dijous, 28 de novembre del 2013

Reencuentros

Bú.

Hiiiiiiii to everyone.
Voy a daros una noticia super guay.
¿Preparados?
¿Sí?
¿Seguro?
¿Segurísimo?
¿Segurísimo al 100%?
¿Super super super super preparados?
Vale, pues ahí va:
ESTOY DE SEMANA DE EXÁMENES. JÁ.

Qué ilu, eh :3
Nah, deciros que, pues eso, que siento que tengáis que estar leyendo esto en lugar del... ¿76? ¿77?
Bueno. Hoy he podido escribir, pero he escrito tan poco que no podía subirlo, así que...
Aquí me tenéis ^^

No sólo eso, también deciros que:
1. Mañana subo.
2. Os debo un capítulo.
3. Me gustaría subir el sábado.
4. No voy a subir el sábado.
5. Sé que me contradigo a mi misma, pero es que el sábado voy a estar todo el día fuera.

Anyway, voy a seguir subiendo día sí día no
AAAAAAAUNQUE
Os tengo una sorpresa preparada para dentro de poco.

Ya os iré informando, ¿sí?

Y perdón otra vez, un día de estos mato a mi tutor en vuestro nombre, os lo juro.

Byeee y hasta mañana :)

   -Anna'xx

P.D.: Si sois de la 5SOS Family, llorad con esto.

dimarts, 26 de novembre del 2013

Reencuentros - 75

75

You & I, we don’t wanna be like them.
We can take it to the end, with nothing in between. You & I.
YOU AND I – One Direction


- Hannah. ¿Hannah?
Abrí los ojos y vi un par de ojos azules y algunos mechones rubios-azul turquesa delante de mí.
- ¿Dónde estoy? –pregunté, dormida.
- Te has quedado dormida en el sofá. Son las 2:02AM. Acabo de llegar a casa –contestó Coco.
- Estoy muy cansada… –susurré.
- No lo dudo. Pero, mejor te vas a la cama, ¿no crees?
Asentí. Me levanté y Coco me acompañó a mi habitación.
Llamé. Nadie contestó, así que abrí la puerta.
Lena no estaba dentro. Estaría durmiendo en la habitación de Harry, aunque él no estuviera.
- Gracias, Coco –le dije.
- De nada –sonrió.
Me hizo adiós con la mano y se fue. Me metí en mi habitación.
Aún estaba vestida de calle, así que me quité la sudadera y las botas.
Bajé la vista y me miré a mi misma. Jersey y leggins. Estaba bien.
Me metí en la cama y me cubrí con las sábanas.
“Quizá Coco no es tan rara, después de todo” pensé.
Pero luego descubrí que, sí, Coco era tan rara después de todo.
Como en la historia del árbol del jardín.
¿Que qué paso con el árbol del jardín?
Bueno, supongo que eso es otra historia que contar.

¡Ah, no! ¡Esperad!
Eso sucedió esa misma tarde.
Vale, entonces vamos con la historia del árbol del jardín.

