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Parte II
Cuando mi jefe se
hubo ido, la gente se sentó otra vez en sus sitios.
Miré hacia Andrea; vi
que me sonreía y levantaba el pulgar en símbolo de aprobación.
- Más le vale haberse
recuperado –oí que decía alguien, riendo por debajo la nariz.
Miré a la chica que ha
dicho eso. Kimberly, cómo no.
Ella también se giró
hacia mí. Kimberly tenía el pelo de un marrón caoba, los ojos marrones y una
nariz de gancho que a mí me recordaba al de una bruja, aunque no era fea.
- ¿Qué pasa, Malker?
- ¿Puedes repetir lo
que has dicho?
- Que más te vale
haberte recuperado en cuatro meses, chica. ¿Cuatro meses para recuperarte de un
accidente? Vamos –dijo, haciendo un gesto despectivo con la mano-. Puede que
hayas conseguido engañar al jefe, pero yo no soy tonta.
- ¿Y qué crees que
estuve haciendo todo ese tiempo si no recuperarme?
- Tomarte unas
vacaciones extra, ¿quizá?
- ¿Unas vacaciones
extra?
- Sí. Ya sabes, me he
enterado de que tienes novio. Un poco más de tiempo para estar con tu querido
amado, no viene de más, ¿no?
- Pero, ¿tú te oyes?
- Vamos, Kimberly –dijo
una chica-. Déjalo.
Kimberly me miró y me
mandó una mirada de odio mientras se sentaba en su sitio.
Sacudí la cabeza
ligeramente y volví a mi trabajo.
- Mala persona…
Puede que no dijera “persona”
exactamente.
Pero lo cierto era que
Andrea tenía razón. Cuando se enteraran de quién era Louis y de qué era en mi
vida, entonces sí la habríamos liado.
“Pero eso no va a
ocurrir”.
O eso creía yo.
--
Esa tarde, al volver
a casa, me tiré en el sofá directamente, sin quitarme los zapatos ni nada.
Miré al techo por lo
que a mí me parecieron horas, aunque en realidad fueron minutos, hasta que mi
móvil emitió un sonido de notificación.
Lo saqué del bolso,
lo desbloqueé y miré la notificación.
Louis
2 mensajes nuevos
Rápidamente, toqué
encima y esperé a que se abriera la aplicación.
Él:
Cielo, estoy en el hotel. Skype ?
Él:
:)
Sin contestar al mensaje, encendí el portátil, me conecté al Skype y
llamé a Louis por vídeo llamada.
Al cabo de unos quince segundos, Louis apareció en mi pantalla.
- ¡Hannah! –gritó, sonriente.
- ¡Louis!
- Te echo de menos.
Sonrío.
- Y yo. ¿Dónde estás?
- Ahora mismo en Alemania. Hemos llegado hace una hora, el concierto es
mañana. Intentaremos hacer algo de turismo mañana, pero no creo que podamos. ¿Y
a ti? Ayer volvías al trabajo, ¿no?
- Sí, ayer.
- ¿Y qué tal?
Encogí los hombros.
- Bien, supongo. Tan aburrido como siempre.
Louis me miró.
- ¿Estás segura? ¿No pasa nada?
- Es sólo que… –suspiré- Algunas chicas de la oficina dicen que me
aproveché de la baja y que en realidad no estaba mal pero decía que si para
tener unas “vacaciones extras”.
- ¿En serio? –asentí con la cabeza- Eso es ridículo.
- Ya. Pero son mis compañeras de trabajo igual, no puede haber mal
rollos.
- Bueno. Pero que no se pasen contigo. Si es necesario, ya iré yo a
aclararles cuatro cosas.
Sin querer, hice una mueca de desagrado.
- ¿Y esa cara?
- Es que… No creo que eso sea una buena idea, Louis.
- ¿Por qué?
- Si se enteraran de que tú y yo... Ya sabes, aún sería peor.
- ¿Por qué? ¿No se lo has contado a nadie?
