diumenge, 3 de novembre del 2013

Reencuentros - 65

65


And you said 'Hey hey hoo, you know this is the way it goes.

You will forget about me when I’m on that plane', but you know I won't.

SUMMERCAT - Billie


- Vale, tiramos el dado. Uno, Harry. Dos, Niall. Tres, Liam. Cuatro, Zayn. Cinco, yo. Seis, volvemos a tirar. Quien salga tendrá que pagar la comida, ¿sí?
Los otros cuatro chicos asintieron con la cabeza y centraron su atención en el dado que tenía Louis en la mano.
Suspiré.
Aún estábamos en la marisquería. Habíamos terminado de comer, incluso habíamos hecho postres; pero los chicos no se decidían sobre quién tenía que pagar.
Miré el reloj: las 2:48.
- Harry, ¡te ha tocado! -gritó Louis, a la vez que se reía.
El chico de pelo rizado, por su parte, dejó ir un "NOOOOO", que asustó a la gente de las mesas que teníamos detrás, haciendo que todo el mundo nos mirara raro.
Finalmente, cinco minutos después Harry hubo pagado la cuenta y nos fuimos del restaurante.
Empezamos a caminar por el paseo de mar, donde había muchas esculturas de arte moderno: Esculturas de sillas, borrajos, peces, bolas gigantes y muros con agujeros.
- Parece queso emmental -dije, señalando el muro agujereado.
Los otros se rieron de mí, pero para mí sí lo parecía.
Estuvimos sacándonos fotos con las esculturas, que eran cosas tan tontas que llegaban a ser graciosas, hasta que a la cámara no le quedó batería, casi una hora más tarde.
- Esperad, saco mi móvil y hacemos más -dijo Zayn.
El chico de Bradford se puso una mano en el bolsillo derecho la chaqueta, la sacó vacía y la puso en el izquierdo. Luego, en los bolsillos de los pantalones.
- ¿Y mi móvil? -preguntó- Louis, ¿me lo has cogido?
- No.
- Porque si lo has hecho, no tiene ninguna gracia.
- Te juro que yo no he sido -dijo, con la mano alzada.
- Mierda. 
- ¿Qué? -preguntó Perrie.
- Ya recuerdo dónde está.
 -¿Dónde?
- ¡En el restaurante!
Perrie y Zayn echaron a correr en dirección a la marisquería donde habíamos comido.
Los otros nos sentamos en un banco de piedra, a esperar.
Entonces, el móvil de Harry sonó.
- Es Zayn -dijo. Descolgó y puso el altavoz para que oyésemos todos-. ¿Hola?
Se oyó un grito corto, y luego un "shhht."
- ¿Eres... Eres Harry... Harry Styles? -preguntó una chica, tartamudeando.
- Sí, yo mismo -dijo Harry, mientras se reía.
- Ah... Vale... Pues, ehm, nosotras... -la chica apenas podía respirar- Hemos encontrado el móvil de Zayn en la silla de un restaurante y... Pues... Que no lo ha perdido... Y que... Quizás nosotras... Bueno... Os lo podríamos... Ya sabéis...
- ¿Devolver?
- S-sí. Eso.
Harry se rió.
- Bueno. Lena, llama a Perrie y dile que hemos localizado el móvil de Zayn.
- ¿Quién es Perrie? -preguntó la chica.
- ¿Está saliendo con Zayn? -preguntó la otra.
- No, que va, no están saliendo -se apresuró a decir Harry-. A ver, ¿dónde estáis?
- En... la entrada del restaurante.
- Vale. ¿Sabéis dónde está esa escultura de un muro con agujeros, en el paseo de mar?
- ¿El queso? -preguntó la chica.
Me levanté de un bote.
- Os lo dije -grité-. ¡Os dije que parecía queso!
Se rieron, pero era verdad. Ellas lo habían llamado "el queso".
- Sí, el queso -dijo Harry.
- Ehm... Síii -dijo la chica.
- Estamos allí. Puede que os crucéis con Zayn y Perrie por el camino, pero si no lo hacéis id... al queso -suspiró, y yo me reí.
- Vale... Hasta ahora, en-entonces.
Harry colgó.
- Os dije que parecía queso -repetí otra vez, riéndome.
- Hannah, no podíamos darte la razón -dijo Louis-. Porque si lo hacíamos, Andrew y Niall se comían la escultura.
Andrew y Niall se miraron, se levantaron y echaron a correr hasta la "loncha de queso". Empezaron a hacer ver que la mordían, hasta que Louis y Liam fueron hacia ellos, tiraron a Niall al suelo y empezaron a hacerle cosquillas. Andrew se miró los tres chicos del suelo, se dio la vuelta y vino hacia Lena, Danielle, Harry y yo sin decir nada.
- No los conozco -dijo, sentándose a mi lado.
Un par de minutos después, cuando la batalla de cosquillas hubo terminado, se nos acercaron dos chicas de unos quince años, una rubia de ojos azules y la otra morena de ojos castaños y gafas de pasta.
- H-hola... -dijo la morena, que era la que había hablado por teléfono- Venimos a... esto... por lo del móvil...
- ...El móvil de Zayn -terminó la rubia.
- Sí. Sí, sí. Eso. Claire, dame el móvil.
- ¿Qué? -preguntó la otra, que se había quedado embobada mirando a los chicos.
- El móvil.
- Ah. Sí, perdón -contestó, sacando un móvil del bolsillo de su abrigo.
En mi defensa diré, que hacía lo posible para no reírme.
Pero tenéis que comprenderme, la escena era muy cómica.
Louis cogió el móvil que la chica rubia le daba y se lo guardó en su bolsillo.
- Gracias por vigilarlo. Intentaré que no vuelva a escapar -dijo, guiñándoles el ojo.
Las chicas se sonrojaron rápidamente ante el comentario de Louis.
- ¿Cómo os llamáis? -preguntó Liam.
- Esta es Claire -dijo la morena, señalando a su amiga-. Y yo soy Amanda.
- Hola, Claire y Amanda -dijo Niall-. Y, contadme. ¿Sois directioners?
- ¡Sí! -dijeron las dos chicas a la vez, mientras asentían con la cabeza.
- ¿Porqué no nos tomamos una foto con vosotras? -dijo Harry, haciendo que las dos chicas se pusieran rojas.
Los chicos se colocaron con las dos chicas en medio y posaron.
Harry le dio su móvil a Lena y ella sacó la foto.
- Perdona -dijo entonces la rubia-. ¿Perdona?
- ¡Hannah! -me llamó Louis.
- Eh, ¿qué?
- Tú eres... Hannah Malker, ¿verdad? -me preguntó Claire.
- ¿Yo? Sí...
- Y tú eres Danielle.
- Yo misma -se rió la chica de pelo rizado.
- ¿Podemos... sacarnos una foto con... vosotras? -preguntó Amanda, bajando el tono en las últimas palabras.
Miré a Danielle, que encogió los hombros.
"¿Porqué no?", decía su mirada.
- Por supuesto -respondí.
La chica sacó su móvil y las dos se pusieron a nuestro lado. Alzó la cámara un poco y sonreí.
Flash.
- Ya está -sonrió Claire-. Esto... Gracias.
- A vosotras por traernos el móvil -respondí.
- Ya... Esto... Pues... Adiós -dijo Amanda.
- Adiós, chicas. Encantados de conoceros -dijo Harry.
Los otros sentenciaron con un "adiós" las chicas se fueron.
Anduvieron unos 20 metros, y luego empezaron a chillar mientras echaban a correr.
Entonces sí reímos de verdad.
Al poco rato llegaron Perrie y Zayn corriendo otra vez, Louis le dio el móvil al chico y nos fuimos del paseo de mar.

