aquí?
- No -rió Louis-. Aquí hace Niall.
- ¿Niall? Tendrá algo que ver con la comida. Hmm... -pensé- A la zona de picnic, entonces.
Fuimos hasta las mesas de picnic y yo empecé a buscar en ellas. Finalmente encontré el sobre debajo de una de las mesas.
Pista 6 - Pide al chófer que te lleve a la guarida de S. y S.
Me giré hacia Louis, y con voz imperativa, dije:
- Chófer, lléveme a la guarida de S. y S.
Louis hizo una reverencia.
- Por aquí, por favor.
Volvimos al coche, subimos y arrancamos.
- ¿Qué es eso de la "guarida de S. y S."?
- Superman y Spiderman.
- ¿Perdona?
- El piso que compartimos yo y Harry en Londres.
Esto era nuevo.
- ¿Y porqué...?
- Sht -me interrumpió-, no preguntes.
Hice ver que me cerraba la boca con cremallera y esperé en silencio a que llegáramos.
Unos minutos más tarde, Louis aparcó en una acera y los dos salimos del coche.
Le seguí calle arriba, y unos metros más allá nos paramos en un portal.
Louis sacó las llaves y abrió la puerta.
Entramos en el ascensor, Louis marcó el quinto piso y esperé, en una mezcla de nerviosa e impaciente a llegar.
Cuando se abrieron las puertas del ascensor, quedamos en un rellano donde sólo había una puerta.
Louis sacó una targeta, la pasó por una máquina y la puerta se abrió automáticamente.
Entramos en un comedor pequeño. Tres de las paredes eran de un color crema, mientras que la cuarta era totalmente de cristal, ofreciendo unas vistas de la ciudad mejores que las del London Eye.
Había una mesa redonda y pequeña en el medio de la sala perfectamente parada para dos y adornada con un jarrón de flores blancas y rosadas.
- ¿Y mi regalo? -pregunté.
- Encima de la mesa.
Primeramente pensé que el regalo se trataba de la cena, pero luego vi otro sobre encima de uno de los platos.
Me acerqué y lo cogí.
Era exactamente igual que los otros 7 sobres anteriores, sólo que esta vez, en lugar de poner mi nombre, en letra roja y grande ponía "Un último sobre".
Con las manos temblando de emoción, conseguí abrir el sobre.
Date la vuelta.
Sorprendida, cogí el papel con la mano derecha y me giré.
Y ahí estaba Louis, arrodillado en el suelo, con una cajita abierta en mano, como si fuera a pedirme matrimonio.
Pero, dentro de la cajita negra, no había un anillo, sino una pequeña llave.
- Hannah Malker -dijo con voz solemne-. ¿Quieres venir a vivir conmigo?
51
"Hannah Malker, ¿quieres venir a vivir conmigo?"
Las palabras rebotaron por mi cabeza, golpeando cada una de sus paredes.
Estaba paralizada, no sabía como reaccionar a eso.
Él me estaba mirando, entonces dijo:
- No será aquí, en Londres. He comprado una pequeña casa en Doncaster. No está tan cerca de tu oficina como la tuya, pero...
- Louis -reaccioné entonces-. Claro que quiero vivir contigo.
Las lágrimas empezaron a caer, bajando mis mejillas, entonces él me sonrió tristemente, se levantó y me abrazó.
Pasé mis brazos por su cuello, y lo apreté hacia mí tanto como pude.
Giré mi cabeza hacia el ventanal gigante y dije:
- Londres es una ciudad preciosa. Pero no quiero quedarme aquí, aunque me quedaría en cualquier sitio mientras estuviera contigo, pero yo sólo... -cogí una bocanada de aire- Esto es la cosa más bonita y adorable que nadie haya hecho nunca por mí -sonreí.
Me devolvió la sonrisa y me besó suavemente.
- Eso es porque yo te quiero de verdad, Hann -me dijo con voz dulce. Entonces miró hacia la mesa-. ¿Qué tal si comemos algo y hablamos sobre ello?
- Perfecto. Estoy sedienta.
Se rió.
--
Cenamos raviolis con salsa de setas y luego escalopa a la milanesa (carne rebozada con tomate).
Estuvimos hablando sobre el regalo de Navidad de Louis, nuestra casa (definitivamente se me haría muy raro llamarla así)
- Te explico -me había dicho Louis-. ¿Sabes el barrio de Wheatley Hills? -asentí con la cabeza, y me metí un ravioli en la boca- Está en esa zona, tirando para Armthrope Road. No es muy grande: tiene dos pisos y un pequeño jardín, pero pensé que de momento estaba bien.
- No quiero nada grande, y lo sabes -dije, masticando. Tragué-. No necesito nada mejor que el piso en el que estoy ahora, así que estoy segura que esa casa servirá.
--
La resta de la noche fue estupenda.
Fue realmente agradable poder estar otra vez Louis y yo completamente solos, sin preocuparnos por nada más que nosotros dos.
La mañana siguiente, cuando desperté Louis aún dormía.
Yo no tenía más sueño, así que me levanté y me vestí en silencio y fui al comedor.
No sabía qué hacer, pero entonces recordé mi nota mental para entrar en Twitter.
Encendí un portátil que encontré encima de una mesa de cristal.
Afortunadamente, no tenía contraseña, así que abrí el internet y entré en Twitter.
Tenía 1937 interacciones nuevas.
Me quedé mirando la pantalla del portátil.
"Esto es una coña, ¿1937?"
Evidentemente no iba a leerlas todas, así que escribí un tweet.
¡Waw, chicas! Tengo casi 2000 mensajes vuestros. No tengo tiempo para leerlos todos, pero voy a contestar algunos :)
Me pareció lo más justo. Lo publiqué.
Entré de nuevo en mis interacciones y empecé a bajar leyendo algunos tweets aleatorios.
Me sorprendió, ya que todos los que leí decían cosas buenas, diciéndome lo mucho que me querían, cuanta suerte tenía de estar con Louis, diciéndome cosas bonitas, preguntas sobre él... Pero, ningún insulto ni cosas malas como a Lena.
Seguí a algunas chicas que me pedían en mayúsculas que las siguiera, contesté a algunas que me parecieron majas, retwiteé algunas fotos en las que Louis salía extremadamente perfecto y seguí leyendo.
Entonces encontré los primer tweets 'malos', los tres de la misma cuenta:
Hannah no vales para nada te crees guay porque sales con Lou pero sabes que? tu solo te aprovechas de el, asi que dejalo en paz
Eres una puta deja a Louis ya y hazle un favor
Aver si lo entiendes que no eres lo suficiente buena para Lou asi que deja de aprovecharte de el que al menos si lo amaras te aceptaria pero esque ni siquiera te gusta
Después de reírme por mí misma de la ortografía de esa niña, abrí en una pestaña su perfil.
'Club de Fans de L.Tommo', se llamaba. Leí su biografía.
'Página de fans de Louis Tomlinson, el chico loco de las escaleras. Administrada por @--------- )
Entré en el perfil de la administradora de la página.
La chica se hacía llamar 'Future Mrs. Tomlinson', y tenía la cuenta llena de fotos de Louis; por cada 100 de Louis, había 5 de los demás chicos.
Miré su foto de perfil.
Entonces, reconocí quien era.
El pulso se me aceleró, abrí la boca buscando aire.
La chica que administraba esa página de club de fans de Louis Tomlinson,
la única chica que me había mandado odio,
la única chica que me había insultado,
la única chica que me había deseado que rompiera con Louis,
yo la conocía.
Era Lucy.
52
Mi pulso empezó a descontrolarse, e hiperventilé. Traté de calmarme.
Decidí seguir el consejo de mi médico, inspiré por la nariz y expiré por la boca, mientras andaba hacia la ventana, y la abrí.
Saqué mi cabeza fuera de la ventana y sentí el frío viento del invierno en mi cara, aunque no era desagradable.
Cogí una bocanada de aire y empecé con mi lista mental.
"Soy Hannah. Salgo con Louis. Hay una chica, se llama Lucy. Ella sale con Zayn. No lo ama. Ella ama a Louis. Lucy me odia." suspiré. "Ella sale con Zayn sólo para estar con Louis. Soy la única que lo sabe... Pero no por mucho tiempo. Debería..."
- AAAAAAH! -grité entonces.
Louis quitó sus brazos de mi cintura.
Me giré hacia él, asustada y respirando rápidamente otra vez.
- Lo siento -se apresuró a decir cuando vio mi cara.
- N-No es nada... Sólo que no me lo esperaba -probé de sonreír.
No coló.
Louis se me quedó mirando fijamente.
- Pareces preocupada. ¿Va todo bien?
"Ok, Louis, tengo que contarte una cosa." Pensé. "Ok, Louis, tengo que contarte una cosa. Ok, Louis, tengo que contarte una cosa." Repetí. "Ok, Louis, tengo que..."
Oh, mierda.
- No. Todo está bien -sonreí.
- ¿Seguro?
- Sí. Yo sólo.. pensaba en Cookie. Debe sentirse sola.
Me creyó.
- Oh, no te preocupes por eso. Está con la señora Shaggan, tu vecina.
- Ya... Oye, ¿qué te parece si hago algo para desayunar?
- Tengo hambre, pero...
- ¿Qué?
- Ya lo verás.
Confusa, ignoré ese último comentario y entré en la cocina.
- Ehm...
"¿Qué puedo hacer?" Pensé.
No le había contado a Louis lo de Lucy, porque decidí pensármelo dos veces.
Zayn realmente amaba a esa chica, y si supiera que ella sólo quiere a Louis... Ellos dos podrían pelearse por esa tontería.
No. No era justo.
No era justo que por culpa de esa zorra hubiera problemas entre los chicos.
Hablaría con Lena, luego con Lucy y lo aclariría todo.
Mientras, tendría que conformarme con el desayuno.
Abrí la nevera en busca de algo para inventarme un desayuno más o menos decente.
Mi siguiente problema, es que no había absolutamente nada en la nevera.
Ah, sí. Había una zanahoria. Nada más.
- ¿Qué me vas a hacer para desayunar? -rió Louis desde la puerta de la cocina.
--
Ya que no había nada para comer en casa, Louis y yo nos vestimos con la ropa del día anterior y fuimos al bar de delante a desayunar algunas pastas y café.
Después de eso, decidimos estar toda la mañana y el mediodía visitando y paseando por Londres.
Fuimos a varios sitios conocidos, entre ellos el Museo de las Ciencias Naturales, el Tower Bridge, el Hyde Park, el Museo de Cera y el Big Ben.
Toda la mañana fue perfecta hasta que estábamos en un barco, paseando por el Thames, cuando estábamos comiendo helado de vainilla.
Lo que pasó fue que una gaviota se cagó en el hombro de Louis y él estuvo a punto de comérselo pensando que era helado, pero conseguí impedírselo unas milésimas de segundo antes de que se lo metiera en la boca.
A parte de eso, la resta del día fue genial.
Comimos en un restaurante que había en una plaza, que ahora no recuerdo cómo se llamaba.
Después, subimos otra vez a Tom, el coche de Louis, y volvimos a la casa con los chicos.
Diez minutos más tarde llegamos, aparcamos el coche y llamamos al timbre.
- ¡Holaaaa! -dijo Niall abriéndonos la puerta- Bienvenidos a casa otra vez.
- ¡Graciaas! Esto... Niall, ¿sabes si Lucy está en casa?
- No, está en su casa, Zayn está aquí. ¿Porqué?
"Interesante..."
- No, por nada. Curiosidad -le sonreí.
El irlandés me devolvió la sonrisa.
- ¡Hannah! -gritó Lena entrando en el rebedor.
- ¡Lena! -corrí hacia ella y la abracé- Tengo muchas cosas que contarte.
- ¿Vamos a nuestra habitación y me lo cuentas?
- Preferiría darme una ducha caliente antes, estoy agotada.
--
- Veinte-y-seis minutos -dijo Lena cuando finalmente salí del baño, secándome el pelo con una toalla.
Reí.
- Verás, Lena -dije sentándome en la cama-. Tengo que contarte dos cosas, las dos súper importantes. Una es mala, y la otra buena. ¿Por cuál quieres que empiece?
53
- Llegáis tarde -rió Niall- ¡Feliz navidad!
Éramos los últimos en llegar, todos los demás ya estaban en el comedor, sentados en el sofá y esperándonos.
Las persianas estaban cerradas, y la habitación se llenaba de luz amarilla procedente de la araña del techo y las luces de colores que adornaban el árbol.
- LOUIS, HANNAH, ¿SABÉIS QUÉ? HA VENIDO PAPÁ NOEEEEL -gritó Liam.
- ¿EN SERIO? -respondí.
Efectivamente, todos habían dejado del árbol pilas de regalos, hasta el punto que no se veían todos de tantos que había.
- Vamos a buscar un par de cosas y ahora volvemos -dijo Louis, y se fue corriendo de la habitación.
Salí corriendo tras él. Él entró en su habitación, y yo en la mía, que casi no usaba.
Saqué los tres paquetes que tenía guardados debajo la cama y los llevé en brazos corriendo hacia el salón.
- CERRAD LOS OJOS -grité al entrar.
Todos hicieron como que se tapaban los ojos con las manos, aunque sabía que más de uno estaría mirando; dejé los paquetes a los pies del árbol y le cedí el turno a Louis, que justo llegaba detrás mío.
- Ya podéis abrirlos.
Nos miramos la gran pila de regalos, que empezaba a ocultar el tronco del árbol.
- Me siento más navideño ahora -dijo Harry.
- Oye -dijo Liam-, ¿los abrimos ahora, o desayunamos primero?
- Yo tengo hambre -respondieron Niall y Andrew a la vez.
- Lo cierto es que yo también tengo algo de hambre -dijo Lena.
- Quizás yo... -empezó Louis.
- Yo también tengo hambre -interrumpió Lucy.
- ... quiera matar a Zayn a cosquillas! -terminó Louis tirándose encima de Zayn, que ya se retorcía de risa.
--
Para desayunar teníamos varias cosas preparadas en la cocina, pero ninguna sofisticada.
Había turrones, neulas, branquillos, pasteles de varios gustos, y un Panetonne de chocolate y pasas.
Entre todos paramos la mesa y pusimos los platos encima.
Antes de empezar, pero, llamé a Zayn y le pedí que me acompañara un momento a la cocina.
Empecé a preparar un jarrón de te para entretenerme.
- ¿Qué tal ayer por la noche con Lucy? -le pregunté- Ya sabes.
- Nada.
- ¿Nada? -dije extrañada.
- No...
- ¿Y eso?
Encogió los hombros.
- Bueno, no te preocupes por eso. Nosotros tampoco nada, estábamos muy cansados.
- Ya... Pero, no sé. No creo que fuera por eso -dijo él mirando hacia Lucy, que hablaba con Louis en el salón.
Terminé de preparar el jarrón de te, le di dos golpes a la espalda y volvimos al salón, a celebrar el desayuno de Navidad.
50
Parte I: All I Want For Christmas Is You
Harry introdujo la mano en la bolsa de plástico, y sacó un papelito, pequeño. Lo desplegó y lo alisó un poco con los dedos, antes de leer en voz alta lo que había escrito:
- Niall.
Al irlandés se le escapó un "Bien" entre dientes. Era su turno. Se acercó al árbol y cogió un paquete marcado con su nombre.
Le quitó el papel de regalo cuidadosamente.
- ¿Un pez?
Era una pequeña pecera de plástico, de tapa azul, en la que vivía un pez naranja con una mancha en la cabeza.
- Sí -le sonrió Andrew, delatando que ese regalo era suyo.
- Pero, ¿porqué? -le contestó su novio algo confuso.
- Verás, no sabía que comprarte. No sabía qué podía regalarte que aún no tuvieras, y mientras pensaba, pasamos por la tienda de animales, vi este pez y pensé en ti. Porque me dije que era una tontería, pero una tontería que te recordaría a mí.
Niall le sonrió, la besó y le dijo:
- Pues has acertado.
Ahora le tocaba a la persona que había hecho el regalo, osea Andrew, coger un nombre de la bolsa de plástico.
- Louis -leyó con su voz siempre dulce.
Louis pegó un salto de alegría y cogió un regalo del montón.
- Vale, a ver -interrumpió Danielle-. Este regalo es nuestro, es decir, de las chicas. Esto... -vaciló unos segundos- Ábrelo, y luego ya veréis.
Louis asintió con la cabeza y empezó a abrir el paquete, emocionado.
En ver lo que era, empezó a reírse.
Lucy, que era la única que no sabía nada de ese regalo, movió la cabeza para verlo mejor.
Sí, le habíamos regalado un traje de Superman.
Luego de eso, vino el regalo de Danielle por parte de Liam. Luego, salió el nombre de Liam.
Era una gorra lila de NY , que le había regalado Danielle.
La chica sacó otro nombre de la bolsa, y volvió a ser el de su chico.
Esta vez, el regalo fue de parte de las chicas, y era un traje de Batman.
- ¡Batman y Superman! -gritó Louis, chocándole el puño a Liam.
El siguiente nominado era Harry.
Este probablemente fuera mi regalo favorito de toda la noche.
- Bueno, Harry -dijo Louis mientras el de Holmes Chapel iba desenvolviendo el regalo-. Todos sabemos que a ti te gustan mucho los gatos, así que queríamos regalarte un gato. Pero no nos parecía higiénico tener un gato en casa hasta hoy, a parte de que Niall les tiene algo de alergia, así que te hemos cogido...
Para entonces, ya no quedaba papel para quitar en el paquete.
-... UN GATO ROBOT! -terminó Zayn.
Después de las carcajadas de todo el mundo, cogimos pilas y las pusimos dentro del gato blanco, que empezó a mover la cola mecánicamente y a ronronear.
Con el gato moviendo las patas, intentando caminar, pero chocando con el sofá, vino un regalo para Zayn.
Volvía a ser el de las chicas.
Y, ¿a que no os imagináis qué era?
Un traje de Flash.
Louis, Liam y Zayn empezaron gritar, y a correr en círculos mientras pegaban saltitos.
- Oye -dijo Zayn, cuando se hubieron calmado un poquito- Un traje de Superman, uno de Batman y otro de Flash. ¿Lo habéis hecho a posta?
- Pues claro, bobo -rió Louis- HARRY, NIALL, SOIS UNOS MARGINADOS, NOSOTROS SOMOS GUAYS PORQUE TENEMOS TRAJES DE SUPERHÉROES Y VOSOTROS NOOOOOOO JAJAJAJAJAJAJA MOLAMOS.
- Cállate, Louis -dijo Niall- Yo tengo un pez. Y se llama Jerry.
Salieron varios regalos más, entre ellos el regalo de Harry a Lena (una diadema con orejas de gato y un colgante de joyas precioso), una caja de pastelitos gigante de tres pisos que los chicos le regalaron a Niall, el regalo de Zayn a Lucy (un colgante de diamantes y un vale para una tarde haciendo lo que ella quisiera), una sudadera en la que ponía "If you got haters, you're doing everything good" de los chicos para Zayn.
Y el nombre de Louis otra vez.
Sólo quedaba un regalo para Louis. El mío.
Era una caja rectangular, pequeña.
Él empezó a desenvolver el paquete, mientras yo sonreía y esperaba su reacción.
Su cara al ver el DVD de nuestra representación de Grease, era indescriptible.
Con la boca abierta, me miró a mí, miró al DVD, y a mí, al DVD y a mí otra vez.
- Aún lo tenías... -susurró.
- Pues claro. Sé que tú no, porque te habrás mudado muchas veces... O sencillamente porque lo tiraste, no lo sé. Pero quería que lo tuvieras, e hice una copia.
Alzó la caja del DVD con gesto interrogativo.
- No, ese no -aclarí-. Ese es el original. La copia me la he quedado yo en casa.
Louis se levantó, lentamente y con mucha cura dejó la caja del DVD encima del televisor, se giró hacia mí, en el sofá, se tiró a mi lado y empezó a besarme.
Pasé los brazos por su cuello y lo atraje hacia mí.
- Te quiero, Hann -murmuró-. No sabes lo que significa esto para mí.
- Ehm, chicos... -nos interrumpió Niall- Aquí no, por favor, no delante de todos.
Louis me dio un último beso en los labios y volvió a su sitio, en el suelo.
Entonces salió el regalo de Niall para Andrew; luego, salió mi nombre.
Cogí un sobrecito que había en el suelo con mi nombre escrito en letras rojas.
Lo abrí.
Te lo doy más tarde,
Tu Lou xx
Sonreí al verlo, miré hacia Louis y asentí con la cabeza. Luego me daría mi regalo.
- ¿Qué pone? -pidió Lena.
- Ya lo sabrás -le respondí con una sonrisa.
Luego salieron algunos regalos más, como el de Lena para Harry, una cinta para el pelo con dos orejas de gato, el traje de Spiderman de Harry y el de Linterna Verde para Niall.
Cuando todos los chicos hubieron tenido su traje de superhéroe, empezaron a gritar y hacer el tonto correteando por todo el comedor, mientras nosotras nos partíamos de risa.
Luego, los chicos sacaron 5 paquetes pequeños de debajo el sofá y nos los entregaron, uno a cada una.
Lo abrimos.
"TAKE ME HOME One Direction"
- Es el nuevo disco -dijo Harry-. Sale en Enero. Queríamos que lo tuvieseis antes que nadie.
Abrazamos a los chicos y les dimos las gracias.
Luego, sólo quedó un regalo para dar.
El Proyecto Dahl, alias cosa que había encima de la mesa.
O también, cosa que decidimos entregar esa tarde, para mantener la intriga.
--
Cuando estábamos recogiendo todos los regalos para asignar cual era de quién, y limpiábamos el suelo de papeles, me tomé un momento para ponerme al lado de Louis y hacerle una pregunta que se había formulado en mi mente.
- Louis, take me home... ¿No es eso que te dije yo, ese día que fuimos a la feria? Te dije "Cállate y llévame a casa"... ¿O algo así?
- Sí -sonrió él-. ¿Y no te dije yo que era una bonita frase?
Parte II: You and me together through the storm
Después de haber abierto todos los regalos y haberlo recogido todo, ya era hora de comer; así que los chicos hicieron una llamada y en diez minutos ya teníamos la mesa lista llena de comida.
Comimos pavo, embutidos, ensalada y ensalada, acompañados de pinchos de todos tipos, desde salmón ahumado a mini-hamburguesitas de cebolla.
Después de eso, Louis y yo volvimos a su habitación.
Encima de la cama había un sobre en el que ponía "Hannah" con letras grandes y rojas.
Me giré hacia Louis, y él asentió con la cabeza, confirmándome que ese era el regalo.
Nerviosa, lo cogí y lo abrí.
Sigue las pistas que vayas encontrando;
Sólo si las sigues correctamente podrás llegar a la sorpresa final.
Miré a Louis.
- No podías ponerme las cosas fáciles, ¿eh?
Louis se rió y negó con la cabeza.
- ¿Te apetece que salgamos a dar una vuelta? Así vemos Londres vestida de Navidad.
Suspiré.
- Cómo quiera, señor Tommo.
Sonrió.
- ¿Nos arreglamos un poco o salimos con ropa de estar por casa?
--
Veinte minutos más tarde, los dos ya nos habíamos vestido.
Yo me había vestido con un jersei blanco de manga larga con las palabras "Forever Young" en negro y dos flechas entrecruzadas también negras, unos tejanos pitillo y unos botines del mismo color. También me había recogido el pelo en un moño alto.
Louis se puso el jersei que le había regalado Jay, azul marino con unas gafas estampadas estilo hipster, una sudadera negra y la gorra que le había regalado Zayn de Louisville.
Salimos hacia la entrada de la casa, dónde había los percheros, y me puse una chaqueta de cuero negro.
- ¿Dónde vamos? -preguntó Louis.
Iba a contestar, pero entonces vi un sobre blanco pegado a la pared.
Extrañada, lo cogí y lo abrí.
Pista 1 - Ve dónde la distancia nos impidió disfrutar de nuestra tarde de turismo.
Donde la distancia nos impidió disfrutar de nuestra tarde de turismo...
- Yo sé exactamente dónde debemos ir -dije, y sonreí-. A Trafalgar Square.
--
Trafalgar Square. Los recuerdos de aquella tarde caótica, en la que había tenido miedo de perder a Louis y casi me había desmayado, me asaltaron la mente cuando media hora después, bajamos de Tom, el coche de Louis, en la famosa plaza londinense.
Empecé a dar vueltas por ahí buscando un sobre con letras rojas, pero no vi nada.
- Vamos a sentarnos, a tomar algo y a pensar, ¿vale? -dijo Louis unos minutos más tarde.
Nos sentamos en la terraza de un café que había en los bordes de la plaza y pedimos dos capuccinos.
- A ver -dije, pensando en voz alta-. Estoy segura que la pista se refería a Trafalgar Square, ¿verdad? -Louis asintió con la cabeza- Vale. Estamos aquí, ahora: ¿dónde podría estar la siguiente pista?
Empecé a pensar, mientras bebía de mi taza.
Como no se me ocurría nada, al final me decidí por la táctica de hacer que Louis se aburriera hasta tal punto que me diera una pista.
Tal cómo había planeado, dos capuccinos y ocho minutos después, Louis estaba cansado de verme "pensar".
Resopló y dijo:
- A ver, Hannah. ¿No tienes calor?
- No.
- ¿Estas segura que no tienes calor?
- Segura.
- Di que tienes calor.
- Tengo calor.
- Entonces, ¿no querrías... refrescarte?
Abrí la boca para contestar, pero entonces caí.
Me levanté y corrí hacia la fuente que había en medio de la plaza, con Louis detrás mío.
Di una vuelta, y, finalmente encontré el maldito sobre, en un graón, por así decirlo.
Lo cogí, lo abrí y leí en voz alta.
- "Pista 2 - Dónde, gracias a un zumo vertido, un chico y una chica se conocieron." ¿Un zumo vertido? Ehm... Espera, ¿se refiere a Zayn y Lucy, ¿verdad?
- Aaah, yo eso no lo sé.
- Vale, sí, son ellos.
Empecé a correr otra vez.
- ¿¡Pero dónde vas!? -gritó Louis.
- ¡A Harrod's!
--
Entré corriendo por las puertas del centro comercial.
Louis, corriendo detrás mío, me gritaba que me aturase, pero yo hacía oídos sordos.
Subí por las escaleras mecánicas y corrí hacia el bar dónde Zayn me había llevado a ver a Lucy, un par de días antes.
Esquivé la multitud y entré en el bar.
Casi inmediatamente distinguí el sobre con letras rojas debajo de una de las mesas.
Disimuladamente, me agaché y lo cogí.
Pista 3 - Para llegar al siguiente destino, primero tendrás que verlo. Y para verlo, tendrás que ir al gran ojo.
Me giré hacia Louis.
- Está chupado -me reí.
Louis sonrió.
- ¿Podemos tomar algo antes de irnos? Estoy cansado.
- ¡No! -grité echando a correr otra vez.
--
El London Eye estaba lejos de Harrod's, así que esperé a Louis en su coche.
- ¿Puede llevarme al London Eye, señor taxista?
- Como usted quiera, señorita.
Once minutos después llegamos a la gigante noria.
Abrí la puerta del coche, y esta vez esperé a Louis.
Él se dirigió directamente al principio de la cola, donde un empleado recogía los tickets para montar, y le dijo:
- Soy Louis Tomlinson.
Pensé que el hombre diría algo como "Claro, y yo el rey de Francia", pero no.
El hombre se limitó a asentir con la cabeza, mirar hacia la noria y decir:
- Está a punto de llegar, espere un momento.
Obedecimos al hombre, y un minuto más tarde, nos colamos y nos dejó entrar en una cabina.
