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#Sigue narrando Lena#
- ¿Has cortado con Lucy? -repitió Harry, masticando las palabras.
- Sí...
- Bien hecho, Zayn -dijo Andrew-. Anda, siéntate aquí y cuéntanoslo todo.
Zayn obedeció, cabizbajo, y se sentó en el sofá.
Empezó a contarnos lo que había pasado; Zayn había seguido a Lucy hasta su habitación, donde ella le había explicado que era cierto lo que decía Hannah.
- "Al principio si era verdad que sólo estaba contigo para ver a Louis", me dijo. "Pero ya no, ahora lo hago porque te quiero Zayn, no confíes en Hannah". "Hannah ni me ha mentido ni me ha traicionado", le he contestado. Entonces ella me ha dicho que no me enfadara con ella, que me quería, pero yo... No me lo he creído. Y le dicho que recogiera sus cosas y se fuese, que no quería verla más.
- Y desde que se ha marchado, hace dos horas, hasta ahora, ¿qué has estado haciendo?
Silencio.
- Encerrado en mi habitación, llorando.
- Oh, Zayn... -susurró Andrew, que se levantó y le dio un abrazo.
Un portazo interrumpió la escena, y Danielle se presentó en el salón corriendo.
- Chicos. Hannah tiene las pulsaciones muy bajas. Deberíamos hacer algo.
- Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda -dijo Louis- Mierda, sabía que pasaba algo, mierda, mierda, mierda... Vale, a ver. Harry, llama a Paul. Dile que vamos al hospital. Zayn, tú puedes quedarte. Lena, llama a la ambulancia. Liam, Niall, nosotros cogeremos a Hannah y la cargaremos a la ambulancia, ¿sí? Danielle, Andrew, podéis venir con nosotros si queréis.
Harry y yo sacamos nuestros móviles, yo llamé a la ambulancia y Harry a Paul.
Dijeron que en menos de 10 minutos estaban ahí, les di las gracias y colgué.
- Zayn -dijo Harry, que también había terminado su llamada-. Paul dice que no puede dejarte solo en casa, pero que va a enviar a alguien a hacerte compañía.
El chico asintió con la cabeza.
Fui hacia la habitación de Hannah: Niall, Liam y Louis ya estaban dentro.
- A ver -decía Louis-. Apartaos. Vamos a contar sus pulsaciones; Niall, conta veinte segundos y cuando hayan pasado dime "ya".
- Vale.
-Silencio.
- Ya.
- 12 pulsaciones en 20 segundos, 36 al minuto... Joder.
Observé la escena entre nerviosa y desesperada.
- Chicos -interrumpí-. Será mejor que os cambiéis rápido de ropa.
Niall y Liam se fueron, pero Louis se quedó, sentado al lado de Hannah en la cama y cogiéndole la mano.
- Va, Louis, no es nada grave, ya lo verás.
El chico asintió levemente con la cabeza.
Me dirigí al armario; yo también tenía que cambiarme.
- Ehm, ¿quieres que me vaya? -me preguntó Louis.
- No, no, no es necesario, voy al baño.
Cogí unos tejanos y un jersey, me encerré en el baño y me cambié.
Cuando terminé, volví a entrar en la habitación.
Louis estaba en la misma posición.
Respiré hondo, dejé la ropa encima de una silla y, acariciando el hombro de Louis al salir, me fui de la habitación.
Fui al comedor y me senté entre Andrew y Danielle, a esperar.
Tres minutos después, llamaron a la puerta de casa. Me levanté del sofá de un salto y fui corriendo a abrir; la ambulancia ya había llegado.
- ¡Louis! -grité- ¡Ya han llegado!
Entre Niall, Liam y Louis cargaron a Hannah hasta la puerta, dónde los dos hombres que venían en la ambulancia la trasladaron a una camilla y la pusieron dentro.
- Dentro de la ambulancia sólo pueden ir dos -dijo uno de los hombres.
- ¿Dos? Pero...
- No, no es decisión mía, lo siento, sólo pueden dos.
Louis me miró.
- Lena, vamos tu y yo -asentí con la cabeza.
- Nosotros ahora cogemos el coche y venimos -dijo Liam.
