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La fiesta I
Nos plantamos delante de un mostrador donde una chica con traje y gafas de pasta a lo hipster nos cogió los abrigos, y los colgó detrás.
Seguimos hasta el ascensor y subimos dos pisos.
Aunque en un principio había tenido miedo de no encontrar la sala donde se celebraba la fiesta, una vez ahí me di cuenta de que no podía estar más equivocada.
Justo delante del rellano al que daba el ascensor, había una puerta doble roja adornada con banderolas de fiesta, y un gran cartel encima en el que ponía 'Fiesta de Nochebuena'.
Louis se me avanzó unos pasos y abrió la puerta.
Era una sala muy grande y rectangular, con las paredes de color crema y el suelo de moqueta blanca. Había dos grandes ventanales, que llegaban casi hasta el techo, a unos 4 metros sobre nuestras cabezas.
Me pregunté qué se debía hacer ahí la resta del año.
Había muchísima gente dentro de la sala, así que busqué con los dedos la mano de Louis y me agarré a ella con fuerza.
- Mira -dijo él entonces-, ahí están. Vamos.
Nos dirigimos a una de las esquinas de la sala, al lado de la mesa de aperitivos, donde estaban Harry, Lena, Niall, Andrew, Liam, Danielle, Zayn y Lucy. Todos, en resumen.
Los saludé a todos, al igual que Lou, pero no con mucho interés.
No porque estuviera enfadada, ni nada por el estilo; sino porque seguía pensando en lo que había pasado fuera, en la alfombra roja.
Miles de preguntar hervían en mi cabeza.
"¿Cómo me han reconocido?" "¿Sabían que iba a ir?" "¿Porqué gritaban mi nombre?" "¿Les caeré bien?" "¿Y porqué querrían que YO les firmara un autógrafo?" "¿Es sólo por Louis? ¿Es sólo porque soy su novia?" "¿Será siempre así?" "¿Tendré que huir de multitud de gente, cómo hacen ellos, cuando vaya por la calle?"
Sacudí la cabeza. Me estaba precipitando.
De todas formas, el pecho me oprimía, los nervios crecían por dentro y cada vez me estaba agobiando más.
Me acerqué a Lena, y le susurré al oído:
- Luego tengo que contarte una cosa. Es muy importante.
Me miró preocupada, se lamió los labios y asintió con la cabeza.
Volví al lado de Louis, que me pasó el brazo por la cintura.
Un camarero me atansó una copa de champán. La cogí y me mojé los labios, haciendo ver que lo probaba pero sin siquiera tastarlo.
Nunca me ha gustado el champán.
Intenté meterme en la conversa, pero la cabeza se me iba sola, pasando a otros pensamientos que ella creía más "interesantes".
Aparenté interés en las cosas que me decían y fui asentí con la cabeza de tanto en cuando para que no pensaran que no les hacía caso, pero terminé totalmente inmersa en mis propios asuntos.
- ¿Hannah?
La voz de Louis me hizo volver a la realidad.
- Eh, ¿qué?
- Que si te encuentras bien.
- Estoy un poco -busqué la palabra correcta- agobiada, pero, ya se me pasará -le sonreí.
- Comer te irá bien -me dijo Andrew.
- Quizás tengas razón. Niall, ¿cuales...
- Esos de ahí -me interrumpió el irlandés, señalando una bandeja de pastelitos.
Me reí, y me giré para ir hacia la mesa dónde había la bandeja, pero entonces recordé que...
- Lena, ¿te importa acompañarme?
--
- ¿En serio?
Aún estábamos al lado de la mesa de los pastelitos, que íbamos picando.
Acababa de contarle a mi mejor amiga lo que había pasado en la alfombra.
- ¿A ti no te han hecho lo mismo?
- No... Algunas han gritado de emoción, creo, mientras que otras me han gritado otras cosas... No tan bonitas -pude notar la expresión de dolor en su cara.
- ¿En serio? -ahora era yo quien pronunciaba esas palabas- Pero, ¿porqué?
- Bueno, muchas chicas adoran a Harry y les duele verlo con otra que no sea ellas...
- Pues qué imbéciles. Con perdón.
- Ya...
- Y, ¿qué te han gritado?
- Pues... Puta, zorra, falsa... Gorda -abajó la cabeza para que no viera que ya no podía contener más las lágrimas- Me han deseado que me muriera.
No hay palabras para describir la cara que me quedó cuando me dijo eso.
- Dios mío -musité. Me acerqué a Lena y la abracé- No les hagas caso a esas imbéciles, no eres nada de eso. Y si alguien debe morir aquí son ellas.
- Ya, pero...
- Hola, chicas -interrumpió Zayn, apareciendo a nuestro lado.
- Hola, Zayn -dije, algo incómoda. Lena se secó los ojos rápidamente para hacer ver que ahí no había pasado nada.
- ¿Qué tal estáis?
- Bien -dijo Lena en voz baja.
Zayn la miró con cara preocupada.
- Ya, claro. Perdonad si os interrumpo, de verdad, pero los chicos quieren presentaros a Jeff.
- ¿Jeff?
- Sí, venid conmigo.
Cruzamos la sala detrás de Zayn hasta llegar al grupo donde los chicos estaban reunidos con un hombre de media edad, de pelo castaño con tonos grisáceos y gafas. Llevaba una camisa blanca, que remarcaba su "barriga cervecera", una americana del mismo color que la americana, negro, y una corbata a rallas azul marino.
Rápidamente me puse al lado de Louis, que me saludó con un beso.
- Hola, cariño -dijo con voz dulce-. Este es Jeff Edwards, el director de Modest.
- Modest, ¿el management?
- El mismo -respondió el tal Jeff con su voz grave-. Tu debes de ser Hannah, entonces.
- La misma.
El tipo rió, y aunque él parecía pasárselo bien, los otros podíamos notar una nube de incomodidad flotando en el aire.
- Quiero presentaros a una persona, está aquí esta noche -se giró buscando a alguien con la mirada-. ¡Perrie! Ven, cariño.
Se nos acercó una chica rubia, de ojos azules.
- Os presento a Perrie, mi hija.
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