Cerró la puerta y la noria se puso en marcha.
Miré por todas partes, pero no encontré el sobre en ninguna parte.
- Louis, no hay sobre.
- Si lo hay.
- No lo hay.
- ¿Qué hora es?
Giré la cabeza, y distinguí el Big Ben, con su gigante reloj, a través de uno de los cristales de la cabina.
Justo en cima de ese cristal, había un compartimento medio abierto.
Puse la mano dentro y cogí la unica cosa que encontré: La carta.
La abrí y leí en voz alta:
- "Pista 4 - Debajo un gran árbol tendrás que ir si tu camino quieres seguir... (mira lo que he hecho aquí haha)". Uff, ahora me has jodido. ¿Un gran árbol?
Busqué a qué se podía referir por encima de Londres, y de repente vi una cosa que me llamó la atención.
La punta de un aveto sobresaliendo por encima de un edificio.
- Claro -susurré-, el aveto gigante...
- AHORA NO PUEDES SALIR CORRIENDO, JÁ.
Me reí.
Ya se estaba haciendo de noche, y Londres empezaba a encender sus luces.
Me cambié de banda, me senté al lado de Louis y apoyé la cabeza en su hombro, decidida a disfrutar el resto de viaje en el London Eye.
--
Después de salir de la noria (qué vistas, por dios), volvimos a montar en el coche.
- ¿Dónde la llevo ahora, señorita?
- No tengo ni idea de qué calle es. Pero, al aveto gigante.
Louis arrancó y me llevó hasta la plaza donde habían colocado el gigante árbol de Navidad, que debía medir unos veinte metros.
Antes de que pudiera bajar del coche, él me puso una mano en el hombro y me aturó.
- Aquí no hay sobre -dijo-. No sabía cómo hacerlo para ponerlo y que nadie lo cogiera por error, así que... -alargó la mano hasta el asiento trasero, levantó una manta, cogió el sobre y me lo dio.
Lo miré, sonreí, cogí el sobre y lo abrí.
Pista 5 - Ups, me he equivocado, quería decir donde hubiera MUCHOS árboles grandes...
- ¿Es un parque, verdad?
- No puedo decirlo -dijo, mientras asentía con la cabeza.
Sonreí, divertida.
- El Hyde Park, ¿verdad?
Volvió a asentir.
- No lo sé.
Me reí.
- Rumbo a Hyde Park, entonces.
--
Hyde Park era el parque más grande de Londres. Estaba bien situado, y tenía un lago, fuentes y área de picnic, entre otros.
Aparcamos fuera y entramos a pie.
- ¿También hace calor, aquí?
- No -rió Louis-. Aquí hace Niall.
- ¿Niall? Tendrá algo que ver con la comida. Hmm... -pensé- A la zona de picnic, entonces.
Fuimos hasta las mesas de picnic y yo empecé a buscar en ellas. Finalmente encontré el sobre debajo de una de las mesas.
Pista 6 - Pide al chófer que te lleve a la guarida de S. y S.
Me giré hacia Louis, y con voz imperativa, dije:
- Chófer, lléveme a la guarida de S. y S.
Louis hizo una reverencia.
- Por aquí, por favor.
Volvimos al coche, subimos y arrancamos.
- ¿Qué es eso de la "guarida de S. y S."?
- Superman y Spiderman.
- ¿Perdona?
- El piso que compartimos yo y Harry en Londres.
Esto era nuevo.
- ¿Y porqué...?
- Sht -me interrumpió-, no preguntes.
Hice ver que me cerraba la boca con cremallera y esperé en silencio a que llegáramos.
Unos minutos más tarde, Louis aparcó en una acera y los dos salimos del coche.
Le seguí calle arriba, y unos metros más allá nos paramos en un portal.
Louis sacó las llaves y abrió la puerta.
Entramos en el ascensor, Louis marcó el quinto piso y esperé, en una mezcla de nerviosa e impaciente a llegar.
Cuando se abrieron las puertas del ascensor, quedamos en un rellano donde sólo había una puerta.
Louis sacó una targeta, la pasó por una máquina y la puerta se abrió automáticamente.
Entramos en un comedor pequeño. Tres de las paredes eran de un color crema, mientras que la cuarta era totalmente de cristal, ofreciendo unas vistas de la ciudad mejores que las del London Eye.
Había una mesa redonda y pequeña en el medio de la sala perfectamente parada para dos y adornada con un jarrón de flores blancas y rosadas.
- ¿Y mi regalo? -pregunté.
- Encima de la mesa.
Primeramente pensé que el regalo se trataba de la cena, pero luego vi otro sobre encima de uno de los platos.
Me acerqué y lo cogí.
Era exactamente igual que los otros 7 sobres anteriores, sólo que esta vez, en lugar de poner mi nombre, en letra roja y grande ponía "Un último sobre".
Con las manos temblando de emoción, conseguí abrir el sobre.
Date la vuelta.
Sorprendida, cogí el papel con la mano derecha y me giré.
Y ahí estaba Louis, arrodillado en el suelo, con una cajita abierta en mano, como si fuera a pedirme matrimonio.
Pero, dentro de la cajita negra, no había un anillo, sino una pequeña llave.
- Hannah Malker -dijo con voz solemne-. ¿Quieres venir a vivir conmigo?
51
I know I shouldn't tell you that I just can't stop thinking of you, wherever you are.
5 Seconds Of Summer - WHEREVER YOU ARE
"Hannah Malker, ¿quieres venir a vivir conmigo?"
Las palabras rebotaron por mi cabeza, golpeando cada una de sus paredes.
Estaba paralizada, no sabía como reaccionar a eso.
Él me estaba mirando, entonces dijo:
- No será aquí, en Londres. He comprado una pequeña casa en Doncaster. No está tan cerca de tu oficina como la tuya, pero...
- Louis -reaccioné entonces-. Claro que quiero vivir contigo.
Las lágrimas empezaron a caer, bajando mis mejillas, entonces él me sonrió tristemente, se levantó y me abrazó.
Pasé mis brazos por su cuello, y lo apreté hacia mí tanto como pude.
Giré mi cabeza hacia el ventanal gigante y dije:
- Londres es una ciudad preciosa. Pero no quiero quedarme aquí, aunque me quedaría en cualquier sitio mientras estuviera contigo, pero yo sólo... -cogí una bocanada de aire- Esto es la cosa más bonita y adorable que nadie haya hecho nunca por mí -sonreí.
Me devolvió la sonrisa y me besó suavemente.
- Eso es porque yo te quiero de verdad, Hann -me dijo con voz dulce. Entonces miró hacia la mesa-. ¿Qué tal si comemos algo y hablamos sobre ello?
- Perfecto. Estoy sedienta.
Se rió.
--
Cenamos raviolis con salsa de setas y luego escalopa a la milanesa (carne rebozada con tomate).
Estuvimos hablando sobre el regalo de Navidad de Louis, nuestra casa (definitivamente se me haría muy raro llamarla así)
- Te explico -me había dicho Louis-. ¿Sabes el barrio de Wheatley Hills? -asentí con la cabeza, y me metí un ravioli en la boca- Está en esa zona, tirando para Armthrope Road. No es muy grande: tiene dos pisos y un pequeño jardín, pero pensé que de momento estaba bien.
- No quiero nada grande, y lo sabes -dije, masticando. Tragué-. No necesito nada mejor que el piso en el que estoy ahora, así que estoy segura que esa casa servirá.
--
La resta de la noche fue estupenda.
Fue realmente agradable poder estar otra vez Louis y yo completamente solos, sin preocuparnos por nada más que nosotros dos.
La mañana siguiente, cuando desperté Louis aún dormía.
Yo no tenía más sueño, así que me levanté y me vestí en silencio y fui al comedor.
No sabía qué hacer, pero entonces recordé mi nota mental para entrar en Twitter.
Encendí un portátil que encontré encima de una mesa de cristal.
Afortunadamente, no tenía contraseña, así que abrí el internet y entré en Twitter.
Tenía 1937 interacciones nuevas.
Me quedé mirando la pantalla del portátil.
"Esto es una coña, ¿1937?"
Evidentemente no iba a leerlas todas, así que escribí un tweet.
¡Waw, chicas! Tengo casi 2000 mensajes vuestros. No tengo tiempo para leerlos todos, pero voy a contestar algunos :)
Me pareció lo más justo. Lo publiqué.
Entré de nuevo en mis interacciones y empecé a bajar leyendo algunos tweets aleatorios.
Me sorprendió, ya que todos los que leí decían cosas buenas, diciéndome lo mucho que me querían, cuanta suerte tenía de estar con Louis, diciéndome cosas bonitas, preguntas sobre él... Pero, ningún insulto ni cosas malas como a Lena.
Seguí a algunas chicas que me pedían en mayúsculas que las siguiera, contesté a algunas que me parecieron majas, retwiteé algunas fotos en las que Louis salía extremadamente perfecto y seguí leyendo.
Entonces encontré los primer tweets 'malos', los tres de la misma cuenta:
Hannah no vales para nada te crees guay porque sales con Lou pero sabes que? tu solo te aprovechas de el, asi que dejalo en paz
Eres una puta deja a Louis ya y hazle un favor
Aver si lo entiendes que no eres lo suficiente buena para Lou asi que deja de aprovecharte de el que al menos si lo amaras te aceptaria pero esque ni siquiera te gusta
Después de reírme por mí misma de la ortografía de esa niña, abrí en una pestaña su perfil.
'Club de Fans de L.Tommo', se llamaba. Leí su biografía.
'Página de fans de Louis Tomlinson, el chico loco de las escaleras. Administrada por @--------- )
Entré en el perfil de la administradora de la página.
La chica se hacía llamar 'Future Mrs. Tomlinson', y tenía la cuenta llena de fotos de Louis; por cada 100 de Louis, había 5 de los demás chicos.
Miré su foto de perfil.
Entonces, reconocí quien era.
El pulso se me aceleró, abrí la boca buscando aire.
La chica que administraba esa página de club de fans de Louis Tomlinson,
la única chica que me había mandado odio,
la única chica que me había insultado,
la única chica que me había deseado que rompiera con Louis,
yo la conocía.
Era Lucy.
52
Someone like you, and all you know, and how you speak.
You know that I could use somebody, someone like you.
Kings Of Leon - USE SOMEBODY
Mi pulso empezó a descontrolarse, e hiperventilé. Traté de calmarme.
Decidí seguir el consejo de mi médico, inspiré por la nariz y expiré por la boca, mientras andaba hacia la ventana, y la abrí.
Saqué mi cabeza fuera de la ventana y sentí el frío viento del invierno en mi cara, aunque no era desagradable.
Cogí una bocanada de aire y empecé con mi lista mental.
"Soy Hannah. Salgo con Louis. Hay una chica, se llama Lucy. Ella sale con Zayn. No lo ama. Ella ama a Louis. Lucy me odia." suspiré. "Ella sale con Zayn sólo para estar con Louis. Soy la única que lo sabe... Pero no por mucho tiempo. Debería..."
- AAAAAAH! -grité entonces.
Louis quitó sus brazos de mi cintura.
Me giré hacia él, asustada y respirando rápidamente otra vez.
- Lo siento -se apresuró a decir cuando vio mi cara.
- N-No es nada... Sólo que no me lo esperaba -probé de sonreír.
No coló.
Louis se me quedó mirando fijamente.
- Pareces preocupada. ¿Va todo bien?
"Ok, Louis, tengo que contarte una cosa." Pensé. "Ok, Louis, tengo que contarte una cosa. Ok, Louis, tengo que contarte una cosa." Repetí. "Ok, Louis, tengo que..."
Oh, mierda.
- No. Todo está bien -sonreí.
- ¿Seguro?
- Sí. Yo sólo.. pensaba en Cookie. Debe sentirse sola.
Me creyó.
- Oh, no te preocupes por eso. Está con la señora Shaggan, tu vecina.
- Ya... Oye, ¿qué te parece si hago algo para desayunar?
- Tengo hambre, pero...
- ¿Qué?
- Ya lo verás.
Confusa, ignoré ese último comentario y entré en la cocina.
- Ehm...
"¿Qué puedo hacer?" Pensé.
No le había contado a Louis lo de Lucy, porque decidí pensármelo dos veces.
Zayn realmente amaba a esa chica, y si supiera que ella sólo quiere a Louis... Ellos dos podrían pelearse por esa tontería.
No. No era justo.
No era justo que por culpa de esa zorra hubiera problemas entre los chicos.
Hablaría con Lena, luego con Lucy y lo aclariría todo.
Mientras, tendría que conformarme con el desayuno.
Abrí la nevera en busca de algo para inventarme un desayuno más o menos decente.
Mi siguiente problema, es que no había absolutamente nada en la nevera.
Ah, sí. Había una zanahoria. Nada más.
- ¿Qué me vas a hacer para desayunar? -rió Louis desde la puerta de la cocina.
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Ya que no había nada para comer en casa, Louis y yo nos vestimos con la ropa del día anterior y fuimos al bar de delante a desayunar algunas pastas y café.
Después de eso, decidimos estar toda la mañana y el mediodía visitando y paseando por Londres.
Fuimos a varios sitios conocidos, entre ellos el Museo de las Ciencias Naturales, el Tower Bridge, el Hyde Park, el Museo de Cera y el Big Ben.
Toda la mañana fue perfecta hasta que estábamos en un barco, paseando por el Thames, cuando estábamos comiendo helado de vainilla.
Lo que pasó fue que una gaviota se cagó en el hombro de Louis y él estuvo a punto de comérselo pensando que era helado, pero conseguí impedírselo unas milésimas de segundo antes de que se lo metiera en la boca.
A parte de eso, la resta del día fue genial.
Comimos en un restaurante que había en una plaza, que ahora no recuerdo cómo se llamaba.
Después, subimos otra vez a Tom, el coche de Louis, y volvimos a la casa con los chicos.
Diez minutos más tarde llegamos, aparcamos el coche y llamamos al timbre.
- ¡Holaaaa! -dijo Niall abriéndonos la puerta- Bienvenidos a casa otra vez.
- ¡Graciaas! Esto... Niall, ¿sabes si Lucy está en casa?
- No, está en su casa, Zayn está aquí. ¿Porqué?
"Interesante..."
- No, por nada. Curiosidad -le sonreí.
El irlandés me devolvió la sonrisa.
- ¡Hannah! -gritó Lena entrando en el rebedor.
- ¡Lena! -corrí hacia ella y la abracé- Tengo muchas cosas que contarte.
- ¿Vamos a nuestra habitación y me lo cuentas?
- Preferiría darme una ducha caliente antes, estoy agotada.
--
- Veinte-y-seis minutos -dijo Lena cuando finalmente salí del baño, secándome el pelo con una toalla.
Reí.
- Verás, Lena -dije sentándome en la cama-. Tengo que contarte dos cosas, las dos súper importantes. Una es mala, y la otra buena. ¿Por cuál quieres que empiece?
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La historia del "Habló"
Capítulo 25.
7 de marzo 2010, Kilway Hill, Doncaster
Louis acaba de contarte que le habían aceptado para hacer la audición de X-Factor.
Tú te has alegrado mucho por él.
- Eso es… Increíble –le dices-. Felicidades.
- Gracias. La verdad es que me hace mucha ilusión –te responde, alzando la vista al cielo-. Pero hay un problema.
- ¿Cuál? ¿Pasa algo?
Sigue mirando al cielo nublado. No te responde.
- ¿Lou?
Gira la cabeza hacia ti y te mira fijamente.
- ¡¿Qué pasa?!
Abre la boca para hablar, pero justo cuando va a contestarte oís un trueno.
- Parece que va a llover -dice, levantándose y alargándote la mano-. Vámonos, no queremos quedar empapados.
Suspiras, le coges la mano, te levantas y marcháis corriendo, buscando refugio.
--
Empieza a caer una lluvia fina, pero llegáis a tiempo y os sentáis en las escaleras de un porche.
- ¿Te has mojado? -te pregunta.
- Cuéntame el problema de antes.
Suspira.
- Es una tontería.
- Pues por eso, cuéntamelo. Te hace mucha ilusión, pero hay un problema que es...
Te mira a los ojos, y gira la cabeza hacia el jardín que hay delante del porche donde os encontráis.
- Voy a tener que irme un tiempo a Londres...
- Pero eso no es un problema -interrumpes.
- ... primero un tiempo, por las audiciones -sigue-. Pero, si me cogen, tendrá que ser más tiempo.
Empiezas a asustarte.
- ¿Cuánto sería eso?
- Hasta que me echen.
Te quedas sin respiración.
Sabes que tu novio canta bien, muy bien, que su voz enamora a cualquiera y que tiene talento.
Eso significa, que tardarán en echarlo.
Te descolocas un poco: Por una parte eres muy feliz de que Louis finalmente pueda cumplir su sueño, pero por otra estás triste, porque va a separarse de ti.
Intentas no ser egoísta y lo animas.
- No te preocupes por eso, Louis. Yo voy a ser feliz sabiendo que tú lo eres. Puedo verte por la tele todos los días -intentas sonreír.
- No dan X-Factor en la tele todos los días. Pero, te entiendo. Es que...
- ¿Qué?
- No quiero que te pase algo malo.
- No me pasará nada. Soy mayorcita.
Sonríe y te besa.
Apoyas tu cabeza en su hombro y cierras los ojos.
Intentas pensar en un Doncaster sin Louis.
Definitivamente no sería lo mismo.
Aunque él vaya allí para cumplir su sueño, tú tienes miedo de que le pueda pasar algo; de que no sea feliz, de que lo acepten en la audición y de que no lo acepten a la vez, de que le pase algo en el hotel, que tenga un accidente...
Pero hay algo que te da más miedo que todo aquello.
- A mí también me preocupa que te pueda pasar algo -te limitas a decir.
- No hay nada de qué temer.
- ¿Que no? Que no seas feliz, que no te acepten en la audición, que te pase algo en el hotel, que tengas un accidente... -suspiras- Que conozcas a alguien.
- Perdona, ¿qué? -dice, separándose de ti.
- Que no seas feliz, que no te acepten en la audición, que te...
- No, eso no. Lo último que has dicho. Lo de "que conozcas a alguien".
Lo miras extrañada.
- Pues eso. Quiero decir, que si vas a estar mucho tiempo lejos de mí puede que... conozcas a alguna chica y... ya sabes.
Te mira perplejo.
- ¿Me lo dices de verdad? ¿En serio piensas que me enamoraría de otra chica teniéndote a ti?
- Bueno, si no vas a verme, no vas a recordar que estoy ahí...
- Me tomas el pelo.
- ¿Qué?
- ¿De verdad te piensas que soy de esos? ¿Que me olvidaría de ti tan fácilmente?
- No, pero, sería lo más normal.
Suelta una risa irónica.
- ¿Normal? ¿A caso tú lo harías?
- A ver, yo...
- Oh, dios mío, ¡tú lo harías!
- ¿Qué? ¡No! Yo no lo haría nunca.
- ¿Y yo sí?
- Pero Louis... Yo... Yo te quiero.
- Y yo no. Bien.
Mira hacia el techo.
- ¡Yo no he dicho eso!
- ¿Y qué has dicho entonces?
Te quedas en silencio, no sabes qué responder.
- Es increíble que pienses que te quiero tan poco, por no decir que no te quiero, para hacerte eso. Parece que no me conozcas.
- Sí te conozco, ¿sabes? Desde la guardería que te conozco. Y no me hables así, porque no eres superior a mí.
- No me creo superior a ti -ríe irónicamente.
- ¿Ah no? ¡Siempre estás diciéndome que haga cosas!
- ¡Habló!
- ¿Habló? ¿Eso es todo lo que puedes decir? ¿¡HABLÓ?!
- ¡Sí, habló! ¡H-A-B-L-Ó!
- No me grites -dices gritando aún más que él.
- Grito si me da la gana, ¿¡o tampoco entiendes eso?!
Louis se levanta.
- ¿Qué coño haces?
- Me voy -dice mientras empieza a andar.
- ¿¡QUÉ?!
Se gira hacia ti.
- Pensé que me querías. Yo nunca te haría eso, ¿sabes? ¡Nunca! ¡Porque yo te quiero! A diferencia de tú a mí, te quiero, ¿entiendes? Y si piensas que podría serte infiel es que no me conoces en absoluto. Y que no lo hagas, después de dos años juntos, es vergonzoso -niega con la cabeza, te vuelve a mirar y te señala con dedo acusador- No me vuelvas a hablar, ¿vale?
- Louis...
- ¡Que te vaya bien sin mí! -grita, girándose de espaldas a ti.
- QUE TE VAYA BIEN A TI, ¡SEÑOR "HABLÓ"! -gritas, confusa y enojada, mientras él se aleja andando bajo la lluvia.
Y esa fue la última vez que viste a Louis en mucho tiempo, concretamente, hasta Octubre de 2012.
--
- Hannah. ¿Hannah? ¡Hannah!
Abrí los ojos y vi a Louis, encima mío, mirándome con cara preocupada.
- Louis...
- Hannah. Has estado gritando en sueños, ¿todo bien?
Los ojos se me llenaron de lágrimas, y lo abracé.
Lo apreté contra mí, con la fuerza con que una niña pequeña abraza a su osito de peluche cuando tiene miedo.
Louis empezó a pasar su mano por mi espalda.
- Tranquila -susurró-... Sólo era una pesadilla, sólo una pesadilla.
Una pesadilla tenía que ser. Otra vez.
54
- Vale -dijo Lena-, empecemos por la buena.
Entonces empecé a contarle todo lo que pasó la tarde del día de Navidad, desde que encontré el primer sobre en el rebedor de casa hasta el piso de Louis y Harry, cuando Louis me pidió que fuera a vivir con él.
Al final de mi historia, la cara de Lena era épica.
- Oh, dios mío... -dijo, alargando las 'o's- Qué mono es...
- Sí, lo es.
- Realmente te ama. Lo conozco y... -entonces se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se rió.
- En realidad yo lo conozco más que tú -yo también me reí- Y lo quiero muchísimo.
Sonrió.
- Y, ¿la mala noticia?
- ¿Qué? Ah, sí... Primero de todo, ¿te cae bien Lucy?
- ¿Lucy? -dijo sorprendida- Erm, no puedo juzgar porque casi no la conozco. ¿Porqué? ¿Qué ha pasado?
- A ver, cómo puede contarte esto...
- ¡Simplemente dilo!
- Primero prométeme que no se lo contarás a nadie.
- No se lo contaré a nadie.
- Promételo.
- Prometo que no se lo contaré a nadie. ¿Ahora?
- Vale. Esta mañana, entré en mi cuenta de Twitter. Estaba leyendo mis interacciones, todas majas, cuando he encontrado los primeros tweets "malos". Eran 3, todos de la misma cuenta, la cual se llamaba "Fans de Louis Tomlinson", o algo así.
- ¿¡Fans!?
- Sí, sí, lo sé. La cosa es que entré en la cuenta de la chica que figuraba que era la propietaria de la página, vi su foto de perfil y... vi su cara.
- ¿Y...?
- Adivina quién era.
- ¿Lucy? -asentí con la cabeza- Pero ella sale con Zayn. No es posible. ¿Estás segura de eso?
- Lena, era ella. Estoy segurísima. Además, ¿has visto nunca a Lucy haciendo algo romántico con Zayn?
Abrió la boca, pero no dijo nada.
Medio minuto después, reaccionó.
- Tienes que contárselo a Zayn.
- ¿Estás loca? ¡No!
- ¿Porqué no?
- Ella a él no, pero Zayn realmente sí la ama. Los chicos podrían discutirse, enfadarse, cogerse mania o incluso odio por esa... -me mordí la lengua- ... chica.
- Es que esto es muy fuerte.
- Lo sé.
- Pero muy muy fuerte.
- ¡Lo sé! -suspiré.
- ¿Qué harás?
- No lo sé. Probablemente voy a hablar con Lucy sobre ello y.. dejarle las cosas claras.
- Tienes que contárselo a Zayn.
- Y tú tienes que contarle a Harry lo de la víspera de Navidad.
Pareció dolida.
- Lo siento -dije-, pero es verdad. Es injusto, no te lo mereces, no has hecho nada. Harry debe saberlo y hacer algo.
- Lo haré, cuando...
- Lena. Tienes que contárselo. Hoy. No, perdona. Ahora.
- ¿¡Ahora!?
- Sí.
- ¡Pero si no he preparado nada!
- No tienes que hacerlo.
- Pero...
- Vamos.
--
Llamamos a la puerta de Harry, y Lena entró para hablar con él, sobre eso de los insultos de las fans el día de la fiesta en Londres.
Yo fui al comedor, donde estaban todos.
Louis, Niall, Harry y Zayn jugaban a la Xbox, o quizás a la Play, no lo sé.
Andrew y Danielle estaban sentadas en el sofá, mirando a los chicos, comiendo palomitas y riéndose.
Lucy no estaba. Tendría que encontrar un momento para hablar con ella.
- ¿EN SERIO? ¿ESO NO ES FALTA? -gritaba Lou.
- ESO ES FALTA, ÁRBITRO, UNA FALTA COMO UNA CASA -seguía Zayn- Y PENALTI, Y TARJETA, ROJA, Y CADENA PERPETUA EN LA CÁRCEL.
Las chicas se reían y Liam y Niall también.
Miré el marcador: Manchester United 1 - 3 Chelsea.
- ¿Quién es el Chelsea? -pregunté.
Liam y Niall levantaron la mano.
- Querrás decir quiénes son esos arpías aprovechados y tramposos -dijo Louis, con rabia, sin levantar la vista de la pantalla.
- ¡Hannah! -me gritó Andrew, riéndose- Ven aquí, el espectáculo es la ostia.
- ANDREW -gritó Niall- ESA BOCA.
- ¿QUÉ LE PASA?
- NO DIGAS PALABROTAS.
- LÍMPIAMELA TÚ SI NO TE GUSTA.
Me senté al lado de las chicas, divertida, y robé un par de palomitas del cuenco.
Entonces, el móvil de Niall sonó.
Alguien paró el juego, y el irlandés lo cogió:
- ¿Sí? Ah, ¡hola, tía Marylin! Sí. En Londres. ¿Qué? Ah, sí. Sí, claro. ¿La que...? Vale. Vale, vale. Sí, claro. Pues ya te llamaré y terminamos de hablarlo. Un beso -dijo colgando el teléfono.
- ¿Qué pasa? -preguntó Liam.
- Esto, chicos, chicas. Mi prima, la que vive en París, Coco. Va a venir a vivir una temporada con nosotros, aquí en Londres.
Se hizo silencio general, nadie sabía qué decir.
- ¿¡ME LO DICES EN SERIO?! -se oyó el grito de Harry desde su habitación.
55
#Narrado por Harry#
- Entra -dije, y Lena entró en mi habitación-. ¿Qué tal todo?
- Ahora bien.
- ¿Ahora? ¿Qué significa eso?
- Vale, tengo que contarte algo. Hannah dice que debo hacerlo, pero yo no creo que sea necesario, quiero decir, no es mi culpa, creo, yo no hice nada para merecer eso así que realmente no es nada malo sobre mí, en realidad no es nada sobre mí ya que yo sólo fui ahí y la gente empezó a gritar eso, yo no lo escogí así que no es tan fuerte y...
- Lena -la interrumpí-. Keep calm...
- ... and carry on -suspiró.
Asentí con la cabeza.
- Mejor sentémonos primero. ¿Quieres algo para beber?
- Te helado, por favor.
Abrí el minibar y cogí una botellita de te helado y una de coca-cola.
Le di a Lena su botella, nos sentamos en el sofá y abrí la mía.
- Ahora, tranquilamente, cuéntame lo que pasó.
- A ver. ¿Recuerdas la noche del cumple de Louis, que fuimos a esa fiesta en el centro de Londres?