- No, sólo lo saben Lena y una compañera de trabajo, Andrea. Aquí todo
el mundo te conoce, Louis. Si se lo dijera, se pensarían que estoy contigo por
otro motivo que no por amor, ya me entiendes, y a saber lo que me llamarían. No
pienses que me avergüenzo de ti ni ninguna de esas chorradas, pero es que…
- No, no. Tranquila, te entiendo.
A falta de palabras, le sonreí.
- ¿Y tú? ¿Qué tal han ido los conciertos?
- Bien. Es divertido, porque podemos hacer lo que nos dé la gana ahí
arriba sin que ningún Paul pueda contenernos. Además, las chicas sólo gritan y
cantan y cantan y gritan, así que ayudan a ponerse eufórico. La única cosa es..
- ¿Qué?
- Nada. Es que no recordaba lo pesado que era Niall cuando tiene hambre.
- Es decir, siempre.
- Todo el maldito día, Hannah. Ni te lo imaginas. Es una pesadilla.
Me reí.
- Además, Harry no para de quejarse todo el día y decir que quiere
volver a casa y ver a Lena. Zayn a veces también se queja, pero como la mayoría
del tiempo está durmiendo, pues a él es más fácil de soportarlo.
- ¿Y Liam?
- Por suerte, normal. A veces se emboba y
dice que echa de menos estar en casa, pero que debemos estar agradecidos de que
nos esté pasando esto a nosotros y bla, bla, bla.
- ¿Y tú?
Louis sonrió. Adoraba su sonrisa.
- Esto es genial. Ya sabes que me encanta viajar. Esto sería mejor si no
hubiera fans y paparazzis por todas partes, si los chicos estuvieran un poco
más animados, si… Si estuvieras aquí.
De repente, Louis giró la cabeza y gritó algo que no entendí. Luego me
miró y dijo:
- Ahora vuelvo, no cuelgues.
Me incorporé un poco y puse bien
el cojín. Aunque Louis había desaparecido de mi campo de visión, se podía oír
su conversa con el irlandés.
- ¡Louiiiis!
- ¿Qué quieres, Niall?
- ¡Tengo hambre!
- ¿Y a mí qué me cuentas?
- ¡Dame comiiida!
- Niall, ¡estoy hablando con Hannah!
- ¿En serio? ¡Wooo!
- Sí, ¡así que cállate!
- ¡Voy a decirle hola!
“Uy” pensé.
A los segundos, apareció Niall en mi pantalla.
- ¡Hola, Hannah! –dijo, saludándome con la mano.
- Hola, Niall.
- ¿Qué tal por Doncaster?
- ¡Niall, CÁLLATE! –chilló Louis.
- No seas maleducado, Louis, ¡déjame despedirme!
- Despídete de una maldita vez y lárgate.
- Jooo… ¡Adiós, Hannah!
- ¡Adiós, Niall!
Louis empujó a Niall, de modo que desapareció de mi vista, y volvió a
sentarse en su cama.
- ¿De qué te ríes? –dijo, haciendo cara enfadada.
- Sois la ostia.
- ¡Que está así todos los días! ¡Que no calla ni debajo el agua!
- Vamos, Louis, sólo seis días más.
- Sí, y… Joder. ¿QUÉ PASA AHORA, HARRY? … ¿Qué?
Ah. Ah, vale. Sí, sí. Ahora voy.
- ¿Qué pasa?
- Tenemos que irnos a no-sé-dónde –dijo él, pegando al colchón-. Cuando
llegue te llamo, ¿vale?
- Vale. No te olvides de mí, ¿eh?
- Sabes que no lo haré –sonrió-. Adiós, cielo, te quiero.
- Adiós, te quiero muchísimo.
Louis me mandó un beso y me hizo adiós con la mano y luego la conexión
se cortó.
Suspiré. Por fin había podido hablar con él.
Y, mientras ellos hacían lo que fuera que tuvieran que hacer en Berlín,
yo me preparé un buen baño de espuma caliente.
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