dijous, 30 de gener del 2014

Week 7 - 1R (Reencuentros)

HOLA BUENOS DÍAS MUNDANOS COMO ESTAIS SI BIEN VALE.

Aver.
Que tengo anginas, o gripe, o lo que sea. Mañana iré al hospital a que me digan qué.
Como os imaginaréis, no estoy por escribir.
Pero ya os debo demasiadas cosas y no podía permitirme no subir otro día, así que en lugar de eso ahora os voy a dar el 1R que os debo, vale? Vale.

WEEK 7
~~~~~~

- Andrew, Niall, Liam, Danielle, Perrie y Zayn han subido a Doncaster; porque el domingo, le hacen una fiesta sorpresa a Harry para celebrar su cumple.

- Coco se tira novio. Os toca a vosotros imaginaros quién será.


--

Buenas noches para quién las tenga,
   -Anna'xx

dimarts, 28 de gener del 2014

100 - Reencuentros

Bueno, pues... Aquí tenéis el 100.
Esperad un momento.
100.
Joder, 100. Tres cifras. Eso es demasiado.
Recuerdo que cuando empecé la novela, pensé que si llegaba a los 50 ya habría triunfado. Y aquí lo tenemos. Aquí debajo. El 100 (se escribe 100, se pronuncia cien).
Sólo daros las gracias a todos los que habéis estado ahí desde el principio, y la gente que se ha ido uniendo durante el camino también.
Sois grandes, grandes, grandes.
Os quiero. Y no os cambiaría por nada del mundo.
   -Anna'xx



100


Noté algo rozando mi cuello. Pero no algo molesto, sino algo dulce, suave... Unos labios. Levanté la mano y la acerqué al cuello. Topé con pelo, corto y largo a la vez, que olía de maravilla.
Pasé la mano por aquella cabeza, una oreja, una barbilla...
- Buenos días, princesa -dijo él, besándome ahora la mejilla.
- Buenos días... Hueles de maravilla.
Él no me contestó y siguió besándome.
- Eh, ¡para! -me reí mientras le empuchaba levemente.
Él me miró, con esos ojos tan azules, tan bonitos y profundos; y sonrió, esa sonrisa tan dulce, adorable, que no cambiaría por nada del mundo.
Eso sí eran nos buenos días.
- ¿Cómo has dormido? -me preguntó Louis mientras jugaba con mechón de pelo rubio ondulado.
- Muy bien -contesté, incorporándome un poco y apoyándome en el cojín con el codo.
- Es sábado -dijo, alargando la 's'.
- Lo sé... Y tú me debes una sorpresa, ¿eh?
- Shhht, cada cosa a su tiempo -respondió, dándome un largo beso en los labios.
Louis y yo estuvimos un rato más en la cama, ya me entendéis. 
Un cuarto de hora después, decidimos bajar a desayunar.
En casa no íbamos muy abrigados, ya que teníamos la calefacción encendida; pero al salir de la cama tuve frío, así que cogí una camisa azul de Louis, se esas que tenía para arreglar pero que en realidad no se ponía nunca; y me abroché todos los botones menos el de arriba del todo.
- Te queda muy bien esa camisa -dijo él, que también se había tirado una camiseta grande por encima.
- Gracias -sonreí, y me escabullí el pelo con la mano.
Bajamos las escaleras (se hacía raro esto de tener escaleras en casa) y fuimos a la cocina.
Abrí la nevera y saqué cuatro cosas para hacer el desayuno mientras Louis ponía la mesa y recogía el plato que acababa de romper.
Hice tortitas y huevos fritos, y lo puse en una bandeja junto a bacon, jamón y lonchas de queso.
Serví dos vasos de zumo de naranja y lo llevé todo a la mesa del comedor.
Louis encendió la tele y puso un canal en el que iban dando videoclips nuevos. Bajó un poco el volumen y se sentó en la mesa, a mi lado.
Desayunamos tranquilamente, hasta que en la tele salió el vídeo de Kiss You de los chicos.
Entonces, me levanté, cogí a Louis por el brazo y lo arrastré hasta el sofá, donde nos subimos y empezamos a saltar y a "bailar".
Total, que terminó la canción y estábamos los dos encima del sofá haciendo guerra de cosquillas.
Después de recogerlo todo, subimos a nuestra habitación.
- ¿Qué me pongo? -le pregunté a Louis.
- Algo cómodo, pero... tampoco un chándal. ¿Entiendes?
- Vale, capto la idea.
Me puse un jersey color crema con un corazón negro en el medio y unos leggins negros junto con unas converse negras.
Me recogí el pelo en una trenza a un lado y me maquillé ligeramente los ojos de negro.
- ¿Así está bien?
- Perfecta -dijo él.
- Pues mira quién habla.
- Louis Tomlinson.
- Aka perfección.
- Anda, calla.
- ¡Si has empezado tú!
- Shhht. Venga, que llegaremos tarde. ¿Tienes la llave?
- Sí, aquí. ¿Listo?
- Sí, vamos.
Salimos de casa y entramos en el coche de Louis, Tom.
- Espera -dijo él, mostrándome un pañuelo-. Cierra los ojos.
- Oh, no me jodas.
- Oh, sí. Va, ciérralos.
- Está bien.
Louis me vendó los ojos con el pañuelo e hizo un nudo detrás de mi cabeza.
- ¿Lista?
- Lo veo todo muy negro -contesté.
Louis se rió y arrancó.
Intenté hacer un mapa imaginario para saber dónde íbamos, pero me di cuenta de que íbamos dando vueltas al mismo sitio todo el rato.
- ¿Qué haces? -pregunté.
- Desorientarte. ¿Crees que no sabía que intentarías averiguar dónde vamos?
- Eres un cabrón.
- Te conozco, que es diferente.
Esperé, cruzada de brazos, a que el trayecto terminara. Unos diez minutos después, el camino pasó a ser más abrupto, por lo que pude imaginar que habíamos dejado la ciudad en sí.
- ¿Falta mucho?
- No.
- Vale. ¿Falta mucho?
- Que no.
- Vale, vale. ¿Pero falta mucho?
- Que no, pesada, que no.
- Tranquilo, eh. Por cierto.
- Dime.
- ¿Falta mucho?
- ¡No! ¿Podemos hablar de otra cosa?
- Vale. ¿Falta mucho para llegar?
- Anda, vete a la mierda.
Toqué el brazo de Louis con la yema de los dedos.
- En ella -susurré.
- ¿Qué me habías preguntado?
- Si falta mucho.
- Pues me alegra que me preguntes esto: Ya hemos llegado -dijo, y el coche se paró.
- ¡Por fin! -exclamé, y dirigí mis manos al nudo del pañuelo, para quitármelo.
- ¡No! Aún no -dijo él, apartándome las manos.
- ¿Por qué nooo?
- Aún no ha llegado la sorpresa. Espera.
Louis salió del coche, y unos segundos después abrió la mía.
- Vamos, dame la mano -dijo, cogiéndome la mano-. Vigila. Baja. Muy bien.
- ¡Louis! -se oyó un grito entonces.
- ¡Dave!
- Ya tengo el...
- ¡SHHHT! -gritó Louis- Es una sorpresa. ¿Ya está listo?
- Perdona. Sí, claro. Venid por aquí.
Louis se puso detrás mío y me cogió por los hombros, para guiarme.
- El suelo... ¿Es arena? -pregunté.
- Puede.
- ¿Dónde estamos?
- Ahora lo sabrás.
Louis me empuchó por un camino. Un minuto después, paramos.
- ¿Es ese? -preguntó Louis.
- Sí. ¿Subís?
- Claro. Vale. Hannah, yo te guío, tranquila, ¿vale?
- ¿Tengo que confiar en ti?
- Sí.
- ¡OH, NO! -chillé- ¡VOY A MORIIIR!