- Sí.
- ¿Recuerdas que, cuando llegamos, yo bajé primero y tú más tarde?
- Sí.
- ¿Oíste los gritos de las chicas?
- Oía gritos, pero no llegaba a entender qué decían.
- Bueno, pues... Esos gritos no eran... Buenos, para decirlo de algún modo.
- ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué te dijeron?
- Bueno, yo...
- Lena.
Suspiró.
- Me llamaron puta, gorda, fea, falsa, me desearon que me muriera y que cortara contigo.
Cada una de esas palabras me sentó cómo un puñal clavándose en mi pecho.
Miré a mi novia, ella estaba dolida, yo estaba rabioso.
¿Mis fans? ¿Mis propias fans le habían dicho todo aquello a mi novia?
"Me llamaron puta, gorda, fea, falsa, me desearon que me muriera y que cortara contigo".
- ¿¡ME LO DICES EN SERIO?! -estallé.
- ¡No grites! -dijo Lena- No hay para tanto.
- ¿QUE NO HAY PARA TANTO? Cielo, esas niñatas son imbéciles, no se te ocurra hacerles caso, lo que tienen es pura envidia, ¿vale? EN-VI-DIA.
- Harry, tranquilízate...
- ¿QUE ME TRANQUILICE?
Me levanté de la cama, agitado.
Me dirigí hacia el portátil que tenía encima de la mesa, y abrí el Twitter.
Lena es mi novia, sí, ella es estupenda, es perfecta, me ama mucho y me hace muy feliz, ¿porqué no la dejáis en paz de una vez?
"Enviar".
- Ala -dije-. Ya está.
- ¿Estás bien? -me preguntó ella, preocupada.
- Sí -suspiré, un poco descansado-. Anda, ven aquí, princesa.
#Hannah#
- ¿Coco? ¿Quién es ella? -preguntó Liam.
- Mi prima pequeña. Tiene 17 años y vive en Paris.
- ¿Y porqué viene? -replicó Andrew.
- Tiene una beca para la Escuela de Diseño de Londres. Viene para estudiar ahí. Mi tía me preguntó si podía vivir conmigo una temporada. Dice que va a pagar como un alquiler, pero no lo hará.
- ¿Y porqué crees que no lo hará? -pregunté.
- No la dejaré -sonrió- ¿Seguimos jugando?
Quitó la pausa y los chicos volvieron a jugar a fútbol otra vez.
--
Louis y yo habíamos vuelto tarde, así que un par de horas más tarde cenamos.
Lucy llegó antes de cenar.
Decidimos encargar pizza y nos sentamos en el sofá.
- ¡Yo entre Louis y Zayn! -se pidió Lucy.
- Perdona -la interrumpí-, pero quisiera sentarme yo al lado de Louis.
- Pero tú siempre te sientas con él. Siéntate en otro sitio.
- ¿Porque es mi novio? Quizás por eso me siento con él, digo yo.
- Ya lo sé, pero eso no significa que tengas que sentarte siempre con él.
- Mira Lucy, no sé qué pretendes pero...
- Hannah -me interrumpió Liam-. Entiendo que estés celosa de que Louis no se siente contigo sino con Lucy...
- ¡Yo no estoy celosa!
- ... pero por una vez podrías dejarla sentarse al lado de Lou, tampoco tenemos que sentarnos siempre igual -terminó Liam sin hacerme caso.
- Hann, da igual, siéntate delante mío, sólo es una cena -me dijo Louis-. Además, esta noche podrás sentarte a mi lado, y seré todo para ti.
"Si supiérais lo que de verdad significa..."
Suspiré.
- Joder. Pero yo... Vale.
Louis me dio un beso en la frente y nos sentamos en la mesa todos.
Después de cenar decidimos ver una película, que era malísima, pero que con los comentarios de los chicos resultaba de lo más graciosa.
Luego, nos fuimos a dormir, y esta vez, Lucy se quedó con Zayn.
56
Esa mañana, 27 de diciembre, me desperté muy temprano.
Había tenido pesadillas con Lucy y Louis, así que me desperté agitada a las seis de la mañana y no pude volver a dormir.
Me pasé las cuatro horas siguientes dando vueltas en mi lado de la cama y intentando dormir en mil posiciones diferentes, aunque no hubo suerte.
Finalmente, a las diez Louis se despertó, quizá porque no tenía más sueño, quizá porque lo había despertado yo sin querer. No me molesté a preguntárselo.
- Buenos días, Hann.
- Buenos días, caracol -le dije, apartándole las sábanas de la cabeza-. ¿Cómo has dormido?
- Bien -bostezó-, ¿y tú?
- No tan bien.
- ¿Y eso?
- He tenido pesadillas.
- Ay, mi pequeña... -me miró triste, luego me abrazó y me besó la frente- ¿Pesadillas sobre qué?
- Sobre un tema, no te lo puedo contar, lo siento.
- ¿Porqué no?
- Porque... Es que no puedo decírtelo, no entenderías nada tampoco.
- Pues cuéntamelo.
- ¡No puedo!
- ¿Porqué? ¿Hay algún motivo en concreto?
- No, pero...
- Pues si no hay motivo puedes contármelo.
Suspiré.
- Vale... Pero tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie.
Levantó la mano.
- Te lo prometo.
Entonces empecé a contarle todo lo que había pasado con Lucy, desde que había descubierto los tweets.
Louis me miró fijamente durante toda mi historia.
Cuando terminé, en lugar de decir algo cómo "Tiene que ser broma", "Esa tía es imbécil", o cualquier cosa por el estilo que yo hubiera podido imaginar, suspiró y dijo:
- Hannah, sé que aún estás celosa por lo de ayer, pero sólo fue durante la cena, no pasó nada, estoy contigo, no hace falta que te inventes esas cosas sólo para demostrar que te quiero y que quiero estar contigo.
Zas.
Hay gente que dice que esas cosas sientan como un puñetazo en la barriga, mientras que otras defienden que sientes un jarrón de agua fría por la cabeza.
Pues bien, yo sentí las dos cosas.
El puñetazo en la barriga, la sensación del vacío.
El jarrón de agua fría, y la sensación de traición.
Noté que mis piernas no me respondían, y eso que estaba sentada en la cama. Suerte, porque sino me hubiera caído fijo.
- No me crees... -musité, dolida.
- No esperabas que me lo creyera, ¿verdad?
- Después de todo lo que hemos hecho juntos, de todo lo que hemos pasado... Después de todo lo que te he contado y te he confiado... Intentaba ser sincera contigo, pensaba que me ayudarías en esto, que podría confiar en ti... Louis, sabes que te quiero, y que no podría mentirte... ¿Porqué me haces esto? ¿Cómo puedes pensar que me inventaría una cosa así sólo para llamar tu atención? ¿Cómo puedes siquiera planteártelo?
Louis me miró.
- Buena actuación, princesa -se rió. Se levantó de la cama y se puso las zapatillas-. Duerme un poco, estás muy cansada. Voy a buscar algo para desayunar. Luego me cuentas lo que te pasa. Pero la verdad, ¿eh?
Sonrió, aunque esa sonrisa se clavó en mi pecho como un cuchillo, y se fue de la habitación.
Aunque mi cuerpo me pedía a gritos que llorase, decidí intentar posponerlo y hacer lo más sensato.
Mordiéndome la lengua para contener las lágrimas, me levanté y recogí las pocas cosas que tenía en la habitación de Louis, las cogí en brazos y salí.
Entré en la habitación que compartía con Lena, tiré las cosas encima del sofá, cerré la puerta con pestillo, cerré las persianas, y, ahora sí, me tiré en la cama.
Y lloré. Lloré como nunca había llorado antes.
--
Me había sumido en un estado de vegetación total.
Como si estuviera desmayada, sólo que despierta.
Las palabras de Louis se repetían en mi cabeza una y otra vez, una y otra vez, clavándose cada vez un poquito más en mi pecho y agudizando mi dolor.
No hice caso de ninguna las llamadas de Louis a la puerta, pidiéndome que le abriera, que hablara con él, que le hiciera caso.
Me quedé ahí, tumbada en la cama, bocabajo, ahogándome en mis propias lágrimas.
No sabía cuanto rato pasaba, no era consciente de cómo de rápido o de lento pasaban las horas.
Más tarde, llamaron otra vez a la puerta.
Pensando que sería Louis, lo ignoré.
Volvieron a llamar.
A la tercera, se oyó una vocecita dulce detrás de la puerta.
- Hannah, soy Andrew. Venía a decirte que la comida ya está lista.
- Andrew... -susurré.
- ¿Me voy?
- No, espera.
Me levanté de la cama, me sequé los ojos con el torso de la mano y abrí la puerta.
Ahí estaba, la irlandesa, con sus ojos marrón café y su sonrisa que nunca desaparecía.
Al verme, supongo que sintió pena por mí, y me dio un abrazo reconfortante.
Estaba a punto de echarme a llorar otra vez, cuando ella dijo:
- ¿Quieres que entre?
- Sí, por favor...
- Uy, qué mal iluminado que está eso...
Cerró la puerta detrás suyo, y abrió las persianas y las ventanas.
- Que entre aire fresco -me sonrió.
Se sentó a mi lado de la cama y me atansó un pañuelo.
Lo cogí, me limpié las lágrimas y me moqué.
- Lo siento... -susurré- Qué asco, por dios.
Andrew se rió.
- No pasa nada.
Intenté sonreír.
- Louis ha dicho que no te encontrabas bien, así que Niall y yo hemos hecho sopa de fideos para comer.
- Ay, gracias... ¿No te ha explicado nada más?
- No, ¿porqué?
- Si te cuento algo... ¿Me prometes no contárselo a nadie?
- Claro.
Le conté lo que había pasado con Louis, incluyendo todo el lío de Lucy, y el Twitter, y la cuenta de fans de Louis Tomlinson y la madre que los matriculó a todos juntos.
Cuando terminé, vi por primera vez a Andrew sin sonrisa.
- Hannah, yo... Lo que me has contado...
"Otra más."
- Tú tampoco me crees, ¿eh?
- No, no. No es que no te crea pero... Lo que me has contado parece un poco... Extraño.
- ¿Irreal?
- Sí, también -Zas.- No, perdona, no quería decir que... No digo que sea mentira, pero Hannah, eso es un poco fuerte.
- ¡Ya sé que es fuerte! -grité, mientras las lágrimas empezaban a caer otra vez, bajando mis mejillas.
Andrew me miró, con cara preocupada, y me tocó la frente.
- No parece que tengas fiebre... Mira, ya sé lo que vamos a hacer -volvió a sonreír.
- ¿Qué?
- Vamos a comer, sopa, caliente, caldo de pollo, hmmm...
Me sacó una sonrisa.
- ... y luego -siguió su historia la irlandesa-, ya veremos qué hacer, y si un caso me enseñas lo del Twitter, así podemos insultar un rato a esa cigueña -me dijo, dándome un golpe en el brazo con el codo.
Me reí.
Lucy era alta y delgada, y sus piernas eran más largas que sus brazos, por lo que Cigueña me pareció un buen mote.
- La verdad es que no he desayunado, así que comer un poco no me iría mal. Niall come mucho y sonríe mucho, así que habrá que probar.
Ella se rió.
- Claro. Pero mejor ponte algo más "arreglado" que el pijama, ¿no?
- Sería una buena idea, sí.
Su sonrisa se amplió.
- Te espero fuera.
Andrew se levantó, salió y cerró la puerta cuidadosamente. No oí pasos, así que supuse que se quedaría detrás de la puerta.
Me quité la camisa de dormir y me puse un jersey de punto de color crema, y me cambié los pantalones de pijama por unos tejanos de color blanco.
Me cepillé rápidamente el pelo, apagué la luz y salí al pasillo, donde me esperaba Andrew.
- ¿Vamos? -pregunté.
- Hannah. Tú puedes con todo.
La abracé por última vez. Era reconfortante, de repente me sentí con ganas de comerme el mundo otra vez.
- Gracias Andrew -le dije, con un esbozo de sonrisa-. A ver si al final los irlandeses seréis majos y todo -bromeé.
Se rió.
- Encantada de ayudar a una inglesa en apuros.
Sonreí por última vez, y nos fuimos por el pasillo hacia el comedor.
57.
Cuando Andrew y yo entramos al comedor todos estaban sentados en el sofá. Incluyendo a Lucy.
- ¡Hannah! -exclamó Danielle, antes de que los otros me vieran.
Louis giró su cabeza y me miró con expresión sorprendida.
Iba a decir algo, pero Lena se le adelantó:
- Creemos que es un buen momento para darles a los chicos nuestro regalo de Navidad, ya sabes, el proyecto Dahl.
Asentí.
- Gran idea -dije, andando hacia ellos.
- Hannah... -musitó Louis, tocándome la rodilla, cuando pasé por su lado.
- No vamos a hablar sobre el tema ahora -dije, apartando su mano, con voz glacial y cortante.
"Este no es un buen momento para enfadarte con Louis, que aún es tu novio".
Sonreí.
Louis asintió con la cabeza y me sonrió de vuelta.
Me senté con Andrew encima de la moqueta.
- Bueno, chicos -empezó Danielle-. Este es nuestro regalo de Navidad para vosotros. Queríamos dárolslo la noche del día de Navidad, pero Hannah y Louis no estaban en casa, así que no podimos. Y ayer estábamos todos muy cansados así que...
- Vamos a dároslo ahora -terminó Andrew.
Lucy puso sus ojos en blanco. Ella no sabía nada sobre el tema y ahora estaba incómoda. Bien.
Lena sacó una caja de debajo el sofá y se la dio a Harry.
Los chicos se pusieron rodeando a Harry para ver como abría el regalo.
Quitó el papel y vio el DVD.
- ¿Qué es esto? -preguntó Zayn.
- Es un DVD -expliqué. Los chicos rieron-. Ahora en serio, hay grabados todos vuestros conciertos y actuaciones de cuando estábais en X Factor.
Nadie supo cómo contestar.
- En realidad -añadió Lena-, hay 5. Uno para cada uno.
Repartió 4 cajas idénticas a los otros 4 chicos.
Niall soltó un grito y los otros nos reímos.
- Dios mío, chicas... -dijo Louis.
- ...Esto es increíble -siguió Zayn-. Gracias, de verdad...
- ...Os queremos -terminó Niall.
Andrew, Danielle y Lena se tiraron encima de Niall, Liam y Harry respectivamente.
Yo me quedé mirando a Louis, que me dirigía una sonrisa triste.
Louis era el mayor, con la voz más dulce, la sonrisa más bonita y esos infantiles ojos azules.
Y al que quería y amaba con todo el corazón.
No quería estar mal con él.
- ¿Llueve? -preguntó él, casi susurrando.
Asentí con la cabeza.
- Coge el paraguas, porque llueve mucho.
Louis sonrió.
Me levanté y me senté en su regazo, pasé mis brazos por su cuello y lo besé.
Apoyé mi cabeza en su hombro y lo apreté contra mí.
- ¿Os gusta? -preguntó Lucy.
¿Lucy? ¿Lucy preguntaba eso?
- Sí, claro -respondió Liam-. Muchísimo. Gracias.
Lucy se rió inocentemente.
- Me alegro.
- Lucy, ¿porqué dices eso si el regalo no lo has echo tú? -me robó las palabras Lena.
- Bueno, es un regalo de parte de las chicas, así que podría incluirme, ¿no?
Se hizo un silencio sepulcral en el comedor.
- No -corté-. Porque no has tenido nada que ver con todo esto.
- Sí, pero también era para mi novio -sonrió falsamente.
- Lucy... -dijo Andrew- A mí me parece que no es justo, porque no has participado en hacerlo...
- Ya... Pero las cosas son así de injustas, yo sólo pretendía ser amable.
Se estaba pasando.
Almenos ahora tanto Louis cómo Andrew como los otros podrían ver que realmente Lucy no era "tan maja como parecía", por decirlo de algún modo.
- ¿Qué inventas ahora? ¡Pero si ni siquiera sabías que teníamos este regalo! -excalmé.
- Oh, ya lo entiendo. Aún estás celosa por lo de ayer, eh...
- Y dale. Lucy, me molestó mucho lo de ayer, sí, y tú lo sabes más bien que nadie. Pero esta vez no es por eso.
- ¿Porqué debería saberlo mejor que nadie?
- Lucy, no te atribuyas mérito de un regalo que ni has echo, ni has participado, ni conocías, ni sabías que existía! No has tenido nada que ver con esto, lo hemos hecho Andrew, Lena, Danielle y yo en nuestro tiempo libre, ¿para qué? ¿Para que ahora aparezcas tú, y te lo atribuyas, sin haber hecho una mierda?
Lucy se me quedó mirando fijamente.
- ¿Desde cuando me odias, Hannah? -dijo, con un hilo de voz.
Y encima la mala puta se hacía la víctima.
- ¡Desde que empezaste a engañar a Zayn!
- Espera, ¿cómo? -intervino Zayn- ¿Me has engañado?
- No, no -aclarió ella-. No te he engañado con otro, ni nada por el estilo.
- Eso es verdad -seguí-. Es algo mucho peor.
- Hannah, ¿de qué hablas?
- ¿Que de qué hablo, Lucy? Oh, claro, ahora no lo sabes.
- Hannah... -dijo Louis.
- No, Lou, ahora no. Antes no me habéis creído, pero, ¿sabéis qué? Ahora voy a hacerlo bien. ¡Zayn!
- ¿Qué?
- Lucy no te quiere. Sale contigo sólo para que estar con Louis.
Boom. Ya había dejado caer la bomba.
Andrew y Lena miraban al suelo, mientras que Harry, Liam y Niall me miraban con la boca abierta, al igual que Danielle. Lucy había puesto su cara de super-hiper-mega-ultra dolida falsa; y Zayn se había quedado totalmente inexpresivo.
- Hannah, ¿cale que te inventes esas cosas por lo de ayer? -salió Lucy- Todo esto es una simple rebequería de niña pequeña.
- Oh, con que una rebequería, ¿eh? -estaba indignadísima, y antes de que nadie pudiera decir nada más, añadí- Louis, prepárame el cable. Quiero enseñaros una cosa.
Salí del comedor a grandes pasos, y entré en mi habitación.
Abrí mi maleta y saqué de dentro el portátil.
Le di al botón de encender y lo cargué en brazos hasta el comedor otra vez.
Le di el portátil a Louis, que enchufó a un cable, y entonces la pantalla del portátil pasó a proyectarse en la tele.
Lo dejé encima de la mesa de cristal y abrí Internet, luego Twitter.
Recordé que había marcado los twits como favoritos para poderlos encontrar luego, así que abrí la pestaña de favoritos.
- Bueno -empecé a exposar-. El otro día, me desperté muy temprano, y no podía volver a dormir, así que como hacía mucho que no abría el Twitter, decidí entrar para leer algunos mensajes de la gente.
- ¿Cuando fue eso? -interrumpió Lucy.
- El 26 por la mañana.
- Oh, no -soltó.
- Oh, sí -sonreí-. Bueno, pues empecé a leer algunos de los tweets que me mandaban las chicas, todos buenos, hasta que encontré los primeros tweets malos. Eran 3, los 3 de la misma cuenta. Y son estes que véis aquí.
- Hannah, no -interrumpió Lucy-. Lo siento mucho, lo siento todo, no volveré a meterme contigo, pero no me hagas esto.
- ¿Que no te haga esto? Oh, no. Ahora te jodes, preciosa. Esta mañana me he peleado con Louis por tu culpa. Casi pierdo a mi novio y mi mejor amiga por tu gilipollez, así que ahora te aguantas, porque esta vez voy a llegar hasta el final.
Lucy no dijo nada.
- Bueno, pues como estaba diciendo, los tweets eran estos de aquí -dije, señalándolos en la pantalla, y dejé un tiempo para que todos pudieran leerlos-. Me llamó la atención que la cuenta se llamara "Fans de Louis Tomlinson", así que entré en la cuenta -cliqué encima del nombre de la cuenta y la página se abrió-. Estuve un rato ojeando, y al final entré en la cuenta de la chica que constaba como administradora... Aquí. Esperad un momento... Vale, ahora. Y, miré su foto de perfil -maximicé la foto-. Ahora sí. ¿Os suena la chica de esta foto?
- Es Lucy -dijo Danielle.
- Sí, es ella -dijo Harry.
Los demás sentenciaron con un «sí».
Entonces, Lucy se levantó y se fue del comedor.
Mejor, no estaba yo entonces para peleas.
No oí el sonido de la puerta de entrada, así que supuse que se había ido a su habitación.
Zayn se levantó, dispuesto a seguirla, pero yo le puse un brazo en el hombro:
- No vale la pena, Zayn. No se merece que vayas a por ella.
Zayn vaciló unos instantes.
- Hannah, yo... Debería ir a hablar con ella -dijo, casi susurrando, y desapareció por la puerta del comedor.
Sabía que por fin, todo se terminaba. No había más de qué preocuparme, más por lo que sufrir.
De todas formas, mi cuerpo había alcanzado un nivel de tensión altísimo, casi la podía notar en la sangre, recorriéndome todas las venas, clavándose en mis entrañas.
Y aunque sabía que a partir de entonces todo iba a ir bien, mi cuerpo me falló, dejé de sentir las piernas, y una vez más, caí.
Caí, en un vacío sin fondo que nada podría reparar.
Lo último que recuerdo es el grito de Louis exclamando mi nombre mientras yo me desplomaba en el suelo.
"Hannah"
58.
#Narrado por Lena#
Yo ya sabía lo de Lucy, me lo había contado Hannah el día anterior, pero de todos modos, cuando lo dijo delante de los chicos, Andrew y Danielle fue un gran shock para todos. Supongo que hasta entonces no me di cuenta de lo que realmente implicaba eso.
Unos segundos después de que Zayn abandonara el comedor en busca de Lucy, Hannah se desplomó en el suelo.
Conocía mucho a Hannah, pero eso no le había pasado nunca antes, que yo recordara, que se desmayara sin precedentes.
Me puse muy nerviosa, me arrodillé a su lado y empecé a sacudirla y hablarle, pero no respondía.
Louis se puso histérico, entre él y Liam cogieron a Hannah y la llevaron a su habitación mientras el de Doncaster no paraba de repetir "Soy imbécil, soy imbécil, soy imbécil".
Niall y Harry se fueron tras ellos para si necesitaban alguna ayuda; Danielle entró a la cocina en busca de una bolsa de hielo y Andrew y yo nos quedamos en el sofá, abrazadas, intentando contener las lágrimas.
La irlandesa me explicó que Hannah se lo había contado todo apenas una hora antes, y que se sentía muy mal por no haberla creído, porque si lo hubiera hecho, no hubiera sucedido nada malo, dijo ella.
Yo la consolé diciéndole que más culpa tenía yo, que desde el día anterior que lo sabía y no había hecho nada al respecto.
Unos diez minutos después, todos, menos Louis, entraron en el comedor. Nos contaron a Andrew y a mí que habían tumbado a Hannah en su cama, la habían cubierto con una sábana y le habían puesto la bolsa de hielo en la cabeza. Habían pasado un rato allí, pero como ella no daba señales de despertarse, acordaron ir a comer y hacer turnos para vigilarla.
Danielle y Liam empezaron a parar la mesa, pero yo no tenía hambre, así que me levanté y fui a cogerle el relieve a Louis.
De camino a la habitación, me crucé con Lucy.
Iba con la misma ropa que antes, sólo que ahora cargaba una pequeña bolsa de viaje en el brazo.
Le dirigí una mirada fría, negué ligeramente con la cabeza y me morí el labio por no soltarle las cuatro cosas que pensaba sobre ella.
Lucy me dirigió una mirada de odio, luego me sonrió irónicamente y se fue de la casa dando un portazo.
Llegué a la habitación que compartía con Hannah, y llamé a la puerta.
- ¿Sí? -contestó Louis desde detrás de la puerta.
- Soy Lena, ¿puedo entrar?
- Está abierto.
Entré en la habitación, me senté al lado de Louis y le pregunté si quería que me quedara yo un rato con Hannah. Me respondió que sí, ya que, a diferencia de mí, él tenía hambre; y se fue.
Me senté en los pies de la cama, al lado de mi mejor amiga.
Me daba pena verla así, con los ojos cerrados, indefensa.
Y sentí un odio, un odio tremendo contra Lucy, por haberla insultado, por haberle deseado lo peor, por haberla hecho sufrir ese ataque de nervios, tensión, o lo que fuera.
Porque era por su culpa que estaba así.
Le acaricié el pelo, y unos minutos más tarde me cansé de esperar, así que me fui al baño a lavarme la cara.
Abrí el grifo y me mojé las manos, las mejillas, la frente y el cuello.
Me quedé mirándome al espejo: mis ojos verdes, mi pelo liso y castaño, mi piel bronceada...
Abrí el pequeño compartimento que había detrás del espejo, saqué unas toallitas y me limpié la cara con toquecitos suaves.
Lo guardé todo y volví a entrar en la habitación.
Hannah seguía exactamente igual.
Me tumbé en la cama, a su lado. Almenos ahí estaría más cómoda mientras esperaba.
--
- Lena... Lena...
Abrí los ojos y vi a Andrew delante mío.
- Lena, ve a comer algo, llevas dos horas encerrada aquí. Ya me quedo yo con Hannah.
¿Dos horas allí? Me habría quedado dormida.
Asentí con la cabeza, me levanté, le di un beso en la mejilla a Hannah y me fui al comedor.
Harry y Niall estaban en el sofá viendo un partido en la tele, y Liam y Danielle estaban acurrucados uno al lado del otro en uno de los sillones.
- ¿Dónde está Louis? -pregunté.
- En el jardín -me respondió Harry.
Salí al jardín y vi al chico sentado debajo del árbol, de espaldas a mí.
Me puse las manos en los bolsillos de la sudadera y me acerqué a él.
- Hola, Lena.
- Hola, Louis -me senté a su lado-. ¿Como estás?
- Mal.
- No estés mal, Hannah se pondrá bien.
- Me preocupa que no se haya despertado aún -se giró hacia mí-. ¿Le había pasado esto antes?
Negué con la cabeza.
- Que va. Algún ataque de tensión o alguna cosa de estas, un par de veces. Pero, ¿desmayarse? Nunca...
Suspiró.
- Esto no es normal. ¿Y si le pasa algo de verdad? Deberíamos llevarla al hospital.
- Si en una hora no se ha despertado, lo haremos -le dije, poniéndole una mano en el hombro.
Asintió levemente.
- Venga, entremos a dentro -le dije-. Que aquí hace mucho frío.
Nos levantamos y entramos en el salón.
Niall, Harry, Liam y Danielle estaban en la misma posición que antes.
Me senté al lado de Harry, subí las piernas al sofá y apoyé mi cabeza en su hombro.
Unos minutos después, oí que se cerraba una puerta, y giré la cabeza hacia la entrada del comedor, con la esperanza que fuera Hannah.
Era Andrew.
- Tengo hambre -anunció-. Danielle, ¿puedes ir un momento con Hannah mientras como algo? Sólo serán unos minutos.
- Claro.
Danielle se levantó del sofá y se dirigió a la puerta.
- Zayn...
Todos nos giramos hacia la puerta.
Ahí estaba, el chico de Bradford, de pelo casi negro y ojos marrones.
- He cortado con ella.
59
#Sigue narrando Lena#
- ¿Has cortado con Lucy? -repitió Harry, masticando las palabras.
- Sí...
- Bien hecho, Zayn -dijo Andrew-. Anda, siéntate aquí y cuéntanoslo todo.
Zayn obedeció, cabizbajo, y se sentó en el sofá.
Empezó a contarnos lo que había pasado; Zayn había seguido a Lucy hasta su habitación, donde ella le había explicado que era cierto lo que decía Hannah.