--

La tarde del 16 de Enero, Lena, Andrew, Danielle, Perrie y yo fuimos a la bolera juntas.
Aunque invitamos a Coco a venir con nosotras, ella prefirió no hacerlo.
Nos preguntó si podía traer a dos amigos a casa para hacer un trabajo para la Escuela.
- Obviamente, sí –fue nuestra respuesta.
- Pero con una condición –añadió Danielle-, que lo dejéis todo tan limpio como os lo habéis encontrado, ¿sí?
- Prometo no dejar ningún rastro de lo que hagamos –dijo Coco, con la mano levantada.
Y cumplió. No dejó ningún rastro.
Hacia las 4:30 nos fuimos. Cogimos un taxi y Perrie nos llevó a una bolera conocida de Londres.
Pagamos las tandas y jugamos.
Ganaron Lena y Perrie; quedaron empatadas a puntos, pero eso no hizo que se pusieran a bailar a saber qué baile cuando ganaron la partida.
Andrew, Danielle y yo nos quedamos con ganas de venganza así que decidimos jugar otra ronda.
Esta vez, ganó Perrie sola.
Yo quedé última, cómo no. Nunca he sabido jugar a los bolos.
Nos fuimos a la cafetería del local y tomamos algo mientras hablábamos y reíamos.
Sobre las siete salimos de la bolera y decidimos dar una vuelta por las calles de Londres a pie antes de irnos a casa. Nos paramos en…
Ah, sí. La historia del árbol.
Bueno, que estuvimos paseando y a las 8 de la tarde, cogimos un taxi y volvimos a casa.
Dejé mi abrigo en el perchero y entré en el comedor.
- Chicas, ¿tenemos chocolate caliente?
- ¡En la nevera! –gritó Andrew.
Abrí la nevera y cogí el bote de chocolate caliente que había en la puerta. Serví el medio bote que quedaba en un jarrón, y lo puse al microondas un minuto para que se calentara: simple, pero eficaz.
Cogí el jarrón con el chocolate y cinco tazas, lo entré al comedor y lo dejé encima de la mesa.
Me serví una taza la primera y me senté en el sofá. Miré a través del gran ventanal el jardín.
Ese no era mi jardín.
- Oye –dije-. ¿No le veis algo raro al jardín?
Las chicas se lo miraron. No sabía en qué, pero había cambiado.
- Está diferente –dijo Andrew.
- Le falta algo –apuntó Lena.
Dejé la taza de chocolate encima de la mesita y me levanté. Nos acercamos al ventanal a mirar el jardín.
- Aquí hay algo que no cuadra –dijo Danielle.
- Este no es nuestro jardín –sentenció Perrie.
Sin embargo, sí lo era. Pero había cambiado. Había algo que fallaba.
Lo repasé con la mirada: La portería de fútbol, la piscina, la mesa de picnic, los columpios…
- Chicas –dijo Lena-. Falta el árbol.
¿El árbol?
- Es verdad. El árbol que había ahí –dije.
El árbol no estaba.
- ¿Qué demonios?
Salimos al jardín y nos acercamos.
Dónde había estado el árbol, el único árbol que tenía el jardín, ahora había simplemente césped.
Ni troncos cortados, ni raíces, ni restas en el suelo.
Nada.
Simplemente, había desaparecido.
No estaba. Como si nunca hubiera existido.
- ¿Qué leches ha pasado aquí? –dijo Andrew, visiblemente sorprendida.
- ¿CÓMO DEMONIOS HA PODIDO DESAPARECER UN ÁRBOL ENTERO? –chilló Perrie.
- ¡Yo que sé! –grité.
- Entre nosotras, sólo puede haber una persona que haya hecho esto –dijo Danielle-. Y creo que todas sabemos quién es.
- ¿Coco?
Danielle asintió.
- Pero, ¿¡porqué leches querría Coco cargarse el árbol?!
- ¡Hooola! –gritó Coco, entrando en la casa.
- ¡Coco! ¡VEN!
La chica vino al jardín con nosotras, y al ver el panorama echó a reír.
- Coco. ¿Has sido tú? –le preguntó Andrew, seria.
Coco paró de reír, pero no de sonreír.
- Puede ser.
- Coco, has sido tú, ¿a que sí?
Ella se puso a reír otra vez.
- Sé lo que ha pasado, sí.
- Y, ¿por qué demonios has hecho desaparecer el árbol?
- ¿Quién os dice que he sido yo?
- Si no has sido tú, ¿qué ha pasado?
- Bueno, la física cuántica nos enseña que las partículas de materia pueden moverse en el espacio cualquier momento, por lo que pueden desaparecer. Pueden estar o pueden no estar en el mismo momento, depende de la persona que lo observe. Eso es la teoría de Schrödinger. Veréis, cuando una partícula…
- Coco, nos importa un ardite la física cuántica.
- ¡PERO SI ES RACIONAL Y LÓGICA!
- Sólo quiero saber qué demonios ha pasado con el árbol.
- Bueno, hay muchos motivos por los que el árbol podría no estar.
- Te reto a decir diez.
- 1, lo han quemado. 2, ha explotado. 3, un avión ha pasado por encima y se lo ha llevado. 4, se lo ha llevado un elfo para hacerse una silla. 5, lo han llenado de petardos y, ¡BOOM!, adiós árbol. 6, Lo han atado a un caballo y han gritado ¡ARRE, CABALLITO! 7, el árbol ha cobrado vida y se ha ido. 8, ha venido un extraterrestre y se lo ha llevado porque le recuerda a su planeta natal. 9, era un árbol narcotraficante y lo ha pillado la policía. Y, 10: Necesitaba nuevas hojas y se ha ido de compras.
Lena y Perrie estallaron a reír. Yo me estaba meando, pero me mordí el labio porque Andrew y Danielle no parecían tan felices.
- 11, el columpio le hacía bullying porque estaba gordo, se ha vuelto anoréxico y ha muerto.
- Puta ama –se rió Lena.
Perrie le chocó la mano a Coco, que se estaba meando de risa.
- Coco, esto es serio. ¿Cómo has hecho desaparecer un árbol sin dejar rastro?
- 12, ha venido Harry Potter con una escoba voladora y se lo ha llevado.
- ¡Coco!
- ¿Qué?
- ¿Cómo te has cargado el árbol? –pregunté, riendo por debajo la nariz.
- Digamos que el árbol ha querido posar para nosotros, como fuente de inspiración para nuestro trabajo.
- Muy bonito por su parte. Lástima que le haya costado la vida, ¿no?
Coco asintió con la cabeza.
- Una trágica historia.
Suspiró.
- Pues la verdad es que queríamos hacer una pira.
- ¿Una pira?
- Sí, ya sabes. Como una hoguera de San Juan.
- ¿Y qué habéis quemado?
- Todos los trabajos y exámenes que hemos hecho hasta ahora. Libros y libretas incluidos.
- ¿Y qué hacía un árbol ahí?
- ES UN RITUAL SATÁNICO, ¿¡VALE?!
Cogió una bocanada de aire y añadió:
- Eso, y que necesitábamos combustible.
Jodida enferma mental.
- ¿Y cómo lo has hecho para quitarlo y… que no quedaran raíces ni nada?
- Ah, ¿eso? Os había prometido no dejar rastro de lo que hiciera.

Y cumplió. Ni el más mínimo rastro.



-----------------------------------------
LISTA DE COCO

Motivos por los que un árbol puede desaparecer

1. Lo han quemado.
2. Ha explotado.
3. Un avión ha pasado por encima y se lo ha llevado.
4. Se lo ha llevado un elfo para hacerse una silla.
5. Lo han llenado de petardos y, ¡BOOM!, adiós árbol.
6. Lo han atado a un caballo y han gritado ¡ARRE, CABALLITO! 
7. El árbol ha cobrado vida y se ha ido. 
8. Ha venido un extraterrestre y se lo ha llevado porque le recuerda a su planeta natal. 
9. Era un árbol narcotraficante y lo ha pillado la policía.
10. Necesitaba nuevas hojas y se ha ido de compras.
11. El columpio le hacía bullying porque estaba gordo, se ha vuelto anoréxico y ha muerto.
12. Ha venido Harry Potter con una escoba voladora y se lo ha llevado.
13. Ha intentado hacer una flexión y ha muerto.
14. Se ha ido a una manifestación.
15. Se ha solidarizado con los árboles del Amazonas y se ha muerto.
16. Ha venido un ruso a cortarlo.
17. Era un desgraciado y se ha tirado al río.
18. Lo ha robado la señora de la limpieza.
19. Se lo ha llevado el viento.
20. Se ha vuelto invisible.
21. Ha venido un mendigo a fumar y sin querer le ha prendido fuego.
22. Ha venido la obesa de la profe de dibujo y se ha sentado encima sin darse cuenta.
23. Ha venido Doraemon y lo ha encogido con su pistola mágica.
24. Se lo ha comido un escarabajo.
25. Ha venido el Espíritu Santo y, como no había nadie, se ha llevado el árbol.
26. Lo ha robado un chino para convertirlo en palillos y venderlos en su bazar.
27. Las hojas se han divorciado.
28. Se lo ha comido el gato.
29. Se ha transformado en mariposa y se ha ido volando.
30. Era el elegido.

