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Cuando me despierto, me doy cuenta de que estoy sola otra vez. La otra banda de la cama está vacía.
Ruedo encima del colchón hasta llegar a la mesita de noche. Cojo mi móvil y lo enciendo:
09:51
Sábado, 31 de Diciembre.
Sonrío. Hoy es nochevieja.
Animada, me levanto y me visto. Voy al baño y me lavo los dientes y la cara. Luego me ducharé.
A paso rápido, ando hacia el salón. Para variar, todo el mundo está ya sentado.
- Definitivamente, soy la más dormilona, eh -les sonrío.
- Uy, si es mi caracol -se ríe Louis-. Buenos días, princesa -añade, y me besa.
Sonrío.
- Te hemos dejado pastel encima de la mesa, te lo puedes comer para desayunar, si quieres -me dice Andrew.
Le doy las gracias a la irlandesa y me siento en la mesa.
Justo estoy acercándome la cucharita con un trozo de pastel de chocolate, cuando llaman al timbre de la puerta.
Harry va a abrir.
- Ah, hola. -oigo-. Pasa.
Segundos más tarde entra en el comedor un hombre de media edad, de pelo castaño con tonos grisáceos y gafas. Lleva una camisa blanca, que remarca su "barriga cervecera", una americana del mismo color que el pantalón, negro, y una corbata a rallas azul marino.
- ¿Quién es? -le susurro a Louis.
- ¿Papá? -pregunta entonces Perrie- ¿Qué haces tú aquí?
- Es Jeff Edwards, director del management. El que estaba en la fiesta de Navidad. Y el padre de Perrie, ¿recuerdas? -me explica Louis. Asiento con la cabeza: sí me acuerdo.
- He venido a daros un notición que acabo de saber. Quería contároslo personalmente, así que aquí me tenéis.
Ninguno de los chicos, ni siquiera Perrie dice nada.
- Como ya sabéis -continua Jeff-, el 13 de Enero sale vuestro nuevo disco, "Take Me Home".
- Ajá -dice Liam.
- Bueno. Acabamos de terminar de cerrar un contrato para que el 15 de Enero empecéis una gira para promocionar el disco, que se llamará "Take Me Home Tour".
"Se han lucido en el nombre", pienso.
- ¿Otra gira? -pregunta Louis.
- Ya, ya lo sé. Ya sé que ahora tenéis pareja y queréis pasar tiempo con ellas y esas cosas. Pero el trabajo es el trabajo, chicos. La gira pasa por 7 países: Inglaterra, Irlanda, Francia, España, Italia, Alemania, Suecia y termináis en Inglaterra otra vez. Es un concierto en cada ciudad, así que vais a hacer 8 conciertos.
- ¿Y cuanto tiempo estaremos fuera? -pregunta Harry.
- Dos semanas.
¿Dos semanas sin los chicos? Joder. Sería duro.
Los chicos les hicieron algunas preguntas a Jeff, pero no las escuché. No podía quitarme de la mente el pensamiento de tener que separarme de Louis dos semanas enteras.
--
Pasamos la resta de la mañana dando vueltas por la casa y matando aburrimiento.
Estaba con Lena en la sala de música, jugando un poco con el piano, ya que ninguna de las dos lo sabía tocar. Entonces, me acordé de algo.
- Lena.
- Hannah.
- ¿Tú no tenías que contarme una cosa?
- Ehm...
- Me dijiste que era importante y urgente.
- Ya, ya. Ya me acuerdo.
- ¿Y...?
Lena suspiró.
- Es que... Antes tengo que asegurarme. Ya lo entenderás.
No tan segura de que lo entendería como ella decía, callé, asentí con la cabeza y decidí no darle más vueltas al asunto hasta que Lena no me dijera nada.
Luego, comimos.
Después de eso, las chicas (con Perrie incluida) nos encerramos en la habitación de Lena y mía.
Ya habíamos escogido los vestidos que íbamos a ponernos en la gala de esa noche, pero tardaríamos mucho tiempo en arreglarnos y a las siete teníamos que estar listas.
Perrie tenía el vestido que habíamos comprado ayer, plateado con trazas azules.
El de Danielle era de un color marrón-dorado, largo y brillante.
Andrew se había decidido por uno rosa clarito corto, con las tiras, el escote y la cintura moradas.
El de Lena, uno de varios tonos de verde, que le llegaba un poco más abajo de las rodillas.
Y yo, al final había escogido uno violeta, abierto por las espaldas pero de manga media y hasta media tíbia.
Antes de empezar el largo proceso que era vestirnos y arreglarnos, cada una se fue a su habitación a ducharse.
Media hora después, estábamos todas otra vez en la habitación, envueltas en toallas.
Danielle trajo su plancha de pelo y se ofreció a planchármelo a mí también; acepté. Siempre he sentido debilidad hacia el pelo liso.
Lena se había traído su plancha también y se onduló el pelo.
Cuando terminamos de todo eso, eran ya las 5:30.
Aún no nos pusimos los vestidos, ya que antes teníamos mucha cosa que hacer.
Primero: hacer pruebas de maquillaje en cada una.
Aunque insistí varias veces en que no quería que me maquillaran mucho, Danielle y Lena fueron a su rollo, y con la ayuda de Perrie, nos dejaron a Andrew y a mí demasiado guapas e irreconocibles. Al mismo tiempo.
Me habían pintado la cara y habían convertido mi piel en lisa y perfecta, sin poros ni nada. Me habían puesto rímel y me habían hecho la línea de los ojos por arriba y por debajo, de modo que el negro contrastara con mis ojos azules, remarcándolos por encima de la cara al mismo tiempo.
Y, por último, me habían pintado los labios de un color violeta.
- Ya sé que queda raro visto así -me había dicho Perrie-. Pero cuando lleves el vestido te va a quedar de muerte.
Le hice caso.
--
A las siete menos diez, salimos al recibidor.
Ya íbamos todas vestidas, maquilladas, peinadas y arregladas.
En cuestión de segundos, entraron los chicos también.
Se habían arreglado todos y se habían puesto americana. Alguien, (Harry, Zayn y Niall) se habían puesto pajarita. Pero tanto Louis como Liam iban sin corbata ni pajarita, con los dos botones de arriba de la camisa desabrochados.
Louis se acercó a mí.
- Estás preciosa -me dijo, mirándome a los ojos.
Sonreí.
- Gracias. Tú también estás precioso.
- ¿Vamos? -dijo Niall, cogiendo a Andrew, que llevaba medias algo oscuras y una cazadora negra encima del vestido corto.
- Vamos.
Me miré por última vez en el espejo.
Tal como había dicho Perrie, el color de labios con mi vestido combinaban perfectamente. Me había puesto unas medias para no coger frío, pero al ser transparentes no se notaban. Me había colocado unos tacones negros y había cogido un pequeño bolso de mano negro, de esos sin asas ni nada, con las cuatro cosas básicas para la noche.
El pelo, ahora liso como un tablero, me caía por las espaldas, tapándome los hombros que el vestido me dejaba al descubierto.
Me miré la cara otra vez. Parecía de plástico con tanto maquillaje, muy artificial. Pero no me quedaba mal. Una noche era una noche.
Sí. Estaba bien.
Me giré otra vez hacia Louis. Me sonrió, le sonreí, nos cogimos la mano y salimos de la casa.
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