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7 de marzo 2010, Doncaster
Estás sentada en el suelo de hierba de Kilway Hill. Louis
está tumbado a tu lado, con la cabeza en tu regazo y mirando al cielo. Observas
sus ojos. Esos preciosos ojos azul claro que te han captivado tantas veces.
Miras su sonrisa. Esa sonrisa de niño travieso que tan dulce te parece.
-
Me gustaría volar –dice, con su voz añiñada y
llena de ternura.
-
¿Y eso? –le respondes lentamente.
-
La sensación de estar por encima de todo, de que
nada te puede aturar. El placer de sentirte libre…
Su mente está llena de sueños, sueños que está seguro que va
a cumplir.
-
Bueno –le dices-, de momento tendrás que
conformarte con tenerme a mí.
-
No insinuaba eso –te responde, mirándote a los
ojos-. Ni el placer de volar puede superar el placer de tenerte a ti.
Agachas la cabeza y os fundís en un beso. Saboreas esos
labios, esos labios que ya has besado tantas veces antes. Es un beso largo y
dulce. Louis, sin dejar de besarte, se incorpora y se queda a tu lado sentado,
te rodea con los brazos y tú le devuelves el abrazo.
Unos veinte segundos más tarde, aunque a ti te parece que
hayan pasado horas, os separáis y apoyas la cabeza en su hombro.
-
Te amo, Hannah –dice, saboreando cada palabra.
-
Yo también te amo, Lou –le respondes, y le das
un beso corto en los labios.
Os pasáis unos minutos juntos, sin decir nada. Tienes ganas
de escuchar su voz.
-
Canta –le dices-. Canta para mí, por favor…
-
Para ti, lo que quieras.
Y se pone a cantar. Canta Hey There Delilah, vuestra canción, vuestro himno. Entona las notas
con mucha suavidad, sin dejar de mirarte a los ojos. Te lo miras fascinada,
sonriente.
- Me encanta esta canción –le dices-, pero más si
sale de tu boca.
Te sonríe y os besáis otra vez.
- Hannah, tengo que decirte una cosa… -te dice con
tono preocupado.
- Dime –le respondes, mirándolo a los ojos.
- Me han… aceptado la solicitud para presentarme a
las audiciones de X-Factor.
Te quedas con los ojos abiertos. Lo había conseguido. Tu
novio había conseguido una audición en X-Factor.
- Eso es… Increíble –le dices- . Felicidades.
- Gracias. La verdad es que me hace mucha ilusión –te
responde, alzando la vista al cielo-. Pero hay un problema.
- ¿Cuál? ¿Pasa algo?
- Sigue mirando al cielo nublado. No te responde.
- ¿Lou?
Gira la cabeza hacia ti y te sigue mirando.
- ¡¿Qué pasa?!
--
Abro los ojos.
Mi habitación está sumida en la negror absoluta.
Estoy empapada en sudor y mi cuerpo aún está temblando.
Vuelvo a cerrar los ojos, deseando sumirme en un sueño
tranquilo y sin agitaciones.
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