dissabte, 4 de gener del 2014

Reencuentros - 89

89


It feels like we've been living in fast forward, 
and now the moment's passing by.
UP ALL NIGHT - One Direction


Nos acercamos a una de las puertas del estadio, donde había una pequeña valla barrando el paso, y un segurata vigilándola.
- Hola -dijo Perrie, acercándose al hombre-. Soy Perrie Edwards.
- Buenos días, yo soy Mike Young -respondió el segurata.
Perrie se quedó perpleja, y tardó unos segundos en reaccionar.
- ¿Nos puedes dejar pasar?
- No.
- ...¿por favor?
- No.
- ¿Y se puede saber por qué?
- ¿Ves esta valla? -dijo el hombre- Sirve para que no entre personal no autorizado.
- ¡Pero si soy Perrie Edwards!
- A mí no me sirve de nada que me digas quién eres si no tienes autorización.
- Claro que la tengo.
- ¿Y dónde está?
Perrie parpadeó, perpleja.
- Pues, no la llevo...
- Veo que empezamos a entendernos.
- Esto es increíble -bufó la chica.
- ¿Qué está pasando aquí? -preguntó otro segurata, más alto, acercándose a nosotros.
- ¡Henry! -exclamó Perrie.
- Hola, Perrie. ¿Qué pasa?
- El chico no nos deja pasar.
Henry se giró hacia su compañero, con una mirada inquisitiva.
- No lleva autorización -argumentó él.
- Vamos, Mike. No la necesita. Es Perrie Edwards, la hija de John. Es la co-organizadora del concierto.
Mike no contestó. Luego, nos miró a nosotras.
- ¿Y sus amigas? Perrie puede entrar, pero las otras no, a menos que sean parte del equipo.
"Mierda" pensé. Deberíamos habernos inventado algo.
- La señorita Edwards tiene derecho a entrar a quien quiera en el recinto según su criterio.
- No me jodas -bufó Mike.
Mike cogió la valla y la apartó, e hizo un gesto con la mano indicando que entráramos.
- Gracias -dijo Perrie, irónicamente, al pasar al lado del chico.
Contuve una sonrisa.
Recorrimos un corto pasillo y salimos en la pista del estadio. Todas las sillas estaban ya preparadas, en fila, y orientadas al escenario. Había también otro escenario, más pequeño, en el centro de la pista, al que se llegaba desde un pasillo a la altura de los dos escenarios. El escenario principal era grande pero sobretodo largo. Había dos escaleras para subir a una especie de puente aéreo, unas a la izquierda y otras a la derecha. 
Y en las de la derecha, cantado una versión reggaeton Last First Kiss junto a los chicos, estaba él. Con su sudadera negra de The Who y su gorra negra y roja, sus tejanos algo desgastados, su barba de tres días y sus ojos irresistiblemente azules.
Él. Louis. Mi Louis.
Me tapé la boca con la mano para reprimir un grito y le di un codazo a Lena y Andrew, que estaban a mi lado.
Pero, a diferencia de mí, al darse cuenta, Lena no se puso la mano delante de la boca y su grito resonó por todo el estadio.
De repente, los chicos en las escaleras dejaron de cantar y se giraron hacia dónde estábamos nosotras.
Se hicieron unos segundos de silencio absoluto.
- ¡HANNAAAAAH! -se oyó el grito, mientras Louis se levantaba corriendo de las escaleras.
Empecé a respirar rápido y se me aceleró el pulso del corazón. 
Por fin.
De la emoción, se me cayó el bolso del brazo, pero no le hice caso, sino que empecé a correr hacia el escenario a toda leche.
- ¡LOUIIIIIS! -grité, dejándome la voz.
Louis era mucho más rápido que yo, así que llegó a la pista en cuestión de segundos y empezó a correr por el pasillo en dirección a mí.
Cuando lo tuve relativamente cerca, me eché encima de él, que me cogió en el aire y me atrajo con todas sus fuerzas contra él.
Al principio mi cuerpo se estremeció con el contacto, pero en una milésima de segundo la sensación cambió.
En sus brazos, me sentía en casa.
Me cogí bien a su cadera con las piernas y entrelacé mis brazos detrás de su cuello, hundí mi cabeza en su hombro y reprimí las ganas de llorar.
Aparté la cabeza y lo miré a la cara, miré esta amplia sonrisa, esos tiernos ojos, esa piel tan perfecta...
Dibujé una sonrisa en mis labios, y lo besé.
Me sentía en una nube, en una nube besando a Louis, besando a ese chico que era mi felicidad, mi todo. No sé qué habría echo sin él, sin su sonrisa, sin sus bromas... Sin él a mi lado, no era nada.
Disfruté del beso, dulce y largo, saboreé sus labios, esos labios que tanto había echado de menos.
Cuando nos separamos, apoyé mi frente en la suya y lo miré.
Louis. Mi Louis. Cómo lo había echado de menos...
De un salto, bajé y apoyé mis pies en el suelo.
Louis me miró, y de repente dibujó una sonrisa triste. Con el dedo pulgar me secó una lágrima traidora que bajaba mi mejilla, antes de abrazarme otra vez y susurrarme a la oreja:
- Te he echado muchísimo de menos.
- Y yo a ti, no sabes cuanto -respondí, en el mismo tono que él-. Te amo, Louis.
- Te amo, Hannah -dijo él, y me besó otra vez.

--
5:49PM

Estábamos en el backstage. Quedaban unos minutos para que los chicos salieran al escenario.
Nosotras, Danielle, Andrew, Lena, Coco, Perrie y yo, estábamos las cinco sentadas en un sofá, mientras los chicos bailaban no-se-cuál canción y nosotras nos reíamos.
Un hombre vestido de negro entró en la habitación.
- Quedan diez minutos. Chicos, a vuestros puestos -dijo, y luego se fue.
Vinieron los técnicos y les colocaron a cada uno de los chicos un auricular en la oreja, conectado con un cable a un aparato que colocaron en sus bolsillos.
Comprobaron que funcionaban y luego se fueron.
- Cuatro minutos.
Los chicos hicieron un corro y dijeron algo que nosotras no podíamos oír.
- Uno, dos, tres, ¡podemos! -terminaron.
Luego se separaron y vinieron hacia nosotras.
Louis me dio un beso fugaz en los labios y dijo:
- Nos vemos después del espectáculo.
- Mucha suerte.
Sonrió. Louis fue hacia Harry, lo separó bruscamente de Lena y se lo llevó con él escaleras arriba.
- LONDON, ARE YOU READYYY?! -se oyó a Louis, antes de que empezaran los gritos.
Un último show. Sólo un último show.
Por fin volvería estar con Louis. Y nada ni nadie me lo podría impedir.

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