dissabte, 25 de gener del 2014

Reencuentros - 99

99

2 de Febrero, 6:41AM.

*Piip, piiip, piiip. Piiip, piiip, piiip*.
Rápidamente apagué el despertador. Giré la cabeza hacia Louis: Aún dormía.
Me levanté de la cama y bajé al comedor. Entré en la cocina, cogí dos rebanadas de pan de molde y las unté con manteca de cacahuete. Me serví un vaso de zumo de naranja y también me lo bebí.
Subí a la habitación. Entré en el baño y me duché. Al salir, Louis aún dormía.
Me dirigí a la butaca y cogí mi ropa, que había preparado la noche anterior. Entré en el baño y me vestí, peiné y maquillé los ojos.
Bajé otra vez al comedor. Fui a la cocina e hice un café, que metí en un vaso de cartón que había comprado ayer. Pensé que me serviría para así tomarlo durante el camino. Lo cogí, junto a mi abrigo y mi bolso, y salí.
Prrr, qué frío. Recordé cómo llegar a la parada de bus, que estaba a dos calles de casa.
Esperé unos dos minutos y luego, llegó el bus. Me metí dentro y me senté en una silla cerca de la puerta.
Tomé sorbos del café, y tres paradas después, bajé del bus. Crucé la calle, anduve un minuto y ya llegué a la oficina.
Tiré de la puerta, subí al segundo piso, fiché y entré en mi oficina.
Como todos los días, me senté en mi escritorio, encendí el ordenador y me preparé para empezar la jornada.
Entonces, Ivette (una chica normal de mi oficina), se me acercó y me dijo:
- Oye, Hannah.
- Dime.
- ¿Quién era ese chico tan guapo que te vino a recoger ayer?
- Un amigo.
- Ya, así se le llama ahora a los chicos a los que les comes la boca, ¿no?
Nunca había tenido mucha relación con Ivette. No era una chica tonta, ni cotilla, ni superficial. Era una persona normal, en un mundo diferente. Sin embargo, nunca me había hecho con ella. No es que tuviera nada en su contra ni nada por el estilo, pero simplemente no hablábamos nunca. Ese motivo tanto podía servirme para negar diálogo alguno como para darle una oportunidad y abrirme a ella.
Al final, me decidí por la segunda opción.
- Vale, es mi novio.
Ivette sonrió.
- Ya me lo imaginaba. ¿Cómo se llama?
"No, eso no".
- Lo siento, Ivette, pero no voy a contestar a eso.
- ¿Por qué?
- Porque no... no quiero.
- Oh, Hann, vamos. Mira, yo ahora estoy soltera, pero mi ex se llama Neil.
- ¿Neil? -pregunté, sorprendida.
¿Neil? ¿Mi Neil? ¿Con Ivette?
- Sí, es de aquí.
- ¿Uno moreno, que lleva un pendiente negro en la oreja izquierda?
- Sí, ¿lo conoces?
- Sí, un amigo del instituto.
Si Neil había estado con ella es que no era mala persona ni nada por el estilo. Quizás debería confiar en ella, ¿no?
- ¿Ves? Ahora ya sabes quién es mi ex, ¿por qué no puedes decirme cómo se llama tu novio? -dijo ella, poniendo morritos.
- Vale... Pero no se lo digas a nadie, ¿de acuerdo?
Ella hizo señal de cerrarse los labios con cremallera.
- Pues... Se llama Louis.
- ¿Louis qué? -salió de la nada Kimberly.
- ¿Qué? -dije.
- Has dicho no-se-qué de un Louis.
- No...
- Sí, que te he oído.
- Qué va, ha dicho cutis -me defendió Ivette-. Le he preguntado cómo se lo hacía para tener la piel tan lisa.
- Ya... -dijo Kimberly, echándome una mirada y yéndose otra vez a su sitio.
Le di las gracias a Ivette con la mirada, que asintió levemente con la cabeza, cómo diciendo "de nada", se dio la vuelta y se fue.
Enterré la cara entre las manos.
Mierda. Kimberly no podía enterarse de Louis. No podía enterarse que era mi novio. Tal y como había dicho Andrea, fácilmente podría usarlo en mi contra, y yo lo sabía. Y si las cosas iban mal, seguro que encontraba una forma de usarlo para que me despacharan.
No podía pasar eso. Necesitaba ese trabajo, y necesitaba un trabajo en paz...
Quizás me estaba precipitando. Kimberly sólo había oído "Louis". No tenía ni por qué enterarse de que hablaba Louis Tomlinson, ni de que lo conocía, ni mucho menos que él era mi novio.
Suspiré. Tomé otro trago de café y empecé a trabajar.

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Cuando terminó mi jornada, marché y me fui directa al piso de antes. Saqué las llaves, que aún tenía, y subí hasta el primer piso, pero en lugar de dirigirme a mi puerta,  me dirigí a la de la señora Shaggan, que me abrió.
¿No os lo había dicho? Mi anterior piso pertanecía a la señora Shaggan, pero me lo alquilaba a mí.
Ella ya tenía preparado el contrato de recisión, que firmé sin leerme dos veces. Le devolví las llaves, le di las gracias por todo, y le regalé una caja de bombones y una botella de vino francés que había comprado en Londres.
Después de haberme despedido de aquella encantadora mujer, cogí el bus y volví a casa.
Entré, tiré las cosas al suelo y me tiré en el sofá.
Llamé a Louis. Había salido con Harry. Me invitó a ir con ellos y Lena, pero yo estaba cansada, fatigada, sin hambre, me dolía la cabeza, todo se me hacía una bola inmensa y no tenía ganas de hacer absolutamente nada, así que le agradecí la invitación, pero le dije que me encontraba mal; subí a mi habitación, me metí en la cama y en poco tiempo, me dormí.
Y no desperté hasta el día siguiente.



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Sé que es corto, BUT es que el sábado pasa una cosa especial, que os tengo reservada por el capítulo 100, así que tengo que dejarlo aquí. 
Buenas noches, mundanoooos!   -Anna'xx

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