Louis se rió.
- Vamos.
Abrieron una puerta. Louis me cogió en brazos y me subió a un sitio, más alto que el suelo, y me sentó en algo que parecía... un asiento trasero de coche. Pero aquello no era un coche.
Louis se sentó a mi lado y cerró la puerta.
- Espera un momento, ahora te quito el pañuelo.
Me puso el cinturón. Lo sé porqué oí el click característico.
- Vale, ¿preparada?
- Sí.
Louis deshizo el nudo del pañuelo y me lo quitó.
Abrí los ojos de golpe.
- Louis, ¿dónde estamos?
Un helicóptero.
- Siempre decías que...
- Louis, ¿¡qué es esto?!
- Siempre decías que te gustaría volar. Que te gustaría sentir la sensación de estar por encima de todo. 
Cierto. Eso es lo que siempre le decía a Louis.
- No he podido comprarte alas, cómo querrías, pero ahora mismo, vamos a volar.
Un hombre calvo nos dio unos cascos con micrófono incluido para que nos los pusiéramos.
- Dios... -susurré mientras me ponía los cascos.
Mi voz temblaba. No me lo podía creer, íbamos a volar. Por encima de Doncaster.
Las manos y el pulso me temblaban, dios, ¿oxígeno? ¿Qué era eso? ¿Dónde estaba cuando lo necesitabas?
Me giré hacia Louis, sin poder contener las lágrimas de emoción.
- ¿Hannah? ¿Estás bien? -oí su voz por los cascos.
Asentí con la cabeza, tapándome la boca con la mano.
Louis cogió mi otra mano con la suya y nuestros dedos se entrelazaron.
Un par de segundos después, cuando empezaba a controlarme, el motor del helicóptero se puso en marcha, las hélices empezaron a girar y el helicóptero se elevó del suelo.
Me amorré a mi ventana, sin dejar la mano de Louis, para ver cómo nos íbamos enlairando y la tierra, las casas se hacían cada vez más pequeñas.
- ¿Te gusta?
- Me encanta, es, es... Precioso, de verdad. No sé... -y aquí perdí el don de la palabra otra vez.
Él sonrió. Sabía lo que eso significaba para mí. Era más que un simple vuelo, más que un sueño cumplido.
Era más que eso. Lo que significaba.
"Siempre decías que te gustaría volar. Que te gustaría sentir la sensación de estar por encima de todo."
Si quería regalarme algo, no podría haberlo hecho mejor.
Aún hoy no me puedo creer cómo... No hay palabras para describir cómo es volar, pero en helicóptero, no es lo mismo que en avión. Pude verlo todo. Todas las partes de Doncaster que a Louis y a mí tanto nos gustaba visitar, todos esos edificios, parques... Todo se veía tan pequeño. Te sentías mayor a todo lo demás.
Libre.
El vuelo 'sólo' duró veinte minutos, pero, sin duda alguna, fueron los mejores veinte minutos de mi vida.
Cuando el helicóptero aterrizó otra vez, bajé. Me sentí algo desilusionada al volver a poner los pies en el suelo. En el aire se estaba tan... increíble.
Me alejé del helicóptero siguiendo las órdenes del piloto: rodeando, por la zona azul, evitando la zona amarilla.
Esperé a que Louis llegara también a mi lado, y cuando estuvo fuera de la zona de aterrizaje, me lancé a sus brazos.
- ¿Es lo que querías?
- Es más de lo que quería. Ha sido... absolutamente increíble.
- Me alegro de que te haya gustado -sonrió.
- Ha sido precioso.
- ¡Pero eso no es todooo!
- ¡¿No?!
- ¡Dave! ¿Dónde está el jeep?
- ¡Al lado de vuestro coche! -gritó el piloto.
- ¡Vale, lo cogemos!
- ¡Adelante! ¡Que os lo paséis bien!
- ¿El jeep? -pregunté, pero Louis echó a correr y yo tras él.
Sí, sí. Un jeep. Sin techo. Un jeep verde, con estampado militar.
- Vamos, Hann, ¡sube! -gritó Louis, que ya estaba subiendo.
Me senté en el asiento de copiloto.
- ¿Las llaves? -dijo.
- ¡Son para el jeep!
- ¡Pues claro! -dijo, cogiéndomelas de la mano y metiéndolas en la ranura. Giró la llave y puso el jeep en marcha.
- ¡Alláaa vamooos!
Arrancó y el jeep empezó a avanzar por el camino de arena.
- ¡Wohooo! -gritó Louis, cuando ya íbamos a más velocidad.
Dejamos los árboles y el cosque atrás y nos encontramos en una gran explanada de campos verdes a banda y banda.
- Esto me recuerda al vídeo de Live While We're Young -dijo Louis, riéndose.
Puse la mano encima de la capota del coche y empecé a marcar un ritmo.
- Hey girl I'm waiting on you, I'm waiting on you -empezó a cantar Louis, más gritando que cantando-. Come on on and let me sneak you out -me señaló con el dedo a señal de pie.
- And have a celebration, a celebration. The music up, the windows down.
- Yeah, we'll be doing what we do, just pretending that we're cool, and we know it too.
- Yeah, we'll keep doing what we do, just pretending that we're cool, so tonight...

"Let's go! crazy, crazy, crazy till we see the sun
I know we only met but let's pretend it's love
And never never never stop for anyone
Tonight let's get some
And Live While We're Young"

Estábamos coreando el "Woh wowoh woho wohohohhh" cuando de repente se oyó un golpe, y el jeep paró de golpe.
- ¿Qué ha sido eso?
- Mierda -dijo Louis-. El motor.
Bajó del jeep de un salto y abrió la capota.
- Oh, mierda...
- ¿Qué pasa?
- Ni pajolera idea, no sé nada de mecánica. Pero esto huele mal.
- Claro, a gasolina, ¿no?
- Supongo. Pero no creo que vuelva a arrancar.
- Espera, ¿me estás diciendo que nos hemos cargado el jeep?
- Me he cargado el jeep, sí.
- Guay. Y ahora, ¿qué hacemos?
- Pues... Llamar a Dave.
Louis sacó el móvil y marcó un número.
- No hay cobertura.
- Está bien eso.
- Pero, espera. Déjame mirar dónde estamos.
- Espero.
Miré a mi alrededor. Estábamos en el medio de la nada. Campo a la izquierda, campo a la derecha.
Peté la lengua.
- Ah, tranquila. Estamos cerca. Podemos ir andando. Ven -dijo, ofreciéndome la mano para ayudarme a bajar del jeep.
Metí las manos en los bolsillos de mi abrigo y seguí a Louis colina arriba.
- ¡Feliz sorpresa número dos! -gritó él.
Había un bosque en una de las bandas, una explanada completamente verde y la colina que bajaba hasta el camino de arena.
- ¿Qué...? -empecé, pero me mordí la lengua.
Yo me acordaba de este sitio. Había estado aquí.
- Tu y yo estuvimos aquí, ¿verdad?
- Verdad -contestó él, petando la lengua.
- Hace... tres años.
- Verdad.
- Vinimos en bici, ¿verdad?
- Verdad.
- Era Abril... ¡Por mi cumple! Me trajiste aquí por mi cumple. Y preparaste un picnic para los dos justo debajo... ¡ése árbol!
- ¡Bingooo! -se rió él- ¿Debajo qué árbol?
- Aquel -dije, señalándolo.
- ¿Y qué hora es?
- La hora de comer... -entonces, caí en cuenta- No.
- Sí.
- ¡¿En serio?!
- ¡Sí!
Eché a correr hacia el árbol, y, evidentemente, como tres años atrás, debajo había una manta, roja a cuadros, extendida, con una cesta de picnic encima.
- ¡Feliz no-cumpleaños! -rió él, pero yo no estaba por reír. Mi boca estaba demasiado ocupada chillando.
