diumenge, 29 de desembre del 2013
Week 3 - 1R (Reencuentros)
...
Dejé mi abrigo y mi bolso en el colgador de la entrada y recorrí el pasillo, mi pasillo, hasta el baño.
Abrí la puerta, entré y la volví a cerrar. Entonces, me di la vuelta y vi a una cabra, blanca con el morro negro, comiéndose la toalla de secar manos.
Cómo si nada hubiera pasado volví a salir del baño y fui corriendo hasta Coco.
La cogí en banda y le dije:
- Coco, preciosa.
- Dime, Hannah... guapa.
- ¿Qué es eso que hay en el baño?
- Probablemente sea un retrete.
- No me refiero a eso. Me refiero a nuestra amiga la cabra.
Coco sonrió incómodamente.
- Mierda, se me olvidó -entonces, me fitó los ojos y me dirigió una mirada de esas que matan-. Si se lo cuentas a alguien vendrá una tostadora que afeita sillas puntiagudas y te matará con una pistola de serpentinas.
- Tranquila, no se lo diré a nadie -me reí.
Fui a mi habitación, a la que compartía con Lena, y dejé mi pequeña mochila encima de la cama, aún sabiendo que esa noche no iba a dormir ahí.
Luego volví al comedor, y me senté en el sofá. Saqué el móvil y respondí a un par de mensajes que tenía.
Entonces, mi móvil empezó a vibrar: Era Louis, estaba llamando.
- ¡Es Louis! -dije, para que todas se enteraran. Me levanté y descolgué, aunque Lena me cogió de la pierna para que no me fuera muy lejos de ellas y pudieran oírlo.
- ¡Hann!
- ¡Lou!
- ¿Qué tal, cielo?
- Muy bien, ya estamos en Londres, ¿y vosotros?
- Pues estamos en el aeropuerto de Estocolmo, en media hora o así sale el vuelo a Londres.
- ¡Qué bien! ¿Y podremos veros antes del concierto?
- No lo sé. No sé si nos dejarán salir por libre o si nos llevarán directamente al estadio.
- Jo.
- Pero una vez en el estadio podréis entrar a backstage con nosotros, así que nos veremos antes del concierto.
- Ah, vale. Pensaba...
- Ah, Hannah... Joder, espera. ¿¡QUÉ COÑO QUIERES, HARRY?! ¡SÍ, YA ESTÁN EN LONDRES! ¡LLÁMALA TÚ!
Me reí.
- Perdona, cielo. Este pesado, que preguntaba por Lena.
Justo entonces, el móvil de Lena empezó a sonar.
- Harry -dijo ella, riéndose.
- ¿Qué ibas a decirme antes de que te interrumpiera Hazza?
- Ah, sí... Que si puedes hacerme un favor.
- ¿Cuál?
- Necesito que me compres comida para peces.
- ¿Es para Niall o para el pez?
- No, es para el pez, es que se me ha terminado. Pero si Niall se pone muy pesado le daré un poco. ¿QUÉ QUERÉIS AHORA?... Hannah, diles a Andrew y Danielle que sus respectivas princesas les echan de menos y que les quieren mucho.
- Ahora lo hago, y luego compro la comida del pez, ¿sí? Por cierto, ¿y Zayn?
- Durmiendo, para variar. En su tiempo libre no hace más que dormir. A veces habla con Perrie o con su madre, pero en general siempre está durmiendo. Oye, ya tenemos que subir al avión. ¿Nos vemos esta noche?
- Nos vemos esta noche. Un beso, cielo.
- Un beso, princesa.
Sonriendo como una estúpida, colgué, me giré hacia Andrew y Danielle y les dije:
- De parte de Niall y Liam, que os echan mucho de menos y que os quieren mucho.
- Awww -hizo Andrew.
Después, llamamos a Perrie. Quedamos en una hora en Nando's para comer juntas y luego ir al estadio, a ver a los chicos."
Bueeeno, pues aquí tenéis la otra parte del 87 que no pude escribir ayer :)
Week 3 (1R)
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Vale, para esta semana os traigo DOS revelaciones en lugar de una porque son tonterías así que, para compensar, os daré dos.
Las revelaciones de hoy son...
1) Cómo ya sabéis, el 31 pasa una cosa muy importante con una de las parejas, y os dije que uno de los dos era rubio. PUES BIEN, el rubio es Niall y la pareja es Andrew y Niall (o Nandrew, aunque suene a Nando's).
2) Coco y Andrew tienen un secreto, que solo saben ellas dos (POR ESO ES UN SECRETO ERHHH) y que se descubrirá... También el 31. Tiene que ver con el 1) .
Vale, son unas mierda revelaciones, lo sé, PERO ES QUE HASTA QUE NO VUELVAN A DONCASTER NO OS PUEDO DECIR NADA MÁS SO.
La semana que viene va a haber un 1R mucho más importante que eso, promise.
Pensad mucho en esto, que es un rompecabezas mú' bonito, y hasta el martes a las 11! :)
-Anna'xx
dissabte, 28 de desembre del 2013
Reencuentros - 87
30 de Enero 2013, 10:15
Una hora de trayecto después, entramos en las rodalías de Londres. Cogí la mano de Lena y la apreté: estaba muy nerviosa por estar en Londres otra vez.
