dijous, 9 de gener del 2014

Reencuentros - 91

91

Just let go, if you want it to never stop.
So if you're loving me, just blow me one more kiss, 'cause you...
YOU AIN'T SEE NOTHING YET - Avril Lavigne

"Un minuto después, entró Coco, con una bolsa colgando del brazo. Un rato después se despertaron Danielle y Liam, y unos minutos después vinieron también Harry y Lena.
Pero Zayn no. Zayn no estaba. 
¿Y dónde estaba Zayn?"

Louis y yo dimos de comer al pez mientras los otros desayunaban.
- Oye -dijo Niall entonces-, ¿y Zayn?
Es verdad. Nadie se había acordado de Zayn y Perrie hasta entonces.
- Ni idea.
- No lo sé.
- ¿Lo llamamos? -dijo Harry.
Liam sacó su móvil y llamó a Zayn. Puso el altavoz para que todos pudiéramos oírlo.
El móvil sonó unas cuantas veces y luego saltó el buzón de voz de Zayn.
- Vuelvo a llamar -dijo Liam, marcando el número otra vez.
Volvió a sonar un par de veces antes de que lo cogiera.
- ¡Zayn!
- Dios... -dijo él, con voz ronca- Acabo de despertarme. Chicos, necesito ayuda.
- ¿Por qué susurras?
- Es que... No sé dónde estoy. Es un salón, está oscuro. Y hay un chino vestido de oso delante mío y me da miedo.
- ¿Un chino?
- Sí, está dormido. Creo... Pero ayudadme, ¡¿qué hago?! -la voz de Zayn sonaba agobiada y preocupada.
- ¿Dónde estás? ¿En una cama?
- No, en un sofá.
- Sal de ahí.
- ¡No es tan fácil!
- Sí lo es, te levantas, buscas la puerta y te largas -añadió Louis.
Liam, riéndose, le hizo un gesto a Louis con la mano para que se callara.
- A ver, Zayn. Es fácil. Levántate. No pises al chino.
- Es imposible pisar al chino. Está en una cuna.
Liam no podía parar de reír, así que Louis le arrebató el móvil de las manos.
- ¿Zayn?
- ¡Louis!
- Tienes que levantarte y encontrar la puerta de salida.
- ¿Y si me encuentro a un león por el camino o algo?
- ¿Pero a ti no te gustaban los leones?
- Sí, pero no uno salvaje.
- Si está en un piso, ¿qué va a ser salvaje?
- ¿Qué?
- Zayn, imbécil, si hay un león dentro de una casa, es imposible que sea salvaje, a menos que se haya escapado del zoo para ir expresamente a comerte...
Harry le arrebató el móvil a Louis.
- Harry, ayúdame -el tono del chico casi era una súplica, pero sin el 'casi'.
- Lo intentaré. Lo primero que tienes que hacer es levantarte.
Se oyó un sonido a través del móvil.
- Vale, ya estoy de pie. ¿Y ahora?
- ¿Qué ves?
- Hay gente durmiendo en el suelo.
- Vale. ¿Ves alguna puerta?
- No. Hay una puerta que creo que da a un pasillo, pero llega una olor muy mala desde ahí, no creo que sea buena idea ir. No, mejor dicho: No pienso ir.
- Está bien. ¿Ninguna más?
- No, sólo esa y el balcón.
- Muy bien. Sal al balcón.
Unos pasos después, volvimos a oír la voz de Zayn desde el altavoz.
- Ya estoy fuera. Este piso es un primero.
- ¿Primero? ¿Y tiene balcón?
- Sí, osea, no es la planta baja, es el primero.
- Ah. Bueno, sólo tienes una opción entonces.
- ¿Qué? Harry, no estarás pensando en hacerme saltar el balcón, ¿verdad?
- ¿Quieres quedarte en ese piso de borrachos?
- ...No.
- Pues es lo único que puedes hacer.
- Joder, Harry.
- El que se ha metido en líos eres tú, no yo.
Zayn suspiró.
- Está bien.
Harry indicó a Zayn cómo bajar de ese piso, aunque al final él acabó saltando. Por suerte, no se hizo daño, y cuando Harry hubo guiado a Zayn hasta la estación de metro, estaba a punto de colgar cuando Zayn gritó:
- Mierda, Perrie.
- ¿Qué?
- Creo que también estaba en el piso.
- ¿Cómo lo sabes?
- Vi su móvil en el suelo. Perrie debe estar allí. Mierda, mierda, mierda.
- Zayn, tranquilízate. Ya no puedes hacer nada.
- Voy a buscarla.
- ¿¡Qué?! Pero, ¡Zayn!
 - Bueno -interrumpí-, mientras el suicida ese va a rescatar a su preciosa princesa de entre las garras del dragón, Louis, ¿te apetece ir a dar una vuelta?
- Perrrfecto.
Rápidamente, cogí mi abrigo y mi bolso y me los puse, y le alargué su sudadera a Louis.
- Volveremos a la hora de comer -dijo él-. Podéis preparar una comida así, guay, no sé, para celebrar que se ha acabado el tour.
Niall levantó un pulgar en señal afirmativo y Louis y yo nos fuimos.
Salimos de la casa; hacía frío. Bastante frío. Cogí a Louis de la mano y cruzamos la calle.
Anduvimos un rato, pegados el uno al otro, hasta meternos en una boca de metro y cogimos uno para ir al centro de la ciudad.
Fuimos al London Eye otra vez, contemplamos las magníficas vistas de la ciudad de día, luego cruzamos el Thames y pasamos por delante el Big Ben, subimos hacia Piccadilly Circus y bajamos por Trafalgar Square hasta el río otra vez. A nuestro ritmo, llegamos al Tower Bridge, donde llegamos justo a tiempo para ver cómo se abría para dejar pasar a un gran barco.
- ¿Sabes? Siempre ha habido una cosa que me gustaría a hacer.
- ¿Qué?
- Visitar Londres, pero como una turista.
- ¿Cómo? No te entiendo. 
- O sea, como uno de esos extranjeros que vienen a Doncaster, los típicos que se alojan en el Hotel Brighton, ya sabes.
- Ah, sí. Está bien. Podemos hacerlo.
- ¿Cómo?

