dimarts, 21 de gener del 2014

Reencuentros - 97

97

                                                                                                                                                   By Anna'xx
- Bienvenida a tu nueva casa -sonrió Louis.
- Dios mío...
- ¿Te gusta?
- ¿Que si me gusta? Louis, es perfecta.
Louis encogió los hombros.
- Una casa perfecta para una chica perfecta.
Me estremí por dentro. Qué mono.
Me giré y de un bote le planté un beso en los labios.
- ¿Sabes ya cuánto te quiero?
- Me lo sueles decir, sí.
- Jo, pensé que era la primera -dije, haciendo un puchero.
- Anda, cállate, tonta -dijo, y me besó la frente-. ¿Quieres seguir viendo la casa?
- ¡Sí! ¿Tiene piscina?                                         
- Sí, en el jardín trasero.
- Wooooo.
- Vamos, que te enseño la casa. Sino, no podré darte mi pequeña sorpresa.
- ¿Qué sorpresa?
- Si se llama sorpresa, ¿crees que te lo diré?
- Por intentarlo...
Louis me enseñó todas las habitaciones de la primera planta (el comedor, la cocina y el baño), y luego subimos a la segunda planta, dónde había dos pasillos: uno a la izquierda y otro a la derecha. En el de la derecha, había dos habitaciones para invitados, una con una cama doble y otra con una cama individual; y en el fondo del pasillo había un baño.
Luego, a la izquierda, había dos habitaciones: Una, considerablemente más pequeña que la otra, el estudio. Y la otra, una gran habitación doble con baño propio, televisión propia y dos sillones comodísimos.
- ¿Sabes? Me gustaría reemplazar una de las habitaciones de invitados por una sala de juegos -me dijo Louis mientras yo me tiraba en nuestra cama.
- ¿Y por qué una habitación de invitados? Con lo monas que son.
- ¿Dónde podemos ponerlo sino?
- En el sótano.
- ¿En el sótano?
- Sí, en el garaje. Hay espacio para cuatro coches, y nosotros sólo tenemos uno. Ahí puedes poner un sofá o lo que quieras, hay espacio de sobras.
- ¿Y un pequeño campo de fútbol?
- Para eso tienes el jardín, ¿no?
- Ah, es verdad. ¿Entonces me dejas poner porterías en el jardín?
- Claro, si es tu casa.
- ¡Qué guayyy!
Me reí.
- Oye, ¿y mi sorpresa?
- Debajo el cojín.
Extrañada, metí la mano debajo del cojín y busqué algo, hasta que lo encontré. Lo cogí y saqué la mano para ver que era.
- ¿Unas llaves?
- Sí.
- ¿Y que abren?
- Aaah.
- Jo, ¡Louis!
- Lo siento, amor, pero tendrás que esperar al fin de semana.
- Joder. Eres una mala persona.
- Me quieres.
- No. Te odio.
- Pues ahora me enfado y no respiro.
No se oyó nada por unos instantes.
- ¡Guerra de cosquillaaas!


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#Coco#

Colgué el teléfono y subimos a la moto. Al llegar a casa saqué las llaves, pero la puerta se abrió de golpe, y Harry apareció tras ella.
- ¿¡Dónde estabais?! -gritó Harry, enfadado.
- No grites, que Lena tiene resaca.
- ¿¡Qué has hecho con Lena?!
- Eh, con la calma.
- Estoy aquí -apareció Lena.
- ¿Dónde estabais?
- Pueees... Me parece más fácil que veas esto -le di la lista y le mostré algunas fotos de mi móvil.
- ¿Qué es esto?
- Tú me has preguntado dónde hemos estado.
- ¿¡PERO TÚ ESTÁS LOCA?! 
- ¡Que no griteees!
- ¿Tú has visto lo que has hecho? ¿Te parece normal ir al zoo haciéndote pasar por una zebra, subir al London Eye en bikini, subir todas las escaleras de la catedral de St.Paul pintada de azul... y todas estas locuras?!
- ¿Tienes algún problema con lo que hago? Al menos yo tengo aficiones mejores que gritar a la otra gente.
Voy a llamar a Niall.
- ¿Por qué quieres llamarme? -dijo mi primo, apareciendo tras Harry.
Harry le dio la lista a Niall y le mostró las fotos. Niall empezó a reírse como un poseso.
- No tiene gracia -dijo Harry, enfadado.
- Pues yo sigo acordarme de nada -dijo Lena.
- Es que no estás acostumbrada. Yo sólo tengo una resaca así cuando llevo tres noches -aclaré.
- Hahaha, aún me acuerdo de cuando nos íbamos de fiesta por Dublín con el carnet falso -dijo mi primo.
- ¿¡Pero no le vas a decir nada?! -gritó Harry.
Niall y yo empezamos a reír, y chocamos las manos.
- Bueno, yo me tengo que ir -dije mientras iba hacia mi cuarto.
- ¡No! -gritó Harry- Tú te quedas. Estás castigada sin salir.
- Harry, por dios, ni que fueras mi padre. Además, he quedado -dije, cogiendo mi mochila.
- ¿Qué llevas en la mochila?
- Nada que te interese, adiós -y salí corriendo.
- ¡Lleva droga! -gritó Harry, que salió corriendo tras mí. Como era más rápido que yo, me alcanzó en pocos segundos y me cogió como a un saco de patatas.
- ¡No llevo droga, idiota! -grité, pataleando.
Niall dejó de reír y puso cara seria. Vino hacia mí y entre él y Harry me quitaron la mochila.
- ¿Qué hacéis, locos? -grité, pero ya era demasiado tarde. Ya habían abierto la mochila.
- ¿¡Sprays?! -dijeron los dos a la vez.
- Sí, tengo que irme. Me están esperando.
- ¿No serán para inhalar o algo? -se rió Niall mientras olía uno de los sprays.
- ¡Tú lo que eres es una delincuente juvenil! Raptas a mi novia, la emborrachas y te la llevas por Londres, ¡y encima es mi cumpleaños!
- Ella vino por voluntad propia. Además, ya te he felicitado. Tengo que irme, joder, que John me está esperando.
- ¿Quién es John? -preguntaron los dos a la vez.
Suspiré. Una vez más, la había cagado.
No tuve otra opción que contarles que John era el crítico de arte, y que me había comprado algunos dibujos para su galería.
Los dos se quedaron flipando. Naturalmente no les expliqué nada del almacén abandonado.
Empezaron a hacerme preguntas, hasta que dije:
- Bueno, yo tengo que irme. La inauguración de la exposición es en menos de una hora.
- ¿Y vas a ir así vestida? -preguntó Lena.
- Sí, ¿por qué?
- ¡No puedes ir así! Anda, ven.
Lena me dejó un vestido y unos tacones, yo creo que me veía ridícula, pero Lena no me dejaba ir vestida de otra forma, y tampoco me sobraba tiempo, que dijéramos.
- Bueno, Lena, yo me voy, suerte con Harry -dije, guiñándole un ojo.
- Gracias, suerte a ti también -sonrió.
Cogí la moto y me fui directa a la galería para la inauguración.
Fue genial, aunque fuera una fiesta así formal, Lena tenía razón. Había mucha gente y conocí a personas... realmente interesantes.

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