#Loveisnoteasy.

Agobiante, hasta asfixiante. El amor. ¿Para qué cojones querer a alguien si después, por mucho que no quieras, te va a hacer daño? Mierda. Él y sus cálidos abrazos recorren mi mente mientras Morfeo se ríe de mi. Él y su escandalosa risa resuenan en mi cabeza, como un cd puesto en replay. Sus ojos marrones, tan normales pero tan perfectos a la vez me cautiban siempre que me miran. Aunque sean pocas esas veces. Sus manos, finas como la seda y tan pálidas que casi parecen nieve. Sus tonterías tan reídas por mí. Le quiero. Sí. Pocas són las veces en las que le he visto fuera del instituto. Pero siempre ha sido por éste. Recuerdo a la perfección casi cada momento que he podido pasar junto a él. Cada abrazo, cada "Buenos días", cada sonrisa dedicada a mi, cada vez que me ha llamado, cada vez que ha intentado no decir nada relacionado con Justin pero no lo ha conseguido... Todas esas veces. Permanecen en mi mente como un cúmulo de cosas que nunca se irán. Aún así, he de acostumbrarme a no sentir esas cosas. A no sentir ese hormigueo tan nervioso cada vez que me abrazaba. De no sentir la necesidad de cerrar los ojos mientras me abraza, porqué ya no lo voloverá a hacer. ¿Por qué? Ni yo misma lo sé. Tal vez, porqué no sea la perfecta chica que se arregla como si cada día fuese el último, ya que prefiero vivirlo antes que vestirlo. Tal vez, porqué no tengo la sonrisa que a él le enamora, ni esos preciosos ojos que le cautiban. Tal vez porqué no soy la chica que busca. Tal vez porqué me toca sufrir, como siempre. Aún así, le quiero. Demasiado.



-Andrew'

diumenge, 24 de novembre del 2013

Reencuentros - 74

Perdón por no haber subido ayer; estuve con la Muff, y cuando llegué a casa me puse a ver el 1DDay hasta las 3:40 que terminó.
Pero la espera tiene su recompensa, un capítulo más largo.
Espero que os guste :)
  -Anna'xx


