diumenge, 11 d’agost del 2013

Reencuentros - 19

19
- Estás per-fecta.
Aún estaba en mi piso con Lena. Me estaba mirando al espejo.
Era viernes. Miré al reloj: 3.42. Volví a alzar los ojos y contemplé mi figura en el espejo.
Me había puesto una camiseta de manga larga de punto azul que contrastaba con mis ojos y dejaba mi hombro derecho al descubierto. Llevaba unos tejanos pitillos azul marino un poco desgastados por las rodillas y unos botines negros con un poquito de tacón.
El pelo rubio me caía por encima de las espaldas, no liso, pero tampoco rizado, sino que definía ondas a su curso.
Lena había insistido en que me maquillara un poco, al final accedí a ponerme rímel y a que me hiciera la línea de los ojos. Nada más.
Me miré otra vez.
“Sí, está bien” decidí.
Me puse una chaqueta negra encima y cogí mi bolso de piel negra. Cogí el móvil y me lo puse en el bolsillo.
Las 3:48. Bajamos a la calle y me subí al Volkswagen de mi amiga.
- Rumbo al Starbucks –dijo ella, alargando la r.
A medio camino, mi móvil empezó a sonar. Louis. Colgué.
Louis y yo habíamos acordado que me haría una perdida cuando llegara.
- Louis ya está ahí –le anuncié a Lena.
- Nosotras también hemos llegado.
Se paró delante de la cafetería.
Empecé a abrir la puerta, pero Lena me llamó:
- Hannah.
- Lena.
- Escucha, vas a tomar café con Louis. Con Louis Tomlinson –suspiró-. Sólo… Entra ahí… Y disfrútalo. No te pido nada más.
Le sonreí y asentí con la cabeza.
Abrí la puerta del Starbucks y entré a dentro. Vi a Louis sentado en una mesa alejada, removiendo su café con la cucharita.
Cogí aire, me armé de valor y me dirigí a la mesa.
Me senté en la única silla que había (era una mesa de dos).
Alzó la cabeza, y, en verme, sonrió.
- Estás preciosa.
- Gracias –le sonreí yo también.
Él llevaba una camiseta de rayas marinera, unos tejanos normales y unas bambas deportivas. Una chaqueta de cuero reposaba en su silla.
Levanté la mano para que el camarero me viera y le pedí un capuccino.
Estuvimos hablando un rato, pero de cosas superficiales. Los dos estábamos nerviosos y intentábamos que no se notara, pero era más que evidente.
Un rato después, cuando la conversa se volvía más cómoda, llegó un camarero y dijo:
- ¿Louis Tomlinson?
- Sí, ¿qué pasa?
- Verá, hemos tenido que cerrar la entrada al local porque se han reunido un… grupito de fans fuera. Si quiere, puede usar la puerta de atrás y nosotros…
- ¿Puerta de atrás? Yo no salgo por la puerta de atrás. Y menos para escapar de mis fans.
Louis pagó y luego salimos a la calle. Había un montón de fans fuera esperando. Al verle empezaron a gritar.
“Lena podría ser perfectamente una de ellas” pensé “Incluso yo podría serlo si no lo conociera desde la guardería, a Louis”.
Esperé a que Louis se hiciera fotos con ellas y les firmara autógrafos, incluso algunas lo abrazaban. Louis no se mostraba nada cerrado, sino que hablaba con ellas y las hacía reír.
Cuando ya hubo terminado, una última fan me señaló:
- ¿Es tu novia?
- No, no. Ella es sólo una amiga de instituto a la que no veía desde hacía muchos años.
Nos alejamos. Antes de que tuviera tiempo de decidir si debía dolerme que me calificara como “sólo una amiga”, Louis me dijo:
- Perdona que haya contestado así antes. Cuando me preguntaron si eras… Pero es que no quiero que la prensa vaya por ahí inventando cosas acerca de mi vida privada.
Le sonreí y asentí con la cabeza.
- ¿Te apetece que vayamos a dar una vuelta por el parque? –me preguntó.
- Sí, me parece perfecto.
En unos minutos llegamos a un coche, estilo 600Mini, descapotado, todo rojo y con dos rayas rojas en el capote.
Louis me abrió la puerta y subí.
- Te presento a Tom. Mi coche.
Me reí.

--
- Cambio de tema –dijo Louis-  ¿Qué tienes pensado hacer estas vacaciones de Navidad?
Estábamos andando por el paseo que había en el West Park.
- Bueno, la verdad es que tenía pensado ir con Lena a algún sitio de Escocia unos días.
- ¿De verdad? Escocia mola. Los chicos y yo hemos decidido alquilar una casa en Londres para pasar el año nuevo.
- ¿En serio? Qué suerte. ¿Puedo contarte un secreto?
- Claro.
- Sólo he estado una vez en Londres. Cuando tenía 14 años.
Louis emitió un gruñido.
- ¿Qué dices al respecto? –pregunté.
- Que si queréis podéis venir. Tú y tu amiga. A Londres.
Me aturé y lo miré a la cara.
- Vamos, es una casa grande. Hay 8 habitaciones. Danielle también vendrá, aunque ella dormirá con Liam –dijo, y se le escapó una risita.
- ¿Me lo dices en serio? Que vayamos a Londres en Navidad… ¿con vosotros?
- Sólo... Era un ofrecimiento, perdona si he estado muy…
- No, no –le interrumpí-. Es que me has cogido por sorpresa –sonreí.
Louis me devolvió la sonrisa, miró su reloj y dijo:
- Ya son las 7 y media. ¿Te llevo de vuelta a casa?
- ¿Ya? –suspiré.
“Qué rápido pasa el tiempo cuando estoy con él…”
- De acuerdo –dije-. Hablaré con Lena y ya te diré algo por WhattsApp. ¿Okay?
- Claro que sí, princesa.

--
Siete minutos después, llegamos a mi casa. Bajé del coche, y Louis también lo hizo.
Fuimos hacia la puerta, saqué las llaves y jugué un poco con ellas antes de ponerlas en la cerradura.
- Ha estado muy bien. Me ha gustado volver a verte –empecé.
- Y a mí. Cualquier día puedo volver a subir si quieres.
- No quiero molestarte…
- No es una molestia si es para pasar tiempo contigo.
Se quedó quieto, mirándome a los ojos, con esa mirada tierna…
Por un momento pensé que me iba a besar. Quería que lo hiciera.
Lo deseaba.
Pero él parpadeó y apartó la cabeza.
- Bueno, ya me dirás algo de lo de Londres –hizo una sonrisa forzada.
- Sí… Sí, claro.
Sonreí, abrí la puerta, entré dentro y la cerré.
Me quedé quieta el tiempo suficiente para oír gritar a Louis fuera:
- ¡Imbécil! ¡Soy un maldito imbécil!
Esa vez estaba un poco de acuerdo con él.

Debería haberme besado…

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