Me tiré encima de Louis y los dos caímos al suelo. Lo abracé, fuerte, muy fuerte, y empecé a llenarle la cara entera de besos.
- Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero.
- Y yo, Hann, y yo, pero ¡déjame respirar!
- Eres el mejor. ¿Te lo he dicho nunca?
- No.
- Pues eres el mejor.
- No hay para tanto.
- No, ¡en serio! Eres lo mejor que me podría pasar, Louis.
Louis sonrió.
- Tengo otra cosa para ti -dijo, con voz dulce.
- ¿Otra? ¿Es broma?
- No.
Louis puso su mano en los bolsillos de su abrigo y sacó de él una cajita cuadrada, negra, con un lacito rosa.
- Toma.
Sorprendida, cogí la pequeña caja en manos y la abrí. Dentro había un pequeño colgante. 
Era una L, una letra L preciosa, hecha con una caligrafía muy bonita, que colgaba de una cadena plateada.
- Dios... -susurré.
- No es sólo un colgante. Me explico -dijo, mientras lo cogía cuidadosamente para ponérmelo-. Este colgante lo compré en Londres antes de empezar el tour. Me lo puse en el bolsillo, con caja y todo, y lo llevé conmigo todos los días del tour, todos. Siempre lo traía conmigo. Esta pequeña L ha estado en Inglaterra, Irlanda, París, Barcelona, Italia, Grecia, Alemania y Suecia. Ha estado conmigo siempre. Y ahora, es tuya -terminó, justo cuando terminaba de abrochar la cadena por detrás de mi cuello.
Abajé la mirada y miré la pequeña L, mi pequeña L. Me encantaba. Me encantaba poder llevar una parte de Louis y de su vida, por así decirlo, encima.
- Me encanta. En serio, es preciosa. No me la pienso quitar nunca.
Louis sonrió y la acarició con los dedos una última vez.
- Pensé que te gustaría, porque... Significa más de lo que vale, ¿entiendes?
Asentí con la cabeza.
- Te entiendo perfectamente. Y sinceramente, lo adoro.
La miré otra vez.
- Todo ese tiempo que no estaba contigo, ella sí lo estaba y ahora... La tengo yo y...
Sonreí tristemente. Era precioso.
- Así, aunque no esté a tu lado físicamente, siempre tendrás a una pequeña parte de mí -añadió él, apartándome un mechón de pelo de la cara y recogiéndomelo detrás de la oreja.
- Es lo más bonito que nadie ha hecho nunca por mí -conseguí decir, mientras un par de lágrimas traicioneras bajaban mi mejilla-. Y mira que el récord lo tenías tú.
Louis se rió por debajo la nariz.
- Me gusta ponerme el listón alto... Eh, mírame -dijo, levantándome la cara por la barbilla, haciendo así que lo mirara a él-. Te amo, Hannah. Con todo mi corazón. ¿Siempre?
- Siempre -dije, esforzándome por sonreír-. Louis...
- Hannah.
- Llueve.
Y, sin apenas dejarme tiempo para coger aire, Louis se abalanzó hacia mí y me besó, rodeándome con sus brazos.
¿Por qué, por qué las cosas con él tenían que ser tan absolutamente perfectas?

diumenge, 26 de gener del 2014

Week 6 - 1R (Reencuentros)

¡BUEEENAS NOCHES, MUNDANOS!
Hoy os traigo una noticia muy boom para el 1R, aunque algunos ya la sabéis...

La cosa es que la novela, Reencuentros, se acaba.
Aún no, pero que sepáis que esto pues... no va a durar para siempre.
Aún tengo muchas cosas pensadas, muchas cosas que van a pasar, pero también tengo el final planeado.
Es algo irónico que os diga que se acaba justo cuando voy a subir el 100, ¿no creéis?
En fin... ¿Que cuánto falta? No sé. Un mes o dos, quizás.
Eso sí, a los 138 seguro que llego. Cómo me llamo Anna que llego al 138.
Hasta el 138 seguro, entonces son dos meses mínimo. De dos meses a tres.
NO SÉ.
A algunos de los que leéis esto, ya lo sabíais y no os coge por sorpresa, pero a los otros, pues meh. No sé qué decir...

EEEEEN FIN, MUNDANOS. QUE NOS VEMOS EL MARTES POR EL SUPERESPECIAL 100, WEEEEEE (~._.)~

dissabte, 25 de gener del 2014

Reencuentros - 99

99

2 de Febrero, 6:41AM.

*Piip, piiip, piiip. Piiip, piiip, piiip*.
Rápidamente apagué el despertador. Giré la cabeza hacia Louis: Aún dormía.
Me levanté de la cama y bajé al comedor. Entré en la cocina, cogí dos rebanadas de pan de molde y las unté con manteca de cacahuete. Me serví un vaso de zumo de naranja y también me lo bebí.
Subí a la habitación. Entré en el baño y me duché. Al salir, Louis aún dormía.
Me dirigí a la butaca y cogí mi ropa, que había preparado la noche anterior. Entré en el baño y me vestí, peiné y maquillé los ojos.
Bajé otra vez al comedor. Fui a la cocina e hice un café, que metí en un vaso de cartón que había comprado ayer. Pensé que me serviría para así tomarlo durante el camino. Lo cogí, junto a mi abrigo y mi bolso, y salí.
Prrr, qué frío. Recordé cómo llegar a la parada de bus, que estaba a dos calles de casa.
Esperé unos dos minutos y luego, llegó el bus. Me metí dentro y me senté en una silla cerca de la puerta.
Tomé sorbos del café, y tres paradas después, bajé del bus. Crucé la calle, anduve un minuto y ya llegué a la oficina.
Tiré de la puerta, subí al segundo piso, fiché y entré en mi oficina.
Como todos los días, me senté en mi escritorio, encendí el ordenador y me preparé para empezar la jornada.
Entonces, Ivette (una chica normal de mi oficina), se me acercó y me dijo:
- Oye, Hannah.
- Dime.
- ¿Quién era ese chico tan guapo que te vino a recoger ayer?
- Un amigo.
- Ya, así se le llama ahora a los chicos a los que les comes la boca, ¿no?
Nunca había tenido mucha relación con Ivette. No era una chica tonta, ni cotilla, ni superficial. Era una persona normal, en un mundo diferente. Sin embargo, nunca me había hecho con ella. No es que tuviera nada en su contra ni nada por el estilo, pero simplemente no hablábamos nunca. Ese motivo tanto podía servirme para negar diálogo alguno como para darle una oportunidad y abrirme a ella.
Al final, me decidí por la segunda opción.
- Vale, es mi novio.
Ivette sonrió.
- Ya me lo imaginaba. ¿Cómo se llama?
"No, eso no".
- Lo siento, Ivette, pero no voy a contestar a eso.
- ¿Por qué?
- Porque no... no quiero.
- Oh, Hann, vamos. Mira, yo ahora estoy soltera, pero mi ex se llama Neil.
- ¿Neil? -pregunté, sorprendida.
¿Neil? ¿Mi Neil? ¿Con Ivette?
- Sí, es de aquí.
- ¿Uno moreno, que lleva un pendiente negro en la oreja izquierda?
- Sí, ¿lo conoces?
- Sí, un amigo del instituto.
Si Neil había estado con ella es que no era mala persona ni nada por el estilo. Quizás debería confiar en ella, ¿no?
- ¿Ves? Ahora ya sabes quién es mi ex, ¿por qué no puedes decirme cómo se llama tu novio? -dijo ella, poniendo morritos.
- Vale... Pero no se lo digas a nadie, ¿de acuerdo?
Ella hizo señal de cerrarse los labios con cremallera.
- Pues... Se llama Louis.
- ¿Louis qué? -salió de la nada Kimberly.
- ¿Qué? -dije.
- Has dicho no-se-qué de un Louis.