El tren sólo tardó un cuarto de hora más, aunque a mí se me hizo eterno, en llegar a la estación.
Cuando por fin se paró, me cruzé mi pequeña mochila, me colgué mi bolso del brazo, y, al lado de Lena, salí del tren.
La estación de Waterloo era inmensa: el techo de cristal estaba altísimo, a unos diez metros sobre nuestras cabezas, había ocho vías con largos trenes en cada una, y estaba decorada con elementos de cristal, que contrastaban con las paredes y bancos de piedra.
En la andana nos estaban esperando Andrew y Danielle, tal como habíamos quedado.
- ¡Andrew! -grité.
Empecé a correr hacia ella y ella hacia mí, y la abracé muy fuerte.
- ¡Hannah, me ahogas! -dijo la irlandesa, riéndose.
- Perdona, perdona. ¿Qué tal en Dublín?
- Bien -me sonrió-. ¿Y en Doncaster?
- También. ¡Danielleeeee!
Me alegré mucho de volver a ver a las chicas. Aunque sólo hacía dos semanas que no nos habíamos visto, yo las había echado mucho de menos, al igual que a Louis.
Pero por fin esábamos otra vez juntas las cuatro. Sólo nos faltaba Perrie, que estaba trabajando en el concierto de esta noche.
Es verdad, esa noche había concierto. Se me había olvidado completamente.
Esa noche, la noche del 30 de Enero, se hacía en el London 02 Arena el último concierto de la gira europea Take Me Home Tour. Después de dos semanas de gira y ocho conciertos en siete ciudades diferentes, hacían el último concierto en Londres otra vez, y luego serían libres.
Danielle nos guió por algunas calles hasta llegar a un pequeño horno de pan. Entramos y Danielle pidió cuatro croissants.
Escogimos una de las cuatro mesitas que había en el pequeño local y nos los comimos.
- ¿A que están buenos?
- Bueníssimos.
- Poca gente conoce este sitio -dijo Danielle-. Y es una auténtica delicia.
Después de eso, cogimos un bus hasta la parada más cercana a la casa y andamos el pequeño trozo que nos quedaba.
Llamamos al timbre.
En unos segundos, nos abrió una Coco sonriente... Y con el pelo teñido de los colores del arcoiris. Es decir, las raíces eran rojas y a medida que iba bajando, se volvía naranja, amarillo, verde, azul, y terminaba violeta.
- Holaaa.
- Hola, Coco... ¿Qué te ha pasado en el pelo?
- ¿Esto? -dijo, cogiendo un mechón de su pelo- Es que me ha vomitado un unicornio encima.
- Ah... Te queda bien.
- Gracias -sonrió ella.
Entramos en la casa. Estaba perfectamente ordenada y todo estaba limpio, casi podrías decir que el suelo de baldosas blancas y los cristales brillaban de lo limpios que estaban.
- Caray, Coco. ¿Todo esto lo has hecho tú?
- ¿¡El qué?!-dijo ella, sorprendida.
- El comedor. Que está muy limpio.
- Ah. Sí, pensé que sería un detalle limpiarlo y ordenarlo todo, para así daros la bienvenida.
- Oh, que mona.
- Ay, gracias -dijo ella, sonriente.
- Oye, voy un momento al lavabo, ahora vuelvo.
Dejé mi abrigo y mi bolso en el colgador de la entrada y recorrí el pasillo, mi pasillo, hasta el baño.
Abrí la puerta, entré y la volví a cerrar. Entonces, me di la vuelta y vi a una cabra, blanca con el morro negro, comiéndose la toalla de secar manos.
Cómo si nada hubiera pasado volví a salir del baño y fui corriendo hasta Coco.
La cogí en banda y le dije:
- Coco, preciosa.
- Dime, Hannah... guapa.
- ¿Qué es eso que hay en el baño?
- Probablemente sea un retrete.
- No me refiero a eso. Me refiero a nuestra amiga la cabra.
Coco sonrió incómodamente.
- Mierda, se me olvidó -entonces, me fitó los ojos y me dirigió una mirada de esas que matan-. Si se lo cuentas a alguien vendrá una tostadora que afeita sillas puntiagudas y te matará con una pistola de serpentinas.
- Tranquila, no se lo diré a nadie -me reí.
Hola, perdonad que el capítulo sea tan corto, es que me he quedado a dormir a casa de una friend y como que no he tenido mucho tiempo para escribir, ya me entendéis. Mañana os subiré junto con el 1R la resta de 87.
Dewwwwwwwwww bbys
-Anna'xx
dijous, 26 de desembre del 2013
Reencuentros - 86
dimecres, 25 de desembre del 2013
Reencuentros - 85
Domingo, 29 de Enero 2013
- Vale, esta es la última, ¿estás lista?
- Sí, trae.
Lena cogió la caja con ambas manos y me la trajo.
- ¿Que hay aquí? -preguntó.
- No lo sé. Espera.
Quité la tapadora de la caja y abrí una de las bolsas que había en la cima.
- Cosas del instituto.
Me senté en el suelo, con las piernas cruzadas, y empecé a sacar cosas.