74



Doncaster, 24 de Diciembre, 2009.
12:11AM


Coges el teléfono y abres la agenda. Buscas el contacto “Louis – Casa”, y le das a llamar.
Esperas, y dos pitidos después, lo cogen.
- ¿Hola?
- ¡Feliz cumpleaños, tonto!
Louis se ríe.
- Gracias, Hann. Yo también te quiero.
- Eres un viejo de 18 años, uuuh.
- Pues lo mismo que tú.
- Calla, amor. ¿Qué te han regalado?
- Una novia preciosa.
- No te has olvidado, eh…
- ¿Cómo iba a olvidarme que hoy es nuestro aniversario?
- Un año. Dios mío.
- Sí… -dice Louis, casi en un susurro- Ah, y también me han regalado una cámara de fotos.
- ¿En serio? ¡Qué guay!
- Síii. Oye, ¿al final quedamos esta tarde o no?
- ¿Me lo preguntas?
- Vale. Te paso a buscar a tu casa a las 5. Iremos al Kilway Hill, ¿vale?
- Perfecto. Ah, y…
- ¿Me traigo la cámara?
- Eso mismo –ríes-. Hasta luego, cielo. Un beso.
- Un beso, cariño.
Cuelgas el teléfono y lo dejas en su sitio.
Te giras, para ir a tu habitación, y te encuentras a Ruby, tu hermana mayor, de pelo color miel liso y ojos castaños, que te mira fijamente.
- Hablabas con Louis, ¿eh? –te dice, con una sonrisa.
- Cállate –te ríes, mientras echas a correr hacia tu habitación.
Esa tarde, a las cinco en punto, un Louis tan puntual como siempre, te recoge en la puerta de casa.
Tú, que te has arreglado un poco para la ocasión, pero tampoco mucho, ya que estáis en pleno invierno y hace un frío que pela, coges el disco de The Who que le has comprado a Louis por su cumpleaños, envuelto en papel de regalo, y vas hacia la cocina.
Abres uno de los armarios y sacas de dentro unas patatas fritas con gusto barbacoa, que has comprado porque son las que comisteis tú y Louis en vuestra primera cita.
Las coges también, te pones tu abrigo, le das un beso en la mejilla a tu madre, abrazas a Ruby y sales a la calle.
Louis ya está ahí. Lleva en una mano una pequeña cesta, y en la otra un ramo de rosas rojas, tus favoritas.
- Oh, Louis –dices, sorprendida.
Él te las alarga y tú las coges. Te las acercas a la cara y las hueles: huelen muy bien. Te encanta su olor.
- Feliz aniversario.
- No hacía falta, tonto –le dices, con una sonrisa.
- Seguro que tú también has traído algo –se ríe él.
Te sonrojas y le enseñas la bolsa de patatas fritas que has cogido.
- Oh, dios. Me encantan estas patatas fritas. ¿Son las que…?
Asientes con la cabeza.
- Sí. ¿Tengo buena memoria o no?
Louis y tú empezáis a andar, camino al Kilway Hill, mientras habláis.
Llegáis al turón, y subís unas escaleras de madera que llevan a la cima.
Os paráis hacia la mitad de las escaleras, y cogéis un sedero de arena hasta llegar a un claro que da a Doncaster.
Avanzáis por el césped hasta llegar al medio del claro.
Os sentáis en la hierba y dejáis las cosas.
Miras a tu alrededor: técnicamente eso es un claro, aunque no lo parece. Tenéis árboles a izquierda, derecha, detrás y debajo. Y digo “debajo” porque los árboles que tenéis delante se encuentran en una pendiente tan empinada que los árboles quedan prácticamente bajo vuestros pies, dando unas vistas completas de Doncaster.
Vuestra ciudad. Vuestro turón. Vuestro claro.
Louis abre la cesta y saca de dentro dos pastelitos con chocolate y pepitas de azúcar de colores por encima.
- Qué pinta –dices-, ¿de dónde los has sacado?
- Los ha hecho mi madre. Dice que son aquellos que te gustan tanto.
Sonríes. Jay, aparte de ser una gran cocinera, siempre piensa en ti.
Coges uno y le pegas mordisco. Sí, son aquellos que te gustan tanto.
 - Ah, por cierto –te acuerdas entonces. Coges el paquete cuadrado y se lo alargas-. Esto es para ti. Feliz cumpleaños –dices, con una sonrisa.
Louis lo coge, y cuidadosamente le quita el papel de regalo.
- Oh, dios –dice, con unos ojos como naranjas, mirando el CD de The Who-. Te amo, te amo, te amo.
Ríes.
Después de comeros otros dos pastelitos, abrís la bolsa de patatas, os tumbáis en la hierba, tú con la cabeza encima de su pecho, y os ponéis a comer patatas fritas mientras recordáis el año que habéis cumplido juntos.
Hacia las siete, os levantáis, lo recogéis todo y os vais del Kilway Hill.
Louis te lleva a su casa.
- Mamá, ¡estamos aquí! –grita Louis.
Jay viene y te saluda con dos besos.
- Gracias por los pastelitos.
- ¿Te han gustado? –pregunta, con una sonrisa.
- Estaban buenísimos.
Louis y tú subís al comedor del segundo piso y os sentáis en el sofá.
Él saca la cámara que le han regalado y te la enseña.
Os pasáis una hora entera ahí y os sacáis unas doscientas fotos haciendo caras raras, sonriendo, sacando la lengua, besándoos…
Hacia las ocho os cansáis y bajáis al comedor del primer piso.
- ¿Qué hacemos? –preguntas.
- Hmm… ¿Tienes hambre?
- Un poco.
- Coge tu abrigo, te llevo a cenar fuera. ¡Mamáaa!
Jay entra otra vez en el comedor.
- ¿Qué pasa ahora?
- Nos vamos. Voy a llevarla a cenar fuera.
Jay asiente y va hacia su bolso.
- ¿Qué haces? –pregunta Louis.
Jay lo ignora y saca un par de billetes del monedero. Lo vuelve a cerrar y viene hacia nosotros.
- Toma –dice, alargándoselos a Louis-. Llévala a un buen restaurante.
- Jay, no –digo yo.
- Que sí, Hannah. Os lo merecéis.
- Louis, ni se te ocurra cogerlos –le dices, señalándolo. Te giras hacia Jay otra vez y dices-. Gracias, Jay, pero ya has hecho suficiente.
- Que sí, que os invito. Va.
- Jay, no.
- Hannah, sí.
- Va, Hann –dice Louis, mirándote-. Es mi cumpleaños. Hazlo porque quiero yo.
Suspiras.
- Sólo porque hoy te haces más viejo.
Jay se ríe.
- ¿Puedo agradecértelo, al menos?
- Claro.
La abrazas y dices:
- Gracias por todo, Jay. Gracias. De verdad. Eres un cielo.
Ella te sonríe.
- No hay de qué. Es un lujo tener una nuera como tú. Cuídamelo bien, ¿eh? Que no haga tonterías.
- ¡Mamá!
- Cuidaré de él –dices, riéndote.
Os vais de casa de Louis. Él te lleva a un restaurante bastante famoso del centro de la ciudad.
Son las diez de la noche cuando decidís ir a Sandall Park, el parque dónde os besásteis por primera vez.
Es oscuro, pero las farolas iluminan el camino de piedra. Tienes frío, y Louis lo nota; así que se quita la chaqueta y te la pone por los hombros.
Os sentáis en un banco de piedra, delante del lago, y os acurrucáis juntos.
Solos: Tú, Louis. Vuestros labios. Sus ojos azules. Su pelo rebelde. Su sonrisa luminosa.
Son casi las once cuando llegas a tu casa otra vez.
Te despides de Louis con un largo y dulce beso, y llamas al timbre.
Una Ruby vestida de ir por casa te abre. Tú le haces adiós con la mano a Louis, que se ha esperado a que te abrieran, y entras en casa.
- Papá y mamá ya se han ido a dormir, así que me he quedado a esperarte –te dice Ruby.
- Tampoco es tan tarde.
- Ya. Pero mañana es Navidad, ¿recuerdas?
- Claro que me acuerdo. Y hoy Louis y yo hacíamos un año –le dices, ilusionada.
- ¿En serio? ¿Un año ya?
Asientes, sonriente.
- Ha sido el mejor año de mi vida.
Ruby también te sonríe. Le gusta verte feliz.
- ¿Cómo van las cosas con Louis?
- ¿En serio me lo preguntas?
Ella encoge los hombros.
- Pues genial –respondes, tirándote al sofá-. Cómo el primer día.
- ¿De verdad?
- ¡Sí! Louis es maravilloso. Es tan dulce y romántico… Y sus ojos. Esos ojos tan azules… Y su voz de niño, y su sonrisa, y su pelo, y su todo. Él. Todo él es perfecto, Ruby, de cabeza a pies.
Ruby se ríe y se sienta a tu lado.
- Me lo imagino, me lo imagino. Me alegra ver que las cosas os van tan bien.
Tú te sonrojas, y para que no se note, escondes tu cara bajo un cojín, pero Ruby se da cuenta igual, se ríe y te abraza.


