dilluns, 22 de juliol del 2013

Reencuentros - 4

4
Cuando bajé al portal de casa, Lena ya estaba allí.
Se había dejado el pelo castaño liso suelto y llevaba unas gafas de sol estilo Ray-Ban que le ocultaban sus preciosos ojos verdes.
Llevaba una camiseta verde y unos tejanos pitillo un poco desgastados que contrastaban con sus botines negros.
Yo me había limitado a recogerme el pelo rubio en un moño alto y tirarme por encima un vestido de tirantes estampado a flores con una chaqueta negra.
En verme, Lena se quitó las gafas y me dijo:
- Jo, Hann. Quiero este vestido.
- Lo siento -le sonreí- pero este es mío.
Ella también sonrió y nos fuimos andando.

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Pasamos una mañana muy agradable, fuimos al único centro comercial que había en Doncaster y entramos en un millón de tiendas y me probé un millón de cosas, aunque sólo me compré unos tacones blancos y una camiseta que ponía Cool Kids Don’t Dance (porque era muy parecida a la de Zayn). Lena, por su parte, se debió gastar su sueldo entero, ya que cuando fuimos a comer, ella iba cargada con 8 bolsas y yo le ayudaba con 3 más.
Fuimos a comer a un McDonald’s y estuvimos hablando un montón.
Lena, cómo yo, estaba de buen humor (aunque en Lena no era nada raro), y cómo no queríamos terminar el día aún, decidimos ir al cine.
Pasamos por delante de una tienda en la que tenían puesta la nueva canción de One Direction, Live While We’re Young, y Lena (que era directioner) se paró y se puso a cantar, bailar y saltar, todo a la vez. Era evidente que ya había escuchado la canción un millón de veces.
-         Lena, que la gente nos mira raro… -le dije, riéndome, pero a ella le dio igual y siguió a su bola hasta que la canción por fin terminó.
No era la primera vez que yo escuchaba esa canción, pero me seguía fascinando cómo si lo fuera. Me encantaba, porque la voz de Louis se escuchaba clara y apasionada y se podía notar por encima de las voces de los otros chicos. Era una voz increíble, cada vez que le escuchaba cantar tenía ganas de llorar de lo bonita que era, con un tono tan dulce, cómo si le cantara al amor de su vida en todo momento, con un acento tan suyo, que esa voz sería siempre de él y sólo de él, era única.
Poder escucharla me alegró un poco más el día, cogí el brazo de Lena y la arrastré hacia la puerta del cine.
Vimos una película de amor, Lena escogió “Love Actually”.
-         Es la favorita de Harry –me dijo, y se sonrojó al pensar en el chico de los rizos.

La peli estuvo muy bien, luego volvimos a casa, me despedí de mi amiga con dos besos y entré en mi piso, sin saber la sorpresa que tendría al llegar a casa.

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