--
Después de eso, fuimos al puerto.
Subimos a un barco pequeño a motor que nos dio varias vueltas recorriendo la costa de la ciudad de Brighton.
Estuvimos tres horas en ese barco; tres horas que se hicieron muy cortas, acompañadas de pipas, galletas, patatas fritas y muchas otras cosas para picar.
Finalmente, cuando el cielo empezaba a volverse rosado, el barco se aturó en una playa aislada por rocas a banda y banda.
- ¿Por qué se para aquí? -preguntó Andrew.
- Porque este es nuestro destino -respondió Niall.
Subimos en una lancha a motor que colgaba de una de las bandas del barco, bajaron la lancha al mar y Liam la llevó hasta la costa.
Subimos la lancha en la arena.
Era una playa pequeña, de unos quinientos metros de anchura y cerrada por rocas en los dos lado. Cincuenta metros más arriba del agua, había una pequeña cabaña de madera.
- ¿Qué hacemos aquí? -pregunté.
- Vamos a cenar en esta playa, ¿qué os parece? -respondió Harry.
Fuimos hasta la cabaña. Dentro había una sola sala, con un gran sofá, una mesa y seis sillas, y un pequeño baño en la esquina.
- ¿Sólo hay seis sillas? -preguntó Niall-. Pues vamos a tener que cenar fuera.
Hicimos grupos; Liam, Danielle, Lena y Harry se quedaron en la arena, encendiendo la hoguera y preparando la cena; mientras Niall, Andrew, Zayn, Perrie, Louis y yo fuimos a jugar.
Louis y yo empezamos a andar por la orilla, cogidos de la mano.
No hablábamos, sólo mirábamos al mar, y pensábamos. No había palabras, nada en que apoyarse, pero los dos estábamos ahí y nos sentíamos el uno al otro. No necesitábamos nada más.
Claro que, las cosas entre Louis y yo no eran normales; y pocos minutos más tarde ya estábamos corriendo arriba y abajo tirándonos arena.
- ¡Ríndete, Malker!
- ¡Jamás, Tomlinson!
De la arena fuimos tirando hacia el agua lentamente, pero empezamos a mojarnos los pies.
- ¡Tiempo! -grité. Subí otra vez a la playa, me quité los zapatos y el jersey, quedándome en camiseta de manga larga. Louis me imitó, y luego volvimos a la orilla-. Vale, ¿seguimos?
Una bola de arena mojada en mi pierna fue la respuesta de Louis; así que volvimos a nuestra guerra.
Estuvimos tirándonos arena, ahora mojada, hasta que nos dimos cuenta de que habíamos entrado demasiado.
- Mierda, Hannah -dijo Louis-. Nos hemos mojado hasta la cintura.
- ¿Qué hacemos?
- Sólo se me ocurre una cosa. ¿No es evidente? -contestó, y luego se sumergió en el agua.
- ¿Qué haces? ¡Loco! -dije, cuando salió a la superfície, y luego me zambullí yo.
Tiramos un poco más adentro en el mar, hasta que el agua nos llegaba un poco más abajo que los hombros.
Miré al horizonte; el cielo era de un color rosa con tonos rojizos, y el gran sol naranja se ponía detrás del agua.
Pasé mis brazos por sus hombros y me colgué de su cuello. Él me pasó sus brazos por mi cintura y me abrazó.
- Es la primera vez que nos bañamos juntos, ¿sabes? -me susurró al oído.
- Es verdad... ¿Por muchas otras? -pregunté.
Él sonrió.
- Por muchas otras -dijo, besándome.