--

Doncaster, 24 de Diciembre, 2010.
12:11AM.

Llaman a la puerta. No respondes.
Has estado  toda la noche llorando. No has dormido.
Sabes que hoy Louis y tú hubierais hecho 2 años juntos.
Llevas desde la madrugada en tu cama, bocabajo, intentando ahogar tus lágrimas contra la almohada.
No sabes respirar.
No quieres comer.
No puedes dormir.
Tu mundo se ha ido abajo. Hoy, justo hoy, el amor de tu vida cumple años, y por primera vez des de que naciste, no vas a poder felicitarlo.
Hoy, hace dos años que él y tú empezasteis a salir juntos.
Hoy, hace veinticuatro meses que os disteis vuestro primer beso.
Hoy, hace 730 días que él te prometió estar a tu lado para siempre.
Pero en Marzo, el 7 de Marzo, cortasteis.
Tu vida. Tu felicidad. Tu ilusión. Tus ganas de vivir.
Todo terminó.
Tuvisteis una discusión, y te dejó plantada, sola, confusa, en medio de la lluvia.
Sin embargo, sabes que es tu culpa.
Sabes que si no hubieses sido tan egoísta, hoy, él estaría a tu lado.
Si no hubieses pensado que sería capaz de enamorarse de otra persona  mientras estaba en Londres, hoy, lo estarías besando.
Si hubieses pensado las cosas dos veces antes de decirlas, hoy, sería tuyo, serías feliz.
Si te hubieses mordido la lengua por una maldita vez en tu vida…
Cómo no has respondido a la llamada de la puerta, la abren igual.
Ruby, tu hermana mayor, entra. Se coloca el pelo color miel largo y liso detrás de la oreja, cierra la puerta y viene hacia ti.
- Hannah… -susurra.
Se sienta a tu lado en la cama y empieza a acariciarte la espalda, tranquilizante.
- ¿Qué te pasa?
Necesitas un abrazo. Te das la vuelta y apoyas tu cabeza en su regazo, sin poder parar de llorar.
- Hoy… Hoy hace dos años…  -sollozas.
Ruby sonríe tristemente y te acaricia el pelo.
Te consola. Te dice que eres bonita. Que el pasado, pasado es. Que tienes que mantenerte fuerte. Que duele, pero es la única forma de superarlo. Que eres valiente, que tú podrás conseguirlo. Que ella va a estar allí por lo que necesites.
Lloras aún más. La quieres. La quieres tanto… No podrías aceptar que le pasara nada malo. Que nadie le hiciera daño.
Ruby vale mucho. Y lo sabes. Aunque ella diga que hace lo que debe y que tú vales un millón más que ella.
Te da un beso en la frente y se va.
Pero tú te quedas en tu cama, con las persianas bajadas y las luces apagadas. Y no sales de ahí en todo el día.

Te quedas ahí, llorando, sintiéndote débil, indefensa, odiándote a ti misma y pensando en qué habría sido de tu vida si te hubieras mordido la lengua por una maldita vez.

dijous, 21 de novembre del 2013

Reencuentros - 73

Feliz cumpleaños a la mejor fea del mundo entero... ¡Mori!
Te quiero Andrea, este 73 hiper-largo va para ti :)
Que lo disfrutes, ¡un beso!
   -Anna'xx



73

Baby you light up my world like nobody else.
WHAT MAKES YOU BEAUTIFUL - One Direction


- Día 5. Hemos hecho la mitad de las cajas –Louis señaló con el zapato que sostenía con la mano, como micrófono, una pila de cajas de cartón amontonadas-. Aún nos queda empaquetar todo el armario y mi habitación. Nos quedan… ¡Hannah! ¿Cuántos días quedan?
- ¡Cinco!
- Nos quedan cinco días para empaquetar la resta de cosas antes de que empiece el maravilloso, asombrante y tan esperado… ¡Take Me Home Tour!
- Louis, ¡deja el maldito zapato en la caja y ven a ayudarme con los libros!
- El deber me llama. Y esto ha sido todo por hoy de su reportero favorito, ¡Louis Tooomlinson!
- ¡Corten! –grité- ¡Y ahora, ven!
- ¡A su servicio! ¿Qué tengo que hacer?
- Tienes que seleccionar los libros que son tuyos, y los clasificas cómo quieras. Luego los vas guardando en cajas como… Louis, yo también te quiero, pero ahora quita los brazos de mi cintura y ayúdame con los malditos libros.
- Está bien…
Empecé a coger grupos de libros y amontonarlos en el suelo.
- Louis, ¿estás conmigo?
- Síii.
Me giré. Ahí estaba, en el sofá, con un libro abierto.
- ¿Qué haces?
- Leer.
Louis levantó el libro y me lo mostró.
- Mira, Hannah, ¡soy yo! –gritó, señalando al Louis de la foto.
- Precioso. Como siempre. Ahora, ¿me ayudas?
Suspiró.
- Qué dura es la vida.
- Sí, qué injusta. Vamos, es fácil. Sólo tienes que coger los libros de este piso y amontonarlos en el suelo. Es fácil.
- Vale…
Volví a mi trabajo. Fui apareándolos en grupos de cuatro para hacerlo más fácil.
- You’re insecure, don’t know what for. You’re turning heads when you walk through the do-o-or.
- Louis…
- Don’t need make up, to cover up. Being the way that you are is en-o-o-ough.
Me di la vuelta y vi a Louis, cogiendo el mando de la tele, y usándolo como micrófono.
- Everyone else in the room can see it, everyone else but yo-ou.
- Cielo.
- BABY YOU LIGHT UP MY WORLD LIKE NOBODY ELSE, THE WAY THAT…
- ¡LOUIS!
Louis paró de saltar y se giró hacia mí. Puso cara de perrito triste.
Suspiré.
- … you flip your hair… -canté.
- … GETS ME OVERWHELMED, THE WAY YOU SMILE AT THE GROUND IS SO HARD TO TELL, YOU DON’T KNO-O-OW. YOU DON’T KNOW YOU’RE BEAUTIFUL, OH-OH…
Dio un salto en el aire rápidamente y me apuntó con el mando de la tele, dándome pie.
-… and that’s what makes you beautiful!
- ¡Solo de mando! –gritó, y empezó a tocar el mando como si fuera una guitarra eléctrica.
Cerré los ojos y me puse a reír.
- No vamos a terminar nunca, ¿lo sabes?
- PERO DÉJAME DISFRUTAR, AÚN SOY UN NIÑO –gritó, haciendo ver que se ponía a llorar.
- Pues si eres un niño pequeño te voy a apuntar a una guardería, ¿sí? Y ya verás cómo tienes tiempo para “disfrutar”.
Louis me miró con el ceño fruncido.
- Eres una mala persona, Hannah Malker.
- Yo también te quiero, Louis Tomlinson. Voy a seguir con los libros, puedes quedarte en el sofá cantando si quieres.
No hizo falta que lo dijera dos veces. Lou se tiró al sofá y se puso a cantar la resta de la canción de What Makes You Beautiful mientras yo hacía el trabajo de meter los libros en las cajas.
- Oye, Hannah –dijo, cuando terminó de cantar, dos minutos después-. ¿Nos vamos a comer?
Me giré hacia él y lo miré a los ojos.
- Si nos quedamos, no vas a hacer nada, ¿verdad?
- Nada en absoluto.
Suspiré.
- Pues vámonos a comer.