- "Al principio si era verdad que sólo estaba contigo para ver a Louis", me dijo. "Pero ya no, ahora lo hago porque te quiero Zayn, no confíes en Hannah". "Hannah ni me ha mentido ni me ha traicionado", le he contestado. Entonces ella me ha dicho que no me enfadara con ella, que me quería, pero yo... No me lo he creído. Y le dicho que recogiera sus cosas y se fuese, que no quería verla más.
- Y desde que se ha marchado, hace dos horas, hasta ahora, ¿qué has estado haciendo?
Silencio.
- Encerrado en mi habitación, llorando.
- Oh, Zayn... -susurró Andrew, que se levantó y le dio un abrazo.
Un portazo interrumpió la escena, y Danielle se presentó en el salón corriendo.
- Chicos. Hannah tiene las pulsaciones muy bajas. Deberíamos hacer algo.
- Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda -dijo Louis- Mierda, sabía que pasaba algo, mierda, mierda, mierda... Vale, a ver. Harry, llama a Paul. Dile que vamos al hospital. Zayn, tú puedes quedarte. Lena, llama a la ambulancia. Liam, Niall, nosotros cogeremos a Hannah y la cargaremos a la ambulancia, ¿sí? Danielle, Andrew, podéis venir con nosotros si queréis.
Harry y yo sacamos nuestros móviles, yo llamé a la ambulancia y Harry a Paul.
Dijeron que en menos de 10 minutos estaban ahí, les di las gracias y colgué.
- Zayn -dijo Harry, que también había terminado su llamada-. Paul dice que no puede dejarte solo en casa, pero que va a enviar a alguien a hacerte compañía.
El chico asintió con la cabeza.
Fui hacia la habitación de Hannah: Niall, Liam y Louis ya estaban dentro.
- A ver -decía Louis-. Apartaos. Vamos a contar sus pulsaciones; Niall, conta veinte segundos y cuando hayan pasado dime "ya".
- Vale.
-Silencio.
- Ya.
- 12 pulsaciones en 20 segundos, 36 al minuto... Joder.
Observé la escena entre nerviosa y desesperada.
- Chicos -interrumpí-. Será mejor que os cambiéis rápido de ropa.
Niall y Liam se fueron, pero Louis se quedó, sentado al lado de Hannah en la cama y cogiéndole la mano.
- Va, Louis, no es nada grave, ya lo verás.
El chico asintió levemente con la cabeza.
Me dirigí al armario; yo también tenía que cambiarme.
- Ehm, ¿quieres que me vaya? -me preguntó Louis.
- No, no, no es necesario, voy al baño.
Cogí unos tejanos y un jersey, me encerré en el baño y me cambié.
Cuando terminé, volví a entrar en la habitación.
Louis estaba en la misma posición.
Respiré hondo, dejé la ropa encima de una silla y, acariciando el hombro de Louis al salir, me fui de la habitación.
Fui al comedor y me senté entre Andrew y Danielle, a esperar.
Tres minutos después, llamaron a la puerta de casa. Me levanté del sofá de un salto y fui corriendo a abrir; la ambulancia ya había llegado.
- ¡Louis! -grité- ¡Ya han llegado!
Entre Niall, Liam y Louis cargaron a Hannah hasta la puerta, dónde los dos hombres que venían en la ambulancia la trasladaron a una camilla y la pusieron dentro.
- Dentro de la ambulancia sólo pueden ir dos -dijo uno de los hombres.
- ¿Dos? Pero...
- No, no es decisión mía, lo siento, sólo pueden dos.
Louis me miró.
- Lena, vamos tu y yo -asentí con la cabeza.
- Nosotros ahora cogemos el coche y venimos -dijo Liam.
Louis y yo nos metimos en la parte trasera de la ambulancia, dónde estaba Hannah en la camilla. No había asientos, así que nos pusimos de pie a su lado.
- ¡No tardéis mucho! -grité, mientras el hombre cerraba la puerta.
El conductor activó la sirena de alarma y la ambulancia arrancó.
Le cogí la mano a Hannah, y la apreté.
La miré: Estaba como en uno de aquellos días en los que quedábamos para dormir, y yo me despertaba temprano y ella aún seguía durmiendo; con los ojos cerrados, el pelo rubio dispersado por el cojín y esa expresión en la cara... Era como una figura de cristal, frágil, como si con el mínimo movimiento pudieses hacerle daño; indefensa, desprotegida.
- Todo va a ir bien, Hannah -susurré-. Todo va a ir bien...
Esta vez fue Louis quien me puso una mano en el hombro.
- Se pondrá bien.
La ambulancia que nos habían enviado no era medicalizada, cosa que era una putada, pero el conductor tenía experiencia y en cinco minutos llegamos al hospital.
Cuando la ambulancia paró delante de la entrada de urgencias, vinieron unos enfermeros, cogieron la camilla y se la llevaron a dentro.
Intenté seguirlos, pero el hombre de la ambulancia me detuvo.
- Esta entrada es sólo para médicos. Tenéis que ir a dentro, a Urgencias. Se la habrán llevado a la UVI, así que id a la ala B de la tercera planta.
- Hannah... -susurré.
- Vamos, Lena -dijo Louis, cogiéndome de la mano-. Vamos donde nos ha dicho el hombre.
Me arrastré detrás del chico hasta dentro del edificio, y luego al ascensor. Subimos a la tercera planta y nos dirigimos a la ala B.
"Ala B: Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI)"
Sí, era ahí.
Entramos y nos encontramos una sala de espera.
Yo me senté en una de las sillas mientras Louis iba al mostrador a confirmar que Hannah estuviera ahí.
La secretaria le dijo que sí; que en un rato saldría un médico y nos explicaría sobre la situación de Hannah.
Me trenzé el pelo para matar tiempo, mientras Louis iba dando golpecitos con el pie al suelo.
El tiempo de espera se me hizo eterno, pero, finalmente, veinte minutos después llego un hombre, vestido con una larga bata blanca, que debía ser un médico.
- ¿Para Hannah Malker?
- Sí -me apresuré a decir.
- Será mejor que vengan conmigo.
- ¿Está bien? -preguntó Louis, nervioso.
El enfermero bufó
- Síganme, por favor -repitió.
Obedecimos y seguimos al hombre por el pasillo, hasta llegar a una puerta.
El enfermero abrió la puerta.
- Pasen -dijo.
Entramos en la habitación, era un despacho. Un médico estaba sentado detrás de una mesa, escribiendo en un papel. Alzó la vista hasta nosotros.
- Sentaros, por favor. Antes de todo, tengo que haceros unas preguntas.
- ¿Está bien? -repitió Louis.
El médico suspiró.
- Si estuviera bien no estaría en el hospital. Pero no, no le pasa nada grave. ¿Puedo haceros las preguntas?
- Claro -respondió Louis, avergonzado.
- Primero de todo, ¿cuando hace que la chica está inconsciente?
- Tres horas o cuatro -dije. El médico asintió y apuntó algo en el papel.
- ¿Dio algún síntoma antes de desmayarse? ¿Dijo que se sentía mareada o algo por el estilo?
- No, fue de repente.
- ¿Cuando fue la última vez que comió?
- Ayer por la noche. Esta mañana no ha desayunado.
- ¿Ha estado últimamente la chica muy nerviosa, tensa, o preocupada por algún asunto?
Silencio.
- Sí -respondió Louis en voz baja.
El médico volvió a asentir y apuntó una última cosa en el papel.
- ¿Le había pasado esto nunca?
- No.
- Y un ataque nervioso, o un colapse... ¿Tampoco?
- Sí, eso sí -respondí.
- De acuerdo...
El hombre escribió una última cosa en el papel, y lo apartó.
- Veréis, la chica sufre el Síndrome del QT a largo congénito.
Oh, mierda.
No sabía qué era eso, pero tenía mala pinta, muy mala pinta.
60
- Veréis, la chica sufre el Síndrome del QT a largo congénito.
Oh, mierda.
No sabía qué era eso, pero tenía mala pinta, muy mala pinta.
- Uy, no os asustéis -se rió el médico-. No es nada grave. Mirad, el Síndrome del QT es una especie de enfermedad, en la que se producen episodios de taquicardia ventricular, generalmente cortos y autolimitados, que degeneran de una fibrilación ventricular.
¿Qué había dicho?
Nuestras caras debieron de ser épicas, porque el médico suspiró y se explicó:
- Veréis, la chica tiene un nervio que está cerca del corazón muy sensible. Eso hace que, cuando esté muy nerviosa, tensa, cuando tenga un ataque de ansiedad o alguna cosa parecida, su sangre empieza a ir cómo loca, y eso hace que le vaya más lento o más rápido el pulso, o que experimente algún episodio de pérdida de conciencia, cómo ahora.
- ¿Y tiene tratamiento?
- No, ya que es una cosa puramente emocional. Lo único es intentar que no se ponga nerviosa, que no esté angustiada por cualquier cosa; me refiero a temas importantes, claro. No sé qué debía estar pasando ahora, pero debía de ser grave. El tema ansiedad, ansia, preocupación, inquietud... Es malo si lo eleváis a un nivel importante. Hay que evitar esas situaciones. Evitar también que hiperventile, o que respire demasiado rápido. Simplemente eso; y que ella sea consciente de ello, no hay nada más que decir.
Bueno. Finalmente no era una cosa tan mala... Simplemente habría que aprender a convivir con ello.
- Pero, aún me queda una duda -dije-. ¿Ahora hay que ingresarla, o...?
- Oh, no. Qué va. Estas pérdidas de consciencia duran un máximo de 6 horas, así que no hay que preocuparse. No tendría porqué durar más que eso, así que no os preocupéis. Ahora le haremos una prueba para comprobar una cosa, sobre su capacidad pulmonar. Si da positiva será definitivamente lo del Síndrome del QT.
- ¿Y si da negativa?
- Dadas las características de la situación de la chica, estaríamos hablando de algo mucho más grave, algo mucho más serio. No creo que se trate de eso, pero existe la posibilidad.
Claro. Siempre tenía que ver un "pero".
- No tardaremos más de una hora en hacerle la prueba y tener los resultados, así que os recomiendo que os quedéis en la salita mientras esperáis.
- ¿Podemos verla antes?
El médico cogió aire.
- No. Tenemos que acabar con esto cuando antes mejor.
Asentí con la cabeza.
Los tres nos levantamos y nos dirigimos a la puerta.
- Ah, por cierto. Hacedme al favor de ir a la mesa de la secretaria, tenéis que darle las dadas de la chica -dijo el médico saliendo del despacho detrás de nosotros.
Cuando llegamos otra vez a la sala de espera, Andrew, Danielle, Harry, Niall y Liam ya habían llegado.
Se levantaron rápidamente y nos preguntaron sobre Hannah y sobre qué le pasaba.
Entre Louis y yo les contamos todo, incluyendo lo que nos había dicho el médico.
Luego me acerqué al mostrador y le pedí a la secretaria que registrara las dadas de Hannah.
Me pidió dos docenas de dadas, entre ellas nombre, apellidos, data de nacimiento, sitio de nacimiento, sitio de residencia, dirección, trabajo, varios teléfonos y e-mails de contacto, alérgias, su número de seguridad social...
Volví a sentarme con los chicos, escogí una silla al lado de Harry, al que, pobrecito, no estaba prestando mucha atención.
Un par de minutos después, el médico salió otra vez. Louis y yo nos levantamos automáticamente.
- A ver, chicos -dijo-. Tenemos un problema para hacer la prueba.
- ¿Cuál? -preguntó Louis, con un tono casi exigente.
- Para hacerla tiene que estar inconsciente. El problema es que ya lleva cuatro horas así, en cualquier momento se podría despertar, y no podemos arriesgarnos a eso.
- ¿No podéis darle anestesia?
- Por dios, ¡no! No se puede dar anestesia a una persona inconsciente. Podría entrar en coma.
- ¿Y no podemos esperar un par de horas? -dije- Has dicho que en un máximo de 6 horas despertaría. Si ya va por la cuarta, podemos esperar a que despierte, ¿verdad?
- Poder sí podemos. Pero no podemos estar pendientes de si la chica despierta o no para hacerle la prueba. Además, lo más probable es que cuando despierte se encuentre mareada, o tenga hambre. No volveremos a dejarla inconsciente una vez haya despertado, ¿entendéis?
- Sí -dije, en voz baja.
- Entonces, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Louis.
- Voy a darle a la chica un relajante muscular y la trasladaremos a casa otra vez. Y mañana volvéis y le hacemos la prueba. Le pedís a la secretaria que os de hora para una espirometría mañana por la tarde.
--
Treinta-y-cinco minutos más tarde la ambulancia llegaba a casa otra vez, seguida de el coche de Liam.
Dos enfermeros descargaron una camilla con una chica rubia, de pelo largo; y de ojos azules, aunque cerrados.
Los chicos cogieron a Hannah y la llevaron otra vez hacia su habitación.
Después de ellos, entramos Andrew, Danielle y yo.
Luego recordé a Zayn: A quien una hora y pico antes habíamos dejado sólo en casa, triste y medio deprimido por la ruptura con Lucy, la cual en realidad no lo quería; con alguien que Paul había enviado para que no estuviera completamente sólo y sin vigilancia.
Sentí pena por el chico.
Entré en el comedor de la casa, y esa pena se esfumó en seguida.
El panorama era muy diferente al que yo había imaginado.
Zayn estaba sentado en el sofá, con una persona de espaldas a nosotros, de pelo rubio; estaban jugando a la Wii y riéndose un montón, los dos.
- ¡Hola! -grité, para que se dieran cuenta de nuestra presencia.
Zayn y la chica se giraron.
- ¡Hola! -dijo ella.
- ¿Perrie? -preguntó Andrew, a mi lado.
Perrie se rió.
- ¡Hola, chicas!
--
Me desperté con un gran dolor de cabeza y con la sensación de no recordar absolutamente nada.
Me revolví en la cama, pero no estaba cómoda. Sentía que era una cama extraña, diferente a la mía.
Y tenía hambre, mucha hambre.
La habitación estaba oscura, pero mis ojos rápidamente se adaptaron a la oscuridad y pude distinguir a alguien sentado en una silla a mi lado.
Me sorprendió mucho ver a Niall durmiendo ahí.
- ¿Niall? -pregunté, no muy segura de que fuera él.
El irlandés se despertó y me miró, mostrándome esos inconfundibles ojos azules.
- Niall, tengo hambre.
Pero Niall no me hizo caso. Se levantó de un salto.
- ¡LOUIS! -gritó, mientras corría fuera de la habitación- ¡LOUIS! ¡HANNAH SE HA DESPERTADO, SE HA DESPERTADO!
61
Un minuto más tarde, Louis entró en la habitación, susurrando en voz baja.
Me dio medio millón de besos, mientras yo me reía, sin enterarme de nada, pero feliz de ver a mi chico sonriente.
Me contó todo lo que había pasado: Yo me lo miré asombrada mientras lo escuchaba.
"No" decidí cuando terminó "Ahora ya ha pasado. Ahora soy feliz, no vamos a arruinarlo".
- Bueno -dije, sonriendo-, mañana iremos al hospital a hacer la prueba, y ya está. No te preocupes por lo del síndrome este, antes ya estaba, y vivíamos perfectamente con él. Sólo que ahora sabemos que esta ahí. Pero, Louis. No estés mal por mí.
- ¿Cómo quieres que no esté mal? Verte así, inconsciente, me partía el corazón. ¿Debes de tener hambre, ¿verdad?
- Sí. Muchísima. ¿Cómo lo sabes?
Louis se rió.
- Anda, vamos al comedor y comes algo, todo el mundo nos está esperando -dijo, dándome otro beso.
- Louis.
- ¿Qué?
- Gracias por preocuparte por mí.
Sonrió.
- De nada. Siempre me voy a preocupar por ti, pequeña.
- Te quiero, Lou.
- Ay, ven aquí, tonta.
Me lancé corriendo hacia él, me cogió en el aire, me dio un par de vueltas y me volvió a bajar, ambos riendo.
--
Minutos después, entré en el salón, seguida de Louis.
Estaban todos en el sofá y... ¿Perrie? ¿Me había perdido algo?
- Vas Happenin' guys! -grité.
- ¡Hannah! -gritaron Andrew y Lena a la vez, levantándose de un salto y corriendo hacia mí con los brazos abiertos.
Algo fue mal en aquel abrazo, y las tres nos caímos al suelo y empezamos a reírnos.
- ¡PILÓN! -gritó alguien, y de repente Zayn y Louis se tiraron encima de nosotras, y luego dos personas más; por las risas pude distinguir que uno era Niall.
- ¡Fuera! -grité, moriéndome de risa a la vez- ¡Fuera! ¡Quitad, bichos!
Cuando todos se hubieron quitado de encima, me levanté y me puse en frente de ellos.
- Chicos... Tengo que deciros algo -dije, en tono serio.
- Di.
- Me ha mordido un irlandés.
Niall puso cara de confundido.
- ¿Qué...?
- TENGO HAMBREEEEE.
- AGUANTAAAAA -gritó Andrew, entrando corriendo en la cocina y saliendo con un bote de galletas.
- OH, DE CHOCOLATE -grité-. TRAE, TRAE.
Andrew y yo nos sentamos y nos pusimos a comer galletas. Niall intentó robarnos alguna un par de veces, pero Andrew le picó la mano y el chico acabó sin siquiera tastarlas. En poco rato, esas galletas fueron historia.
--
Rápidamente se hizo tarde, así que decidimos preparar algo para cenar. Por lo que me contó Lena, Perrie había conseguido animar a Zayn, así que la invitamos a cenar con nosotros.
Andrew y yo nos encerramos en la cocina para preparar algunos platos mientras Lena, Danielle y Perrie ponían la mesa, y los chicos jugaban a futbol en el jardín.
- ¿Eres feliz, eh? -me sonrió Andrew.
- Mucho. No sé, tengo como la sensación de que puedo con todo, tengo ganas de sonreír.
Andrew se rió.
- Pues así son todos mis días.
- ¿En serio? -ella asintió- Tiene que ser asombroso.
- Es maravilloso.
- GOOOOOOOL -se oyó el grito de Louis.
Las dos giramos la cabeza hacia el jardín y vimos a Louis y Niall tirándose al suelo mientras chocaban los puños, y Liam, Harry y Zayn hacían como que lloraban.
- Como niños pequeños, ¿eh? -le dije a la chica irlandesa.
- Como niños pequeños.
62
Andrew y yo recalentamos la sopa que ella y Niall habían hecho para comer, y que al final nadie había tenido tiempo de probar, luego sacamos otro plato y pusimos embutidos, quesos e hicimos una ensalada.
Lo pusimos todo en la mesa y llamamos a los chicos a comer.
Me senté entre Louis y Lena, y esperé a que mi plato se llenara de sopa mágicamente, pero no lo hizo, así que me serví dos cucharones.
- Perrie, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Hannah, dime.
- ¿De qué trabajas?
- En el management.
- Pero, ¿de qué? ¿Qué haces?
- Bueno, básicamente organizo esas fiestas tan chachis a las que vuestros contratos os obligan a ir. A mí también me mantiene ligada a esta empresa un contrato, así que intento que al menos os lo paséis bien.
- Lo dices cómo si no te gustara.
- Es que no me gusta.
- Y entonces, ¿porqué lo haces?
- Porque esto es algo así como un negocio familiar, ¿sabes?
- Pero que sea una empresa familiar no significa que tengas que trabajar ahí y no a lo que te quieras dedicar.
- Ya, pero a mi padre le daría un ataque al corazón si supiera a lo que de verdad me quiero dedicar.
- ¿Y a qué te quieres dedicar?
Silencio.
Perrie petó la lengua.
- Primero prometerme que no se lo vais a decir a nadie.
- No se lo vamos a decir a nadie- dije, levantando la mano para que todos hicieran lo mismo.
Perrie bufó.
- Quiero dedicarme a... Cantar.
- ¿Quieres ser cantante?
La chica asintió con la cabeza.
- Tiene que ser duro -dije.
- Ni te cuento...
- ¿Porqué tendría que ser duro? -dijo Niall, confundido.
- Trabajar con cantantes cuando querrías ser tú el cantante. Cómo si a ti ahora te pusieran de conductor de bus de Justin Bieber, ¿comprendes?
- Ah, leche. Vale, vale.
Perrie se rió.
- ¿Y tú, Hannah? ¿De qué trabajas?
- Yo trabajo de contable en una empresa de Doncaster. Conocí a Lena el primer año de facultad.
- ¿Fuiste a facultad? -me preguntó.
- Sí.
- ¿Y eres del 1991?
- Sí.
- Entonces, ¿no deberías estar ahí aún?
- Sí, facultad de matemáticas son cuatro años, pero yo sólo hice dos.
- ¿Porqué?
- Dinero. Era demasiado cara, así que dejé la universidad y me puse a trabajar.
- Espera -interrumpió Louis-, ¿dejaste la universidad por dinero?
- Sí, ¿no te lo había contado?
- No.
- Pues eso.
Louis abrió la boca para hablar, pero no dijo nada, la cerró y se metió otra cucharada de sopa en la boca.
Después de comer, y antes de que alguien me pidiera que recogiera mesa, me levanté y me fui corriendo al jardín.
Cuando llegué, tropecé con algo y caí bocabajo.
Debería haberme levantado, haberme separado del suelo de hierba; pero daba un palo que lo flipabas.
- ¿Qué haces? -preguntó Louis, riendo a mi lado.
- Como hierba.
Se rió.
Me di la vuelta y, sin levantarme del suelo, empecé a mover brazos y piernas y a restregarlos por el suelo.
- LOUIS, MIRA -chillé-. SOY UN ANGELITO, WIIIII.
Louis se tiró al suelo, a mi lado, y empezó a hacer el angelito conmigo.
Cuando me cansé, empecé a rodar de lado mientras gritaba «croqueta», hasta que me choqué con el árbol.
Louis, que había estado rodando a mi lado, no vio tampoco el árbol y se chocó contra mí.
Aprovechando su confusión, rodé y me puse encima suyo.
- Hannah, ¡aparta!
- ¡No quiero!
- Eres tonta.
- Me amas.
- Mucho. Pero eres tonta.
- Pues yo no pienso salir de aquí.
- HANNAH, DÉJAME...
- SHHH, NO GRITES.
Me tapó la boca con la mano, impidiéndome hablar.
- No malgastes tu voz, Hann.
Intenté hablar, pero con su mano tapándome la boca no podía.
- QUE ASCO -gritó de repente. Tenía la mano mojada-. ¿ME HAS LAMIDO?
- Sí -me reí.
- Oh, ahora verás.
Louis se levantó y me cogió en brazos.
- SUÉLTAME -grité, pataleando- LOUIS, SUÉLTAME.
Empecé a pegarle patadas y a pegarlo con las manos para que me dejara, pero no conseguí nada.
Conmigo quejándome, entramos en el comedor.
- ¡Vendo Hannah! -gritó Louis- Vamos, ¿quiéeen la quiere? ¡Sólo por 19,99£!
- Vamos, Louis -dijo Harry-. ¿19,99£?
- Tienes razón, es gratis -contestó él, y me tiró al sofá.
Me levanté de un salto.
- VENGANZAAA -grité, y empecé a correr tras Louis.
Tres vueltas enteras a la casa después, lo pillé. Él se tiró al suelo y cayó de rodillas. Aproveché y me senté rápidamente en sus hombros.
- ¡Quita de ahí!
- ¡No! ¡Arre, caballo!
Louis me cogió las rodillas con las manos y se levantó.
Se puso a correr, y yo encima de él.
- ¡Corre, caballo! ¡Corre!
Íbamos recto hacia el árbol, parecía que nos íbamos a chocar. En el último momento, Louis giró y no chocó contra el tronco, pero eso no evitó que yo me comiera una de las ramas del lado y cayera al suelo.
Louis corrió unos cuantos metros más antes de enterarse que ya no estaba montada en él, sino en el suelo, debajo del árbol y retorciéndome de risa.
A él también le entró un ataque de risa, y se tiró a mi lado a reír un rato.
Luego me miró, y sin parar de reír, dijo:
- Hannah, te... Te sangra la nariz -y empezó a reírse más fuerte.
Me palpé la nariz con la mano y luego me la miré: Efectivamente, estaba llena de sangre.
Le acerqué dos dedos a Louis mientras los movía en círculos.
- Uuuh, sangreee -dije, en tono de película de terror.
Los dos nos reímos aún más.
Minutos después, Louis se levantó y me tendió la mano para ayudarme a levantarme.
La cogí y me levanté, aunque me doliera la nariz, no podía parar de reírme.
- Parecemos borrachos -dijo Louis.
- Anda, ven pa' aquí, hermano -dije, pasándole un brazo por los hombros y apoyándome en él.
Andamos en zig-zag hasta el comedor.
Lena, en vernos, primero sonrió, pero luego puso cara asustada.
- Hannah, ¿te sangra la nariz?
- No, es ketchup si te parece.
Lena negó con la cabeza.
- Parece que ya habéis jugado suficiente por hoy.
Me senté en el sofá y esperé a que Lena me limpiara la nariz con un algodoncillo.
- Gracias, enfermera. ¿Cuánto le debo?
- Veintitrés millones de dólares.
- No tengo eso.
- Pues tendré que conformarme con que no me des más sustos así.
- Vale... ¿Qué estabais haciendo?
- Íbamos a ver una peli -contestó Liam.
- Oooh, yo quiero ver una peli.
- Deberiamos irnos a dormir -dijo Louis.
- Comprenderás que no tengo sueño.
- Ah, mierda, es verdad.
- Vete tú si quieres -dije en tono dulce.
- Creo que sí lo haré si me dejas, no he descansado en todo el día.
- Vale, vete a dormir -me acerqué a él y le di un beso-. Buenas noches, cielo. Que duermas bien. No me esperes despierto.
Me dio otro beso.
- Buenas noches, pequeña.
Louis se fue hacia la habitación. Yo entré en la cocina y me serví un gran vaso de coca-cola.
Volví al salón, me tiré al sofá al lado de Andrew y pregunté:
- ¿Qué miráis?
- Friends.
- Ah, odio esta serie. ¿Qué peli pensabais ver?
- Esta -dijo Zayn, enseñándome una caja.
El chico de Bradford puso la película en el reproductor y empezó.
La peli tenía un nombre muy raro. Iba de una chica que se ponía a estudiar derecho para sacar a su hermano de la cárcel. Al contrario de las expectativas que los chicos se habían hecho de ella, resultó ser una película malísima, muy americana.
Nunca me gustaron las películas americanas.
Una hora y cincuenta-y-dos minutos después, aparecieron los créditos.
Lena, Harry, Andrew, Niall, Danielle, Liam y Zayn decidieron irse a dormir, mientras que Perrie y yo nos quedamos en el salón.
- ¿Qué hora es? -me preguntó la rubia.
- Las 11:42.
- Mierda, qué tarde es.
- Puedes quedarte a dormir, si quieres -le ofrecí.
- ¿En serio?
- ¡Sí! Por lo que me han contado, has conseguido animar a Zayn muy rápido, así que te lo debemos.
Perrie sonrió.
- Aish, gracias. Sólo dame una manta y puedo dormir en el sofá.
- ¿Estas de coña? Tú duermes en una cama como Dios manda.
- Hannah, gracias, pero de verdad, el sofá me vale.
- Como si te vale el suelo. Hay tres habitaciones vacías, preparadas para que duerma alguien, así que no hay ningún problema.
- ¿Lo dices de verdad?
- ¡Claro!
- Esto, gracias...
Me reí.
- No hay de qué.
Me sonrió.
- Perrie.
- Hannah.
- No tengo sueño.