- Aquí están los anuarios. Los guardo todos, de los cursos 2006 - 2007, 2007 - 2008, 2008 - 2009 y 2009 - 2010.
Los cogí y los puse en el suelo. Cogí el de 2006 - 2007 y empecé a ojearlo.
- Oh, dios, Hannah. ¿Esta eres tú?
- ¿Pone Hannah Malker debajo?
- Sí.
- Entonces sí, soy yo -dije, acercándome a ver el anuario que Lena tenía entre las manos- Uy, que fea salgo.
- He visto fotos mejores -se limitó a decir Lena.
- Mira esta -dije, señalándole la foto mía del anuario 2006 - 2007.
- Ay, dios mío, qué peque.
- Ya. Tenía 15 -reí.
Pasé las páginas de mi anuario mientras ojeaba y miraba las fotos de ex-compañeros míos.
- ¡Dios, Hann! -dijo Lena, señalando una foto, riéndose.
- ¿Es la que salgo guiñando un ojo y con la lengua medio fuera?
- Sí. Dios, qué mal quedaste -contestó, meándose de risa.
- Ay, pero no te rías.
- No te burches -dijo, acariciándome el hombro, pero sin parar de reír.
- Nadie quedaba bien en las fotos del anuario. Mira Louis -dije, señalándole la foto de Lou en el anuario.
- ¿Este es Lou? -asentí con la cabeza- ¿Me lo dejas ver?
- Toma.
Lena cogió el anuario, lo colocó encima de sus piernas y se acercó a él para examinarlo.
- Ay dios, pero qué cosa más rara.
- Menos con Louis, eh. ¿Sabes que se hacía llamar el Swag Master?
- ¿En serio?
- Sí -me reí-. Y le llamábamos así, eh.
- Vi fotos de él editadas con Swag Master escrito encima, pero ni se me ocurrió que pudiera ser verdad.
- Pues es verdad. El Swag Master From Doncaster.
- Dios, qué tonto es nuestro Luch... -fulminé a Lena con la mirada y ella dibujó una cara de... de... de haberla cagado, vamos- Tu Lucho, quería decir. Tu Lucho. No nuestro. Tuyo. Sólo tuyo.
Sonreí falsamente.
- Sí. Eso está mejor -me reí-. Bueno, que seguro que tú también quedaste mal alguna vez en la foto del anuario.
- Pues no.
- Imposible.
Lena se giró hacia mí, con los ojos verdes muy abiertos y la boca entreabierta.
- Me ofendes. Pues no. Nunca. ¿Y sabes porqué?
- ¿Por qué?
- Porque en Sheffield no hacíamos anuario.
- Ah, entonces claro que no quedaste mal, si no os hicisteis fotos para el anuario... Oh, Lena, mira. La foto del baile de graduación.
- ¿Con quién fuiste?
- ¿A que no lo sabes?
- Vale, Louis. ¿A ver? -le alargué la foto- Dios mío, que fetos los dos.
- Gra-cias -dije, chasqueando la lengua.
- No, en serio. Que monos. Habéis crecido mucho.
- Hombre, tres años son tres años.
- No es tanto si te pones a pensarlo.
- Ya... Uy, ¡pero que tenemos aquí!
- ¿Qué?
- Mi vestido de graduación -dije, sacándolo de la bolsa y tendiéndolo en el suelo.
Era un vestido sencillo, de color rosa claro, de tirantes gordos y una flor de la misma tela y color en una de las bandas de la cadera. Llegaba hacia las rodillas y era abierto por debajo la cadera.
- Está diferente que en la foto, pero es bonito igual... -dijo Lena.
- No sabes lo que me costó encontrar un vestido que me cayera bien entonces.
- ¿En serio?
- Sí. De echo, me lo trajo mi padre de Manchester porque aquí yo no encontraba nada.
- Nuestro baile de graduación fue muy raro. Bueno, para mí. El chico con el que iba era el guitarrista de la banda que tocaba y casi no hice nada en todo el baile.
- Pobrecita. ¿Estuviste sola?
- No, que va. Estuve con la chica del cantante de la banda -dijo Lena, sonriendo amargamente.
- Nosotros no teníamos banda. Teníamos el musical. En el baile de graduación tuvimos al conserje poniendo música desde su ordenador.
Lena se rió.
- Pero estuvo bien, eh. No te confundas. Sólo con tener la pareja correcta ya te lo pasabas bien -le sonreí.
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En la caja había todas las libretas y libros y todos los apuntes del instituto y de la Universidad. Tiré los libros y las libretas pero me guardé los apuntes.
- ¿Es necesario que guardes todos los apuntes desde que entraste en el instituto? ¿Desde primero?
- Quizás algún día los necesite. Nunca se sabe, y no ocupan tanto como los libros y las libretas.
Ay, que no os lo he contado. Todo esto viene a que Lena y yo estábamos haciendo las cajas en mi piso, ya que, cuando Louis volviera a Doncaster nos mudaríamos a la nueva casa; y yo había decidido aprovechar la mudanza para hacer limpieza de todas mis cosas.