- No...
- Sí, que te he oído.
- Qué va, ha dicho cutis -me defendió Ivette-. Le he preguntado cómo se lo hacía para tener la piel tan lisa.
- Ya... -dijo Kimberly, echándome una mirada y yéndose otra vez a su sitio.
Le di las gracias a Ivette con la mirada, que asintió levemente con la cabeza, cómo diciendo "de nada", se dio la vuelta y se fue.
Enterré la cara entre las manos.
Mierda. Kimberly no podía enterarse de Louis. No podía enterarse que era mi novio. Tal y como había dicho Andrea, fácilmente podría usarlo en mi contra, y yo lo sabía. Y si las cosas iban mal, seguro que encontraba una forma de usarlo para que me despacharan.
No podía pasar eso. Necesitaba ese trabajo, y necesitaba un trabajo en paz...
Quizás me estaba precipitando. Kimberly sólo había oído "Louis". No tenía ni por qué enterarse de que hablaba Louis Tomlinson, ni de que lo conocía, ni mucho menos que él era mi novio.
Suspiré. Tomé otro trago de café y empecé a trabajar.

--
Cuando terminó mi jornada, marché y me fui directa al piso de antes. Saqué las llaves, que aún tenía, y subí hasta el primer piso, pero en lugar de dirigirme a mi puerta,  me dirigí a la de la señora Shaggan, que me abrió.
¿No os lo había dicho? Mi anterior piso pertanecía a la señora Shaggan, pero me lo alquilaba a mí.
Ella ya tenía preparado el contrato de recisión, que firmé sin leerme dos veces. Le devolví las llaves, le di las gracias por todo, y le regalé una caja de bombones y una botella de vino francés que había comprado en Londres.
Después de haberme despedido de aquella encantadora mujer, cogí el bus y volví a casa.
Entré, tiré las cosas al suelo y me tiré en el sofá.
Llamé a Louis. Había salido con Harry. Me invitó a ir con ellos y Lena, pero yo estaba cansada, fatigada, sin hambre, me dolía la cabeza, todo se me hacía una bola inmensa y no tenía ganas de hacer absolutamente nada, así que le agradecí la invitación, pero le dije que me encontraba mal; subí a mi habitación, me metí en la cama y en poco tiempo, me dormí.
Y no desperté hasta el día siguiente.



--
Sé que es corto, BUT es que el sábado pasa una cosa especial, que os tengo reservada por el capítulo 100, así que tengo que dejarlo aquí. 
Buenas noches, mundanoooos!   -Anna'xx

divendres, 24 de gener del 2014

Reencuentros - 98 (Parte II)

98,5


- Vamos, vuelve a dormir.
- ¿Seguro? ¿No quieres que desayune contigo?
- No, no, tranquilo.
- Vale... Buenas noches, sweetie -dijo, volviéndose a meter bajo las sábanas.
- Buenas noches, precioso -dije con voz dulce.
Me alisé el pijama con la mano y empecé a bajar las escaleras, intentando no chocar con ninguna de las cajas que aún había en el pasillo. No es que fuera tan difícil, es que eran las seis de la mañana, me había despertado cayéndome de la cama y tenía un sueño impresionante.
Intenté recordar dónde era la cocina. Abrí una de las puertas.
No, mierda, eso era el baño, no la cocina. A menos que quisieras comer encima del retrete.
Volví a cerrar la puerta y se me iluminó una luz: La cocina estaba al lado de la mesa.
Abrí esa puerta y, efectivamente, ahí estaba la cocina.
"Gran idea", pensé.
Instintivamente, abrí la nevera en busca de algo para comer.
Pero había un problema.
Estaba vacía. Absolutamente vacía.
Claro, si aún no habíamos ni ido a comprar.
"Si fuisteis a cenar fuera ayer no era especialmente por gusto", me recordó mi superdotada mente.
Suspiré. Y ahora, ¿qué?
En un día normal, en mi piso, me habría tomado un bol de cereales con leche, y luego me habría comprado un cappuccino en el Starbucks.
Pero hoy, ni cereales, ni cappuccino. Por que no volvería a pasar delante de la cafetería para ir al trabajo.
"Ostia, es verdad. ¿Y cómo demonios voy yo al trabajo? ¿Cómo se llega a la oficina desde aquí?"
Jodeeer. ¿Qué mierdas hacía yo ahora? ¿Y si me volvía a dormir y pasaba el día entero en la cama, con la excusa de encontrarme mal o algo?
"No. No puedo hacer eso. Ya tenías un permiso de dos días, así que no puedes coger otro."
Suspiré. Salí de la desierta cocina y volví a subir las escaleras y a entrar en nuestra habitación.
Comprobé que Louis estaba durmiendo, así que me colé en el baño, saqué el gel, el champú y el acondicionador de mi mochila, rescaté una toalla de una de las cajas; y entré en la ducha.
Me duché en unos cinco minutos. Luego, salí, me envolví en la toalla y salí del baño.
- ¿Hannah?
- ¿Tú no estabas durmiendo?
- ¿Ya has desayunado?

- Si no hay nada, ¿qué quieres que desayune?
- ¡Joder! Es verdad. ¿Y qué harás?
- No sé. ¿Dónde está la parada de bus más cercana?
- ¿Por qué?
- Pues para ir a trabajar.
Louis suspiró.
- Ya te llevo yo -dijo, quitándose las sábanas de encima.
- No es necesario, puedes quedarte durmiendo si quieres.
- No pasa nada.
- ¿Seguro?
- Sí... Me visto y vamos a desayunar algo, ¿vale?
- Perfecto. Gracias, amor. Te quiero.
- Y yo. Buenos días -susurró, aún con voz de dormido.

Stop. Paremos un momento.
Podría explicaros con cantidad de detalles a qué sabían los croissants que nos compramos Louis y yo para desayunar, podría narraros la "conversa" con las chicas de mi oficina con todas las comas, pero, la verdad, me da un palo enorme, y tampoco os interesa tanto.
Así que, a partir de aquí, voy a avanzar el día. Voy a ponerlo a cámara rápida.

Me vestí y esperé a que Louis lo hiciera también. Salimos de casa. Fuimos a un horno de pan. Compramos dos croissants de chocolate. Nos paramos en otro local a comprar dos cafés. Llegamos delante de mi oficina en coche. Bajé. Le di un beso a Louis. Se fue, y yo entré en mi oficina.
Aguanté y respondí con paciencia a las preguntas que me hicieron Sophie y Kayley, probablemente las dos chicas más tontas que jamás hubiera visto.
"¿Dónde has estado?", "¿Con quién?", "¿Qué ha pasado?", "¿Tienes novio?", "¿Cómo se llama?", "¿Por qué no nos quieres decir cómo se llama tu novio?", etcétera.
Trabajé.
A la hora de salir, Louis me recogió con el coche y fuimos a comer a un chino.
Esa tarde, desempaquetamos unas cuantas cajas, las que contenían las cosas más importantes, y fuimos a hacer la compra del siglo.
Salimos con unas 300£ menos, pero tres carros llenos de comida y cosas para la casa.
A las cinco y media de la tarde, recibí un mensaje de Lena diciendo que ya estaban en Doncaster. Eso me sorprendió, puesto que se suponía que Harry y ella estaban ahí desde el día anterior. Lena me dijo que ya me lo contaría cuando nos viéramos.
Esa noche, cociné por primera vez en esa casa. Hice macarrones con salsa boloñesa. Y punto.
Simple, but effective. Supongo que sería la expresión más adecuada para describir la cena.
Después de eso, nos fuimos a dormir, ambos cansados.

Pero, el viernes sucedió algo. Algo que, yo aún no lo sabía, pero me iba a cambiar la vida por completo.