- ¿Te aburres tanto como yo?
- Probablemente.
- ¿Jugamos a algo?
Pusimos un videojuego de karaoke y encendimos la tele.
Escogimos algunas canciones y nos pusimos a cantar.
Perrie tenía una voz muy bonita, algo grave pero melódica, cantaba muy bien, y se lo dije mil-y-una veces.
Yo canté especialmente mal, pero lo pasé bien, y al fin y al cabo eso es lo que cuenta, ¿verdad?
Cuando el reloj del comedor dio la una de la madrugada, decidimos que era hora de irnos a dormir.
Acompañé a Perrie por el pasillo hasta llegar a la habitación que había entre la de Harry y la de Zayn, que yo sabía que estaba vacía.
Llamé a la puerta para asegurarme que no había nadie, y luego la abrí.
- La cama esta aquí, el sofá ahí, ahí están la tele y el mando de la tele, y esa puerta es el baño. Si tienes frío, el controlador del termostato está en esa pared, o también puedes coger una manta del armario. No tienes pijama, ¿verdad?
- No...
- Espera, voy a buscarte algo.
Fui a mi habitación, abrí el armario y finalmente cogí un pijama de manga larga negro y nuevo que aún no me había puesto. También cogí un jersey de manga larga violeta por si tenía frío.
Volví a la habitación que le había enseñado a Perrie con las tres prendas y se las dejé encima de la cama.
- Aquí tienes. Hay un pijama nuevo y un jersey por si tienes frío. No se me ocurre nada más, pero cualquier cosa, estaré en esa puerta de ahí, no dudes en despertarme, ¿vale?
- No va a ser necesario, pero vale. Lo tendré en cuenta. Muchísimas gracias, Hannah.
Sonreí.
- De nada, Perrie. Hasta mañana, ¡que duermas bien!
- ¡Buenas noches!
Cerré la puerta y fui a la habitación de Louis.
Enté y me cambié en silencio.
- ¿Hannah? -susurró.
- Shhh, duerme. No quería despertarte -dije, metiéndome en la cama.
- No estaba durmiendo, te estaba esperando.
- Te dije que no me esperaras despierto. Debes estar agotado.
- Un poco...
Me reí, me arropé a su lado y le di un beso.
- Buenas noches, tonto. Te quiero.
- Buenas noches, princesa. Y yo también.
Louis me abrazó y yo cerré los ojos, dispuesta a tener un sueño plácido y sin pesadillas rodeada en esos brazos cálidos y protectores.
Porque, momentos así, no se podían comparar con nada, no lo habría cambiado por todo el dinero del mundo; momentos así eran los que a mí me hacían luchar para seguir adelante; eran momentos inigualables, eran momentos únicos.
Y ni Lucy, ni el maldito Síndome del QT, ni nada en el mundo me los podrían quitar nunca.
63
A las 4:36 de la tarde del día siguiente, Louis y yo salimos de casa, nos montamos en su coche y pusimos rumbo al hospital.
Tenía hora para la prueba médica o 'espirometría', cómo me dijo Louis que la había llamado el médico, a las 5.
Cuando media hora más tarde llegamos al hospital, entramos en recepción y le dije a la secretaria mi nombre y apellidos. Luego nos indicó una sala del Ala B y nos dijo que esperáramos ahí.
Seguimos las indicaciones de la chica y fuimos hacia la sala que ella nos había señalado.
- ¿Estuvisteis aquí ayer? -le pregunté a Louis.
- No -contestó-. Ayer te llevaron a la UVI, que está en el tercer piso, creo.
- Ah.
Estuvimos callados unos minutos, esperando.
- Oye, Hannah.
- Dime, Lou.
- ¿Porqué no me contaste lo de que habías dejado la Universidad por dinero?
- Pensé que te lo había contado, no creas que pretendía ocultártelo ni nada por el estilo.
- Pues no me lo habías contado.
Silencio.
- ¿Y si ahora quisieras regresar, podrías?
- Sí, podría. Pero no lo haría.
- ¿Porqué no? Lena sigue estudiando.
- Sí, ella sigue estudiando, quiere sacarse el máster. Pero yo si volviera ahora me pondrían un curso más atrasada, ¿entiendes? Estaría en tercero. Así que ni se te ocurra pensar lo que creo que te está pasando por la cabeza, ¿entendido?
- Vale, vale...
Un par de minutos después, llamaron a Hannah Malker por interfono y pidieron que fuera a la puerta 157.
Nos levantamos y avanzamos por el pasillo mientras mirábamos los números de las puertas.
153, 154, 155... 156... Ahí estaba.
La puerta 157.
Di dos toquecitos suaves a la puerta antes de abrirla y entrar en el despacho.
Era una habitación completamente blanca y cerrada, no había puertas ni ventanas. Sólo un escritorio, tres sillas y otros instrumentos necesarios para la consulta del médico.
- Señor Tomlinson -dijo el médico sentado detrás del escritorio, el que debía ser mi médico-. Señorita Malker. Siéntense, por favor -obedecimos-. Bueno, ya tenemos el material para la espirometría listo, está todo preparado. En cinco-diez minutos empezamos la prueba. Pero antes, tengo que hablarles un poco de todo esto.
Cogí una bocanada de aire.
- La espirometría consta de cuatro pruebas básicamente bronquiales y pulmonares. Las dos primeras tendrá que hacerlas en este despacho, la tercera en una sala especializada y para la última tendremos que darle anestesia total.
¿Anestesia total? ¿Me iban a dormir para una prueba?
- ¿Me vais a dormir para una prueba?
- Sí, para la última tiene que estar inconsciente. No querrá que le indroduzcamos un tubo por la boca hasta los pulmones despierta, ¿verdad?
- No -susurré, algo molesta.
El médico sonrió.
- Bien. Esperaros aquí mismo un par de minutos y ahora vuelvo.
Se levantó y se fue, cerrando la puerta a sus espaldas.
- Ay, qué borde -se me escapó.
- Bueno... Va a ser tu médico, así que vamos a tener que aprender a soportarlo.
- Ya -suspiré.
El hombre regresó tres minutos después.
- Bien, veréis...
- Un momento -le interrumpí-. Usted sabe mi nombre, pero yo no el suyo.
- ¿No nos hemos presentado? -el médico dejó los papeles que traía encima de la mesa y me ofreció la mano-. Señorita Malker, soy el Doctor Mike Baker. Encantado -le encajé la mano y él se sentó otra vez en su silla-. ¿Ahora sí podemos empezar? ¿Sí? Gracias. Vamos a ver. Antes de empezar, necesito que firme esta hoja conforme sabe las pruebas que le vamos a hacer y bla, bla, bla.
- No sé las pruebas que me vais a hacer.
El médico suspiró.
- No es fácil tratar con usted, eh. ¿Le importa que se las vaya explicando a medida que las hacemos de modo que podamos ir con más tranquilidad? ¿O va a irse usted porque no le he explicado en que consistía cada una de las cuatro pruebas de la espirometría por la cual tenía hora?
Me mordí el labio y asentí con la cabeza.
- Empecemos entonces. Levántese y siéntese en aquella silla de ahí, por favor.
Me levanté y me senté en la silla que Baker me había señalado.
- Vamos a hacer la primera: Primero tienes que coger todo el aire que puedas y soplarlo aquí con toda la fuerza que te sea posible...
Esa primera prueba era muy sencilla. Bufé el aire en un tubo, luego me tomé una pastilla que me dio Baker y cinco minutos después repetí la prueba.
La segunda prueba era algo parecido; sólo que esta vez en lugar de contar la cantidad de aire que dejaba ir, estuve un minuto respirando por el tubo.
Para la tercera, Baker me guió hacia una sala llena de instrumentos médicos.
- Esta vez, vamos a trabajar con el pulso. Siéntate en esa camilla.
Hice caso, luego el doctor me puso una pulsera conectada a un cable en la muñeca.
- Es para contar las pulsaciones -me aclarió.
Encendió el aparato, esperó cinco segundos y luego dijo:
- Ochenta-y-tres. Muy bien.
Baker se fue hacia una mesita que había en un rincón y preparó una jeringuilla.
- Estira el brazo izquierdo.
- Eso es una inyección.
- No me digas. Tengo que ver tu resistencia a la metacolina.
Baker me puso la maldita inyección.
- Ahora tenemos que esperar diez minutos -sonrió-. Voy a avanzar trabajo, no os escapéis.
Y se fue dando un portazo.
- Hannah...
- Louis.
- ¿Puedo... ir a buscarme algo a la máquina de fuera? Me estoy muriendo de sed.
- Claro que puedes, bobo. Te espero aquí.
- ¿Quieres algo?
- Será mejor que no.
- Ah, claro, claro... Ahora vuelvo.
- ¡No tardes mucho! -tuve tiempo de decir, antes de que la puerta se cerrara tras él.
Suspiré.
Me tumbé en la camilla boca arriba y cerré los ojos.
Unos minutos más tarde volvió Louis con una lata de coca-cola en la mano.
Nadie dijo nada; Louis se fue tomando su coca-cola a sorbitos y yo me dediqué a mirar al techo. Notaba que me deprimía por momentos, se me hacía un nudo en la garganta y las cosas se veían más grises y oscuras. Todo se me hacía una gran bola. Entonces, temí lo peor. ¿Y si pasaba algo? ¿Y si no salía bien? ¿Y si tenía que pasar toda la vida pinchándome, vacunándome o medicándome?
Mi corazón palpitaba más rápido, y empezaba a sentir la angustia corriéndome por las venas.
Entonces, volvió a entrar el doctor.
- Aquí no se puede beber -dijo, señalando la lata de Louis-. Tira eso inmediatamente.
- ¿Y no podría...?
- Tira eso.
Louis se levantó, se acercó a un fregadero que había y se dispuso a vaciar la lata.
- ¡No! Eso es para agua con productos químicos, no para coca-cola, aunque es básicamente eso, agua con productos químicos, pero bueno. Tíralo en la basura de la esquina.
- ¿En la de residuos?
- Tíralo en la basura de la esquina. Y si pone "residuos" es porque, sí, efectivamente, es una basura de residuos -Louis tiró la lata en la basura de residuos-. Así. Buen chico. Y tú -añadió, dirigiéndose a mí-, dame la muñeca. Voy a contarte las pulsaciones otra vez.
Obedecí y el hombre me puso la pulsera.
- Vamos a ver... Uy. Ciento cuarenta-y-cuatro -Baker se fue hacia la mesa y apuntó algo en un papel. Luego cogió una pastilla de un bote, un vaso de agua y me los trajo-. Tómate esto.
- ¿Qué es?
- Es para anular los efectos de la metacolina. ¿Te has sentido deprimida, angustiada...?
- Sí.
- Pues entonces es que lo he hecho bien -sonrió. Odiaba las sonrisas de ese hombre, eran irónicas y despreciables.
De todas formas, me tomé la pastilla y me la tragué junto con el agua.
- Bueno, señorita Walker. La cuarta. ¿Emocionada?
- Ni se lo imagina.
- Bien. Alargue el brazo otra vez. No se preocupe, no va a doler. Es sólo una pinchadita.
--
Cuando abrí los ojos otra vez, estaba en una habitación blanca, encima de una cama de sábanas blancas, vestida con una túnica blanca y una pulsera idéntica a la que el médico había usado para tomarme las pulsaciones conectada a una máquina que pitaba al son de los latidos de mi corazón.
Inmediatamente entró una enfermera con una carpeta negra debajo del brazo.
- Oh, ya te has despertado. ¿Hannah Malker, verdad? -asentí con la cabeza y ella buscó un papel dentro de su carpeta y lo leyó para sí. Luego lo volvió a guardar, me miró, sonrió y dijo- Tienes tu ropa encima de la silla. Cámbiate. Cuando estés, ve a la puerta 157 de la Ala B.
Es decir, otra vez con Baker.
Asentí otra vez y la enfermera se fue.
Me levanté, me quité esa horrible túnica blanca y me puse mi ropa.
Luego salí de la habitación blanca y descubrí que estaba en el Ala C.
Crucé unos cuantos pasillos: izquierda, derecha, izquierda, izquierda, derecha, izquierda; y llegué a la sala de espera del Ala B.
Recorrí el pasillo hasta la puerta 157, y la abrí sin llamar antes.
Baker y Louis ya estaban dentro.
- ¡Hannah! -dijo Louis, que se levantó de la silla, vino hacia mí y me besó.
- Buenos días, señorita Walker. ¿Se encuentra bien?
- Sí. Estoy bien. ¿Ya están los resultados?
Baker levantó un sobre.
- Aquí dentro. Ni siquiera yo los sé -se rió.
- Ajá... -musité, sentándome en una silla delante del escritorio de Baker.
- Antes de abrir el sobre y leer los resultados, tenemos que hacer un par de cosas. Primero: Me veo legalmente obligado a contarte qué te hemos hecho mientras estabas inconsciente. Bueno, pues te hemos puesto en una camilla, te hemos llevado a quirófano y te hemos puesto un tubo con una cámara en la puntita hasta una zona cercana al corazón. ¿Sí? ¿Alguna pregunta?
- No.
- Entonces quedas legalmente informada. Ahora, vamos a repasar un poco. Hannah, nuestro diagnóstico es que sufres el Síndrome del QT a largo congénito, ¿lo sabías? -asentí con la cabeza-. Bien. Te hemos hecho estas pruebas para confirmar que estamos en lo cierto. Si el resultado de la prueba es positivo, es que definitivamente tienes el Síndrome del QT, cosa que no es preocupante ni se tendría que tratar ni absolutamente nada. Pero si dan negativos...
- ¿Qué pasa si dan negativos?
- Dadas tus circunstancias, sería una cosa mucho más grave ya que nos encontraríamos delante de una anomalía casi insólita. Tendríamos que ingresarte y ponerte en observación las 24 horas del día. Por no hablar de lo que eso implica, claro. No quiero ni pensarlo, pero existe esa probabilidad.
Tragué saliva y asentí lentamente con la cabeza. Yo tampoco quería ni pensarlo.
Baker cogió el sobre y sonrió.
- Ha llegado la hora de la verdad, señorita. ¿Preparada?
Sin esperar respuesta, pasó un dedo por debajo la comisura del sobre y sacó un papel doblado de dentro.
- Vamos a ver...
Desdobló el papel y lo leyó por encima, buscando algo con la mirada.
- La espirometría brave a la cual ha sido sometida hoy Hannah Malker... Bla, bla... Consistente en las pruebas siguientes, bla, bla, bla... Aquí.
Cogí la mano de Louis, estaba nerviosísima.
"Que dé positiva, que dé positiva, que dé positiva".
- El resultado de la prueba es...
" Positiva, positiva, positiva"...
Podía oír los latidos de mi corazón por encima de todo.
"Dilo, vamos dilo..."
-... Positiva.
Solté un chillido y me lancé encima de Louis, lo abracé fuerte, muy fuerte.
"Es positiva. Es positiva".
Y de repente empecé a llorar.
Me separé de Lou, y lo miré, él tenía una gran sonrisa dibujada en la cara.
Así como él sonreía, yo lloraba de felicidad. Eran nuestros modos de expresar la alegría.
El doctor Baker, también sonriente, se levantó y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme.
Aunque no necesitaba su ayuda, acepté su mano y me levanté.
- Bueno, señorita Malker. ¿Feliz? -asentí con la cabeza mientras me secaba las lágrimas con el torso de la mano- Ahora ya está todo. Ya puede irse. Espero no tener que volver a verla nunca más, no se lo tome como nada personal -me reí.
Quizás tampoco era tan mala persona.
--
Una vez hubimos recogido mi tarjeta de sanidad y cerrado mi expediente, eché a correr por los pasillos del hospital buscando la salida.
Levanté los brazos mientras corría y chillé, de libertad. Porque, aunque nada hubiera cambiado, me sentía más libre y feliz que nunca.
Llegué al coche de Louis tres minutos antes que él, que venía corriendo tras mí.
Nos montamos y pusimos rumbo a casa otra vez.
Había salido el sol, así que descapotamos el coche, pusimos la radio y pasamos los ocho minutos siguientes antes de llegar a la casa cantando hasta el tope de nuestras voces.
Cuando llegamos, bajé del coche antes de que Louis pudiera aparcar, y lo esperé en la puerta, ya que yo no llevaba mis llaves.
- Hannah, tranquilízate, cariño -dijo él, riendo, mientras abría la puerta.
Entramos y me dirigí al salón.
Milésimas de segundo después, Lena apareció delante mío y me puso las manos en los hombros.
- ¿Y? ¿Cómo ha ido?
- Hemos hecho las pruebas y nos han dado los resultados.
- ¿Y...?
- ¡Positiva!
Lena y yo empezamos a chillar y nos abrazamos tan fuerte que caímos al suelo.
Cuando terminamos de chillar, nos levantamos.
Todo el mundo ya se había sentado en el sofá y me miraban.
- Esto... -dije, riéndome, mientras me volvía a secar las lágrimas de los ojos- Os quiero a todos.
64
- Good morning, little darling, you look like a bird...
No había mejor despertar que el amor de tu vida cantándote los buenos días.
- ... Today will be a great day, no matter sun or rain...
Abrí a los ojos para descubrir esos azules tan bonitos suyos.
- Me encanta que me despiertes cantando.
Sonrió.
- Siempre me da pena despertarte, eres muy mona, pareces un angelito... Por eso te despierto cantando.
Me removí en el colchón.
- ¿Qué hora es?
- Las nueve de la mañana.
- ¿Y porqué me despiertas a las nueve de la mañana? -pregunté, sorprendida.
- Porque hemos decidido que hoy nos vamos de excursión -me contestó, acariciándome la mejilla.
- ¿Dónde?
- Aaah, eso es una sorpresa -se rió.
Respiré unos segundos y luego dije:
- Está bien, ahora me levanto.
Louis me dio un beso en la frente, se levantó y se fue.
Me di la vuelta y me puse boca abajo. No pensaba levantarme.
- Hannah -dijo Louis, entrando otra vez en la habitación-, que te conozco, ¿qué te pensabas?
- Tengo sueño.
- O te levantas tú o te levanto yo.
- Pues levántame tú -dije, hablando contra el cojín.
Louis entró, cerró la puerta y se puso de pie al lado de la cama.
Pasaron unos segundos antes de que volviera a cantar.
- Shut the door, turn the key... Don't wanna be reminded, don't wanna be seen.
Me giré y lo miré. Esa canción era nueva.
- ... Don't wanna be without you, I can not hide this, even if I try.
- Esta canción es nueva -dije.
- Veo que no has escuchado el nuevo álbum que te regalé, eh -se rió él.
- No he tenido tiempo. ¿Como se llama?
- Moments. Es una de mis canciones favoritas del disco.
- Sigue cantando, me gustaba.
- Levántate o no sigo.
- Pues no sigas.
Louis suspiró y se sentó a mi lado. Empezó a tocarme la pierna.
- Louis, para.
- Es hora de levantarse... -dijo, y su mano se fue al pie.
- Paaara.
Empezó a jugar con mis dedos del pie.
- Louis, deja mi pie en paz.
- Cómo quieras -dijo, y empezó a tocarme la muñeca y fue subiendo lentamente por el brazo.
- Que pares -dije cuando ya iba por el codo.
- Levántate.
- No.
- Bueno.
Ahora le tocaba la espalda.
- Louis, sigue todo lo que quieras que no me voy a levantar.
Él retiró su mano de mi espalda y no dijo nada.
Se hizo un silencio sepulcral durante unos segundos.
- ¡BOMBARDEO DE COSQUILLAAAS!
--
Siete minutos más tarde, entré vestida y peinada en el comedor arrastrada de la mano por Louis.
Todos estaban en el salón, Harry, Lena, Niall, Andrew, Zayn, Liam y Danielle, ya fuera sentados en el sofá, en el sillón o en un cojín en el suelo.
- Come algo -me ordenó Louis.
- Sí, papá...
Fui a la cocina a prepararme un bocata de pan con nutella.
- Y bien -pregunté, al volver-, ¿dónde vamos?
- A Brighton -respondió Harry.
- ¿A Brighton? -repetí.
- Sí, Brighton.
- Ah. Vale...
- ¿Qué pasa? ¿Algún problema?
- No, que está a dos horas en coche y da palo.
- Marchamos en media hora y pasaremos el día entero allí -añadió Louis.
Asentí con la cabeza.
- ¿Hannah, estás bien? -me preguntó Andrew.
- Sí -dije, pegando un mordisco a mi bocata-. Sólo que tengo mucho sueño.
Y era completamente cierto.
--
Media hora después llegó puntual la limusina que nos llevaría hasta Brighton.
La parte trasera era gigante, un sofá gigante daba la vuelta y en el medio había una mesa con minibar debajo.
Cogí el bolso que ya estaba listo para la ocasión, el abrigo largo y la bufanda negra.
Cuando entré en el coche, de mano de Louis, me quité inmediatamente el abrigo y la bufanda. Dentro hacía calor.
Me acomodé en una banda del sofá y reposé mi cabeza en el hombro de Louis.
Primero pasamos por una casa de un barrio en la parte alta de Londres, donde recogimos a Perrie, a quien Zayn había invitado a venir con nosotros.
El viaje, en lugar de pasarlo durmiendo, como yo hubiera querido, lo pasamos hablando entre nosotros y explicándonos cosas.
Finalmente, dos horas y seis minutos después, vimos el cartel gigante en el que ponía "Bienvenidos a Brighton" y nos pusimos todos a aplaudir, cosa que el chófer no encontró tan divertida como nosotros.
La limusina aparcó en un parque en la parte alta de la ciudad, ya que si fuéramos con limusina por las calles céntricas llamaríamos demasiado la atención; y allí cogimos un bus hasta la playa.
Cuando llegamos, bajamos a la arena, pusimos todas nuestras cosas en un pilón, nos quitamos los zapatos y empezamos a correr por la playa.
Louis y yo terminamos medio metidos en el mar, con el agua hasta un poco más arriba que las rodillas y salpicándonos el uno al otro; no tuve tiempo para mirar qué hacían los demás, pero sí que se oía la guitarra de Niall a pocos metros, así que supuse que estaba sentado con Andrew en la arena.
Rato más tarde, fuimos a las duchas y nos limpiamos los pies y las piernas, quitamos la arena de los zapatos y nos sentamos en el paseo a ponérnoslos.
Desde ahí se veía muy bien el parque de atracciones flotante en una península artificial, con su noria y su montaña rusa. Era muy bonito, así que convencí a Louis para que nos tomáramos una foto juntos con el parque de fondo.
Finalmente, fuimos al parque de atracciones.
Pasamos la resta de la mañana en norias, montañas rusas, casas de espejos y casas del terror.
Excepto en el momento en el que casi me meo encima de miedo en la casa del terror, cuando un zombi me apareció detrás con una motosierra, la mañana fue perfecta.
Hacia la una del mediodía fuimos a una marisquería que había cerca del puerto.
Nos pusieron en una mesa alejada de las otras, con vistas a la playa y a la noria.
Lena se sentó con Harry, Danielle con Liam, Andrew con Niall, Perrie con Zayn y yo con Louis.
Las cosas entre Perrie y Zayn iban muy bien, pero en un sentido diferente a la relación que Zayn tenía con Lucy. Perrie y Zayn se habían convertido ahora en hermanos, él la apoyaba a ella y ella a él, ninguno hacía reír al otro, sino que reían juntos.
Eran muy monos juntos, aunque ellos se trataban como compañeros de bromas hacia los demás, para cada uno el otro era alguien a quien contarle las cosas. Rápidamente se habían convertido en personas en que confiar.
Estaba contemplando la risa de Perrie al terminarse el pan y dejar a Niall sin, cuando Lena me dio dos golpecitos suaves en la espalda y me susurró al oído:
- Hannah, luego necesito hablar contigo. Tengo que contarte algo. Es importante.
Asentí con la cabeza, le dediqué una sonrisa tranquilizadora y me dispuse a disfrutar de los mejillones, las ostras, los cangrejos, las gambas, escamarlanes y langostinos que nos sirvieron a continuación.
54
You held me down, but I got up, get ready 'cause I had enough.
I see it all, I see it now.
Katy Perry - ROAR
- Vale -dijo Lena-, empecemos por la buena.
Entonces empecé a contarle todo lo que pasó la tarde del día de Navidad, desde que encontré el primer sobre en el rebedor de casa hasta el piso de Louis y Harry, cuando Louis me pidió que fuera a vivir con él.
Al final de mi historia, la cara de Lena era épica.
- Oh, dios mío... -dijo, alargando las 'o's- Qué mono es...
- Sí, lo es.
- Realmente te ama. Lo conozco y... -entonces se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se rió.
- En realidad yo lo conozco más que tú -yo también me reí- Y lo quiero muchísimo.
Sonrió.
- Y, ¿la mala noticia?
- ¿Qué? Ah, sí... Primero de todo, ¿te cae bien Lucy?
- ¿Lucy? -dijo sorprendida- Erm, no puedo juzgar porque casi no la conozco. ¿Porqué? ¿Qué ha pasado?
- A ver, cómo puede contarte esto...
- ¡Simplemente dilo!
- Primero prométeme que no se lo contarás a nadie.
- No se lo contaré a nadie.
- Promételo.
- Prometo que no se lo contaré a nadie. ¿Ahora?
- Vale. Esta mañana, entré en mi cuenta de Twitter. Estaba leyendo mis interacciones, todas majas, cuando he encontrado los primeros tweets "malos". Eran 3, todos de la misma cuenta, la cual se llamaba "Fans de Louis Tomlinson", o algo así.
- ¿¡Fans!?
- Sí, sí, lo sé. La cosa es que entré en la cuenta de la chica que figuraba que era la propietaria de la página, vi su foto de perfil y... vi su cara.
- ¿Y...?
- Adivina quién era.
- ¿Lucy? -asentí con la cabeza- Pero ella sale con Zayn. No es posible. ¿Estás segura de eso?
- Lena, era ella. Estoy segurísima. Además, ¿has visto nunca a Lucy haciendo algo romántico con Zayn?
Abrió la boca, pero no dijo nada.
Medio minuto después, reaccionó.
- Tienes que contárselo a Zayn.
- ¿Estás loca? ¡No!
- ¿Porqué no?
- Ella a él no, pero Zayn realmente sí la ama. Los chicos podrían discutirse, enfadarse, cogerse mania o incluso odio por esa... -me mordí la lengua- ... chica.
- Es que esto es muy fuerte.
- Lo sé.
- Pero muy muy fuerte.
- ¡Lo sé! -suspiré.
- ¿Qué harás?
- No lo sé. Probablemente voy a hablar con Lucy sobre ello y.. dejarle las cosas claras.
- Tienes que contárselo a Zayn.
- Y tú tienes que contarle a Harry lo de la víspera de Navidad.
Pareció dolida.
- Lo siento -dije-, pero es verdad. Es injusto, no te lo mereces, no has hecho nada. Harry debe saberlo y hacer algo.
- Lo haré, cuando...
- Lena. Tienes que contárselo. Hoy. No, perdona. Ahora.
- ¿¡Ahora!?
- Sí.
- ¡Pero si no he preparado nada!
- No tienes que hacerlo.
- Pero...
- Vamos.
--
Llamamos a la puerta de Harry, y Lena entró para hablar con él, sobre eso de los insultos de las fans el día de la fiesta en Londres.
Yo fui al comedor, donde estaban todos.
Louis, Niall, Harry y Zayn jugaban a la Xbox, o quizás a la Play, no lo sé.
Andrew y Danielle estaban sentadas en el sofá, mirando a los chicos, comiendo palomitas y riéndose.
Lucy no estaba. Tendría que encontrar un momento para hablar con ella.
- ¿EN SERIO? ¿ESO NO ES FALTA? -gritaba Lou.
