dimarts, 30 de juliol del 2013

Reencuentros - 10

10
La bronca que me llevé por no haber despertado a Lena cuando encontré el mensaje de Louis y por responderle sin avisarla fue monumental. Ni mis padres me habían regañado nunca de esa manera.
Esperé a que terminara su sermón con la cabeza gacha, como si estuviera arrepentida (que no era el caso pero bueno).
Cuando Lena se hubo calmado un poco le dejé el portátil y ella leyó nuestra conversa mientras yo iba a preparar el desayuno.
Cinco minutos más tarde, volví con dos tazas de café y dos boles con cereales.
La chica de Sheffield aún estaba leyendo.
- ¿Aún estás leyendo la conversa?
- Por cuarta vez –dijo sin apartar los ojos de la pantalla.
Me senté a su lado y esperé a que terminara de leer dando pequeños sorbos a mi descafeinado.
Cuando acabó, me miró.
- Waw. –y se rió.
- Lena… Dios, ¡no sé qué debo hacer! Voy a tomar café con él…
- Está muy claro lo que debes hacer. Es domingo, tienes menos de una semana para prepararte, así que debemos empezar hoy.
- Y eso significa…
-¡Que nos vamos de compras! ¡Vístete, venga!
Corrí hacia mi dormitorio, riéndome, estaba feliz. Era feliz.

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42 minutos más tarde atravesábamos las puertas automáticas del centro comercial.
Aunque yo no lo tenía muy claro, Lena ya se había hecho un plan con todo lo que había que hacer ese día.
Entramos en un par de tiendas. Lena me hizo probarme cuatro vestidos, uno verde oscuro (demasiado elegante), otro azul cielo (demasiado corto), uno con unas serpientes de colores que subían falda arriba (demasiado hortera) y uno negro, ajustado, con mangas semitransparentes y precioso en todos los sentidos (demasiado incómodo.)
La idea del vestido no me complacía, así que le dije a mi amiga que buscara una parte de abajo que yo buscaría una parte de arriba.
Tres minutos después Lena apareció con una falda negra, unos shorts tejanos un poco desgastados, y un tejano largo blanco.
- Esto –dijo señalando la falda y los shorts- con medias oscuras debajo.
Yo había seleccionado un jersey violeta punto, una camisa azul cielo sencilla, y una camiseta azul marino de manga larga que dejaba mis espaldas al descubierto.
Me lo probé todo, y finalmente Lena escogió la camiseta azul marino con los shorts y las medias oscuras.
Me acercó unos tacones negros y unas bailarinas del mismo color que la camiseta. Cómo nunca me han gustado los tacones, me cogí las bailarinas.
Cuando salimos de la tienda, mi amiga me dejó bien claro que:
- El jueves por la tarde vamos a la peluquería y a hacerte la manicura.

Asentí y volvimos a casa, dónde Lena se pasó casi media hora decidiendo qué maquillaje debería llevar con mi conjunto, aunque yo le rogué que fuera lo más sencillo posible.

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