19
- Estás
per-fecta.
Aún estaba en mi
piso con Lena. Me estaba mirando al espejo.
Era viernes.
Miré al reloj: 3.42. Volví a alzar los ojos y contemplé mi figura en el espejo.
Me había puesto
una camiseta de manga larga de punto azul que contrastaba con mis ojos y dejaba mi hombro derecho al descubierto. Llevaba unos tejanos pitillos azul marino un
poco desgastados por las rodillas y unos botines negros con un poquito de
tacón.
El pelo rubio me
caía por encima de las espaldas, no liso, pero tampoco rizado, sino que definía
ondas a su curso.
Lena había
insistido en que me maquillara un poco, al final accedí a ponerme rímel y a que
me hiciera la línea de los ojos. Nada más.
Me miré otra
vez.
“Sí, está bien”
decidí.
Me puse una
chaqueta negra encima y cogí mi bolso de piel negra. Cogí el móvil y me lo puse
en el bolsillo.
Las 3:48.
Bajamos a la calle y me subí al Volkswagen de mi amiga.
- Rumbo al
Starbucks –dijo ella, alargando la r.
A medio camino,
mi móvil empezó a sonar. Louis. Colgué.
Louis y yo
habíamos acordado que me haría una perdida cuando llegara.
- Louis ya está
ahí –le anuncié a Lena.
- Nosotras
también hemos llegado.
Se paró delante
de la cafetería.
Empecé a abrir
la puerta, pero Lena me llamó:
- Hannah.
- Lena.
- Escucha, vas a
tomar café con Louis. Con Louis Tomlinson –suspiró-. Sólo… Entra ahí… Y
disfrútalo. No te pido nada más.
Le sonreí y
asentí con la cabeza.
Abrí la puerta
del Starbucks y entré a dentro. Vi a Louis sentado en una mesa alejada,
removiendo su café con la cucharita.
Cogí aire, me
armé de valor y me dirigí a la mesa.
Me senté en la única
silla que había (era una mesa de dos).
Alzó la cabeza,
y, en verme, sonrió.
- Estás
preciosa.
- Gracias –le
sonreí yo también.
Él llevaba una
camiseta de rayas marinera, unos tejanos normales y unas bambas deportivas. Una
chaqueta de cuero reposaba en su silla.
Levanté la mano
para que el camarero me viera y le pedí un capuccino.
Estuvimos
hablando un rato, pero de cosas superficiales. Los dos estábamos nerviosos y
intentábamos que no se notara, pero era más que evidente.
Un rato después,
cuando la conversa se volvía más cómoda, llegó un camarero y dijo:
- ¿Louis
Tomlinson?
- Sí, ¿qué pasa?
- Verá, hemos
tenido que cerrar la entrada al local porque se han reunido un… grupito de fans
fuera. Si quiere, puede usar la puerta de atrás y nosotros…
- ¿Puerta de
atrás? Yo no salgo por la puerta de atrás. Y menos para escapar de mis fans.
Louis pagó y
luego salimos a la calle. Había un montón de fans fuera esperando. Al verle
empezaron a gritar.
“Lena podría ser
perfectamente una de ellas” pensé “Incluso yo podría serlo si no lo conociera
desde la guardería, a Louis”.
Esperé a que
Louis se hiciera fotos con ellas y les firmara autógrafos, incluso algunas lo
abrazaban. Louis no se mostraba nada cerrado, sino que hablaba con ellas y las
hacía reír.
Cuando ya hubo
terminado, una última fan me señaló:
- ¿Es tu novia?
- No, no. Ella
es sólo una amiga de instituto a la que no veía desde hacía muchos años.
Nos alejamos.
Antes de que tuviera tiempo de decidir si debía dolerme que me calificara como “sólo
una amiga”, Louis me dijo:
- Perdona que
haya contestado así antes. Cuando me preguntaron si eras… Pero es que no quiero
que la prensa vaya por ahí inventando cosas acerca de mi vida privada.
Le sonreí y
asentí con la cabeza.
- ¿Te apetece
que vayamos a dar una vuelta por el parque? –me preguntó.
- Sí, me parece
perfecto.
En unos minutos
llegamos a un coche, estilo 600Mini, descapotado, todo rojo y con dos rayas
rojas en el capote.
Louis me abrió
la puerta y subí.
- Te presento a
Tom. Mi coche.
Me reí.
--
- Cambio de tema
–dijo Louis- ¿Qué tienes pensado hacer
estas vacaciones de Navidad?
Estábamos
andando por el paseo que había en el West Park.
- Bueno, la
verdad es que tenía pensado ir con Lena a algún sitio de Escocia unos días.
- ¿De verdad?
Escocia mola. Los chicos y yo hemos decidido alquilar una casa en Londres para
pasar el año nuevo.
- ¿En serio? Qué
suerte. ¿Puedo contarte un secreto?
- Claro.
- Sólo he estado
una vez en Londres. Cuando tenía 14 años.
Louis emitió un
gruñido.
- ¿Qué dices al
respecto? –pregunté.
- Que si queréis
podéis venir. Tú y tu amiga. A Londres.
Me aturé y lo
miré a la cara.
- Vamos, es una
casa grande. Hay 8 habitaciones. Danielle también vendrá, aunque ella dormirá
con Liam –dijo, y se le escapó una risita.
- ¿Me lo dices
en serio? Que vayamos a Londres en Navidad… ¿con vosotros?
- Sólo... Era un
ofrecimiento, perdona si he estado muy…
- No, no –le interrumpí-.
Es que me has cogido por sorpresa –sonreí.
Louis me
devolvió la sonrisa, miró su reloj y dijo:
- Ya son las 7 y
media. ¿Te llevo de vuelta a casa?
- ¿Ya? –suspiré.
“Qué rápido pasa
el tiempo cuando estoy con él…”
- De acuerdo –dije-.
Hablaré con Lena y ya te diré algo por WhattsApp. ¿Okay?
- Claro que sí,
princesa.
--
Siete minutos
después, llegamos a mi casa. Bajé del coche, y Louis también lo hizo.
Fuimos hacia la
puerta, saqué las llaves y jugué un poco con ellas antes de ponerlas en la
cerradura.
- Ha estado muy
bien. Me ha gustado volver a verte –empecé.
- Y a mí.
Cualquier día puedo volver a subir si quieres.
- No quiero
molestarte…
- No es una
molestia si es para pasar tiempo contigo.
Se quedó quieto,
mirándome a los ojos, con esa mirada tierna…
Por un momento
pensé que me iba a besar. Quería que lo hiciera.
Lo deseaba.
Pero él parpadeó
y apartó la cabeza.
- Bueno, ya me
dirás algo de lo de Londres –hizo una sonrisa forzada.
- Sí… Sí, claro.
Sonreí, abrí la
puerta, entré dentro y la cerré.
Me quedé quieta
el tiempo suficiente para oír gritar a Louis fuera:
- ¡Imbécil! ¡Soy
un maldito imbécil!
Esa vez estaba
un poco de acuerdo con él.
Debería haberme
besado…
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