- ESO ES FALTA, ÁRBITRO, UNA FALTA COMO UNA CASA -seguía Zayn- Y PENALTI, Y TARJETA, ROJA, Y CADENA PERPETUA EN LA CÁRCEL.
Las chicas se reían y Liam y Niall también.
Miré el marcador: Manchester United 1 - 3 Chelsea.
- ¿Quién es el Chelsea? -pregunté.
Liam y Niall levantaron la mano.
- Querrás decir quiénes son esos arpías aprovechados y tramposos -dijo Louis, con rabia, sin levantar la vista de la pantalla.
- ¡Hannah! -me gritó Andrew, riéndose- Ven aquí, el espectáculo es la ostia.
- ANDREW -gritó Niall- ESA BOCA.
- ¿QUÉ LE PASA?
- NO DIGAS PALABROTAS.
- LÍMPIAMELA TÚ SI NO TE GUSTA.
Me senté al lado de las chicas, divertida, y robé un par de palomitas del cuenco.
Entonces, el móvil de Niall sonó.
Alguien paró el juego, y el irlandés lo cogió:
- ¿Sí? Ah, ¡hola, tía Marylin! Sí. En Londres. ¿Qué? Ah, sí. Sí, claro. ¿La que...? Vale. Vale, vale. Sí, claro. Pues ya te llamaré y terminamos de hablarlo. Un beso -dijo colgando el teléfono.
- ¿Qué pasa? -preguntó Liam.
- Esto, chicos, chicas. Mi prima, la que vive en París, Coco. Va a venir a vivir una temporada con nosotros, aquí en Londres.
Se hizo silencio general, nadie sabía qué decir.
- ¿¡ME LO DICES EN SERIO?! -se oyó el grito de Harry desde su habitación.
55
You are tearing me apart, tearing me apart... You are tearing up my heart.
NOBODY COMPARES - One Direction
- Entra -dije, y Lena entró en mi habitación-. ¿Qué tal todo?
- Ahora bien.
- ¿Ahora? ¿Qué significa eso?
- Vale, tengo que contarte algo. Hannah dice que debo hacerlo, pero yo no creo que sea necesario, quiero decir, no es mi culpa, creo, yo no hice nada para merecer eso así que realmente no es nada malo sobre mí, en realidad no es nada sobre mí ya que yo sólo fui ahí y la gente empezó a gritar eso, yo no lo escogí así que no es tan fuerte y...
- Lena -la interrumpí-. Keep calm...
- ... and carry on -suspiró.
Asentí con la cabeza.
- Mejor sentémonos primero. ¿Quieres algo para beber?
- Te helado, por favor.
Abrí el minibar y cogí una botellita de te helado y una de coca-cola.
Le di a Lena su botella, nos sentamos en el sofá y abrí la mía.
- Ahora, tranquilamente, cuéntame lo que pasó.
- A ver. ¿Recuerdas la noche del cumple de Louis, que fuimos a esa fiesta en el centro de Londres?
- Sí.
- ¿Recuerdas que, cuando llegamos, yo bajé primero y tú más tarde?
- Sí.
- ¿Oíste los gritos de las chicas?
- Oía gritos, pero no llegaba a entender qué decían.
- Bueno, pues... Esos gritos no eran... Buenos, para decirlo de algún modo.
- ¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué te dijeron?
- Bueno, yo...
- Lena.
Suspiró.
- Me llamaron puta, gorda, fea, falsa, me desearon que me muriera y que cortara contigo.
Cada una de esas palabras me sentó cómo un puñal clavándose en mi pecho.
Miré a mi novia, ella estaba dolida, yo estaba rabioso.
¿Mis fans? ¿Mis propias fans le habían dicho todo aquello a mi novia?
"Me llamaron puta, gorda, fea, falsa, me desearon que me muriera y que cortara contigo".
- ¿¡ME LO DICES EN SERIO?! -estallé.
- ¡No grites! -dijo Lena- No hay para tanto.
- ¿QUE NO HAY PARA TANTO? Cielo, esas niñatas son imbéciles, no se te ocurra hacerles caso, lo que tienen es pura envidia, ¿vale? EN-VI-DIA.
- Harry, tranquilízate...
- ¿QUE ME TRANQUILICE?
Me levanté de la cama, agitado.
Me dirigí hacia el portátil que tenía encima de la mesa, y abrí el Twitter.
Lena es mi novia, sí, ella es estupenda, es perfecta, me ama mucho y me hace muy feliz, ¿porqué no la dejáis en paz de una vez?
"Enviar".
- Ala -dije-. Ya está.
- ¿Estás bien? -me preguntó ella, preocupada.
- Sí -suspiré, un poco descansado-. Anda, ven aquí, princesa.
#Hannah#
- ¿Coco? ¿Quién es ella? -preguntó Liam.
- Mi prima pequeña. Tiene 17 años y vive en Paris.
- ¿Y porqué viene? -replicó Andrew.
- Tiene una beca para la Escuela de Diseño de Londres. Viene para estudiar ahí. Mi tía me preguntó si podía vivir conmigo una temporada. Dice que va a pagar como un alquiler, pero no lo hará.
- ¿Y porqué crees que no lo hará? -pregunté.
- No la dejaré -sonrió- ¿Seguimos jugando?
Quitó la pausa y los chicos volvieron a jugar a fútbol otra vez.
--
Louis y yo habíamos vuelto tarde, así que un par de horas más tarde cenamos.
Lucy llegó antes de cenar.
Decidimos encargar pizza y nos sentamos en el sofá.
- ¡Yo entre Louis y Zayn! -se pidió Lucy.
- Perdona -la interrumpí-, pero quisiera sentarme yo al lado de Louis.
- Pero tú siempre te sientas con él. Siéntate en otro sitio.
- ¿Porque es mi novio? Quizás por eso me siento con él, digo yo.
- Ya lo sé, pero eso no significa que tengas que sentarte siempre con él.
- Mira Lucy, no sé qué pretendes pero...
- Hannah -me interrumpió Liam-. Entiendo que estés celosa de que Louis no se siente contigo sino con Lucy...
- ¡Yo no estoy celosa!
- ... pero por una vez podrías dejarla sentarse al lado de Lou, tampoco tenemos que sentarnos siempre igual -terminó Liam sin hacerme caso.
- Hann, da igual, siéntate delante mío, sólo es una cena -me dijo Louis-. Además, esta noche podrás sentarte a mi lado, y seré todo para ti.
"Si supiérais lo que de verdad significa..."
Suspiré.
- Joder. Pero yo... Vale.
Louis me dio un beso en la frente y nos sentamos en la mesa todos.
Después de cenar decidimos ver una película, que era malísima, pero que con los comentarios de los chicos resultaba de lo más graciosa.
Luego, nos fuimos a dormir, y esta vez, Lucy se quedó con Zayn.
56
Don't let them know how you feel, just hide them it. Chinies up, smiles on.
The Hunger Games
Esa mañana, 27 de diciembre, me desperté muy temprano.
Había tenido pesadillas con Lucy y Louis, así que me desperté agitada a las seis de la mañana y no pude volver a dormir.
Me pasé las cuatro horas siguientes dando vueltas en mi lado de la cama y intentando dormir en mil posiciones diferentes, aunque no hubo suerte.
Finalmente, a las diez Louis se despertó, quizá porque no tenía más sueño, quizá porque lo había despertado yo sin querer. No me molesté a preguntárselo.
- Buenos días, Hann.
- Buenos días, caracol -le dije, apartándole las sábanas de la cabeza-. ¿Cómo has dormido?
- Bien -bostezó-, ¿y tú?
- No tan bien.
- ¿Y eso?
- He tenido pesadillas.
- Ay, mi pequeña... -me miró triste, luego me abrazó y me besó la frente- ¿Pesadillas sobre qué?
- Sobre un tema, no te lo puedo contar, lo siento.
- ¿Porqué no?
- Porque... Es que no puedo decírtelo, no entenderías nada tampoco.
- Pues cuéntamelo.
- ¡No puedo!
- ¿Porqué? ¿Hay algún motivo en concreto?
- No, pero...
- Pues si no hay motivo puedes contármelo.
Suspiré.
- Vale... Pero tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie.
Levantó la mano.
- Te lo prometo.
Entonces empecé a contarle todo lo que había pasado con Lucy, desde que había descubierto los tweets.
Louis me miró fijamente durante toda mi historia.
Cuando terminé, en lugar de decir algo cómo "Tiene que ser broma", "Esa tía es imbécil", o cualquier cosa por el estilo que yo hubiera podido imaginar, suspiró y dijo:
- Hannah, sé que aún estás celosa por lo de ayer, pero sólo fue durante la cena, no pasó nada, estoy contigo, no hace falta que te inventes esas cosas sólo para demostrar que te quiero y que quiero estar contigo.
Zas.
Hay gente que dice que esas cosas sientan como un puñetazo en la barriga, mientras que otras defienden que sientes un jarrón de agua fría por la cabeza.
Pues bien, yo sentí las dos cosas.
El puñetazo en la barriga, la sensación del vacío.
El jarrón de agua fría, y la sensación de traición.
Noté que mis piernas no me respondían, y eso que estaba sentada en la cama. Suerte, porque sino me hubiera caído fijo.
- No me crees... -musité, dolida.
- No esperabas que me lo creyera, ¿verdad?
- Después de todo lo que hemos hecho juntos, de todo lo que hemos pasado... Después de todo lo que te he contado y te he confiado... Intentaba ser sincera contigo, pensaba que me ayudarías en esto, que podría confiar en ti... Louis, sabes que te quiero, y que no podría mentirte... ¿Porqué me haces esto? ¿Cómo puedes pensar que me inventaría una cosa así sólo para llamar tu atención? ¿Cómo puedes siquiera planteártelo?
Louis me miró.
- Buena actuación, princesa -se rió. Se levantó de la cama y se puso las zapatillas-. Duerme un poco, estás muy cansada. Voy a buscar algo para desayunar. Luego me cuentas lo que te pasa. Pero la verdad, ¿eh?
Sonrió, aunque esa sonrisa se clavó en mi pecho como un cuchillo, y se fue de la habitación.
Aunque mi cuerpo me pedía a gritos que llorase, decidí intentar posponerlo y hacer lo más sensato.
Mordiéndome la lengua para contener las lágrimas, me levanté y recogí las pocas cosas que tenía en la habitación de Louis, las cogí en brazos y salí.
Entré en la habitación que compartía con Lena, tiré las cosas encima del sofá, cerré la puerta con pestillo, cerré las persianas, y, ahora sí, me tiré en la cama.
Y lloré. Lloré como nunca había llorado antes.
--
Me había sumido en un estado de vegetación total.
Como si estuviera desmayada, sólo que despierta.
Las palabras de Louis se repetían en mi cabeza una y otra vez, una y otra vez, clavándose cada vez un poquito más en mi pecho y agudizando mi dolor.
No hice caso de ninguna las llamadas de Louis a la puerta, pidiéndome que le abriera, que hablara con él, que le hiciera caso.
Me quedé ahí, tumbada en la cama, bocabajo, ahogándome en mis propias lágrimas.
No sabía cuanto rato pasaba, no era consciente de cómo de rápido o de lento pasaban las horas.
Más tarde, llamaron otra vez a la puerta.
Pensando que sería Louis, lo ignoré.
Volvieron a llamar.
A la tercera, se oyó una vocecita dulce detrás de la puerta.
- Hannah, soy Andrew. Venía a decirte que la comida ya está lista.
- Andrew... -susurré.
- ¿Me voy?
- No, espera.
Me levanté de la cama, me sequé los ojos con el torso de la mano y abrí la puerta.
Ahí estaba, la irlandesa, con sus ojos marrón café y su sonrisa que nunca desaparecía.
Al verme, supongo que sintió pena por mí, y me dio un abrazo reconfortante.
Estaba a punto de echarme a llorar otra vez, cuando ella dijo:
- ¿Quieres que entre?
- Sí, por favor...
- Uy, qué mal iluminado que está eso...
Cerró la puerta detrás suyo, y abrió las persianas y las ventanas.
- Que entre aire fresco -me sonrió.
Se sentó a mi lado de la cama y me atansó un pañuelo.
Lo cogí, me limpié las lágrimas y me moqué.
- Lo siento... -susurré- Qué asco, por dios.
Andrew se rió.
- No pasa nada.
Intenté sonreír.
- Louis ha dicho que no te encontrabas bien, así que Niall y yo hemos hecho sopa de fideos para comer.
- Ay, gracias... ¿No te ha explicado nada más?
- No, ¿porqué?
- Si te cuento algo... ¿Me prometes no contárselo a nadie?
- Claro.
Le conté lo que había pasado con Louis, incluyendo todo el lío de Lucy, y el Twitter, y la cuenta de fans de Louis Tomlinson y la madre que los matriculó a todos juntos.
Cuando terminé, vi por primera vez a Andrew sin sonrisa.
- Hannah, yo... Lo que me has contado...
"Otra más."
- Tú tampoco me crees, ¿eh?
- No, no. No es que no te crea pero... Lo que me has contado parece un poco... Extraño.
- ¿Irreal?
- Sí, también -Zas.- No, perdona, no quería decir que... No digo que sea mentira, pero Hannah, eso es un poco fuerte.
- ¡Ya sé que es fuerte! -grité, mientras las lágrimas empezaban a caer otra vez, bajando mis mejillas.
Andrew me miró, con cara preocupada, y me tocó la frente.
- No parece que tengas fiebre... Mira, ya sé lo que vamos a hacer -volvió a sonreír.
- ¿Qué?
- Vamos a comer, sopa, caliente, caldo de pollo, hmmm...
Me sacó una sonrisa.
- ... y luego -siguió su historia la irlandesa-, ya veremos qué hacer, y si un caso me enseñas lo del Twitter, así podemos insultar un rato a esa cigueña -me dijo, dándome un golpe en el brazo con el codo.
Me reí.
Lucy era alta y delgada, y sus piernas eran más largas que sus brazos, por lo que Cigueña me pareció un buen mote.
- La verdad es que no he desayunado, así que comer un poco no me iría mal. Niall come mucho y sonríe mucho, así que habrá que probar.
Ella se rió.
- Claro. Pero mejor ponte algo más "arreglado" que el pijama, ¿no?
- Sería una buena idea, sí.
Su sonrisa se amplió.
- Te espero fuera.
Andrew se levantó, salió y cerró la puerta cuidadosamente. No oí pasos, así que supuse que se quedaría detrás de la puerta.
Me quité la camisa de dormir y me puse un jersey de punto de color crema, y me cambié los pantalones de pijama por unos tejanos de color blanco.
Me cepillé rápidamente el pelo, apagué la luz y salí al pasillo, donde me esperaba Andrew.
- ¿Vamos? -pregunté.
- Hannah. Tú puedes con todo.
La abracé por última vez. Era reconfortante, de repente me sentí con ganas de comerme el mundo otra vez.
- Gracias Andrew -le dije, con un esbozo de sonrisa-. A ver si al final los irlandeses seréis majos y todo -bromeé.
Se rió.
- Encantada de ayudar a una inglesa en apuros.
Sonreí por última vez, y nos fuimos por el pasillo hacia el comedor.
57.
It's like I've finally awake, you're just a beautiful mistake.
TAKEN - One Direction
Cuando Andrew y yo entramos al comedor todos estaban sentados en el sofá. Incluyendo a Lucy.
- ¡Hannah! -exclamó Danielle, antes de que los otros me vieran.
Louis giró su cabeza y me miró con expresión sorprendida.
Iba a decir algo, pero Lena se le adelantó:
- Creemos que es un buen momento para darles a los chicos nuestro regalo de Navidad, ya sabes, el proyecto Dahl.
Asentí.
- Gran idea -dije, andando hacia ellos.
- Hannah... -musitó Louis, tocándome la rodilla, cuando pasé por su lado.
- No vamos a hablar sobre el tema ahora -dije, apartando su mano, con voz glacial y cortante.
"Este no es un buen momento para enfadarte con Louis, que aún es tu novio".
Sonreí.
Louis asintió con la cabeza y me sonrió de vuelta.
Me senté con Andrew encima de la moqueta.
- Bueno, chicos -empezó Danielle-. Este es nuestro regalo de Navidad para vosotros. Queríamos dárolslo la noche del día de Navidad, pero Hannah y Louis no estaban en casa, así que no podimos. Y ayer estábamos todos muy cansados así que...
- Vamos a dároslo ahora -terminó Andrew.
Lucy puso sus ojos en blanco. Ella no sabía nada sobre el tema y ahora estaba incómoda. Bien.
Lena sacó una caja de debajo el sofá y se la dio a Harry.
Los chicos se pusieron rodeando a Harry para ver como abría el regalo.
Quitó el papel y vio el DVD.
- ¿Qué es esto? -preguntó Zayn.
- Es un DVD -expliqué. Los chicos rieron-. Ahora en serio, hay grabados todos vuestros conciertos y actuaciones de cuando estábais en X Factor.
Nadie supo cómo contestar.
- En realidad -añadió Lena-, hay 5. Uno para cada uno.
Repartió 4 cajas idénticas a los otros 4 chicos.
Niall soltó un grito y los otros nos reímos.
- Dios mío, chicas... -dijo Louis.
- ...Esto es increíble -siguió Zayn-. Gracias, de verdad...
- ...Os queremos -terminó Niall.
Andrew, Danielle y Lena se tiraron encima de Niall, Liam y Harry respectivamente.
Yo me quedé mirando a Louis, que me dirigía una sonrisa triste.
Louis era el mayor, con la voz más dulce, la sonrisa más bonita y esos infantiles ojos azules.
Y al que quería y amaba con todo el corazón.
No quería estar mal con él.
- ¿Llueve? -preguntó él, casi susurrando.
Asentí con la cabeza.
- Coge el paraguas, porque llueve mucho.
Louis sonrió.
Me levanté y me senté en su regazo, pasé mis brazos por su cuello y lo besé.
Apoyé mi cabeza en su hombro y lo apreté contra mí.
- ¿Os gusta? -preguntó Lucy.
¿Lucy? ¿Lucy preguntaba eso?
- Sí, claro -respondió Liam-. Muchísimo. Gracias.
Lucy se rió inocentemente.
- Me alegro.
- Lucy, ¿porqué dices eso si el regalo no lo has echo tú? -me robó las palabras Lena.
- Bueno, es un regalo de parte de las chicas, así que podría incluirme, ¿no?
Se hizo un silencio sepulcral en el comedor.
- No -corté-. Porque no has tenido nada que ver con todo esto.
- Sí, pero también era para mi novio -sonrió falsamente.
- Lucy... -dijo Andrew- A mí me parece que no es justo, porque no has participado en hacerlo...
- Ya... Pero las cosas son así de injustas, yo sólo pretendía ser amable.
Se estaba pasando.
Almenos ahora tanto Louis cómo Andrew como los otros podrían ver que realmente Lucy no era "tan maja como parecía", por decirlo de algún modo.
- ¿Qué inventas ahora? ¡Pero si ni siquiera sabías que teníamos este regalo! -excalmé.
- Oh, ya lo entiendo. Aún estás celosa por lo de ayer, eh...
- Y dale. Lucy, me molestó mucho lo de ayer, sí, y tú lo sabes más bien que nadie. Pero esta vez no es por eso.
- ¿Porqué debería saberlo mejor que nadie?
- Lucy, no te atribuyas mérito de un regalo que ni has echo, ni has participado, ni conocías, ni sabías que existía! No has tenido nada que ver con esto, lo hemos hecho Andrew, Lena, Danielle y yo en nuestro tiempo libre, ¿para qué? ¿Para que ahora aparezcas tú, y te lo atribuyas, sin haber hecho una mierda?
Lucy se me quedó mirando fijamente.
- ¿Desde cuando me odias, Hannah? -dijo, con un hilo de voz.
Y encima la mala puta se hacía la víctima.
- ¡Desde que empezaste a engañar a Zayn!
- Espera, ¿cómo? -intervino Zayn- ¿Me has engañado?
- No, no -aclarió ella-. No te he engañado con otro, ni nada por el estilo.
- Eso es verdad -seguí-. Es algo mucho peor.
- Hannah, ¿de qué hablas?
- ¿Que de qué hablo, Lucy? Oh, claro, ahora no lo sabes.
- Hannah... -dijo Louis.
- No, Lou, ahora no. Antes no me habéis creído, pero, ¿sabéis qué? Ahora voy a hacerlo bien. ¡Zayn!
- ¿Qué?
- Lucy no te quiere. Sale contigo sólo para que estar con Louis.
Boom. Ya había dejado caer la bomba.
Andrew y Lena miraban al suelo, mientras que Harry, Liam y Niall me miraban con la boca abierta, al igual que Danielle. Lucy había puesto su cara de super-hiper-mega-ultra dolida falsa; y Zayn se había quedado totalmente inexpresivo.
- Hannah, ¿cale que te inventes esas cosas por lo de ayer? -salió Lucy- Todo esto es una simple rebequería de niña pequeña.
- Oh, con que una rebequería, ¿eh? -estaba indignadísima, y antes de que nadie pudiera decir nada más, añadí- Louis, prepárame el cable. Quiero enseñaros una cosa.
Salí del comedor a grandes pasos, y entré en mi habitación.
Abrí mi maleta y saqué de dentro el portátil.
Le di al botón de encender y lo cargué en brazos hasta el comedor otra vez.
Le di el portátil a Louis, que enchufó a un cable, y entonces la pantalla del portátil pasó a proyectarse en la tele.
Lo dejé encima de la mesa de cristal y abrí Internet, luego Twitter.
Recordé que había marcado los twits como favoritos para poderlos encontrar luego, así que abrí la pestaña de favoritos.
- Bueno -empecé a exposar-. El otro día, me desperté muy temprano, y no podía volver a dormir, así que como hacía mucho que no abría el Twitter, decidí entrar para leer algunos mensajes de la gente.
- ¿Cuando fue eso? -interrumpió Lucy.
- El 26 por la mañana.
- Oh, no -soltó.
- Oh, sí -sonreí-. Bueno, pues empecé a leer algunos de los tweets que me mandaban las chicas, todos buenos, hasta que encontré los primeros tweets malos. Eran 3, los 3 de la misma cuenta. Y son estes que véis aquí.
- Hannah, no -interrumpió Lucy-. Lo siento mucho, lo siento todo, no volveré a meterme contigo, pero no me hagas esto.
- ¿Que no te haga esto? Oh, no. Ahora te jodes, preciosa. Esta mañana me he peleado con Louis por tu culpa. Casi pierdo a mi novio y mi mejor amiga por tu gilipollez, así que ahora te aguantas, porque esta vez voy a llegar hasta el final.
Lucy no dijo nada.
- Bueno, pues como estaba diciendo, los tweets eran estos de aquí -dije, señalándolos en la pantalla, y dejé un tiempo para que todos pudieran leerlos-. Me llamó la atención que la cuenta se llamara "Fans de Louis Tomlinson", así que entré en la cuenta -cliqué encima del nombre de la cuenta y la página se abrió-. Estuve un rato ojeando, y al final entré en la cuenta de la chica que constaba como administradora... Aquí. Esperad un momento... Vale, ahora. Y, miré su foto de perfil -maximicé la foto-. Ahora sí. ¿Os suena la chica de esta foto?
- Es Lucy -dijo Danielle.
- Sí, es ella -dijo Harry.
Los demás sentenciaron con un «sí».
Entonces, Lucy se levantó y se fue del comedor.
Mejor, no estaba yo entonces para peleas.
No oí el sonido de la puerta de entrada, así que supuse que se había ido a su habitación.
Zayn se levantó, dispuesto a seguirla, pero yo le puse un brazo en el hombro:
- No vale la pena, Zayn. No se merece que vayas a por ella.
Zayn vaciló unos instantes.
- Hannah, yo... Debería ir a hablar con ella -dijo, casi susurrando, y desapareció por la puerta del comedor.
Sabía que por fin, todo se terminaba. No había más de qué preocuparme, más por lo que sufrir.
De todas formas, mi cuerpo había alcanzado un nivel de tensión altísimo, casi la podía notar en la sangre, recorriéndome todas las venas, clavándose en mis entrañas.
Y aunque sabía que a partir de entonces todo iba a ir bien, mi cuerpo me falló, dejé de sentir las piernas, y una vez más, caí.
Caí, en un vacío sin fondo que nada podría reparar.
Lo último que recuerdo es el grito de Louis exclamando mi nombre mientras yo me desplomaba en el suelo.
"Hannah"
58.
Wipe your eyes, put up your head. I wish you could be happy instead,
but there's nothing else I can do but love you the best I can...
DARLIN - Avril Lavigne
Yo ya sabía lo de Lucy, me lo había contado Hannah el día anterior, pero de todos modos, cuando lo dijo delante de los chicos, Andrew y Danielle fue un gran shock para todos. Supongo que hasta entonces no me di cuenta de lo que realmente implicaba eso.
Unos segundos después de que Zayn abandonara el comedor en busca de Lucy, Hannah se desplomó en el suelo.
Conocía mucho a Hannah, pero eso no le había pasado nunca antes, que yo recordara, que se desmayara sin precedentes.
Me puse muy nerviosa, me arrodillé a su lado y empecé a sacudirla y hablarle, pero no respondía.
Louis se puso histérico, entre él y Liam cogieron a Hannah y la llevaron a su habitación mientras el de Doncaster no paraba de repetir "Soy imbécil, soy imbécil, soy imbécil".
Niall y Harry se fueron tras ellos para si necesitaban alguna ayuda; Danielle entró a la cocina en busca de una bolsa de hielo y Andrew y yo nos quedamos en el sofá, abrazadas, intentando contener las lágrimas.
La irlandesa me explicó que Hannah se lo había contado todo apenas una hora antes, y que se sentía muy mal por no haberla creído, porque si lo hubiera hecho, no hubiera sucedido nada malo, dijo ella.
Yo la consolé diciéndole que más culpa tenía yo, que desde el día anterior que lo sabía y no había hecho nada al respecto.
Unos diez minutos después, todos, menos Louis, entraron en el comedor. Nos contaron a Andrew y a mí que habían tumbado a Hannah en su cama, la habían cubierto con una sábana y le habían puesto la bolsa de hielo en la cabeza. Habían pasado un rato allí, pero como ella no daba señales de despertarse, acordaron ir a comer y hacer turnos para vigilarla.
Danielle y Liam empezaron a parar la mesa, pero yo no tenía hambre, así que me levanté y fui a cogerle el relieve a Louis.
De camino a la habitación, me crucé con Lucy.
Iba con la misma ropa que antes, sólo que ahora cargaba una pequeña bolsa de viaje en el brazo.
Le dirigí una mirada fría, negué ligeramente con la cabeza y me morí el labio por no soltarle las cuatro cosas que pensaba sobre ella.
Lucy me dirigió una mirada de odio, luego me sonrió irónicamente y se fue de la casa dando un portazo.
Llegué a la habitación que compartía con Hannah, y llamé a la puerta.
- ¿Sí? -contestó Louis desde detrás de la puerta.
- Soy Lena, ¿puedo entrar?
- Está abierto.
Entré en la habitación, me senté al lado de Louis y le pregunté si quería que me quedara yo un rato con Hannah. Me respondió que sí, ya que, a diferencia de mí, él tenía hambre; y se fue.
Me senté en los pies de la cama, al lado de mi mejor amiga.
Me daba pena verla así, con los ojos cerrados, indefensa.
Y sentí un odio, un odio tremendo contra Lucy, por haberla insultado, por haberle deseado lo peor, por haberla hecho sufrir ese ataque de nervios, tensión, o lo que fuera.
Porque era por su culpa que estaba así.
Le acaricié el pelo, y unos minutos más tarde me cansé de esperar, así que me fui al baño a lavarme la cara.