Habíamos estado todo el sábado y la mañana del domingo preparando las cosas para la mudanza. Lena y yo íbamos al grano, no como Louis, así que en ese tiempo tuvimos suficiente para empaquetarlo todo y hacer dos viajes al landfill.
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Lunes, 29 de Enero 2013.
"Último día, último día. Sólo hoy y mañana ya nada..." canturreo en mis pensamientos.
Miro a ambos lados, cruzo la calle y retomo mi camino hacia la oficina.
"... Mañana irás a Londres, y verás a Louis. Sólo hoy y dos días de fiesta. La lala lala, lala la lala."
Empujo la puerta de entrada a la oficina y subo al primer piso. Busco la máquina para fichar y me acerco.
- Hannah Malker.
El pitido de todos los días me de la bienvenida, y yo entro en mi departamento toda feliz.
Saludo a Sophie y a Kayley, y le levanto una mano en señal de saludo a Andrea, que me sonríe y me responde de la misma forma que yo.
Me dirijo a mi escritorio, me quito el abrigo y lo cuelgo en el perchero.
Me siento en mi silla y veo que hay un post-it en la pantalla de mi ordenador.
Genial. Hoy tengo un encargo especial: Comprar material para el ayuntamiento.
Suspiro. ¿Tan vagos son en el ayuntamiento que han contratado una empresa de contables para comprar material de oficina? ¿Material de oficina?
Tienes que comparar precios de hojas de papel, bolígrafos, lápices, grapadoras y cinta adhesiva, dice la nota.
Tengo que comprar el máximo posible de cada con el presupuesto máximo que me dan.
Increíble. Para eso sirve la Universidad.
"Mirándolo por la parte positiva, hoy no tendrás que hacer muchas cuentas ni pasar facturas."
Sí, es cierto.
Un poco más animada, me pongo a hacer mi trabajo de hoy.
Perdón por no haber subido ayer, mis padres me quitaron el ordenador porque 'en nochebuena hay que estar para la familia'. De echo aún no me lo han devuelto, han salido a dar un paseo, y yo lo he cogido y me he puesto a escribir como una posesa. Mañana subo igual, a las 11, ya sabéis.
Ah, y ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
-Anna'xx
diumenge, 22 de desembre del 2013
Week 2 - 1R (Reencuentros)
BUEEEEEEEENAS NOCHES EBRIUAN.
Week 2 (1R)
∽∽∽∽∽∽
Bueno, pues para esta semana os traigo dos sorpresas en lugar de una. La primera es la revelación y la segunda...
La segunda es un 'dibujo' de como sería Lena (hecho por mii:3)
En la izquierda esta pintado, en la derecha no. Personalmente, me gusta mas la de la izquierda, mas que nada porque no se pintar. Dibujar, meh, pero ¿pintar? Nada se me da peor que pintar. Excepto cantar. Canto peor que pinto. Tampoco se bailar ni hacer malabares...
BUENO, QUE ME VOY DEL TEMA.
La revelación de hoy es...
--
1R ~ El Martes 30 y Miércoles 31, Hannah y Lena van a Londres, como ya sabéis, porque es cuando los chicos vuelven del TMHT. Pues, el dia 31 pasara algo MUY IMPORTANTE con una de las parejas. Y la pareja es... Aaah! Ya lo veréis. Solo os diré que, dentro de la pareja, uno de los dos es rubio.
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Já. Os dejaré con la intriga.
BUEEEEEENO pues espero que os haya gustado el dibujo (si no os ha gustado os mato:D) y que penséis en la 1R de hoy, con un poco de suerte tendréis la respuesta antes del 1R del domingo que viene.
Hasta el Martes a las 11PM,
-Anna'x
dissabte, 21 de desembre del 2013
Reencuentros - 84
Lena y yo no volvimos a hablar del tema, ni tampoco le dijimos nada a Coco respecto a su secreto.
Hasta el 19 de Enero, dos días después.
¿Que qué pasó?
19 de Enero 2013
Ese día me levanté a las 8AM. Era el día que debíamos volver a Doncaster. Pero no me había despertado temprano por eso, sino por otro motivo.
Lena y yo queríamos aprovechar que era sábado y Coco dormiría cómo un lirón, es decir, hasta las doce del mediodía o una cosa así; para volver al almacén.
Desayuné y me vestí rápidamente, así que a las 8:30, Lena y yo salimos de casa.
Con mucho cuidado, seguimos el camino que habíamos echo hacía tres días.
Derecha, izquierda, izquierda, derecha.
Escalamos el muro y saltamos de un tejado a otro hasta bajar en uno.
Entramos en la casa vacía de muebles o decoración o muestra de vida alguna.
Entramos en la habitación del fondo del pasillos y escalamos la ventana.
Recorrimos el camino de arena, escalamos la verja y entramos en el almacén.
El otro día que habíamos venido, no habíamos tenido tiempo de verlo todo acuradamente, ya que Coco estaba pintando mientras estuvimos ahí.
Di una vuelta con la vista por la sala. Me llamó la atención que hubiera tantos ojos. Quiero decir, cómo un mismo ojo podía estar pintado de tantas maneras diferentes.