dijous, 23 de gener del 2014

Reencuentros - 98 (Parte I)

98

Eran cerca de las ocho y media cuando llegó el camión con todas las cajas de mi piso. Sólo unos minutos después, estaban todas descargadas y en la habitación correspondiente.
- Dormimos aquí esta noche, ¿no? -me aseguré.
- Sí, si te parece bien. Pero, todas tus cosas están en cajas, ¿cómo...?
- No te preocupes por eso -le interrumpí-. Ya me lo imaginé, así que entre las cajas dejé una mochila con las cosas necesarias dentro. ¡Voy a ver si la han traído! -grité, y eché a correr escaleras arriba.
Una vez arriba, me encontré un problema. ¿La habitación estaba a la izquierda o a la derecha?
- ¡A la izquierdaaa! -gritó Louis, leyendo mi mente, desde abajo.
Es verdad. Al final del pasillo de la izquierda estaba la puerta nuestra habitación.
"Nuestra. No es la mía, no es la suya. Ahora es nuestra. De los dos."
Un escalofrío me recorrió la espinada, y, emocionada, entré en nuestra habitación.
Fui al montón dónde los hombres habían dejado todas las cajas amontonadas y empecé a rebuscar hasta que encontré la mochila. La abrí y comprobé que todo estuviera dentro: Sí, lo estaba.
- ¡Todo en ordeeen! -grité, bajando las escaleras otra vez.
Salté por encima del sofá, y del mismo salto me senté al lado de Louis.
Él me miró y sonrió.
- Oye, ¿te apetece una hamburguesa?
- ¡Claro!
- Pues vamos, que hay un Hollywood por aquí cerca.
- ¡Pero si acabo de sentarme!
- Se sienteee -dijo él, que ya estaba cogiendo su sudadera.

--
Louis y yo fuimos a cenar a un Foster's Hollywood que había a un par de esquinas de casa, de la nueva casa, la casa de verdad, no el pequeño piso en el que vivía antes.
Nos comimos dos hamburguesas dignas de su nombre (hamburguesas), de esas que sólo verlas se te hace la boca agua, que apenas te entran en la boca cuando intentas morderlas.
Conseguí engañar a Louis y pagué yo la cena, aunque él no paró de retraérmelo todo el viaje de vuelta a casa.
Entrar en la casa era un placer, había espacio, podía correr, podía escaparme de los brazos de Louis sin miedo a chocar con algo o romper nada. Y todo lo que me faltaría por ver.
Antes de irnos a la cama, Lou y yo salimos al jardín. Había una piscina en forma de alubia, algunos arbustos y, cómo no, un árbol. Uno. No pude evitar reírme al recordar cómo Coco había hecho desaparecer el único árbol que había en el jardín de la casa de Londres.
Mi chico se sentó a los pies del árbol, que creo que era un manzano, y me hizo una seña para que fuera con él.
Fui hacia él y me senté en su regazo. Tumbé la cabeza hacia atrás, recostándola así sobre su espalda; y él apoyó la suya en mi cuello.
¿Qué pasó, cinco minutos? ¿Diez? ¿Veinte? ¿Media hora? ¿O quizás una hora entera?
No lo sé. Junto a él, toda mi noción del tiempo desaparecía.
Recuerdo que al final, me levanté, ignorando las quejas de él, le dije que me tenía que ir a dormir, que la mañana siguiente me iba a trabajar.
Él suspiró. Se levantó, me cogió la mano y los dos subimos al piso de arriba.
Entramos en nuestra habitación, me puse el pijama y me lavé los dientes. Cuando salí del baño, me encontré con que Louis se había quedado dormido en la butaca.
Qué mono. Con esa cara, tan perfecta, esa sonrisa, tan dulce, esa expresión de felicidad que me hacía morir de amor, y a la vez esa mueca de cansancio que se mostraba en su rostro.
Con un beso suave, lo desperté. 
"A dormir, a la cama, que así puedo tumbarme a tu lado", le dije.
Él sonrió y me besó otra vez. Se levantó de la butaca, anduvo dos pasos, y se tiró encima de la cama.
Me metí en mi lado y di unos golpecitos suaves al colchón, haciéndole un señal para que él entrara también.
Louis me hizo caso, y se metió debajo del edredón. Pasó los brazos por mi cintura y me atrajo hacia él. Me dio un beso en la mejilla.
"Buenas noches, princesa, te quiero" fue lo último que oí antes de dormirme.

--
- ¡AU! -grito de repente. Abro los ojos. Estoy en el suelo.
¿En el suelo? ¿Qué es esta alfombra? ¿Dónde estoy?
- ¡Hannah! ¿Estás bien? -grita Louis, de repente, levantándose de la cama de un bote y corriendo a mi lado.
Ah, sí. La cama. Me he caído de la cama.
- ¿Hannah? -el tono de su voz suena preocupado.
- Lou...
- ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
- Buenos días...
- Buenos días -suspira él, aliviado.


*Mañana os subo la segunda parte. Besosssssss'xx*

dimarts, 21 de gener del 2014

Reencuentros - 97

97

                                                                                                                                                   By Anna'xx
- Bienvenida a tu nueva casa -sonrió Louis.
- Dios mío...
- ¿Te gusta?
- ¿Que si me gusta? Louis, es perfecta.
Louis encogió los hombros.
- Una casa perfecta para una chica perfecta.
Me estremí por dentro. Qué mono.
Me giré y de un bote le planté un beso en los labios.
- ¿Sabes ya cuánto te quiero?
- Me lo sueles decir, sí.
- Jo, pensé que era la primera -dije, haciendo un puchero.
- Anda, cállate, tonta -dijo, y me besó la frente-. ¿Quieres seguir viendo la casa?
- ¡Sí! ¿Tiene piscina?                                         
- Sí, en el jardín trasero.
- Wooooo.
- Vamos, que te enseño la casa. Sino, no podré darte mi pequeña sorpresa.
- ¿Qué sorpresa?
- Si se llama sorpresa, ¿crees que te lo diré?
- Por intentarlo...
Louis me enseñó todas las habitaciones de la primera planta (el comedor, la cocina y el baño), y luego subimos a la segunda planta, dónde había dos pasillos: uno a la izquierda y otro a la derecha. En el de la derecha, había dos habitaciones para invitados, una con una cama doble y otra con una cama individual; y en el fondo del pasillo había un baño.
Luego, a la izquierda, había dos habitaciones: Una, considerablemente más pequeña que la otra, el estudio. Y la otra, una gran habitación doble con baño propio, televisión propia y dos sillones comodísimos.
- ¿Sabes? Me gustaría reemplazar una de las habitaciones de invitados por una sala de juegos -me dijo Louis mientras yo me tiraba en nuestra cama.
- ¿Y por qué una habitación de invitados? Con lo monas que son.
- ¿Dónde podemos ponerlo sino?
- En el sótano.
- ¿En el sótano?
- Sí, en el garaje. Hay espacio para cuatro coches, y nosotros sólo tenemos uno. Ahí puedes poner un sofá o lo que quieras, hay espacio de sobras.
- ¿Y un pequeño campo de fútbol?
- Para eso tienes el jardín, ¿no?
- Ah, es verdad. ¿Entonces me dejas poner porterías en el jardín?
- Claro, si es tu casa.
- ¡Qué guayyy!
Me reí.
- Oye, ¿y mi sorpresa?
- Debajo el cojín.
Extrañada, metí la mano debajo del cojín y busqué algo, hasta que lo encontré. Lo cogí y saqué la mano para ver que era.
- ¿Unas llaves?
- Sí.
- ¿Y que abren?
- Aaah.
- Jo, ¡Louis!
- Lo siento, amor, pero tendrás que esperar al fin de semana.
- Joder. Eres una mala persona.
- Me quieres.
- No. Te odio.
- Pues ahora me enfado y no respiro.
No se oyó nada por unos instantes.
- ¡Guerra de cosquillaaas!