Abrí el grifo y me mojé las manos, las mejillas, la frente y el cuello.
Me quedé mirándome al espejo: mis ojos verdes, mi pelo liso y castaño, mi piel bronceada...
Abrí el pequeño compartimento que había detrás del espejo, saqué unas toallitas y me limpié la cara con toquecitos suaves.
Lo guardé todo y volví a entrar en la habitación.
Hannah seguía exactamente igual.
Me tumbé en la cama, a su lado. Almenos ahí estaría más cómoda mientras esperaba.
--
- Lena... Lena...
Abrí los ojos y vi a Andrew delante mío.
- Lena, ve a comer algo, llevas dos horas encerrada aquí. Ya me quedo yo con Hannah.
¿Dos horas allí? Me habría quedado dormida.
Asentí con la cabeza, me levanté, le di un beso en la mejilla a Hannah y me fui al comedor.
Harry y Niall estaban en el sofá viendo un partido en la tele, y Liam y Danielle estaban acurrucados uno al lado del otro en uno de los sillones.
- ¿Dónde está Louis? -pregunté.
- En el jardín -me respondió Harry.
Salí al jardín y vi al chico sentado debajo del árbol, de espaldas a mí.
Me puse las manos en los bolsillos de la sudadera y me acerqué a él.
- Hola, Lena.
- Hola, Louis -me senté a su lado-. ¿Como estás?
- Mal.
- No estés mal, Hannah se pondrá bien.
- Me preocupa que no se haya despertado aún -se giró hacia mí-. ¿Le había pasado esto antes?
Negué con la cabeza.
- Que va. Algún ataque de tensión o alguna cosa de estas, un par de veces. Pero, ¿desmayarse? Nunca...
Suspiró.
- Esto no es normal. ¿Y si le pasa algo de verdad? Deberíamos llevarla al hospital.
- Si en una hora no se ha despertado, lo haremos -le dije, poniéndole una mano en el hombro.
Asintió levemente.
- Venga, entremos a dentro -le dije-. Que aquí hace mucho frío.
Nos levantamos y entramos en el salón.
Niall, Harry, Liam y Danielle estaban en la misma posición que antes.
Me senté al lado de Harry, subí las piernas al sofá y apoyé mi cabeza en su hombro.
Unos minutos después, oí que se cerraba una puerta, y giré la cabeza hacia la entrada del comedor, con la esperanza que fuera Hannah.
Era Andrew.
- Tengo hambre -anunció-. Danielle, ¿puedes ir un momento con Hannah mientras como algo? Sólo serán unos minutos.
- Claro.
Danielle se levantó del sofá y se dirigió a la puerta.
- Zayn...
Todos nos giramos hacia la puerta.
Ahí estaba, el chico de Bradford, de pelo casi negro y ojos marrones.
- He cortado con ella.
59
#Sigue narrando Lena#
- ¿Has cortado con Lucy? -repitió Harry, masticando las palabras.
- Sí...
- Bien hecho, Zayn -dijo Andrew-. Anda, siéntate aquí y cuéntanoslo todo.
Zayn obedeció, cabizbajo, y se sentó en el sofá.
Empezó a contarnos lo que había pasado; Zayn había seguido a Lucy hasta su habitación, donde ella le había explicado que era cierto lo que decía Hannah.
- "Al principio si era verdad que sólo estaba contigo para ver a Louis", me dijo. "Pero ya no, ahora lo hago porque te quiero Zayn, no confíes en Hannah". "Hannah ni me ha mentido ni me ha traicionado", le he contestado. Entonces ella me ha dicho que no me enfadara con ella, que me quería, pero yo... No me lo he creído. Y le dicho que recogiera sus cosas y se fuese, que no quería verla más.
- Y desde que se ha marchado, hace dos horas, hasta ahora, ¿qué has estado haciendo?
Silencio.
- Encerrado en mi habitación, llorando.
- Oh, Zayn... -susurró Andrew, que se levantó y le dio un abrazo.
Un portazo interrumpió la escena, y Danielle se presentó en el salón corriendo.
- Chicos. Hannah tiene las pulsaciones muy bajas. Deberíamos hacer algo.
- Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda -dijo Louis- Mierda, sabía que pasaba algo, mierda, mierda, mierda... Vale, a ver. Harry, llama a Paul. Dile que vamos al hospital. Zayn, tú puedes quedarte. Lena, llama a la ambulancia. Liam, Niall, nosotros cogeremos a Hannah y la cargaremos a la ambulancia, ¿sí? Danielle, Andrew, podéis venir con nosotros si queréis.
Harry y yo sacamos nuestros móviles, yo llamé a la ambulancia y Harry a Paul.
Dijeron que en menos de 10 minutos estaban ahí, les di las gracias y colgué.
- Zayn -dijo Harry, que también había terminado su llamada-. Paul dice que no puede dejarte solo en casa, pero que va a enviar a alguien a hacerte compañía.
El chico asintió con la cabeza.
Fui hacia la habitación de Hannah: Niall, Liam y Louis ya estaban dentro.
- A ver -decía Louis-. Apartaos. Vamos a contar sus pulsaciones; Niall, conta veinte segundos y cuando hayan pasado dime "ya".
- Vale.
-Silencio.
- Ya.
- 12 pulsaciones en 20 segundos, 36 al minuto... Joder.
Observé la escena entre nerviosa y desesperada.
- Chicos -interrumpí-. Será mejor que os cambiéis rápido de ropa.
Niall y Liam se fueron, pero Louis se quedó, sentado al lado de Hannah en la cama y cogiéndole la mano.
- Va, Louis, no es nada grave, ya lo verás.
El chico asintió levemente con la cabeza.
Me dirigí al armario; yo también tenía que cambiarme.
- Ehm, ¿quieres que me vaya? -me preguntó Louis.
- No, no, no es necesario, voy al baño.
Cogí unos tejanos y un jersey, me encerré en el baño y me cambié.
Cuando terminé, volví a entrar en la habitación.
Louis estaba en la misma posición.
Respiré hondo, dejé la ropa encima de una silla y, acariciando el hombro de Louis al salir, me fui de la habitación.
Fui al comedor y me senté entre Andrew y Danielle, a esperar.
Tres minutos después, llamaron a la puerta de casa. Me levanté del sofá de un salto y fui corriendo a abrir; la ambulancia ya había llegado.
- ¡Louis! -grité- ¡Ya han llegado!
Entre Niall, Liam y Louis cargaron a Hannah hasta la puerta, dónde los dos hombres que venían en la ambulancia la trasladaron a una camilla y la pusieron dentro.
- Dentro de la ambulancia sólo pueden ir dos -dijo uno de los hombres.
- ¿Dos? Pero...
- No, no es decisión mía, lo siento, sólo pueden dos.
Louis me miró.
- Lena, vamos tu y yo -asentí con la cabeza.
- Nosotros ahora cogemos el coche y venimos -dijo Liam.
Louis y yo nos metimos en la parte trasera de la ambulancia, dónde estaba Hannah en la camilla. No había asientos, así que nos pusimos de pie a su lado.
- ¡No tardéis mucho! -grité, mientras el hombre cerraba la puerta.
El conductor activó la sirena de alarma y la ambulancia arrancó.
Le cogí la mano a Hannah, y la apreté.
La miré: Estaba como en uno de aquellos días en los que quedábamos para dormir, y yo me despertaba temprano y ella aún seguía durmiendo; con los ojos cerrados, el pelo rubio dispersado por el cojín y esa expresión en la cara... Era como una figura de cristal, frágil, como si con el mínimo movimiento pudieses hacerle daño; indefensa, desprotegida.
- Todo va a ir bien, Hannah -susurré-. Todo va a ir bien...
Esta vez fue Louis quien me puso una mano en el hombro.
- Se pondrá bien.
La ambulancia que nos habían enviado no era medicalizada, cosa que era una putada, pero el conductor tenía experiencia y en cinco minutos llegamos al hospital.
Cuando la ambulancia paró delante de la entrada de urgencias, vinieron unos enfermeros, cogieron la camilla y se la llevaron a dentro.
Intenté seguirlos, pero el hombre de la ambulancia me detuvo.
- Esta entrada es sólo para médicos. Tenéis que ir a dentro, a Urgencias. Se la habrán llevado a la UVI, así que id a la ala B de la tercera planta.
- Hannah... -susurré.
- Vamos, Lena -dijo Louis, cogiéndome de la mano-. Vamos donde nos ha dicho el hombre.
Me arrastré detrás del chico hasta dentro del edificio, y luego al ascensor. Subimos a la tercera planta y nos dirigimos a la ala B.
"Ala B: Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI)"
Sí, era ahí.
Entramos y nos encontramos una sala de espera.
Yo me senté en una de las sillas mientras Louis iba al mostrador a confirmar que Hannah estuviera ahí.
La secretaria le dijo que sí; que en un rato saldría un médico y nos explicaría sobre la situación de Hannah.
Me trenzé el pelo para matar tiempo, mientras Louis iba dando golpecitos con el pie al suelo.
El tiempo de espera se me hizo eterno, pero, finalmente, veinte minutos después llego un hombre, vestido con una larga bata blanca, que debía ser un médico.
- ¿Para Hannah Malker?
- Sí -me apresuré a decir.
- Será mejor que vengan conmigo.
- ¿Está bien? -preguntó Louis, nervioso.
El enfermero bufó
- Síganme, por favor -repitió.
Obedecimos y seguimos al hombre por el pasillo, hasta llegar a una puerta.
El enfermero abrió la puerta.
- Pasen -dijo.
Entramos en la habitación, era un despacho. Un médico estaba sentado detrás de una mesa, escribiendo en un papel. Alzó la vista hasta nosotros.
- Sentaros, por favor. Antes de todo, tengo que haceros unas preguntas.
- ¿Está bien? -repitió Louis.
El médico suspiró.
- Si estuviera bien no estaría en el hospital. Pero no, no le pasa nada grave. ¿Puedo haceros las preguntas?
- Claro -respondió Louis, avergonzado.
- Primero de todo, ¿cuando hace que la chica está inconsciente?
- Tres horas o cuatro -dije. El médico asintió y apuntó algo en el papel.
- ¿Dio algún síntoma antes de desmayarse? ¿Dijo que se sentía mareada o algo por el estilo?
- No, fue de repente.
- ¿Cuando fue la última vez que comió?
- Ayer por la noche. Esta mañana no ha desayunado.
- ¿Ha estado últimamente la chica muy nerviosa, tensa, o preocupada por algún asunto?
Silencio.
- Sí -respondió Louis en voz baja.
El médico volvió a asentir y apuntó una última cosa en el papel.
- ¿Le había pasado esto nunca?
- No.
- Y un ataque nervioso, o un colapse... ¿Tampoco?
- Sí, eso sí -respondí.
- De acuerdo...
El hombre escribió una última cosa en el papel, y lo apartó.
- Veréis, la chica sufre el Síndrome del QT a largo congénito.
Oh, mierda.
No sabía qué era eso, pero tenía mala pinta, muy mala pinta.
60
When we both fall asleep, underneath the same sky,
to the beat of our hearts at the same time
So close but so far away.
BESIDE YOU - 5 Seconds Of Summer
- Veréis, la chica sufre el Síndrome del QT a largo congénito.
Oh, mierda.
No sabía qué era eso, pero tenía mala pinta, muy mala pinta.
- Uy, no os asustéis -se rió el médico-. No es nada grave. Mirad, el Síndrome del QT es una especie de enfermedad, en la que se producen episodios de taquicardia ventricular, generalmente cortos y autolimitados, que degeneran de una fibrilación ventricular.
¿Qué había dicho?
Nuestras caras debieron de ser épicas, porque el médico suspiró y se explicó:
- Veréis, la chica tiene un nervio que está cerca del corazón muy sensible. Eso hace que, cuando esté muy nerviosa, tensa, cuando tenga un ataque de ansiedad o alguna cosa parecida, su sangre empieza a ir cómo loca, y eso hace que le vaya más lento o más rápido el pulso, o que experimente algún episodio de pérdida de conciencia, cómo ahora.
- ¿Y tiene tratamiento?
- No, ya que es una cosa puramente emocional. Lo único es intentar que no se ponga nerviosa, que no esté angustiada por cualquier cosa; me refiero a temas importantes, claro. No sé qué debía estar pasando ahora, pero debía de ser grave. El tema ansiedad, ansia, preocupación, inquietud... Es malo si lo eleváis a un nivel importante. Hay que evitar esas situaciones. Evitar también que hiperventile, o que respire demasiado rápido. Simplemente eso; y que ella sea consciente de ello, no hay nada más que decir.
Bueno. Finalmente no era una cosa tan mala... Simplemente habría que aprender a convivir con ello.
- Pero, aún me queda una duda -dije-. ¿Ahora hay que ingresarla, o...?
- Oh, no. Qué va. Estas pérdidas de consciencia duran un máximo de 6 horas, así que no hay que preocuparse. No tendría porqué durar más que eso, así que no os preocupéis. Ahora le haremos una prueba para comprobar una cosa, sobre su capacidad pulmonar. Si da positiva será definitivamente lo del Síndrome del QT.
- ¿Y si da negativa?
- Dadas las características de la situación de la chica, estaríamos hablando de algo mucho más grave, algo mucho más serio. No creo que se trate de eso, pero existe la posibilidad.
Claro. Siempre tenía que ver un "pero".
- No tardaremos más de una hora en hacerle la prueba y tener los resultados, así que os recomiendo que os quedéis en la salita mientras esperáis.
- ¿Podemos verla antes?
El médico cogió aire.
- No. Tenemos que acabar con esto cuando antes mejor.
Asentí con la cabeza.
Los tres nos levantamos y nos dirigimos a la puerta.
- Ah, por cierto. Hacedme al favor de ir a la mesa de la secretaria, tenéis que darle las dadas de la chica -dijo el médico saliendo del despacho detrás de nosotros.
Cuando llegamos otra vez a la sala de espera, Andrew, Danielle, Harry, Niall y Liam ya habían llegado.
Se levantaron rápidamente y nos preguntaron sobre Hannah y sobre qué le pasaba.
Entre Louis y yo les contamos todo, incluyendo lo que nos había dicho el médico.
Luego me acerqué al mostrador y le pedí a la secretaria que registrara las dadas de Hannah.
Me pidió dos docenas de dadas, entre ellas nombre, apellidos, data de nacimiento, sitio de nacimiento, sitio de residencia, dirección, trabajo, varios teléfonos y e-mails de contacto, alérgias, su número de seguridad social...
Volví a sentarme con los chicos, escogí una silla al lado de Harry, al que, pobrecito, no estaba prestando mucha atención.
Un par de minutos después, el médico salió otra vez. Louis y yo nos levantamos automáticamente.
- A ver, chicos -dijo-. Tenemos un problema para hacer la prueba.
- ¿Cuál? -preguntó Louis, con un tono casi exigente.
- Para hacerla tiene que estar inconsciente. El problema es que ya lleva cuatro horas así, en cualquier momento se podría despertar, y no podemos arriesgarnos a eso.
- ¿No podéis darle anestesia?
- Por dios, ¡no! No se puede dar anestesia a una persona inconsciente. Podría entrar en coma.
- ¿Y no podemos esperar un par de horas? -dije- Has dicho que en un máximo de 6 horas despertaría. Si ya va por la cuarta, podemos esperar a que despierte, ¿verdad?
- Poder sí podemos. Pero no podemos estar pendientes de si la chica despierta o no para hacerle la prueba. Además, lo más probable es que cuando despierte se encuentre mareada, o tenga hambre. No volveremos a dejarla inconsciente una vez haya despertado, ¿entendéis?
- Sí -dije, en voz baja.
- Entonces, ¿qué vamos a hacer? -preguntó Louis.
- Voy a darle a la chica un relajante muscular y la trasladaremos a casa otra vez. Y mañana volvéis y le hacemos la prueba. Le pedís a la secretaria que os de hora para una espirometría mañana por la tarde.
--
Treinta-y-cinco minutos más tarde la ambulancia llegaba a casa otra vez, seguida de el coche de Liam.
Dos enfermeros descargaron una camilla con una chica rubia, de pelo largo; y de ojos azules, aunque cerrados.
Los chicos cogieron a Hannah y la llevaron otra vez hacia su habitación.
Después de ellos, entramos Andrew, Danielle y yo.
Luego recordé a Zayn: A quien una hora y pico antes habíamos dejado sólo en casa, triste y medio deprimido por la ruptura con Lucy, la cual en realidad no lo quería; con alguien que Paul había enviado para que no estuviera completamente sólo y sin vigilancia.
Sentí pena por el chico.
Entré en el comedor de la casa, y esa pena se esfumó en seguida.
El panorama era muy diferente al que yo había imaginado.
Zayn estaba sentado en el sofá, con una persona de espaldas a nosotros, de pelo rubio; estaban jugando a la Wii y riéndose un montón, los dos.
- ¡Hola! -grité, para que se dieran cuenta de nuestra presencia.
Zayn y la chica se giraron.
- ¡Hola! -dijo ella.
- ¿Perrie? -preguntó Andrew, a mi lado.
Perrie se rió.
- ¡Hola, chicas!
--
Me desperté con un gran dolor de cabeza y con la sensación de no recordar absolutamente nada.
Me revolví en la cama, pero no estaba cómoda. Sentía que era una cama extraña, diferente a la mía.
Y tenía hambre, mucha hambre.
La habitación estaba oscura, pero mis ojos rápidamente se adaptaron a la oscuridad y pude distinguir a alguien sentado en una silla a mi lado.
Me sorprendió mucho ver a Niall durmiendo ahí.
- ¿Niall? -pregunté, no muy segura de que fuera él.
El irlandés se despertó y me miró, mostrándome esos inconfundibles ojos azules.
- Niall, tengo hambre.
Pero Niall no me hizo caso. Se levantó de un salto.
- ¡LOUIS! -gritó, mientras corría fuera de la habitación- ¡LOUIS! ¡HANNAH SE HA DESPERTADO, SE HA DESPERTADO!
61
We are who we are, who we are? Princess of the Universe.
WE ARE WHO WE ARE - Little Mix
Un minuto más tarde, Louis entró en la habitación, susurrando en voz baja.
Me dio medio millón de besos, mientras yo me reía, sin enterarme de nada, pero feliz de ver a mi chico sonriente.
Me contó todo lo que había pasado: Yo me lo miré asombrada mientras lo escuchaba.
"No" decidí cuando terminó "Ahora ya ha pasado. Ahora soy feliz, no vamos a arruinarlo".
- Bueno -dije, sonriendo-, mañana iremos al hospital a hacer la prueba, y ya está. No te preocupes por lo del síndrome este, antes ya estaba, y vivíamos perfectamente con él. Sólo que ahora sabemos que esta ahí. Pero, Louis. No estés mal por mí.
- ¿Cómo quieres que no esté mal? Verte así, inconsciente, me partía el corazón. ¿Debes de tener hambre, ¿verdad?
- Sí. Muchísima. ¿Cómo lo sabes?
Louis se rió.
- Anda, vamos al comedor y comes algo, todo el mundo nos está esperando -dijo, dándome otro beso.
- Louis.
- ¿Qué?
- Gracias por preocuparte por mí.
Sonrió.
- De nada. Siempre me voy a preocupar por ti, pequeña.
- Te quiero, Lou.
- Ay, ven aquí, tonta.
Me lancé corriendo hacia él, me cogió en el aire, me dio un par de vueltas y me volvió a bajar, ambos riendo.
--
Minutos después, entré en el salón, seguida de Louis.
Estaban todos en el sofá y... ¿Perrie? ¿Me había perdido algo?
- Vas Happenin' guys! -grité.
- ¡Hannah! -gritaron Andrew y Lena a la vez, levantándose de un salto y corriendo hacia mí con los brazos abiertos.
Algo fue mal en aquel abrazo, y las tres nos caímos al suelo y empezamos a reírnos.
- ¡PILÓN! -gritó alguien, y de repente Zayn y Louis se tiraron encima de nosotras, y luego dos personas más; por las risas pude distinguir que uno era Niall.
- ¡Fuera! -grité, moriéndome de risa a la vez- ¡Fuera! ¡Quitad, bichos!
Cuando todos se hubieron quitado de encima, me levanté y me puse en frente de ellos.
- Chicos... Tengo que deciros algo -dije, en tono serio.
- Di.
- Me ha mordido un irlandés.
Niall puso cara de confundido.
- ¿Qué...?
- TENGO HAMBREEEEE.
- AGUANTAAAAA -gritó Andrew, entrando corriendo en la cocina y saliendo con un bote de galletas.
- OH, DE CHOCOLATE -grité-. TRAE, TRAE.
Andrew y yo nos sentamos y nos pusimos a comer galletas. Niall intentó robarnos alguna un par de veces, pero Andrew le picó la mano y el chico acabó sin siquiera tastarlas. En poco rato, esas galletas fueron historia.
--
Rápidamente se hizo tarde, así que decidimos preparar algo para cenar. Por lo que me contó Lena, Perrie había conseguido animar a Zayn, así que la invitamos a cenar con nosotros.
Andrew y yo nos encerramos en la cocina para preparar algunos platos mientras Lena, Danielle y Perrie ponían la mesa, y los chicos jugaban a futbol en el jardín.
- ¿Eres feliz, eh? -me sonrió Andrew.
- Mucho. No sé, tengo como la sensación de que puedo con todo, tengo ganas de sonreír.
Andrew se rió.
- Pues así son todos mis días.
- ¿En serio? -ella asintió- Tiene que ser asombroso.
- Es maravilloso.
- GOOOOOOOL -se oyó el grito de Louis.
Las dos giramos la cabeza hacia el jardín y vimos a Louis y Niall tirándose al suelo mientras chocaban los puños, y Liam, Harry y Zayn hacían como que lloraban.
- Como niños pequeños, ¿eh? -le dije a la chica irlandesa.
- Como niños pequeños.
62
I'm walking on sunshine, woah, I'm walking on sunshine, woah.
And don't it feel good!
WALKING ON SUNSHINE - Katrina & The Waves
Andrew y yo recalentamos la sopa que ella y Niall habían hecho para comer, y que al final nadie había tenido tiempo de probar, luego sacamos otro plato y pusimos embutidos, quesos e hicimos una ensalada.
Lo pusimos todo en la mesa y llamamos a los chicos a comer.
Me senté entre Louis y Lena, y esperé a que mi plato se llenara de sopa mágicamente, pero no lo hizo, así que me serví dos cucharones.
- Perrie, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Hannah, dime.
- ¿De qué trabajas?
- En el management.
- Pero, ¿de qué? ¿Qué haces?
- Bueno, básicamente organizo esas fiestas tan chachis a las que vuestros contratos os obligan a ir. A mí también me mantiene ligada a esta empresa un contrato, así que intento que al menos os lo paséis bien.
- Lo dices cómo si no te gustara.
- Es que no me gusta.
- Y entonces, ¿porqué lo haces?
- Porque esto es algo así como un negocio familiar, ¿sabes?
- Pero que sea una empresa familiar no significa que tengas que trabajar ahí y no a lo que te quieras dedicar.
- Ya, pero a mi padre le daría un ataque al corazón si supiera a lo que de verdad me quiero dedicar.
- ¿Y a qué te quieres dedicar?
Silencio.
Perrie petó la lengua.
- Primero prometerme que no se lo vais a decir a nadie.
- No se lo vamos a decir a nadie- dije, levantando la mano para que todos hicieran lo mismo.
Perrie bufó.
- Quiero dedicarme a... Cantar.
- ¿Quieres ser cantante?
La chica asintió con la cabeza.
- Tiene que ser duro -dije.
- Ni te cuento...
- ¿Porqué tendría que ser duro? -dijo Niall, confundido.
- Trabajar con cantantes cuando querrías ser tú el cantante. Cómo si a ti ahora te pusieran de conductor de bus de Justin Bieber, ¿comprendes?
- Ah, leche. Vale, vale.
Perrie se rió.
- ¿Y tú, Hannah? ¿De qué trabajas?
- Yo trabajo de contable en una empresa de Doncaster. Conocí a Lena el primer año de facultad.
- ¿Fuiste a facultad? -me preguntó.
- Sí.
- ¿Y eres del 1991?
- Sí.
- Entonces, ¿no deberías estar ahí aún?
- Sí, facultad de matemáticas son cuatro años, pero yo sólo hice dos.
- ¿Porqué?
- Dinero. Era demasiado cara, así que dejé la universidad y me puse a trabajar.
- Espera -interrumpió Louis-, ¿dejaste la universidad por dinero?
- Sí, ¿no te lo había contado?
- No.
- Pues eso.
Louis abrió la boca para hablar, pero no dijo nada, la cerró y se metió otra cucharada de sopa en la boca.
Después de comer, y antes de que alguien me pidiera que recogiera mesa, me levanté y me fui corriendo al jardín.
Cuando llegué, tropecé con algo y caí bocabajo.
Debería haberme levantado, haberme separado del suelo de hierba; pero daba un palo que lo flipabas.
- ¿Qué haces? -preguntó Louis, riendo a mi lado.
- Como hierba.
Se rió.
Me di la vuelta y, sin levantarme del suelo, empecé a mover brazos y piernas y a restregarlos por el suelo.
- LOUIS, MIRA -chillé-. SOY UN ANGELITO, WIIIII.
Louis se tiró al suelo, a mi lado, y empezó a hacer el angelito conmigo.
Cuando me cansé, empecé a rodar de lado mientras gritaba «croqueta», hasta que me choqué con el árbol.
Louis, que había estado rodando a mi lado, no vio tampoco el árbol y se chocó contra mí.
Aprovechando su confusión, rodé y me puse encima suyo.
- Hannah, ¡aparta!
- ¡No quiero!
- Eres tonta.
- Me amas.
- Mucho. Pero eres tonta.
- Pues yo no pienso salir de aquí.
- HANNAH, DÉJAME...
- SHHH, NO GRITES.
Me tapó la boca con la mano, impidiéndome hablar.
- No malgastes tu voz, Hann.
Intenté hablar, pero con su mano tapándome la boca no podía.
- QUE ASCO -gritó de repente. Tenía la mano mojada-. ¿ME HAS LAMIDO?
- Sí -me reí.
- Oh, ahora verás.
Louis se levantó y me cogió en brazos.
- SUÉLTAME -grité, pataleando- LOUIS, SUÉLTAME.
Empecé a pegarle patadas y a pegarlo con las manos para que me dejara, pero no conseguí nada.
Conmigo quejándome, entramos en el comedor.
- ¡Vendo Hannah! -gritó Louis- Vamos, ¿quiéeen la quiere? ¡Sólo por 19,99£!
- Vamos, Louis -dijo Harry-. ¿19,99£?
- Tienes razón, es gratis -contestó él, y me tiró al sofá.
Me levanté de un salto.
- VENGANZAAA -grité, y empecé a correr tras Louis.
Tres vueltas enteras a la casa después, lo pillé. Él se tiró al suelo y cayó de rodillas. Aproveché y me senté rápidamente en sus hombros.
- ¡Quita de ahí!
- ¡No! ¡Arre, caballo!
Louis me cogió las rodillas con las manos y se levantó.
Se puso a correr, y yo encima de él.
- ¡Corre, caballo! ¡Corre!
Íbamos recto hacia el árbol, parecía que nos íbamos a chocar. En el último momento, Louis giró y no chocó contra el tronco, pero eso no evitó que yo me comiera una de las ramas del lado y cayera al suelo.
Louis corrió unos cuantos metros más antes de enterarse que ya no estaba montada en él, sino en el suelo, debajo del árbol y retorciéndome de risa.
A él también le entró un ataque de risa, y se tiró a mi lado a reír un rato.
