106
"Corría, con el corazón latiéndome más fuerte que nunca, corría, me dolían los pies pero no me importaba, sólo necesitaba correr, correr, correr, escapar de lo que sea que fuera eso.
Unos cinco minutos después, cuando ya no podía más con mi alma, Coco nos paró.
- Ya está, lo hemos perdido. ¿Todo bien?
- Sí -dije-. Dios, Louis, qué miedo...
Pero nadie contestó.
- ¿Louis? ¿Louis?
Louis no estaba con nosotros.
- ¡LOUIS! -empecé a chillar con toda mi voz al darme cuenta de que mi novio no estaba, que lo habíamos perdido, en medio del bosque- ¡LOUIS!
Zayn me abrazó y me apretó fuerte contra él para calmarme y apoyé mi cara en su hombro mientras estallaba a llorar. Tenía miedo, mucho miedo.
- Louis...
- Mierda, lo hemos perdido -dijo Coco-. Esto no estaba en el plan.
- ¿Qué? -contestó Perrie.
- Joder, que lo otro era una broma. Pero esto no. No estaba en el plan, joder, no estaba en el plan.
Alguien me cogió la riñonera y sacaron el móvil de dentro.
- Vamos a llamarle -dijo Lena, marcando el número y poniéndose el móvil en la oreja.
Levanté mi cabeza del hombro de Zayn un poco, sin dejar de abrazarlo, para ver qué pasaba.
Lena estaba llamando...
...cuando de repente, una saeta pasó silbando por su lado, llevándose al móvil por delante.
Incapaces de responder ninguno, fuimos a mirar la saeta, que había quedado clavada en un árbol.
La saeta no iba sola. Colgando de ella, una bolsa de ositos de goma, de colores.
Nos giramos hacia Coco, para pedirle una explicación.
Pero Coco no estaba.
Y su linterna, en el suelo."
Todos nos quedamos paralizados. Estábamos solos. En medio del bosque y sin idea de cómo volver al campamento. Por si fuera poco, tanto Louis cómo ahora Coco habían desaparecido.
Quedábamos cinco. Perrie, Zayn, Lena, Harry y yo.
Me separé de Zayn lentamente y me acerqué a la linterna que había pertenecido a Coco y ahora estaba tirada en el suelo.
Temblando de cabeza a pies y esforzándome por no tropezar con el aire, me agaché a cogerla mientras todos me miraban, expectantes, y sin decir apenas una palabra.
Cogí la fría linterna con mi mano y me levanté, examinándola mejor.
Era una linterna azul, normal, cómo las demás. Pero aquella tenía dibujada una carita sonriente con permanente, la que Coco dibujaba en todas sus cosas.
No pude evitar que alguna que otra lágrima traicionera bajara mi mejilla, sintiéndome más rota por dentro que no por fuera, me dolían los pies y me había hecho varios arañazos en las piernas y brazos. Incluso me había rascado la mejilla con una rama.
Pero eso me importaba un pepino.
Louis había desaparecido. Lo habíamos perdido. ¿Y si le pasaba algo?
El miedo y el temor me roían por dentro, y estaba tan agobiada por todo el dolor que al intentar dar un paso al frente mis piernas me fallaron y caí. Suerte que Harry estaba atento y me cogió antes de comerme el suelo.
- ¿Hannah, estás bien? -me preguntaron.
- Louis...
- ¿Hannah?
- Lou-Louis... -era lo único que salía de mi boca.
- Sé que probablemente no tengáis respuesta a esto, pero, ¿qué hacemos? -preguntó Zayn.
Los otros cuatro se pusieron a hablar, pero no me importaba, sólo podía llorar, pensar en Louis, que lo habíamos perdido, que quizás no lo volvería a ver, que quizás le había pasado algo malo, y que estábamos jodidamente solos y sin móvil en medio de un bosque.
Pero lo cierto es que no era un bosque cualquiera. Los otros no lo sabían, porque no eran de Doncaster, pero yo sí, y sabía perfectamente que esos bosques eran una de las reservas naturales más grandes de Inglaterra.
Así que me quedé apoyada contra un árbol, acompañada pero sola, sintiéndome pequeña e indefensa.
Recuerdo que Lena, Perrie, Harry y Zayn estaban hablando de cómo salir de ahí, yo estaba mirando al suelo, pensando en otras cosas, cuando vieron algo y empezaron a gritar y echaron a correr otra vez.
