dimecres, 31 de juliol del 2013

Reencuentros - 11

11
La semana pasó con una rapidez extraordinaria, me limitaba a hacer mi trabajo sin ganas.
El miércoles por la tarde fuimos a un centro de belleza dónde nos pusieron unas máscaras exfoliantes y nosequé más encargadas por Lena, y fuimos a la sauna.
El jueves volvimos al centro comercial, primero fuimos a una peluquería dónde me cortaron un poquito de pelo, me lo escalaron y plancharon; luego fuimos a hacernos la manicura.
Yo soy una persona sencilla, algunos me llamaríais sosa, pero no me gusta llevar las uñas con colores chillones, así que pedí que simplemente me hicieran la manicura francesa.
Esa noche me costó dormirme muchíiisimo, estuve dando vueltas en mi cama hasta las 4 de la madrugada. No podía parar de pensar en él, en que lo vería, en su sonrisa, en qué le diría yo y qué me diría él…
Dormí apenas 2 horas. A las 6 sonó el despertador. Desayuné, me duché y me vestí en silencio.
Fui hacia la oficina mirando al suelo, absorta en mis pensamientos, y choqué contra un hombre y le hice caer su maletín.
- Lo siento, discúlpeme…-me disculpé.
Le miré a la cara, y vi que era el mismo hombre, el hombre que, una mañana de la semana anterior, le había hecho caer su maletín.
Nuestras miradas se encontraron, un flequillo de pelo gris le tapaba el ojo derecho, de color verde, mientras que el ojo izquierdo era azul. Tenía arrugas por toda la cara, y ojeras de kilómetro como si no hubiera dormido desde hacía un mes.
Sacudió la cabeza y se fue corriendo.
“Qué hombre más extraño…” pensé, y seguí andando.
Empecé a travesar la calle cuando me di cuenta de que a aquel hombre le conocía.
Me giré, tal vez para gritarle que se esperara, tal vez sólo para ver su cara, tal vez para buscar alguna cosa que me pudiera ayudar a recordar. No lo sé.


Porqué eso es lo último que recuerdo.

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