Luego me miró, y sin parar de reír, dijo:
- Hannah, te... Te sangra la nariz -y empezó a reírse más fuerte.
Me palpé la nariz con la mano y luego me la miré: Efectivamente, estaba llena de sangre.
Le acerqué dos dedos a Louis mientras los movía en círculos.
- Uuuh, sangreee -dije, en tono de película de terror.
Los dos nos reímos aún más.
Minutos después, Louis se levantó y me tendió la mano para ayudarme a levantarme.
La cogí y me levanté, aunque me doliera la nariz, no podía parar de reírme.
- Parecemos borrachos -dijo Louis.
- Anda, ven pa' aquí, hermano -dije, pasándole un brazo por los hombros y apoyándome en él.
Andamos en zig-zag hasta el comedor.
Lena, en vernos, primero sonrió, pero luego puso cara asustada.
- Hannah, ¿te sangra la nariz?
- No, es ketchup si te parece.
Lena negó con la cabeza.
- Parece que ya habéis jugado suficiente por hoy.
Me senté en el sofá y esperé a que Lena me limpiara la nariz con un algodoncillo.
- Gracias, enfermera. ¿Cuánto le debo?
- Veintitrés millones de dólares.
- No tengo eso.
- Pues tendré que conformarme con que no me des más sustos así.
- Vale... ¿Qué estabais haciendo?
- Íbamos a ver una peli -contestó Liam.
- Oooh, yo quiero ver una peli.
- Deberiamos irnos a dormir -dijo Louis.
- Comprenderás que no tengo sueño.
- Ah, mierda, es verdad.
- Vete tú si quieres -dije en tono dulce.
- Creo que sí lo haré si me dejas, no he descansado en todo el día.
- Vale, vete a dormir -me acerqué a él y le di un beso-. Buenas noches, cielo. Que duermas bien. No me esperes despierto.
Me dio otro beso.
- Buenas noches, pequeña.
Louis se fue hacia la habitación. Yo entré en la cocina y me serví un gran vaso de coca-cola.
Volví al salón, me tiré al sofá al lado de Andrew y pregunté:
- ¿Qué miráis?
- Friends.
- Ah, odio esta serie. ¿Qué peli pensabais ver?
- Esta -dijo Zayn, enseñándome una caja.
El chico de Bradford puso la película en el reproductor y empezó.
La peli tenía un nombre muy raro. Iba de una chica que se ponía a estudiar derecho para sacar a su hermano de la cárcel. Al contrario de las expectativas que los chicos se habían hecho de ella, resultó ser una película malísima, muy americana.
Nunca me gustaron las películas americanas.
Una hora y cincuenta-y-dos minutos después, aparecieron los créditos.
Lena, Harry, Andrew, Niall, Danielle, Liam y Zayn decidieron irse a dormir, mientras que Perrie y yo nos quedamos en el salón.
- ¿Qué hora es? -me preguntó la rubia.
- Las 11:42.
- Mierda, qué tarde es.
- Puedes quedarte a dormir, si quieres -le ofrecí.
- ¿En serio?
- ¡Sí! Por lo que me han contado, has conseguido animar a Zayn muy rápido, así que te lo debemos.
Perrie sonrió.
- Aish, gracias. Sólo dame una manta y puedo dormir en el sofá.
- ¿Estas de coña? Tú duermes en una cama como Dios manda.
- Hannah, gracias, pero de verdad, el sofá me vale.
- Como si te vale el suelo. Hay tres habitaciones vacías, preparadas para que duerma alguien, así que no hay ningún problema.
- ¿Lo dices de verdad?
- ¡Claro!
- Esto, gracias...
Me reí.
- No hay de qué.
Me sonrió.
- Perrie.
- Hannah.
- No tengo sueño.
- ¿Te aburres tanto como yo?
- Probablemente.
- ¿Jugamos a algo?
Pusimos un videojuego de karaoke y encendimos la tele.
Escogimos algunas canciones y nos pusimos a cantar.
Perrie tenía una voz muy bonita, algo grave pero melódica, cantaba muy bien, y se lo dije mil-y-una veces.
Yo canté especialmente mal, pero lo pasé bien, y al fin y al cabo eso es lo que cuenta, ¿verdad?
Cuando el reloj del comedor dio la una de la madrugada, decidimos que era hora de irnos a dormir.
Acompañé a Perrie por el pasillo hasta llegar a la habitación que había entre la de Harry y la de Zayn, que yo sabía que estaba vacía.
Llamé a la puerta para asegurarme que no había nadie, y luego la abrí.
- La cama esta aquí, el sofá ahí, ahí están la tele y el mando de la tele, y esa puerta es el baño. Si tienes frío, el controlador del termostato está en esa pared, o también puedes coger una manta del armario. No tienes pijama, ¿verdad?
- No...
- Espera, voy a buscarte algo.
Fui a mi habitación, abrí el armario y finalmente cogí un pijama de manga larga negro y nuevo que aún no me había puesto. También cogí un jersey de manga larga violeta por si tenía frío.
Volví a la habitación que le había enseñado a Perrie con las tres prendas y se las dejé encima de la cama.
- Aquí tienes. Hay un pijama nuevo y un jersey por si tienes frío. No se me ocurre nada más, pero cualquier cosa, estaré en esa puerta de ahí, no dudes en despertarme, ¿vale?
- No va a ser necesario, pero vale. Lo tendré en cuenta. Muchísimas gracias, Hannah.
Sonreí.
- De nada, Perrie. Hasta mañana, ¡que duermas bien!
- ¡Buenas noches!
Cerré la puerta y fui a la habitación de Louis.
Enté y me cambié en silencio.
- ¿Hannah? -susurró.
- Shhh, duerme. No quería despertarte -dije, metiéndome en la cama.
- No estaba durmiendo, te estaba esperando.
- Te dije que no me esperaras despierto. Debes estar agotado.
- Un poco...
Me reí, me arropé a su lado y le di un beso.
- Buenas noches, tonto. Te quiero.
- Buenas noches, princesa. Y yo también.
Louis me abrazó y yo cerré los ojos, dispuesta a tener un sueño plácido y sin pesadillas rodeada en esos brazos cálidos y protectores.
Porque, momentos así, no se podían comparar con nada, no lo habría cambiado por todo el dinero del mundo; momentos así eran los que a mí me hacían luchar para seguir adelante; eran momentos inigualables, eran momentos únicos.
Y ni Lucy, ni el maldito Síndome del QT, ni nada en el mundo me los podrían quitar nunca.
63
The story of my life, I give her hope,
I spend her love untill she's broken inside.
STORY OF MY LIFE - One Direction
A las 4:36 de la tarde del día siguiente, Louis y yo salimos de casa, nos montamos en su coche y pusimos rumbo al hospital.
Tenía hora para la prueba médica o 'espirometría', cómo me dijo Louis que la había llamado el médico, a las 5.
Cuando media hora más tarde llegamos al hospital, entramos en recepción y le dije a la secretaria mi nombre y apellidos. Luego nos indicó una sala del Ala B y nos dijo que esperáramos ahí.
Seguimos las indicaciones de la chica y fuimos hacia la sala que ella nos había señalado.
- ¿Estuvisteis aquí ayer? -le pregunté a Louis.
- No -contestó-. Ayer te llevaron a la UVI, que está en el tercer piso, creo.
- Ah.
Estuvimos callados unos minutos, esperando.
- Oye, Hannah.
- Dime, Lou.
- ¿Porqué no me contaste lo de que habías dejado la Universidad por dinero?
- Pensé que te lo había contado, no creas que pretendía ocultártelo ni nada por el estilo.
- Pues no me lo habías contado.
Silencio.
- ¿Y si ahora quisieras regresar, podrías?
- Sí, podría. Pero no lo haría.
- ¿Porqué no? Lena sigue estudiando.
- Sí, ella sigue estudiando, quiere sacarse el máster. Pero yo si volviera ahora me pondrían un curso más atrasada, ¿entiendes? Estaría en tercero. Así que ni se te ocurra pensar lo que creo que te está pasando por la cabeza, ¿entendido?
- Vale, vale...
Un par de minutos después, llamaron a Hannah Malker por interfono y pidieron que fuera a la puerta 157.
Nos levantamos y avanzamos por el pasillo mientras mirábamos los números de las puertas.
153, 154, 155... 156... Ahí estaba.
La puerta 157.
Di dos toquecitos suaves a la puerta antes de abrirla y entrar en el despacho.
Era una habitación completamente blanca y cerrada, no había puertas ni ventanas. Sólo un escritorio, tres sillas y otros instrumentos necesarios para la consulta del médico.
- Señor Tomlinson -dijo el médico sentado detrás del escritorio, el que debía ser mi médico-. Señorita Malker. Siéntense, por favor -obedecimos-. Bueno, ya tenemos el material para la espirometría listo, está todo preparado. En cinco-diez minutos empezamos la prueba. Pero antes, tengo que hablarles un poco de todo esto.
Cogí una bocanada de aire.
- La espirometría consta de cuatro pruebas básicamente bronquiales y pulmonares. Las dos primeras tendrá que hacerlas en este despacho, la tercera en una sala especializada y para la última tendremos que darle anestesia total.
¿Anestesia total? ¿Me iban a dormir para una prueba?
- ¿Me vais a dormir para una prueba?
- Sí, para la última tiene que estar inconsciente. No querrá que le indroduzcamos un tubo por la boca hasta los pulmones despierta, ¿verdad?
- No -susurré, algo molesta.
El médico sonrió.
- Bien. Esperaros aquí mismo un par de minutos y ahora vuelvo.
Se levantó y se fue, cerrando la puerta a sus espaldas.
- Ay, qué borde -se me escapó.
- Bueno... Va a ser tu médico, así que vamos a tener que aprender a soportarlo.
- Ya -suspiré.
El hombre regresó tres minutos después.
- Bien, veréis...
- Un momento -le interrumpí-. Usted sabe mi nombre, pero yo no el suyo.
- ¿No nos hemos presentado? -el médico dejó los papeles que traía encima de la mesa y me ofreció la mano-. Señorita Malker, soy el Doctor Mike Baker. Encantado -le encajé la mano y él se sentó otra vez en su silla-. ¿Ahora sí podemos empezar? ¿Sí? Gracias. Vamos a ver. Antes de empezar, necesito que firme esta hoja conforme sabe las pruebas que le vamos a hacer y bla, bla, bla.
- No sé las pruebas que me vais a hacer.
El médico suspiró.
- No es fácil tratar con usted, eh. ¿Le importa que se las vaya explicando a medida que las hacemos de modo que podamos ir con más tranquilidad? ¿O va a irse usted porque no le he explicado en que consistía cada una de las cuatro pruebas de la espirometría por la cual tenía hora?
Me mordí el labio y asentí con la cabeza.
- Empecemos entonces. Levántese y siéntese en aquella silla de ahí, por favor.
Me levanté y me senté en la silla que Baker me había señalado.
- Vamos a hacer la primera: Primero tienes que coger todo el aire que puedas y soplarlo aquí con toda la fuerza que te sea posible...
Esa primera prueba era muy sencilla. Bufé el aire en un tubo, luego me tomé una pastilla que me dio Baker y cinco minutos después repetí la prueba.
La segunda prueba era algo parecido; sólo que esta vez en lugar de contar la cantidad de aire que dejaba ir, estuve un minuto respirando por el tubo.
Para la tercera, Baker me guió hacia una sala llena de instrumentos médicos.
- Esta vez, vamos a trabajar con el pulso. Siéntate en esa camilla.
Hice caso, luego el doctor me puso una pulsera conectada a un cable en la muñeca.
- Es para contar las pulsaciones -me aclarió.
Encendió el aparato, esperó cinco segundos y luego dijo:
- Ochenta-y-tres. Muy bien.
Baker se fue hacia una mesita que había en un rincón y preparó una jeringuilla.
- Estira el brazo izquierdo.
- Eso es una inyección.
- No me digas. Tengo que ver tu resistencia a la metacolina.
Baker me puso la maldita inyección.
- Ahora tenemos que esperar diez minutos -sonrió-. Voy a avanzar trabajo, no os escapéis.
Y se fue dando un portazo.
- Hannah...
- Louis.
- ¿Puedo... ir a buscarme algo a la máquina de fuera? Me estoy muriendo de sed.
- Claro que puedes, bobo. Te espero aquí.
- ¿Quieres algo?
- Será mejor que no.
- Ah, claro, claro... Ahora vuelvo.
- ¡No tardes mucho! -tuve tiempo de decir, antes de que la puerta se cerrara tras él.
Suspiré.
Me tumbé en la camilla boca arriba y cerré los ojos.
Unos minutos más tarde volvió Louis con una lata de coca-cola en la mano.
Nadie dijo nada; Louis se fue tomando su coca-cola a sorbitos y yo me dediqué a mirar al techo. Notaba que me deprimía por momentos, se me hacía un nudo en la garganta y las cosas se veían más grises y oscuras. Todo se me hacía una gran bola. Entonces, temí lo peor. ¿Y si pasaba algo? ¿Y si no salía bien? ¿Y si tenía que pasar toda la vida pinchándome, vacunándome o medicándome?
Mi corazón palpitaba más rápido, y empezaba a sentir la angustia corriéndome por las venas.
Entonces, volvió a entrar el doctor.
- Aquí no se puede beber -dijo, señalando la lata de Louis-. Tira eso inmediatamente.
- ¿Y no podría...?
- Tira eso.
Louis se levantó, se acercó a un fregadero que había y se dispuso a vaciar la lata.
- ¡No! Eso es para agua con productos químicos, no para coca-cola, aunque es básicamente eso, agua con productos químicos, pero bueno. Tíralo en la basura de la esquina.
- ¿En la de residuos?
- Tíralo en la basura de la esquina. Y si pone "residuos" es porque, sí, efectivamente, es una basura de residuos -Louis tiró la lata en la basura de residuos-. Así. Buen chico. Y tú -añadió, dirigiéndose a mí-, dame la muñeca. Voy a contarte las pulsaciones otra vez.
Obedecí y el hombre me puso la pulsera.
- Vamos a ver... Uy. Ciento cuarenta-y-cuatro -Baker se fue hacia la mesa y apuntó algo en un papel. Luego cogió una pastilla de un bote, un vaso de agua y me los trajo-. Tómate esto.
- ¿Qué es?
- Es para anular los efectos de la metacolina. ¿Te has sentido deprimida, angustiada...?
- Sí.
- Pues entonces es que lo he hecho bien -sonrió. Odiaba las sonrisas de ese hombre, eran irónicas y despreciables.
De todas formas, me tomé la pastilla y me la tragué junto con el agua.
- Bueno, señorita Walker. La cuarta. ¿Emocionada?
- Ni se lo imagina.
- Bien. Alargue el brazo otra vez. No se preocupe, no va a doler. Es sólo una pinchadita.
--
Cuando abrí los ojos otra vez, estaba en una habitación blanca, encima de una cama de sábanas blancas, vestida con una túnica blanca y una pulsera idéntica a la que el médico había usado para tomarme las pulsaciones conectada a una máquina que pitaba al son de los latidos de mi corazón.
Inmediatamente entró una enfermera con una carpeta negra debajo del brazo.
- Oh, ya te has despertado. ¿Hannah Malker, verdad? -asentí con la cabeza y ella buscó un papel dentro de su carpeta y lo leyó para sí. Luego lo volvió a guardar, me miró, sonrió y dijo- Tienes tu ropa encima de la silla. Cámbiate. Cuando estés, ve a la puerta 157 de la Ala B.
Es decir, otra vez con Baker.
Asentí otra vez y la enfermera se fue.
Me levanté, me quité esa horrible túnica blanca y me puse mi ropa.
Luego salí de la habitación blanca y descubrí que estaba en el Ala C.
Crucé unos cuantos pasillos: izquierda, derecha, izquierda, izquierda, derecha, izquierda; y llegué a la sala de espera del Ala B.
Recorrí el pasillo hasta la puerta 157, y la abrí sin llamar antes.
Baker y Louis ya estaban dentro.
- ¡Hannah! -dijo Louis, que se levantó de la silla, vino hacia mí y me besó.
- Buenos días, señorita Walker. ¿Se encuentra bien?
- Sí. Estoy bien. ¿Ya están los resultados?
Baker levantó un sobre.
- Aquí dentro. Ni siquiera yo los sé -se rió.
- Ajá... -musité, sentándome en una silla delante del escritorio de Baker.
- Antes de abrir el sobre y leer los resultados, tenemos que hacer un par de cosas. Primero: Me veo legalmente obligado a contarte qué te hemos hecho mientras estabas inconsciente. Bueno, pues te hemos puesto en una camilla, te hemos llevado a quirófano y te hemos puesto un tubo con una cámara en la puntita hasta una zona cercana al corazón. ¿Sí? ¿Alguna pregunta?
- No.
- Entonces quedas legalmente informada. Ahora, vamos a repasar un poco. Hannah, nuestro diagnóstico es que sufres el Síndrome del QT a largo congénito, ¿lo sabías? -asentí con la cabeza-. Bien. Te hemos hecho estas pruebas para confirmar que estamos en lo cierto. Si el resultado de la prueba es positivo, es que definitivamente tienes el Síndrome del QT, cosa que no es preocupante ni se tendría que tratar ni absolutamente nada. Pero si dan negativos...
- ¿Qué pasa si dan negativos?
- Dadas tus circunstancias, sería una cosa mucho más grave ya que nos encontraríamos delante de una anomalía casi insólita. Tendríamos que ingresarte y ponerte en observación las 24 horas del día. Por no hablar de lo que eso implica, claro. No quiero ni pensarlo, pero existe esa probabilidad.
Tragué saliva y asentí lentamente con la cabeza. Yo tampoco quería ni pensarlo.
Baker cogió el sobre y sonrió.
- Ha llegado la hora de la verdad, señorita. ¿Preparada?
Sin esperar respuesta, pasó un dedo por debajo la comisura del sobre y sacó un papel doblado de dentro.
- Vamos a ver...
Desdobló el papel y lo leyó por encima, buscando algo con la mirada.
- La espirometría brave a la cual ha sido sometida hoy Hannah Malker... Bla, bla... Consistente en las pruebas siguientes, bla, bla, bla... Aquí.
Cogí la mano de Louis, estaba nerviosísima.
"Que dé positiva, que dé positiva, que dé positiva".
- El resultado de la prueba es...
" Positiva, positiva, positiva"...
Podía oír los latidos de mi corazón por encima de todo.
"Dilo, vamos dilo..."
-... Positiva.
Solté un chillido y me lancé encima de Louis, lo abracé fuerte, muy fuerte.
"Es positiva. Es positiva".
Y de repente empecé a llorar.
Me separé de Lou, y lo miré, él tenía una gran sonrisa dibujada en la cara.
Así como él sonreía, yo lloraba de felicidad. Eran nuestros modos de expresar la alegría.
El doctor Baker, también sonriente, se levantó y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme.
Aunque no necesitaba su ayuda, acepté su mano y me levanté.
- Bueno, señorita Malker. ¿Feliz? -asentí con la cabeza mientras me secaba las lágrimas con el torso de la mano- Ahora ya está todo. Ya puede irse. Espero no tener que volver a verla nunca más, no se lo tome como nada personal -me reí.
Quizás tampoco era tan mala persona.
--
Una vez hubimos recogido mi tarjeta de sanidad y cerrado mi expediente, eché a correr por los pasillos del hospital buscando la salida.
Levanté los brazos mientras corría y chillé, de libertad. Porque, aunque nada hubiera cambiado, me sentía más libre y feliz que nunca.
Llegué al coche de Louis tres minutos antes que él, que venía corriendo tras mí.
Nos montamos y pusimos rumbo a casa otra vez.
Había salido el sol, así que descapotamos el coche, pusimos la radio y pasamos los ocho minutos siguientes antes de llegar a la casa cantando hasta el tope de nuestras voces.
Cuando llegamos, bajé del coche antes de que Louis pudiera aparcar, y lo esperé en la puerta, ya que yo no llevaba mis llaves.
- Hannah, tranquilízate, cariño -dijo él, riendo, mientras abría la puerta.
Entramos y me dirigí al salón.
Milésimas de segundo después, Lena apareció delante mío y me puso las manos en los hombros.
- ¿Y? ¿Cómo ha ido?
- Hemos hecho las pruebas y nos han dado los resultados.
- ¿Y...?
- ¡Positiva!
Lena y yo empezamos a chillar y nos abrazamos tan fuerte que caímos al suelo.
Cuando terminamos de chillar, nos levantamos.
Todo el mundo ya se había sentado en el sofá y me miraban.
- Esto... -dije, riéndome, mientras me volvía a secar las lágrimas de los ojos- Os quiero a todos.
64
- Good morning, little darling, you look like a bird...
No había mejor despertar que el amor de tu vida cantándote los buenos días.
- ... Today will be a great day, no matter sun or rain...
Abrí a los ojos para descubrir esos azules tan bonitos suyos.
- Me encanta que me despiertes cantando.
Sonrió.
- Siempre me da pena despertarte, eres muy mona, pareces un angelito... Por eso te despierto cantando.
Me removí en el colchón.
- ¿Qué hora es?
- Las nueve de la mañana.
- ¿Y porqué me despiertas a las nueve de la mañana? -pregunté, sorprendida.
- Porque hemos decidido que hoy nos vamos de excursión -me contestó, acariciándome la mejilla.
- ¿Dónde?
- Aaah, eso es una sorpresa -se rió.
Respiré unos segundos y luego dije:
- Está bien, ahora me levanto.
Louis me dio un beso en la frente, se levantó y se fue.
Me di la vuelta y me puse boca abajo. No pensaba levantarme.
- Hannah -dijo Louis, entrando otra vez en la habitación-, que te conozco, ¿qué te pensabas?
- Tengo sueño.
- O te levantas tú o te levanto yo.
- Pues levántame tú -dije, hablando contra el cojín.
Louis entró, cerró la puerta y se puso de pie al lado de la cama.
Pasaron unos segundos antes de que volviera a cantar.
- Shut the door, turn the key... Don't wanna be reminded, don't wanna be seen.
Me giré y lo miré. Esa canción era nueva.
- ... Don't wanna be without you, I can not hide this, even if I try.
- Esta canción es nueva -dije.
- Veo que no has escuchado el nuevo álbum que te regalé, eh -se rió él.
- No he tenido tiempo. ¿Como se llama?
- Moments. Es una de mis canciones favoritas del disco.
- Sigue cantando, me gustaba.
- Levántate o no sigo.
- Pues no sigas.
Louis suspiró y se sentó a mi lado. Empezó a tocarme la pierna.
- Louis, para.
- Es hora de levantarse... -dijo, y su mano se fue al pie.
- Paaara.
Empezó a jugar con mis dedos del pie.
- Louis, deja mi pie en paz.
- Cómo quieras -dijo, y empezó a tocarme la muñeca y fue subiendo lentamente por el brazo.
- Que pares -dije cuando ya iba por el codo.
- Levántate.
- No.
- Bueno.
Ahora le tocaba la espalda.
- Louis, sigue todo lo que quieras que no me voy a levantar.
Él retiró su mano de mi espalda y no dijo nada.
Se hizo un silencio sepulcral durante unos segundos.
- ¡BOMBARDEO DE COSQUILLAAAS!
--
Siete minutos más tarde, entré vestida y peinada en el comedor arrastrada de la mano por Louis.
Todos estaban en el salón, Harry, Lena, Niall, Andrew, Zayn, Liam y Danielle, ya fuera sentados en el sofá, en el sillón o en un cojín en el suelo.
- Come algo -me ordenó Louis.
- Sí, papá...
Fui a la cocina a prepararme un bocata de pan con nutella.
- Y bien -pregunté, al volver-, ¿dónde vamos?
- A Brighton -respondió Harry.
- ¿A Brighton? -repetí.
- Sí, Brighton.
- Ah. Vale...
- ¿Qué pasa? ¿Algún problema?
- No, que está a dos horas en coche y da palo.
- Marchamos en media hora y pasaremos el día entero allí -añadió Louis.
Asentí con la cabeza.
- ¿Hannah, estás bien? -me preguntó Andrew.
- Sí -dije, pegando un mordisco a mi bocata-. Sólo que tengo mucho sueño.
Y era completamente cierto.
--
Media hora después llegó puntual la limusina que nos llevaría hasta Brighton.
La parte trasera era gigante, un sofá gigante daba la vuelta y en el medio había una mesa con minibar debajo.
Cogí el bolso que ya estaba listo para la ocasión, el abrigo largo y la bufanda negra.
Cuando entré en el coche, de mano de Louis, me quité inmediatamente el abrigo y la bufanda. Dentro hacía calor.
Me acomodé en una banda del sofá y reposé mi cabeza en el hombro de Louis.
Primero pasamos por una casa de un barrio en la parte alta de Londres, donde recogimos a Perrie, a quien Zayn había invitado a venir con nosotros.
El viaje, en lugar de pasarlo durmiendo, como yo hubiera querido, lo pasamos hablando entre nosotros y explicándonos cosas.
Finalmente, dos horas y seis minutos después, vimos el cartel gigante en el que ponía "Bienvenidos a Brighton" y nos pusimos todos a aplaudir, cosa que el chófer no encontró tan divertida como nosotros.
La limusina aparcó en un parque en la parte alta de la ciudad, ya que si fuéramos con limusina por las calles céntricas llamaríamos demasiado la atención; y allí cogimos un bus hasta la playa.
Cuando llegamos, bajamos a la arena, pusimos todas nuestras cosas en un pilón, nos quitamos los zapatos y empezamos a correr por la playa.
Louis y yo terminamos medio metidos en el mar, con el agua hasta un poco más arriba que las rodillas y salpicándonos el uno al otro; no tuve tiempo para mirar qué hacían los demás, pero sí que se oía la guitarra de Niall a pocos metros, así que supuse que estaba sentado con Andrew en la arena.
Rato más tarde, fuimos a las duchas y nos limpiamos los pies y las piernas, quitamos la arena de los zapatos y nos sentamos en el paseo a ponérnoslos.
Desde ahí se veía muy bien el parque de atracciones flotante en una península artificial, con su noria y su montaña rusa. Era muy bonito, así que convencí a Louis para que nos tomáramos una foto juntos con el parque de fondo.
Finalmente, fuimos al parque de atracciones.
Pasamos la resta de la mañana en norias, montañas rusas, casas de espejos y casas del terror.
Excepto en el momento en el que casi me meo encima de miedo en la casa del terror, cuando un zombi me apareció detrás con una motosierra, la mañana fue perfecta.
Hacia la una del mediodía fuimos a una marisquería que había cerca del puerto.
Nos pusieron en una mesa alejada de las otras, con vistas a la playa y a la noria.
Lena se sentó con Harry, Danielle con Liam, Andrew con Niall, Perrie con Zayn y yo con Louis.
Las cosas entre Perrie y Zayn iban muy bien, pero en un sentido diferente a la relación que Zayn tenía con Lucy. Perrie y Zayn se habían convertido ahora en hermanos, él la apoyaba a ella y ella a él, ninguno hacía reír al otro, sino que reían juntos.
Eran muy monos juntos, aunque ellos se trataban como compañeros de bromas hacia los demás, para cada uno el otro era alguien a quien contarle las cosas. Rápidamente se habían convertido en personas en que confiar.
Estaba contemplando la risa de Perrie al terminarse el pan y dejar a Niall sin, cuando Lena me dio dos golpecitos suaves en la espalda y me susurró al oído:
- Hannah, luego necesito hablar contigo. Tengo que contarte algo. Es importante.
Asentí con la cabeza, le dediqué una sonrisa tranquilizadora y me dispuse a disfrutar de los mejillones, las ostras, los cangrejos, las gambas, escamarlanes y langostinos que nos sirvieron a continuación.

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