--

#Coco#

Colgué el teléfono y subimos a la moto. Al llegar a casa saqué las llaves, pero la puerta se abrió de golpe, y Harry apareció tras ella.
- ¿¡Dónde estabais?! -gritó Harry, enfadado.
- No grites, que Lena tiene resaca.
- ¿¡Qué has hecho con Lena?!
- Eh, con la calma.
- Estoy aquí -apareció Lena.
- ¿Dónde estabais?
- Pueees... Me parece más fácil que veas esto -le di la lista y le mostré algunas fotos de mi móvil.
- ¿Qué es esto?
- Tú me has preguntado dónde hemos estado.
- ¿¡PERO TÚ ESTÁS LOCA?! 
- ¡Que no griteees!
- ¿Tú has visto lo que has hecho? ¿Te parece normal ir al zoo haciéndote pasar por una zebra, subir al London Eye en bikini, subir todas las escaleras de la catedral de St.Paul pintada de azul... y todas estas locuras?!
- ¿Tienes algún problema con lo que hago? Al menos yo tengo aficiones mejores que gritar a la otra gente.
Voy a llamar a Niall.
- ¿Por qué quieres llamarme? -dijo mi primo, apareciendo tras Harry.
Harry le dio la lista a Niall y le mostró las fotos. Niall empezó a reírse como un poseso.
- No tiene gracia -dijo Harry, enfadado.
- Pues yo sigo acordarme de nada -dijo Lena.
- Es que no estás acostumbrada. Yo sólo tengo una resaca así cuando llevo tres noches -aclaré.
- Hahaha, aún me acuerdo de cuando nos íbamos de fiesta por Dublín con el carnet falso -dijo mi primo.
- ¿¡Pero no le vas a decir nada?! -gritó Harry.
Niall y yo empezamos a reír, y chocamos las manos.
- Bueno, yo me tengo que ir -dije mientras iba hacia mi cuarto.
- ¡No! -gritó Harry- Tú te quedas. Estás castigada sin salir.
- Harry, por dios, ni que fueras mi padre. Además, he quedado -dije, cogiendo mi mochila.
- ¿Qué llevas en la mochila?
- Nada que te interese, adiós -y salí corriendo.
- ¡Lleva droga! -gritó Harry, que salió corriendo tras mí. Como era más rápido que yo, me alcanzó en pocos segundos y me cogió como a un saco de patatas.
- ¡No llevo droga, idiota! -grité, pataleando.
Niall dejó de reír y puso cara seria. Vino hacia mí y entre él y Harry me quitaron la mochila.
- ¿Qué hacéis, locos? -grité, pero ya era demasiado tarde. Ya habían abierto la mochila.
- ¿¡Sprays?! -dijeron los dos a la vez.
- Sí, tengo que irme. Me están esperando.
- ¿No serán para inhalar o algo? -se rió Niall mientras olía uno de los sprays.
- ¡Tú lo que eres es una delincuente juvenil! Raptas a mi novia, la emborrachas y te la llevas por Londres, ¡y encima es mi cumpleaños!
- Ella vino por voluntad propia. Además, ya te he felicitado. Tengo que irme, joder, que John me está esperando.
- ¿Quién es John? -preguntaron los dos a la vez.
Suspiré. Una vez más, la había cagado.
No tuve otra opción que contarles que John era el crítico de arte, y que me había comprado algunos dibujos para su galería.
Los dos se quedaron flipando. Naturalmente no les expliqué nada del almacén abandonado.
Empezaron a hacerme preguntas, hasta que dije:
- Bueno, yo tengo que irme. La inauguración de la exposición es en menos de una hora.
- ¿Y vas a ir así vestida? -preguntó Lena.
- Sí, ¿por qué?
- ¡No puedes ir así! Anda, ven.
Lena me dejó un vestido y unos tacones, yo creo que me veía ridícula, pero Lena no me dejaba ir vestida de otra forma, y tampoco me sobraba tiempo, que dijéramos.
- Bueno, Lena, yo me voy, suerte con Harry -dije, guiñándole un ojo.
- Gracias, suerte a ti también -sonrió.
Cogí la moto y me fui directa a la galería para la inauguración.
Fue genial, aunque fuera una fiesta así formal, Lena tenía razón. Había mucha gente y conocí a personas... realmente interesantes.

diumenge, 19 de gener del 2014

Reencuentros - 96

Bbys... Siento no haber subido ni el jueves ni ayer, pero es que llevo una semana más mala, por varios motivos, y no he estado ni un sólo segundo inspirada, intenté escribir pero no podía, en mi mente pasaban demasiadas cosas y mi cabeza se ponía a pensar en otros asuntos, y era absolutamente imposible escribir algo...
Os pido disculpas otra vez, os debo dos capítulos y un 1R, lo sé, y lo siento, pero es que mi cabeza no da para más de lo que está dando esta semana. Y no es precisamente porque tenga exámenes ni nada, sino que... Simplemente, llevo una semana muy mala, malas noticias y tal... Si veis el capítulo algo mal escrito o oscuro o lo que sea, lo siento, hice lo que pude...
   -Anna



96

El viaje de Londres a Doncaster por autopista duraba unas 3 horas, aunque se nos pasó muy rápido, al menos a mí.
Era divertido, porque íbamos por la autopista pero sin conducir, ya que nos remolcaba el camión de mudanzas, y eso significaba que podíamos hacer lo que quisiéramos, mientras fuera dentro del coche, sin riesgo de sufrir un accidente. 
Cantamos, hablamos, bailamos, comimos, saludamos a los coches que pasaban a nuestro lado, hacíamos bromas telefónicas e incluso Louis tuvo tiempo de empezar a componer una canción.
Cuando entramos en Doncaster, el camión paró. El copiloto bajó y se nos acercó.
- Señor, tenemos órdenes de dejar el coche aquí y seguir con el camión hasta la casa, ¿son correctas?
- Sí -dijo Louis, buscando algo en su bolsillo-. Toma, las llaves de la casa. Id entrando las cosas, nosotros nos pasaremos por nuestro piso y luego vendremos.
- Perfecto -dijo el hombre, cogiendo las llaves que le ofrecía Louis.
El hombre quitó el coche de Lou del remolque y volvió al camión, que arrancó otra vez y se fue.
Miré al chico, extrañada.
- Prefiero enseñarte la casa cuando estemos solos, ¿te parece bien?
- Claro -sonreí.
Louis sacó las llaves del coche de la guantera y arrancó.
Llegamos a mi piso en pocos minutos. Salimos del coche y subimos las escaleras hasta llegar a mi puerta.
Saqué las llaves en silencio y abrí.
- Pasa -le dije a Louis, mientras encendía la luz.
Miré mi casa, vacía de mis cosas. Aún había muchos muebles, pero mis libros, mi decoración, mis cosas, estaban metidas en cajas, que ahora eran las que adornaban el salón.
- Oye, Hannah.
- Dime.
- Yo quiero ver esa figura mía de tamaño real -dijo, medio haciendo un puchero.
- Está bien -dije, dándole un beso fugaz en los labios-. Pero alegra esa carita.
Louis dibujó una sonrisa tan amplia que parecía un chino.
Lo conduje a mi habitación. La figura de cartón estaba ahí, justo dónde la había dejado. Era la única cosa que no había empaquetado.
Louis soltó un chillido y corrió a ponerse al lado de la figura.
Se colocó en la misma posición, con los brazos cruzados y las piernas algo separadas, me miró y me dijo:
- ¿A que me parezco a él?
- Tenéis un parecido... ¿No seréis familia?
- No, familia no -se rió él.
- Louis.
- Hannah.
- Tengo hambre.
- Pues la verdad es que yo también.
Chasqueé la lengua.
- Aún tengo comida, aunque no mucha. Si quieres podemos hacernos un sandwich.