Tardé unos instantes en reaccionar, y sin siquiera saber porqué, eché a correr tras ellos a toda prisa para no perderlos.
Pero yo no estaba en condiciones de correr tan rápido, me dolía todo, de la cabeza a las piernas pasando por los brazos, la tripa y los pies; tropecé con una piedra y caí al suelo, de lado.
Pero una vez ahí no me moví. No podía. Las lágrimas me habían eclipsado todos los sentidos.
Decidí que sin embargo, ese no era tan mal sitio para morir. En medio de un bosque, muerta de hambre o con un poco de suerte asesinada por los mismos espíritus que mataron a la niña de la historia.
Y entonces, una figura negra de arriba a abajo se me acercó. Intenté gritar, pero no tenía voz.
Me preparé para pasar el peor rato de mi vida, cuando se arrodilló a mi lado y vi que era...
- L-L...
- Shhh, tranquila. Te sacaré de aquí.
Él me cogió en brazos y me levantó.
- ¿Estás bien? ¿No te has hecho daño?
No pude hacer nada más que mirar esos ojos azules.
- Os estábamos gastando una broma, pero tú no estabas bien -explicó mientras empezaba a andar-. Le he dicho a Coco que ahuyentara a los demás y así yo te venía a recoger. Lo siento.
- L-Lou...
- Tranquila, Hann. Vamos al campamento. Está cerca, no temas.
- Cr-creí que... que te...
- ¿Que me perdías?
- Sí.
- Lo siento, amor. Contigo no ha tenido gracia, pero créeme, con los demás sí. Por que no has visto sus caras.
- Creí que... -empecé a decir, pero mi voz se rompió otra vez y no pude hacer nada para evitar llorar otra vez.
Louis me dio un beso en la frente, sin dejar de andar. Quería llevarme cuanto antes mejor al campamento.
- Lo siento -susurró otra vez.
Cerré los ojos e intenté acomodarme en sus brazos, y aguanté todo el camino de vuelta.
Unos minutos más tarde, noté luz detrás de mis párpados cerrados y los abrí.
- Shhh, ya hemos llegado.
Louis me acercó a la hoguera, donde aún había las toallas y mantas extendidas en el suelo.
Me tumbó encima de una y me puso un jersey, creo, debajo la cabeza, a modo de almohada.
- Espera un minuto, ahora vuelvo.
Cerré los ojos otra vez, pero los volví a abrir y me puse a mirar las estrellas que había en el cielo, para olvidarme así del dolor que me emitía mi cuerpo.
Un minuto o algo por el estilo después, Louis y Danielle aparecieron encima mío y me miraron.
- Uy, pobrecita -dijo ella-. Tranquilo, vete, yo la cuido.
- ¿Seguro?
- Sí, tranquilo. Anda, ve.
- Gracias, Danielle. Eres la mejor. Perdona que te despertara...
- No, no, no pasa nada.
Louis se agachó y me dio un beso antes de acariciarme la nariz y susurrar:
- Tranquila, princesa, Danielle te cuidará, ¿vale? Yo no tardaré mucho en volver. Acuéstate, mañana te encontrarás mejor.
Me dio un último beso y desapareció de mi campo de vista.
Danielle se sentó a mi lado. Me ayudó a incorporarme, cuidadosamente, y me hizo beber unos sorbos de agua mientras ella me limpiaba la cara con toallitas.
No me imagino cómo debía tener la cara de sucia, porque ella tuvo que usar siete toallitas para dejármela mínimamente limpia.
Luego, me dio una barrita energética, me curó algunos arañazos de los brazos y las piernas y me desinfectó y curó el corte de la mejilla.
Después de eso, me ayudó a cambiarme de pantalones y a meterme en el saco de dormir, más cómodo de lo que parecía.
- Gr-gracias, Dani -conseguí decir-. Eres la... mejor.
- Tranquila, cielo. Que duermas bien.
Me dio un beso en la mejilla y salió de la tienda, cerrando bien la entrada detrás suya.
Cerré los ojos y me dispuse a dormir, cuando de repente...
- ¡SOIS UNOS HIJOS DE P*TA! -se oyó el grito de Zayn.
Ya habían llegado, ya estaban otra vez aquí.
Sonreí.
Quizás todo no había ido tan mal...
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