Todos los ojos eran distintos. Unos eran más grandes, otros más pequeños, más abiertos o más cerrados, más alargados... Y a partir de eso, ya había millones de opciones diferentes. Azules, marrones, verdes, lilas. Pestañas largas y negras, o cortas y rubias, o cortas y negras y largas y rubias. Ojos maquillados de todos los colores. Ojos risueños, ojos dormidos, ojos llorando. En total había unos cincuenta ojos.
- ¿Llevas el móvil? -me preguntó Lena.
- Sí, dentro de la riñonera, espera.
Abrí la riñonera y saqué mi móvil. Abrí la cámara y empecé a sacar fotos a todos los graffitis que había pintados en las paredes de ese almacén abandonado.
- Esto es increíble -dijo Lena-. Deberíamos hacer un reportaje.
- Deberíamos -susurré.
Entonces, Lena me dio un codazo muy fuerte.
- ¡Ay! -grité.
Lena me hizo el gesto de callar y me señaló un rincón.
- ¿Qué...? -empecé, pero luego me di cuenta de qué me señalaba Lena.
Ahí, en un rincón del almacén, estaba Coco, durmiendo hecha una bolita.
- Mierda.
- ¿Qué hacemos?
- La despertamos, ¿no?
- Vale.
Lentamente, nos acercamos a ella y nos agachamos a su lado.
- Coco... -susurré, acariciándole el pelo.
De repente, Coco abrió los ojos y, al verme ahí, a su lado, soltó un pequeño chillido y me dio un puñetazo en la nariz.
La que gritó entonces fui yo. Me puse las manos sobre la nariz y retrocedí.
Coco se levantó de un salto y me miró, sorprendida.
- Lo siento, Hannah, perdona, ha sido un acto reflejo, lo siento.
- ¡MI NARIIIZ! Lena, ¿tengo algo?
- No, no te está sangrando. Ah, sí, tienes un poco de sangre aquí debajo. Espera, que te la seco -dijo ella, sacando un pañuelo.
- ¿Qué hacéis aquí?
- Hemos venido a ver tus dibujos a la luz del día.
- ¿A la luz del día? ¿Qué significa eso?
- Que de noche no...
- ¿¡De noche?!
Suspiré.
- El otro día, te seguimos cuando te marchaste de casa hasta aquí.
Coco me miró, con los ojos muy abiertos.
- Tú quieres morir.
Me reí.
- Pues sí. Lena, ya está, déjalo.
- ¿Cómo osáis entrar en mi almacén, mi guarida a ver mi colección de dibujos sin mi permiso? ¿Cómo osáis?
Lena petó la lengua.
- Pues son unos dibujos muy bonitos.
- Claro que son bonitos, son míos -dijo Coco, pasándose una mano por el pelo azulado.
- Algo raros. Pero están muy bien.
- Es arte. No lo entenderíais. Pero... ¿¡Qué hago yo aquí?! -gritó Coco.
- Supongo que te quedaste dormida anoche -dijo Lena.
- Mierda. ¿Qué hora es?
- Las nueve y cuarto.
Coco se fregó la frente.
- Mierda. ¿Qué les habéis dicho a Danielle y Andrew?
- Les hemos dicho que habíamos salido a correr. Creen que tú estás durmiendo.
- Vale. ¿Me podéis cubrir?
- Cubrir, ¿cómo?
- Si me ayudáis a entrar en casa sin que ellas se den cuenta.
- Claro. ¿Pero cómo vamos a hacerlo?
Coco nos guió hasta una pared vacía, cogió un spray rojo y hizo un mapa de la casa, vista desde arriba.
- Tenemos dos problemas. Lo más probable es que se encuentren aquí y aquí -dijo, pintando dos cruces rojas.
- Los dos problemas son Danielle y Andrew, ¿verdad?
- Ajá. Tenemos que conseguir que C, es decir, yo, entre aquí sin que ninguna de las X se entere -dijo, señalando su habitación.
- Podemos colarte por el jardín -dije.
- Está la alarma -dijo Lena.
- Puedo desactivar la alarma por unos minutos. Nadie lo notará.
- Sí, pero no sería eficaz -dijo Coco.
- ¿Por qué?
- La única forma de entrar a la casa des del jardín es por la puerta del comedor. Sería muy evidente.
- Es verdad.
- Yo propongo hacer otra cosa -replicó Coco.
- ¿Cuál?
- Pero no creo que os guste.
- Ay, dios mío -dijo Lena, llevándose una mano a la cabeza.
--
A las 9:41 llegamos a la entrada de casa todos cuatro.
¿Cuatro?, os estaréis preguntando.
Sí, cuatro. Lena, Coco, yo y Felix, el gordo gato negro.
Coco cogió el gato en brazos y se escondió detrás de la alta valla de arbustos.
Lena y yo entramos en casa. Danielle y Andrew estaban en el salón, viendo la tele.
- ¡Hola! -dijo Lena.
- ¡Hola, chicas! ¿Cómo ha ido? -dijo Andrew, sonriendo.
Lena fue al sofá, a sentarse con ellas. Yo, me quedé de pie.
- Bien. Voy a dejar la riñonera en la habitación y ahora vuelvo.