--
La resta de días que estuvimos haciendo las cajas de mudanza fueron cosas parecidas. No había mucho trabajo por hacer, pero tampoco era muy eficaz trabajar con Louis, así que no terminamos de empaquetarlo todo completamente hasta el 14 de Enero, el día antes que empezara el Take Me Home Tour en Londres.
El día 15 de Enero, me desperté a las nueve de la mañana.
Recuerdo levantarme, cambiarme e ir al comedor; y encontrarme a Andrew, Lena y Danielle sentadas en el sofá, comiendo tarta de queso y fresas.
Me contaron que los chicos se habían ido media hora antes hacia la oficina del management en Londres, a hacer los últimos preparativos para la gira.
Tengo que confesar que hasta entonces no me acordé de qué día era.
Desayuné con las chicas, y luego, se levantó Coco.
A ella le daban igual los modales, la educación o como fuera que la gente normal lo llamara.
Coco nunca se arreglaba para salir al comedor a desayunar. Venía con su pijama arrugado y violeta con textura de seda, y el pelo algo escabullido.
Pero había algo peor que su aspecto.
- Coco, hoy es lunes.
- Mañana martes.
- ¿No deberías estar en la escuela?
- Ah, lo dices por eso. No, hoy hay vaga.
- ¿Vaga?
- Sí, de estudiantes.
- ¿Y por qué?
- A saber –dijo, con una sonrisa.
Me reí.
- Lena, algún día tenemos que organizar una vaga en la oficina.
- ¿Puedo ayudaros a organizarla? –preguntó Coco, emocionada.
- Claro.
- Y hacemos pancartas y colgamos carteles y revestimos toda la oficina con papel de váter…
- Sí, pero…
- Y que todo el mundo se ponga encima de las mesas gritando...
- Coco, no…
- Ya me lo imagino. NO A LOS DESAHUICIOS, NO A LOS DESAHUICIOS. HIPOTECAS PARA TODOS, HIPOTECAS PARA TODOS.
Todas nos reímos mientras Coco se servía una taza de café y asentía con la cabeza.
- Sí, haría furor.
- Estás como una jodida cabra.
Coco sonrió y se pasó una mano por el pelo rubio, con gesto de superioridad.
- Ya. Me lo suelen decir.

--
Más tarde, los chicos llamaron para decir que iban a comer con los del management, porque les obligaban, y que esa tarde fuéramos al concierto inaugural del Take Me Home Tour, en el O2 Arena.
Decidimos llamar a Perrie y salimos a comer las cinco juntas. Coco quedó con unas amigas suyas de la escuela para celebrar que no tenían clase.
Perrie nos llevó a un restaurante que le habían recomendado en Londres, y que ella describía como “pequeño, pero acogedor. Y se come muy bien”.
Ya estábamos tomando el postre en la terracita que tenía el restaurante, cuando el móvil de Lena sonó.
Ella lo cogió y puso el altavoz.
- ¿Sí?
- ¡Hi! –respondieron los chicos a la vez.
- Cariño -empezó Harry, ¿dónde estáis?
- Hemos salido a comer, ¿por qué? ¿Dónde estáis vosotros?
- Saliendo de casa. Hemos ido a recoger las maletas y no estabais.
- ¡Diez minutos y estamos ahí!
- No, no, si ya nos vamos.
- Ah…
- Sólo deciros que a las siete empieza el concierto, así que a las seis y media estad ahí. Entráis, decís quién sois y ya os darán la acreditación, ¿sí?
- Estupendo. Pues ahí nos vemos.

--
Lunes, 15 de Enero. Primer día del Take Me Home Tour.
18:32

- ¿Nombre?
- Hannah Malker.
- ¿Viene con…?
- Louis Tomlinson.
El hombre, vestido de negro, revisó la lista y tachó un nombre.
Luego, buscó un en una caja un carnet.
- Aquí lo tienes.
Cogí el carnet que me alargaba el hombre y entré en el recinto.
Mientras esperaba a que las otras ficharan, leí detenidamente el carnet.


Hannah Malker
ONE DIRECTION – Take Me Home Tour
London O2 Arena – 15/01/13
Acreditación especial para backstage.


Me lo colgué del cuello y esperé a las otras.
- ¿Vamos? –dije, cuando Lena, Andrew y Danielle hubieron fichado.
Perrie ya estaba dentro. Había tenido que venir antes por “cosas de trabajo, ya sabéis”.
Seguimos el pasillo y salimos en tribuna, donde teníamos los asientos.
Hacía ya media hora que los teloneros habían empezado su actuación, antes de que empezara la de los chicos. Sin embargo, el estadio ya estaba lleno de chicas con pancartas y sin pancartas.
- ¿Podemos quedarnos diez minutos? Niall me ha hablado mucho de esta banda. Me gustaría escuchar alguna canción –dijo Andrew, con su perpetua sonrisa.
Nos apoyamos en la brandilla y miramos a los chicos del escenario.
Eran cuatro; tres rubios y otro moreno. Uno de los rubios tocaba la batería mientras los otros tres tocaban la guitarra y cantaban.
La canción que estaban tocando en ese momento era realmente bonita. Me gustó.
Me hice una nota mental para averiguar cómo se llamaba.
A las 18:46, salimos de tribuna y volvimos a entrar en los pasillos blancos.
Avanzamos por el pasillo siguiendo los carteles, hasta llegar a una puerta con el cartel de “Backstage – One Direction” colgado.
Di tres golpes en la puerta y esperé a que alguien contestara.
Nada.
Llamé otra vez.
- Chicos, ¡somos nosotras! –dijo Lena, a ver si así nos oían.
- ¡Chicas! ¿Ya estáis aquí? –dijo Perrie, acercándose a nosotras.
- Sí. ¿Y los chicos?
- En el parking.
- ¿¡En el parking?! ¡¿Y qué leches hacen ahí?!
- Han cogido un cochecito y están dando vueltas huyendo de Paul. Menos Zayn. Zayn ha cogido una segway.
- ¡Pero si son y 48!
- Quedan diez minutos para que salgan al escenario y estamos intentando pillarlos, sí.
- Dios mío…
Bajamos las escaleras corriendo hasta llegar al subterráneo donde se encontraba el parking y entramos por la puerta, que estaba abierta.
- ¡NO LO CONSEGUIRÁS, PAUL! –gritaba Louis, que era el que conducía el cochecito, con los otros tres detrás.
Paul iba detrás suyo, con un cochecito también.
- Hombre, ¡hola chicas! –gritó Zayn, pasando delante nuestro y levantando una mano a señal de saludo, huyendo también de un guarda de seguridad rubio que lo perseguía corriendo.
Louis conducía sorprendentemente mal. Me extrañó que no hiciera chocar el cochecito contra alguna pared.
Dos minutos después, finalmente el cochecito de Louis, Harry, Niall y Liam se paró, los chicos se bajaron de un salto e intentaron huir corriendo, pero el segurata fue más listo y los atrapó.
Con el guarda rubio cargando a Zayn como a un saco de patatas, y dos otros guardas arrastrando a los demás, los metieron en el montacargas y pulsaron el 2 sin que tuvieran tiempo de escaparse.
- Uy, hola –dijo Harry, levantándose del suelo el primero.
- Quedan cinco minutos para que salgáis al escenario, ¿lo sabéis?
- ¿¡Cinco?!
- En realidad seis.
- Ah, ¡bueno! ¡Eso lo cambia todo! –chilló Louis.

--
Mandaron a los chicos con la estilista los cinco minutos que les quedaban, los peinaron, los cambiaron y los arreglaron; y a las 7:02, salieron al escenario.
Aparecieron en el medio del escenario al abrirse las puertas, e inmediatamente se pusieron a cantar What Makes You Beautiful.
Las chicas del público empezaron a chillar. Y con “las chicas del público” también me refiero a Lena.
Sería la novia de Harry, conocería a los chicos y todo lo que quisiera, sí.
Pero nada de eso le podía quitar a una directioner la experiencia de su primer concierto.
El concierto fue épico. Había tenido tiempo de escucharme el nuevo álbum entero, pero puedo aseguraros que en directo, era otra cosa.
Cuando terminó, los chicos desaparecieron por donde habían entrado, la gente empezó a irse y Perrie nos guió hacia backstage otra vez.
Cuando llegamos, los chicos ya estaban duchados y cambiados, menos Liam, que aún estaba en la ducha.
- ¡Hannah! –gritó Louis, al verme, y vino corriendo hacia mí. Me levantó por los aires y me besó- ¿Te ha gustado?
- ¿Que si me ha gustado? Habéis estado estupendos.
- Me alegro –sonrió él.
- ¿Y ahora?
- Nos vamos al aeropuerto. Ya salimos para París.
- ¿¡Ya!?
Louis asintió con la cabeza.
- Bueno… ¿Podemos acompañaros, al menos?
- ¡Claro!

--
10:47
Aeropuerto de Heathrow, Londres.

Estamos en la pista. Ya han bajado la escalera del avión, y nos estamos despidiendo.
- Así que París, eh... –digo, más que nada para decir algo.
Louis me mira fijamente a los ojos. Sé que sobran las palabras, pero no quiero que se vaya sin decirle adiós.
- Sí. París, Francia. Luego vendrán España, Italia, Alemania, Suecia, Irlanda y volvemos a Inglaterra.
- Vas a ir a París. Y vas a ir sin mí –susurro.
- Prometo llevarte a París, ¿vale? Pero hoy debo irme con estos cuatro chiflados.
- Sabes que van a ser dos semanas muy duras para mí, ¿verdad?
- Sabes que también lo van a ser para mí.
Suspiro.
- Te echaré de menos, cielo –le digo, besándolo.
- Y yo a ti, cariño. Muchísimo.
- ¡Vamos, Louis! ¡Sube ya! –grita el segurata.
Louis me da un último beso en los labios. Le pongo la mano en el brazo, no quiero que se vaya, pero a medida que se aleja le toco el brazo, el codo, la mano, los dedos… Y luego ya nada.
- ¡Cuida a mi pez! –grita, mientras sube las escaleras del avión.
- ¡Pero si no tienes! –chillo.
- ¡Pues me compraré uno! –grita, antes de que se cierre la puerta del avión.
Minutos más tarde, el avión despega, y, aunque sé que no puede verme, le hago adiós con la mano, imaginándome que detrás de esa ventanita él está haciendo lo mismo.
Y el avión se aleja de mi vista mientras yo me preparo para lo que prometen ser dos semanas muy largas y muy duras.

