divendres, 13 de desembre del 2013

Reencuentros - 81 (II)

81

Parte II

Cuando mi jefe se hubo ido, la gente se sentó otra vez en sus sitios.
Miré hacia Andrea; vi que me sonreía y levantaba el pulgar en símbolo de aprobación.
- Más le vale haberse recuperado –oí que decía alguien, riendo por debajo la nariz.
Miré a la chica que ha dicho eso. Kimberly, cómo no.
Ella también se giró hacia mí. Kimberly tenía el pelo de un marrón caoba, los ojos marrones y una nariz de gancho que a mí me recordaba al de una bruja, aunque no era fea.
- ¿Qué pasa, Malker?
- ¿Puedes repetir lo que has dicho?
- Que más te vale haberte recuperado en cuatro meses, chica. ¿Cuatro meses para recuperarte de un accidente? Vamos –dijo, haciendo un gesto despectivo con la mano-. Puede que hayas conseguido engañar al jefe, pero yo no soy tonta.
- ¿Y qué crees que estuve haciendo todo ese tiempo si no recuperarme?
- Tomarte unas vacaciones extra, ¿quizá?
- ¿Unas vacaciones extra?
- Sí. Ya sabes, me he enterado de que tienes novio. Un poco más de tiempo para estar con tu querido amado, no viene de más, ¿no?
- Pero, ¿tú te oyes?
- Vamos, Kimberly –dijo una chica-. Déjalo.
Kimberly me miró y me mandó una mirada de odio mientras se sentaba en su sitio.
Sacudí la cabeza ligeramente y volví a mi trabajo.
- Mala persona…
Puede que no dijera “persona” exactamente.
Pero lo cierto era que Andrea tenía razón. Cuando se enteraran de quién era Louis y de qué era en mi vida, entonces sí la habríamos liado.
“Pero eso no va a ocurrir”.
O eso creía yo.

--
Esa tarde, al volver a casa, me tiré en el sofá directamente, sin quitarme los zapatos ni nada.
Miré al techo por lo que a mí me parecieron horas, aunque en realidad fueron minutos, hasta que mi móvil emitió un sonido de notificación.
Lo saqué del bolso, lo desbloqueé y miré la notificación.

Louis
2 mensajes nuevos

Rápidamente, toqué encima y esperé a que se abriera la aplicación.

Él: Cielo, estoy en el hotel. Skype ?
Él: :)