Pero en lugar de eso, fui a la entrada. Busqué el controlador de la alarma, cogí la palanca, y la bajé. Todos los detectores y las cuatro cámaras se apagaron a la vez. Sólo tuve tiempo de ver a Coco preparándose para tirar el gato por encima de los arbustos.
La seguridad de casa estaba desactivada.
Dejé la riñonera en el suelo y entré en el comedor otra vez.
Lena me miró, y yo me toqué la pierna. Era la señal.
Lena esperó diez segundos, y luego dijo:
- ¿Habéis oído eso?
- ¿Qué? -preguntó Danielle.
- Un golpe. Venía del jardín.
- Vamos a ver -dijo Andrew.
Lena, Danielle y Andrew se levantaron y fueron al jardín.
Cuando hubieron desaparecido, corrí hacia la puerta de entrada y la abrí.
- Corre -le dije a Coco, que estaba escondida detrás del coche de Louis-. Entra, rápido.
Coco entró y se fue hacia su habitación corriendo.
Cerré la puerta y volví a activar la seguridad.
Luego, entré en el salón y esperé a que unos veinte minutos después, las tres chicas entraran otra vez. Andrew estaba cargando a Felix.
- Mira, Hannah. Era sólo este gato -sonrió.
- Aaah. ¿Tiene nombre? -pregunté.
- Pues...
- Tiene cara de llamarse Felix -se apresuró a decir Lena.
- Es verdad -dije.
- Sí. Se llamará Felix -dijo Andrew-. ¿Podemos quedárnoslo?
Se hizo silencio.
- Va, ¡por favor! No molestará, ¿a que no, Felix?
El gato maulló y nosotras nos reímos.
- Claro que puede quedarse, creo yo, ¿que decís, chicas? -dijo Danielle.
- Que sí -dijo Lena.
- Por mí perfecto -contesté.
Lena y yo nos fuimos corriendo a la habitación de Coco. Sin llamar a la puerta, entramos.
- ¡Las amas! -exclamó Coco- ¡Manita arriba! -dijo, levantando la mano para que se la chocáramos.
Nos chocamos las manos y nos reímos.
- Olé nosotras.
- Además, Felix se queda.
- ¿Sí? -dijo Coco, ilusionada.
- Sí, Andrew se lo quiere quedar y le hemos dicho que sí -dijo Lena.
- Y hemos conseguido que lo llame Felix, como tú querías -añadí.
- ¡Qué guay!
- Pero, Coco, una pregunta.
- Dime.
- ¿Cómo has conseguido tirar un gato tan gordo por encima de los arbustos?
Coco se rió.
- Bueno, pues es más fácil de lo que parece...
--
Domingo, 28 de Enero 2013.
00:11 AM.
Me despierto. Giró la cabeza: Lena aún está durmiendo en su saco.
Suspiro.
Sin hacer ruido, me levanto y me siento en la butaca que está al lado del sofá.
Cojo el móvil y lo desbloqueo.
Louis
2 mensajes nuevos
Sonrío. Espero a que se abra la aplicación y leo los mensajes.
Él: Haannnnaaaahh
Él: Estoy en Suecia haha
Él: Hann, me voy a dormir, que mañana hay concierto
Él: Buenas noches cielo :) xx
Todos los mensajes los ha mandado a las 22:13. Aún sabiendo que no me va a contestar, respondo.
Yo: Que duermas bien, cariño <3
Y me quedo como una tonta, mirando el móvil, sonriendo.
Y entonces, pasa una cosa impresionante.
Louis se conecta.
Reprimo un chillido y espero a que me conteste.
Él: No puedo dormiiiiir :(
Yo: Hahaha
Yo: Ni yooo :(
Él: Pero todos los chicos están durmiendo y yo me abuuurro
Yo: ¿Qué tal por Suecia?
Él: Lo de siempre. Y tú, por el trabajo ?
Yo: Pues también lo de siempre.
Él: Y lo que me contaste de una tal Kimberly ?
Yo: Bien. No ha dicho nada más.
Él: Se habrá dado cuenta de que es algo estúpido
Yo: Supongo.
Él: Ah ! Mira lo que me he comprado !
Él: *Imagen*
Yo: ¿¡Un pez?!
Él: Siiiii ! Así podrás darle de comer cuando yo no esté :)
Yo: Eres tonto
Él: Pero me quieres
Él: ?
Yo: Demasiado.
Él: Lo sabia, ts.
Yo: Louis
Él: Hannah
Yo: El martes te veooo :)
Él: Siiiii :)
Él: Por fin se acaba todo esto
Yo: ¿Se te ha hecho pesado?
Él: No ! Ha sido maravilloso. Pero a estos chicos no hay quién los aguante.
Yo: Me alegro xx
Él: Oye, tengo que irme...
Yo: ¿Porquéee? :(
Él: Aquí son la 1:26 y mañana tengo que despertarme a las 5 para ir a una radio de aquí :(
Él: Y si me duermo ahí, me matan !
Yo: Hahaha bueno, no pasa nada. ¡Que vaya bien mañana!
Él: Gracias ! Buenas noches :) Un besooo xxx
Yo: Un beso, amor <3
dijous, 19 de desembre del 2013
Reencuentros - 83
83
Anduvimos por las calles de Doncaster.