Louis y yo nos metimos en la parte trasera de la ambulancia, dónde estaba Hannah en la camilla. No había asientos, así que nos pusimos de pie a su lado.
- ¡No tardéis mucho! -grité, mientras el hombre cerraba la puerta.
El conductor activó la sirena de alarma y la ambulancia arrancó.
Le cogí la mano a Hannah, y la apreté.
La miré: Estaba como en uno de aquellos días en los que quedábamos para dormir, y yo me despertaba temprano y ella aún seguía durmiendo; con los ojos cerrados, el pelo rubio dispersado por el cojín y esa expresión en la cara... Era como una figura de cristal, frágil, como si con el mínimo movimiento pudieses hacerle daño; indefensa, desprotegida.
- Todo va a ir bien, Hannah -susurré-. Todo va a ir bien...
Esta vez fue Louis quien me puso una mano en el hombro.
- Se pondrá bien.
La ambulancia que nos habían enviado no era medicalizada, cosa que era una putada, pero el conductor tenía experiencia y en cinco minutos llegamos al hospital.
Cuando la ambulancia paró delante de la entrada de urgencias, vinieron unos enfermeros, cogieron la camilla y se la llevaron a dentro.
Intenté seguirlos, pero el hombre de la ambulancia me detuvo.
- Esta entrada es sólo para médicos. Tenéis que ir a dentro, a Urgencias. Se la habrán llevado a la UVI, así que id a la ala B de la tercera planta.
- Hannah... -susurré.
- Vamos, Lena -dijo Louis, cogiéndome de la mano-. Vamos donde nos ha dicho el hombre.
Me arrastré detrás del chico hasta dentro del edificio, y luego al ascensor. Subimos a la tercera planta y nos dirigimos a la ala B.
"Ala B: Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI)"
Sí, era ahí.
Entramos y nos encontramos una sala de espera.
Yo me senté en una de las sillas mientras Louis iba al mostrador a confirmar que Hannah estuviera ahí.
La secretaria le dijo que sí; que en un rato saldría un médico y nos explicaría sobre la situación de Hannah.
Me trenzé el pelo para matar tiempo, mientras Louis iba dando golpecitos con el pie al suelo.
El tiempo de espera se me hizo eterno, pero, finalmente, veinte minutos después llego un hombre, vestido con una larga bata blanca, que debía ser un médico.
- ¿Para Hannah Malker?
- Sí -me apresuré a decir.
- Será mejor que vengan conmigo.
- ¿Está bien? -preguntó Louis, nervioso.
El enfermero bufó
- Síganme, por favor -repitió.
Obedecimos y seguimos al hombre por el pasillo, hasta llegar a una puerta.
El enfermero abrió la puerta.
- Pasen -dijo.
Entramos en la habitación, era un despacho. Un médico estaba sentado detrás de una mesa, escribiendo en un papel. Alzó la vista hasta nosotros.
- Sentaros, por favor. Antes de todo, tengo que haceros unas preguntas.
- ¿Está bien? -repitió Louis.
El médico suspiró.
- Si estuviera bien no estaría en el hospital. Pero no, no le pasa nada grave. ¿Puedo haceros las preguntas?
- Claro -respondió Louis, avergonzado.
- Primero de todo, ¿cuando hace que la chica está inconsciente?
- Tres horas o cuatro -dije. El médico asintió y apuntó algo en el papel.
- ¿Dio algún síntoma antes de desmayarse? ¿Dijo que se sentía mareada o algo por el estilo?
- No, fue de repente.
- ¿Cuando fue la última vez que comió?
- Ayer por la noche. Esta mañana no ha desayunado.
- ¿Ha estado últimamente la chica muy nerviosa, tensa, o preocupada por algún asunto?
Silencio.
- Sí -respondió Louis en voz baja.
El médico volvió a asentir y apuntó una última cosa en el papel.
- ¿Le había pasado esto nunca?
- No.
- Y un ataque nervioso, o un colapse... ¿Tampoco?
- Sí, eso sí -respondí.
- De acuerdo...
El hombre escribió una última cosa en el papel, y lo apartó.
- Veréis, la chica sufre el Síndrome del QT a largo congénito.
Oh, mierda.
No sabía qué era eso, pero tenía mala pinta, muy mala pinta.
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