Sin contestar al mensaje, encendí el portátil, me conecté al Skype y llamé a Louis por vídeo llamada.
Al cabo de unos quince segundos, Louis apareció en mi pantalla.
- ¡Hannah! –gritó, sonriente.
- ¡Louis!
- Te echo de menos.
Sonrío.
- Y yo. ¿Dónde estás?
- Ahora mismo en Alemania. Hemos llegado hace una hora, el concierto es mañana. Intentaremos hacer algo de turismo mañana, pero no creo que podamos. ¿Y a ti? Ayer volvías al trabajo, ¿no?
- Sí, ayer.
- ¿Y qué tal?
Encogí los hombros.
- Bien, supongo. Tan aburrido como siempre.
Louis me miró.
- ¿Estás segura? ¿No pasa nada?
- Es sólo que… –suspiré- Algunas chicas de la oficina dicen que me aproveché de la baja y que en realidad no estaba mal pero decía que si para tener unas “vacaciones extras”.
- ¿En serio? –asentí con la cabeza- Eso es ridículo.
- Ya. Pero son mis compañeras de trabajo igual, no puede haber mal rollos.
- Bueno. Pero que no se pasen contigo. Si es necesario, ya iré yo a aclararles cuatro cosas.
Sin querer, hice una mueca de desagrado.
- ¿Y esa cara?
- Es que… No creo que eso sea una buena idea, Louis.
- ¿Por qué?
- Si se enteraran de que tú y yo... Ya sabes, aún sería peor.
- ¿Por qué? ¿No se lo has contado a nadie?
- No, sólo lo saben Lena y una compañera de trabajo, Andrea. Aquí todo el mundo te conoce, Louis. Si se lo dijera, se pensarían que estoy contigo por otro motivo que no por amor, ya me entiendes, y a saber lo que me llamarían. No pienses que me avergüenzo de ti ni ninguna de esas chorradas, pero es que…
- No, no. Tranquila, te entiendo.
A falta de palabras, le sonreí.
- ¿Y tú? ¿Qué tal han ido los conciertos?
- Bien. Es divertido, porque podemos hacer lo que nos dé la gana ahí arriba sin que ningún Paul pueda contenernos. Además, las chicas sólo gritan y cantan y cantan y gritan, así que ayudan a ponerse eufórico. La única cosa es..
- ¿Qué?
- Nada. Es que no recordaba lo pesado que era Niall cuando tiene hambre.
- Es decir, siempre.
- Todo el maldito día, Hannah. Ni te lo imaginas. Es una pesadilla.
Me reí.
- Además, Harry no para de quejarse todo el día y decir que quiere volver a casa y ver a Lena. Zayn a veces también se queja, pero como la mayoría del tiempo está durmiendo, pues a él es más fácil de soportarlo.
- ¿Y Liam?
- Por suerte, normal. A veces se emboba y dice que echa de menos estar en casa, pero que debemos estar agradecidos de que nos esté pasando esto a nosotros y bla, bla, bla.
- ¿Y tú?
Louis sonrió. Adoraba su sonrisa.
- Esto es genial. Ya sabes que me encanta viajar. Esto sería mejor si no hubiera fans y paparazzis por todas partes, si los chicos estuvieran un poco más animados, si… Si estuvieras aquí.
De repente, Louis giró la cabeza y gritó algo que no entendí. Luego me miró y dijo:
- Ahora vuelvo, no cuelgues.
Me incorporé un  poco y puse bien el cojín. Aunque Louis había desaparecido de mi campo de visión, se podía oír su conversa con el irlandés.
- ¡Louiiiis!
- ¿Qué quieres, Niall?
- ¡Tengo hambre!
- ¿Y a mí qué me cuentas?
- ¡Dame comiiida!
- Niall, ¡estoy hablando con Hannah!
- ¿En serio? ¡Wooo!
- Sí, ¡así que cállate!
- ¡Voy a decirle hola!
“Uy” pensé.
A los segundos, apareció Niall en mi pantalla.
- ¡Hola, Hannah! –dijo, saludándome con la mano.
- Hola, Niall.
- ¿Qué tal por Doncaster?
- ¡Niall, CÁLLATE! –chilló Louis.
- No seas maleducado, Louis, ¡déjame despedirme!
- Despídete de una maldita vez y lárgate.
- Jooo… ¡Adiós, Hannah!
- ¡Adiós, Niall!
Louis empujó a Niall, de modo que desapareció de mi vista, y volvió a sentarse en su cama.
- ¿De qué te ríes? –dijo, haciendo cara enfadada.
- Sois la ostia.
- ¡Que está así todos los días! ¡Que no calla ni debajo el agua!
- Vamos, Louis, sólo seis días más.
- Sí, y… Joder. ¿QUÉ PASA AHORA, HARRY? … ¿Qué? Ah. Ah, vale. Sí, sí. Ahora voy.
- ¿Qué pasa?
- Tenemos que irnos a no-sé-dónde –dijo él, pegando al colchón-. Cuando llegue te llamo, ¿vale?
- Vale. No te olvides de mí, ¿eh?
- Sabes que no lo haré –sonrió-. Adiós, cielo, te quiero.
- Adiós, te quiero muchísimo.
Louis me mandó un beso y me hizo adiós con la mano y luego la conexión se cortó.
Suspiré. Por fin había podido hablar con él.

Y, mientras ellos hacían lo que fuera que tuvieran que hacer en Berlín, yo me preparé un buen baño de espuma caliente.

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