Capítulo XX. "¿Coma?"

Muchísimas felicidades pequeña.  
Como siempre dices tú, vuela pequeña mariposa.
Gracias por estar ahí.
Muchas felicidades, otra vez.
-Te quiere millones, tu pequeña señora Horan.- 

*Narrador omnisciente*
La máquina que marca el pulso del corazón comienza a hacer ese ruido tan molesto. Tanto para los oídos como para el corazón. Una chica chilla, con todas sus fuerzas, y abraza al chico rubio que esta tendido en la cama del hospital. Rápidamente, un par de médicos vienen a por ella y la sacan de allí. También, recogen el cadáver del rubio. Lo meten en una bolsa y cierran la cremallera. Con la misma velocidad, salen de la habitación.
Todo esto, ha sido observado atentamente por los ojos de unos cuantos jóvenes, Liam Payne, Zayn Malik, Louis Tomlinson y Harry y _____ Styles.
*Narra Niall*
Esto es demasiado torturante. Intento moverme pero es imposible. Escucho el pitido de la máquina del corazón y un chillido. Después noto una mano sobre la mía, y algo húmedo en ésta.
-____, vamos fuera, avísanos cuando quieras que entremos. ¿Vale?-Escucho la profunda voz de Harry. Noto un movimiento sobre mi mano y, supongo, que ella asiente.
-Hola Niall. Espero que me escuches, porqué sino estaré hablando sola y me tomarán por loca o algo. Más, me refiero.-Ríe levemente y sigue hablando.- Necesito que te despiertes. Cuando te fuiste de casa corriendo, no aguanté y avisé a Mark para que me llevase a verte. Te buscamos durante media hora y, y, y… joder Niall. Te encontramos tirado en el suelo, junto a una mujer mayor, y tú estabas ahí, tan indefenso. Joder, me he asustado. Por un momento había pensado que te estabas muriendo, y mírate ahora. En coma. Joder. Íbamos a empezar el tour en un mes, pero necesitamos que te despiertes. Niall, si me escuchas dame alguna señal por favor. Sé que parece que le esté rogando a Dios, pero, por favor. Hazlo. Niall, despierta. Te necesito. Te quiero mucho duendecillo.-Noto que me da un suave beso en la frente, y como un acto reflejo hago el agarre de nuestras manos un poco más fuerte, ya que no tengo mucha fuerza.- ¡Niall! Oh dios, gracias. Estas vivo. Sé que me escuchas. Voy a avisar a los chicos para que entren, ¿vale? Te quiero.- Vuelvo a apretar su mano, y ella se deshace del agarre. Ya la escucho chillar. “¡CHICOS, NIALL ME HA APRETADO LA MANO. LO JURO. ÉL ME ESCUCHA.” De pronto, se escucha como corren.
-¿Niall? ¿Duende? ¿Estás bien?-Dice la voz infantil de Louis.- Creo que, la loca de ____ ha notado que le has apretado la mano. ¿Puedes hacer algún movimiento para que sepamos que es verdad?-Entonces, recojo todas las fuerzas posibles y le aprieto la mano al chico de Doncaster.- ¡Oh! ¡No mentías!
-¿¡Pero como quieres que te mienta en una cosa así!?-Dice ella.
-Pues…-Louis intenta volver a hablar, pero el leve “toc,toc” de la puerta le interrumpe.-Erh, pase.
-Hola chicos, soy el doctor Smith. Vengo a hacerle un par de pruebas al chico. ¿Algo que deba saber?-Dice una voz áspera, pero a la vez cálida y humilde.
-Pues, sí. Creo que nos puede escuchar, ah, y me ha apretado la mano en diferentes ocasiones. También se la ha apretado a Louis. La mano digo, eh.-No la estoy mirando, pero seguro que está  sonrojada mirando al suelo. Todos ríen y el doctor vuelve a hablar.
-Bueno, pueden salir. En una hora, más o menos, podréis entrar.


*Narra _____*
Me siento genial, feliz, como si nadie en el mundo pudiese arrebatarme a lo que de verdad amo. Mi hermano, los chicos, Niall, y por supuesto mis directioners. Es algo descomunal el amor que siento por Niall. Sus ojos, tan pequeños como él mismo, de ese azul que, al enfocarte, te pone nerviosa. Sus finos labios, los cuales intenta tener siempre mojados. Cada vez que pasa su lengua por ellos, no siento tentación a tirármelo, al revés, se ve terriblemente adorable. Su pelo, siempre despeinado, que vaguea levemente por su frente. Y él mismo. Su perfecto carácter. Siempre tan celoso, pero a la vez tan cariñoso que mata. Sus abrazos, cuando te rodea con esos brazos, te hace sentir tan cálidamente y tan segura que nunca le soltarías. Pero él siempre lo hace. Y eso es lo que más duele.
-¿Estás mejor?-Harry se ha sentado a mi lado, y pasa su brazo por mis hombros.
-Sí, sí. Aún así, necesitaré comer en cuanto el doctor nos diga que está bien.

Él, tan solo asiente. Me abraza, y me susurra un pequeño “Te quiero”, le susurro lo mismo, y me quedo dormida entre sus brazos.



Hoooooooooola, primero de todo volver a felicitar a mi pequeña inútil, y darle las gracias por estar ahí siempre. Segundo, sé que este capítulo es lo más pequeño que habéis visto, sí, pero lo siento. No tengo fuerzas para escribir algo feliz (Lo planeado desde el principio), si no lo estoy. Necesito que me entendáis. Un beso.