- Sí, está bien.
Fuimos a la cocina y nos preparamos dos sandwichs con lechuga, queso, zanahoria rallada y tomate, y yo en el mío me puse mayonesa.
Sin siquiera sentarnos, devoramos la comida de pie en la cocina.
- R.I.P. Sandwich -dijo Louis, mostrándome su servilleta-. Fue bonito mientras duró. Siempre te llevaré en el corazón, tío.
Después de comer y haber dejado mi maleta en el piso, salimos otra vez y volvimos a subir al coche.
Eran cerca de las ocho y media.
- Déjame llamar a Lena -le dije a Louis, mientras él ponía en marcha el coche.
Saqué mi móvil y marqué el número de Lena. Le di a llamar y esperé.
"Está hablando con el buzón de voz del número -- --- -- --. El teléfono al que ha llamado está apagado o fuera de cobertura."
Colgué.
- Apagado o fuera de cobertura -dije.
- Ya deberán estar en el avión -dijo Louis, haciendo una mueca.
- Sí, supongo.
Llegamos a la casa, la nueva casa, unos cinco minutos después. Era una casa mediana, ni tan pequeña como mi piso ni tan grande como la de Londres. Estaba entre otras casas iguales.
Tenía un garaje, al lado de las escaleras para subir a la casa. Encima del garaje había una pequeña terraza que debía dar al comedor de la casa.
- Tiene jardín trasero -me informó Louis. 
Flipé un poco.
Justo cuando bajamos del coche, los dos hombres de mudanzas salieron de la casa.
- Señor Tomlinson -dijo uno-. Ya hemos terminado. Todas las cajas están colocadas en la respectiva habitación dónde corresponden.
- Perfecto.
- ¿Algo más?
- En realidad sí, ¿podríais llevar las cajas de otro piso hasta aquí?
- Por supuesto. Pero serán 700£ más.
- Sí, sí, lo sé. 
Louis me miró y me hizo un señal. Le dije al hombre la dirección de mi piso y le di la llave.
Cuando se hubieron ido, pegué a Louis en el hombro.
- ¡Ay! ¿Por qué has hecho eso?
- Por gilipollas. Podría haber traído yo las cajas desde mi casa, pero nooo, el señor Tomlinson tenía que pagar para que lo hicieran por mí.
- Pensé que te hacía un favor.
- Y me lo haces, pero ese no es el tema.
- ¿Y entonces?
- Louis -dije, mirándolo fijamente-. 700£ es lo que costaba mi anterior alquiler. Yo no podría permitirme ni en sueños cosas así.
- Pero yo sí.
- Louis...
- Vale, te entiendo. Sólo que creo que es mucho más fácil hacerlo así. Tú dirás que no, pero, joder, qué palo transportar todas las cajas hasta aquí.
- Es que... Tengo la sensación de que si dejo que hagas cosas así por mí es cómo si me estuviera aprovechando de ti y...
- Eh, mírame -dijo, alzándome la barbilla, haciendo imposible no mirar a esos preciosos ojos celestes-. Te quiero, ¿vale? Y sé que tú también lo haces. Estamos juntos desde antes de que toda esta locura empezara. Si te hubiera conocido hace poco, quizás podría sospechar. Pero, ¿tú? Vamos, Hannah. Nos conocemos desde bebés. Nos conocemos desde antes de saber como se llamaba el otro. Hemos pasado por tantas cosas juntos que... Es imposible pensar en ti de esa forma, ¿sabes? Sólo quiero que sepas que si hago lo que hago, si me permito lo que me permito, es porque quiero hacerte feliz. Ese es el único objetivo. Quiero que seas feliz, aunque eso me costara la vida, aunque me costara todo el dinero del mundo, ¿entiendes? Aunque me hicieras... Ponerme un disfraz de plátano con un tutú rosa y llamar a las puertas de la gente para bailar la macarena, seguiría haciéndolo si es lo que quieres.
Me reí.
- Soy estúpido, lo sé.
- Sí. Pero eres mi estúpido, ¿vale?
- Vale -dijo él, y me besó.
Sacó las llaves de la casa de su bolsillo y las miró.
- ¿Estás segura que quieres hacer esto?
Asentí con la cabeza.
- Es un gran paso.
- Lo sé. Pero sólo otro gran paso contigo.
Ambos sonreímos como unos idiotas, antes de cogernos de la mano y abrir la puerta de la casa.
Subimos las cortas escaleras y nos encontramos en la pequeña terraza, con una mesa y dos sillas, además de algunos parterres, que daba a la calle. En el lado opuesto, había un ventanal muy grande, aunque no se podía ver qué había detrás ya que la persiana estaba bajada, y la puerta de entrada a la casa.
Louis metió la llave en la cerradura y la giró tres veces, haciendo que la puerta se abriera.
Entramos y nos encontramos en un amplio comedor, de paredes rojas, con su sofá, su pantalla plana, sus estanterías y una gran mesa con cuatro sillas en uno de los lados, con otra puerta al lado que debía de dar a la cocina. Las dos paredes, de ambos extremos del comedor, eran puertas correderas de cristal. Una daba a la terraza de delante de casa, y la otra al jardín trasero. Había unas escaleras de mármol blanco en el lado derecho del comedor, para subir al piso de arriba; y otra puerta entre las escaleras y la cocina.
Me miré la habitación otra vez: Era gigante. Había mucho espacio, los pocos muebles que había estaban separados, no como mi pi... el agobiante y pequeño piso en el que vivía antes.
Di una vuelta sobre mi misma con los brazos abiertos, fascinada. Era la primera vez que hacía eso sin chocarme con nada.
Louis me miró, sonriente.
- Bienvenida a tu nueva casa.

dijous, 16 de gener del 2014

Andrewwwwwww.

Hooooooooooola!
A ver, tengo un par de cosas que deciros:
1- Anna está con enfermita, dolor de cabeza y esas cosas y no puede subir hoy.
2- Aprovecho para decir que muchísimas gracias a la gente que sigue el blog!
Y 3- Colgaré dentro de poco, lo prometo. Pero quiero hacer un par de cambios y cosas mías:') Yo ya me entiendo!

PUES ESO CACHITOS DE FLAAAAN QUE ASIAS POR TO' Y QUE MUSHOS KISSES

-Andrew'

dimarts, 14 de gener del 2014

Reencuentros - 95

BUEEEEEEENOS DÍAS, MUNDANOS.
Hoy no he tenido mucho tiempo para escribir, así que le he pedido un poquiito de ayuda a Coco, y esto es lo que me ha enviado... Bueno, que lo disfrutéis :""")
   -Anna'xx

95

Andrew y Niall estaban en el sofá, sentados los dos juntitos, cuando Louis y yo nos preparábamos para salir.
Eran muy monos: Ella estaba con las piernas encima de las de él y él con la cabeza apoyada en el hombro de ella. Hablaban, no sé de qué, del bebé, de cómo lo harían, qué sería de sus vidas, o alguna cosa profunda por el estilo.
Yo llevaba mi pequeña maleta colgando del brazo, al lado de mi bolso.
Me giré hacia Louis. Llevaba sus tejanos negros, una camisa roja de manga larga completamente desabrochada que dejaba ver su camiseta con el logo de The Fray, y se había afeitado, cosa que le hacía parecer más joven y resaltaba sus ojos celestes.
- Voy a llamar a la empresa de mudanzas para que vayan tirando hacia el piso -me dijo, antes de despedirse de nadie.
Unos cuarenta segundos después y con el camión de mudanzas camino al piso de Harry y Louis, mi chico colgó el teléfono.
Primero nos dirigimos a Niall y a Andrew, aún en el sofá. Me despedí de ambos, pero sobretodo de ella. La felicité otra vez más y le deseé mucha suerte, aunque sabía  que la volvería a ver pronto.
