10
La bronca que me
llevé por no haber despertado a Lena cuando encontré el mensaje de Louis y por responderle sin avisarla fue monumental. Ni mis padres me habían regañado nunca
de esa manera.
Esperé a que
terminara su sermón con la cabeza gacha, como si estuviera arrepentida (que no
era el caso pero bueno).
Cuando Lena se
hubo calmado un poco le dejé el portátil y ella leyó nuestra conversa mientras
yo iba a preparar el desayuno.
Cinco minutos más
tarde, volví con dos tazas de café y dos boles con cereales.
La chica de
Sheffield aún estaba leyendo.
- ¿Aún estás
leyendo la conversa?
- Por cuarta vez –dijo sin apartar los ojos de la pantalla.
Me senté a su
lado y esperé a que terminara de leer dando pequeños sorbos a mi descafeinado.
Cuando acabó, me
miró.
- Waw. –y se
rió.
- Lena… Dios,
¡no sé qué debo hacer! Voy a tomar café con él…
- Está muy claro
lo que debes hacer. Es domingo, tienes menos de una semana para prepararte, así
que debemos empezar hoy.
- Y eso
significa…
-¡Que nos vamos
de compras! ¡Vístete, venga!
Corrí hacia mi
dormitorio, riéndome, estaba feliz. Era feliz.
--
42 minutos más
tarde atravesábamos las puertas automáticas del centro comercial.
Aunque yo no lo
tenía muy claro, Lena ya se había hecho un plan con todo lo que había que hacer
ese día.
Entramos en un
par de tiendas. Lena me hizo probarme cuatro vestidos, uno verde oscuro
(demasiado elegante), otro azul cielo (demasiado corto), uno con unas
serpientes de colores que subían falda arriba (demasiado hortera) y uno negro,
ajustado, con mangas semitransparentes y precioso en todos los sentidos
(demasiado incómodo.)
La idea del
vestido no me complacía, así que le dije a mi amiga que buscara una parte de
abajo que yo buscaría una parte de arriba.
Tres minutos
después Lena apareció con una falda negra, unos shorts tejanos un poco desgastados, y un tejano largo blanco.
- Esto –dijo señalando
la falda y los shorts- con medias oscuras debajo.
Yo había
seleccionado un jersey violeta punto, una camisa azul cielo sencilla, y una
camiseta azul marino de manga larga que dejaba mis espaldas al descubierto.
Me lo probé todo,
y finalmente Lena escogió la camiseta azul marino con los shorts y las medias
oscuras.
Me acercó unos
tacones negros y unas bailarinas del mismo color que la camiseta. Cómo nunca me
han gustado los tacones, me cogí las bailarinas.
Cuando salimos
de la tienda, mi amiga me dejó bien claro que:
- El jueves por
la tarde vamos a la peluquería y a hacerte la manicura.
Asentí y
volvimos a casa, dónde Lena se pasó casi media hora decidiendo qué maquillaje debería
llevar con mi conjunto, aunque yo le rogué que fuera lo más sencillo posible.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada