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‘I smile at him, just as he does. Every morning.
When I see him,
everything has a meaning for me.’
Cómo siempre, fui andando a la
oficina.
Tuve el accidente a finales de
Octubre, así que hacía 4 meses desde la última vez que fui a trabajar.
Pasé las pastelerías, los
restaurantes, las tiendas de souvenirs con el Louis de cartón de mida real en
el aparador. Pero esta vez, al verlo, no me hizo daño ni me dolió.
Simplemente le sonreí, tal como
él hacía.
Seguí andando hasta llegar al
paso de peatones. Miré a ambos lados antes de cruzar.
La oficina estaba cerca. Llegué
en pocos minutos.
Entré, subí las escaleras hasta
la segunda planta y fui a fichar.
- Hannah Malker –le dije a la
máquina, vocalizando todo lo que pude.
Entré en la oficina y me senté
en mi escritorio. Colgué el abrigo y el bolso en la percha que había justo
tocando a la pared, me senté, encendí el ordenador y me puse a trabajar en todo
lo que tenía atrasado desde hacía cuatro meses.
- ¡Hannah! –gritó una chica,
corriendo hacia mí- ¿Qué tal?
- Hola, Sophie –sonreí-.
Genial, gracias.
- Hacía mucho desde que no nos
veíamos. ¿Cuatro meses?
- Sí, cuatro meses.
- ¡Waw! ¿Y qué tal tu vida
desde entonces?
- Pues…
- Oye, no estuviste en
Doncaster para Navidad, ¿verdad?
- No, estuve en Londres.
- ¡Wooooo! ¿Con quién?
- Con Lena, y mi novio, y el
suyo, y unos amigos.
- Oh, ¡tienes novio! ¡Hannah
está enamoradaaa!–se rió dulcemente- ¿Y te lo pasaste bien?
- Fue increíble –sonreí.
- ¡Sophie!
- ¡Kaley! ¡Mira quién está
aquí!
- ¿Qui… ¡Hannah!
- Hola, Kaley.
- ¿Qué tal? ¿Cómo te
encuentras?
- Bien, gracias.
- Me alegro. Te hemos echado
mucho de menos, ¿lo sabías?
- No lo sabía.
- Pues ahora ya lo sabes.
- Sí, ya…
- Oye, ¡Sophie! ¿Sabes qué?
- ¿Qué?
- Pues el otro día Mary me dijo
que…
Y se pusieron a hablar sobre
no-se-qué cotillada delante de mi escritorio.
- Es increíble que chicas tan
tontas puedan estar en esta maldita oficina.
Me giré. Ahí estaba, con su
pelo oscuro suelto, sus ojos marrones y su taza de café en mano.
- Es lo que hay. Toda empresa
necesita un par de caras bonitas, ¿verdad?
- Sí. Pero, sólo míralas. A
veces, cuando me hablan, dejo de escuchar sus voces y sólo veo sus mandíbulas
moverse arriba y abajo, arriba y abajo… Fíjate.
Me giré hacia Andrea.
- Lo cierto es que sí se te ha
echado de menos –dijo ella-. Pero porque eres de las únicas personas normales
que hay en esta maldita planta.
- No sabes las ganas que tenía
yo de volver a aquí y veros a todos otra
vez.
- Ningunas.
- En absoluto.
- Ya. A mí me daban la baja y me
quedaba en casa durmiendo mientras me “recupero” –dijo, haciendo unas
muletillas con las manos.
- Me atropellaron y luego
estuve en coma, Andrea. No estaba bien cómo para venir a trabajar.
- Ya, si yo te creo. Pero hay
gente que no. Cómo esa falsa de ahí –dijo, señalando a Kimberly, una chica de
mirada asesina que trabajaba en la otra punta de la sala.
- Bueno, que le den. Que piense
lo que quiera.
- Choca –obedecí-. Oye, ¿te
apetece ir a tomar algo?
- Te estás tomando un café.
- Voy a necesitar cinco más si
estas dos no se callan de una maldita vez.
Me reí.
- Vale, pero luego. Quiero al
menos terminar de la G a la J. Luego te aviso, ¿vale?
- Vale. ¿Tengo que darte mi
dirección o ya sabes que vivo en la mesa de la esquina?
- Tranquila, creo que me
acordaré de cómo llegar.
Volví al trabajo, pasé las
facturas que tenía archivadas de la G a la J y estuve clasificando algunas de
un montón en las letras correspondientes hasta que fueron las 12 del mediodía.
Cogí mi abrigo y mi bolso, me
los colgué del brazo y fui hacia la mesa de la esquina, hacia la chica de pelo
oscuro ondulado y ojos marrones.
- Andrea, ¿vamos?
- ¿Te has decidido por aceptar
mi invitación?
- Sí. Esto es horrible, si no
hago una pausa no creo que aguante cuatro horas más.
- Bienvenida al club –me sonrió,
mientras cogía sus cosas.
--
Fuimos a un pequeño bar que
había cerca de la oficina, en el que hacían un pequeño ‘Menú del Día’: Huevos
fritos con beicon y salchichas, una bebida y un café. Simple pero perfecto.
- ¿Y Lena? –me preguntó Andrea,
cuando empezaba a atacar el beicon.
- Ella sólo viene los lunes,
¿no lo sabes?
- No. Sé que viene algunos
días, pero de aquí a saberme el horario, no.
- Pues sólo los lunes viene,
porque está de becaria en la tercera planta. Es como un crédito de prácticas
que le dan en la Universidad, mientras estudia.
- Ah, ¿aún no ha terminado la
carrera?
- No, son cuatro años.
- ¿Y tú?
- Hice dos. No podía pagar la
matrícula del tercero, y me ofrecieron este puesto así que lo acepté.
- Pues suerte. Porque estoy más
harta de las chicas de nuestra oficina.
- ¿Por qué?
- Bueno, las podemos dividir en
3 grupos: Las tontas, las falsas y las que tienen mala leche. Con las tontas es
imposible mantener una conversación decente, porque su mente no da para eso.
Con las falsas ni te relaciones porque van muy de amigas, pero luego vienen por
detrás y ñaca. Y las que tienen mala
leche… Pues tienen mala leche. Y luego estás tú.
- Pero, una cosa.
- Dime.
- Antes has dicho que Kimberly
decía que yo, mientras estaba de baja, en realidad estaba en casa rascándome la
barriga, ¿no?
- No técnicamente, pero sí. A
Kimberly no le caes muy bien, que digamos. Puede usar cualquier cosa en tu
contra.
- Joder.
Andrea me miró fijamente.
- Cuando se enteren de lo tuyo,
entonces sí se montará un pollo.
- ¿Lo mío?
- Louis Tomlinson, ¿te suena?
Me mordí el labio.
- ¿Cómo lo sabes?
- Esas serán tontas, pero yo
no. Estuve en Londres. Vuestra cita salió en el periódico.
- ¿¡Qué?! –grité.
- Shhht.
- Perdona. ¿Qué?
- Pues eso. Iba por la calle y
me encontré una cara conocida en un quiosco. Paré y compré el periódico en el
que salíais tú y el famosillo en Hyde Park.
Empecé a darme golpes con la
cabeza contra la mesa y ella sonrió.
- Pero, ¿fue sólo una cita? ¿O…?
- Llevamos saliendo unos tres
meses, pero somos amigos desde la guardería, y en el instituto salimos dos
años.
- Joder, Hannah. Y ahora se ha
hecho famoso tu niño.
Creo que me puse roja, ya que
Andrea se rió.
- Te los buscas públicos, ¿eh?
- ¡Yo no quería que esto fuera
así! No quiero que la gente lo sepa porque no quiero que piensen que estoy con
él sólo porque es famoso.
- Pues cuando se enteren en la
oficina… La que se va a liar. Lo sabes, ¿no?
- Pues Lena está saliendo con
Harry.
- ¿Harry Styles?
Asentí con la cabeza.
- Es el más conocido de One
Direction, y de los cinco, el que tiene más fans. Si se enteran, a ella sí que
se la comen viva.
- Qué vidas más prometedoras
tenéis.
Asentí otra vez con la cabeza y
me terminé el último trozo de salchicha.
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