--
Unos cuarenta-y-cinco minutos más tarde, salimos de una tienda de disfraces. 
Louis iba ahora con una camisa hawaiana de flores, un sombrero de paja, una cámara falsa colgándole del cuello y un bigote postizo, además de unas gafas de sol. Yo me había comprado un vestido blanco, de manga y falda largas, con margaritas estampadas, muy muy feo, unas medias negras y unos zapatos rosas; además de una pamela rosa con plumas en una de las bandas.
Estábamos absolutamente ridículos, pero al fin y al cabo, eso era lo que ambos queríamos conseguir.
Anduvimos hasta una parada de bus y esperamos a que pasara uno de los típicos buses turísticos dobles y rojos de Londres, y nos subimos.
Pagamos el billete y subimos a la planta de arriba, encima del bus, lo que vendría a ser la terraza, y nos sentamos.
Sacamos los móviles y empezamos a sacar fotos de todo lo que veíamos, ya fueran monumentos, edificios bonitos, restaurantes chinos o vasos de refresco, daba igual.
Tiramos el dinero comprando souvenirs durante las pocas paradas que hacía el bus: postales, camisetas, sellos, gorros, no importaba. Si algo llevaba el nombre "Londres" estampado, era motivo suficiente para que lo comprásemos.
Entramos en otra tienda de souvenirs, pero en esa, además de cosas de Londres, vendían muchas de One Direction.
Me compré un gorro, cuatro camisetas, el DVD del Up All Night Tour, unos auriculares, tres pósters gigantes, una mochila, una cajita para llevar la comida, su libro, los cinco muñecos, un llavero, dos pulseras, uñas postizas con sus caras y un paquete de veinte pegatinas. Todo de One Direction.
Louis quiso comprar su figura de cartón, la de tamaño real.
- No lo hagas -le interrumpí.
- ¿Por qué? Yo quiero una figura de mida real de mí.
- Ya, pero yo ya la tengo.
Louis me miró, con los ojos muy abiertos.
- ¿Y porqué tienes tú una figura de mí a tamaño real?
- Es un poquito más bajito que tú, pero me lo compré porque... No sé, me... gustaba.
- Hannah, me das miedo.
- ¿Porquéee?
- ¡Tienes una figura a tamaño real de mí en tu casa!
- En mi habitación.
- ¿En tu...? ¡Eres una puta psicópata!
- Ay, ¡déjame!
Después de pagar todo lo que habíamos comprado, ya era la una del mediodía, así que nos fuimos corriendo a coger el metro para ir a casa.

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