dimecres, 14 d’agost del 2013

Reencuentros - 23

23
Pasé el viernes en casa, sin hacer absolutamente nada. Me levanté a las 12 del mediodía y me pasé el día entero tirada en el sofá viendo la tele.
Hablé por Whatts con Louis; quedamos que el sábado a las 11 de la mañana me pasaría a recoger en mi casa.
El sábado me levanté a las 9. Me duché, me recogí el pelo en una cola de caballo y me puse una camiseta de manga larga violeta, unos tejanos pitillo y una sudadera gris encima. Desayuné y esperé a que llegara Louis.
A las 11:02 llamaron al interfono.
- ¿Sí?
- Hiii soy Louis.
- Llegas dos minutos tarde.
- Lo siento… He tenido que parar en la gasolinera y…
- No se valen excusas. Llegas tarde.
- Vale, pues me voy.
Se oyeron pasos y se hizo silencio.
- Lou, que no, Lou, que era coña, ¡Lou! –dije al interfono.
- ¡FUEGO A DISCRECIÓN!
Me giré hacia el balcón. Entonces empezaron a entrar pipas volando por la ventana.
Corrí hacia la cocina mientras el balcón se llenaba de pipas y volví a salir con una bolsa de patatas fritas. Fui al balcón y lo vi, ahí debajo, con la bolsa de pipas en la mano y tirándomelas. Metí la mano en la bolsa  y empecé a tirarle patatas fritas a la cara.
Me miró, levantó una mano hacia su pelo y sacó unas cuantas patatas.
- ¡AHORA VERÁS! –gritó, y corrió hacia la puerta.
Salí de mi casa y bajé al primer rellano de las escaleras.
Louis empezó a tirarme pipas escondiéndose detrás de la brandilla y yo cogía patatas de la bolsa y se las tiraba también.
Empecé a bajar los escalones mientras apartaba las pipas de mi camiseta con la mano izquierda y le tiraba patatas con la derecha.
Louis tenía la boca abierta porque se estaba riendo, así que le tiré una y le entró directamente a la boca.
- Anda, pues están buenas.
Empezó a sacarse patatas del pelo y comérselas y yo me reía.
Entonces pisé una patata del suelo, resbalé y me caí escalones abajo.
Pero, cuando estaba lista para comerme el suelo, Louis me cogió en brazos y caímos los dos al suelo, yo encima de él, y empezamos a reírnos los dos.
Lo miré mientras se reía, con esa cara de felicidad…
Su sonrisa fue desapareciendo y me dijo:
- Hann, yo…
- Calla. Llueve.
“Llueve” era el código que utilizábamos cuando estábamos saliendo juntos. Lo usábamos cuando estábamos con otra gente, y significaba “Puedes besarme”.
Louis abrió los ojos al oír eso.
- Te acuerdas…
- Pues claro, tonto.
Nos quedamos así, quietos, mirándonos el uno al otro. Entonces, bajé la cabeza y le besé.
Cerré los ojos, dejé que se me llevara la magia del momento.
Entonces me di cuenta de cómo echaba de menos esos labios tan dulces, tan únicos. 
Nos separamos, abrí los ojos y vi la sonrisa de la cara de Louis.
Le abracé y él empezó a juguetear con mi pelo.
- ¡Eh, vosotros!
Alcé la cabeza y vi que era…
Oh, mierda.
El portero.
- ¿Habéis sido vosotros, verdad?
- Perdone, nosotros no… -dije levantándome.
- No, ni nosotros ni nada –me cortó-. Ahora mismo estáis recogiendo esta guarrería.
- Sí, señor.
Cogí la escoba y empecé a barrer toda la escalera, dejándola libre de patatas fritas y pipas.
Louis se quedó abajo, con el recogedor. Arrastré todo hacia su lado y él lo tiró a la basura.
- Y lo de fuera –grita el portero.
Salimos fuera y barrimos el suelo.
Cuando terminamos, guardé la escoba y el recogedor en su sitio y le dije a Louis:
- Espera, voy a buscar mi riñonera y ahora bajo.
Entré en mi piso y cogí la riñonera. Revisé mi móvil.
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Lena: ¡Hannah!
Lena: ¿Hola?
Lena: Haaaannnnnn.
Lena: ¿Hay alguien?
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Sonreí.
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Con Lou. Luego te abro xx
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Bloqueo el móvil, lo pongo en la riñonera y salgo por la puerta de mi piso.
Bajo las escaleras y veo a Louis apoyado en la pared.
- ¿Vamos? –le pregunto.

- Vamos –me responde, sonriendo.

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