- Me gustaría enseñarte un restaurante -dijo Lena-. No es muy sofisticado, pero tienen buena comida y bajos precios.
Cuando diez minutos más tarde llegamos, me di cuenta de que a ese restaurante lo conocía.
- He comido aquí antes.
- ¿En serio?
- Sí. Andrea me llevó aquí.
- ¿Quién es Andrea?
- Una chica de la oficina. Está un poco loca, pero es muy maja.
- Ah. ¿Quieres que vayamos a otro sitio?
- No, no. Me gusta este restaurante.
Nos sentamos y comimos. Luego, fuimos al centro comercial.
Pero, ¿sabéis? Hemos estado muchas veces en el centro comercial, y siempre hacemos las mismas cosas, así que, ¿porqué contaros la misma historia de siempre cuando puedo contaros una distinta?
--
17 de Enero 2013
Londres
Aún estábamos en Londres. Todo el mundo en la casa estaba algo así cómo deprimido por la ida de los chicos.
Menos Coco, claro. Ella estaba tan feliz y despreocupada cómo siempre.
En realidad, creo que soy la única que se dio cuenta de que se iba todas las noches y volvía antes de la salida del sol, mucho antes que eso. Pasaba unas tres horas fuera de casa.
Una noche que no podía dormir, me levanté y fui a la cocina.
Me serví un vaso de agua y fui al comedor. Me senté en el sofá y me lo bebí a cortos tragos mientras me miraba los pies.
Un minuto después, oí unas llaves y se abrió la puerta de casa. Decidí no hacer ningún ruido con tal de que no notaran que estaba ahí y así poder averiguar quién era.
La persona en cuestión entró en el comedor. No había encendido ninguna luz, así que no pude ver su cara, pero por las puntas azules que tenía en el pelo, pude averiguar que era Coco.
Ella entró en la cocina, cogió una bolsa de patatas fritas y se fue hacia su habitación. No notó que yo estaba ahí, así que los siguientes días hice ver que nada había pasado.
Otro día, yo había ido a la habitación de Louis a buscar unos auriculares que me había dejado ahí, y al volver, al abrir la puerta vi a Coco pasando por el pasillo vestida de calle. Saqué la cabeza y vi que quitaba la rejilla del conducto de ventilación, cogía una bolsa de plástico que había dentro, volvía a poner la rejilla en su sitio y se iba otra vez hacia el comedor, es decir, hacia la puerta.
En cierto modo, era divertido ver a Coco marcharse todas las noches y no volver hasta las 4 de la mañana, me sentía como una detective del CSI o alguna cosa por el estilo.
Hasta que una noche, estaba otra vez en el salón bebiendo agua cuando entró. Pero, esta vez, cuando entró en el salón, vio una cosa rubia sentada en el sofá (yo) y se aturó.
- ¿Hannah?
- Hola, Coco -dije, riéndome.
- Erh... Hola.
- Hola.
Coco se me quedó mirando unos instantes, sin decir nada.
- ¿Dónde...? -empecé.
- ... he estado esta noche?
- Esta noche y todas las noches de la última semana, sí.
- Ehm, esto...
Coco chasqueó la lengua.
- He ido a la biblioteca a estudiar porque estoy de semana de exámenes y aquí no me concentro.
- A las dos de la madrugada.
- ... Síii...
Me reí.
- ¡Es que el perro se me ha comido las excusas!
- Claro, claro. Será eso. Entonces, ¿qué llevas ahí dentro? -dije, señalando la bolsa.
- Cosas de estudiante.
- ¿Libros y libretas?
- Sí, cosas por el estilo -dijo Coco, se dio media vuelta y se fue hacia el pasillo otra vez.
La mañana siguiente, estaba desayunando con Lena y le hablé del tema.
Esa noche, Lena y yo nos escondimos en la cocina, vestidas con sudadera y pantalones de chándal.
Esperamos por unos 20 minutos hasta que Coco, con su bolsa de plástico colgada del brazo, entró en la cocina, abrió el armario, cogió una bolsa de galletas y salió de casa.
- Vamos a seguirla -susurré, dándole un codazo a Lena.
Salimos de casa detrás de Coco y la seguimos, en silencio.
Anduvimos recto, recorrimos tres calles de largo. Cruzamos y giramos a la derecha, luego a la izquierda, a la izquierda y luego a la derecha.
Escalamos un muro y nos encontramos en el tejado de unas casas, puestas en fila, de dos plantas de altura.
- Me estás jodiendo -susurró Lena.
- Hay que seguirla, tenemos que saber dónde va.
Resignadas, saltamos de un tejado a otro detrás de Coco. En uno, Lena cayó mal. Ella no se hizo daño, pero sí hizo ruido al caer.
Coco se giró y Lena y yo nos escondimos detrás de una chimenea.
La francesa miró a ambos lados, y, aunque no vio nada, no iba a ignorar un ruido detrás suyo. No era tonta.
Se acercó lentamente a la chimenea dónde estábamos escondidas.
"Si dobla esta esquina y nos ve aquí... Se acabó".
Me mordí el labio y esperé.