Luego también nos despedimos de Liam y Danielle, y de Zayn, ya que Perrie había salido con Jade, pero le pedí a él que le diera un abrazo de mi parte.
De Harry y Lena no me despedí, porque no estaban, pero tampoco me preocupó ya que ellos esa noche también volvían a Doncaster y los vería.
Salimos de la casa y subimos al coche de Louis. Contemplé la casa por última vez, la casa donde había pasado la Navidad, probablemente algunos de los mejores días de mi vida, y muchos recuerdos pasaron por mi mente mientras Louis arrancaba.
Llegamos al piso de Harry y Louis, o como a ellos les gustaba llamarle, 'la guarida de S&S', en unos siete minutos. El camión de mudanzas ya estaba ahí.
Subimos junto a los hombres encargados de transportar las cajas al camión al piso y les enseñamos dónde estaban todas las cajas e incluso ayudamos con algún mueble.
Cuando todas las cajas hubieron sido cargadas al camión, remolcaron el coche de Louis, Tom, a la parte trasera del vehículo.
Nos metimos en el coche y lo descapotamos. Unos instantes después el camión arrancó, arrastrándonos así a nosotros tras él.


--

#Narra Coco#


Me desperté, estaba todo oscuro a mi alrededor. Empecé a intentar recordar qué había pasado la noche anterior. Y fue entonces cuando me dí cuenta, no recordaba casi nada. Había salido con unos amigos a tomar unas copas y después no recuerdo nada, algunas lagunas, ¿había estado en el London Eye la noche anterior? ¿y en el Big Ben? No. Imposible. Debe de ser que estos ingleses me están afectando, demasiado Londres para mí. 
Busqué en los bolsillos de mis tejanos rotos y fue entonces cuando encontré una lista, y lo que más miedo me dió, estaba escrita con mi letra.  

LISTA DE COCO

- Hacerme un tatuaje de henna en el culo.
- Subir al London Eye en bikini
- Subir a la catedral de St. Paul con la cara pintada de azul.
- Colarme en el zoo disfrazada de zebra.

Inmediatamente empecé a recordar todo lo que había pasado la noche anterior. Me levanté i tropecé con algo. ¡Oh  no! Ya había vuelto a colar algún animal en casa. Niall seguro que me hecharía la bronca. Pero entonces me di cuenta que el cuerpo no era un animal sinó de una persona. "Bueno, a lo mejor tengo suerte y me he acostado con algun tío macizo". Encendí la luz y sorpredentemente estaba en mi habitación aunque la persona que estaba en el suelo no era ningún tio macizo...

- ¡Lena! -grité sorprendida, mientras algunos recuerdos de la noche anterior venían a mi cabeza. 
- ¿Porqué gritas, loca?-preguntó algo aturdida.
- ¿Tu no deberías estar en Doncaster trabajando?
- ¿Eh y dónde estoy?-preguntó aún medio dormida.
- En mi habitación.
- ¿Qué hora es?
- ¡Y yo qué sé! -abrí mi móvil- Oh oh...
- ¿Qué pasa?
- Bueno, me gustaría felicitarte, eres la primera persona que aguanta una noche de fiesta conmigo sin ser arrestada- le enseñé las fotos que había en mi móvil y le dí la lista. No hacía falta decir nada más.
- ¿¡Pero qué...!?
- Deberías estar contenta, no tienes ningún tatuaje y solo ha durado una noche.
- Hahahaha.
- ¿De qué te ries?
- Tienes la cara pintada de azul.
- Pues igual que tu.
- Oh no, ¡oh no!
- Tranquila, el tatuaje es de henna, se irá en 2 semanas.
- ¡Me has hecho un tatuje!
- Yo no, loca, te lo ha hecho mi amigo Dave, yo aún no se lo suficiente. Las mariposas te favorecen.
- ¿Qué hora es?
- Són las 12:08, es 1 de febrero del 2013 caledario juliano, estamos en Londres que esta en UK, UK Europa, Europa planeta Tierra...
- Has dicho 1 de febrero?!
- Siii -dijo Coco, remarcando que era obvio.
- ¡Mierda!
-Tranquila, solo ha durado una noche.
- ¡Hoy es el cumple de Harry! ¡Y además yo debería estar en Doncaster, en clase!
- Dos noches de hard party seguidas estoy en racha!!! Bueno y que le has comprado?
- Nada. Ese es el problema, no le he comprado absolutamente nada. Y como voy a encontrar un regalo en menos de 2h?
- Antes de hacer cualquier cosa creo que deberíamos quitarnos la pintura azul de la cara y los disfraces de cebra.
- Yo no llevo ningún disfraz de cebra.
- Ah es verdad el tuyo se rompió cuando estábamos saltando al verja del zoo.
- ¡¿Cuándo qué?!
- Nada. ¿No tenias que comprar un regalo a tu novio?
Nos duchamos rápidamente, me puse unos pantalones pitillos negros con tachuelas unas botas militares i una parka. Lenna se puso unos tejanos y una sudadera con el logo de Nirvana. 
Nos dirigimos a Harrod's. Como había tráfico, fuimos en mi moto y Lena no paró de quejarse en todo el trayecto.
Estaba bajando de mi moto cuando empezó a sonar mi móvil.

-CONVERSACIÓN POR TELÉFONO-

- ¿Hola? 
- ¡Coco!
- ¡Yo!
- ¿Estás con Lena?
- ¿Quién eres?
- Soy Harry.
- Y porqué tienes mi numero de teléfono.
- Ahora eso no importa. ¿Está Lena contigo?
- S-Síi.
- La madre que... dónde estais?
- Em... - ¿y ahora qué se suponía que le tenia qué decir yo? No le podía decir dónde estabamos y fastidiar la sorpresa de Lena. Ya la había cagado demasiado con lo de Niall y Andrew.
- ¿Coco sigues ahí?
- Si, estamos en el Starbucks.
- ¿En qué starbucks?
- Em... En el de la sirena verde. Tengo que irme - y rapidamente colgué el telefono.

-FIN DE CONVERSACIÓN VÍA TELEFÓNICA-

-¿Quién era?- preguntó Lena.
-Harry, le he dicho que estabamos en el Starbucks.
- Bueno, ya lo llamaremos más tarde... Ahora ayudame a encontrar algo.

Apagué mi móbil. No sé cuánto rato estuvimos allí dentro a mi me pareció un eternidad posiblemente porqué tengo claustofóbia aunque no se lo dije a Lena, la pobre ya tenía suficiente faena como para preocuparla con mis tonterías. Al final Lena encontró el regalo perfecto: un collar en forma de avión de papel, realmente parecía que lo hubieran hecho para Harry. Bueno y naturalmente no fue su único regalo también le compramos un par del calzonzillos con estampados de huellas de animales, un delantal que ponía "kiss de chef",  un paquete de happy pills (que eran una especie de golosinas que parecian pastillas) una alfombra con el logo de superman i de batman, segun Lena para una guarida secreta  o no sé qué por el estilo, la colonia "Just Cavalli". Yo aproveché y me compré el nuevo McBook Pro blanco de 15 pulgadas. 
Tenía dinero ahorrado gracias a unos cuadros que había vendido en una galería de un importante crítico de arte, aunque no recordaba su nombre. Y parecía qué el negocio iba viento en popa, aunque naturalmente no se lo conté a nadie.
Cuando finalmente acabamos abrí mi movil y encontré 14 llamadas perdidas de Harry y numerosos mensajes.
Decidí llamarlo para que no se preocupara, lo cogió en seguida.
- ¿Harry? 
- COCO ME CAGO EN TODO DIME DÓNDE ESTAIS. NO SABES LAS HORAS QUE LLEVO BUSCANDOOS. 
- NO ME GRITES. 
- Pasame a Lena.
- No. Ah! Y feliz cumpleaños -dije, colgando.