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Salimos del agua, cuando el cielo ya era negro, y la hoguera ya estaba montada.
Estaban todos sentados alrededor del fuego. Niall había sacado su guitarra y estaba tocando "Summercat", de Billie, mientras los demás cantaban.
"Tonight, tonight, tonight, tonight, I wanna be with you tonight, tonight, tonight..."
Mientras Louis y yo nos secábamos con unas toallas que habíamos encontrado dentro de la cabaña, comimos pinchos de carne y verduras asados a la hoguera.
Estaban muy buenos.
Estuvimos cantando encima de la guitarra hasta tarde.
Me tumbé en la arena y me puse a mirar el cielo. No había ninguna nube.
Al poco rato, Louis se tumbó a mi lado, puse mi cabeza encima de su pecho y nos pusimos a contemplar las estrellas mientras él jugaba con mi pelo y con el sonido de las olas del mar.
Mucho rato más tarde, Harry y Lena, cogidos de la mano, vinieron a avisarnos de que ya habían venido a recogernos.
Nos limpiamos de arena y cogimos nuestras cosas. Subimos unas escaleras que había en una de las rocas y nos encontramos en un camino, donde nos esperaba el coche negro.
Una vez dentro, me tumbé otra vez, con la cabeza en el regazo de Louis.
Recuerdo contemplar esos ojos azules angelicales y esa sonrisa tan dulce en su cara unos instantes que a mí se me hicieron eternos, antes de cerrar mis ojos y, plácidamente, dormir.
No me desperté más hasta la mañana siguiente.
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