dijous, 12 de setembre del 2013

Reencuentros - 43

43

- Feliz cumpleaños, Louis. Feliz cumpleaños, cielo.
- Gracias cariño -dijo él, y me besó-. Ahora soy un hombre mayor.
- Sólo tienes 21 años -me reí.
- Pero hasta hace unos minutos tenía 20. Cómo pasa el tiempo, ¿eh?
Me reí.
- Oye... Sé que habíamos quedado con darte los regalos mañana por el mediodía, pero yo... Bueno, me gustaría darte, al menos uno, primero.
- Suena bien.
Corrí hacia mi habitación y llamé a la puerta, aunque, evidentemente, Lena no estaba dentro.
Entré y saqué de debajo la cama una bolsa azul, y volví al comedor.
- Cierra los ojos -grité.
Louis se tapó la cara con las manos (aunque dudaba que no estuviera mirando) y saqué los dos paquetes que había dentro, y los dejé a los pies del árbol de Navidad. Escondí la bolsa detrás del árbol y dije:
- Vale, ya puedes venir.
Lou se levantó del sofá, vino hacia mí y se sentó en el suelo, a mi lado.
Se miró los dos paquetes y preguntó:
- ¿Cuál abro primero?
- Uno es mío y otro es de tu madre y tus hermanas.
- ¿Enserio? Y... ¿Cuál es cuál?
- AAAH, eso es una sorpresa.
Louis petó la lengua, cogió el paquete de la derecha, se lo acercó y dijo:
- Primero abro este.
- Ese es el de las chicas Tomlinson.
Asintió con la cabeza. Empezó a quitar el papel de regalo.
Dentro había dos cosas.
La primera era un DVD con un Post-It encima en el que ponía "Te echamos de menos, peque ya no tan peque."
Louis leyó la nota y sonrió, luego me miró a mí.
- ¿Tenemos por aquí un reproductor de DVD's?
- Sí, debajo de la tele.
Encendió el aparato y introdujo el DVD. 
Me arrastré a su lado.
El reproductor terminó de leer y entonces, en la pantalla, apareció Louis, con 4 o 5 añitos, en el salón de su casa.
Jay estaba a su lado, y le pedía que cantara. Entonces Louis miraba a su madre y empezaba a cantar canciones infantiles, y también bailaba.
Era monísimo, daban ganas de comérselo.
El vídeo duraba unos cinco minutos. Hacia el final, Louis se caía, pero en lugar de ponerse a llorar, se levantaba y empezaba a reír otra vez.
Luego, se cortó el vídeo y se vio a Louis, sentado en una silla, con una corona de cartón en la cabeza.
Le acercaron una tarta con una vela con el número 5 encima. Le cantaron el Cumpleaños Feliz y Louis sopló las velas.
Cuando el vídeo terminó, giré la cabeza hacia el Louis de 21 años recién cumplidos. 
Se había quedado mirando la pantalla, ahora en negro.
Le planté un beso en la mejilla y le susurré a la oreja:
- ¿Sabes? El Louis de 5 años era adorable. Pero prefiero el Louis de ahora a él.
Me miró y sonrió.
- Aún queda la segunda parte del regalo de tu madre -le recordé.
Esta vez conseguí arrancarle una carcajada.
Volvimos debajo del árbol y localicé la bolsa que venía dentro del paquete de Jay, y se la alargué a Louis.
Él puso la mano dentro y sacó un jersei azul oscuro con unas gafas de pasta a lo hipster estampadas en el medio.
- Qué monada -me reí.
Lou se lo tiró por encima, hizo una pose sexy y dijo:
- Te gusta, lo sé.
- Sí, estás precioso.
- ¿Ves? Lo sabía.
Le pegué flojito al brazo.
- Y aún tienes mi regalo por abrir.
- Cómo te haya costado dinero, te vas a enterar.
- Tú ábrelo y verás.
Louis cogió mi paquete, más blandito, y empezó a buscar el celo para abrirlo.
- Puedes romper el papel, no me importa.
Él despedazó el papel, literalmente, y sacó lo que yo había puesto dentro.
Era una manta.
Pero no una manta cualquiera.
Louis la desplegó y se la quedó mirando.
- Esta manta -murmuró-... Me suena mucho, pero no...
Entonces se le encendió la bombilla.
- No me digas que es la...
- Sí -le sonreí-. La encontré en la caja de recuerdos.
Louis empezó a revolver la manta hasta que encontró lo que buscaba.
Separó con los dedos la beta en la que había escrito a mano "Tomlinson", con letra de Jay, y me la mostró.
Le sonreí aún más a respuesta.
Él empezó a acariciar la manta, con la mirada perdida.
- No sabes lo que significa esto para mí, Hann...
- Me lo imagino.
Contemplé a Louis, que ahora me miraba, le miré esos ojos, tan azules, tan bonitos; esa sonrisa, tan agradecida, tan perfecta...
- Feliz cumpleaños, Louis. Te amo muchísimo, ¿lo entiendes? Estoy perdidamente enamorada de ti, y de cómo eres, y no quiero que cambies nunca.
- Ven aquí, pequeña.
Me senté a su lado y lo abracé, esta vez la que lloraba era yo.
- Te eché tanto de menos Lou... Cada día, necesitaba estar a tu lado, pero no podía, y tenía que conformarme con verte en la pantalla de mi portátil... Pensaba que me habías olvidado, y eso dolía muchísimo.
- Hannah, calla. No quiero llorar yo también. Pensé olvidarte, y lo intenté, pero no podía... Seguía pensando en ti cada noche y... -negó con la cabeza-. Por eso volví a buscarte. Zayn fue el que me convenció de que tenía que recuperarte.
- ¿Zayn? Pues suerte de él...
- Sí... Oye, tengo algo de sueño, ¿te parece si vamos a dormir?
- Vale, espera, que recojo esto y nos vamos. Que los otros no se enteren de que nada ha pasado aquí.
Recogimos los papeles, puse el DVD, la sudadera y la manta en la bolsa y me los llevé hacia la habitación de Louis.
Él cerró las persianas y corrió las cortinas.
Yo le robé una camisa que seguramente no se iba a poner en todas las vacaciones y me cambié.
Me metí debajo las sábanas y grité:
- Oye, Louis, aún tengo un regalo de cumpleaños para ti.
- Hannah, dios mío.
- Está en mi habitación. Mañana por el mediodía te lo doy. ¿Qué habías pensado ya, eh?
- Anda, cállate -se rió él.

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