Entonces, cuando Coco estaba tan cerca que podía oír sus pasos, cuando todo estaba a punto de irse al garete, los pasos se aturaron.
- ¡Awww! Así que eras tú el que había echo ese ruido, ¿eh, pequeño gato obeso?
Suspiré aliviada.
- Voy a llamarte Felix. Te pega, sí señor. ¿Quieres venir conmigo o quedarte aquí? Oh, ¡pero qué mono eres! Anda, ¡ven! ¡Ven! ¿No vienes? Pues muy bien. Te felicito, gato borde de mierda. Tampoco te quería. Anda, quédate aquí, muérete de hambre. Córtate una pierna mejor, con eso tendrás para dos meses de comida.
Miré a Lena: se estaba meando de risa, pero se mordía el labio para no hacer ruido.
Coco se dio la vuelta y se fue otra vez.
Saltó dos tejados más, y luego bajó por las escaleras de emergencia de uno de los edificios.
Una vez abajo, anduvo unos metros por la calle y se metió en una casa completamente vacía, sin siquiera muebles.
Cruzó una gran habitación, que debía ser el salón, y luego entró en otra.
Lena y yo la seguíamos varios metros detrás: bastantes como para que no nos oyera pero suficientes como para no perderla de vista.
Entramos en la habitación después de ella, y pude ver cómo su pierna abandonaba la casa por la alta ventana detrás de ella.
- ¿Tenemos que colarnos por la ventana? -pregunté. Lena asintió con la cabeza- Ah, no. Por aquí no paso. ¡Y está muy alta!
- Vamos Hannah. Ya hemos llegado hasta aquí, ahora no podemos echarnos atrás.
Suspiré.
- Maldita sea yo y mis terribles ideas. Vale...
Lena me ayudó a subir. Apoyé mis pies en sus manos y pasé por la ventana, y luego le di las manos a Lena y tiré de ella hasta que hubo subido también.
Miré a mi alrededor. Estábamos en un camino de arena, sin asfaltar, en medio de un gran descampado habitado por mala hierba.
- Vamos -dije, tocándole el brazo a Lena y empezando a andar rápido.
Busqué a Coco con la mirada. Estaba en el camino, yendo hacia una verja de aluminio de unos tres metros.
Entonces, llegó a la verja y, cómo si nada, empezó a escalarla hasta llegar arriba del todo, y entonces saltó a la otra banda.
- Ay, la madre que la parió -dijo Lena-. Mierda, lo siento. Ay, mierda, he vuelto a decir mierda. Ay, mierda, ¡Argh!
- Shhht.
Llegamos a la verja e hicimos lo mismo que Coco había hecho.
Apoyé mi pie en uno de los agujeros y me impulse hacia arriba, poniendo el pie izquierdo en otro agujero, luego subiendo el derecho... hasta llegar encima, donde me puse "de pie", di la vuelta y salté, cayendo en el suelo a cuatro patas y sin hacerme daño.
Sin embargo, Lena bajó por la verja, como una persona civilizada, bueno, "civilizada", no saltando como habíamos hecho yo y Coco.
- ¿Qué haces saltando, loca?
- Cuando lo ha hecho Coco no has dicho nada.
- Sí, pero Coco tiene 16 años.
- ¿Me estás llamando vieja?
- No. Pero le sacas cinco años de todos modos.
- Anda, vete a la mierda.
- Yo también te quiero.
Miré hacia delante: Ahí, a unos quince metros delante nuestro, había un almacén abandonado. Las paredes estaban muy desgastadas y descoloridas, aunque el tejado había conseguido mantenerse en pie.
Lena y yo entramos. Por dentro era como una sala, una gran sala. Haría como cinco comedores de los míos juntos.
Pero tenía una cosa de especial: las paredes estaban pintadas. Pero no pintadas de cualquier color, no.
Había dibujos en las paredes: de ojos, de árboles, dibujos de manos, de pelucas, rostros completos, rostros a medias, símbolos extraños y frases, una gran estrella roja, fantasmas, demonios, extraterrestres, gatos, un pollo, un pez, una bañera y un sofá.
Pero sobretodo, ojos. Ojos grandes, pequeños, con pestañas largas y con pestañas cortas, pintados y al natural, ojos llorando, ojos abiertos, ojos azules, verdes, marrones, violetas y negros.
- ¿Qué es todo esto? -preguntó Lena.
- La mente de Coco.
Le di un codazo a Lena, indicándole que callase, y señalé a Coco, que estaba en una esquina de la sala, con un bote de spray rosa en la mano, mientras pintaba la pared y comía galletas.
Lena y yo estuvimos observando cómo pintaba otro ojo durante una media hora, hasta que nos cansamos y decidimos volver a casa.
Por suerte, nos recordamos del camino de vuelta. Al llegar, nos quitamos la ropa negra y nos curamos algún que otro arañazo.
Le di las buenas noches y Lena se fue a la habitación de Harry, no sé qué hizo. Yo fui a la de Lou y me di una buena ducha de agua caliente.
Lena y yo no volvimos a hablar del tema, ni tampoco le dijimos nada a Coco respecto a su secreto...
Hasta el 19 de Enero, dos días después.
¿Que qué pasó?